El Taller, la crónica de la Tadeo - Edición 4

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No. 4 - PRIMER PERÍODO DE 2012 • UNIVERSIDAD JORGE TADEO LOZANO • PROGRAMA DE COMUNICACIÓN SOCIAL - PERIODISMO - BOGOTÁ

Fotografía de Stephanny Galindo

Cuando todo cuelga del techo

TRAS LA SEGUNDA INUNDACIÓN no tuvieron más remedio que dejar todo colgando del techo y desalojar.

Por: STEPHANNY GALINDO

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n Chía y a pocos metros del río Bogotá, existe una institución que busca ofrecer un segundo hogar a jóvenes y adultos con discapacidad intelectual. A finales de 2010 y durante la Semana Santa de 2011, las inundaciones lastimaron parte de sus aspiraciones y los obligaron a emigrar. Su sede está cerrada, casi la mitad de los pacientes desertaron y los que quedan están hacinados en un hostal.

Lorena es una joven de 17 años. Su mente funciona como la de una niña de siete, pues sufre de retardo mental. Todavía recuerda, con lágrimas en sus ojos, cómo el 15 de abril de este año el río Bogotá se

metió hasta su cama y la obligó a salir corriendo de su hogar junto con sus 64 compañeros. Todos eran tratados por discapacidad en el Instituto Terapéutico de la Conducta Infantil (INTECI), uno de los lugares más afectados en la última ola invernal que azotó al municipio de Chía. Un problema de números En seis años el municipio de Chía pasó de 70 mil a más de 100 mil habitantes. Las redes de acueducto y alcantarillado no se actualizaron para atender este crecimiento poblacional. La (Continúa Pág. 3)

1 Fotografía de Viviana Avendaño


EL TALLER, LA CRÓNICA DE LA TADEO

Editorial No. 4 - 02/2012 UNIVERSIDAD JORGE TADEO LOZANO • PROGRAMA DE COMUNICACIÓN SOCIAL - PERIODISMO - BOGOTÁ

De periodismo y periodistas Por: ÓSCAR DURÁN IBATÁ

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xiste una máxima en el periodismo: Según la calidad de la información que ofrezcan los periodistas, los medios mejoran o adulteran la manera de pensar de una sociedad.

El asunto es que frente a la evolución de los medios y sus responsabilidades sociales, el Comunicador Social y Periodista debe hacer gala de una riqueza y actitud moral, de independencia irreductible y de libertad creativa. Más que limitarse a buscar únicamente el dinero o la fama, o decidirse por el camino que aparezca en caso de conflicto, son personas que consideran sus responsabilidades y las consecuencias de su trabajo. En el mejor de los casos, procuran actuar de forma responsable en lo referente a sus metas personales; a su familia, sus amigos, compañeros y colegas; a su misión o vocación; a las instituciones a las que pertenecen; y, por último, al mundo en general, a las personas que no conocen, a los que les seguirán y, en un sentido mucho más amplio, al planeta, a Dios o cualquiera de sus representaciones.

En la asignatura de Redacción de Prensa II del programa de Comunicación Social Periodismo, se ha buscado formar jóvenes con una verdadera vocación social, sabiendo que en el mercado laboral existen tres clases de profesionales en su campo: • Los que luchan por preservar la misión de su profesión, sea obstinadamente en las trincheras o de forma brillante y creativa en las posiciones más elevadas del periodismo y la comunicación. • Los de menos éxito, que se resignan a la conveniencia y a la mediocridad. • Los que sucumben ante profesiones ilegítimas y tentaciones y a los que se expulsa del campo periodístico tras escándalos descarados y acaban con toda una carrera profesional.

Revista de los estudiantes del Programa de Comunicación Social - Periodismo Facultad de Ciencias Humanas, Artes y Diseño Universidad Jorge Tadeo Lozano Carrera 4 No. 22 - 61 Sector A, Módulo 3 Oficina 303 Teléfono: 2427030 Ext. 1630 / 1631 / 1632 / 1634 comunicacionsocial@utadeo.edu.co

Decano Facultad de Ciencias Humanas, Artes y Diseño: Alberto Saldarriaga Decana Programa de Comunicación Social: Vera Schütz Administradora Docente: Consuelo Fajardo Cuerpo Docente: Raúl Acosta Andrés Barrios Juan Carlos Córdoba Oscar Durán César Giraldo Daniel Pineda Coordinador Editorial: Óscar Durán

Esta clasificación, producto de una investigación realizada durante 3 años, no se circunscribe, sin embargo, sólo a la actitud personal de los periodistas y comunicadores. La investigación permitió identificar otras fuentes de descomposición, como la tecnología avasallante, el poder de los medios, la competencia de los canales informativos y el siempre afán de manipulación de las fuentes informativas.

Textos y Fotografías: Jennifer Arias Diana Castro Liz Díaz Stephanny Galindo Sebastián Lozano

El objetivo ahora es diseñar estrategias desde las aulas de clase para utilizar las nuevas tecnologías, de manera que la Internet pueda ayudar al periodismo y a la comunicación a cumplir su potencial como medio abierto y democrático, en el que se asienta una sociedad libre, pluralista y democrática que los aleja de la mediocridad imperante, personaliza la información y permite construir comunidad.

Estudiantes de la clase de Redacción de Prensa II.

Para ello, resulta imprescindible rescatar el periodismo público o cívico, que propusieron en los años 90 algunas organizaciones filantrópicas, con la idea fundamental de combatir el cinismo y el alejamiento de los medios informativos irresponsables y de alinear la información más estrechamente con las prioridades de las comunidades locales. Así entonces, ponemos a consideración de los lectores estas historias contadas por estudiantes de dicha cátedra, en la cuarta edición de El Taller, la crónica de la Tadeo.

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Diseño: Mila Muñoz Desales

Mila M.S.

ISSN: 2248-5511 Bogotá - Febrero de 2012


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planta de tratamiento de recolección y disposición de aguas residuales domésticas e industriales, construida hace más de 20 años, apenas tuvo unas modificaciones en el 2007. El mal estado de estos servicios, sumado a las temporadas de lluvias excepcionales, amenazan permanentemente la salud de los residentes del municipio, pues las aguas negras se mezclan con las aguas lluvias saturando los tubos de alcantarillado y devolviendo todo en dirección a las casas, entrando por sanitarios, cocinas y lavamanos. Tras el paso de la última ola invernal de Semana Santa, el panorama era desolador. La apertura de compuertas en los embalses de Tominé y Sisga empeoraba la situación, Chía no estaba preparada para recibir tanta agua en tan poco tiempo. Una de las zonas más afectadas está al costado derecho del río Bogotá, a setecientos metros de la vía que conduce de Chía a Cajicá. Allí está el Instituto Terapéutico de la Conducta Infantil (INTECI).

Tras el paso de la última ola invernal de Semana Santa, el panorama era desolador INTECI antes de la lluvia En Colombia, a finales de los años 70, nació una institución que buscaba atender de manera integral todas las necesidades de los pacientes con retardo mental. Un instituto terapéutico de la conducta, con la misión de tratar problemas comportamentales y emocionales, que propiciara un entorno en el que los alumnos-pacientes -Alpas- pudieran tener experiencias de triunfo y superación. Los Alpas están alejados del coeficiente intelectual de 100 puntos que es el coeficiente promedio de una población y tienen que vivir con una condición que apenas los deja ser y sentirse como niños. Las familias de los residentes confían al Instituto la misión de custodiar, educar y acompañar a sus parientes, recibiendo un tratamiento profesional adecuado para el manejo de esta discapacidad y una asesoría permanente y de apoyo psicológico y emocional a las familias. Algunos Alpas ingresaron al instituto desde los trece años, edad mínima requerida, y han estado en las diferentes sedes desde hace casi treinta años. La alta demanda de colombianos y extranjeros que recurrían a INTECI, hizo que este instituto fuera un referente a nivel nacional en el tratamiento de la discapacidad cognitiva. Por esto, en 1988, con el aporte económico del Instituto y de las familias, lograron construir en un terreno de cuatro hectáreas: dormitorios, cocina, lavandería, patio de ropas, salones de talleres, pajarera, picadero, granja, huerta, panadería, telar, y todo lo necesario para que fuera un hogar recreativo, terapéutico y sobre todo, incluyente.

Fotografía de Stephanny Galindo

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EL NIVEL DEL AGUA alcanzó los dos metros. Todo en INTECI era agua y soledad.

