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Escuela de Arquitectura de Toledo, UCLM
JV. Oíza en el Morgan, portada de la revista Arquitectura COAM nº 228, febrero de 1981. Dibujo a lápiz.
OĂza segunda parte
A Noemí, Javier, María Aránzazu, Vicente, Marisa, José María y Águeda.
“Lo que yo significase, más importante que lo que soy.” Oíza, transcrito por Oteiza, “No te mueras sin ir a Ronchamp”, Imprescindibles, TVE, 26 de diciembre de 2014.
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INTRODUCCIÓN DE LA SEGUNDA PARTE Por Juan Ignacio Mera
Sí, aquí está, por fin, el libro que muchos no esperaban ver. El libro que explica que detrás del problema de la forma está la esencia de la arquitectura. Nos educamos en los estilos y las modas nos encadenan. Hay un miedo escénico que nos impide pensar. Las páginas que ahora vamos a recorrer son un grito de libertad. Son un manifiesto que antepone las ideas a las órdenes estéticas. Nunca fui un alumno directo de Oíza. Escuché sus disertaciones, visité sus edificios y aplaudí sus palabras, pero aprendí de sus discípulos, de aquellos que de verdad formaron parte de su legado aportando, también ellos, su esfuerzo y su conocimiento. Soy de la segunda generación. Este precioso libro que hoy saca a la luz la Escuela de Arquitectura de Toledo, es sin duda una narración de alguien que tiene la autoridad para informarnos del por qué de estas obras que hoy deben ser repensadas. Todas ellas encierran un mensaje de arquitectura. Hemos tenido la fortuna de contar con el profesor Javier Vellés, alguien tan importante que concede todo el valor a otro que sí es su maestro, un mensaje más, hoy tan necesario. Con el atrevimiento de aquel que no busca nada para él y con toda la información de primera mano, nos habla del Oíza arquitecto, pero sobre todo de Oíza hombre. Javier Vellés nos hace mirar trabajos que no se quisieron ver para hacernos caer en la cuenta de que todos ellos encierran una lección y, lo mejor, una lección de nuestra cultura. No es grande aquel que ejerce su poder, es grande quien nos hace ver el mundo de otra manera. Cuando recorro este libro, mi ánimo cambia y me anima y animará a todos al comprobar cómo un maestro, que lo tenía todo conseguido, se alejó de su propia repetición para arriesgar en cada jugada nueva todo su crédito. Con presupuesto o sin él, con cliente fácil o difícil, con la alegría de un arquitecto que se mantuvo joven hasta el último día, Oíza nos habló de la técnica, del progreso, de la función y de la construcción, pero, sobre todo, nos habló de la belleza. Él sabía
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que ésta es compleja y escurridiza, que no se alimenta de formas sino de pensamiento y buscó y buscó, para hallar su máxima preocupación, la representación del hombre. Es gracioso comprobar la seguridad del don nadie, pero el hombre sensato sabe que el mundo cambia y siempre, como Oíza me dijo en una ocasión: ¡Qué difícil es afirmar algo! Es un gran honor estar en este preámbulo y, por tanto, estar en la entrega de esta valiosa información que nos va a llevar por caminos que conviene conocer. ¡Viva Oíza! Viva Vellés. Juan Ignacio Mera, director electo de la Escuela de Arquitectura de Toledo, UCLM, febrero de 2017
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CAPÍTULO 9 EL PROFESOR
301. J. Sáenz de Oíza, Hecho. Alto Aragón, 1947, aguada, 18 x 27 cm. Por la atención de Francisco Oíza Cuadrado.
La integral Como ya dije, en aquellos tiempos en que Oíza quería estudiar Arquitectura, antes de presentarse a las pruebas de ingreso en la Escuela, había que hacer dos cursos en la Facultad de Ciencias Exactas. Así que el arquitecto sabía derivadas e integrales. Transcurridos veinticinco años, cuando yo estudié, en el Curso Selectivo y en el de Iniciación, antes de llegar a Primero, también se aprendía algo de aquellas matemáticas. Luego, durante toda la carrera, con saber sumar, restar, multiplicar, dividir, la raíz cuadrada y manejar una regla de cálculo, te arreglabas. Después, un día, trabajando en su estudio, había que calcular la superficie de un solar que tenía una forma endiablada. Le pregunté que si había llegado el momento de aplicar lo de las integrales y me dijo que no hacía falta. Sacó una copia del plano que estaba a escala 1/100, recortó la forma del solar con una tijera. Cortó un cuadrado de 10 x 10 cm del mismo papel. Pesó las dos cosas con una balanza de precisión que tenía para calcular el precio de franqueo de las cartas. Y con una sencilla regla de tres, me dijo cuál era la superficie del endiablado solar.
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302. Fachada principal de la ETSAM, obra de Pascual Bravo (1893-1990), profesor de Oíza, iniciada antes de la Guerra Civil (1936-1939) y acabada después1. Foto anónima, s/f.
El ayudante interino, 1949-1963 Oíza empezó sin cobrar, siendo el profesor ayudante interino de la asignatura de Salubridad e Higiene, en el año 1949, recién llegado de EEUU. La impartió hasta 1961. Hizo los apuntes manuscritos que todos los viejos alumnos recuerdan, Eduardo Mangada entre ellos, que le ayudó a pasar a limpio algún capítulo2. Desde el año 1952, fue también profesor auxiliar de Proyectos. Y, habiendo ganado por segunda vez el Premio Nacional de Arquitectura (con Romany y Oteiza), le nombraron profesor adjunto a cátedra de Proyectos, en 1959. Al año siguiente, viajó a Moscú (entonces, capital de la Unión Soviética) para asistir a un congreso de la UIA (Unión Internacional de Arquitectos). Según Fullaondo, Carlos de Miguel, director de la revista Arquitectura, también fue y contaba que Oíza tuvo una intervención brillante. Le eligieron miembro suplente de la Comisión Consultiva de Concursos Internacionales3. Después de la falta de acuerdo con la maqueta de la Ciudad Horizonte, el viaje a Rusia supuso que sus compañeros del Hogar del Empleado no le incluyeran en la nómina del último proyecto de viviendas (el barrio Juan XXIII). Así, Oíza inició un camino en solitario que le iba a llevar a Torres Blancas. En 1963; con Aránzazu casi acabada (a falta de los apóstoles de Oteiza), relacionándose ya con los Huarte, pamplonicas de postín, y Torres Blancas empezándose; el Colegio Oficial de Arquitectos Vasco Navarro otorgó a Oíza el Premio José Manuel Aizpurúa, con lo que le convirtieron en miembro relevante de la grey de los vascones (del antiguo pueblo íbero de la hermandad del toro que, con el tiempo, originó el reino iruindarra y la patria de los requetés).
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Foto anónima publicada en http://bit.ly/2yZbXQB, 20/02/2016.
César Martínez Gómez, Los Apuntes de Salubridad e Higiene de Francisco Javier Sáenz de Oíza, Pamplona, T6 Ediciones S.L. Escuela Técnica Superior de Arquitectura, Universidad de Navarra, 2010. 2
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Juan Daniel Fullaondo, La bicicleta aproximativa, Madrid, Kain Editorial, 1991, pág. 46.
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303 y 304. Puertas tipo barco en el INCE. Fotos anónimas publicadas en Hogar y Arquitectura, nº 44, 1963, pág. 24.
INCE. El amigo Molezún, 1963 Oíza siempre manifestó gran admiración por su colega Ramón Vázquez Molezún (19221993) que era cuatro años más joven que él y se tituló en 1948. Al año siguiente, Ramón consiguió la pensión de la Academia Española de Roma. En el verano de 1951, recorrió Europa con un pequeño escúter, la Lambretta C125, y llegó hasta Dinamarca. En 1958, asociado con José Antonio Corrales, hizo el pabellón de España en la Exposición Universal de Bruselas, ganado por concurso, y obtuvo un gran éxito. Entre 1955 y 1961, estuvo diseñando y construyendo la central térmica de Alcudia en Mallorca y, cuando Oíza fue a construir la Ciudad Blanca por encargo de Juan Huarte, allí estaba Molezún. Paco y Ramón tenían hijos de edades parecidas que se hicieron amigos de vacaciones en el pantano de San Juan (Madrid). Nunca estuve en el gimnasio ni en la clínica de cirugía estética del INCE, sólo lo conozco por lo que publicó la revista Hogar y Arquitectura en el año 1963, cuando yo era estudiante. Las fotos me recuerdan al ambiente de los barcos y no puedo dejar de pensar en los de la Trasmediterránea que hacían la línea Valencia-Palma, en los que las familias de Oíza y Molezún, con sus coches y motos, harían el trayecto para ir y volver de vacaciones. Cuando Oíza se convirtió en el arquitecto favorito de Juan Huarte, Molezún lo fue de Jesús Huarte y, junto con Corrales, hizo la famosa casa Huarte en Puerta de Hierro (Madrid, 1966), una auténtica joya de la moderna arquitectura española. En 1963, los Huarte, promotores del sofisticado INCE, encargaron el proyecto y la dirección de obra del Instituto de Nutrición y de Cirugía Estética a la pareja de arquitectos amigos que hicieron una conjunción de la estética neoplástica con el amable ambiente escandinavo de las baldosas de gres, las maderas claras y los laminados plásticos de Formica.
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305 y 306. Arriba, la planta alta con la clínica de cirugía estética: recepción, consultas, habitaciones y un quirófano. Abajo, la planta baja sin comunicación con la alta, con el vestíbulo, gimnasio, cabinas, saunas, etc. Plantas publicadas en Hogar y Arquitectura, nº 44, 1963, págs. 24 y 26.
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307 y 308. El gimnasio con el pequeño patio ajardinado y la escultura moderna, prueba del mecenazgo de los Huarte. Fotos publicadas en Hogar y Arquitectura nº 44, 1963, págs. 28 y 26.
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309. El vestíbulo. A la izquierda, el mostrador de recepción. A la derecha, la cristalera del gimnasio con una discreta cortina. Al fondo, el pasillo que conduce a las cabinas y los vestuarios. Foto publicada en Hogar y Arquitectura nº 44, 1963, pág. 23.
Colegio de La Milagrosa, 1964 En la ciudad de Oviedo, en la céntrica calle Marqués de Pidal, nº 16, calle que da al frondoso parque de San Francisco, se encuentra el colegio de La Milagrosa. Fue construido por encargo de la Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente Paul. Don Paco era sobrino de sor Blasa Oíza4 que era la superiora. Por aquel entonces, Oíza acababa de trabajar, o estaba trabajando aún, con su amigo Ramón Vázquez Molezún, en el INCE. Allí habían utilizado ya el gres de Castilla, la cerámica vitrificada de aspecto requemado, con ese color variado, entre marrón claro y violáceo, como de lava volcánica que, poco después, Corrales y Molezún utilizarían magistralmente, en 1966, para construir la preciosa casa de Jesús Huarte en Puerta de Hierro que mencioné. Blasa Oíza Sagüés era hermana de la madre de don Paco. Había nacido en Cáseda, como él. Sus padres eran Francisco Oíza y Felipa Sagués (abuelos maternos de don Paco, obviamente). Fue bautizada el 4 de febrero de 1881, según http://bit.ly/2gpOKfp, 18/02/2016.
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310. Colegio La Milagrosa (1964) de Oíza, visto desde la calle Marqués de Pidal de Oviedo. Foto de Ana Muller publicada en Fernando Nanclares y Nieves Ruiz, Lo moderno de nuevo. Arquitectura en Asturias 1950-1965, Madrid, La Micro, 2014, pág. 352.
En el tercer piso del colegio, hay una capilla. Por lo que he leído, está dividida en nave y sacristía por puertas correderas. La parte de la nave tiene dos pisos de altura. Sobre el presbiterio hay seis lucernarios circulares que se abren en una azotea. El ara artística y las peanas para la Virgen y san Vicente de Paul, fueron diseñadas por el arquitecto. Recientemente, los arquitectos Nieves Ruiz y Fernando Nanclares me descubrieron este edificio de Oíza5. Hablaban de la arquitectura de los años 1950-1965 en Asturias, decían que esta obra abrió nuevas vías “hacia un realismo áspero y terrenal, alejado de las habituales abstracciones asturianas”, con “gruesas carpinterías de madera natural” (como de Frank Lloyd Wright), de un “realismo naturalista” (algo de la arquitectura orgánica del maestro estadou-
Fernando Nanclares y Nieves Ruiz, Lo moderno de nuevo. Arquitectura en Asturias 1950-1965, Madrid, La micro, 2014, págs. 327, 352 y 353. 5
308 nidense). Fotografiado cincuenta años después por Ana Muller6, el colegio de La Milagrosa presenta un aspecto imponente y atractivo, como nuevo, que vuelve a recordarme también, como la casa Lucas Prieto de Talavera (1960), al cubismo con texturas del monumento a Rosa Luxemburgo (1926) de Mies. El escándalo de Sevilla, 1965 Contaba Antón Capitel7 que, en 1965, cuando él estaba en el Segundo Curso, hubo una oposición para la asignatura de Elementos de Composición II de la Escuela de Arquitectura de Sevilla. Competían Sáenz de Oíza y Jaime López de Asiaín (nacido en 1933). Víctor d’Ors8 (1909-1994) era el presidente del tribunal y, haciendo el payaso como siempre, deshizo un empate y eligió a López de Asiaín que era del Opus Dei. Los asistentes estaban a favor de Oíza, se armó la marimorena, D’Ors fue insultado y agredido; alguien gritó: “¡Mejor! Así nos quedamos con Oíza aquí y el otro que se vaya a Sevilla”. En el tribunal, entre otros, estaba Adolfo LópezDurán Lozano (1902-1988)9 catedrático de Análisis de Formas (dibujo artístico), que votó a favor de Oíza. Juan Daniel Fullaondo (1936-1994) también estaba allí, entre el público, y lo contó con mucho detalle10. “Eh… que aquello me costó algún disgusto” –decía– pues estaba en una situación delicada, ya que era adjunto de D’Ors. También estaba en Proyectos con Javier Carvajal (1926-2013). Oíza había preparado la oposición apresuradamente, en opinión de Fullaondo. Cuando llegó la hora de presentar la documentación, Asiaín llegó con su tomo perfectamente encuadernado, mientras que Oíza llevaba un rollo de planos de Torres Blancas bajo el brazo. Lo de Oíza le pareció una mezcla de ingenuidad y de soberbia. Era mejor que Asiaín pero, -según Fullaondo- aunque sensible, poético y bien informado, Oíza no llevaba un pensamiento estructurado. Era intuitivo, brillante, sugerente, un espléndido arquitecto, pero “culturalmente muy desorganizado […] Carecía, quizá afortunadamente, de una estructura verdaderamente académica de su enseñanza, pese a los barnices gestálticos”. Fullaondo creía que Oíza había leído apresuradamente algunas cosas de la Gestalt11 con las que no pudo convencer a D’Ors, un hombre culto y antitético, diez años mayor que él. Los soliloquios de Oíza, al ser examinados, perdían brillantez. “Aquel no era su terreno. D’Ors no se dejaba intimidar”. El tribunal puso un ejercicio sobre “vanos y macizos”. Oíza, dubitativo, lo interpretó como un asunto de ventanas y zonas cerradas. Por lo visto, D’Ors opinó que no se trataba de eso. “Los viejos trucos de siempre…” (Fullaondo). El último ejercicio consistió en hacer una lectura de la iglesia del Padre Damián, junto al estadio Santiago Bernabéu, obra del arquitecto Rodolfo García de Pablos (1913-2001). Al parecer, Oíza estuvo poco radical, contemporizador, desalentado. Terminó más domesticado que al principio. Cuenta Fullaondo que intentó decírselo y que no le hizo caso. Con la victoria de Asiaín se desató el infierno. Fue un escándalo. Todo el mundo estaba con Oíza y contra D’Ors. Había también “vectores políticos”, hasta se hablaba del Opus Dei contra la FUDE (Federación Universitaria Democrática Española), estaba Antonio Vázquez de Castro. Fullaondo era el director de la revista Nueva Forma de los Huarte, entonces la revista más leída 6
Ana Muller (n.1948) fotógrafa. ana@anamuller.com.
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Antón Capitel, Memorias de la Escuela de Arquitectura, en http://bit.ly/2grWkGz, 24/01/2016.
Víctor d’Ors era hijo de Eugenio d’Ors (1881-1954), destacado filósofo novecentista catalán que se hizo falangista y continuó su exitosa carrera de intelectual, escritor, periodista y crítico de arte con Franco. 8
López Durán fue un gran dibujante. Véase Ricardo L. Barbas, La Publicidad de Nitrato de Chile en el primer tercio de siglo XX, http://bit.ly/2xvWLVK, 14/12/2016.
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Fullaondo, op. cit., págs. 92 a 96.
La Gestalt fue una corriente alemana de pensamiento sobre la psicología de la forma o la figura, o el estudio de la percepción. 11
309 en la Escuela, y que educaba a todos. Dimitió de su adjuntía con Víctor d’Ors. Al año siguiente, se enfadó con Carvajal porque no le dejaba plantear su propio programa y se fue de la Escuela. En el mismo año, 1965, se convocó una oposición a cátedra de Proyectos para Madrid. Se apuntaron Javier Carvajal Ferrer (1926-2013), Antonio Fernández Alba (n. 1927) y Francisco Javier Sáenz de Oíza (1918-2000). El día de la presentación, Oíza dijo públicamente que él no seguía adelante, que renunciaba porque no quería competir con Carvajal, que fue quien ganó la oposición. Lo cuenta también Fullaondo12 que asegura que Oíza se sentía cerca de Aburto, Carvajal, Coderch…y lejos de Fisac, Leoz, Gutiérrez Soto, Cano Lasso… Carvajal fue importante para la Escuela de Madrid, además de catedrático de Proyectos, fue jefe de estudios y subdirector. Aunque era un político conservador, promovió una renovación de la enseñanza. Apoyó a Fernández Alba, a Fullaondo y a Moneo, y consolidó a Sáenz de Oíza. En 1966, siendo don Luis Moya Blanco (1904-1990) director de la Escuela, nombraron a Oíza adjunto a cátedra. Excursiones de la Escuela, 1967 Hablaba Capitel de una excursión a Roma en la que los Amezqueta13 iban de postizo. Era el año 1967, Oíza fue con María Felisa en el Morgan (un segundo viaje de novios, emulando a Frank Lloyd Wright en el Packard del 29). En la Academia Española de Roma, estaban de pensionados Gerardo Salvador Molezún (¿-2011) y José Ramón Menéndez de Luarca (n. 1943). Les acompañaron a ver el EUR y algunas obras de Ridolfi, el Palacio de los Deportes de Marcelo Piacentini y Pier Luigi Nervi, y una pequeña casa de Scarpa. Capitel quería parar en el Palacio de Congresos de Libera y en el Palazzo della Civiltà de Lapadula, obras mussolinianas, pero ni los pensionados ni Oíza se interesaron. Yo no iba en aquella excursión. Sí estuve, algún año después, en una a Barcelona con alumnos y profesores de Dibujo Técnico y de Elementos de Composición, sin Oíza. Iban también José Manuel López Peláez y Alfonso Valdés. Ricardo Bofill, en su factoría, no quiso recibirnos. Clotet y Tusquets sí que nos recibieron. Organizaron una sesión en el salón de actos del Colegio de Arquitectos. Lluís Clotet tenía el pelo afro14, a lo Garfunkel, decía Capitel. Óscar Tusquets llevaba una melena corta, negra, limpia, con brillo como de ala de cuervo, estaba muy guapo. Nos contó el Belvedere Giorgina con preciosas diapositivas. Era un pequeño chalet vestido de templete clásico, pop, a lo Venturi. ijo que había costado cuatrocientas mil pesetas (muy poco). Alfonso Valdés, perplejo y agresivo, escandalizado por la actitud cínica y desenfadada de Tusquets, le preguntó: “¿Con coche o sin coche?”. Los catalanes ya conocían la Vana house de Venturi (1964) y acababan de leer L’Architettura della cittá y de Aldo Rossi (1966), y Complexity and Contradiction in Architecture de Robert Venturi (1966). Hubo un rifirrafe intelectual del que los mesetarios salimos algo vapuleados, pero lo pasamos muy bien. Más tarde, en el año 1968, Oíza se presentó a una nueva oposición de Proyectos, que fue la definitiva. Ganó la plaza de Madrid, venciendo a Carlos Sobrini (n. 1925) que se quedó con la de Sevilla. Oíza logró el nombramiento de catedrático de Proyectos el día 28 de diciembre de 1968 (poco después de Mayo del 68). Tomó posesión de la Cátedra el 1 de enero de 1969. 12
Fullaondo, op. cit., pág. 79.
Los doctores arquitectos Helena Iglesias Rodríguez y Adolfo González Amézqueta se casaron en la iglesia madrileña de San Francisco el Grande con la bendición del papa Pablo VI. Víctor D’Ors, director de la ETSAM, fue testigo de la boda (ABC, 2/10/1970). Llegaron a catedráticos y fueron vocales o presidentes en tribunales de oposiciones. Adolfo había escrito un artículo memorable sobre el neomudejar madrileño en la revista Hogar y Arquitectura. 13
El pelo afro estaba de moda entonces. Rizado y semi-corto, hacía unas cabezas muy abultadas. Lo llevaba Arthur Garfunkel (iba a quedarse calvo), del famoso dúo folk rock Simon & Garfunkel. En la Escuela de Madrid lo llevaban Santiago Pons Sorolla y Paco Alonso, entre otros. 14
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311. Oíza hablando, mientras Pániker toma una taza de café. Foto de Xavier Miserachs publicada en Salvador Pániker, Conversaciones en Madrid, Barcelona, Editorial Kairós, 1969, pág. 143.
Entrevista de Salvador Pániker, 1969 Salvador Pániker Alemany15, hijo de indio y de española, nacido en Barcelona el año 1927, era filósofo, periodista, ingeniero industrial, profesor de Metafísica y escritor. En 1964 creó la editorial Kairós. Escribió algunos ensayos filosóficos antes de su trabajo periodístico titulado Conversaciones en Cataluña (1967) que tuvo buena acogida. Quiso repetir el éxito en Madrid y lo consiguió. La versión madrileña fue un best seller. Hizo siete ediciones en un año. Conversaciones en Madrid, según su autor, es un libro de “intención mayéutica” en el que se trataba de alumbrar las ideas de las mentes madrileñas más destacadas. Son veinticuatro entrevistas a escritores, catedráticos, abogados, economistas, diplomáticos, periodistas, embajadores, ministros, exministros, religiosos, médicos, a un arzobispo, un general, un banquero, un empresario, un director de cine y a un arquitecto. Y Pániker eligió los nombres más sobresalientes en el Madrid de los años sesenta16. Oíza, con el éxito internacional de sus Torres Blancas, el respaldo de los Huarte, y la difusión de su obra en la revista Nueva Forma que dirigía Juan Daniel Fullaondo, se había convertido en el arquitecto más destacado de Madrid, el único que apareció en el libro de Pániker, que estaba ilustrado con fotografías de Xavier Miserachs (n. 1937). Abriendo la entrevista, Oíza hizo una breve introducción autobiográfica que comenzó en Cáseda, su pueblo natal; siguió con el viaje de estudios a Estados Unidos; luego el contrato de profesor de Salubridad e Higiene; y el trabajo en la Sección Provincial de Urbanismo de 15
Salvador Pániker falleció en Barcelona el día 1 de marzo de 2017 a los noventa años.
Eran: José Luis López-Aranguren (1909-1996), Alberto Ullastres (1914-2001), Camilo José Cela (1916-2002), Juan José López Ibor (1906-1991), Luis García Berlanga (1921-2010), Rafael Calvo Serer (1916-1988), Jaime Gómez Acebo (1897-1977), Emilio Romero (1917-2003), José María González Ruiz (1915-2005), Francisco Javier Sáenz de Oíza (1918-2000), Casimiro Morcillo (1904-1971), Ángel Rojo (1934-2011), Antonio Buero Vallejo (1916-2000), Antonio Barrera de Irimo (1929-2014), Guillermo Díaz-Plaja (1909-1984), Agustín Cotorruelo (1925-1989), Ramón Tamames (1933), Juan Rof Carballo (1905-1994), Manuel Díez-Alegría (1905-1987), Enrique Tierno Galván (1918-1986), José María de Areilza (1909-1998), Laureano López Rodó (1920-2000), Joaquín Ruiz-Giménez (1913-2009) y Manuel Fraga Iribarne (1922-2012). 16
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312. Oíza, con cincuenta y un años, entrevistado en su casa por Salvador Pániker. Foto de Xavier Miserachs publicada en Pániker, op. cit., pág. 141.