Desde hace un tiempo las EPS han remitido al INTECI a residentes que no han logrado adaptarse a otros centros, y hay quienes, por diferentes razones, no viven internos sino que asisten a terapias durante el día. La rutina entonces pasa a ser como un día de colegio, donde los recursos locativos tienen capacidad para ochenta residentes y cuarenta y cinco semiinternos. Antes de la inundación tenían, en la sede principal, quince profesionales expertos en tratamiento de retardo mental y patologías asociadas y veinticinco personas de apoyo logístico; todo esto bajo la dirección del doctor Camilo Bernal Avilán y el apoyo incondicional de muchos profesionales desde psiquiatras hasta educadores especiales. Camilo Bernal Avilán, en compañía de otros psicólogos y médicos, fundó esta institución en 1978. La discapacidad intelectual consiste en tener una mentalidad de niño, personas que no pueden pensar como un adulto, pues las estructuras cerebrales encargadas de las funciones intelectuales superiores están deterioradas por razones que la ciencia no ha podido determinar, aunque hay algunas ampliamente aceptadas como por ejemplo, la anoxia perinatal. Estas personas actúan como niños, se enamoran como se enamoran los niños pequeños, de la profesora, de la vecina amable y piensan que algún día van a ser grandes para ser bomberos, policías, astronautas, siempre en un mundo de niños. Los médicos, psicólogos y terapistas del Instituto son muy objetivos con el tema del retardo mental, no son románticos como pueden llegar a ser los padres de estos "niños". Saben que el daño cerebral es irreversible, así que bajo esa premisa trabajan

Saben que el daño cerebral es irreversible, así que bajo esa premisa trabajan para brindarles un entorno de superación constante dentro del límite que les impone su enfermedad 3


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Con recursos propios, sin acudir a vecinos o al Estado, hicieron las refacciones necesarias y continuaron prestando su servicio y dando amor a sus residentes

Tres alertas, dos desalojos Las lluvias que comenzaron a caer sobre la sabana de Bogotá prendieron las alertas de los vecinos del río Bogotá. INTECI, ya suma, a 2011, tres alertas. La primera hace cinco años, la segunda en noviembre de 2010 y la última, aún encendida, en la Semana Santa de este año. En el año 2006 entró agua al predio afectando los pozos sépticos, y por prevención su director tuvo que llevar a los 64 Alpas, durante quince días, a la Casa Hogar de Nazareth, un convento de religiosas. Allí dormían, desayunaban y cenaban, y sus actividades diarias las hacían en su sede principal; todos los días viajaban en su bus escolar.

Fotografía de Stephanny Galindo

Fotografía de Stephanny Galindo

Con recursos propios, sin acudir a vecinos o al Estado, hicieron las refacciones necesarias y continuaron prestando su servicio y dando amor a sus residentes. El 18 de noviembre de 2009 se disparó la segunda alerta, esta vez el agua sí empezó a llegar muy cerca de la construcción y tuvieron que recurrir nuevamente al hogar Nazareth. Debido a compromisos anteriores de las monjas debieron salir antes de 10 días y fueron recibidos por los Padres Pasionistas en el Seminario San Gabriel de Cajicá. Pasaron allí la navidad con 53 residentes que no tomaron su período de vacaciones. Desde ese día el río Bogotá se convirtió en una preocupación constante.

ANTES DEL AGUA todos los ALPAS (alumnos-pacientes) tenían un espacio para vivir acorde a su retraso.

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En diciembre llegó una ayuda al predio, el grupo del ejército del Batallón Rincón Quiñones trabajó durante un mes arreglando la compuerta que ayudaría a desaguar INTECI y además limpiaron el lodo que dejó rastro en las paredes y pisos del Instituto. Ya con un clima más benévolo, el director Camilo Bernal decidió que era hora de regresar. Con ahorros pusieron nuevamente pisos en algunas áreas, limpiaron paredes, reconstruyeron camas y siguieron funcionando. Pero el río nunca dejó de ser una preocupación. El 13 de enero realizaron La Misa Triunfal del Retorno, nombre que dieron a su evento de reinauguración y con todo el personal profesional y logístico; retomaron sus labores. Al compás del caudal del río avanzaron los días, nuevamente llegó la temporada invernal durante la Semana Santa de 2011. Su director confiaba que la labor preventiva en la ladera del río iba a contener los millones de metros cúbicos de agua que caían cada día. El 13 de abril empezaron a hacerse charcas en las zonas verdes del Instituto, el terreno aledaño de sus vecinos ya estaba inundado, temiendo lo peor volvieron a acudir a su antiguo refugio. Tocó todas las puertas, clamó a la caridad que promulgan quienes consagran su vida a Dios, pero nadie los ayudó. El 14 de abril la alarma se encendió, el agua estaba dentro del Instituto, esta vez los Alpas sabían que no tenían refugio y que habían quedado atrás los viajes en bus escolar para continuar con sus rutinas. Algunos fueron entregados en el portón a sus familiares, pero 14 de ellos, que tenían a su familia fuera de Bogotá o fuera de Colombia no tenían a dónde ir.

Fotografía de Stephanny Galindo

para brindarles un entorno de superación constante dentro del límite que les impone su enfermedad. Hacen a los Alpas realistas de su condición, los motivan a progresar y a amar ese lugar donde encontraron un mundo a la medida de su intelecto y su actuar.

INTECI SÓLO CONTÓ con una volqueta de un particular y la ayuda de voluntarios para desalojar a sus ALPAS. La ayuda de autoridades del municipio nunca llegó.


Fotografía de Stephanny Galindo

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EL RÍO EN ESE TRAMO tiene tres compuertas para controlar el nivel del agua pero no hay funcionarios que las operen. INTECI optó por hacer un improvisado jarillón mientras logran que la CAR y la alcaldía de Chía atiendan su llamado.

Anteriormente, en la primera inundación grave del 18 de noviembre 2010, el agua llegaba a 10 centímetros del piso, y los bomberos acudían al lugar pero sin maquinaria de rescate para enfrentar el problema. La Alcaldía de Chía envió un bus que no pudo entrar al predio por temor a que se dañara por el nivel que ya alcanzaba el agua. Así que los "niños" fueron rescatados en dos volquetas que consiguieron los empleados de INTECI y que casualmente transitaba por allí, cuyos conductores, voluntariamente, aceptaron transportar. Esa noche fue descontrol y caos. El trabajador y el director se abrían paso entre colchones, tablas de camas y puertas desprendidas para poner en partes altas todo lo que se pudiera salvar. En la pajarera no dieron abasto las cobijas para salvaguardar a sus emplumados habitantes, las pesebreras se abrieron y uno de los caballos traspasó el vidrio de uno de los salones y murió desangrado. Los conejos tuvieron que ser sacrificados. Y los Alpas, no entendieron qué estaba pasando, se alejaron con sus familias para sus casas, y partieron, algunos para siempre de su hogar.

De los 64 residentes, 14 fueron llevados por los funcionarios, administrativos y terapeutas de INTECI a sus hogares, en un plan de apadrinamiento individual durante 72 horas. El director tomó a cinco apoyado por su esposa y una auxiliar de enfermería. Tres terapeutas tomaron uno cada una, uno pasó la noche con una señora encargada de servicios generales y otros cinco con otras auxiliares de enfermería. Luego de la tormenta vinieron más problemas, pues el drama no sólo fue la inundación y el desalojo. Haber entregado a los Alpas a sus familias fue un remezón para todos. Los "niños", que no están en capacidad de asimilar esa información, tuvieron problemas de agresividad y crisis nerviosa. También se afectó la rutina familiar al no estar preparados para tratar de manera profesional a personas con retardo mental. Desde ese momento el doctor Camilo Bernal empezó a tocar las puertas de distintos centros, se comunicaba con las familias y, a través de comunicados vía Internet, recomendaba algunas sedes y otras alternativas, aunque los mencionaba, lo correcto era que cada familia tomara la decisión final. De la Asociación Colombiana

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de Padres con Hijos Especiales -ACPHES-, recibió un importante apoyo y logró cupo para 6 de los Alpas que tenían bajo el cuidado del plan de apadrinamiento individual. Quejas, reclamos y conflictos, ninguna solución

Fotografía de Stephanny Galindo

El problema de las inundaciones de Chía es toda una red de mentiras, compromisos incumplidos, intereses económicos y falta de solidaridad. Tan sólo el inconveniente de la planta de tratamiento le costó a la comunidad dos años de disputas jurídicas, pero al final el Tribunal Administrativo de Cundinamarca falló a favor de los intereses colectivos el pasado mes de septiembre.

EN LA NUEVA SEDE tiene tan sólo un salón para los talleres que permiten a estos 'niños' distraerse y evolucionar. En la sede abandonada quedaron la huerta, la caballeriza y los salones diseñados para estos seres especiales.

En la sentencia de segunda instancia se establecieron tres meses para que la Alcaldía Municipal y la Corporación Autónoma Regional, CAR, realicen estudios que planteen los controles y las obras de mitigación que prevengan los malos olores que de allí se desprenden. Así mismo, determina que estas dos entidades tienen nueve meses para la ejecución de obras que surjan como resultado de dicha investigación. Jairo Díaz, veedor ciudadano de Chía, manifiesta que a octubre de 2011 lo único que se había hecho era la construcción de las compuertas o estaciones de bombeo que sirven para cuando crece el río Frío, pero sostiene que si no hay dragado constante no son útiles. Para Piñeros, "los recursos no están pendientes sino que hacen parte de una planeación, de obras de macro proyectos que implican años para ser una solución definitiva". Expertos creen que la CAR otorgó unos permisos provisionales, pero los dragados de ahora y las adecuaciones de los jarillones son situaciones de adaptación a las condiciones actuales, pero la solución definitiva es la adecuación hidráulica del río Bogotá. Menos pacientes, menos recursos y doble compromiso Aunque conservaban la esperanza de volver a su sede principal, el director de INTECI tuvo que alquilar un hostal dentro del

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casco urbano del municipio, que pertenece al ex técnico de fútbol "Chiqui" García. Allí, en dos casas, adecuaron los dormitorios de "niñas y niños", los baños, el salón de almuerzo, que sirve también como zona de estar cuando empiezan las lluvias, y un salón dividido por zonas para los talleres de telar, terapéuticos, manualidades y ejercicios. Contrataron, además, el servicio de restaurante y una cancha de fútbol, que no se inunda gracias a una motobomba que el dueño del hostal mantiene funcionando. El Instituto ahora tiene a su cargo muchos de los Alpas que estaban en la sede propia, pero en esta nueva sede no hay cupo para todos los residentes anteriores. Los que no han vuelto están en hogares de paso, añorando que allí puedan habituarse o esperando el comunicado del INTECI anunciando que pueden regresar, esta vez para siempre, a la sede principal. Sólo tienen el personal profesional y logístico necesario para atender a los pacientes; los demás, que también aguardan la esperanza de volver a trabajar con el Instituto, prefirieron renunciar para así contribuir a la subsistencia de su empresa. Lorena es una de las pacientes que no desertó, su médico confía que su proceso no tome rumbos negativos, sabe que pasó por momentos muy duros durante el traslado, pero cree que la esperanza es lo último que se pierde. Todos los días empleados de INTECI pasan revisando si el río bajó o subió su nivel. Por el momento, la sede tiene todo prácticamente colgado del techo. Allí, amarrados con lazos y cuerdas, están los pupitres, mesas, sillas, utensilios de cocina y aseo, materiales pedagógicos, escobas, baldes, cuadros y diversos objetos de decoración. Todos los días se preguntan si la petición al Estado va a tener respuesta en cualquiera de las dos entidades, CAR ó Alcaldía de Chía, que aseguran no tener la responsabilidad de brindar garantías a los dueños del predio del Instituto.

Por el momento, la sede tiene todo prácticamente colgado del techo. Allí, amarrados con lazos y cuerdas, están los pupitres, mesas, sillas, utensilios de cocina y aseo, materiales pedagógicos, escobas, baldes, cuadros y diversos objetos de decoración No basta con contar la tragedia de quienes luchan por sobrellevar su discapacidad mental. Ellos, aún llenos de promesas incumplidas, tienen sueños intactos que el agua no logró llevarse y, con impotencia, luchan contra dos fuerzas: la de la naturaleza y la indiferencia estatal.


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El "papi" de la 49 y minutos como si fuera su "pana" y luego de merodear los alrededores del club, decide entrar nuevamente. El ingreso Cuando se habla de un prostíbulo, se crea en la imaginación de muchos, gracias a los prejuicios sociales, la imagen de un "antro de mala muerte", lleno de borrachos, poca luz y mujeres desarregladas, olor a marihuana y hombres ebrios peleándose a los que hay que sacar tirándolos por la puerta o por la ventana.

Fotografía de Diana Castro

Sin embargo, el Forty Nine, es completamente diferente a lo que se cree. Tiene paredes impecables, bares muy bien equipados y el piso reluciente como un espejo, tanto, que desde ahí se pueden ver las grandes lámparas de vidrio colgadas en el techo, los cómodos sillones, alguna que otra pintura de una hermosa mujer luciendo sus atributos, y una pared totalmente pintada de mujeres desnudas. En una de sus paredes, hay una admirable cascada iluminada con colores azul y violeta que engrandece el lugar. Marco, baja al sótano, donde se ve un pacillo bastante hondo pero muy iluminado, las paredes y el piso también son muy brillantes.

LAS PAREDES DEL LUGAR son decoradas con pinturas de mujeres voluptuosas que invitan a la lujuria.

Por: DIANA CASTRO

ientras se encuentra afuera del establecimiento, nadie se imagina que es una persona importante para el Forty Nine International, el prostíbulo más prestigioso de Bogotá, el cual queda localizado en la calle 49 con carrera trece, más exactamente al frente de la clínica Marly. Marco*, tiene una apariencia resistente, mide un metro con ochenta centímetros y pesa aproximadamente unos 100 kilos. Por estas características, se creería que es uno de los guardas de seguridad del lugar o guardaespaldas de algún importante cliente del club. Su piel morena, sus fuertes rasgos y su contextura, a decir verdad, un poco temerosa, son solo un caparazón fuerte que se asemeja al de una tortuga, pero cuando deja ver su verdadero ser; se descubre a una persona sencilla y fácil de tratar. Su bajo perfil despista a muchos, se mezcla entre los meseros, guardas de seguridad y demás empleados, habla con el vendedor de dulces

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Cuando se habla de un prostíbulo, se crea en la imaginación de muchos, gracias a los prejuicios sociales, la imagen de un "antro de mala muerte", lleno de borrachos, poca luz y mujeres desarregladas Cuando se camina hacia el fondo se ve un restaurante, más adelante un casino, al lado una oficina y después una habitación; al lado derecho hay una sala de baile de música balada, un poco oscura pero alumbrada por las luces de colores que se mueven y parpadean en el techo. Hay televisores plasmas en la pared donde muestran videos de mujeres bellas, totalmente desnudas donde posan como para una foto. Las ventanas tienen calcomanías de mujeres reales, seductoras y totalmente desnudas, dejándolas al descubierto de la gente que por allí pasa. En medio del alto volumen de la música de este lugar del sótano, Marco pregunta sobre qué es lo que quiero indagar, en principio, le comento que necesito buscar al dueño del lugar, don Jairo Alarcón, para hacerle algunas preguntas y saber si se le podría entrevistar. Mientras lo esperaba, Marco empezó a contar

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el decano de la facultad, quien le otorgó el 50% de la beca debido a su buen desempeño como estudiante, además le permitió trabajar como monitor_ profesor para los estudiantes de primer y segundo semestre, dictando clases de televisión que era en lo que más se destacaba. Aunque el trabajo y la universidad eran una gran carga, sentía más pasión por el periodismo, sobre todo por el deportivo. Cuenta que una vez el dueño del club lo vio estudiando, y desde ese momento le tomó mucho cariño, Marco considera a don Jairo como un papá y no como un jefe.

UN CLUB NOCTURNO de vieja data que nació para ser el mejor de Colombia, según su fundador.

brevemente lo que era su vida, y al encontrar semejante caja de sorpresas, tuve que agendar otro día para saber más sobre aquella entretenida historia. El señor Alarcón, nunca llegó. Su ascenso profesional Marco nació en Cartagena hace 32 años, viene de una familia humilde, es hijo único y sus padres trabajaron en la Alcaldía de esa ciudad, su madre como secretaria y su padre como oficinista. Era una familia basada en bueno principios y valores. Hace diez años, llegó a Bogotá con la ilusión de poder ingresar, en ese entonces, al Diario Deportivo. Había hecho unas pocas notas para el diario de Cartagena, pero las opciones de entrar a trabajar allí eran nulas. Sus ansias de estudiar periodismo eran enormes, pero para ello necesitaba conseguirse un trabajo para pagarse la carrera, así que decidió ir al Forty Nine Club inicialmente como portero. Su función era hacer la requisa y el aseo a la puerta y al casino, en esos intervalos de tiempo, tenía la oportunidad de escuchar los deportes en la radio o leer algunos artículos en el periódico. Duró tres años allí y al primero de estar trabajando, pudo ingresar a una importante universidad de Bogotá. Allí logró obtener el más alto promedio académico. Cuando estaba en sexto semestre sus recursos estaban agotados y la carga académica era bastante pesada, así que decidió ir a donde