Madrid. Mencionó la boda con María Felisa Guerra Chacón de 1956 en Oñate y el hacerse catedrático de Proyectos en 1968 en Madrid a los cincuenta años. Comentó que su obra construida era escasa. “Torres Blancas, la Ciudad Blanca de Alcudia y varios grupos de viviendas sociales son lo más conocido”, dijo (omitió las iglesias y la capilla). Y concluyó con que él no tuvo maestro. “Pobre desamparado”, se podría decir con ironía, pues, indirectamente, tuvo a los universales Vitruvio, Palladio, Frank Lloyd Wright, Le Corbusier, Mies Van der Rohe, Alvar Aalto y tantos maestros lejanos que nunca dejó de estudiar y, además, tuvo un padre arquitecto y trato directo con buenos profesores y profesionales como Modesto López Otero (1885-1962), Pascual Bravo Sanfeliú (1893-1984), Leopoldo Torres Balbás (1888-1960), Antonio Flórez Urdapilleta (1877-1941), Luis Moya Blanco (1904-1990) y, después de la Guerra Civil, trabajó en la reconstrucción del Palacio de Liria, de los duques de Alba, a las órdenes del arquitecto Manuel Cabanyes Mata (1805-1972), según proyecto de Edwin Lutyens (1869-1944). Y fue un maestro de maestros, como Moneo, que siempre dialogaron con él. Pániker dijo que Oíza tenía la palabra fácil y rápida; un ligero acento andaluz y que su casa, más que casa, parecía un taller; que era un hombre intenso, autoritario, inquieto, apasionado, enérgico. “Tiene ligeras afinidades con mi amigo José Antonio Coderch y de Sentmenat. Uno y otro pueden ser considerados como dos grandes maestros de la post-guerra.” Oíza empezó adoptando una postura racionalista, como de Gropius, con frases como: “Los problemas formales que tanto preocupan a un Bruno Zevi, y a tantos otros, yo los considero secundarios. La forma, en arquitectura, es consecuencia de la función, y la preocupación por la forma suele proceder, casi siempre, de la crítica del arte”. Pero, enseguida, cambió de postura, asegurando que la arquitectura es un arte y que, a pesar de que hay quien piensa que defender la arquitectura como arte significa desconectarse de la ciencia, “yo soy de los que creen que la arquitectura debe conservar la zona del mito y de lo irracional, como un añadido voluntario”. Pues, para Oíza, el artista era un avanzado de la cultura. Y el arte y los artistas a los que se refería, me imagino, eran los de las vanguardias del siglo XX que la gente de la calle
312 no entendía. Habló del diseño como proceso y dijo que no hay diferencia entre arquitectura y diseño. El diseño de objeto, interior, industrial, arquitectónico y urbano, suponen distintas escalas de un mismo proceso. La vida es movimiento y el diseño no termina nunca. Cuando el artista da forma a la obra, interrumpe el proceso creador que podría haber continuado. Y lo hace para producir algo y ser útil a la gente. En la arquitectura el diseño es una anticipación, son los planos que anteceden a la obra. Lo explicó con carácter general y hablado en primera persona: “En mi trabajo, veo la necesidad de definir hasta el último tornillo. Defino tanto que podría no ir a la obra”. Propuso que una obra de arquitectura valga de experiencia para otra obra y que sean realidades, no sueños, modelos inéditos que obliguen a la gente a vivir de otra manera. Pániker, acaso pensando en Aránzazu, le preguntó: “¿Tú trabajas en colaboración con artistas plásticos?”. Y Oíza, quizá escarmentado de aquella experiencia, le contestó: “No tengo por qué dar entrada en la arquitectura a esas artes, como si ellas no tuvieran campo donde desarrollarse” y, yéndose por las ramas, le habló de Archigram, de “la cápsula que crea su propio ambiente [sin muros de piedra] y logra mantener una presión, humedad, temperatura y climatización constantes”, como el avión Concord. Y alabó la arquitectura fantástica de los Archigram que, con la conquista del espacio, proponen una ciudad que ya no tiene suelo. Pániker preguntó también: “¿Qué es la ciudad?”. La respuesta fue que la ciudad es un espacio de interrelaciones humanas, un lugar para la promoción de las libertades. Y que la gente del campo va a la ciudad a encontrar la libertad. Pero la ciudad podría estar en “una vida rural urbanizada” dijo Pániker y a Oíza le gustó la idea y profetizó: “El hombre futuro se extenderá por la naturaleza y la tecnología brindará las posibilidades de establecer conexiones y relaciones a través de circuitos nerviosos complejos”. Lo que ha sido Internet. Para terminar, Oíza mencionó a Robert Venturi17, que Pániker no conocía, el que propone “convivir con lo heterogéneo”, el de “la complejidad y la contradicción” que supone un cierto retorno al mundo clásico. Y, a dúo, entrevistador y entrevistado se expresaron en contra de la especialización, a favor de volver a la conexión entre las disciplinas, y celebraron este libro de Conversaciones en Madrid, como un ensayo de operación retorno al humanismo. Oíza renuncia a la Escuela, 1970 En diciembre de 1970, se celebró la oposición a cátedra de la asignatura de Elementos de Composición I, para Madrid, Barcelona y Sevilla. Se presentaron Alejandro de la Sota (que había dado la asignatura un año), Antonio Fernández Alba (que la había dado, después, dos cursos y pico), Rafael Moneo (el favorito de Oíza y de muchos más), Federico Correa (que la había dado en Barcelona) y Alberto Donaire (profesor con Fernández Alba y que después la había dado en Sevilla). Los ejercicios fueron en el Salón de Actos seguidos por una gran cantidad de público. El tribunal estaba presidido por Víctor D´Ors y compuesto por Luis Moya, Javier Carvajal, Antonio Lozoya (catedrático de Dibujo Técnico de Barcelona) y Rafael de la Robert Venturi (n. 1925) arquitecto titulado en la Universidad de Princeton (1947), becario en la Academia Americana en Roma, colaboró con Eero Saarinen y con Louis Kahn. En 1964 hizo la casa Vanna Venturi, para su madre, en Chertnut Hill (Filadelfia). Es una de las primeras obras de arquitectura posmoderna. El poderoso rasgo del frontón partido, propio del barroco, coincide con el de Philip Johnson (1906-2005) en el remate de la torre AT&T de Nueva York, aunque Johnson lo hace en redondo y en 1984, veinte años más tarde. En 1966, Venturi publicó su tesis Complexity and Contradiction in Architecture, traducida 313. La Casa Vanna Venturi. 1964. Foto UPen pual español y publicada en 1974. Trabajó con Denis Scott blicada en http://bit.ly/2q8JHm8, 18/02/2016. Brown, su mujer, desde 1969. Obtuvo el Premio Pritzker en 1991 y la Medalla de Oro del AIA en 2016. 17
313 Hoz (en representación de los Colegios de Arquitectos). Según Antón Capitel, Fernández Alba, que era el de mayores méritos docentes y tenía un brillante historial como arquitecto, publicado en Nueva Forma, estuvo bien aunque un poco raro. Alejandro de la Sota lo hizo muy mal, limitándose casi a enseñar su excelente arquitectura, acompañada de comentarios “gallegos” –decía Capitel- “A mucha gente le pareció fantástico, pero a mí me pareció muy limitado y muy soberbio, como si le tuvieran que dar la cátedra simplemente por su obra. Rafael Moneo lo hizo extraordinariamente bien, resultando ser la estrella emergente. Federico Correa lo hizo regular tirando a mal, demasiado sencillo y natural. Alberto Donaire lo hizo discreto tirando a bien, algo soso”. El tribunal no daría su resultado hasta después de 12 de la noche. Eduardo Mangada se las arregló para que abrieran el bar, y allí estuvieron tomando copas hasta que el tribunal dio el resultado. Primero Fernández Alba, segundo Donaire (ya se organizó una fuerte pitada). Moneo para la tercera plaza (y se organizó la gran bronca). Sáenz de Oíza logró hacerse oír entre tantas voces y declaró que dejaba la Escuela (por causa de que Moneo no hubiera sacado el primer puesto), lo que en efecto hizo. Luego los opositores tenían que elegir plaza, por orden. Alba eligió Madrid, Donaire eligió Sevilla y Moneo tuvo que elegir Barcelona. Con el fracaso de Correa, Moneo, aunque amigo de los catalanes, aparecería allí como un intruso. Y resultó una intromisión buena para Barcelona y para él. Moneo acabó participando en el consejo de redacción de la revista Arquitecturas Bis que, dirigida por Oriol Bohigas, le quitó el sitio a Nueva Forma. A raíz de la oposición de Moneo, el 14 de diciembre de 1970, Oíza presentó un carta de dimisión y pidió una excedencia voluntaria que le concedieron el día 20 de enero de 1971. En cierta medida, en lo docente, fue una especie de período sabático. Llevaba veintidós años dando clase. Así no tenía que ocuparse de la Escuela y se dedicó al estudio intensamente. Fue el año de la casa Cajigas, que no llegó a construirse por el fallecimiento del propietario; de la casa Echevarría; del edificio de oficinas de Huarte, contiguo a Torres Blancas, que tampoco llegó a construirse; de la propuesta para la manzana de viviendas en el Kursaal de San Sebastián; y, sobre todo, del concurso del Banco de Bilbao (véase Oíza primera parte, pág. 235).
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Oficinas Huarte (junto a Torres Blancas), 1969-1970 El edificio para oficinas de la empresa HISA de Huarte iba a estar situado en la avenida de América de Madrid, junto a Torres Blancas. Oíza hizo unos cuantos dibujos y algunas maquetas. Alfonso Valdés le ayudó (con el maquetista Jorge Brunet). Trabajaban sin prisa, de forma intermitente, cuando no había algo más urgente que resolver. Partieron de los croquis de 1969 en los que el maestro había expresado claramente los rasgos esenciales del edificio. Habría un aparcamiento bien iluminado y ventilado, subterráneo, con el muro de contención dispuesto de forma holgada, alrededor, con una grieta perimetral por la que bajara la rampa y entrara la luz y el aire hasta el último sótano. Se construiría un cuerpo general de oficinas y un pabellón de dirección, encima. Y entre ellos, jardines. En el solar propiedad de los Huarte, con este proyecto, se pensaba consumir la edificabilidad restante de Torres Blancas (recuérdese que no dieron licencia para las dos torres). Pero el terreno se iba a vender y la obra no se llevaría a cabo. Cuando dibujó el proyecto, creo que Oíza tenía presente uno de los últimos de Frank Lloyd Wright, el Marin County Civic Center de San Rafael en California18, acabado en 1970, cuando ya había fallecido el maestro de Wisconsin. Las galerías centrales cubiertas con una bóveda rebajada y traslúcida son iguales. Pero sólo eso, pues las bandejas de oficinas y el original aparcamiento no tiene nada que ver con el proyecto de Wright.
Véase Martin Pawley, fotos de Yukio Futagawa, Frank Lloyd Wright, London, Thames and Hudson, 1970, pág. 93. También; aunque, entonces, este libro no pudo verlo Oíza ya que se publicó después; Bruce Brooks Pfeiffer, fotos de Yukio Futagawa, Global Architectura, Frank Yloyd Wright. Salomon R. Guggenheim Museum New York City, N.Y. 1943-59. Marin County Civic Center, California. 1957-1979, Tokyo, A.D.A. EDITA, 1975.
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314. Croquis de Oíza para el edificio de oficinas de HISA en la avenida de América. “Dirección, jardín, oficinas” y sótanos de aparcamiento. Publicado en Alberdi y Sáenz Guerra, Oiza, Madrid, Ediciones Pronaos S.A., 1996, pág. 131.
315 y 316. Planta y alzado de la maqueta. Las bandejas ajardinadas de oficinas con sus bordes redondeados o circulares y la galería central cubierta de vidrio. Fotos de Oíza publicadas en El Croquis nº 32/33, 1988, pág. 220 y Alberdi y Sáenz Guerra, op. cit., pág. 130.
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317. La maqueta de las oficinas de HISA junto a Torres Blancas en la inauguración de la primera exposición de la revista Nueva Forma en los sótanos de Huarte. Foto de Francisco Gómez en Iñaki Bergera (ed.), Cámara y modelo. Fotografías de maquetas de arquitectura en España, Madrid, Ministerio de Fomento, 2016.
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CAPÍTULO 10 LA CRISIS DEL PETRÓLEO
318. Maqueta para el concurso del Kursaal de 1971. Arriba, el mar Cantábrico. Abajo, el barrio de Gros de San Sebastián. Foto de José Maldonado Felices (ETSAM), 2016, por la atención de Marisa Sáenz Guerra.
El Kursaal de San Sebastián, 1971 El antiguo Kursaal de San Sebastián1, que daba cabida a un casino, salones con restaurante y un teatro de 850 localidades, se abrió en el año 1921 y, el 29 de julio del año siguiente, se hizo la gran ceremonia de inauguración con la asistencia de la reina María Cristina, madre de Alfonso XIII. Poco después, en 1924, el dictador Primo de Rivera prohibió el juego y se instaló un cine. Pero sin el gran negocio de la banca, el lugar fue languideciendo. En 1965, la Sociedad Inmobiliaria del Gran Kursaal organizó un concurso de arquitectura, para buscar un nuevo destino al solar. Ganó un equipo internacional (el arquitecto británico Jan Lubicz con el italiano Carlos Pellicia y el estadounidense William Zuk). Habían hecho un proyecto excesivamente fantasioso y extravagante que no iba a ejecutarse2. En 1972, se cerró el Kursaal y, al año siguiente, se demolió. Poco antes, se convocó un nuevo concurso para la construcción de viviendas. Éste iba a ser restringido, entre arquitectos españoles invitados. Estaban Oíza, José Antonio Coderch y otros. El ganador fue el guipuzcoano Luis Peña Ganchegui (1929-2009), fundador de la Escuela de Arquitectura de San Sebastián. En 1975, los trabajos de cimentación empezaron someramente pero hubo una permuta. El solar pasó a ser de propiedad municipal, y la obra se paró durante veinte años, hasta que el Ayuntamiento convocó un concurso definitivo que ganó Moneo3 en 1989. Y, entre 1996 y 1999, se construyeron las “Dos Rocas Varadas” de cristal. Son el auditorio y la sala de música que hoy adornan la playa de Gros. Parecerá extraño pero, alguna vez, con Oíza, sentí una cierta telepatía. Recuerdo que un día, en la Escuela, me contó que se había encontrado con Moneo por la calle y que Rafael le habló de que estaba haciendo el concurso del Kursaal y que le había dicho: – Paco, a ver si adivinas lo que voy a Promovido por la Sociedad Inmobiliaria del Gran Kursaal de San Sebastián (1911), obra del arquitecto donostiarra Lucas Alday Lasarte (1879-1955). En http://bit.ly/2zcE8Iq, 19/01/2016. 1
Véase la imagen de la maqueta de aquel concurso de 1965, en el margen derecho. Publicada en http://bit.ly/2kEMFAD, 23/01/2016.
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El concurso se convocó en 1989 con la participación de Mario Botta, Norman Foster, Arata Isosaki, Rafael Moneo, Juan Navarro Baldeweg y Luis Peña Ganchegui. 3
318 proponer – y Oíza le contestó – Un edificio con sillares de vidrio – ¿Telepatía? La propuesta de Oíza para aquel concurso residencial de más de veinte años antes (los 70) había sido una gran caja de vidrio que daba cabida a viviendas, un hotel, oficinas y un jardín. Por entonces, en la Escuela de Arquitectura de Madrid, todos admirábamos los edificios que estaba haciendo el arquitecto escocés James Stirling (1926-1992). Me refiero, más concretamente, a la Facultad de Historia de la Universidad de Cambridge de 1964, con su maravillosa biblioteca cubierta de vidrio4. Oíza pensaba que aquellas esplendorosas arquitecturas cristalinas no eran para la tórrida Península Ibérica, con la excepción de la Cornisa Cantábrica. Y que San Sebastián, con sus temperaturas suaves, su régimen de lluvias (1.700 litros/m2 anuales) y más de la mitad de los días del año nublados, podría ser el lugar en el que una arquitectura, como la británica, fuera agradable. Y propuso una manzana rodeada de viviendas con fachadas de vidrio, miradores continuos dando al mar Cantábrico, al río Urumea o la calle Zurriola; con un gran patio de manzana ajardinado cubierto como el Crystal Palace de Joseph Paxton5 (1851). Premio COAM, 1971 En 1971, el COAM instituyó el Premio de Arquitectura y Oíza fue el primero en recibirlo. Se lo dieron por el éxito de Torres Blancas, que hasta había trascendido fuera de España. Los Premios COAM siguen otorgándose, anualmente, hasta hoy. Se han ido ampliando a Urbanismo, Diseño e Investigación y Periodismo. Hubo años (1974-1980) en los que no se convocaron. La lista de arquitectos premiados es amplia, más de cien, entre ellos están Ramón Vázquez Molezún, Javier Carvajal, Francisco de Asís Cabrero, Julio Cano Lasso, Mariano Bayón, Antonio Miranda, Alberto Campo Baeza, Francisco Rodríguez Partearroyo, Enrique ÁlvarezSala, Juan Herreros… En 1995, la Fundación COAM publicó un libro titulado Premios COAM. Arquitectura. Urbanismo. Diseño. Investigación y Publicaciones. Periodismo y difusión de la Arquitectura. 1971-1993, edición al cuidado de Alberto Humanes y Ariadna Cantis. Había una buena foto de Torres Blancas, en blanco y negro, hecha por Manolo Laguillo, más una planta con un texto sacados de la revista El Croquis. Coletazos del franquismo, 1972-73 El proceso 1001, 1972 En la mañana del 24 de junio de 1972, la policía entró en el convento de los Oblatos de Pozuelo de Alarcón (Madrid) y detuvo a sindicalistas de Comisiones Obreras, “trabajadores católicos, socialistas, comunistas y sin partido”6 que fueron a parar a la cárcel de Carabanchel. Se les acusaba de ser dirigentes de una asociación ilícita y se decretaba prisión incondicional. Eran el metalúrgico Marcelino Camacho (UGT), al que le pedían veinte años de cárcel; el abogado y periodista Nicolás Sartorius (Triunfo, Cuadernos para el Diálogo…), al que pedían diecinueve; el exjesuita, cura obrero de la construcción, Francisco García Salve, diecinueve también. Y así, hasta diez encarcelados. Al que menos, le pedían doce años de cárcel. Estuvieron más de un año en Carabanchel esperando el juicio que comenzó el 20 de diciembre de 1973, justo el día que mataron a Carrero Blanco. Les defendieron abogados que iban a ser famosos, como Joaquín Ruiz Jiménez, Cristina Almeida, Paca Sauquillo o José María Gil Robles; pero el Tribunal de Orden Público les condenó duramente. Tras la muerte de Franco, en 1975, fueron indultados por el rey Juan Carlos. Véase John Jacobus, James Stirling. Edificios y proyectos 1950-1974, Barcelona, Editorial Gustavo Gili, S. A., 1975, págs. 86 a 97. 4
Véase Leonardo Benévolo, Historia de la arquitectura moderna, Madrid, Taurus Ediciones S.A., 1963, t. I, pág. 152, fig. 107; Siegfried Giedion, Espacio Tiempo y Arquitectura, Barcelona, Editorial Científico-Médica, 1968, 4ª ed. pág. 257; Monica Hennig-Scefold y Helga Schmidt-Thomsen, Transparenz und Masses, Bramsche, Verlag M. DuMint Schauber, Köln, 1972, págs. 150 y 151. 5
CCOO, “Proceso 1001-40 aniversario (1973-2’13)”, del alegato de Juanín Muñiz Zapico, en http://bit. ly/2zFUKbR, 08/05/2016. 6
319 El asesinato de Carrero Blanco, 1973 “No hay mal que por bien no venga”7 Cuando terminé la carrera, dejé el estudio de Oíza para trabajar en el Gabinete de Proyectos de la Obra Sindical de Hogar que dirigía el arquitecto Antonio Vallejo Acevedo. Iba con mis compañeros de carrera, los de la “V”: Valdés y Velasco. Hacíamos proyectos y dirigíamos obras con la Ley de Contratos del Estado: un chollo. Nos hicieron funcionarios sindicales. Cobrábamos sueldos de facultativos superiores y honorarios que repartíamos con ingenieros, aparejadores, delineantes, administrativos y secretarias. El Gabinete iba como la seda. En las provincias vascongadas había mucha tensión. En Vizcaya, teníamos que hacer los centros de formación profesional de Munguía y Amorebieta. Como soy de Bilbao, me los habían adjudicado. El jueves 20 de diciembre de 1973; habiendo pasado dos noches en casa de mis tías de Portugalete, para visitar las obras que estaban acabando; me levanté a las cinco de la mañana para llegar a Madrid antes de que terminara la jornada de trabajo. En lo alto del puerto de Orduña, con la soledad del amanecer, me paró la Guardia Civil y me puso una multa por invadir el carril contrario en las curvas. Seguí el resto del viaje, con más cuidado, escuchando casetes de Electric Light Orchestra, Pink Floyd, Jorge Cafrune, Los Bravos, Serrat… Llegué al Gabinete sobre la una del mediodía. Había un ambiente muy enrarecido, algunos llevaban un brazalete negro en señal de luto. Habían matado a Carrero Blanco. Torpemente, me reí de ellos (estaba un Fernández Cuesta, pariente de un ministro o exministro de Franco). Antes de media hora, el director me llamó a su despacho y me dijo que yo ya no pertenecía al Gabinete. Los altos cargos sabían lo feliz que yo era en aquella oficina y me destinaron a la que menos me gustaba: la de supervisión de proyectos. Mi nuevo destino estaba en un magnífico lugar, la planta dieciséis de la Casa Sindical, obra de Cabrero y Aburto (hoy Ministerio de Sanidad), frente al Museo del Prado. Compartía despacho con un colega que fichaba y, a veces, se iba. Me dejó un teléfono para que le avisara si preguntaban por él, tenía el estudio muy cerca. Nunca preguntaron. En un mes, sólo me dieron un proyecto para supervisar, eran cuarenta viviendas en Calviá, Mallorca. Le encontré multitud de defectos, pobre autor. Para el informe, contaba con una mecanógrafa que, a eso de las doce, ponía la funda a la máquina de escribir y ya no le podías encargar nada. Al mes siguiente, una mañana temprano, llegaron dos conserjes con un baúl, era un proyecto de no sé cuántas mil viviendas en Galicia (creo recordar que en La Coruña), firmado por el arquitecto que decían que era el socio del director de la Obra Sindical del Hogar; lo ignoro. Me indicaron que tenía que visarlo en la mañana. Dije que era imposible. Me retiraron el baúl y, en lo sucesivo no me dieron más trabajo. Pedí que me recibiera el director de la Obra Sindical del Hogar. Lo pedí varias veces. No llegué a conocerle. Al cabo de unos días, una buena mañana, sin más trámites, dejé para siempre de ir a la oficina. Ya no tenía que madrugar y podía salir por las noches. Oíza había vuelto a la Escuela y estaba organizando su estrenada Cátedra de Proyectos III y Fin de Carrera. Necesitaba profesores. Yo iba por las tardes a dar clase de Dibujo Técnico. Las clases de proyectos eran por la mañana, de doce a dos. Me venía de perlas. Estuve trece años de profesor no numerario con el maestro, desde 1973 hasta 1986, cuando se jubiló.
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Dicen que dijo Franco cuando le informaron de la muerte de Carrero.
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319. Entrevista de Baltasar Porcel a Sáenz de Oíza en el estudio de la avenida de Portugal. Sobre la mesa las maquetas de la propuesta de viviendas en el Kursaal de San Sebastián (arriba) y de la casa Echevarría (abajo). Fotografía publicada en Jano nº 10, 1973, pág. 31.
Entrevista de Baltasar Porcel8, 1973 El periodista Baltasar Porcel se sorprendió del contraste entre la lujosa exuberancia de Torres Blancas y la austera sencillez, “la discreción plana” –decía él– del estudio del arquitecto, que aún estaba en la avenida de Portugal, en “los arrabales” de Madrid. Porcel detectaba en Oíza un cierto desánimo por el país y la época, por la falta de reconocimiento público, por los proyectos que no se construyeron. Pero veía que le salvaba el anhelo y que “el material imaginado que guardaba en el estudio” le llevaría hasta “la primera línea arquitectónica más audaz y polémica”. Oíza se consideraba auto-marginado de la profesión, por dedicarse a la enseñanza de la arquitectura en la Escuela y opinaba que, aunque los colegas reconozcan un buen trabajo, la sociedad ni lo primaba ni lo pagaba. Mientras vives, vas cambiando –decía Oíza– “Yo pasé una etapa racional y rigurosa, con estrechez de espacio y demasiado ocupado de problemas técnicos. Hoy estoy de vuelta, convencido de que la arquitectura no es más que la creación de un espacio físico para la satisfacción humana”. Hay que recuperar la ciudad para la gente –decía– Es el problema principal de la arquitectura de hoy. Poner orden en el desorden y mejorar el medio ambiente. El utópico, el soñador y el pionero irán por delante; el realista y el pragmático seguirán sus huellas. Y Oíza, con ideas del Team 10, divagaba sobre la persona que, situada en la puerta, sobre el umbral, está en el medio de su mundo, entre la calle y la casa, entre el ámbito social y el íntimo: en el centro de la arquitectura. ¿Cree que el arquitecto y el urbanista pueden influir en la moral del hombre? –Preguntaba Porcel– El hombre construye el medio y el medio construye al hombre –respondía Oíza–.
Baltasar Porcel (1937-2009, de la edad de Moneo) periodista y escritor mallorquín que entrevistó a numerosos personajes y, entre ellos, a los arquitectos Oriol Bohigas, Ricardo Bofill, Miguel Fisac, Antonio Fernández Alba, Fernando Higueras y Juan Daniel Fullaondo. 8
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La Crisis La independencia de Guinea Ecuatorial, 1968 Después del final de las colonias europeas en América (siglos XVIII y XIX), hubo un nuevo colonialismo ochocentista, tardío y, en cierta medida, compensatorio. Eran la India Británica y las nuevas coloniales de los países occidentales en territorios indefensos9. Duraron poco, pues la descolonización10 fue un rasgo del siglo XX. Parecía bien a los pocos privilegiados dirigentes indígenas educados en las metrópolis y la promovieron las nuevas superpotencias (EEUU y la URSS) a través de la Sociedad de Naciones y de la ONU. Fue una ola nativa que se formó en la India en los años treinta, continuó en los cuarenta por Palestina, en los cincuenta alcanzó Egipto y el Magreb y en los sesenta llegó el África Ecuatorial, para calmarse en los setenta alcanzando hasta el Pacífico. Cuando las metrópolis fueron hábiles, la independencia desembocó en un neocolonialismo económico, con el que los antiguos colonialistas siguieron sacando algún jugo de la excolonia. España no supo hacerlo11. Había sido en 1926, reinando Alfonso XIII, cuando se constituyó la colonia de Guinea Española, con la isla de Fernando Póo y el territorio continental de Río Muni. Carrero Blanco, el oficial de la Marina de rápido ascenso, estuvo destinado en Fernando Póo, integrado en la En 1884 hubo una conferencia internacional en Berlín en la que países europeos se repartieron África. España no estuvo en aquella conferencia pero tenía desde antiguo enclaves en el continente africano. Como Melilla y las islas Canarias, desde el siglo XV, Ceuta desde el siglo XVII y las islas del golfo de Guinea desde el siglo XVIII por un tratado hispano-portugués. 9
Todo empezó con la independencia de los Estados Unidos en 1776, al separarse de Gran Bretaña y la Revolución Francesa (1789). Después vinieron las de Sudamérica y América Central, con los afrancesados criollos republicanos separándose del Reino de España para formar repúblicas independientes, como Ecuador (1809), Méjico (1813) o Argentina (1816)... La última fue Cuba (1898). Y también la independencia sui generis del Imperio de Brasil (1822) separándose de Portugal. Al mismo tiempo (mediados del siglo XIX) la India se hizo políticamente británica, antes lo era sólo comercialmente. 10
Juan B. Villar, “Franquismo y descolonización española en África”, Universidad de Murcia, en http://bit. ly/2iFgUDw, 10/04/2016. 11
322 dotación del cañonero Cánovas del Castillo12, como teniente de navío. Le encomendaron la “comisión hidrográfica de la zona”, es decir, un trabajo de geógrafo que suponía la investigación del territorio costero y fluvial para la actualización de la cartografía. Lo que le permitiría entrar en contacto con las explotaciones madereras. En la Guerra de 1936 a 1939, las islas fueron enseguida de los “nacionales” y el territorio continental de los republicanos, pero sólo muy al principio. En la posguerra, la colonia se convirtió en un latifundio tropical, con un régimen castrense-eclesial, en manos de pocas familias españolas. Las principales fueron los presidentes de la naviera catalana Trasmediterránea (fletes, correo, aduanas, etc...) y gente como Fernando María Castiella, ministro de Asuntos Exteriores (el cacao y el café) o Luis Carrero Blanco, vicepresidente del Gobierno (la madera). No sé cómo el almirante Carrero pudo convertirse en latifundista guineano. El caso es que, en la época del desarrollo español, dejó de estar de moda la nogalina de los negros muebles “remordimiento” que ya sólo se llevaban en las notarías más rancias, como la de Blas Piñar (1918-2014). Con los bosques de Cuba esquilmados y Fidel Castro en La Habana (1959), la roja caoba (Swietenia mohogani) dejó de venir. Una nueva apareció, era la falsa caoba africana. Llegaba desde la Guinea Española, se llamaba sapelli o abebay (Entandrophragma cilindricum), era la madera barata y lujosa que invadió España en los años del desarrollo, antes de la moda nórdica de las maderas claras (fresno, abedul, haya, roble…). Por lo visto, la madera tropical era un negocio relacionado con Carrero Blanco y sus amigos, con sede en El Ferrol. En los años sesenta, la ONU exigió a España la independencia de Guinea. Los países vecinos (Nigeria, Camerún y Gabón) eran independientes ya. Los ministros Castiella (contemporizador) y Carrero (integrista) eran antagónicos; no se coordinaron y el proceso salió mal. Al independizarse Guinea, Francisco Macías, que había sido un administrativo funcionario colonial, se hizo con el poder de la nueva nación. Era un fang siniestro, dicen que paranoico, hijo de un brujo de Río Muni, no congeniaba con los empresarios coloniales españoles. Quizá Carrero Blanco intentó sustituirle por Bonifacio Ondó Edu (1920-1969) un maestro exiliado en Gabón con el que se entendía mejor. Macías lo interpretó como una tentativa de golpe de estado planeada por España y se revolvió como una fiera y organizó una campaña de intimidación y agresiones que obligó a los españoles a marcharse de mala manera perdiendo sus negocios (véase la película de Fernando González Molina, Palmeras en la nieve, 2015). Y la empresa Peninsular Maderera de El Ferrol, que llevaba quince años fabricando hasta 50.000 puertas anuales, se quedó sin la “madera gratis” y tuvo que cerrar, despidiendo a más de 400 trabajadores13. El juicio de Burgos, 1970 En agosto de 1968, jóvenes miembros de la ETA asesinaron al jefe de la Brigada Político-Social de Guipúzcoa, Melitón Manzanas; un comisario de policía vasco que había sido colaborador de la Gestapo y al que consideraban un torturador. Mataron también a un guardia Rafael Borras Betriu, El día que mataron a Carrero Blanco, Barcelona, Editorial Planeta S.A., 1974, pág 172. Véase http://bit.ly/2xd6hOe, 08/05/2016: El cañonero Cánovas del Castillo, de 1350 toneladas, fue construido en los astilleros de Cartagena y puesto en servicio en el año 1923, participó en el desembarco de Alhucemas (1925). Durante la Guerra Civil, formó parte de la Armada de los sublevados contra la República (bando Nacional) y, después, en los años 40, estaba en Guinea Ecuatorial. En 1953, el Cánovas volvió a las aguas de Guinea en sus funciones de cañonero colonial. Fue desguazado en 1959. Véase también http://bit.ly/2gwRAT0, 09/05/2016. En 1926, Carrero Blanco ascendió a teniente de navío y recibió la orden de transbordar al Cánovas del Castillo, con rumbo a la Guinea Ecuatorial, donde se dedicó a la “comisión hidrográfica de la zona”. 12
Según La Voz de Galicia.es en su artículo “El fin de la madera gratis de Guinea” del 03 de mayo de 2009, el doctor Francisco Bergaz, propietario de la clínica Ruber, concesionario de explotaciones forestales en Guinea, próximo a Carrero Blanco que también tenía intereses en la colonia, financiado por el Banco General de Comercio e Industria, en 1953, creó la empresa Peninsular Maderera que murió con el nacimiento de la Guinea Ecuatorial independiente en 1969. 13
323 civil y a un taxista. Hubo catorce detenidos que, dos años después, fueron sometidos a un Consejo de Guerra sumarísimo en Burgos, a puerta cerrada. En las calles de las ciudades españolas, se produjeron manifestaciones contra Franco y, en las provincias vascongadas, una huelga general. La Dictadura contestó con el Estado de Excepción que limitaba, aún más, los derechos y las libertades. Los obispos de Bilbao y de San Sebastián, desde el púlpito, pidieron que el juicio fuera público y civil. La ETA secuestró al cónsul de Alemania en San Sebastián y, luego, lo soltó. Seis de los detenidos fueron condenados a muerte. Les habían defendido célebres abogados de izquierdas como Gregorio Peces Barba y Juan María Bandrés. Francia, Italia, Gran Bretaña, Alemania Democrática, EEUU… pidieron clemencia. El nuncio de su Santidad también la pidió. Y Franco conmutó las penas capitales por cadenas perpetuas. Y los etarras estuvieron siete años en la cárcel, hasta la amnistía de la Transición. Carrero Blanco Luis Carrero Blanco (1903-1973) nacido en Santoña (Cantabria), hijo y nieto de militares, fue el marino de la Armada Española que, en 1936, cuando el “Alzamiento Nacional”, con treinta y tres años, era el director de la Escuela Naval de Guerra en Madrid. Pronto pasó al bando de los sublevados para convertirse en el militar de confianza de Franco, que le nombró subsecretario de Presidencia y ya no navegó más; aunque fue ascendiendo rápidamente en el escalafón. Su última misión había sido la de oficial del submarino italiano, que Mussolini cedió a Franco, con el que hundieron el Ciudad de Barcelona (30/04/1937) que transportaba hombres de la Brigadas Internacionales. Y Franco le hizo consejero del Movimiento (1940), subsecretario (1941), ministro de Presidencia (1951), almirante (1966), vicepresidente de Gobierno (1967) y, al final, presidente de Gobierno (cargo que le cedió el dictador anciano en 1973), poco antes de que Carrero sufriera el atentado mortal de ETA. Desde 1966, había una Ley Orgánica del Estado aprobada por las Cortes franquistas y legitimada por referéndum. Carrero Blanco estaba destinado a ser el presidente y Juan Carlos de Borbón, el rey y jefe del Estado, como continuadores de Franco. Carrero pretendía mantener una política autoritaria y, al mismo tiempo, quería seguir adelante con el desarrollo económico que iba a propiciar con los ministros tecnócratas del Opus Dei de la mano de Laureano López Rodó (1920-2000). Bajo el manto del Régimen había varias tendencias: los inmovilistas, llamados “el bunker”, y los aperturistas, “los azules”, que deseaban una monarquía parlamentaria. Entre los aperturistas, había falangistas, como Adolfo Suarez o Rodolfo Martín Villa; democristianos, como Leopoldo Calvo-Sotelo y, además, estaba el singular Manuel Fraga Iribarne que pensaba crear su propio partido conservador. El ejército USA tenía bases en España desde 1953, cuando el general Eisenhower14 era presidente de EEUU y ayudó a que la España de Franco saliera de la autarquía y entrara en la ONU. Eran las bases aéreas de Zaragoza, Torrejón de Ardoz (Madrid), Morón de la Frontera (Sevilla) y la base naval de Rota (Cádiz). Años después, con el Presidente Nixon15, el judío estadounidense Henry Kissinger (n. 1923), que era secretario de Estado, se entrevistó con Carrero en Madrid. El español y el norteamericano no se entendieron. Carrero no quería que se usaran Dwight David Eisenhower (Ike, 1890-1969) había sido el comandante supremo de los aliados en la Segunda Guerra Mundial y fue Presidente electo de los EEUU entre los años 1951 y 1961. Anticomunista acérrimo, visitó España en 1959 y se entendió bien con Franco. Inició la Guerra Fría basándose en el armamento nuclear. 14
Richard Nixon (1913-1994) fue el Presidente de Estados Unidos entre 1969 y 1974. Le tocó terminar la Guerra de Vietnam. En su época, con Kissinger como Secretario de Estado, proliferaron las acciones clandestinas de la CIA, tanto en el exterior como en el interior, donde agentes especiales del Presidente, los “fontaneros”, perpetraron escuchas y registros ilegales que destapó la prensa (escándalo Watergate). Y Nixon fue el primer Presidente estadounidense que tuvo que dimitir. 15
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las bases para la guerra de Palestina16. La reunión acabó sin acuerdo. Al día siguiente, después de oír misa y comulgar en la iglesia de los jesuitas, frente a la embajada de EEUU, el almirante Luis Carrero Blanco, con su escolta y su chofer, pasó por encima del túnel (cargado con 150 kg de Goma 2 “made in USA”) que habían excavado los etarras sin que nadie les molestara. Saltó por los aires en el Dodge 3700 GT de Barreiros, un coche que pesaba casi dos toneladas. Y los estadounidenses no pudieron usar las bases españolas para ayudar al ejército israelí en la Guerra del Yom Kippur. Carlos Arias Navarro (1908-1989) el Carnicerito de Málaga que sustituyó a Carrero, aunque tarde, concedió a los americanos lo que querían. La crisis del petróleo, 1973 El canal de Suez se había excavado a mediados del siglo XIX, promovido por un empresario francés (Ferdinand de Lesseps, 1805-1894) con participación egipcia. Se inauguró en 1867, en presencia de la emperatriz Eugenia de Montijo (1826-1920), española esposa de Napoleón III (1808-1873). Ocho años después, el pachá de Egipto (virrey bajo mandato otomano) vendió sus acciones a la corona británica, venta gestionada por el judío Benjamin Disraeli (1804-1881), primer ministro amigo de la reina Victoria (1918-1901). Y el Canal, controlado por franceses e ingleses, fue declarado zona neutral con la aceptación de los turcos. Después de la Segunda Guerra Mundial, la recuperación económica de EEUU y de sus aliados se basó en una economía de mercado complementada con la intervención estatal (herencia del intervencionismo militar). Proliferaban los automóviles grandes, los aviones, los barcos, 16 Véase José Luis Orella, La España del Desarrollo. El Almirante Carrero Blanco y sus hombres, s/l, Galland Books, 2014, pág. 219. Carrero “respaldaba la reivindicación del pueblo palestino y la internacionalización de la ciudad de Jerusalén. Durante su periodo de gobierno será muy problemática el área, al desarrollarse la Guerra del Yom Kippur, que obligó a estadounidenses y soviéticos a movilizarse hasta el límite de una confrontación mundial.[…] El gobierno de Carrero Blanco impidió el uso de las bases españolas a favor de Israel. Aunque, de forma discreta, los aviones cisterna estadounidenses abastecieron a sus trasportes fuera del espacio aéreo español, sin contar con el permiso del Gobierno español. En contraprestación, países como Irak proporcionaron reservas de crudo a España”.