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Tiempo después, regresó a Forty Nine, ya no como portero sino como barman y animador, no obstante, seguía tocando puertas para tratar de hacer proyectos deportivos en medios y fue de esa manera que ingresó a Radio Capital, a un programa que llevaba por nombre "Fútbol Capital" que consistía en transmitir partidos de Bogotá dos veces por semana. La oportunidad de trabajar como animador en el club se dio porque el encargado en ese momento no pudo estar. Agrega Marco que de esta historia hay un libro que se titula "Rasguño y otros secretos del bajo mundo", del escritor Juan Carlos Giraldo, editor judicial de RCN. Entre sus páginas habla sobre el nuevo

Fotografía de Diana Castro

Fotografía de Diana Castro

Su primer encuentro verdadero con los medios de comunicación fue en City Tv, pero allí sólo pudo estar un mes. Al poco tiempo, entró al programa "Arriba Bogotá" en el mismo canal; como presentador de una sección deportiva, recuerda que lo ayudó Juan Diego Alvira, productor del programa. Marco hacía una sección llamada "sin pelos en la lengua" que consistía en hacer críticas deportivas y aunque el programa duró poco, era muy aceptado y tenía un buen rating. Más tarde, entró a RCN a hacer noticias de deportes, pero salió de allí porque el proyecto de hacer un canal deportivo no se llevó a cabo, pues los derechos del fútbol colombiano le fueron otorgados a la televisión por cable.

ESTATUAS DORADAS y luces de amarillo intenso son el atractivo en la fachada.


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Foto de Natalia Suárez

Fotografía de Diana Castro

animador del club y hace una pequeña historia del trabajo de Marco como presentador y narrador de fútbol los fines de semana. Don Jairo (su jefe) y los clientes del club quedaron fascinados con la publicación. Más adelante narró para el canal de Telmex y Colmundo Radio, en este último tenía que presentar noticias a las siete de la mañana, por esta razón, apenas salía del bar se iba a la emisora.

un sitio elegante y las "niñas" deben estar a la altura de sus clientes. Dentro del perfil, la "niña" tiene que ser mayor de edad, entre los 19 y 25 años; físicamente debe tener cualidades, tener sus papeles al día, el seguro, la cédula, además de la realización de un curso que exige la alcaldía que se conoce comúnmente como Código de Policía, en el que cuenta con personas capacitadas que les enseñan y explican el uso de preservativos, por qué son importantes, cómo se deben utilizar, las diferentes enfermedades que hay y cómo se previenen; este curso dura cinco días, cuatro horas diarias, además, los empleados del club deben hacerlo obligatoriamente. Mientras Marco habla, pasan dos mujeres muy arregladas, voluptuosas, con cabellos largos, vestidos pegados al cuerpo, curvas muy pronunciadas y tacones bastante altos. -Usted antes de contratar a la "niña" ¿está con ella primero?- le pregunté.

CADA IMAGEN MUESTRA las bondades que el Forty Nine le ofrece a sus clientes.

Mientras se empleaba en todos estos proyectos, nunca dejó el bar porque no tenía nada seguro y necesitaba dinero para enviárselo a su mamá que padecía de cáncer; enfermedad por la cual murió hace algunos años. Su madre nunca supo que trabajaba en un prostíbulo, solo sabía que trabajaba en discotecas, pero Marco asegura que si él se lo hubiese dicho, ella lo hubiera comprendido. El padre de Marco aún vive en Cartagena. El Casting El jefe de Marco veía en él grandes capacidades, entre ellas la de dirigir y gerenciar, así que decidió ascenderlo de puesto, ya no como barman ni como animador, sino como el encargado de las "niñas". Para poder entender todo lo que Marco me contaba, nos tuvimos que ir a un salón del club que estaba en construcción, en medio de máquinas, tablas y taladros, muy lejanamente llegaba el sonido de la música y el bullicio de los clientes. Marco cuenta que para hacerse cargo de esto debe empaparse mucho en el negocio, pues cada cliente tiene un tipo de gusto diferente y debe mirar muy bien qué tipo de niñas son las que pueden entrar a trabajar al club. Dentro de sus funciones está hacer el recibimiento de las candidatas al trabajo, el casting, estar pendiente que se vistan bien, que estén bonitas y que apliquen las clases de etiqueta y protocolo, puesto que el club es

-"Estos negocios son como todos, hay buenos y malos, inclusive en el mismo periodismo hay jefes que quieren acostarse con las jovencitas que aspiran a ser periodistas. ¡Acá no! ¡Acá eso no se puede! Porque, primero, lo principal y lo más importante son las mujeres, ellas tienen un trato bello y respetuoso, y segundo, si yo soy la persona que estoy encargado de ellas y pretendo acostarme con todas, entonces no me van a respetar. Está prohibido el hecho de que los empleados tengamos relaciones con las niñas, eso impide una buena labor. Además, esas niñas tan bonitas, ¡Qué se van a fijar en uno! (risas)"- señala Marco. La relación que tiene Marco con las doscientas niñas que trabajan en este lugar, está basada en el respeto y la confianza mutua. Él actúa como un psicólogo, les da consejos, las ayuda a estudiar, a que inicien su propio negocio. Ellas por lo general le dicen "papi" y son muy detallistas con él. Marco apuntó que a pesar de las reglas del lugar, alguna vez se involucró sentimentalmente con dos de las chicas, pero que esas relaciones no pasaron a mayores. Ellas lo llaman para preguntarle cosas que necesitan, o si estuvieron de viaje lo llaman para que sepa que ya llegaron y le traen un regalo, su relación con ellas es muy buena. Una vez una de ellas le llevó serenata el día de su cumpleaños, es una chica que actualmente no se encuentra en el negocio, ahora tiene cuatro taxis y una cigarrería.

Él actúa como un psicólogo, les da consejos, las ayuda a estudiar, a que inicien su propio negocio. Ellas por lo general le dicen "papi" y son muy detallistas con él 9


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-¿Qué piensa de las mujeres que tienen este tipo de trabajo? ¿Se casaría con alguna de ellas?- le pregunto. -"¡Sí, por qué no! ¿Qué pienso yo de ellas? Para mí las niñas, las mujeres, merecen el mismo cariño, el mismo respeto estén donde estén. Yo conozco muchas niñas que salen con un señor, y ese señor les da plata, les paga la universidad, ¡para mí eso también es prostitución!"- afirma Marco.

Sharon*, tiene 24 años, es morena, ojos grandes y delgada, ella es una de las niñas que trabaja en el lugar, habla de Marco como una gran persona, dice que es un apoyo incondicional, porque las escucha cuando más lo necesita y se ha convertido como su en su papá. La vida de Sharon no ha sido fácil, tiene dos hijos y su madre es pobre, razón por la cual le manda mensualmente lo del arriendo a Armenia. No sabe qué hacer cuando tenga que salir del burdel, tal vez un negocio de comidas rápidas, pero afirma que desde que entró a trabajar en el club sus problemas económicos se solucionaron, ahora puede pagarle el colegio a los niños y vivir cómodamente en su apartamento.

No sabe qué hacer cuando tenga que salir del burdel, tal vez un negocio de comidas rápidas, pero afirma que desde que entró a trabajar en el club sus problemas económicos se solucionaron -"¡No sé cómo será cuando yo tenga que irme de acá! tú recibes una cantidad de dinero que es imposible recibir en otro trabajo".- Dice Sharon. -¿Cuánto recibe por día? -Por bajito unos $600 mil, pero acá todos los días son buenos. Mensualmente te puedes estar ganando 11 millones. Cuando entré al club, lo hice sin pensarlo, por eso estoy aquí". Sharon, como todas las demás mujeres del club, tiene una buena relación con Marco, él las ayuda cuando hay conflicto entre ellas, todos los lunes hace reuniones por si tienen inquietudes, muchas veces, hay un cliente que siempre tiene una mujer fija, pero si ve a una nueva y la escoge, hay conflicto,

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Fotografía de Diana Castro

Explicaba que muchas veces llegan mujeres con historias terribles, por ejemplo la de una niña de un pueblo. Resulta que un sacerdote le ayudaba con el mercado a ella y a su familia a cambio de sexo, un día quedó embarazada y la hizo abortar. Asevera que por lo general estas mujeres mantienen a toda la familia y que lo hacen más por necesidad que por otra cosa, sin embargo hay "niñas" dentro del grupo que son de estratos económicos altos.