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las calefacciones, los aires acondicionados y la producción térmica de la electricidad. Y todo porque el petróleo, vendido por países del tercer mundo que habían nacido en el área del colonialismo occidental, era extraordinariamente barato. Y un “haiga” americano consumía veinte litros de gasolina a los cien kilómetros. Desde el golfo pérsico, por el canal de Suez, los barcos petroleros accedían fácilmente al Mediterráneo, evitando la gran circunvalación de África. Finalizado el mandato británico sobre Palestina, en 1947, la asamblea de la ONU, controlada por Occidente, sin unanimidad, aprobó la división del territorio en tres fracciones: una para los judíos, otra para los palestinos y una Jerusalén internacional controlada por la ONU (como Tánger). La puesta en práctica del plan supuso la Primera Guerra Árabe-israelí, la de 1948 (Israel contra Líbano, Siria, Transjordania17, Irak y Egipto). Guerra que, con la ayuda occidental y la inhibición de los magnates árabes, se saldó a favor de Israel que, con su primer ministro Ben-Gurión (1886-1973), aumentó su fracción de territorio. Tras el golpe militar nacionalista que depuso al rey Faruk (1920-1965) de Egipto en 1952, el presidente de la nueva república socialista egipcia, Gamal Abdel Nasser (1918-1970), en 1956, nacionalizó el canal de Suez. Francia y el Reino Unido, con Israel, organizaron una alianza secreta y, en una operación militar sorpresa, invadieron la península del Sinaí y ocuparon el Canal. El Gobierno estadounidense y el de la Unión Soviética, a través de la ONU, negociaron una retirada y el Canal quedó bajo soberanía egipcia y abierto para los israelíes. Otra vez, en 1967, Egipto, aliado con Siria, Iraq y Jordania, y descontento con los acuerdos alcanzados en la Guerra Árabe-israelí de 1948 y en la de Suez de 1956, se estaba armando con ayuda de los rusos y tenía una actitud amenazante. Israel, con el temor de la desaparición de su pequeño estado, armado por los estadounidenses, se adelantó con un ataque relámpago. La fuerza aérea israelí destruyó los aviones egipcios, aún en tierra. Y la infantería acorazada, con tanques americanos, penetró rápidamente en el terreno enemigo. Era la Guerra de los Seis Es el actual Reino de Jordania con la dinastía Hachemita, el rey Abdalá II (hijo de Husein) y la reina Rania. 17
326 Días, con la que el ejército de Egipto, su jefe Nasser y sus aliados árabes sufrieron un durísimo golpe. Israel había derrotado a sus enemigos que, con numerosas bajas y cuantiosas pérdidas económicas, pidieron la paz. En el nuevo acuerdo, Israel se anexionó la península del Sinaí, la franja de Gaza, Jerusalén Este (la Ciudad Vieja) y los altos del Golán. El Canal, con barcos hundidos, quedó inutilizado durante un tiempo. La celebración más importante del calendario judío es la de día del Yom Kippur (o del arrepentimiento y la reconciliación). Ese día del año 1973, que era 6 de octubre, sin previo aviso, los sirios atacaron los altos del Golán y los egipcios, cruzando el canal de Suez con tanques, entraron en la península del Sinaí protegidos por misiles antiaéreos de fabricación rusa. En los primeros días, los israelitas, cuyos servicios secretos, militares y políticos, no se habían coordinado bien, sufrieron muchas bajas y grandes pérdidas. Después, con armamento USA, se recuperaron y, la guerra, que duró tres semanas, quedó, más o menos, en tablas, con la mediación de soviéticos y estadounidenses en la ONU. Era evidente que los países occidentales, grandes consumidores de combustibles fósiles, habían ayudado a Israel. Tras la Guerra del Yom Kippur, los países árabes productores de petróleo, como represalia, limitaron la extracción del crudo y el barril, que en 1970 valía 1,8 $, subió por encima de los 10 $18. El precio del combustible repercutió en el transporte que se tradujo en una gran inflación con caída de las ventas, disminución de la producción y numerosos despidos. Así se produjo una nueva crisis económica en Occidente, la de 1973. Oíza se reincorpora a la Escuela, 1973 Trascurrido el tiempo, enfrascado en su estudio con los proyectos, alguien tuvo que avisarle que estaba a punto de cumplirse el plazo que la ley le concedía para reincorporarse a su cátedra19. Lo hizo precipitadamente, casi sin tiempo. Reingresó el día 7 de diciembre de 1973. Y entonces, en la Escuela, hubo tres catedráticos de proyectos: Carvajal que era de derechas (con Alberto Campo, Ignacio Vicens…), Vázquez de Castro que era de izquierdas (con Antonio Vélez, De la Rica…) y Oíza, de no se sabe. Creo que promovida por Vázquez, se creó una organización de talleres verticales. Después de la asignatura de Elementos de Composición, era casi como si hubiese tres escuelas. Con cualquiera de ellas podías hacer todos los cursos de Proyectos y el Fin de Carrera. A mi juicio, era peor que antes, cuando cada alumno tenía que aprender a superar los distintos enfoques, pasando por todos. Con los talleres verticales, el alumno elegía profesor. El alumno menos inteligente podía apuntarse al grupo del peor profesor y hacer con él toda la carrera. Oíza aceptó lo de los talleres verticales, contando con un elenco de profesores, los PNN (profesores no numerarios): Vicente Nacher, José Luis Arana, Sebastián Araujo, Jaime Nadal, Jesús Perucho, Gabriel Ruiz Cabrero, Alfonso Valdés y yo. Luego hubo más. La Escuela de Oíza, Carvajal, Vázquez de Castro, Fernández Alba y Julio Vidaurre funcionó estupendamente en los años setenta. Yo la recuerdo como una época dorada. Había muchos alumnos excepcionales como Nicolás Cermeño, Federico Climent, Francisco Oíza Cuadrado, Luis Martínez Barreiro, Jesús Carballal, Viki Burillo, Pilar Briales, Ramón Engel, Julia Alonso, Carmen Rivera, Paco Somoza, Chicho Fernández Inglada, Carmen Herreros, Álvaro 1 barril de petróleo contiene 42 galones USA equivalente a 159 litros. Así que un litro de petróleo costaba 0,011 $ (aproximadamente, un centavo). Con la revolución islámica de Irán (1979), el barril alcanzó los 20 $. Con la Guerra Irán-Irak (1980), llegó hasta los 40 $. Tras la invasión de Irak, en junio de 2008, subió hasta 140 $. Este año (2016) ha vuelto a los 40 $. Ahora, a final de año está en 50 $. 18
En junio de 2016, reunidos los profesores de la Escuela de Arquitectura de Toledo para calificar los Proyectos Fin de Carrera, Ricardo Aroca, profesor invitado, riéndose, nos contó que en el año 1973 fue comisionado para ir al estudio de Oíza, advertirle que se le acababa el plazo y trasmitirle que los colegas le pedían que volviera a la Escuela. A lo que Oíza contesto que para qué iba a volver él, que era el peor. Aroca le dijo que sí, pero que le habían encomendado que se lo pidiera y tenía que hacerlo. Y Oíza se enfadó muchísimo. 19
327 Soto, Sigfrido Martín Begué, Luis Moreno García-Mansilla, María Casariego, Emilio Tuñón, Juan Ignacio Mera, Pedro Feduchi, Fernando Díaz-Pines alias Pipe, Luis Rojo, Javier Maroto, Mercedes Anadón, Juan Herreros, Fabriciano Posada, María Fraile, Federico Soriano, Blanca Lleó, Consuelo Martorell, Pedro Moleón, Fernando Porras-Isla, Luis Martínez Santa-María… Ariadna Cantis, Patricia Reznak, Paloma Lasso…y algunos más. Hubo una asociación entre los profesores de Oíza, con él mismo, y los de Fernández Alba (López Peláez, Capitel, Frechilla…). Estaba también Carlos Sambricio, querido adventicio, rojo compulsivo de los Sagrados Corazones, que venía de Fernando Chueca, el catedrático de Historia de la Arquitectura. En el salón de actos, se celebraban “Los martes de Oíza” con una conferencia, charla o clase teórica, a cargo de alguno de los profesores o de algún visitante ilustre. También se hicieron sesiones críticas de los concursos en los que habían participado profesores de la Escuela, se llamaban “Sesiones de Academia” y algunas veces fue en colaboración con profesores de Barcelona y con otros arquitectos famosos. Por allí pasaron todas las cuestiones en boga. Había cenáculos como el de Chicote o el de la Academia Mínima a los que, a veces, asistían Oíza o Moneo. Aquello fue el principal aliciente cultural de la Escuela. Fullaondo volvió tarde, al final de los años 70, y se incorporó a la cátedra de Sáenz de Oíza. Luego fue profesor titular, y más tarde catedrático. Con la jubilación obligada de Oíza, no sé si aún eran tiempos de fronda. Fullaondo murió prematuramente en 1994. Antón Capitel en sus Memorias de la Escuela dedicó unos buenos párrafos a Oíza. Hablaba de su trato con él en la Escuela y de la amistad fraguada en unas vacaciones en Pollensa, en el verano de 1978. Capitel estaba con Sambricio y conmigo en Can Cassoleta, cerca de la casa de los Oíza. Íbamos muchas tardes a visitarles, después de la hora de la siesta, oyendo el chirriar de las cigarras. Allí estaba don Paco en una mecedora de loneta, soportando el calor en la veranda de su casa de Colonya, sentado a la sombra de las grandes encinas, las gafas sobre la frente despejada al estilo de Le Corbusier, con un periódico entre las manos. Y nos comentaba las noticias del día con opiniones inesperadas y chocantes que nos hacían reír. “Era extraordinariamente inteligente, el mejor charlista del mundo, ingenioso y ocurrente; muy simpático cuando quería y extraordinariamente antipático cuando le daba la gana”, según Capitel; y yo estoy de acuerdo. Se dice que, en cierta ocasión, en una de sus charlas del Salón de Actos, le dijo un alumno: “don Francisco, usted se repite, esto ya lo contó el año pasado”. Y Oíza le respondió: “el que repite es usted”. Contaban que, cuando Oíza era presidente del tribunal de Fin de Carrera, los estudiantes, reunidos en el vestíbulo de Dirección, estaban enfadados porque habían suspendido muchos. Un alumno había calculado que, con el tiempo que el tribunal había estado reunido y el número de alumnos presentados, dedicaron un minuto para corregir cada ejercicio. Se lo reprochaba a Oíza, que pasaba por allí. Y don Paco le respondió: “No es verdad. Si nos referimos concretamente al suyo, me bastaron cinco segundos para suspenderlo”.
328 Concurso de AHV, 1972 Oíza se presentó al concurso para la sede de Altos Hornos de Vizcaya en Aravaca (Madrid) con el lema “Ferro”, le ayudó Miguel Martínez Garrido20. Parece que habían mirado la arquitectura japonesa de los años sesenta. Me refiero, más concretamente, al centro de comunicaciones Yamanash (Kofu, cerca del Fujiyama), construido por Kenzo Tange (1913-2005) entre los años 1964 y 1966, o el edificio administrativo de la sociedad de la Radio y la Prensa Shizuaka en Tokio, construido a continuación por el mismo autor; y los dibujos de su discípulo Arata Isozaki (n. 1931) para la ordenación parcial de Tokio de 1960, evocando ruinas griegas21. Son proyectos de raíz “metabolista” (influida por Archigram) en los que aparecen los grandes cilindros portantes que, al mismo tiempo, son funcionales. La planta de Oíza contaba con dieciséis cilindros de algo menos de cinco metros de diámetro, como la del centro Yamanash de Kenzo Tange. Estos cilindros estaban ocupados por escaleras, ascensores, montacargas y locales de servicio, como en el proyecto japonés; cilindros de fábrica de ladrillo (como los altos hornos) que servían para la sustentación y arriostramiento del edificio, pero que estaban acompañados de columnas menores para que las distancias entre los apoyos no superaran los doce metros. Parece que Oíza no deseaba el gran alarde estructural de los nipones. La planta del edificio está girada respecto al eje norte-sur. Así habría dos fachadas bien soleadas: una de mañana y otra de tarde. Deduzco, del pequeño dibujo de la sección, que tenía unos planos de vidrio a 45º, acaso para la captación de la energía solar y que ocultaban los paquetes de instalaciones. Eran las propuestas para la construcción de un edificio de oficinas que integrase a las empresas filiales de Altos Hornos de Vizcaya. Además de Oíza, se presentaron José Luis y Félix Íñiguez de Onzoño con Juan Daniel Fullaondo que metió también a Jorge Oteiza con una gran escultura para el jardín de los vascos (lograron el tercer premio), Julio Cano Lasso, Antonio Fernández Alba, Antonio Vázquez de Castro… pesos pesados. Ganaron los hermanos Camilo y Cristina Grau García22, desconocidos para mí. Proponían un esquema lineal, al igual que los que obtuvieron el segundo y el tercer premio, que me recordaban a las Universidades Autónomas de Oíza de 1968. Al frente del jurado estaba el presidente del consejo de administración de Altos Hornos de Vizcaya. De los nueve miembros que componían el jurado23, sólo conozco a tres, que eran José María García de Paredes (1924-1990), arquitecto de prestigio; Mariano Bayón, que entonces era un joven profesional en ascenso; y Álvaro Líbano, que era un arquitecto de prestigio en Bilbao. A mi juicio, el veredicto de este jurado fue poco afortunado.
Miguel Martínez Garrido era del curso de Antón Capitel. Siendo estudiantes, en Tercer Curso (1967-1968) tuvieron de profesor de proyectos a Javier Carvajal. Martínez Garrido sacó matrícula y Capitel, sobresaliente. 20
Kultermann, Udo, Nueva arquitectura japonesa, Barcelona, Gustavo Gili, 1967, pág. 179; Kenzo Tange, Barcelona, Gustavo Gili, 1970, págs. 78 a 65. 21
Autores de la restauración, en 1984, de Edificio Rialto (1935-1937) de Valencia, obra del arquitecto Cayetano Borso di Carminati González (1900-1972), encarcelado por los republicanos. 22
23
La composición del jurado esta publicada en Arquitectura COAM nº 190, octubre 1974, pág. 19.
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320. Axonométrica del conjunto con rama de jara, publicada en Alberdi y Sáenz Guerra, Oíza, 1996, pág. 142.
321 y 322. Arriba, planta segunda. Abajo, planta baja de la propuesta. Publicado en El Croquis nº 32/33, 1988, pág. 220.
330 Premio Excelencia Europea, 1974 En marzo de 1974, la prensa madrileña24 publicaba la noticia de la concesión de los premios del Comité de la Excelencia Europea. Era el homenaje de Francia y de toda Europa que, por primera vez, se concedía a los españoles. Parece que fue un asunto pergeñado por Juan Huarte. La entrega de premios tuvo lugar en el club social del grupo Huarte que estaba en lo alto del propio edificio Torres Blancas. Asistieron el director general de Arquitectura, Ramón Andrada Pfeiffer (1923-1992), y el alcalde de Madrid, Miguel Ángel García-Lomas (1912-1976). Dieron tres premios: al mecenas Juan Huarte, al restaurante Ruperto de Nola y al arquitecto Sáenz de Oíza. El mecenas, con afán culto, había dado al restaurante del centro social de Torres Blancas un nombre verdaderamente sofisticado, el del enigmático autor de uno de los más antiguos libros de cocina. Acaso un hijo de catalanes nacido en la ciudad napolitana de Nola (en la que murió el emperador Augusto) que escribió, en catalán, un libro de cocina dedicado, probablemente, al rey Fernando il Vechio, editado en Nápoles hacia 1460 (edición desaparecida). Editado después en Barcelona en 1520 y en Toledo, en castellano, en 1525, con el título Libro de guisados, manjares y potajes. El Ruperto de Nola era el lujoso restaurante favorito de los arquitectos que entonces eran jóvenes. Mi colega José Luis Rodríguez-Noriega me comentó sus celebraciones en él. Antón Capitel, en sus Memorias de la Escuela, hablando de su primer estudio (con Paco Rodríguez Partearroyo, Nieves Ruiz y Fernando Nanclares, socios durante bastantes años), cuenta que el primer proyecto que hicieron (se lo pasó el padre de Antón) fue un pequeño hotel. El trabajo no cuajó, pero cobraron 30.000 pesetas, con las que se compraron una máquina de escribir y fueron a cenar al restaurante Ruperto de Nola. Las salas circulares del restaurante eran muy singulares, sorprendentes y confortables. El techo era blanco, esmaltado, brillante, ondulante, capricho y difusor del sonido. El suelo era silencioso de moqueta roja y los asientos tapizados, rojos también, eran sillones sueltos o corridos, en torno a manteles blancos de mesas redondas. A través de las ventanas hiper-elípticas, abajo, veías la ciudad de Antonio López. Parecía que la contemplabas desde un platillo volante, decorado en estilo pop por un diseñador galáctico.
24
El 28 de marzo de 1974, el periódico ABC, pág. 57.
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CAPÍTULO 11 LA TRANSICIÓN
323 y 324. Planta y alzado de la propuesta de Oíza para el concurso de la sede del Colegio de Arquitectos de Andalucía Occidental y Badajoz. Planos publicados en El Croquis nº 32/33, 1988, pág. 221.
Concurso del Colegio de Arquitectos en Sevilla, 1976 Muerto Franco en 1975, se inició la etapa de arquitectura democrática. En 1976 el Colegio Oficial de Arquitectos de Andalucía Occidental y Badajoz convocó un concurso para erigir su nueva sede en Sevilla. El solar estaba situado en el centro, entre la plaza del Cristo de Burgos y la calle Imagen de Sevilla, cerca de la iglesia de San Pedro. El concurso contó con un jurado de lujo. En él estaban Aldo Rossi, José Antonio Coderch, Rafael Moneo, Luis Peña Ganchegui, José María Garcia de Paredes y el decano Julio Tirado. Poco antes, se había publicado en español el libro de Aldo Rossi (1931-1997)1 La arquitectura de la ciudad, Barcelona, Gustavo Gili, 1971. Este libro tuvo gran trascendencia en las escuelas de arquitectura españolas y, especialmente, en la de Sevilla; donde muchos jóvenes se adhirieron a la rama italiana de la arquitectura posmoderna denominada la Tendenza, antagónista del pop y del high-tech. Aldo Rossi (1931-1997) arquitecto graduado en Milán en 1959, trabajó en la Escuela de Arquitectura de Milán con Ludovico Quaroni (1911-1987) y en la de Venecia con Carlo Aymonino (1926-2010). En 1966 publicó L’Architettura della cittá, el famoso libro editado en español en 1971. Fue líder intelectual de la Tendenza. Combatió la separación entre la arquitectura y el urbanismo y defendió que la ciudad es arquitectura. Siendo profesor de arquitectura en Nueva York, en 1990, recibió el Premio Pritzker. Con la geometría y la memoria, Rossi fue poeta metafísico de la arquitectura. Murió prematuramente como consecuencia de un accidente de coche. 1
325. Viviendas en el barrio de Gallaratese de Milán. Con Carlo Aymonino en 1968. Foto publicada en http://bit.ly/2gxs1RR, 16/02/2016.
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Desde 1973, Oíza se había reincorporado a la Escuela de Arquitectura de Madrid como catedrático. Estaba bien rodeado de jóvenes profesores ayudantes que le admiraban y estimulaban. Él, siempre compitiendo, estaba a la última. Para este concurso, se interesó por una versión magistral del posmodernismo, la que se vislumbraba en el arquitecto estonio, afincado en Filadelfia (EEUU), Louis Kahn (1901-1974)2. Y Oíza propuso para Sevilla un edificio urbano de planta racionalista que, en su elevación, ofrecía trazos históricos estilizados, con cierto aire a lo Kahn. Un edificio que hubiera sido sevillano y bonito… ¡Ah! Pero le ganó uno de sus profesores ayudantes, el simpar Gabriel Ruiz Cabrero que, con su compañero Enrique Perea, interpretando las ordenanzas con sagacidad, idearon un precioso edificio que convenció a tan ínclito jurado. Y que luce, aún hoy, la capital hispalense.
Louis Kahn fue profesor en Yale y en Pensilvania. Sus obras dieron un giro a la arquitectura moderna al inspirarse en el monumentalismo de la arquitectura histórica, para realizar unas construcciones en las que se mezclan técnicas actuales, como el hormigón armado, con fábricas de ladrillo como del Imperio romano. Obras destacadas suyas son, entre otras, los laboratorios Salk (La Jolla, 1967-1972) y la biblioteca Exeter (New Hampshire, 1965-1972). En Fort Wayne dibujo una fachada que, a mi entender, interesó a Oíza. 2
326. Centro de Bellas Artes de Fort Wayne, 1973. Publicado en http://bit.ly/2yFerAu, 16/12/2006.
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327. Primera sesión de Academia. De izquierda a derecha, Rafael Moneo (siempre tan aplicado), José María García de Paredes, Oscar Tusquets, Oriol Bohigas y Oíza, que están presidiendo la sesión de crítica, en el salón de actos de la ETSAM, dedicada al concurso para la Facultad de Ciencias de la Universidad de Córdoba. Fotografía de José A. Santos publicada en la revista Jano nº 59, 1978, pág. 20.