LÁMPARAS DE COLORES sicodélicos hacen sentir a los clientes en otro mundo.

por eso este trabajo, como lo dice Sharon, las ayuda a ser tolerantes, pues muchas veces tienen que sentarse con el cliente al lado de su rival y hacer como si nada pasara. Cuando Marco mira a las niñas que quieren ingresar, él ya sabe de un vistazo si sirve o no, ellas tienen que tener una característica importante y es que aparte de tener cualidades físicas, deben ser extrovertidas, tener una personalidad mucho más abierta, ser amigables, que puedan escuchar, ser atentas y mostrar siempre buena cara. Deben tener buen coraje para este tipo de cosas, señala Marco. A muchas de las que no sirven, las ayuda a conseguir otros tipos de trabajo, como cocineras del mismo club, o en los otros negocios que tiene don Jairo. La mayoría de niñas que llegan al Forty Nine, es porque las recomiendan las otras muchachas que trabajan en el mismo lugar, es como una cadena, aunque a veces llegan mujeres por sí solas. Los gajes del oficio Mientras Marco hablaba, pasaban más seguido las "niñas" por aquel pacillo desolado lleno de polvo y herramientas, y un perro que se acercaba por ahí de vez en cuando para que lo consintieran, le hacían dar vueltas en el piso, daba la mano y se sentaba cuando se lo ordenaban. Marco contaba una anécdota muy particular, el día en el que llegó una muchacha de 19 años a conseguir trabajo como prostituta, la vida de ella no era nada


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-"Mire, la peladita es nueva y además… ¡ella está virgen!"- narra Marco. -"¿cómo? ¿Es verdad?"- dijo el cliente y la llamó. -"si es verdad que tú eres virgen ¡yo te voy a dar tres millones de pesos ahora mismo y te saco de aquí!"- cuenta Marco. "Definitivamente me di cuenta de que era virgen porque no solo el tipo le dio tres millones de pesos, sino que se la llevó del todo con él. Hoy en día está casada y ellos vienen al club, algunas veces me traen regalos y cosas". Un trabajo como cualquier otro Marco afirma que a este negocio se le coge cariño, porque se la pasan más entre las personas del club que con la misma familia. Cree que este trabajo es como cualquier otro y que por el hecho de estar trabajando en estos sitios no quiere decir que no se tenga moral o valores, se tiene una perspectiva diferente desde afuera pero la realidad es otra. -"La gente de acá es tan normal como la gente de la calle, sólo que la sociedad es así, mira lo que quiere mirar, bajo la lente que lo quiera mirar"- afirma Marco. Aconseja además que las mujeres que vayan a trabajar en esto, lo hagan de forma organizada y segura, en un sitio donde se sientan protegidas y donde les brinden un control médico mensual. -"El hecho de que yo no vaya a trabajar más aquí, no significa que se va a acabar este tipo de negocios, y las que deciden trabajar en esto lo hacen a gusto, acá no se les obliga a nada, por el contrario, ¡Cuando llegan acá no quieren irse!"- De hecho dice que no es un trabajo bien visto, porque inclusive sus enemigos lo han utilizado como excusa para desprestigiarlo en donde ha trabajado. Recalca la doble moral que tienen las personas, pues los que lo han criticado, los ha encontrado desde un principio en el club, pero después no vuelven. -"Tuve un problema con un periodista deportivo por esto, y te aseguro que algún día voy a contar las cosas que yo lo vi hacer

Aconseja además que las mujeres que vayan a trabajar en esto, lo hagan de forma organizada y segura, en un sitio donde se sientan protegidas y donde les brinden un control médico mensual

Fotografía de Diana Castro

fácil, venía de un pueblo en donde vivía con 15 familiares y no tenían papá, su situación era lamentable. La amiga que la llevó al sitio le dijo a Marco que ella era virgen. Relata que ese mismo día llegó un cliente, muy buena gente y adinerado, éste vio a la muchacha y le dijo a Marco que él la quería a ella, pero obviamente por las circunstancias le dijo que no, explicándole eso sí los motivos por los cuales esta niña no podía:

-EN ESTE CLUB el cliente puede disfrutar diferentes licores, una cerveza nacional en lata, por ejemplo, le cuesta veinte mil pesos.

acá, ¡y te aseguro que no va a quedar muy bien parado! Porque hasta la esposa de él también venía al Forty Nine". Dice. Hora de jubilarse Aunque siente al club como su segundo hogar, decidió dentro de poco dejarlo, aunque gana muy buen dinero, sabe que está para hacer lo que estudió, porque hasta tuvo su propio prostíbulo, pero lo vendió, recibía más de cinco millones de pesos al mes, entre lo que se ganaba trabajando en el club y los trabajos como freelance. En poco tiempo sacó su profesión adelante y compró su propio apartamento. En el Forty Nine todo el mundo gana bien, hasta la persona que hace el aseo puede estarce ganando un millón de pesos, pues recibe propinas de los clientes. A este club llega gente desde el más alto nivel político, económico o social, hasta el más bajo humilde hombre que gana un salario mínimo. Incluso, han llegado personas exclusivamente de Europa y Asia. Marco afirma en medio de cierta tristeza, que sólo trabajará hasta el año entrante, pues tiene un proyecto grande con Global Pro Tv, empresa encargada de hacer la producción audiovisual de eventos deportivos, entre otros. Se siente sumamente agradecido con don Jairo, porque hizo muchas cosas por él, - "es una gran persona, con un corazón muy grande", dice. Siente que debe irse porque él estudió para sobresalir y salir adelante, para hacer lo que le apasiona, que es el quehacer periodístico, narrando, escribiendo y opinando sobre todo lo que tiene que ver con fútbol que es lo que más le gusta. Al terminar la entrevista, sale y habla con los guardas de seguridad y se queda en la puerta charlando con ellos para hacerles compañía mientras la lluvia cae y el frío de la noche pasa. * Nombres cambiados por solicitud explícita de las fuentes.

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Fotografía de Liz Díaz

El MEJOR viaje sin retorno

Fotografía de Liz Díaz

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ÉL ES JUAN CAMILO, el joven que emprendió un viaje sin retorno.

"Si se usa inadecuadamente, el LSD puede hacerte daño, perturbarte, volverte loco. Pero el LSD es una herramienta para transformarnos en lo que se supone debemos ser." ALBERT HOFMANN Por: LIZ DÍAZ

n cuarto de cartón de colores de un centímetro en la punta de la lengua, impregnado, pero seco, rasgado con los dientes, presionado en el paladar, mezclado con saliva. Se deshace y se disuelve. Cuarenta minutos después se inicia una ruleta rusa química y un "trip" psicodélico de unas doce horas.

U

Hace más de cincuenta años, el LSD (Lysergic acid diethylamide), fue considerado una vanguardia científica creada por la ciencia de manera accidental, en búsqueda de

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medicamentos para enfermedades respiratorias. Pero esta poderosa mezcla se destiló de los laboratorios y se transformó en una droga callejera, con una reputación oscura, que llegó a las calles bogotanas de manera silenciosa, generando en la mente humana percepciones de genialidad absoluta, o llevando a la conciencia de golpe al mismo infierno. “Puedes oler los colores, escuchar las imágenes, ver los sonidos, saborear las texturas, todo es más suave y delicioso", es lo que me responde Juan Camilo Segovia, cuando le pregunto, lo típico, "¿Qué se siente?". Él, de un metro con setenta y tres de estatura,


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unos veinticuatro años, ojos café claros, rasgos finos, delgado, algo encorvado, cabello castaño muy corto; salió hace unos cuatro meses de la Clínica Nuestra Señora de La Paz en Bogotá, donde había estado aislado por más de un año, según los médicos, "por sus crisis psicóticas, a causa del consumo de drogas psicodélicas". Mientras estoy sentada en su cuarto observándolo de frente, él está sentado encima de la cama, tiene una camiseta de color gris y un jean que se le ve algo grande, mira por la ventana y no puede creer la resplandeciente luz del sol de ese sábado ocho de octubre. Blanca, su madre, se acerca a mi de manera sigilosa y me pide que le tenga paciencia a su hijo y que trate de hacerle las preguntas lo más sencillo posible, pues Juan Camilo puede perder el control en cualquier momento e "irse"; luego en voz un poco más alta me ofrece galletas y jugo de fresa, sale de la habitación y le da un beso en la frente a su hijo; mientras él permanece observando la ventana.