Concurso para la Facultad de Ciencias de Córdoba, 1977 La primera sesión de Academia tuvo lugar el 22 de febrero de 1978, en el salón de actos de la Escuela de Arquitectura de Madrid, un mes después de la celebración del concurso de la Facultad cordobesa. Asistieron Oriol Bohigas, director de la Escuela de Arquitectura de Barcelona (entre los años 1977 y 1980); García de Paredes, miembro del jurado; Óscar Tusquets, jurado elegido por los concursantes; Carlos Sambricio, Antón Capitel y Javier Frechilla, promotores de la sesión, más unos cuantos concursantes: Oíza3 (primer premio); Estanislao Pérez Pita y Jerónimo Junquera (segundo premio); Antonio Cruz y Antonio Ortiz (tercer premio); Enrique Perea, Gabriel Ruiz Cabrero y Julio García Lanza (lema Zancarrón); Manuel e Ignacio de las Casas con Luis Burillo, Ramón Engel y Jaime Lorenzo (lema 2+3); Francisco Rodríguez Partearroyo y Alfonso Millares con García Perrote (lema Academia); María Luisa López Sardá, José Carlos Velasco, Alfonso Valdés (fallecido en 2000) y yo (lema 144). Y el salón de actos estaba repleto de estudiantes. Esta primera sesión de Academia era una fusión de los “martes de Oíza” (Ruiz Cabrero, Valdés y Vellés) con los “miércoles de Sambricio” (Capitel y Frechilla). Los primeros, participantes en el concurso; los segundos, organizadores de una exposición sobre la arquitectura española de los años 40 que se estaba celebrando en el contiguo Museo de Arte Contemporáneo. Sambricio abrió la sesión diciendo que, si en los años 50, el debate de la arquitectura estaba en las revistas y en los colegios profesionales; entonces (los años 70) estaba en las escuelas de arquitectura. Capitel dio un repaso a los trabajos presentados. Habló del proyecto de Oíza, sorprendido de que hubiera empaquetado tantos locales distintos en bloques de veinticuatro metros de anchura, con unas circulaciones no resueltas convincentemente, “calles que no son tales, sino patios de luces por los que se circula y pasillos estrechos sólo iluminados en el segundo piso”. Se quejó de la poca importancia que se había dado al espacio de relación, de la ausencia de un Según Javier Sáenz Guerra, Oiza, 1996, pág. 144, en este concurso participaron, como colaboradores de Oíza, su hija Noemi Sáenz Guerra y su yerno Manuel Peña. 3
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328 y 329. Arriba, alzado principal. Abajo, planta alta de la propuesta de Oíza para la Facultad de Ciencias de la Universidad de Córdoba. Publicado en Jano nº 59, 1978, págs. 23 y 22.
vestíbulo y de la indiferencia de las fachadas. Consideró que, al estar el proyecto poco acabado, tenía grandes posibilidades de mejora. Lo comparó con el de Ruiz Cabrero y Perea por ciertas similitudes, como lo de confiar en el paisaje de la arquitectura interior. Comentó, del trabajo de Partearroyo, no sé qué tributos que pagaba al método de composición y trazado en torno a la idea de patio. Dijo que el “144” era el más ambicioso, pero con un lenguaje poco claro. Que los de Pérez Pita y Junquera, López Cotelo y Puente, Cruz y Ortiz y el de los Casas, con menos carga teórica, eran fieles a lo moderno. Y aseguró que la acequia de Tanis y Jero4 era una anécdota del lugar, premiada desde una idea de sensibilidad hacia la naturaleza. Tusquets, contrario a la explotación profesional de los concursantes y creyendo que los resultados de los concursos son discutibles, confesó que, cuando eligieron el proyecto de Oíza, creían estar premiando a un joven radical, buscando, detrás de los dibujos, a un buen arquitecto 4
Tanis y Jero eran Estanislao Pérez Pita y Jerónimo Junquera.
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330. Planta baja del proyecto definitivo (aunque realmente los dos patios ocuparon una posición central). Publicada en El Croquis 32/33, 1988, pág. 221.
que supiera llevar a cabo el trabajo. Y lo encontraron, era un joven de sesenta años, pero de nada sirvió (los técnicos corruptos del Ministerio no le dejaron llevar a cabo el trabajo, se lo quitaron). Tusquets explicó que en los proyectos ganadores había tres líneas: “una de trama de Plan Cerdá, otra de Ciudad Lineal de Arturo Soria, y otra dentro de la ortodoxia moderna” (Oíza, Pérez Pita y Junquera y Cruz y Ortiz respectivamente). García de Paredes insistió en la inmoralidad de los concursos (muchos trabajan y pocos cobran). Insistió también en que el jurado buscaba un arquitecto más que un proyecto. Y reveló que, dado el carácter rural del emplazamiento, desecharon las propuestas de marcada impronta urbana (y el 144 quedó desechado, absurdo, pues el lugar estaba destinado a ser urbano). Del proyecto de Oíza dijo que recogía “la lección de la arquitectura andaluza, sin grandilocuencia ni retórica, con ese tratamiento tan especial de la escala”. Valoró positivamente la facilidad con que se podría construir y se quejó de no sé qué rigidez.
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331, 332 y 333. De izquierda a derecha, sección de las calles de iluminación, con el detalle del lucernario con lamas que protegen del sol de verano; dibujos publicados en Jano nº 59, 1978, págs. 23. Sección constructiva del proyecto definitivo, publicada en El Croquis 32/33, 1988, pág. 221.
Moneo, el más lúcido, dijo que el falso “joven radical” “mostró su poderosa madurez en esa vuelta a considerar la arquitectura desde la planta” después de que, en los concursos de las Universidades de Madrid y de Bilbao, y de las viviendas del Gran Kursaal, resolviera desde la sección. Y habló de Saint Gall, de la disposición, del Spalato, de las circulaciones y de la parrilla de El Escorial5. Comentó que no le gustaba el salón de actos exento y que esperaba que, cuando Oíza dibujara el proyecto definitivo, lo mejorara. Quizá quería sugerir que lo integrara en el conjunto rectangular. La propuesta de Pérez Pita y Junquera le parecía dictada desde el exterior y con un exagerado interés por asuntos del emplazamiento (la acequia), de un eclecticismo errático entre tecnología, arquitecturas populares, monumental, tradicional, paisajista, Moneo se estaba refiriendo a hermosos antecedentes del trabajo de Oíza. Además del consabido Escorial, la famosa planta medieval del monasterio suizo de San Gallo, con su exhaustiva enumeración de dependencias; y el maravilloso palacio de Spalato, mandado construir por el emperador Diocleciano para su retiro dálmata en el siglo III, hoy corazón de la ciudad croata de Split. 5
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334 y 335. Las galerías de la Facultad, en el interior y en el exterior. Fotos de JV. 2017.
ecologista… La de Cruz y Ortiz, optimista en exceso, compuesta a base de vistas que la de Oíza no necesitaba. Bohigas coincidió con Moneo en la madurez del proyecto ganador. Habló de la potente y veterana radicalidad del proceso de composición coherente, que produjo un “sistema de edificio” con flexibilidad de uso, un espacio interior construido de forma muy sencilla, con circulaciones e iluminación; que no necesitó recursos estilísticos. Y concluyó alabando la “voluntad tan inteligente de modestia constructiva, volumétrica y expresiva”. Tusquets, otra vez, consideraba que el proyecto ganador era adecuado a las necesidades de la Universidad: económico, andaluz y habitable, y que no daba más que lo que el cliente pedía. Y que le recordaba a la Universidad Libre de Berlín6. Tusquets, defendía el salón de acLa Universidad Libre de Berlín fue el proyecto ganador del concurso (1963), obra de los arquitectos George Candilis, Alexis Jasic y Shadrach Woods (griego, yugoslavo y estadounidense, discípulos de Le Corbusier). Se empezó a construir en el año 1973. Es un conjunto rectangular de espacios interiores, a base de patios aparentemente aleatorios.
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336. Vista de la esquina noroeste de la Facultad. Foto de JV. 2017.
tos exento, sobre pórticos y destacado en la entrada. Moneo, insistente, no estaba de acuerdo. Y Tusquets recalcó que Oíza planteaba un esquema de gran flexibilidad de uso que, contrariamente a lo que había opinado García de Paredes, podía adaptarse a la Facultad de hoy y a la de mañana. La Universidad de Córdoba encargó a Oíza el proyecto definitivo. A la vista de las plantas, parece que se redujo el programa, quedando dos módulos como espacio de reserva. Y al arquitecto no le encomendaron la dirección de obra, que quedó en manos de la Unidad Técnica, para llevarla a cabo con sus vulgares rutinas y de forma cicatera. Oíza nunca hablaba de esta obra. La Transición y los Pactos de la Moncloa En 1972, Franco, jefe del Estado con ochenta años, ya no presidió los Consejos de Ministros, pues dejó la Presidencia del Gobierno al almirante Luis Carrero Blanco. Con él, el Opus Dei fue copando el poder económico y lugares de mando. En 1973, ETA asesinó a Carrero Blanco y Carlos Arias Navarro (1908-1989) ocupó su lugar. Aunque quiso aparentar cierto aperturismo, defendió la exclusión radical de los comunistas (no a las organizaciones reivindicativas de los obreros), la unidad nacional (no a los nacionalismos y proyectos autonómicos) y la monarquía (no a los republicanos). Franco firmó la sentencia de muerte de dos etarras y tres del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico) que habían asesinado a policías. Las embajadas de los países europeos y el Papa pidieron clemencia. Y los reos fueron ejecutados en septiembre de 1975. En toda Europa hubo manifestaciones contra España. Arias Navarro dijo que las protestas europeas habían sido “injerencias vejatorias” y, a través de la televisión, convocó a un acto de desagravio al Caudillo en la plaza de Oriente, con ocasión del cuarenta aniversario de su “exaltación a la Jefatura del Estado”. TVE comentó que había acudido un millón de personas y Franco, desde el balcón del palacio, dio las gracias a los españoles por responder a la “conspiración masónica e izquierdista” y voceó débilmente el ¡Viva España! Después, se cantó el Cara al sol.
339 El 20 de noviembre de 1975 murió Franco y fue enterrado en el Valle de los Caídos. Dos días después, Juan Carlos de Borbón (n. 1938), designado por el dictador para sucederle, fue proclamado rey ante las Cortes. “Comienza una nueva etapa”, dijo en su investidura el nuevo jefe del Estado y Carlos Arias se mantuvo en su puesto de primer ministro. El antiguo preceptor del Rey, Torcuato Fernández Miranda (1915-1980, catedrático de Derecho Político), fue designado presidente de las Cortes y del Consejo del Reino. Manuel Fraga Iribarne (1922-2012) era ministro del Interior. Se concedió una amnistía y Marcelino Camacho y Nicolás Sartorius, entre otros, salieron de la cárcel. En 1976, el Rey viajó a Estados Unidos donde pronunció un discurso democrático. A la vuelta, destituyó a Carlos Arias. Adolfo Suárez Adolfo Suárez González (1932-2014) era un joven y elegante exfalangista modernizado, de talante democrático, abogado abulense, funcionario franquista, que llegó a ser ministrosecretario general del Movimiento con Arias Navarro. Y, a instancias de Torcuato Fernández Miranda, fue elegido por el Rey para presidente de Gobierno y para la formación del segundo Gobierno de la Monarquía. Fue el “Gobierno de los PNN”7 que, con la ayuda de don Torcuato, propuso la Ley de la Reforma Política (Ley 1/1877) y consiguió, con dificultades, la autodisolución de las Cortes heredadas de Franco. Ley que, poco después, fue refrendada por los españoles (hubo un 23% de abstenciones). Los partidos de la oposición, aún clandestinos, pidieron el no. Supuso la transición política, con la liquidación del sistema franquista. Tras la Ley de Reforma, había que elegir, democráticamente, un Congreso y un Senado. Trascurrieron los meses y con la conflictividad laboral y social, el terrorismo de ETA y del Grapo8, la difícil legalización de los partidos políticos, la precaria situación económica y la incomodidad de los nacionalismos catalán, vasco y gallego; había que hacer pronto unas elecciones democráticas. En 1976, Santiago Carrillo (1915-2012), secretario general del PCE (Partido Comunista de España) en la clandestinidad, regresó a España a escondidas (con peluca). En diciembre, fue detenido por la policía que lo retuvo una semana. Un mes después, se produjo la matanza de Atocha. La matanza de Atocha, 1977 Menos de dos años después de la muerte de Franco, el 24 de enero de 1977, a última hora de la tarde, de noche, asesinos de extrema derecha irrumpieron en un despacho de abogados laboralistas de la calle Atocha y mataron a tiros a cinco personas e hirieron a cuatro. Los mártires eran abogados del PCE, aún sin legalizar, que trabajaban para el sindicato horizontal de Comisiones Obreras9. Fueron asesinados por pistoleros fascistas al servicio de lo peor del sindicato vertical de transportes. Una horrible y absurda masacre que no iba a desviar el camino de España hacia la Transición. Un Gobierno considerado de nivel bajo por los veteranos. En él estaban Marcelino Oreja (n. 1935), Landelino Lavilla (n. 1934), Leopoldo Calvo Sotelo (1926-2008), Fernando Abril Martorell (1936-1998), Alfonso Osorio (n. 1923). Desde París, el historiador político Ricardo de La Cierva (1926-2015) lo consideró un inmenso error. Fraga (1922-2012) y Areilza (1909-1998) no quisieron tomar parte en él. Véase Maximiliano Morales, “Adolfo Suarez”, mallorcadiario.com, del 22 de marzo de 2014, en http://bit.ly/2gXd0pn, 10/07/2016.
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La ETA mató a veintiséis personas en 1975, veintiuna en 1976 y veintiocho en 1977. El Grapo secuestró a dos en 1976. 8
Muertos: Luis Javier Benavides, Francisco Javier Sauquillo (hermano de Paca Sauquillo), Enrique Valdelvira, Serafín Holgado, Ángel Rodríguez Leal. Heridos graves: Miguel Saravia, Alejandro Ruiz Huerta, Luis Ramos y Dolores Gómez Ruiz. 9
340 Manuela Carmena, actual alcaldesa de Madrid, que no estaba en Atocha por casualidad, pues era su despacho, consternada, tuvo que garantizar al ministro de Gobernación (luego Interior), Rodolfo Martín Villa, que los comunistas y gentes de Comisiones Obreras controlarían el entierro, pues iba a convertirse en manifestación multitudinaria, consiguiendo que la gente estuviera sin altercados ni voceríos y respetando el orden público. Y así fue. Yo estuve allí. Doscientas mil personas en silencio ocuparon los alrededores de la Audiencia Nacional, el Colegio de Abogados y la iglesia de Santa Bárbara, por las calles del Marqués de la Ensenada, General Castaños y Génova, las plazas de la Villa de Madrid y de Colón. Un millar de militantes del PCE se ocuparon de la seguridad. El desfile de coronas duró media hora y se llenaron de flores los coches fúnebres. El comportamiento pacífico de los comunistas facilitó su legalización que iba a producirse, poco tiempo después, por decisión del presidente Adolfo Suárez con el respaldo del Tribunal Supremo, en abril del mismo año. Así que las muestras de fuerza y serenidad en el entierro de los abogados comunistas dieron pie a la legalización del PCE. Carrillo y Suárez se reunieron y, el Sábado Santo (rojo), se legalizó al Partido Comunista. El ministro de Marina dimitió y los comunistas retiraron la bandera republicana; “no hay color morado que valga una nueva guerra”, dijo Carrillo. Suárez promulgó la amnistía y volvió la Pasionaria (Dolores Ibárruri, 1895-1989) que vivía en la Unión Soviética y, en junio, felizmente, iban a celebrarse las primeras elecciones democráticas. Los pasos que Suárez iba dando con la aquiescencia del Rey llegaban más allá de lo que Torcuato Fernández Miranda había previsto y, antes de las elecciones, había dimitido. En mayo de 1977, también antes de las elecciones, don Juan de Borbón (1913-1993), padre del rey Juan Carlos, renunció a sus derechos dinásticos para que su hijo fuera el legítimo heredero del rey Alfonso XIII, su abuelo, que abandonó España en 1931 al proclamarse la Segunda República. Los partidos políticos y las elecciones, 1977 En la época de Franco a los españoles se les dijo que los rojos eran lo peor. En todo ese tiempo, los comunistas no renovaron su dirección política; la Pasionaria era la presidenta y Carrillo el secretario general. Durante la campaña electoral, por demasiada moderación, no supieron conectar con la juventud izquierdista y no obtuvieron más que 20 escaños en las nuevas Cortes. Otros partidos10 se situaron a su izquierda. El PSOE (Partido Socialista Obrero Español), en 1976, antes de su legalización, organizó un congreso en Madrid al que asistieron célebres socialistas internacionales: el alemán Willy Brandt (1913-1992), presidente de la Internacional Socialista; Olof Palme (1927-1986, asesinado), primer ministro de Suecia; Bruno Kreisky (1911-1990), primer ministro de Austria; Anker Joergensen (1922-2016), primer ministro de Dinamarca y el italiano Pietro Nenni (18911980). Ilustres invitados que legitimaron a Felipe González (nacido en 1942), secretario general de los socialistas españoles, y al populista Alfonso Guerra (1940). Y, legalizados, obtuvieron 118 escaños en las elecciones. No conectaron con el PSP (Partido Socialista Popular), del viejo profesor Enrique Tierno Galván (1918-1986) que sólo obtuvo 6 escaños. La UCD (Unión de Centro Democrático) era un partido coyuntural creado por Adolfo Suárez y los que le secundaban: moderados franquistas, el Partido Popular de Pío Cabanillas (1923-1991), la Democracia Cristiana de Fernando Álvarez de Miranda (1924-2016) y otros. Y obtuvieron 165 escaños. A la derecha de UCD se situaron los nostálgicos del franquismo, la Alianza Popular de Fraga Iribarne que, a pesar de la fabulosa financiación que consiguió de los bancos (en cuyos consejos de administración estaban muchos de sus miembros), sólo obtuvo 16 escaños. Partido del Trabajo de España (PTE), la Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT, los pro-chinos), la Liga Comunista Revolucionaria (LCR) y el Movimiento Comunista de España (MC). 10
341 El nacionalismo catalán tuvo dos polos. ERC (Ezquerra Republicana de Catalunya), los creadores en la Segunda República de la Generalitat de Catalunya, a la izquierda, con otros partidos como el PSUC (Partit Socialista Unificat de Catalunya) afín al PCE y el PSC (Partit Socialista de Catalunya) afín PSOE. A la derecha, la CDC (Convergència Democràtica de Catalunya), una amalgama de partidos entre los que predominaban aquellos que consideraban la política como un asunto dinerario al servicio del capitalismo catalán y de los Pujol, socios fundadores de la Banca Catalana durante la dictadura de Franco. Jordi Pujol (nacido en 1930), encarcelado durante dos años en el franquismo, sacó partido en la Transición y representó a la fuerza catalana mayoritaria en las elecciones de 1977. Obtuvo 11 escaños y pactó con Suárez a cambio del favor a los lobbies catalanes (lo mismo que haría después con Felipe González y con José María Aznar (n. 1953), manteniéndose en el poder de Cataluña durante veintitrés años). Ezquerra Republicana obtuvo 1 escaño. Actualmente, se habla de tres generaciones de los Pujol dedicados a los negocios políticos. El hijo, el viejo Jordi (con algunos de los nietos), ahora está pasando por vergonzosos trances judiciales, acusado de cohecho, tráfico de influencias, delito fiscal, blanqueo de capitales, prevaricación, malversación y falsedad. Viéndose obligado a renunciar a tantos honores y condecoraciones que, en otro tiempo, se le concedieron. En las provincias vascongadas, en 1967, la ETA se escindió en dos. Los militares11 que, en 1968, mataron al policía Melitón Manzanas; y los político-militares que, de cara a las elecciones de 1977, decidieron presentarse con las siglas EE (Euskadiko Ezkerra) y obtuvieron 1 escaño. Y la mayoría vasca, de derechas, nacionalista y católica (herencia del carlismo), votó al PNV (Partido Nacionalista Vasco), con Xabier Arzalluz (1932) a la cabeza, y obtuvieron 8 escaños, PSE-PSOE obtuvo 7, UCD 4 y AP 1. En el ámbito nacional, en resumen, ganó Unión de Centro Democrático (UCD) con mayoría relativa de 166 escaños. Le siguieron el Partido Socialista Obrero Español con 118 escaños, el Partido Comunista de España (PCE) con 20, Alianza Popular (AP) con 16, el Partido Democrático de Cataluña (PDC) con 11, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) con 8, Ezquerra Republicana (ER) 1, Euskadiko Ezkerra (EE) 1 y 9 escaños más, de otros partidos menores. Los Pactos de la Moncloa Los de La Moncloa fueron unos pactos políticos y económicos que se hicieron para sanear y reformar la sociedad sobre una base democrática. Se acordó ampliar la libertad de prensa, de expresión, de reunión, de asociación…Se reconoció el derecho a ser defendido por un abogado y se consideró delito la tortura. Se despenalizó el adulterio. Se aceptó el despido libre hasta un 5% de la plantilla de las empresas. Se consideró necesario igualar la subida de los salarios con la inflación prevista. Se reconoció el derecho de asociación sindical. Se liquidó el Movimiento Nacional. Y se devaluó la peseta. En 1977 la situación económica era alarmante. El precio del petróleo se había multiplicado por nueve y España importaba casi el 70% de la energía que consumía. Las exportaciones no cubrían ni el 45% de las importaciones, acumulándose 14.000 millones de dólares de deuda exterior (el triple de las reservas de oro y divisas del Banco de España). La inflación era del 44%. Las empresas, como el Estado, estaban endeudadas. Había casi un millón de parados, la cifra iba en ascenso. Sólo un tercio de los parados tenían subsidio de desempleo. Enrique Fuentes Quintana (1924-2007), catedrático de Hacienda Pública y Derecho Fiscal, aceptó el cargo de vicepresidente económico y ministro de Economía del tercer Gobierno de la Democracia presidido por Adolfo Suárez. El propósito era atajar los graves problemas de inflación galopante y de déficit exterior. “O los demócratas acaban con la crisis económica o la crisis acaba 11
A partir de 1978 contarán con un brazo político de siglas HB (Herri Batasuna).
342 con la Democracia”, dijo el ministro. E hizo la reforma fiscal y elaboró el documento base para los Pactos de la Moncloa. En el verano discutió con el Gobierno el documento, pactó con los sindicatos la moderación salarial y, con los demás partidos, consiguió una redacción definitiva, repartiendo los costes de la crisis. Y el documento de los Pactos fue aprobado por el Parlamento el día 25 de octubre de 1977. En el palacio de la Moncloa, lo rubricaron Adolfo Suárez (Gobierno), Leopoldo Calvo-Sotelo (UCD), Felipe González (PSOE), Santiago Carillo (PCE), Enrique Tierno Galván (PSP), Josep María Triganes y Joan Reventós (PSC), Juan Ajuriaguerra (PNV), Miguel Roca (CiU) y Manuel Fraga (AP) que sólo firmó la parte económica12. Después, se logró el apoyo de la Patronal y de los sindicatos de clase (Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores), con la excepción de los anarquistas (CNT) que no se adhirieron. Urbanismo y vivienda en la Transición En los Pactos de la Moncloa, entre otros asuntos, se establecieron criterios en materia de urbanismo y suelo, en base a tres principios. Primero, la ocupación y el uso del suelo urbano es un asunto público. Segundo, la plusvalía urbanística debe beneficiar a la comunidad. Tercero, el sector público debe asumir un papel principal en la utilización del suelo urbano. Además, se propusieron medidas concretas a corto plazo. A saber: Antes de julio de 1978, debería confeccionarse un inventario de suelo urbanizado o urbanizable, sin afectar al patrimonio histórico-artístico o monumental. En el suelo público, se promovería la construcción directa (o concesiones en régimen de cooperativas) de viviendas sociales y sus equipamientos. Se daría prioridad a resolver los problemas de chabolismo en los barrios. En la contratación de las actuaciones urbanísticas se garantizaría la competencia de todas las empresas. Para agilizar el proceso de descentralización se favorecería la creación de Comisiones Provinciales de Urbanismo. Se limitaría al máximo la reconversión a usos privados del suelo de uso público. Antes de abril de 1978, se presentaría un reglamento de expropiaciones y unas bases para la apropiación pública de las plusvalías y la introducción de los derechos de tanteo y retracto. Se establecería la normativa para incluir en los Planes Generales suelo para vivienda de construcción directa y áreas de vivienda social. Se agilizaría la recalificación del suelo urbano, poniendo en práctica de forma inmediata el Impuesto sobre Solares (Real Decreto 3250/1976), con objeto de penalizar su retención especulativa. Se aplicaría de forma urgente el Impuesto de Incremento del Valor de los Terrenos (Real Decreto 3250/1976), para recuperar parte de las plusvalías. En cuanto a la vivienda, el Gobierno orientaría mecanismos que garantizasen la financiación de viviendas para los más necesitados. Promovería la adquisición municipal de suelo urbano o urbanizable con destino a la construcción de viviendas sociales. Facilitaría la creación de empresas mixtas con participación mayoritaria municipal. Se daría prioridad absoluta a la construcción de viviendas sociales durante 1978 y 1979, favoreciendo el disfrute de parte de las mismas en régimen de alquiler. Se instrumentarían los mecanismos democráticos para la adjudicación de las viviendas sociales y de promoción directa, también de los equipamientos urbanísticos. Se adoptarían medidas para la utilización de las viviendas desocupadas. Se investigaría la ocupación actual de las viviendas de promoción estatal para evitar abusos. Se descentralizaría la política de vivienda social. Se actualizaría la Ley de Arrendamientos Urbanos. Se daría crédito oficial para la creación de empresas mixtas, con participación mayoritaria municipal, destinadas a la adquisición de suelo y promoción de viviendas sociales. Se promovería la creación de un mercado amplio de hipotecas. (UCD) Unión de Centro Democrático; (PSOE) Partido Socialista Obrero Español; (PCE) Partido Comunista de España; (PSP) Partido Socialista Popular; (PSC) Partido de los Socialistas de Cataluña; (PNV) Partido Nacionalista vasco; (CiU) Convergencia y Unión; (AP) Alianza Popular. 12
343 La Constitución de 1978 En la segunda mitad del año 1977, una comisión de siete miembros13 redactó una ponencia o borrador de Constitución (con la ausencia del PNV). Los grupos parlamentarios presentaron sus enmiendas, hubo una comisión de debate y también se debatió en el Congreso y en el Senado. Y el texto definitivo de la Constitución se aprobó en octubre de 1978 en las dos cámaras (con la abstención del PNV). En diciembre fue refrendado por los españoles (33% de abstenciones) y sancionado por el rey Juan Carlos I. Y la Constitución de 1978 continúa vigente mientras se habla de reformarla. Define el sistema español como economía social de mercado. Garantiza la igualdad de derechos de todos los españoles y, para satisfacer a catalanes y vascos, es ambigua en lo de las “nacionalidades” aunque afirma la indisoluble unidad de la nación española y no define el grado de autonomía que puede alcanzar una región o “nacionalidad”. Las Asociaciones de Vecinos En la última época de Franco, en 1964, se reconoció el derecho de asociación a los españoles (Ley 191/1964). Aprovechando esta ley, se crearon las primeras asociaciones de vecinos en los barrios periféricos14. Orcasitas es un barrio del distrito madrileño de Usera, situado entre las carreteras de Andalucía y de Toledo. En él, se distinguen tres zonas: el Poblado Dirigido al oeste; la Meseta, en el centro; y Orcasur, al este. Abarca unas 150 hectáreas y, actualmente, tiene unos 36.000 habitantes. En la década de los cincuenta del siglo XX, mucha de la pobre gente perdedora de Castilla la Nueva, Extremadura y Andalucía, que llegaba a Madrid en busca de trabajo, se fue asentando en chabolas que construyeron, sobre todo, en la Meseta y en Orcasur. Eran terrenos propiedad de la familia Orcasitas que, según el Plan Bidagor de 1946, habían sido calificados de cinturón verde e industrial (al sur de Orcasitas iba a establecerse la gran factoría de coches y camiones Chrysler Barreiros España S.A.15). Entre 1969 y 1974 se fueron consolidando las asociaciones vecinales que, con el entendimiento entre católicos progresistas y comunistas, lograron la identidad y cohesión de las personas de los barrios, y se luchó por mejorar la calidad de vida, la salubridad, los servicios urbanos, la educación, la vivienda, la emancipación de la mujer, la orientación de la juventud... el florecimiento del movimiento vecinal se produjo en la segunda mitad de los años setenta. En junio de 1976 hubo una manifestación vecinal, cerca de la Puerta del Sol, a la que acudieron unas cincuenta mil personas. Protestaban por la carestía de la vida y se pedía la legalización de todas las asociaciones de vecinos. Y hubo otras manifestaciones reclamando el derecho a permanecer en los barrios, ante la amenaza de expulsión por los planes especulativos y las promociones privadas. Y se logró que el Estado reconociera el derecho a una vivienda en el propio barrio. Fue el famoso asunto de la “memoria vinculante”. En la zona más despejada de Orcasitas, junto a la carretera de Toledo, a comienzos de los años setenta, intervino el Estado y construyó el Poblado Dirigido, mientras en la Meseta y Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón (n.1940) jurista del Ministerio de Justicia, Landelino Lavilla hombre de confianza de Suárez, José Pedro Pérez-Llorca (1940) letrado de las Cortes, Gabriel Cisneros (1940-2007) columnista del diario Pueblo y alto funcionario del Estado, los cuatro eran miembros de UCD; Jordi Solé Tura (1930-2009) del PCE; Gregorio Péces-Barba (1936-2012) del PSOE; Miguel Roca (1940) del CDC (el partido de Pujol) y Manuel Fraga (1922-2012) de AP (su propio partido). Y, en la sombra, Fernando Abril Martorell (19361998) Ministro de Agricultura y amigo de Suárez, y Alfonso Guerra (1940) diputado del Partido Socialista y amigo de Felipe González. Casi todos tenían cerca de cuarenta años o poco más, con alguna excepción como la Fraga que tenía cincuenta y cinco. 13
La primera fue la Asociación de Vecinos de Palomeras Bajas (Vallecas) que se enfrentó a la Administración Local, ineficaz, autoritaria y corrupta. 14
Eduardo Barreiros (1919-1992), mecánico y empresario gallego que, transformando motores de gasolina en gasoil, montó una gran empresa que fabricaba camiones todoterreno y, con patente americana Chysler, fabricaba también los Simca 1000 y 1200, que yo tuve, y el Dodge Dart de Carrero Blanco. 15
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en Orcasur seguía habiendo chabolas con infraviviendas. El Poblado se hizo de escasa calidad y sin tener en cuenta que el terreno era de arcillas expansivas. Pronto se agrietó y, años después16, hubo que demolerlo para volver a construirlo. En una de las chabolas de la Meseta vivía Félix López Rey (n. 1948), un aprendiz de joyero natural de Polán (Toledo) que empezó siendo católico y acabó comunista. En su chabola se formó el embrión de lo que iba a ser la Asociación de Vecinos de Orcasitas que, con la ayuda de abogados, urbanistas y arquitectos con conciencia social17, llegó a ser la asociación de vecinos más reivindicadora, combativa y eficaz de Madrid, modelo para otras. Los propietarios de los terrenos de Orcasitas habían querido echar a los chabolistas para construir y hacer sus negocios. El Ayuntamiento, cuyo alcalde era Miguel Ángel García-Lomas, estaba de acuerdo. Pero Eduardo García Enterría (1923-2013), catedrático de Derecho Administrativo, en 1973, con aquello de la “memoria vinculante”, defendió a los vecinos en la Audiencia Nacional de Madrid. Defendió que la memoria de un plan urbanístico aprobado era de obligado cumplimiento y, en la memoria del Plan Parcial de Orcasitas, se decía que, tras los realojos y la construcción de las nuevas casas, los vecinos tenían derecho a una vivienda en su propio barrio. El Ayuntamiento, como parte contraria, recurrió. Y en 1977, el Tribunal Supremo ratificó la razón vecinal. Y ahora hay un lugar urbanizado en Orcasitas que se llama plaza de la Memoria Vinculante.