de dos horas había ingerido un cartón y medio de "trip", es decir, unos dos granos y cuarto de arroz. Según el historial médico que me mostró Blanca, previo a la entrevista con Juan Camilo, los signos que produce el LSD minutos después del consumo son insignificantes: taquicardia, aumento de la temperatura corporal, presión sanguínea alta y dilatación de las pupilas; pero los efectos a nivel cerebral y mental, son completamente distintos. "Perdí completamente la noción del tiempo y del espacio, no sabía donde estaba, sentía que la mente no estaba en contacto con el cuerpo, fue la peor pesadilla mientras estaba despierto, sentía la mirada de todos encima mío, veía caras horrorosas, seres desfigurados, para mi no había salida y empecé a enloquecerme", Juan Camilo sigue sin mirarme a los ojos, y este "mal viaje", apenas comenzaba para él. Cuando se ingiere más de la cantidad de ácido que el cerebro

Fotografía de Liz Díaz

Esta poderosa mezcla se destiló de los laboratorios y se transformó en una droga callejera, con una reputación oscura, que llegó a las calles bogotanas de manera silenciosa

Todo comenzó hace unos cuatro años, cuando estaba en sexto semestre de diseño gráfico. Juan Camilo, como muchos jóvenes universitarios quiso experimentar, probó la marihuana y se "enganchó" los ocho meses siguientes, y luego quería más. Sus amigos le ofrecían perico, pero para él ya no era suficiente; hasta la noche del 31 de octubre del 2009. "Me dijeron que era una fiesta de disfraces, me pinté la cara cómo el "Joker", saqué mis ahorros y le dije a mi mamá que no me esperara; al llegar me di cuenta de la dimensión del asunto. Una fiesta psicodélica en La Calera, aproximadamente quinientas personas estaban allí, desde el drogadicto que roba para su dosis, pasando por el skinhead y su combo, hasta llegar al ejecutivo "encorbatado" gerente de banco, o señorita "emperifollada" que recién salió de su oficina; todos estábamos allí, todos éramos uno. Sin darme cuenta, en menos de diez minutos, ya tenía tres cartones de "trip" envueltos en papel alumino en la palma de mi mano".

permite, el LSD causa delirios mentales, paranoia, suicidios, incluso, puede motivar a las personas a cometer crímenes, sin generar ningún tipo de culpa. Eran las cinco de la mañana cuando Juan Camilo cayó en el piso, recostado de medio lado, balanceándose de un lado a otro, su cerebro imprimía imágenes cada dos segundos, él se debatía entre la realidad y la fantasía y su cerebro decidió quedarse del lado de lo irreal.

La dosis mínima de LSD que provoca un efecto psicoactivo en el cerebro humano, entre veinte y treinta microgramos, es decir menos del cuarto de un grano de arroz. Juan Camilo en menos

Blanca, días previos a mi encuentro con Juan Camilo, me contó que su hijo era cómo un joven cualquiera, siempre estaba pendiente de ella, la llamaba varias veces al día y nunca había

ESTA ES UNA FOTOGRAFÍA que tenía Juan Camilo en su página de Facebook, meses antes de la fiesta, estaba en la universidad.

Me dijeron que era una fiesta de disfraces, me pinté la cara cómo el "Joker", saqué mis ahorros y le dije a mi mamá que no me esperara; al llegar me di cuenta de la dimensión del asunto 13


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perdido materias; pero unos meses antes ella empezó a notar algunos cambios en él: "Llegaba todos los días a media noche, con la excusa del tráfico, o de que tenía trabajos. Al principio se me hacía normal, pero luego me di cuenta que cuando llegaba casi no dormía, su ropa tenía mal olor, él me evitaba mucho en la casa, permanecía encerrado en su cuarto; hasta el día que lo enfrenté, me confesó que estaba fumando marihuana, y no supe cómo controlar la situación"; y esa falta de control o tal vez el destino daría paso a una serie de sucesos que desencadenaron en Juan Camilo aún mayor rebeldía, pues Blanca le prohibía que viera a sus amigos, iba siempre a llevarlo y a recogerlo a la universidad, pasaban los fines de semana juntos en contra de la voluntad de Juan Camilo, y apenas le daba el dinero necesario para comer algo durante la jornada. "Lo que mi mamá no sabía, era que obviamente yo prefería comprar el perico, meterme unos "pases" antes de entrar a clase y llegar a la casa como si nada en vez de comer, yo solo comía en mi casa, la plata era para el vicio así fueran 1.000 pesos".

era que "Juan Ca" estaba hospitalizado en la Paz, inconsciente hacía tres horas". Cuando Blanca llegó a ver a su hijo, él estaba loco. Los médicos intentaron controlar la psicosis en la cuál Juan Camilo estaba envuelto. De ataques de euforia y ansiedad repentinamente pasaba a la paranoia y la depresión, su agresividad empezó a ser incontrolable para los médicos, sus alucinaciones cada vez más extensas y violentas y recurrentemente empezó a tener escenas retrospectivas o "flashbacks" de su experiencia psicodélica sin siquiera haber probado LSD. Y cómo en las películas americanas, Juan Camilo fue envuelto en un traje blanco cruzado y encerrado en un cuarto incoloro, insonoro…invisible. "Toda mi realidad estaba distorsionada, deliraba, y durante todos esos meses encerrado, en mi mente me acompañaba un sujeto

Fotografía de Liz Díaz

Dos meses después, Blanca recibiría una terrible noticia que cambiaría su vida y la de su hijo quién había tenido el mejor viaje que las drogas pueden ofrecerle a alguien, pero la condición del mismo era que no tenía retorno, "Eran las ocho de la mañana del domingo, recibí una llamada de Lina, una de las mejores amigas de Juan Camilo, al principio me costó trabajo entender que era lo qué estaba diciendo, no tenía sentido, pero al final lo que entendí

Al principio se me hacía normal, pero luego me di cuenta que cuando llegaba casi no dormía, su ropa tenía mal olor, él me evitaba mucho en la casa, permanecía encerrado en su cuarto

BLANCA RECIBIÓ ESTE DIBUJO semanas después de que Juan Camilo estuviera internado en la clínica.

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De ataques de euforia y ansiedad repentinamente pasaba a la paranoia y la depresión, su agresividad empezó a ser incontrolable para los médicos trecientos años de existencia".

Fotografía de Liz Díaz

El recuperar la cordura, dependía exclusivamente de Juan Camilo y el empujón de uno que otro medicamento o placebo. Al final, su mejoría era evidente, se tornaba más calmado, podía sostener una conversación de manera racional, pudo diferenciar de nuevo el día de la noche y abrazar a su mamá nuevamente. "Hace unos meses que llegamos a la casa, se sorprendió de ver que todo seguía cómo lo había dejado, lo recordó, el desorden en su cuarto, la sala y el comedor iguales. Me emocioné al poder ofrecerle una taza de café y poder sentarnos, no por mucho tiempo eso sí, a hablar del futuro".

MIENTRAS HABLABA CON ÉL, le pedí que dibujara un autorretrato, y este fue el resultado.

enorme, con ojos en espiral, y boca formada por dulces. Quería suicidarme". El trato en la clínica no era el más adecuado, Blanca asegura que cada vez que iba a visitar a su hijo era una tortura, con el paso de los meses su hijo perdía peso, hablaba menos y llegó al punto de no reconocerla. Juan Camilo no me ha mirado a los ojos desde que llegué, de hecho siquiera se ha movido unos centímetros cuando le pregunto: "¿Qué pasaría si tuvieras que regresar a la clínica?", inmediatamente gira su cabeza, hacía un punto fijo a la izquierda, la expresión de su rostro es de ira, asco, odio y miedo y sus pies empiezan a moverse como si tuviera un tic. "Me mato antes de volver, antes de que me vuelvan a golpear, a encerrar por días y me dejen dormir orinado y "cagado" todas las noches sin probar siquiera un vaso de agua, sedado y en mi mundo de

Hoy en día Juan Camilo ha recuperado 60% de sus habilidades mentales, aún le cuesta mirar a las personas de manera confiada y es consciente que lo que tenía, lo echó a perder, pues está condenado a las crisis psicóticas que lo atacan sin previo aviso. Depende de su madre y entre los dos tienen planes a futuro sobre él, sobre su carrera profesional. A nivel laborar es muy difícil que Juan Camilo pueda entrar a una empresa o tener un cargo importante en una compañía, en parte, Blanca aún se siente culpable por no haber tomado otras medidas distintas, pero le agradece a la vida que su hijo esté con ella, pues por el diagnóstico inicial, todo parecía indicar que podía haber quedado en la indigencia.

Fotografía de Liz Díaz

Perdí completamente la noción del tiempo y del espacio, no sabía donde estaba, sentía que la mente no estaba en contacto con el cuerpo, fue la peor pesadilla mientras estaba despierto”...

ESTE FUE OTRO DIBUJO que encontré en su bitácora de dibujos, según él, expresa todo lo que siente, y no puede exteriorizar.