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Con Garrigues Walker como ministro de Obras Públicas y Urbanismo de la Transición, entre 1977 y 1979.
Por citar algunos, José Manuel Bringas, urbanista hijo de arquitecto, educado en el colegio del Pilar. Y los arquitectos Eduardo Mangada, Jesús Gago, Eduardo Leira, Luis Mapelli, Javier Vega…y la colaboración en Orcasitas de José Luis Romaní, Alfonso Valdés, Jose Luis de Miguel y el autor de este escrito. 17
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Orcasur, 1977 Luis Azurmendi en su artículo “La remodelación de Orcasur”18 comenta los antecedentes. Dice que, tras veinte años de descuido en lo social19, con la Transición, se propició una política general de vivienda que incluyó la remodelación de los barrios periféricos y marginales. A mediados de los años cincuenta del siglo XX, la administración había hecho sus planes frente al chabolismo. Y se construyeron los poblados de absorción y dirigidos (ya hablé de ellos en Oíza primera parte), con viviendas misérrimas y provisionales, a veces, sin servicios urbanos. Así fue en Orcasur, donde hubo tres poblados de viviendas sociales construidos por el INV (Instituto Nacional de la Vivienda) en 1954: el Poblado Agrícola, el Mínimo y el de Absorción. Eran construcciones verdaderamente precarias, viviendas de dos plantas con corral, bloques de cinco plantas y chabolas dispersas. Viviendas de dimensiones exiguas y mala construcción, casi sin urbanizar. La gente, haciendo arreglos caseros y consiguiendo algunos servicios mínimos, fue constituyendo una comunidad estable: el barrio de Orcasur con su asociación de vecinos. En el año 1976, cuando se empezaba a hablar de un urbanismo de la Transición, tras el debate y las reivindicaciones de las asociaciones de vecinos, se presentó a la Administración (Gobierno de Suárez) un plan de realojamiento, derribo y nueva construcción para Orcasur. Suponía reservas de suelo, la intervención directa del Estado como financiador, el control y la participación vecinal en el proceso, la exigencia de dotaciones urbanísticas y cívicas para el barrio. Implicaba también la redacción previa de un Plan Parcial de Remodelación. Dice Azurmendi: “Pensemos en la dificultad que encierra el control demográfico […], la gestión del suelo, la reutilización de las infraestructuras, los alojamientos puente, las fases, el planeamiento, la diversidad de responsabilidades y competencias, la financiación y los proyectos de un programa abierto a variaciones”. La Administración encomendó el Plan Parcial 18
Luis Azurmendi, “La remodelación de Orcasur”, Arquitectura COAM, nº 216, 1979, págs. 38 a 54.
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Antonio Ferres, La piqueta, Barcelona, Destino, 1959 (Gadir, 2014).
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337, 338, 339, 340 y 341. En esta sucesión de fotografías aéreas se ve la evolución del territorio de Orcasitas. En 1945 era campo. En 1955 empezaron a aparecer las chabolas, más en la Meseta, menos en Orcasur y muy pocas en el Poblado. En la foto de 1975 se ve la urbanización del Poblado Dirigido (el primero). En 1991 se habían concluido las remodelaciones del Poblado, de la Meseta y de Orcasur. En la foto mayor (1997), se ve la zona ampliada, con el barrio de la Cornisa de Orcasitas al norte y el parque de Pradolongo en el medio. A la izquierda, la A42 (carretera de Toledo), a la derecha, la A4 (carretera de Andalucía). Fotos publicadas por Enrique Fidel, “Orcasitas (Usera, Madrid)” en blog Urban Idade nº 46, 26/04/2011.
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342 y 343. A la izquierda, el plano que representa el Plan Parcial de Remodelación de Orcasur. En líneas lo existente entonces y en negro las nuevas edificaciones que se proponían. El rectángulo central negro de arriba es la zona en la que Oíza iba a actuar. Abajo está esbozada la M-40 que aún no existía. En el plano de la derecha, a escala mayor, está representada la planta de los bloques de Oíza, con las series de aparcamientos. Abajo, los bloques de cuatro plantas (IV). Arriba, el de diez (X). Planos publicados en Azurmendi, “La remodelación de Orcasur”, Arquitectura COAM, nº 116, 1979, págs. 40 y 41.
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344, 345 y 346. Arriba, alzado trasero (de los dormitorios) del bloque de diez plantas que no llegó a construirse. Abajo, plantas de los bloques de Oíza: la planta baja, con el pasadizo peatonal y los locales comerciales; encima, las demás plantas. Al norte, toda le serie de dormitorios. Al sur, la cocina con tendedero y el estar comedor con una amplia terraza. En la crujía interior, la escalera con luz cenital, el baño y el aseo. Publicado en Azurmendi “La remodelación de Orcasur”, Arquitectura COAM, nº 116, 1979, pág. 41.
de Remodelación de Orcasur a COPLACO (Comisión de Planeamiento y Coordinación del Área Metropolitana20). En el trazado del Plan Parcial, a petición de los vecinos, en cierta medida, se quiso que el nuevo barrio perpetuara algunos rasgos del viejo. Eso ocurrió, por ejemplo, con la orientación de las calles paralelas que, al estilo de Hilberseimer, corrían de este a oeste y producía bloques para viviendas de doble orientación, con una fachada dando el mediodía. En la zona central, se planteaba un vacío que iba a recordar a la plaza del pueblo. En torno a este vacío estarían las dotaciones cívicas (mercado, iglesia, dispensario, escuela, asociaciones de vecinos…). Con los gobiernos de Franco, siendo ministro de la Vivienda José Luis Arrese y Magra y el general Jorge Vigón Suero-Díaz ministro de Obras Públicas y Urbanismo, entre los años 1961 y 1963, se redactó y aprobó el Plan General de Ordenación Urbana de Área Metropolitana de Madrid. Incluía la creación de COPLACO, perteneciente al Ministerio de la Vivienda y, después, al de Obras Públicas. Con la Democracia, en 1979, se dio entrada a los ayuntamientos. En 1983, con la creación de la Comunidad de Madrid, desapareció. 20
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347. Composición de alzados parciales, que explica el aspecto de la serie de bloques de cuatro plantas, con el de diez plantas como telón de fondo que no se hizo. Publicado en Azurmendi, “La remodelación de Orcasur”, Arquitectura COAM, nº 116, 1979, pág. 40.
Para el proyecto y la construcción de las viviendas se hicieron cinco lotes (sub-polígonos, decían ellos) y se encargaron los proyectos “a dedo”. Uno para los arquitectos Gómez, González y Gutiérrez; otro para Carvajal Urquijo y Montes; el de más allá para Corrales; el mayor para Manolo Casas y el central para Oíza21. El lote de Oíza iba a contar con cinco bloques paralelos. Cuatro de cuatro plantas y uno de diez. El de diez cerraría el conjunto por el norte y en el borde del barrio (al final se hicieron seis iguales). Eran bloques rectos, sencillos, racionalistas… con dos orientaciones. Estares y cocinas al sur, dormitorios al norte y una crujía interior de escaleras y servicios. Plantas parecidas a El sub-polígono P2 para María Gómez Carballo, Fernando González Atalaya y Clemente Gutiérrez Gómez (230 viviendas), arquitectos ligados a Luis Azurmendi; P6 para Pablo Carvajal Urquijo y Juan Montes Mieza (número desconocido de viviendas); P3 para José Antonio Corrales Gutiérrez y Antonio Rolando Ayuso (238 viviendas); P1 para Manuel e Ignacio de las Casas (524 viviendas); P5 para Francisco Javier Sáenz de Oíza (198 viviendas). 21
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348 y 349. Alzado y planta parciales de los bloques de viviendas de Orcasur (Madrid). Planos publicados en la revista El Croquis nº 32/33, 1988, pág. 222.
las que había hecho Oíza en la época del Hogar del Empleado, aunque más generosas en metros cuadrados. Respecto a los alzados; en esa geometría esencial, en la repetición del cuadrado y de la cuadrícula, en la composición simétrica y, hasta cierto punto académica, veo un parentesco con la estética de la Architettura Razionale22 de la Tendenza que, en los años setenta, influyó sobre el profesorado más atento de la Escuela de Arquitectura de Madrid y de otras escuelas españolas. En este proyecto, Oíza colaboró con su sobrino Francisco Oíza Cuadrado, que trabajó algún tiempo en su estudio y con José Manuel López-Peláez, que había sido alumno suyo y entonces era un joven profesor que trabajaba con Antonio Fernández Alba en la cátedra de Composición de la ETSAM. La remodelación correspondía a la zona urbana hoy comprendida entre la avenida de los 22
Bonfanti, Bonicalzi, Rossi, Scolari y Vitale, Architettura Razionale, Milano, Franco Angeli Editore, 1973.
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350 y 351. Arriba, los bloques vistos en escorzo desde el lado meridional, en el que están los cuartos de estar. Abajo, el testero cuadrado y ciego de 11x11 m. Fotos de Francisco Oíza Cuadrado, 1991.
Poblados, al norte; la calle Eduardo Barreiros, al este; la M-40, al sur y la calle Campotejar, al oeste. De norte a sur, en el centro, atraviesa la doble avenida de Orcasur. Transcurridos más de treinta años desde la construcción del barrio, en el verano de 2016, un día de viento sur que llovía con polvo del desierto, después de comer (el termómetro del coche marcaba cuarenta grados), visité el barrio acompañado por los estudiantes de la Escuela de Arquitectura de Toledo Cristina Martín-Consuegra y Javier Moreno. La población había progresado. En la zona de la plaza del pueblo, vimos un centro comercial, emporio de negocios con Autoescuela la Paz, Centro Caracol… y la Escuela de Educación Infantil Albarracín. Los árboles habían crecido mucho y nos proporcionaban buena sombra. Las viviendas se conservaban bastante bien. Los vecinos habían añadido muchas rejas en los pisos bajos. También habían modificado unos cuantos portales, sustituyendo la metalistería austera, digna y bien dibujada de los arquitectos urbanos, por vulgares portalones pretenciosos, negros y con bolitas doradas, fúnebres, diseñados sobre la marcha por cerrajeros de pueblo.
352 Pedí fotos a José Manuel López-Peláez y a Francisco Oíza Cuadrado (las que tenía de El Croquis, 1988, no le gustaban a Juan Ignacio Mera) y presencié una conversación entre ellos por correo electrónico: “Creo recordar que los testeros eran cuadrados de 11x11 m”, dijo Francisco. “11x11 no es múltiplo de 3”, dijo José Manuel. “Me gusta el 11, no todos los primos me gustan. 12, 345 (ancho) x 11,40 (alto)”, contestó Francisco. Faltaban tres horas para la cena de Nochevieja de 2016 (múltiplo de 3). Oíza, director de la Escuela, 1981 Fullaondo, con su enrevesado amor-odio, desde su camarilla, empezó a extender la opinión de que era una vergüenza que Oíza no llegara a ser director de la Escuela. Hacía responsables a los que dirigían la institución entonces. Cuando el rumor llegó a oídos de Ricardo Aroca23, que era subdirector jefe de estudios, habló del asunto con Emilio Larrodera que era el director. Don Emilio estaba dispuesto a dimitir en favor de Oíza. La Escuela había sido muy lenta en su proceso de constitución del claustro democrático y continuaba con la figura del comisario director designado. Acompañaron a Oíza para presentarle a Rafael Portaencasa Baeza (1937-2015), un matemático, físico, ingeniero de telecomunicaciones e informático que fue el rector magnífico de la Universidad Politécnica de Madrid durante quince años. La reunión no salió bien. Portaencasa y Oíza no congeniaron. Según me contó Aroca, tuvo que organizar otra reunión en la Escuela, en presencia de los catedráticos y profesores que, debidamente aleccionados, expresaran al rector su conformidad con la elección de Oíza24. Y fue nombrado director el día 21 de julio de 1981. El acto de transmisión de poderes, con Emilio Larrodera, tuvo lugar en el salón de actos el 11 de septiembre del mismo año. A finales de 1982, Antón Capitel25 fue propuesto para un cargo en el Ministerio de Cultura. Tuvo que pedir la comisión de servicio a Sáenz de Oíza, el director, “con el que tenía el privilegio de tener cierta amistad” –dice Antón- y que la informó positivamente, pero lo hizo rezongando y le alagó diciendo que no le apetecía nada que se fuera de la Escuela. Y Antón Capitel fue así el inspector general de Monumentos del Estado, durante dos años, los últimos antes de las transferencias a las comunidades autónomas y de la nueva Ley del Patrimonio Histórico. La Escuela funcionaba casi sola, la misión principal del director era la de firmar. Me imagino que el trabajo de dirección aburría a Oíza y le quitaba un tiempo precioso. Tenía muchos proyectos en marcha y estaba preocupado por el asunto de las incompatibilidades. El 14 de marzo de 1983 se conmemoraba el fallecimiento de Carlos Marx; Ricardo Aroca había ascendido al cargo de vicerrector y organizó un acto marxista en el salón de actos de la Escuela. Y Oíza, el 14 de diciembre del mismo año, aprovechó para renunciar al cargo (volvió Emilio Larrodera). Y siguió dando clases, tres años más.
Ricardo Aroca Hernández-Ros es arquitecto por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (ETSAM) desde 1964, profesor de la ETSAM desde 1965, doctor por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) desde 1968 y catedrático numerario de Proyectos, Diseño y Cálculo de Estructuras III de la ETSAM desde 1973. Ha sido subdirector de la ETSAM (1980-1983), vicerrector de la Universidad Politécnica de Madrid (1983-1984), director de la ETSAM (1991-1994 y 1994-1999), director del Máster en Conservación y Restauración del Patrimonio Arquitectónico y Urbano en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (1994-2006), director del Departamento de Estructuras de la ETSAM, director del Máster de Estructuras que se imparte en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (1996-2010) y presidente del Instituto Juan de Herrera de la ETSAM (desde 1993). Ahora, como profesor emérito, da conferencias en la Escuela de Arquitectura de Toledo. 23
Parece ser que le apetecía ser director. Me contó Antón Capitel que cuando Gabriel Ruiz Cabrero, Javier Frechilla y él fueron a ver a Oíza para pedirle documentación del Banco de Bilbao que pensaban publicar en la revista Arquitectura, Oíza les dijo que sí y que le apoyaran para director. 24
Antón Capitel acababa de ganar una oposición de adjunto de Composición II y, con ello, era profesor numerario. En 1984, con la Ley de Reforma Universitaria, se asimiló a profesor titular. 25
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352. Fragmento del alzado frontal (desde la marina). Plano de obra dibujado por Oíza, publicado en El Croquis nº 48, 1991, pág. 102.
El Palacio de Festivales de Santander, 1984-1991 El concurso Con un solar estrecho y encorsetado y un programa extenso y complejo se planteó un concurso restringido. Invitaron a algunos arquitectos renombrados en Santander, como Pedro Arbea Ayestarán, Luis de la Fuente, Clemente Lomba Gutiérrez y José María Malo Mateo; más ciertos arquitectos destacados en España, como Juan Navarro Baldeweg, autor del auditorio de Salamanca y santanderino; José María García de Paredes, que había hecho el célebre auditorio Manuel de Falla de Granada; Rafael Moneo, decano de la Facultad de Arquitectura de Harvard; y Francisco Javier Sáenz de Oíza, el mejor de Madrid. Hubo una comisión (a modo de jurado) que asesoró al Gobierno de Cantabria sobre las cualidades de los proyectos. Estaba formada por Francisco de Asís Cabrero y José María Páez (Colegio de Arquitectos de Cantabria), Antón Capitel (Ministerio de Cultura), José Ignacio Villamor (arquitecto cántabro, elegido por los concursantes). En el verano de 1984, la revista Arquitectura publicó la victoria de Oíza que proponía un gran teatro de masas, fundamentalmente para conciertos, pero útil también para ballet, teatro y ópera. Decía en la memoria que se enfrentaba a un problema más cultural que técnico: proponer un edificio singular en la bahía. Y añadía: “Nos apoyamos en la ladera, y ascendiendo desde la escena, como en Epidauro, penetramos en una sala cuadrada” de 40x40 metros, para 1.900 espectadores26, con luz natural y que se puede oscurecer. Una sala indivisible, como la catedral 26
1.900 dijo Oíza al principio, pero luego fue matizando, como explicaré al final.
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353 y 354. Dos vistas del Palacio de Festivales de Santander en la bahía. Dibujos a pluma de Oíza para el concurso. Publicados en Arquitectura COAM nº 250, 1984, pág. 24.
o la plaza de toros. Una sala que estará anclada en la bahía, clavada en la pendiente de la ribera con cuatro torres, las torres de los cuatro vientos, que son como cuatro hitos de permanencia y estabilidad. El techo, difusor y orientable, para una mejor acústica. La cubierta, una cascada de vidrio y metal, descendiendo hasta la plataforma de la entrada que estará elevada seis metros sobre el horizonte de la bahía, con Pedreña a lo lejos. El proyecto de Oíza era la apuesta a una sola carta. Apartaba, de momento, algunas sugerencias del enunciado del concurso que inducían a la división de la gran sala. Proponía una sala indivisible, una sala que ocupaba toda la anchura del solar, mayor que las de los otros concursantes. Un auditorio del tipo greco-romano. La entrada principal se haría desde abajo, por el lado del mar, desde la post-escena, por debajo del escenario, en la orquesta. Pero también se podría acceder desde arriba, desde la avenida de la Reina Victoria. La sala aprovecharía la luz natural y se podría oscurecer a voluntad. Escaleras en las cuatro torres enlazarían los vestíbulos de los distintos niveles que servirían a las galerías laterales por las que se accedería a los precintos que dividirían la cávea en las tres partes clásicas: baja, media y alta. No sería un teatro barroco, como la ópera de Milán o el San Carlos de Nápoles, al distraído gusto jocoso de los privados palcos del “antiguo régimen”. Sería un teatro democrático y melómano, como los odeones de la Antigua Grecia y como el que reclamó Wagner para Bayreuth, haciéndose eco de la corriente neoclásica. En sus localidades no habría más categorías que las de la distancia. El propio edificio, con su ingenioso techo que se orienta y refleja el sonido, iba a ser un instru-
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355. Vista del interior de la sala. Croquis publicado en Arquitectura COAM nº 250, 1984, pág. 25.
mento afinado que acortaría las distancias e igualaría las categorías. Y todas las butacas serían tronos proédricos. Oíza quería que el edificio destacase sobre el fondo gris de la ciudad. Colorido, con bandas de mármol, como la catedral de Siena. En la portada de la revista que publicaba los resultados del concurso, aparecía una acuarela del ganador. En ella estaba ya la policromía griega. Los azules y rojos que luego aparecerán en la obra. Todo ello en un difícil y estrecho solar con medianera, donde la ciudad perdía el orden circunspecto del paseo de Pereda, haciéndose más sencilla en la calle Castelar, pero aproximándose al orden caótico de los astilleros del Puerto Chico y del dique seco de Gamazo (zona mejorada hoy con algunos jardines y mobiliario urbano-marítimo). Solar en pendiente entre medianeras que Oíza interpretó como cortafuegos, recordando quizá el incendio de Santander del año 1941 (según mi familia, el resplandor se veía desde Portugalete). Rememorando la Torre de Londres reflejada en el Támesis y la Ópera de Utzon brillando en el puerto de Sídney, Oíza hizo los dibujos a pluma que presentó al concurso, en los que aparecía el Palacio apoyado en la pendiente del borde marítimo y clavado sobre la orilla, reflejado en el agua también, como aquellos. En fin, Oíza, ante los santanderinos, expresaba su deseo de producir un esplendoroso edificio para la hermosa ciudad balnearia. Y concluía: “Que las generaciones futuras recuerden de Santander su Palacio de Festivales”.
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356 y 357. Arriba, las plantas del concurso. De izquierda a derecha, cubierta, sótano y planta principal. Es un proyecto más sencillo y económico que el que luego se hizo, con una gran sala más la sala menor, en el semisótano, lateralmente. Abajo, la sección que concuerda en sencillez con las plantas. El graderío se apoya, sin más, sobre la pendiente del terreno. Planos publicados en la revista Arquitectura COAM, nº 250, 1984, págs. 24 y 25.
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La obra Oíza dibujó el proyecto del concurso en 1984 y la inauguración del edificio fue en 1991. En siete años de proceso hubo cambios e incrementos que mejoraron y agrandaron el proyecto original. Acaso se debieron a las exigencias del nuevo presidente de Cantabria, Juan Hormaechea (n.1939), hombre autoritario y con pretensiones que había sido alcalde de Santander y que presidió el gobierno cántabro desde 1987 hasta 1990, habiendo sido condenado por prevaricación. Pero el resultado final fue intrínsecamente similar a lo que propuso al principio. Comparando los planos del concurso con los del proyecto de ejecución, se ve que el edificio creció por dentro. La fundación sobre la ladera al estilo arcaico griego fue sustituida por una cimentación más firme y eficaz. Con la excavación y la cimentación profunda se crearon, bajo la sala y la plataforma exterior, grandes sótanos para dar cabida a la sala menor y al pormenorizado programa que se fue introduciendo. “Los edificios no son artefactos plegables”, decía Oíza, a pesar de que el Teatro Integral de Walter Gropius lo fuera. No son artefactos, pero pueden contenerlos. Ya, desde la Antigüedad, los teatros estaban dotados de artilugios al servicio de la representación y la fantasía. Cuenta Vitruvio que, en la escena de los teatros griegos, había unos trastos giratorios llamados periactos que eran prismas con tres cuadros, para cambiar el decorado (lírico, cómico o trágico). En la época barroca se inventaron otras muchas máquinas teatrales y trucos que aún se usan en las escenas. En el Palacio de Festivales de Santander hay artefactos, también. La plataforma giratoria de la escena es uno de ellos. Pero el más ingenioso y singular es el techo de la gran sala. Se trata de una serie de superficies curvas, transparentes, suspendidas y giratorias. La música y la voz, que parten de la escena, se reflejan en el techo para caer sobre los espectadores. La forma convexa es difusora, reparte lo reflejado y, el artilugio orientable permite enviar el sonido, preferentemente, más o menos, hacia las localidades más alejadas, compensando el alejamiento. Es un mecanismo no más complicado que el clavijero de una guitarra y permite que la sala pueda ser un instrumento afinado. Es una sala polivalente y tiene que adaptarse a distintas
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358 y 359. Arriba, secciรณn longitudinal. Abajo, planta de la sala. Planos publicados en El Croquis nยบ 48, 1991.
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360 y 361. Arriba, alzado lateral. Abajo, planta debajo de la sala. Planos publicados en El Croquis nยบ 48, 1991.
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362. El orden dórico griego casi “enterrado”. Fotocopia dedicada “A mi gran amigo y admirado arquitecto [JV]” firmado, J. Sáenz Oíza 21-2-92. Foto de Koldo Mitxelena.
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363. Fachada al sur, que da a la bahĂa y a la marina. Foto JV. 17 de diciembre de 2016.
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364. Detalle de claraboya con forma de tambor de columna dórica. Publicado en El Croquis nº 46, 1991, pág. 118.
sonoridades. Para el discurso o la música de cámara, se necesita poco tiempo de reverberación. Para las orquestas sinfónicas, más. Para el canto gregoriano, mucho. Asunto complejo. Cuanto más se pueden modificar las condiciones acústicas de una sala, más difícil es dominarla27. Obra polémica Conocido era el ambiente cultural y polémico de los veranos de Santander en la Universidad Menéndez Pelayo. Allí acudían estudiosos y expertos de diversas materias a impartir sus saberes y a vender sus productos. En agosto de 1989, estuvo en Santander el profesor emérito de la Universidad de Yale George Izenour, autor del voluminoso libro Theater Design en el que se analizan numerosos teatros, antiguos y modernos. Junto con Izenour, iba Paul Birkle que, según supo Oíza, era de una empresa de asesores acústicos rechazada por la Diputación Provincial de Cantabria. Supongo que les llevaron a ver las obras del Palacio y que no sabían quién era Oíza. Los reporteros les pidieron su opinión y, según la prensa del día siguiente28, dijeron que era un teatro extravagante. Es decir, lo clasificaban entre aquellos que se hacen fuera del modo común. Pero, cuando, casualmente, Izenour y Oíza se encontraron en el aeropuerto, el profesor americano quiso rectificar. Los periodistas no habían traducido bien sus palabras. “La extravagancia es el vehículo del progreso” le espetó Oíza. Según Oíza (Arquitectura COAM, nº329, 2002, pág. 499) “la afinación del sonido del Palacio de Festivales de Santander se encargó a CREMER, del grupo BBM, una de las oficinas de acústica mejores del mundo”. 27
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Diario Montañés, 23 de agosto de 1989.