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El

Foto de Sebastián Lozano

DOLORES AGUARDA LARGAS JORNADAS en la escalera que está sobre la carrera quinta con calle veinticuatro.

rostro

de la INDIFERENCIA

Es algo descabellado, sin importar que haga sol, tampoco que llueva, truene o relampaguee, María Dolores siempre está ahí, en sus escaleras de la carrera cuarta, aguardando por alguien que le suministre lo que necesita para sobrevivir en un mundo donde la indiferencia es el factor común de la sociedad. Por: SEBASTIÁN LOZANO

E

s algo descabellado, sin importar que haga sol, tampoco que llueva, truene o relampaguee, María Dolores siempre está ahí, en sus escaleras de la carrera cuarta, aguardando por alguien que le suministre lo que necesita para sobrevivir en un mundo donde la indiferencia es el factor común de la sociedad.

Siento una ligera palmada en mi pierna, me doy vuelta y me encuentro con un rostro en el que se dibuja una enorme sonrisa y se abren unos ojos verdes como de felino pidiendo algo para comer; respondo a este gesto con gracia y le hago señas de no tener nada en los bolsillos, sin más remedio sigo mi marcha pero se me pasa por la mente la imagen de la dueña de esta mirada de

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vestimenta vieja y descuidada, de melena gris y abundante. En ese momento quedo con la intriga del porqué esta señora pone cara de aparente alegría y no de lástima, como acostumbran a hacer muchos limosneros, para pedir algo de dinero, ropa o comida. Eran las 3 de la tarde de un jueves soleado y caluroso, volví a pasar por enfrente de ella y me extendió su mano implorando con su mirada que no la ignorara, acudí a la petición de la señora y le pregunté qué era lo que deseaba, imaginándome que me pediría dinero o comida, pero me sorprendió que en vez de pedirme tales cosas, lo único que deseaba es que la ayudara a poner de pie. ¿Cuántas personas la habrán ignorado?, pensé. Le


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extendí mis dos manos, me agarró con fortaleza y tuve que tomar mucho impulso para lograr levantarla, pues parecía que no podía hacer ningún tipo de esfuerzo para incorporarse por sus propios medios. Luego de lograr ponerse de pie, se aferró de mi mano izquierda y tuve que sostenerla de su espalda mientras le alcanzaba su bastón, debido a que tenía muy poco equilibrio y a que a veces su cuerpo tambaleaba haciéndome creer que si no la sostenía bien, en cualquier momento se podría caer y darse un fuerte golpe contra el pavimento. Después de coger con mi mano derecha las dos bolsas que traía

la había atropellado años atrás; era algo así como jugar pica y pala pero dando unos 4 pasos cada 10 segundos, en total gastamos de 40 a 60 segundos pasando la calle. Estando al otro lado de la acera, escuché su voz diciéndome que no se aguantaba más y en ese mismo instante percibí muy cerca de mí el ruido de un líquido fluyendo con libertad, temí lo peor, agaché la mirada hacia sus piernas y vi que por debajo de su falda y por sobre sus botas cafés salía la orina de color amarillenta, retorcí los ojos pensando que eso no podía estar pasando, pero así fue, Doña María Dolores se había hecho 'pipí' encima.

Foto de Sebastián Lozano

Luego del particular hecho, y habiendo entrado en un círculo de confianza con la mujer, retiré mi mirada de ella para observar el entorno que nos rodeaba, me percaté de que la gente que pasaba a nuestro lado nos miraba, y sobre todo a mí, con rostros de extrañeza y burla, pensé: "¿Se les hace raro y cómico ver a alguien ayudando a una anciana? ¡¿En qué clase de sociedad nos encontramos, por Dios…?! Cuando me di cuenta de esto, decidí establecer contacto visual con estas personas e inmediatamente me quitaban la mirada, parecía como si no fueran capaces de sostenérmela sintiéndose culpables de algo; pues muchos agachaban su cabeza, o tal vez, se sintieron agredidos, pues dentro de mí se generó un sentimiento de rabia, el cual se vio reflejado mediante una mirada con el ceño fruncido. ¿Quién sabe? Sólo ellos sabrán por qué lo hicieron. Me tranquilizó saber que ella no se dio cuenta que su proceder era el centro de atención y de comentarios de los transeúntes de esa zona, tan solo seguía caminando ingenuamente contándome varios aspectos de su vida.

DOLORES ESPERA PACIENTEMENTE la llegada de alguien que le regale algo caliente para tomar, o alguna muda de ropa para poder cambiarse.

consigo y su paraguas, y con la izquierda su mano, le pregunto su nombre y me contesta "Me llamo María Dolores Sánchez, ¿y usted, mijito?" le respondo que soy Sebastián, me dice que tiene ganas de ir al baño pues sufría de incontinencia, que le hiciera el favor de llevarla a un muro ubicado en la otra acera, media cuadra hacia el sur para poder hacer sus necesidades. Cuando dijo esto me sorprendí, pues no sabía si era en serio que me estuviese pidiendo eso o si era por molestar, luego de asimilarlo, le sugerí que fuéramos a una tienda aledaña para que le prestaran el baño, a lo que ella se opuso argumentando que ahí no había sanitario. Sin más opción y con poca convicción emprendimos marcha de manera muy lenta, debido a que la señora no podía caminar muy rápido por causa de que un carro

Le pregunté por su edad, a lo cual me respondió que no sabía cuántos años tenía y tampoco cuándo los cumplía, recurrí a preguntarle de qué ciudad era y cómo había llegado hasta este sitio, a lo que respondió: "No sé dónde nací, sólo sé que mis abuelos me trajeron hasta aquí". Se me hizo interesante el hecho de que hubieran sido sus abuelos los responsables de su estadía en la capital del país y no de sus padres. "Mi abuelita me quería mucho, mucho… Pero ya falleció, igual que mi abuelo, pobrecitos ellos, yo también los quería", decía María Dolores. Por simple inercia le pregunté por los nombres completos de sus papás y abuelos - aunque en el fondo presentía que si no se acordaba de su edad, tampoco del nombre de sus padres- a lo cual ella contestó con plena confianza y seguridad y en medio de una carcajada picaresca: "Mi mamá se llamaba Regina Sánchez y mi papá Pedro Sánchez, él me hizo y mi mamá me parió… y bien parida, ¿o no?", sin poder evitarlo me reí con ella por su buen sentido del humor. También añadió: " Mi mamá me quería poner un nombre bien feo, menos mal mi papito me puso el que tengo, es bien bonito, ¿no?", yo le di la razón y caminamos hacia las escaleras donde se la pasa desde las once de la mañana hasta elevadas horas de la tarde. Me senté al lado de ella y le pregunté por su lugar de residencia, me extrañó que me dijera la dirección con todos los detalles de

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Foto de Sebastián Lozano

Le dije que si aceptaba mi ayuda, yo la podía acompañar hasta allá, ella dejó ver un rostro de asombro pero también de alegría y accedió sin duda alguna

CON UNA MIRADA CÁLIDA y penetrante, Dolores acude a los transeúntes con el fin de conseguir ayudas para sobrevivir.

la casa donde vive, su morada se encuentra dos cuadras arriba de la Tadeo, exactamente detrás del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (I.C.B.F) ubicado en la parte trasera del módulo 23 perteneciente a dicha universidad, para los que no se ubican, es el módulo que queda arriba de la carrera tercera que está en obras de construcción de la fase III de Transmilenio. A eso de las 4 de la tarde le pregunté por la hora en la que se iba para la casa, ella me respondió que no tenía un horario fijo, pensé un instante y le dije que si aceptaba mi ayuda, yo la podía acompañar hasta allá, ella dejó ver un rostro de asombro pero también de alegría y accedió sin duda alguna. Cuando iniciamos nuestro viaje, subiendo por la calle 22, me dijo que antes de llegar a la casa deberíamos sentarnos a tomarnos un

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tinto donde 'Don Isidro'-el propietario de una cafetería- a recibir los rayos del sol, pues esto era algo que disfrutaba hacer en su rutina. Seguido a esto manifestó que tenía hambre, entendí que me estaba insinuando que le diera algo de comer pero me hice el despistado, según lo que me dijo y averigüé, no había comido nada en todo el día, le propuse comer algo cuando llegáramos a la tienda y ella se cuestionó y me cuestionó, "¿Arepita?", yo me reí y le dije que no tenía plata y en ese preciso instante recordé que en mi maleta tenía un sándwich de jamón y queso, me incliné por decirle que no se podía lo de la arepa pero que sí podía darle un sándwich, respondió diciéndome "Gracias, Sebitas", cosa que fue grato para mí, pues pensé que así le haya dicho mi nombre, no se lo iba a memorizar.