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365. Detalle de las columnas “enterradas” del pórtico de acceso. Publicado en El Croquis nº 46, 1991, pág. 118
Otra cuestión del Palacio que dio que hablar fue lo de la luz natural, de la que muchos teatros carecen. Oíza recordaba lo de “la arquitectura es la sabia combinación de los volúmenes bajo la luz”, que decía Le Corbusier. Y lo de Louis Kahn que, hablando de las salas que prescinden de la luz natural, comentaba: “es una pena que se elimine el mejor requisito arquitectónico” y, en la mayoría de las salas de congresos, auditorios y teatros que construyó, contó con la luz natural. El edificio de Oíza abre, al fondo del escenario, un gran ventanal sobre la bahía. Pero también puede cerrarlo. La sala se ilumina desde las claraboyas del techo y también puede oscurecerse totalmente. El Palacio de Festivales de Santander no tiene problemas con la luz. En la rueda de prensa que dio Oíza, para contestar al asunto de la extravagancia, habló también de los accesos. Comentó que el doble acceso, por la conexión del Palacio con dos calles opuestas, era una situación óptima que superaba ampliamente las normas de evacuación. La gente impedida contará con rampas, ascensores y escaleras mecánicas. Quien huya hacia el exterior, en caso de alarma, se encontrará con una escalera en cada esquina, cuatro alternativas en los puntos más alejados. El Palacio se inauguró el lunes 29 de abril de 1991 con el oratorio Joshua de Händel, interpretado por la orquesta barroca The King’s Consort. En la temporada inaugural, cantó Teresa Berganza, actuó el orfeón Donostiarra, se interpretó Hamlet. José Luis Gómez hizo una función de García Lorca… En el periódico El País del 6 de mayo se decía que Santander aceptó las innovaciones de Sáenz de Oíza y recogía el comentario de José Luis Ocejo, director del Festival Internacional que, refiriéndose al edificio, dijo: “En dos noches he comprobado su gran calidad”.
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366. Vista lateral de la sala de 1.670 espectadores. Foto de El Croquis nยบ 48, 1991, pรกg. 122.
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367. Vista frontal de la sala. Se ve el ventanal del fondo del escenario cerrado. Foto de El Croquis nยบ 48, 1991, pรกg. 123.
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368. Sección de la sala, con la estructura de la cubierta, los lucernarios y el techo acústico. Y las líneas de propagación y reflexión del sonido desde el centro del escenario. Plano publicado en El Croquis nº 48, 1991, pág. 120.
Conclusión Oíza, cuando tenía diecinueve años y era aprendiz de relojero, estaba preparado para construir aviones de madera, como ya conté en Oíza primera parte. A lo largo de su carrera, demostró muchas veces sus dotes y cualificación técnica, su doble actitud de artista y de ingeniero. En esta obra, cuando tenía sesenta y seis años29 y estaba llegando a la tercera edad, el veterano arquitecto, en plenas facultades, tenía entre sus manos un trabajo que le gustaba mucho y podía hacer, ante sus hijos aprendices, un alarde artístico y técnico. Podía dar una lección magistral. Y lo hizo. Analizando esta obra de Oíza creo ver tres asuntos que le interesaron apasionadamente: crear un monumento en la bahía; construir un instrumento musical; y retomar la cultura clásica. Como en cualquier pueblo modesto, la iglesia se alza sobre el caserío, en Santander, Oíza quiso que el Palacio de Festivales destacara en la ciudad. Por eso nos habla de la Ópera de Sidney flotando en el puerto o del Parlamento de Londres reflejándose en el Támesis. Desde los primeros croquis, hábiles dibujitos a pluma, nos muestra vistas de Santander en las que, sobre la masa anodina de la ciudad balnearia o portuaria, elevándose sobre los edificios, destaca el de la cascada de las cuatro torres que se refleja en las aguas de la marina. Es un monumento para la bahía. La destreza de Oíza para inventar y construir artefactos era proverbial. Y en Santander encontró la ocasión para demostrarlo, especialmente, con el ingenioso techo de la sala. Refiriéndose a los principios antiguos de nuestra cultura, remontándose a los teatros helenísticos construídos en la concavidad de una ladera. ¡Oh Epidauro! Oíza quiso medirse con las obras postmodernas que los europeos y americanos estaban haciendo en los años setenta y ochenta. Oíza conocía la ampliación de la Staatsgalerie Stuttgart (Galería Estatal de Stuttgart, 1843) ganada en concurso en 1977 por el gran arquitecto escocés James Stirling (1926-1992), con la ayuda del luxemburgués Léon Krier (n. 1946). Obra que iba a ser inaugurada en 1984, amplia29
33, 66 y 99, las tres edades del hombre.
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369. Esquema de la sala y detalles del techo acústico. Plano publicado en El Croquis nº 48, 1991, pág. 120.
mente publicada, cuando Oíza estaba dibujando el edificio de Santander. Stirling, opulento, vividor y guasón, como si fuera un poco daltónico, había empleado para los exageradísimos pasamanos de Stuttgart un rosa chicle y un azul Purísima Concepción, tan cantarines que, en mi opinión, chirrían en el entorno de travertinos y areniscas30. Los colores de Oíza en Santander me parecen más armoniosos. Inspirándose quizá en esos grabados de Piranesi en los que los monumentos antiguos están medio enterrados, dibujó la parte alta de la columna dórica griega, no sé si de Paestum o de Selinonte, con una exactitud canónica que ya hubiera querido Charles Moore (1925-1993) para su Piazza d’Italia (1974-1980) en Nueva Orleans. Con ironía, a base de chapas de bronce, aluminio y acero, esmaltadas con los colores puros que los historiadores atribuyen a la arquitectura arcaica, Oíza construyó unas “columnas falsas que transmiten un mensaje verdadero”31, dijo él. ¿Y cuál era el mensaje? Creo que el de que nuestro origen cultural, sea del teatro o de la arquitectura, está en el mundo clásico. Y el uso que Oíza hizo del color es, a mi juicio, más elegante que el de Stirling en Stuttgart o el de Michael Graves (1934-2015) en el Portland Public Service Building (1980-1982) de Oregón. Las pinturas al duco sobre metales de las columnas dóricas del Palacio de Festivales de Santander se están deteriorando, lo que da a los detalles posmodernos una pátina de antigüedad. En Stuttgart, sin embargo, donde están la fábrica más antigua de los automóviles Mercedes y su modernísimo museo, parece que los exageradísimos pasamanos de Stirling se pintaron como la carrocería de un Mercedes. Transcurridos cuarenta años la pintura está impecable. Así que el cromatismo inarmónico de Stirling durará eternamente. Comentando lo de las columnas “enterradas”, me decía Francisco Oíza Cuadrado que sabía que a su tío, desde joven, le habían impresionado las columnas de la cripta del monasterio Opinión que comparto con unos cuantos de los doscientos profesores y alumnos de la Escuela de Arquitectura de Toledo que visitamos el edificio alemán, en viaje de estudios, el día 6 de abril de 2017. 30
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“No te mueras sin ir a Ronchamp”, Imprescindibles, La2 TVE, 26 de diciembre de 2014, minuto 50.
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370. El Palacio visto desde la calle Reina Victoria, donde estรก el acceso alto. Foto publicada en El Croquis nยบ 48, 1991, pรกg. 102.
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371. Vista del Palacio desde el agua. Fragmento de la foto anónima publicada en http://bit.ly/2ir3P4l, 26/04/2011. “Los diez edificios más controvertidos de España”.
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372. Galería interior. Foto publicada en El Croquis nº 48, 1991, pág. 125.
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373. Croquis de Santander para Blanca Lleó. Publicado en Internacional nº 3, enero de 1985.
románico de Leire (Navarra)32, tan cortas que parecen enterradas. Stirling-Krier también tienen un dórico griego casi enterrado en uno de los accesos al museo de Stuttgart. Esta magnífica obra sufrió algunas críticas de los arquitectos jóvenes, pues, tras quince o veinte años de postmodernismo literal, las nuevas generaciones renegaron de él y crearon otras ironías como las de los dibujos de Madelon Vriesendorp para Delirious New York (1978) de Rem Koolhaas (n. 1944), y volvió el gusto por los manierismos del Movimiento Moderno, del Estilo Internacional y de las vanguardias tardías, orgánicas, racionalistas o high-tech y otros productos neo-expresionistas acérrimos como los de la iraquí Zaha Hadid (1950-2016) y también de los neo-vanguardistas japoneses, libérrimos, como Toyo Ito (n. 1941), Kazuyo Sejima (n. 1956) y Ryue Nishizawa (n. 1966) que han ido evolucionando hacia un nuevo expresionismo tecnológico minimalista en los comienzos del siglo XXI. Coda En enero de 1985, mientras Oíza dibujaba el proyecto del Palacio de Festivales de Santander, la arquitecta Blanca Lleó (que ahora es Catedrática de Proyectos en la ETSAM) hizo una “Entrevista a Sáenz de Oíza” para el nº 3 de la revista Internacional. Oíza recordó cuando empezaba de profesor en la ETSAM y contaba lo del agua, el aire, el sol y la tierra para Salubridad e Higiene. Y habló animadamente: desde el poema del Cristo de Velázquez de Unamuno hasta la Rueda de presos en Rusia de Van Gogh, pasando por la Divina Comedia y El Quijote… Y del Partenón derruido. Cuando se despedían, Blanca se fijó en un dibujito que Oíza tenía sobre la mesa. –Ese dibujo es muy bonito– dijo Blanca. Y se lo pidió para publicarlo. Oíza dijo que era un croquis espantoso que había hecho para Santander y se lo regaló. –Tiene algo de ruina sepultada por los estratos del terreno a lo largo de los siglos- comentó Blanca. *** Han pasado veinticinco años desde que se inauguró (1991). Añadieron chorradas como grandes carteles, focos mal sujetos y la consabida heráldica cántabra. Como dije, Oíza en el concurso proponía un aforo de 1.900 espectadores que, sin palcos, es mucho. Al final, el edificio tuvo tres salas: La sala Argenta con 1.670 espectadores, todos sentados en las mismas butacas cómodas, con un escenario de 513 m2; la sala Pereda, con 570 espectadores y 150 m2 de escenario; y la sala Griega con 120 espectadores en un ámbito de 205 m2. Valentín Carderera y Solano, Cripta del monasterio de Leire, 1820-1880, aguada 284 x 210 mm, Museo Lázaro Galdeano.
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374. Optimists del Puerto Chico de Santander con el Palacio de Festivales. Foto de Natalia Magariños, 2016.
La noche del sábado 17 de diciembre de 2016, a las 20.30 h, Natalia Magarinos y yo fuimos a escuchar el Oratorio de Navidad de Juan Sebastián Bach en la sala Argenta. Actuaba Le Concert Lorrain Dresdner Kammercor. El tenor Christoph Prégardien dijo los recitativos y dirigió los cantos de la soprano, la mezzosoprano, el bajo y un coro de ocho hombres y diez mujeres, acompañados de un órgano, violines, violas, violonchelo y violón; trompetas y timbales; flautas, oboes y fagot. En la primera parte del concierto estuve sentado en el centro de la última fila, a cincuenta metros de la escena. En el brillo del techo difusor de metacrilato, veía la imagen reflejada de la escena invertida y a la soprano gesticulando; lo veía en dos difusores: en el primero, sobre la escena, y en el último, sobre mi cabeza. El sonido me llegaba tres veces: directamente, reflejado en el primero y reflejado en el segundo. Los recorridos eran de 50; 51,3 y 52,7 metros. Entre el recorrido de sonido directo y el del más indirecto había una diferencia de 2,7 m que traducido en tiempos (velocidad del sonido 343 m/s) era de 0,008 segundos, menos que una centésima de segundo. El concierto se oía perfectamente. Ya nos lo había dicho el taxista que nos recogió en la estación: “lo mejor del Palacio es la acústica”.
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375. Moneo y Oíza. Fotografía de Noemí Sáenz Guerra publicada en la revista Arquitectura nº 247, 1984, pág. 41.
Los perdedores del Anillo Olímpico, 1984 Oíza “me dijo algo de que le avisaron a él primero y luego se incorporó Moneo. Parece que el proyecto se desarrolló, por lo menos en parte, en el estudio de Rafael. No lo conozco bien y lo que vi me interesó poco. La presentación fue muy apresurada. Fueron los únicos a los que no les correspondió ningún encargo, lo que parece un tanto excesivo”. Contaba Fullaondo, en La bicicleta aproximativa, 1991, págs. 150 y 151. Parece ser que el criterio del jurado era parecido al de Fullaondo. Según cuenta la revista Arquitectura33, era un jurado de políticos catalanes asesorado por arquitectos políticos catalanes (Jaume Duró, Jordi Serra y Oriol Bohigas que era concejal de Urbanismo de Barcelona) con un par de famosos como Siza Vieira y Peña Ganchegui (un arquitecto portugués y un vasco). Era un concurso restringido. Habían convocado a ocho equipos, se presentaron seis, dieron premio (encargo) a cinco. Y uno sólo quedó excluido, era el equipo de Oíza y Moneo. El Consejo Rector para los Juegos Olímpicos de 1992 en Barcelona repartió el éxito. Encargó a los arquitectos catalanes Correa-Milà-Margarit-Buxadé la Ordenación General y el diseño del espacio incluido en el Anillo Olímpico. Al japonés Arata Isozaki, el palacio de deportes. Al italiano Vittorio Gregotti, en colaboración con el equipo de Correa y Milà, el estadio olímpico. A Ricardo Bofill, el edificio del INEF (sub-centro de prensa para los juegos olímpicos). A Richard Weidler le nombraron asesor de ingeniería deportiva que los demás debían consultar. Todo debía estar acabado en el año 1986 y sin superar los presupuestos presentados en los anteproyectos (no fue así). La propuesta ganadora de Correa y Milà, quizá obra de sus colaboradores, respetuosa con el trazado del “anillo olímpico” (carretera que circundaba el área), estaba en la línea del urbanismo más vulgar del siglo XX. “Sopa de letras sin gracia”, popurrí moderno con algún ecléctico toque académico: escalinatas curvas simétricas, alineaciones de mástiles de banderas, pérgolas en círculo y la conservación de la fachada principal del estadio del año 1929 (cuando 33
Redacción de la revista Arquitectura COAM, nº 247, 1984.
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376 y 377. A la izquierda, la propuesta de Correa y Milà. A la derecha, la de Grogotti. Arquitectura COAM nº 247, 1984, págs. 24 y 28.
el pabellón de Mies), obra historicista del arquitecto Pere Domènech i Roura, que las bases de la convocatoria aconsejaban mantener. La propuesta de Vittorio Gregotti era más interesante. Se trataba de una organización urbana en cuadrícula racionalista, con un vacío central. El estadio tenía dos grandes marquesinas iguales: en el este y en el oeste. Una sobre la antigua fachada principal conservada, sustituyendo a la que había. Otra, enfrente, sobre un graderío ampliado, sacrificando la fachada posterior. Y todo ello, “empleando el gusto por las imágenes de un racionalismo abstracto, industrialista y repetitivo […] evocativo tanto del constructivismo como del estilo internacional…”. Decía la revista Arquitectura34. Arata Isozaki propuso una urbanización convencional manteniendo el eje longitudinal al que cruzaban tres calles transversales. Ampliaba el estadio por atrás y creaba una gran cu34
Arquitectura COAM nº 247, 1984, pág 27.
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378 y 379. A la izquierda, Isozaki. A la derecha, Bofill. Arquitectura COAM nº 247, 1984, págs. 30 y 33.
bierta, por delante y a los lados, sostenida por cables que pendían de un par de esbeltos arcos parabólicos. El resultado era “banal y sin interés”, decía Arquitectura COAM. El pabellón deportivo (que le encargaron) presentaba una cubierta ondulada que recordaba al lomo de un gran paquidermo35. El jardín, “un proyecto ecológico” decía Ricardo Bofill en su memoria. Proponía, para el estadio, un graderío ampliado provisionalmente, para demoler la ampliación después de las olimpiadas. Una idea interesante, no convencional, que al Consejo Rector no interesó. Su urbanización tenía tres niveles, descendiendo hacia la ciudad. El estadio en el nivel más alto, del lado del mar. Una explanada intermedia para 100.000 almas, con el edificio de la prensa (que encargaron a Bofill). Y, en el nivel inferior, del lado de Barcelona, el Palacio de Deportes, un cuadrado sencillo por fuera, técnicamente complejo por dentro, apto para deportes, música y teatro. 35
Arquitectura COAM nº 247, 1984, pág 30.
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380. Planta general de la propuesta de Oíza y Moneo. Arquitectura COAM nº 247, 1984, pág. 35.
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381 y 382. Planta y alzados del estadio olímpico propuesto por Oíza y Moneo. Arquitectura COAM nº 247, 1984, pág. 36.
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383 y 384. Arriba, la maqueta de la propuesta de Oíza y Moneo. Abajo, anillos comparados. Publicado en Arquitectura COAM nº 247, 1984, pág. 35 y 39.
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385. Panel del concurso. Publicado en Arquitecturas bis nº 46/47, 1984, págs. 42 a 47.
Richard Weidler era un arquitecto desconocido en España pero conectado con el Comité Olímpico. Un especialista en asuntos deportivos cuyo proyecto, demasiado normal y corriente, parece que no interesó al jurado. Oíza y Moneo propusieron lo que nadie esperaba, sorprendieron. Y el jurado, desconcertado, optó por descalificarlos. Se salieron del “Anillo Olímpico” proponiendo para la carretera perimetral del recinto un trazado corregido, un recorrido que abarcaba algo más de espacio en la zona relativamente llana, sobre la que se podrían construir las instalaciones deportivas. Les parecía que el estadio de 1929 constaba de un conjunto de graderíos con pendientes suaves, muy bien trazado y que era la parte más sustancial del edificio, la que más merecía ser respetada. Que la fachada posterior era muy interesante. Que el graderío principal, contiguo a la fachada principal y cubierto por la vieja marquesina, era el mejor orientado (miraba a levante y no a poniente que desaconsejaba Vitruvio). Que el arco de triunfo del extremo norte era una pieza singular digna de ser conservada. Y, por último, apreciaban que la fachada principal no era tan atractiva como se había supuesto y, además, debido a la estructura metálica de la marquesina, era la parte más dañada del monumento, su conservación implicaría reconstrucciones. En consecuencia, lógicamente, hicieron una propuesta distinta a la que el Consejo Rector esperaba y, como ya dije, fueron eliminados. La revista Arquitectura les dio ocasión de explicarse.
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386. Oíza en el Partenón, en plena forma y en compañía del que escribe. Le faltaba dos años para la jubilación. Foto Jesús Perucho 1984, publicada en El Croquis 32/33, 1988, pág. 19.
Viaje a Grecia, 1984 Desde el avión vimos las nieves del Parnaso, llegamos al atardecer, nos hospedamos en la plaza Gnomonia. Sin los alumnos, que estarían acomodándose en sus alojamientos, cruzamos andando el barrio de Plaka y subimos hacia la Acrópolis. En la mitad de la cuesta nos desviamos para trepar a la roca del Areópago. Desde el vértice, por encima de las copas de los pinos, vimos el gran muro y los propileos. Cuando llegamos a las cancelas arqueológicas, era la hora del crepúsculo; queríamos ver el Partenón, pero el guarda no nos dejó pasar. Oíza le habló en español, en inglés y alguna palabra en griego. Le explicó que éramos profesores y arquitectos. El guarda negó. Alzando la voz, mirándole de frente con ademán airado, dijo que él era Sáenz de Oíza, de sesenta y seis años, Catedrático de la Escuela de Arquitectura de Madrid, que había tenido que esperar mucho y recorrer muchos kilómetros para llegar hasta allí y que no iba a conformarse con la negativa. El guarda, que no entendería las palabras pero sí el ademán, puso la mano sobre la funda de la pistola. Hubo un momento de gran tensión. María Felisa procuraba calmar a su marido. Jesús Perucho, profesor organizador del viaje, ceremonioso, amable, haciendo de heraldo, tranquilizó al guardia y tomó nota de la dirección del cuartel de la Policía Arqueológica para ir, próximamente, a solicitar los permisos que hicieran falta. Sin expugnar la Acrópolis de Atenas, nos retiramos para cenar una musaca con vino de resina. Dejando el Partenón para más adelante, al día siguiente, nos fuimos a Epidauro. Era
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387. JV, Columnas del Partenón, 1984.
la primavera del año 1984, cuarenta estudiantes de Arquitectura, con profesores y allegados, en autobús, cruzaban el canal de Corinto entrando en el Peloponeso. Un puente vertiginoso salta sobre un tremendo cortado de más de setenta metros de altura. Abajo, los barcos grandes parecen de juguete. Íbamos en busca del gran teatro helenístico. El maestro iba en silencio. Teníamos una guía griega que, en español, nos ilustraba y amenizaba el viaje. Sentada delante, de espaldas al trayecto, micrófono en mano, nos contaba historias. Decía que el canal de Corinto era una antigua idea del siglo VII a.C. que Nerón quiso poner en práctica en el siglo I, con 6.000 esclavos. Pero el emperador fue asesinado, o se suicidó, y la obra se paró. Finalmente fue ejecutada a finales del siglo XIX por un ingeniero húngaro. Se trata de una inmensa zanja que une el golfo de Corinto con el Sarónico. Con sus 7 km en línea recta, evita una circunvalación de 400. Contó también historias de Epidauro, el sanador hijo de Apolo y de la ninfa Koronis, que enfadó a los dioses por resucitar a un muerto y fue castigado. También nos señalaba el abandono en el que se encontraban los campos de la Argólida, antes sembrados de patatas, entonces baldíos desde la entrada de Grecia en la Comunidad Europea (en pro de la transgénica alemana). A mediodía llegamos al santuario. No había más personas que los vigilantes. Caminamos por los pinares en busca del monumento, enseguida dimos con el gran teatro de Epidauro; edificado sobre la concavidad de la ladera por el arquitecto Policleto el Joven en el siglo IV a.C.
382 ¡Oh Epidauro! dijo Oíza. Nos distribuimos contando las cincuenta y cinco gradas del koilos que nos venía grande; algunos se quedaron abajo, descansando en los asientos proédricos. Oíza y la guía griega se quedaron en la orquesta. Ella dio unas palmadas para que comprobáramos la sonoridad del lugar. Y Oíza, colocándose en el centro del círculo, con la mano derecha en alto y, a viva voz, declamó: “En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero…” Un día más, de nuevo en Atenas, fuimos al cuartel general de la Arqueología. Oíza llevaba una carta de presentación firmada por el director de la ETSAM36. Nos recibió un arquitecto conservador del Partenón. En desagravio a lo ocurrido aquella tarde del guarda, nos extendió un permiso para poder pisar el suelo del Partenón. Sólo valía para los profesores. Perucho consiguió un tomo de autores varios, en griego moderno y en inglés, titulado Study for the restoration of the Parthenon editado por el Committee for the Preservation of the Acropolis Monument, s/f. Nos hizo fotocopias. Usamos nuestro permiso y, el día 20 de marzo por la mañana, entramos en la cella. Oíza se tumbó sobre aquel pavimento venerable y yo le acompañé de rodillas. En la visual, entre la cella y el pórtico lateral, a lo lejos, brillaba el horizonte azul del mar sobre el Pireo. Hicimos apuntes del pórtico, con los tambores de las columnas, el arquitrabe y el friso. Medimos los capiteles dóricos, y las piedras del estilóbato. Anotamos. El suelo estaba formado por grandes sillares de mármol blanco. Cada pieza del pavimento medía 1,63 x 1,34 m y parecía que tenía 0,52 m de espesor. Sin desbastar, habría pesado cerca de tres toneladas y fue llevada desde unas canteras que se encontraban a dieciséis kilómetros, las del monte Pentélico. La base del templo es obra maciza hasta el firme profundo. La roca de la Acrópolis desciende en talud por debajo del Partenón. Se supone que está tallada formando escalones para dar asiento a las capas de sillares. En el borde interior, sobre la meseta rocosa, hay tres o cuatro capas. En el borde exterior hay veintidós37. Ya en Madrid, desde que volvió del Partenón, Oíza anduvo dando vueltas a las ideas de lo real y lo representado. Conocía los textos y los dibujos del viejo Choisy38 que explican, tan bien, lo de la representación en piedra de la antigua construcción de madera del templo griego arcaico. Pero, decía que lo que más esclareció sus pensamientos fue un haiku que comentaba Ferlosio en Las semanas del jardín39. Un padre acaba de perder a su hijo. Después de velarlo con serenidad durante toda la noche, al llegar el día, levanta la vista y ve que el viento mueve el pequeño kimono colgado en el jardín para secarse. Y rompe a llorar, porque la ropa que representa al niño le conmueve más que el muerto. Oíza comprendió que lo que más le emocionaba del Partenón era que representaba a todos los templos que hubo que construir anteriormente hasta alcanzar la plenitud clásica. Desde la cabaña primitiva hasta el propio templo de Fidias. Y esa cuestión del valor de lo representado, frente a lo real, la desarrollaba frecuentemente en sus charlas. Lo contó en su última conferencia, la que dio el día 29 de enero del año 2000 en el Banco de Bilbao, en el ciclo organizado por el COAM “El arquitecto enseña su obra”, transcrita por Alejandro Ferraz-Leite Ludzik en su tesis doctoral, Las lecturas de Sáenz de Oíza, ETSAM, 2014, pág. 49. 36
En el Study for the restoration of the Parthenon nos enteramos de estos asuntos. Leímos también, ya se sabe, que la obra fue organizada por los arquitectos Ictinos y Calícrates, ayudados por el geómetra Anaxágoras, y dirigida por el escultor Fidias, en el siglo V a.C. Cobraban una dracma (unos 40 €) al día, cada uno, lo mismo que los demás obreros. Fidias fue encarcelado porque desaparecieron los talentos de oro que le habían entregado para la estatua criselefantina de Atenea Partenos. 37
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François Auguste Choisy (1841-1909), Historia de la Arquitectura, 1899.
Al sol se están secando los kimonos: ¡Ay, las pequeñas mangas del niño muerto! Sánchez Ferlosio, Rafael, Las semanas del Jardín. Semana primera: liber scriptus proferetur, Madrid, Nostromo. Mauricio d’Ors editor, 1ª ed. con ilustración de Diego Lara, 1974. 39
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388. La calle Balcones con la Catedral al fondo. A la izquierda la fachada neoclásica de la casa nº 11, objeto del concurso. Foto publicada en El Croquis nº 42, 1990, pág. 125.
CAAM (Centro Atlántico de Arte Moderno), 1985-1989 En la época del concurso para el museo de Las Palmas de Gran Canaria, cuando Oíza se dio cuenta de que a los arquitectos jóvenes les repugnaban el postmodern más obvio, el de los elementos figurativos que había usado en el Palacio de Festivales de Santander, prescindió de ellos. Pero sin renunciar a la cultura posmoderna que, fueran o no conscientes de ello las generaciones nuevas, era ya inevitable; aunque otros arquitectos de la generación de Oíza (como Javier Carvajal, invitado al concurso) no se hubieran enterado. En 1985, Álvaro Siza Vieira (n. 1933), que formó parte del jurado, en la justificación del fallo del concurso expresada en su artículo “La selección del proyecto”40, daba un repaso a los proyectos y destacaba el de Sáenz de Oíza, el ganador, que se ceñía al ámbito imprescindible, la vieja casa señorial del nº 11 de la calle Balcones en el barrio de Vegueta, un palacete neoclásico. Álvaro Siza Vieira, “Concurso de anteproyectos para el Museo de Arte Contemporáneo de Las Palmas de Gran Canaria. La selección del proyecto”, en Arquitectura COAM nº 247, 1985, págs. 18 a 31. 40
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389, 390 y 391. Plantas. De arriba abajo: รกtico, segunda y primera. Publicado en El Croquis nยบ 42, 1990, pรกg. 128.
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392, 393 y 394. Plantas. De arriba abajo: planta baja y semisótano. Publicado en El Croquis nº 42, 1990, pág. 128. Sección longitudinal. Publicado en Arquitectura COAM nº 257, 1985, pág. 21.
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395. Alzado de la fachada principal con las casas contiguas. Publicado en Arquitectura COAM nº 257, 1985, pág. 21.
Oíza proponía un proyecto al que veía más virtudes que a los de los demás, que tampoco menospreciaba. Pues concluía su comentario hablando de las contribuciones enriquecedoras de todos. Y, con cortesía, mencionaba desde la claridad de distribución y de las comunicaciones verticales de Juan Antonio Cortés (n. 1946?), hasta la riqueza espacial del proyecto de Félix Juan Bordes (n. 1939); desde la desinhibida modernidad de Javier Carvajal, hasta el intento de referencia al lenguaje ecléctico insular y a los materiales vernáculos del proyecto de Sergio Pérez Parrilla, el arquitecto local fallecido en 1993. No sé qué relación tendría Cortés con Las Palmas, es catedrático de Composición en la ETSAVA (Escuela de Arquitectura de Valladolid). Bordes es arquitecto, pintor y catedrático de Proyectos de la Escuela de Arquitectura de Las Palmas y coautor del edificio de la Escuela. Carvajal fue Director de la Escuela de Las Palmas en el año 1973, un año después de su creación. Pérez Parrilla, destacado arquitecto canario, fue catedrático de Proyectos allí.
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396. Alzado de la fachada posterior con las casas contiguas. Publicado en Arquitectura COAM nº 257, 1985, pág. 21.
En 1989, Enrique Sobejano, en la revista Arquitectura41, dice que el proyecto de Oíza, ocupando el patio, hace una transformación radical del edificio original: la casa característica del barrio de Vegueta. Lo hace con “la inserción de un edificio dentro de otro, y la superposición de un edificio sobre otro”. Y lo hace también levantando, sobre la cubierta, “un pabellón de cristal, un invernadero con doble cubierta a dos aguas” y así, desde él, poder “dirigir la mirada al océano”. Esta resaltada pieza cristalina, “corona a escala urbana”, contribuye a destacar la imagen exterior del edificio, singular en la ciudad, que la antigua casa no era capaz de proporcionar. A Sobejano le recuerda a la Casa del Pueblo, en Clichy (1935), de Jean Prouvé (1901-1984), no sé por qué. El artículo va ilustrado con fotos de Andrés Solana.
Enrique Sobejano, “La jaula y la corona. El Centro Atlántico de Las Palmas de Sáenz de Oíza” en Arquitectura COAM nº 280, 1989, págs. 84 a 95. 41
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397. Maqueta del concurso. Publicado en Arquitectura COAM nº 257, 1985, pág. 2.
En 1990, Federico García Barba, en su artículo “Dos fachadas para la ciudad histórica”42 que escribió cuando la obra ya estaba acabada, mencionaba a Jesús Monzón Blanco, el arquitecto de Las Palmas que colaboró con el estudio de Oíza en la dirección de obra, y alababa la actitud singular de la intervención en un barrio en el que imperaba “la implantación de la mediocridad”, intervención que “no ha podido ser más fructífera”. Dice que, con “honestidad y valentía”, Oíza propuso un proyecto no convencional que era “fiel reflejo de las preocupaciones y vicisitudes por las que ha pasado la teoría y práctica de la arquitectura desarrollada en los últimos años”. Reflejaba la tensión entre las dos actitudes posibles: “en su fachada trasera [que había sido demolida antes del concurso] apuesta por una visión contenida del lenguaje contemporáneo” que refleja la actualidad de la obra (moderadamente postmoderna, diría yo). En la delantera “se conserva la magnífica fachada neoclásica”. En la cubierta, las dos grandes 42
Federico García Barba, “Dos fachadas para la ciudad histórica” en la revista Basa nº 12, 1990, págs. 68 a 83.
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398. El ático con el doble lucernario de la cafetería-restaurante. Foto de Andrés Solana publicada en Arquitectura COAM nº 280, 1989, pág. 87.
claraboyas se han convertido en el símbolo del edificio, “marca de su presencia renovadora sobre el casco histórico de la ciudad”. Y García Barba asegura que “la permanente tensión que se produce en este edificio entre lo contemporáneo y la tradición tiene su expresión principal en la configuración del elemento central de edificio: el patio”. En el anteproyecto con el que Oíza ganó el concurso, en la planta baja, el patio estaba configurado por un perímetro de columnas. En el proyecto definitivo, transformó el patio en un salón central que se ilumina, alrededor, desde la cubierta. García Barba supone “la potente influencia del proyecto de Ungers para Frankfurt, arquitectura dentro de la arquitectura…” que produjo “la gran masa pétrea que impone su presencia en el centro del edificio…” con rotundidad y que se diluye en el ascenso, pues el volumen central, en las plantas altas, se transforma en una gran jaula de perfiles y tubos de acero, pintados de blanco. El tratamiento de la luz que hace Oíza en este edificio, recuerda a García Barba a ciertas obras de
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399. “La jaula de acero”. Foto de Lluís Casals publicada en El Croquis nº 42, 1998, pág. 131.
Louis Kahn, como la First Unitarian Church de Rochester. En este museo de Oíza, los grandes lucernarios de vidrio que albergan la cafetería, dan luz cenital a unas aberturas perimetrales por las que se ilumina el espacio central. La organización general del edificio es racional. Los locales de servicio se sitúan en las medianerías. Los locales de exposición, la biblioteca y el salón de actos, en las fachadas. En 1990, El Croquis43 publicó la obra con la memoria de Oíza que, resumiendo, decía lo siguiente: “Queríamos que, en el futuro, se entendiera la obra como la transformación evidente de una vivienda en museo de arte contemporáneo. Transformación basada en dos asuntos: uno funcional y otro del tratamiento de la luz. En lo funcional, prescindir de las jerarquías propias de una vivienda en pos de los espacios igualitarios típicos de un museo”. En cuanto a la luz, eliminar el patio, foco central de iluminación doméstica, sustituyéndolo por un anillo que distribuya la luz por toda la planta. Una grieta que contornee la sala principal, espacio central del 43
Oíza, “Memoria del proyecto”, El Croquis nº 42, 1990, págs. 124 a 137.
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400. “Jaula”, pasarela, grieta y escaleras. Foto de Lluís Casals publicada en El Croquis nº 42, 1998, pág. 135.
edificio, vacío de toda la altura (9 m), al que Oíza llamaba solla, palabra que no conozco. En planta baja, está encerrado por un muro con pocas puertas. El techo de esta pieza es el suelo de la sala de descanso que, con el restaurante (pent-house, dice Oíza, recordando los áticos de lujo44), cubierto por la gran claraboya doble de vidrio, a 180 m s.n.m., con celosías blancas que ocultan los prosaicos tejados cercanos, goza de las amplias y lejanas vistas sobre el horizonte del mar y el puerto. Con fotos de Lluís Casals. En 2004, la revista Arquitectos45 da los siguientes datos: calle Balcones 11, Las Palmas de Gran Canaria, 35001. Dirección de obra con el arquitecto Jesús Monzón. Proyecto 19851987. Construcción 1987-1989. Aparejador, Miguel Rodríguez. Promotor, Cabildo de Gran Canaria. Empresa constructora, Construcciones y Contratas. Fotos de Ángel Baltanás. En un barco, si el pent-house fuera la cubierta, el espacio habitable que hay debajo se llamaría el sollado ¿será la solla de Oíza? 44
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“Centro Atlántico de Arte Moderno”, Arquitectos nº 147, 2004, págs. 124 a 137.
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401. Los lucernarios y la Catedral de fondo. Foto de Lluís Casals publicada en El Croquis nº 42, 1998, pág. 136.
Después de la planta baja dubitativa del concurso, en el proyecto definitivo, Oíza transformó el patio en un “oecus aegyptius”, que diría Vitruvio, un salón central (testudinado) que se ilumina, alrededor, desde la cubierta. El basamento del salón, en la planta baja, es un muro de mármol (Sierra Elvira) que parece sustentar la jaula blanca de tres pisos, donde sólo hay dos pisos, con modulaciones armónicas en contrapunto, un alarde aritmético, enmarcando un recorrido laberíntico, entre vacíos, escaleras y pasarelas. En el claustro del convento de San Francisco de Palma de Mallorca, que tiene dos pisos, a un tramo de diecisiete intercolumnios en el piso bajo corresponden once en el piso alto. Esta concordancia entre dos números primos y primos entre sí, es algo poco usual y sorprendente. Interesó, tanto a Oíza como a mí. Creo que le inspiró lo de la “jaula de acero” de esta obra, combinando tres series, horizontales y superpuestas, con pautas regidas por números extraídos de la serie de Fibonacci, como Le Corbusier había hecho, verticalmente, en los ventanales del comedor de La Tourette. (Yo lo apliqué a las fachadas del pabellón de exposiciones de IFECA, en Jerez de la Frontera, 1985-1991). Moneo, en la década siguiente, con gran acierto, hizo algo parecido en la portada del Ayuntamiento de Murcia, 1995-1998, frente a la Catedral, en la plaza del cardenal Belluga, donde vivió Jesús Carballal (1956-2006), otro discípulo de Oíza, buena persona y artista que fue decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Murcia y promotor de la revista Catálogos de Arquitectura.
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CAPÍTULO 12 EL PROFESOR EMÉRITO
402. Levantamiento de Ses Rotes en su estado original. Plano publicado en Climent, op. cit., pág. 100.
Ses Rotes, 1985 La llanura del Pla baja suavemente hasta las riberas del noreste de Mallorca, donde están los humedales de las bahías. Allí, en las inmediaciones de las lagunas litorales (la albufera de Alcudia y la albufereta de Pollensa), se dan el enebro (Juniperus oxycedrus macrocarpa) que fija las dunas, y el tamariz o taray (Tamarix africana), capaz de vivir en estériles arenas salobres formando tarayales que van haciendo suelo orgánico. Desde estas planicies costeras y, especialmente, desde la de Puerto Pollensa, mirando hacia el norte, se ve el paisaje agreste de montes azulados, el macizo calcáreo (kárstico1) de la sierra de la Tramontana2 que, recorriendo los noventa kilómetros de la costa noroeste de la isla, se estira, desde el acantilado (300 m s.n.m.) del escarpado Cavall Bernat3, hasta la punta abrupta y septentrional del cabo Formentor, penetrando en el mar. Esta sierra ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2011. A Oíza, que ya había muerto, le había cautivado la belleza de la cultura tramontana milenaria, la de los muros de piedra en seco para formar bancales de cultivo, la de las cisternas y acequias para administrar el agua escasa. Abundante en cavidades y cuevas en las que el agua, que disuelve la caliza, forma, en millones de años, estalactitas y estalagmitas como las que se pueden ver en la preciosa cueva de Campanet, a pocos kilómetros de Pollensa. 1
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Con los picos (puigs) Major (1.445 m), Masanella (1.348) y Tomir (1.102).
Acantilado pintoresco que pintaron Joaquín Sorolla (1963-1923) y Anglada Camarasa (1871-1956), entre otros, desde la cala de SanVicente de aguas turquesas. 3
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403, 404 y 405. Plantas y alzados del proyecto de ampliaciรณn de Ses Rotes. Publicado en Climent, op. cit., pรกgs. 101, 102 y 103.
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406. La ampliación de la casa, con las piedras de marès viejo y la nueva balaustrada teñida de rojo. Foto de Diego Congote publicada en Climent, op. cit., pág. 97.
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407. Fachada meridional de Ses Rotes. Foto de Federico Climent publicada en Climent op. cit., pág. 99.
Cuando fui a Cáseda para conocer el pueblo natal de Oíza y paré ante la ruinas del monasterio de San Zoilo, que él dibujó, pude contemplar la sierra de San Pedro, la sierra de su infancia y de sus vacaciones navarras. Aunque es de rocas areniscas y conglomerados, la vegetación me recordó a la de los montes de Pollensa. Pensé que cuando Oíza se encontró con el valle de Colonya, circo de montañas presidido por la peña Axartell4, debió sentir que la flora silvestre le era familiar. Es la garriga. Cinco mil años de ocupación humana con ganado, incendios y sequía, en la Tramontana, produjeron ese monte de áspero matorral florido y chaparros árboles resistentes: la encina (Quercus ilex) de hoja perenne y bellotas para los cerdos; el pino carrasco (Pinus halepensis) de la esencia de trementina, muy inflamable; el acebuche (Olea europea sylvestris) que crece espontáneamente en los terrenos más secos, árbol silvestre en él que injertan el olivo de las aceitunas (Olea europaea) desde la antigüedad remota; el algarrobo (Ceratonia siliqua) de las dulces vainas, golosina para los burros y los caballos; la higuera (Ficus carica) de suculentos frutos (la breva y el higo) y el almez (Celtis australis) de corteza gris, como piel de elefante, que carece de enfermedades. Y también, entre las rocas, matas y arbustos: el romero (Rosmarinus officinalis) aromático, el mirto (Myrtus communis) de perfume afrodisiaco, el lentisco (Pistacia lentiscus) en el que injertan el pistacho (Pistacia vera), el palmito (Chamaerops humilis) que es una pequeña palmera con espinas y, espinosa también, la aliaga mallorquina (Genista lucida) de flores amarillas que adorna la garriga desde febrero hasta junio. 4
Hoy da nombre a un buen vino tinto de Pollença, negocio alemán (13 € en el supermercado).
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408. Terraza de acceso a Ses Rotes, con algarrobo y palmito. Foto publicada en Postiglione, Gennaro, The Architect’s Home, Milano, Taschen, 2004, pág. 287.
En la zona más agreste del valle de Colonya, en la ladera orientada al sur, se encuentra Ses Rotes. “Una casita que compré a una pareja de jóvenes hippies muy guapos”, decía Oíza. La casita es como un SEAT 600, la mínima expresión de casa de campo; equivalente a la cabaña que quiso hacer en Oropesa de Toledo y no pudo. La describió así: “Se trata de un pequeño cobijo de apenas 25 m2 por planta, que se corresponde con el tipo de arquitectura popular andalusí de dos plantas. Una vivienda mínima construida con piedras, tierra y troncos de árboles para dinteles y vigas. La distribución no existe, no existe el diseño, existen unas necesidades de implantación que ofrecen confort en invierno y en verano: la orientación suroeste de la fachada principal, unos muros con suficiente resistencia e inercia, unos huecos pequeños y dispuestos lógicamente y una cubierta de teja a un agua. Una vivienda cuya misión es dar cobijo a la familia. Por ese motivo no hay ostentación ni ganas de aparentar; se trata de un refugio humano ante las adversidades del medio”5. A su hija Marisa Sáenz Guerra, que es alta, este verano le tocaba Ses Rotes. “Me doy con la cabeza en el techo”, decía. Contaba Federico Climent (1953-2016)6, discípulo y admirador de Oíza y amigo mío, que, en Mallorca, se denominaba rota a la peor parte de una posesión, a la de escaso provecho que, por algún motivo, se dejaba utilizar a un pagès (payés), llamado roter, que tenía que entre5
Publicado en “Sáenz de Oíza, el poder de pensar con las manos” en CIRCARQ, 14 de enero de 2015.
Federico Climent Guimerá fue decano del Colegio de Arquitectos de Baleares, director de la revista D’A, coordinador de Estudios y Proyectos del Ayuntamiento de Palma. Falleció en Palma, el viernes 6 de mayo de 2016, a los sesenta y dos años. 6
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409. Perfil del nuevo pórtico. Foto de Bartolomé Ozonas publicada en Climent, op. cit., pág. 105.
gar al propietario una parte de lo que sacaba. Generalmente, el roter construía una casa humilde. Ses Rotes correspondía a esa pobre condición y era una casa ínfima. En el dintel de la puerta está escrito “1913” que debe ser la fecha de su construcción. Coincide con la época en que la señora de la possesió de Colonya era Clara Hammerl, viuda del altruista Guillem Cifre, señora que era también la directora de la Caixa d’Estalvis de Pollença (Caja de Ahorros). “Este mundo de espacios mínimos y de dimensiones reducidas resultaba a Oíza tan familiar como particularmente querido. Recuerda situaciones contempladas en sus primeros proyectos de vivienda social”, añadía Federico7. La casita original, que tenía una pequeña cisterna y era de traza rectangular y de una crujía, contaba con una zanja y un muro detrás, contra un bancal (marges de ses marjadas), para protegerla de las humedades y de las avenidas y evitar la erosión. Tenía dos habitaciones en cada planta, separadas por una escalera de un tramo. Las paredes eran de mampuestos del 7
Federico Climent, op. cit., pág. 98.
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410. Interior del nuevo pórtico. Foto publicada en Postiglione, Gennaro, op. cit., pág. 289.
lugar y los huecos de puertas y ventanas estaban tallados en sillares de marès de las canteras de Petra8, las más cercanas a Pollensa. La cubierta bajaba hacia el norte. En el lado de levante tenía un chamizo adosado, “cuarto de útiles y aperos” según el plano que levantó Oíza. Pues lo primero que hizo fue medir y dibujar la casa con un esmero tan extraordinario que, me imagino, quería dar una lección a sus hijos arquitectos y lo hizo magistralmente. En el proyecto que dibujó, se distinguen dos partes. La primera para la ampliación del rectángulo primitivo, construyendo dos plantas donde estaba el chamizo original. En la planta baja, un pequeño comedor, ampliando la zona de estar. En la alta, un dormitorio doble desde el que parte una escalerita escondida que sube a la nueva terraza que tiene una pérgola, para cañizo, atada a la caseta sobre la que se eleva un depósito cilíndrico de agua. Esta ampliación se 8 Los mallorquines llaman marès a la piedra arenisca, piedra de mar, arena de playa cementada desde edades geológicas (2 ó 3 millones de años) con carbonato cálcico de las conchas de moluscos triturados. Hay marès blanco en las canteras de Can Buso (Lluchmajor), ceniciento en Santanyì, amarillo en El Arenal, dorado en Porreres y dorado rojizo, como el de Ses Rotes, en Petra.
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411. Comedor al aire libre en el nuevo pórtico. Foto publicada en Postiglione, Gennaro, op. cit., pág. 288.
construyó, en parte, con el viejo marès del chamizo. En el coronamiento, hizo una balaustrada de losas recortadas y teñidas de rojo; un detalle sofisticado que a Federico Climent le parecía que aludía al carácter del nuevo habitante de la casa (urbanita culto). La segunda parte es una ampliación de gran utilidad. Se trata de un pórtico cubierto y abierto al sur, estancia al aire libre, cuyo tejado captará agua de lluvia que se almacenará en una cisterna semienterrada que es cimiento y basamento del pórtico. “Cuidado con el algarrobo, a estos árboles que parecen tan fuertes, cualquier día de calor, de repente, se les cae una rama gruesa” decía Juan Cifre (murió en 2002). Y Marisa me contó que, este verano, cayó una rama gruesa del algarrobo de Ses Rotes. Recién acabada, aún con polvo de obra, Oíza dejó la casa a sus discípulos José Carlos Velasco López y María Luisa López Sardá, pioneros que la estrenaron en el verano de 1988 y, por lo visto, la dejaron reluciente. “Aún usamos el menaje y la vajilla que compraron”, me comentó Marisa Sáenz Guerra.
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412. Oíza en el taller de “Imaginarias máquinas voladoras” para niños. Foto anónima publicada en Arquitectura COAM, especial Oíza, 2001, pág. 87.
La jubilación. Taller para niños, 1986 El 18 de septiembre de 1986, llegó la fecha de su jubilación obligatoria, cuando tenía sesenta y siete años. Después fue nombrado profesor emérito. Oíza protestaba y yo, que ya he rebasado esa edad, estoy de acuerdo. Le parecía absurdo que las leyes le permitieran ser el arquitecto de un gran edificio, con la enorme responsabilidad que representa, que le permitieran subir por los andamios de la obra hasta que se muriera de viejo; y que no le dejaran dar clase, tranquilamente, a los estudiantes de arquitectura para lo que estaba perfectamente preparado (¡Oh jóvenes! No empujen, por favor). Desde el 3 de mayo hasta el 6 de julio de 1986, en las mañanas de los domingos, hubo talleres para niños en el antiguo Museo Español de Arte Contemporáneo. Lo organizaba la arquitecta Adriana Bisquert (n. 1941), con el espíritu de mayo de 68. A Oíza le correspondió un taller de cometas (su amigo Pepe Romany era experto). El profesor, a punto de jubilarse, valía para dirigir un taller de “Imaginarias máquinas voladoras”. Parece que Oíza se lo pasó bien. Dijo: “Yo quería soltarles una lección de mi programa. Ellos, digo, se soltaron el pelo, construyendo, imaginando maravillas. Conocían todo sin necesidad de leerlo, como yo, en Bachelard”9 Se refería a Gastón Bachelard, L’air et les songes. Essai sur l’imagination du mouvement, 1943, (trad. Esnestina de Champourcin, El aire y los sueños. Ensayo sobre la imaginación del movimiento, Méjico, Fondo de Cultura Económica, 1958). 9
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413. Jubilado en plena forma. Oíza en su estudio entrevistado por Pilar Rubio. Foto de Francisco Ontañón publicada en la revista Lápiz nº 32, 1986, pág. 19.
Entrevista para la revista Lápiz, 1986 En el año de su jubilación, Oíza fue entrevistado en su estudio por Pilar Rubio de Lápiz, la revista mensual de arte. Allí aparecía, a página completa, el retrato que le hizo el fotógrafo Francisco Ontañón que ilustra esta página. Es el retrato de un hombre en plena forma, un hombre público que posa con experiencia, mirando a la cámara con firmeza, con paciencia, iniciando una leve sonrisa que esconde cierta melancolía, la que le produce el haberle retirado de la docencia. En lo sucesivo, será entrevistado bastantes veces, unas cuantas ante las cámaras de la televisión, pues era fotogénico (por no decir guapo) y elocuente. Aprovechaba las ocasiones para seguir ejerciendo de profesor, explicaba su pensamiento, polemizaba, a veces a media voz, otras con vehemencia, hablaba de sus lecturas favoritas, hacía uso de la verdadera oratoria, “perorando”, decía él. Así fue la entrevista que le hizo María Esperanza Sánchez en el programa “Adivina quién viene esta noche” de Canal Sur Televisión del 30 de marzo de 1989; o “Tres arquitecturas-Sáenz de Oíza” que se vio el 22 de noviembre de 1990 en TVE10; o la más memorable de Andrés Aberasturi, cuando Oíza dijo que le hubiera gustado ser bombero, “atravesar la ciudad tocando la campana para salvar a alguien, agarrar a la doncella y apartarla del fuego…”11 Vídeo de cincuenta y cinco minutos. Guion, realización y dirección de Francisco Avizanda, producción de José Ramón Velasco, producción ejecutiva de Eduardo Araujo, imagen de Javier Blasco, sonido de Francisco Guerrero. 10
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RTVE, “La Cacharrería”, 18 de octubre de 1992.
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414. La fachada meridional de la Villa Frabriciano en Torrelodones. Foto anónima publicada en El Croquis nº 32/33, 1988, págs. 108/109.
Villa Fabriciano, 1986-1987 Martial Malicroix heredó La Rodousse de su tío abuelo Cornelio, casa solitaria en una isla de la Camarga, a unos cuantos kilómetros de Arles, entre los brazos del río, en el delta del Ródano. Para que la herencia tuviera efecto, Martial tenía que permanecer un mes allí. Y, estando en La Rodousse, “una especie de angustia cósmica preludia la tempestad” que se desencadenó con fuerza tremenda. “La casa luchaba bravamente. Primero se quejó; los peores vendavales la atacaron por todas partes a la vez, con un odio bien claro y tales rugidos de rabia que, por momentos, el miedo me daba escalofrío [lo cuenta Martial]. Pero ella se mantuvo. Desde el comienzo de la tempestad unos vientos gruñones la tomaron con el tejado. Trataron de arrancarlo, de deslomarlo, de hacerlo pedazos, de aspirarlo, pero abombó la espalda y se adhirió a la vieja armazón. Entonces llegaron otros vientos y precipitándose a ras del suelo embistieron las paredes. Todo se conmovió bajo el impetuoso choque, pero la casa flexible, doblegándose, resistió a la bestia. Estaba indudablemente adherida a la tierra de la isla por raíces inquebrantables que daban a sus delgadas paredes de caña enlucida y tablas una fuerza sobrenatural. Por mucho que insultaran las puertas y las contraventanas, que se pronunciaran terribles amenazas trompeteando en la chimenea, el ser ya humano, donde yo refugiaba mi cuerpo, no cedió ni un ápice a la tempestad. La casa se estrechó contra mí como una loba, y por momentos sentía su aroma descender maternalmente hasta mi corazón. Aquella noche fue verdaderamente mi madre. Sólo la tuve a ella para guardarme y sostenerme. Estábamos solos.”
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415. Algunos de los muchos croquis que hizo Oíza para la Villa Fabriciano: La Villa Triangular, publicado en El Croquis nº 32/33, 1988, pág. 111.
Son párrafos extraídos de la novela Malicroix (1948), del provenzal Henri Bosco (18881976), que Gastón Bachelard (1884-1962) utilizó para su libro La poética del espacio (1957) que era una de las lecturas favoritas de Oíza. Párrafos que leyó en sus clases y en su última charla, la que dio el 29 de enero de 2000 en el Banco de Bilbao12. Dice Alejandro Ferraz-Leite13, creo que con acierto, que Oíza se identificó con la filosofía completa y contradictoria, la del pensamiento racional y del sentimiento, de Gastón Bachelard. Otra de las lecturas favoritas de Oíza, en relación con la casa, era la de Los Papeles de Henri Bosco, Malicroix, s/l, Editorial Gallimarde, 1948, “La Redousse”, citado por Gastón Bachelard, La poétique de l’espace, 1957 (trad. Ernestina de Champourcin, Poética del espacio, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica de Argentina SA., 2000, págs. 57 a 60). Véase Arquitectura COAM, especial Oíza, 2000, pág.14. 12
Véase la tesis doctoral de Alejandro Ferraz Leite Ludzik, Las lecturas de Sáenz de Oíza, “La adhesión de Oíza a la fenomenología de Gastón Bachelard”, pág. 257 y “La casa como refugio humano”, pág. 295. 13
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416. Croquis de la Villa Redonda. El Croquis nº 32/33, 1988, pág. 112.
Son Armadans, de Camilo José Cela14; que termina así: “Fruto del amor del hombre con la Tierra, nace la casa, esa tierra ordenada en la que el hombre se guarece -cuando pintan bastos- para seguir amándola”. Oíza amaba las casas y le gustaba hablar de ellas. Habló de la casa de sus abuelos en Cáseda, en lo alto de la cuesta; de la de sus padres en Sevilla, en el barrio de la Macarena, con patio perfumado. De sus casas en Madrid: la de San Francisco de Sales, de la Hermandad de Arquitectos; el estudio de la calle Villanueva en el que trabajó Moneo; la de la avenida de Portugal, del Hogar del Empleado; la de Torres Blancas, con la que le pagó Huarte; la del barrio de Salamanca que le cambió Carlos Ferrán por la de la avenida de Portugal. De sus casas de Revista mensual de literatura y pensamiento fundada y dirigida por Camilo José Cela. Se publicó entre 1956 y 1979. El texto referido por Oíza quizá se encuentre en año VI, nº LXIX bis, 1961, “Antología de los oficios de la construcción”. Tengo que investigarlo. 14
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417. Planta general de la Villa Fabriciano en su terreno. Plano publicado en El Croquis nº 32/33, 1988, pág. 114.
vacaciones en Mallorca: Colonya y Ses Rotes en Pollensa y de una casa en el barrio antiguo de Palma. Más la que compró en Sevilla a una viejita, con el compromiso de que siguiera en ella de por vida. El refugio en Oropesa que no llegó a construir. Y su último estudio en General Arrando, del barrio madrileño de Chamberí. ¿Eran sus inversiones, o una casa para cada hijo? Oíza conoció varias casas y disfrutó en ellas. Leía y releía toda la literatura que encontraba acerca del hogar. Hablaba con pasión de ello. Dibujó cientos de viviendas y construyó unas cuantas. Todas iguales y distintas, como las personas. A esta de Fabriciano, el profesor de Geometría, la llamó Villa, yo creo que recordando a Palladio o al Thomas Jefferson de Monticello. Alejandro Gómez García, cuando habla del “sentido de protección en las casas de Sáenz de Oíza…”15, nos recuerda lo que propuso el arquitecto historicista alemán Gottfried Semper 15
Alejandro Gómez García, Revista de historia y teoría de la arquitectura nº 12/13, 2010/2011, págs. 71 a 86.
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418. Las plantas de la Villa. El Croquis nº 32/33, 1988, pág. 114.
(1803-1879): habitar bajo una cubierta, ponerse a salvo sobre una plataforma, protegerse detrás de un muro y morar junto al fuego. Y dice que, en la Villa Fabriciano, el énfasis de Oíza está en el muro protector. El muro de traza semicircular peraltada (como la planta de los teatros romanos) que circunda la casa por el norte, cerrándose al monte próximo; para abrirse al sur, al valle y al paisaje dilatado. Y con un apéndice triangular a poniente, para los coches. El Croquis publicó la Villa Fabriciano en 1988, recién terminada. Era una estupenda publicación con unas fotos anónimas16 en color, muy buenas, y con la memoria del autor acompañada de croquis y planos. Explicaba que la Villa se sitúa en una ladera rocosa orientada al mediodía, ocupando el extremo septentrional de la parcela, junto al encinar, para dejar libre casi todo el terreno, pendiente salpicada de los grandes bolos de granito que adornan las dehesas del norte de Madrid, en Torrelodones, por encima de la carretera de La Coruña. 16
Según la propia revista, podrían ser de Lluís Casals, Ferran Freixas, Hisao Suzuki o Lourdes Jansana.
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419. Alzado principal de la Villa. Publicado en El Croquis nº 32/33, 1988, pág. 114.