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Se quedaron observándonos desde la otra acera y cuando nos pasaron me gritaron en tono burlesco y en medio de carcajadas: "¡¿Se encartó?! Vuelven a recaer sobre nosotros las miradas instigadoras, esta vez fue cuando esperábamos a que el semáforo de la carrera tercera con calle 22 cambiara para poder cruzar la calle, tres jóvenes de unos 15 o 16 años, que bajaban por esta calle provenientes de las casas situadas sobre la montaña del barrio Germanía, se quedaron observándonos desde la otra acera y cuando nos pasaron me gritaron en tono burlesco y en medio de carcajadas: "¡¿Se encartó?!". Dolóres al escuchar esto, con un tono desgarrador me preguntó "¿Se están burlando de mí?". Me conmoví y no supe qué decirle, y cuando se me ocurrió algo, le dije que le estaban hablando a otras personas, ella me creyó de manera genuina e ingenua. Volteé mi cabeza y me quedé mirándoles de manera desafiante, ellos también me sostuvieron la mirada pero siguieron su camino en medio de risas y bufonerías. Tuve un mal presentimiento por la forma en la que vestían y por su manera de caminar, y es que cuando uno ha sido robado o conoce casos de atracos, puede caer en el pecado o en la salvación de crear ciertos estereotipo de cómo podría ser la vestimenta de potenciales delincuentes, al percatarme que ellos siguieron su camino, me tranquilicé un poco y continuamos andando hacia la tienda de Don Isidro. Cuando llegamos a la mencionada cafetería, supuse que íbamos a entrar y sentarnos en las sillas del establecimiento, pero María se quedó afuera y se desparramó sobre unos escalones al exterior de la tienda, dijo que ahí podía comprarle el tinto, fui y lo pedí, el tendero me lo dio y le echó un cubo de azúcar como si supiese que a Dolores le gustaba tomárselo de esa manera. Ella empezó a tomarse el tinto, yo saqué el sándwich y una manzana verde de mi maleta, le di el primero y yo me empecé a comer la fruta. Todavía el sol pegaba con fuerza y ella muy concentrada en el alimento, no se percató del calor que su cuerpo absorbía, gracias a los sacos gruesos que abrigaban su corporeidad. De las dos bolsas plásticas que le cargué, empezó a extraer cada una de las cosas que estaban en su interior; sacó un botilito viejo y roído, dos novenas, una libreta de apuntes y algunas de las cosas que la gente le daba. Mientras se metía un gran pedazo de pan a la boca, mordiendo menos de la mitad de éste, debido a que no tiene dientes, me di cuenta que era una persona bastante religiosa, pues dentro de sus novenas había varias imagines del Divino Niño, del Sagrado Corazón de Jesús, de Nuestra Señora del Rosario y de la Virgen de las Santas Aguas. Le

pregunté por su devoción hacia la religión, me contestó que oraba mucho, dos veces al día; la primera, antes de salir de su casa; la segunda, en la noche cuando se disponía a dormir. Sin esperármelo ella me devolvió la pregunta "¿Sí va a misa?", me tomé un tiempo para responderle, y con total sinceridad le dije que no creía en ninguna religión, al procesar mi respuesta en su mente, me miró impresionada y horrorizada, luego me arrojó una frase graciosa "Haciéndole morcillas al diablo, y el demonio feliz, ¿no?", ambos nos reímos y seguimos charlando. Terminados el sándwich y el tinto, nos quedamos un rato más hablando y me dijo que le escribiera mi número telefónico en su libreta de apuntes, la tomé y empecé a revisar el contenido de ésta con su debida autorización, pude observar que había varios números de personas con sus respectivos nombres escritos, seguramente, por cada uno de ellos. Tenía apuntados unos 12 contactos, le pregunté por ellos y me dijo: "son amigos míos, ellos a veces me traen comida o me ayudan a cruzar las calles, les pido el número para llamarlos de vez en cuando", después de su relato, le anoté mi número y quedamos listos para retomar el camino hacia su casa, pero cuando ya estábamos por levantarnos, me dijo que acercara mi oreja a su boca para que me pudiera decir una cosa, algo así como un secreto, me aproximé lo bastante y sentí el olor a orina seca que se había impregnado en su falda, tuve que contener la respiración unos segundos y luego respirar únicamente por la boca, pues el olor era tan penetrante que casi me hace vomitar. Lo que me tenía que contar era una especie de encargo. Me dijo que si le podía conseguir unos tenis talla 39 y unos cucos, al final de la petición me preguntó con inseguridad que si la perdonaba, no entendí por qué me decía esto, y complementó su idea argumentando que si la perdonaba por haberse orinado, una vez más quedé atónito, y riéndome, le dije que estuviera tranquila, que esas no eran penas. La intensidad de los rayos del sol había bajado considerablemente, ya eran cerca de las 5 de la tarde, nos dirigimos hacia el módulo 23 de la universidad tadeista, debido a que en la cuadra que queda al lado de esta construcción, se encuentra el camino que avisa que su casa se encuentra próxima. Empezamos a caminar, cuando giré la cabeza hacia atrás y vi que a una cuadra de nuestra posición estaban caminando hacia

De las dos bolsas plásticas que le cargué, empezó a extraer cada una de las cosas que estaban en su interior; sacó un botilito viejo y roído, dos novenas, una libreta de apuntes y algunas de las cosas que la gente le daba 23


Foto de Sebastián Lozano

Foto de Sebastián Lozano

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LAS CONSECUENCIAS DE LA ESCASEZ ECONÓMICA de María Dolores se reflejan al interior de su hogar.

ESTA VIEJA Y HUMILDE CASA alberga a Dolores y a cuatro familias más.

nosotros los tres personajes que me habían causado 'mala espina', se me revolvió el estómago. Volvieron las risas y los comentarios satíricos, se hicieron frente a nosotros, yo tenía en mi mano derecha las dos bolsas y el paraguas de Doña María Dolores, con mi mano izquierda la estaba sosteniendo fuertemente sirviendo de bastón para que pudiera conservar el equilibrio. "¿Mi primo está encartado? ¿Hasta dónde la va a llevar?" me dijo uno de ellos. Reflejando seriedad en mi expresión facial y postura corporal -aunque por dentro estaba realmente nervioso- les respondí que hasta la casa. "¿En dónde queda?", preguntó otro, les dije que no sabía, que la iba a acompañar hasta donde ella me dijera.

puerta estaba abierta, entramos por un corredor oscuro y tenebroso en donde del techo colgaban todo tipo de prendas de vestir, al lado derecho del pasadizo, había una puerta con una reja la cual aseguraba que nadie pudiera entrar. Cuando salimos del pasillo, nos topamos con una escalera y una puerta blanca, casi negra, producto de la suciedad, desde ahí observé que en el segundo piso había más puertas cerradas y comprendí que ahí vivía mucha gente, era una pensión, en donde habitaba gente de muy bajos recursos económicos. La puerta de su cuarto estaba cerrada y me dijo que vivía con una señora llamada Adriana María que la cuidaba, Dolores en retribución por su servicio, le ayudaba a cuidar al hijo de 6 años después de que éste saliera de clases. Sin la posibilidad de tener más tiempo disponible ese día, la dejé en su casa esperando por sus compañeros de cuarto, y siendo las seis de la tarde me despedí con un apretón de manos y dos leves palmaditas en la espalda.

Se rieron y optaron por irse sin cesar sus burlas y se despidieron diciendo "Suerte". Segundos después de lo acontecido, escuché la voz de la señora preguntándome si esos muchachos eran mis amigos, yo le respondí que no, que no los conocía, ella formuló otra pregunta para saber por qué me habían hablado, le respondí que tampoco sabía, con lo cual concluyó que: "ellos son malos, son ladrones, más bien apurémonos para que se vaya rápido para su casita". Me alegré y vi que sus pasos eran más ágiles y que las pesas que parecía cargar en cada bota se hacían más livianas. Ya llegando a su hogar me topé con una casa antigua de dos pisos cuya pared y puerta exterior estaban rayadas y desgastadas. La

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Al otro día la volví a contactar para darle parte de lo que le había prometido conseguir, tenía la misma ropa del día anterior, le dije "hasta luego", seguí mi camino hacia la universidad y por curiosidad me dio por voltear la cabeza hacia sus fieles escaleras y ahí estaba de nuevo, esa dulce sonrisa y cálida mirada con las que me topé el primer día en el que pasé por su lado sin comprender qué era lo que me quería transmitir.


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