En los años cuarenta, cuando la penuria económica de la Postguerra, desde el Instituto Nacional de la Vivienda, se establecieron unos estándares que hasta la vivienda más barata tenía que cumplir. Entonces se consideró que el muro mínimo que cerrara una vivienda debería ser de medio pie, cámara de aire y tabique. Y ese muro pobre se convirtió en lo normal gracias a la “planta libre” del Movimiento Moderno (estructura independiente del cerramiento). Con esa pared precaria se levantaban bloques de doce plantas o más. Oíza, que ya había tenido que construir con aquellos mínimos en Fuencarral y Entrevías, treinta años después, en estas viviendas más desahogadas, quería construir con muros más gruesos. En los planos iniciales que publicó El Croquis, parece que se trataba de un muro mixto de bloque de hormigón y verdugadas de ladrillo. En el alzado principal se aprecia que el muro tiene el espesor de dos bloques, lo que equivale a 80 centímetros. O sea, tan ancho como una puerta: un buen muro. Luego, en la obra, el muro se construyó enteramente de ladrillo que, con dos colores, recordaba aquel asunto de las verdugadas. En la foto de la fachada meridional, se aprecia que se construyó un muro de tres pies (75 centímetros), aunque tal potencia es aparente pues luego, por detrás, se estrecha un poco, para cerrar toda la casa más económicamente. De la Villa Fabriciano, cimentada sobre roca, cerrada al norte y abierta al sur, se podría decir que cuenta con una fachada principal de las llamadas “bioclimáticas”. Es una fachada con grandes cristaleras, como las de las casas del paseo de La Coruña que da al puerto. Son ventanales de madera que en verano se pueden abrir totalmente y que, en invierno, con tantos días soleados como hay en la provincia de Madrid, captan la radiación solar, contribuyendo a
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420. Sección transversal, con la conexión entre garaje y vivienda. Publicado en El Croquis nº 32/33, 1988, pág. 115.
mantener una temperatura confortable en el interior de la casa con menor consumo de energía y poca producción de CO2. Es pues una casa ideada con una intención ecológica, que se retira a un extremo de la parcela para dejar el terreno casi intacto, con su vegetación autóctona y agreste de monte bajo, sus matas aromáticas y sus jaras que florecerán en la primavera para que liben las abejas. La redondez que la Villa presenta al norte, en su sencillez seca, encierra un mundo complejo creado por Oíza en un alarde de habilidad para la distribución doméstica; la disposición de las habitaciones, aseos, escalera, vacío, mirador, balcones… resuelta con el oficio de la partición y el reparto de una figura pregnante, impuesta previamente. Es la soltura propia de un maestro que hace la casa como quiere, que domina el arte de la arquitectura. Fernando Porras-Isla, en un artículo titulado “¡Tente firme, oh mi casa, frente a los temporales del mundo!”17, da cuenta de una conversación que mantuvo con Sáenz de Oíza, en presencia de su hijo Javier, hablando de esta villa. Se dijo que, como el molusco en su concha, la casa da la espalda al viento de la sierra que enfría los inviernos de Torrelodones; lo hace con un muro en semicírculo que subraya la horizontal de las hiladas con las que está construido. Y la casa se caldea con el sol sobre el diámetro de vidrio que se abrirá en verano, para que corra la brisa, aireando y refrescando. 17
Arquitectura COAM, nº 267, 1987, pág. 77.
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421. La Villa en el monte. Foto anรณnima publicada en El Croquis nยบ 32/33, 1988, pรกg. 119.
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422 y 423. Arriba, la fachada sur del pabellón de acceso a los Recintos Feriales de Madrid, dando a la avenida de la Feria. Foto anónima, s/f. Abajo, planta baja del pabellón, por la atención de Marisa Sáenz Guerra.
La cuadratura del círculo (IFEMA, 1986) “La cuadratura del círculo” es un concepto equívoco. Parece que podía significar dar al círculo forma de cuadrado. Pero esa es una acción imposible. El concepto al que se referían los antiguos es el de calcular la superficie encerrada por una circunferencia. Lo que equivalía a encontrar la relación (razón) entre el diámetro y la superficie. Los egipcios consideraban que la superficie del círculo era igual a la de un cuadrado cuyo lado fuera ocho novenos del diámetro; una aproximación que, afinando, condujo al número irracional π que, modernamente, se calcula con un millón de decimales, por decir algo. Pero “la cuadratura del círculo” sería un bonito titular para el asunto del que quiero hablar, que es el de la conjunción del círculo y el cuadrado en la arquitectura. Isabel de Portugal (1503-1539) y Carlos I de España (V de Alemania, 1500-1558) se casaron en los Reales Alcázares de Sevilla en marzo de 1526. Fueron de luna de miel a Granada
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424. El patio circular de IFEMA. Foto anónima de Internet, corregida de paralaje por EAT, 2017.
y, disfrutaron tanto de aquella primavera, que encargaron un palacio imperial en la Alhambra al arquitecto toledano Pedro Machuca (1490-1550), conocedor del arte del Renacimiento italiano. Y Machuca hizo un círculo dentro de un cuadro de 210 pies (con un pequeño octógono en la ochava), junto al patio de los Arrayanes18. Esta singular pieza granadina sirvió de modelo a Oíza para el edificio de acceso a los recintos feriales de Madrid (lo decía en la memoria del proyecto19). Le acompañaban su sobrino Francisco Oíza Cuadrado y su hijo Javier Sáenz Guerra que, en la dirección de obra, tuvieron que colaborar con Luis García-Germán Polanco. La construcción corrió a cargo de la empresa Cubiertas y MZOV. El arrayán es el mirto de Afrodita, planta suavemente aromática, que los griegos relacionaban con el amor. La usaban para adornar en las bodas, producía un ambiente erótico. Al clítoris le llamaban “la baya de mirto” (μύρτος, Robert Graves). 18
Informes de la Construcción Vol. 43 nº 417, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, enero/ febrero 1992, págs. 85 a 97. 19
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425 y 426. Sección fugada (bajando hasta el semisótano), exquisito dibujo con la perspectiva frontal y la sucesión de elipses, proyecciones cónicas de los círculos. Y foto interior de la doble fachada (“fachada transventilada” que dicen los autores). Dibujo y fotografía publicados en Informe de la Construcción Vol. 43 nº 417, págs. 87 y 86.
Cuadrado por fuera, redondo por dentro. Y de vidrio, como un palacio de Mies van der Rohe, pero no del todo, pues Oíza había renunciado a la cristalina pureza abstracta de maestro moderno - que ya usó en proyectos de los años 50- para añadir rasgos posmodernos. Frente a lo abstracto, lo concreto. Un plinto realista de piedra formando el muro de la planta baja, que evoca el zócalo almohadillado de Machuca. Columnas minoicas bermejas adornando el edificio. Platabandas azules, baquetas y baquetones rojos, cortes tectónicos que parten en horizontal los grandes paños de vidrio20. En la primavera del año 1984, cuando estaba dirigiendo la obra de Santander, Oíza viajó a Grecia y visitó el Museo Arqueológico de Atenas (yo estaba con él). Le impresionó que el edificio neoclástico estuviera adornado con colores: azul celeste en el friso, rojo pompeyano en las paredes de los pórticos. Creo que desde entonces el color, imaginado en la arquitectura antigua y distinto del neoplástico, apareció en su obra. El Museo ateniense se construyó en el año 1829, obra del arquitecto alemán Ludwig Lange (1808-1868). Creo que también inspiró a sir Arthur Evans para sus columnas de Cnosos. 20
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427. El teorema de Pitágoras, dibujado por Paco Somoza, 1986, para don Paco Oíza.
El teorema de Pitágoras Me contó Paco Somoza, el arquitecto principal de Zamora, que estando un día con Oíza y otros amigos en el Parador de la ciudad, después de haber actuado de jurados de no sé qué concurso, descansando, don Paco les hablaba de lo mal que se explicaba el teorema de Pitágoras. Les propuso que se explicara así: “Dado un triángulo rectángulo, la superficie de la figura de una vaca construida sobre la hipotenusa es igual a la suma de las superficies de las vacas homotéticas construidas sobre los catetos”.
415
428. La piscinita de Colonya, vacía y con la roca calcárea. Foto de Federico Climent, 2001.
La piscinita de Colonya, 1986 Cuando mis hijas Juana y Manuela eran pequeñas (tendrían tres y seis años, en septiembre de 1989) estuvimos veraneando con su madre, María Casariego Córdoba y con Blanca Vellés de Uribe, quince días, en un apartamento en la playa de Alcudia y, después, otro tanto, en C’an Cassoleta, en el valle Colonya. El apartamento de la playa lo alquilamos por teléfono. Cuando entramos en él, nos encontramos que en una pared de la sala había una cabeza de cabra salvaje mallorquina, de rostro negro y cuernos rectos y retorcidos, disecada. Manuela buscó la habitación de atrás esperando encontrar la otra parte de la cabra. Instalados en C’an Cassoleta, vi a Juan Cifre, nos abrazamos, hacía ocho años que no nos veíamos. Me puso al corriente: estaban María Felisa, Marisa y José. Esperaban a Marichu, una prima de Paco que llegaría al día siguiente. Oíza había comprado y arreglado Ses Rotes, la casita en el monte, en la que Pispa y José Carlos habían estado el verano anterior (1988).
416 Juan tenía sesenta años, se quejaba de dolor en una pierna, el médico recomendaba que todos los días diera un paseo. Hacía unas semanas que había muerto su padre. Un día por la tarde (26/09/1989), subimos al Puig María con Mercedes Anadón, recién llegada de Madrid. Fuimos en coche hasta la tercera curva. Al principio, la cuesta de hormigón, con Manuela a hombros, parecía muy empinada. Después, se suavizó y, en el tramo final, empedrado, con bancos, sombra de pinos y aire fresquito, resultó agradable. En el convento de la cumbre daban algún refrigerio. Pa amb oli (rebanada de pan payés con aceite de oliva y tomate) con queso, atún, aceitunas, alguna guindilla y agua de aljibe (1.900 pesetas = 11,50 €, cuatro mayores y dos niñas). Desde las terrazas, sobre el pretil de piedra, se contemplaba la magnífica vista de la bahía de Pollensa. Visitamos a los Sáenz-Guerra y vimos que don Paco había hecho una pequeña piscina para los nietos, a levante de la casa y junto a ella. El vaso, de tres por cuatro metros y medio, o menos, estaba acompañado de una fila de pilares cuadrados de marès21. Cuando lo excavaron, en el lado sur, apareció la roca y don Paco decidió dejarla. Los muros laterales y el fondo se pintaron de blanco y la roca quedó en su estado natural. Una piscinita muy graciosa. Este verano (2016), cuando he ido a Colonya para dar el libro Oíza primera parte a María Felisa y a su hija Marisa, estaba también José, con su mujer María de la Joya22 y sus cuatro hijos (Juan, Pedro, Javier y Rafael). Marisa tiene otros cuatro (Lucas, Eva, Clara y Cecilia Lili). Yendo con el coche por la estrecha carretera recta que acaba en el torrente seco, antes de la curva y de la cuesta que sube a la casa, pasé por el lugar desde el que hace cuarenta y un años (1975) pinté la vista de la casa de Oíza23. Sólo se veía el lucernario. Las encinas han crecido tanto que ocultan la casa. Ha quedado en sombra. Delante de las ventanas que tenían bonito paisaje, han podado las encinas abriendo otras ventanas en el follaje para no perder la vista. José aún conserva, funcionando, el Suzuki Santana que compró su padre; tendrá cerca de cuarenta años. Me contó que la piscinita perdía agua. Oíza pensó que la culpa era de la roca, por cuyas fisuras se colaba el líquido. Y la pinto de blanco, como el resto del vaso. La pintura colmató las grietas y el agua dejó de escaparse, pero la familia protestó pues no les gustaba la roca pintada de blanco. Don Paco vació la piscina, esperó a que estuviera bien seca y, haciendo mezclas, pintó la roca de color piedra. Después de comer, los miembros de la familia se retiraban a sus respectivos cuartos, era la hora del silencio. A Oíza no le gustaba echarse la siesta. Supongo que le parecía una pérdida de tiempo. “Con la digestión, leyendo, entra el sueño”, decía, “aprovecho para los trabajos manuales”, como el de pintar la piscina. Se llena con agua del pozo de un vecino llamado Pepe. El agua suele estar muy fría. Este verano, con la sequía, la piscinita estaba vacía.
Creo que Oíza había visto la casa de Óscar Tusquets en la isla de Pantelaría publicada en Arquitecturas bis, en la que el atractivo tema principal era la alineación de pilares cuadrados al aire libre. 21
Hija del arquitecto Rafael de la Joya Castro, titulado en 1950, socio de Manuel Barbero Rebolledo. Trabajaron con César Ortiz-Echagüe en los comedores de la SEAT, famosa obra miesiana de 1956. 22
23
Véase Oíza primera parte pág. 267.
417
429 y 430. Croquis inicial y foto aérea de las viviendas de Oíza en la M30. Publicado en Arquitectura COAM nº 189, 1990, pág. 89; y en Ariadna Cantis, V Premios de Urbanismo, Arquitectura y Obra Pública, Madrid, 1991, pág. 32.
Viviendas en la M30, 1986 En 1986, Eduardo Mangada, consejero de Urbanismo de la Comunidad de Madrid, convocó un concurso restringido para construir cuatrocientas viviendas en una parcela al borde de la M30. Los invitados fueron: Manuel Gallego Jorreto, Ricardo Aroca, la oficina MartorellBohigas-Mackay, Luis Peña Ganchegui, Alejandro de la Sota y Oíza. En el Plan General de Madrid, para esta parcela, se había dibujado un bloque estrecho y muy largo, con planta en voluta y ocho pisos, para un máximo de 400 viviendas. Oíza fue el ganador con una propuesta que se ajustaba a la forma de la planta del Plan, pero con altura de cornisa variable, entre tres y ocho plantas. Con un total de 346 viviendas de doble orientación y varios tamaños: simples o dúplex; de dos, tres o cuatro dormitorios. Cada escalera de vecindad, con ascensor, atendía a dos viviendas por planta. Estos conjuntos dobles se empalmaban por los testeros hasta formar una ristra de casi seiscientos metros. Las curvatu-
418
431 y 432. Arriba, alzado del conjunto. Abajo, planta baja. Planos publicados en Arquitectura COAM nº 186, pág. 88 y Cantis, op. cit., pág. 33.
ras de la serie son tan amplias, que vale el mismo esquema de vivienda para los tramos rectos que para los curvos. Las viviendas irían acompañadas de 198 plazas de garaje, locales comerciales, local social, jardines, pérgola y estanque. El bloque en espiral de Oíza tiene una cara exterior sobria, casi adusta; fachada de ladrillo visto, con una sucesión monótona de pequeñas ventanas cuadradas, huecos mayores en los portales, y una leve cornisa de hiladas ligeramente voladas. Y una cara interior alegre y colorista, con decoración posmoderna: columnas de rojo cretense y pinturas caprichosas de triángulos, tondos, hornacinas, guirnaldas y balaustradas, a base de tonos pastel. Antón Capitel, que dedica gran parte de su tiempo a leer y escribir, maneja los estilos, las tendencias y las modas como personajes de una saga arquitectónica y con ellos va tramando argumentos sobre la urdimbre de la historia. En su artículo “Las ideas orgánicas como instrumento de proyecto”, deja las viviendas
419
433, 434, 435 y 436. Plantas de viviendas, de izquierda a derecha y de arriba a abajo: planta alta del dúplex de tres dormitorios, planta alta del dúplex de cuatro dormitorios, planta tipo de dos dormitorios y planta baja de los dúplex. Publicado en Cantis, op. cit., pág. 34.
de la M30 para el final. Explica que Oíza interpreta la forma curva arbitraria del plan parcial como un accidente geográfico inevitable, una forma dada por la naturaleza de la ciudad, imposición legal. Forma a la que quiere dar un carácter natural, como la del caracol protegido por su cáscara, o el valle amparado por sus montañas. Y no le importa el pie forzado, pues, con él, va a llevar a cabo, hasta cierto punto, lo que Le Corbusier no pudo. Algo como aquellos larguísimos bloques continuos que serpenteaban por los paisajes de Río de Janeiro (1929) y Argel (1933)24 ¡Fantástico! La imagen externa del bloque serpenteante y escalonado, con su serie uniforme de ventanitas, a Capitel le recuerda a la propuesta del estadio olímpico que hizo con Moneo para Barcelona 92. Como allí, discretamente, con algo de estética rossiana que ya no estaba de moda, “sabe aprovechar las virtudes expresivas de este modo de hacer y darle también un Véase Willy Boesiger, Le Corbusier, Zurich, Verlag für Architektur Artemis, 1972 (trad. Lucy Nussbaun, Le Corbusier, Barcelona, Editorial Gustavo Gili S.A., 1977, págs.174 a 179). 24
420
437 y 438. Vista de las dos fachadas (exterior e interior). Foto de Helena Medina, 2018.
421
422
439. Detalle del alzado interior (sin pinturas) en un punto que pasa de ocho a siete plantas. Plano publicado en Cantis, op. cit., pág. 38.
sentido propio, utilizándolo como un instrumento arquitectónico, valioso y útil para sus fines”. Y Capitel termina alabando la lucidez de Oíza que emplea los recursos que le interesan, estén o no en boga, sabiamente combinados. Dice que es la enseñanza de un maestro en el arte de proyectar. La revista Arquitectura25 aportó las magníficas fotografías de Javier Azurmendi26 y los nombres de los colaboradores en la dirección de obra: Félix González Vela y Javier Sáenz Guerra27 y, también, la Ingeniería Eufemiano Sánchez. La revista NA28 añadió algunas precisiones. Dijo que Oíza disminuyó el número de viviendas y la variedad de tipos que proponía el plan. Y, 25
Arquitectura, COAM nº 189, 1990, págs. 88 a 101.
26
Javierazurmendi.com, tlfs. +34 915748365 / 618639808.
27
Javier Sáenz Guerra, hijo de Oíza, graduado en la ETSAM en el año 1985.
28
NA (Nueva arquitectura de arcilla cocida) nº 11, 2000, págs. 32 a 37.
423
440. Detalle de la escalera de acero, madera y linóleo para las viviendas dúplex. Plano publicado en A&V nº 30, 1991, pág. 37.
para racionalizar el proyecto al máximo, modificó la planta del gran bloque, unificando los radios de curvatura del trazado. Así no hay más que dos tramas dimensionales: la recta y la curva; sobre las que se adaptan los tipos de plantas, independientemente de la curvatura. A&V Monografías29 publicó un artículo titulado “Lo grande es hermoso”, frase de Sáenz de Oíza, artículo en el que cuenta que el bloque de la M30, llamado El Ruedo, que es grande y rotundo, tuvo una acogida contradictoria, fue denostado y premiado. Dice también que el modelo original del planeamiento era un tremendo bloque continuo de seiscientos metros y de ocho plantas. Tuvo que ser enroscado por el urbanista para que cupiera en la parcela. Concluye A&V con que ya se sabe lo difícil que es alojar chabolistas en un casa de pisos. Menciona el caso de las 550 viviendas del Peperklip (1976-82) en Róterdam, obra del arquitecto Carel Weeber para gente marginal. Recuerda, para terminar, la muralla perforada del 29
A&V Monografías nº 30, 1991, págs. 32 a 37.
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441. La fachada exterior desde el parque. Foto de Helena Medina. 2018.
proyecto de Montjuich, un viejo sueño, un deseo de totalidad que, por fin, Oíza logra construir y que será memorable. La gente corriente quiere bloques corrientes y a la obra sorprendente le cuelgan el sambenito de antiestética. Hablaban de la fealdad del gran paredón plagado de pequeñas ventanitas iguales. A pesar de las críticas en contra de esta obra polémica, el Ayuntamiento de Madrid concedió al edificio, situado en el distrito de Moratalaz, el Premio de Arquitectura30 del año 1991. Joaquín Leguina, presidente de la Comunidad de Madrid, acompañado del director del IVIMA (Instituto de la Vivienda de Madrid), visitó las viviendas de la M30, sabiendo que se habían producido protestas ciudadanas. Dijo que los que se quejaban “eran los automovilistas de la M30 que van echando humo y critican unas viviendas que no conocen, pues no las han 30
V Premios de Urbanismo, Arquitectura y Obra Pública, Ayuntamiento de Madrid, 1991.
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442. Aspecto de la fachada interior. Foto de Helena Medina. 2018.
visto por dentro”31. Protestaban también los de los bares, negocios y viviendas próximas que pensaban que, con la llegada de los realojados del Pozo del Huevo, aquello se iba a llenar de gitanos y navajeros. Luego vinieron las propuestas de los realojados, a los que les gustaban más sus chabolas que aquellos pisos, apartamentos, decían ellos. Cada vivienda había costado una media de 5 millones de pesetas (30.000 €). El valiente Oíza, personalmente, fue a dar explicaciones a los usuarios y se encontró con unas gentes agresivas y vociferantes que, agarrándole de la hombrera de la chaqueta, protestaban por todo. Se defendió con paciencia y elocuencia pero, al final, hubo enfrentamientos duros, se enfadó y no le vapulearon de milagro. Hay un vídeo en el que puede verse la trifulca32. 31
El País, 30 de junio de 1990.
32
http://bit.ly/2ggk28c, 07/09/2016.
426
443. El testero de la espiral. Foto de Helena Medina. 2018.
El realojo de 350 familias fue el último que se hizo en España. En el interior de El Ruedo, el tiempo ha pasado lentamente. Las familias que allí viven son casi las mismas que llegaron hace treinta años. La mayoría sigue pagando un alquiler al IVIMA que ha ido subiendo33. Los garajes se cerraron, los árboles crecieron y los jardines están abandonados. Vienen excursiones de arquitectos japoneses a ver El Ruedo. El IVIMA quiere vender las viviendas a los inquilinos.
33
En 2005, antes de la crisis, era de 250 € al mes por 80 m2.
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444. El portal de la Embajada con las columnas de mármol de Carrara y capiteles de bronce. Foto publicada en Alberdi y Sáenz Guerra, op. cit., pág. 161.
Embajada en Bruselas, 1984-1988 En el año 1984 el Ministerio de Asuntos Exteriores encargó a varios arquitectos de prestigio proyectos para la diplomacias españolas en el mundo (en 31 países). Eran cuarenta y dos encargos de embajadas, cancillerías o residencias, edificios de nueva planta, rehabilitaciones y ampliaciones, como se vio en la exposición titulada “Arquitectura de Representación. España de Oriente a Occidente”, Madrid 199534. Los encargos se hicieron, entre otros, a Francisco Javier Sáenz de Oíza (Bruselas), Julio Cano Lasso (Londres), Alejandro de la Sota (París), Antonio y Ángel Fernández Alba (Estocolmo y Helsinki), Rafael Moneo (Washington), Manuel de las Casas (Islamabad), Francisco Rodríguez de Partearroyo (Ankara y Atenas), Alberto Campo Baeza (Argel), Gabriel Ruiz Cabrero (Argel, cancillería), Antonio Cruz y Ortiz (Lisboa)…Proyectos entre 50 y 2.500 millones de pesetas. El proyecto de la Representación Permanente de España ante la Unión Europea de Oíza se construyó y fue inaugurado en el año 1988 por el ministro de Asuntos Exteriores Francisco Fernández-Ordóñez (1930-1992), tres años después de que el entonces príncipe Felipe pusiera la primera piedra. Se trataba de un edificio con dos caras y el proyecto quería enfatizar la entrada. Y lo hacía con dos columnas de mármol blanco de Carrara y capiteles de bronce en el portal. Todo ello formando parte de una fachada de corte académico simplificado, absolutamente Entonces, José Cárlos Velasco López era arquitecto funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores. La muestra tuvo lugar en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid, obra de Ricardo Bofill. La arquitecta María Luisa López Sarda fue la comisaria de la exposición que diseñó el arquitecto Juan Pablo Rodríguez Frade (nacido en 1957). 34
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445. Alzado de la Embajada de España en Bruselas con las columnas de mármol blanco de Carrara y los capiteles de bronce. Publicado en El Croquis nº 32/33, 1988, pág. 224.
simétrica, en la línea de la arquitectura post-moderna italiana, pero con énfasis en la portada; un detalle castizo que me recuerda al barroco madrileño35. Era un encargo mediatizado, pues tenía que participar en un proyecto empezado por el arquitecto J. van den Bossche. Parece que Oíza se centró en el asunto de la portada y, particularmente, en el orden neo-jónico inventado. En 1980 profesores y alumnos de la Escuela de Arquitectura de Madrid organizamos una exposición en la galería Iguanzo, cerca del Museo del Prado. Se titulaba Arquitecturas Modernas36. Muchos éramos de la cátedra de Oíza. Era la época de la Movida Madrileña y me temo que al catedrático no le invitamos a participar. Entre los que exponían y no iban a ser arquitecto, el más destacado era el pintor Guillermo Pérez Villalta (Tarifa, 1948) que había estudiado algún curso de arquitectura y al que, en 1985, le concedieron el Premio Nacional de Artes Plásticas. Oíza hace una fachada de composición de rectángulos, repetitiva y discreta, con una portada central enfática. Es lo que hacía el madrileño Pedro de Ribera (1681-1742) en el Hospicio de San Fernando, hoy Museo Municipal de Madrid, o en el Cuartel del Conde Duque. 35
36 AAVV, Arquitecturas Modernas Madrid 1980-1982. Catálogo, Madrid, Ediciones Pronaos, 1982. Con textos de Ignacio Gómez de Liaño y Antón Capitel y dibujos de Javier Vellés, Mª Luisa López Sardá, José Carlos Velasco López, Ginés Sánchez Hevia, Emilio Rodríguez, Eduardo Sánchez, Carmen Herrero, José Manuel López-Peláez, Javier Frechilla, Pedro Miralles, Gabriel Ruiz Cabrero, Enrique Perea, Antón Capitel, Francisco Rodríguez de Patearroyo, Javier Ortega, José Luis Rodríguez-Noriega, Juan Navarro Baldeweg, Guillermo Pérez Villalta, Cristóbal Bellver, Sigfrido Martín Begue, Álvaro Soto, Emilio Tuñón, Ramón Engel, Juan Ignacio Mera, Pedro Feduchi, Consuelo Martorel, Carlos Vega, Luis Moreno García-Mansilla, Iñigo Ortiz, Guillermo de la Calzada, Fernando Díaz-Pinés.
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446 y 447. Frente y perfil de capitel inventado neo-jónico de bronce. Planos publicados en Alberdi y Sáenz Guerra, op. cit., pág. 162 y El Croquis nº 32/33, 1988, pág. 225.
Y que ha llegado a ser un artista muy cotizado con cuadros en la colección de El Reina Sofía de Madrid y de otros museos españoles37. En Arquitecturas Modernas, Guillermo, irónicamente, presentaba unas acuarelas que representaban órdenes inventados. ¿Quién se atreve, en serio, con un tema así? Cuatro años después, don Francisco Javier Sáenz de Oíza, capaz de entrar en cualquier lid arquitectónica, lo hizo. Con el embajador ante las instituciones europeas recuperándose de un ataque cardíaco, el 22 de marzo de 2002, un incendio destruyó parte de las instalaciones del edificio de la Representación Permanente de España ante la Unión Europea. Y fallecieron un policía español veterano y un joven bombero belga38. En el edificio había cuadros de Chillida, Palazuelo, Lucio Muñoz y otros.
Las obras de Pérez Villalta pertenecen a la Nueva Figuración Madrileña, encuadrada en el posmodernismo español. Se exhiben, además, en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, Fundación Juan March de Palma de Mallorca, Fundación Suñol de Barcelona, Patio Herreriano de Valladolid, CAAC (Centro Andaluz de Arte Contemporáneo) de Sevilla. 37
38
El País, 23 de marzo de 2002.
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448. Foto del montaje en obra de los capiteles, publicada en Internet por la empresa Fundiciรณn Capa de Madrid que los fabricรณ.
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CAPÍTULO 13 EL MEJOR DE ESPAÑA
449. Detalles del proyecto con planta y alzado de los conjuntos de ascensores y escaleras. Abajo, a la derecha, como emblema del proyecto, la silueta del alzado a la Castellana. Dibujo publicado en El Croquis nº32/33, 1988, pág. 168.
Ideas para un estadio en Madrid, 1987 Es poco lo que conozco de este proyecto que nunca se realizó. Sé que lo hizo con su hijo Javier Sáenz Guerra y con el ingeniero Javier Manterola. No sé cuál es el origen del encargo. Oíza, en una memoria que publicó en El Croquis nº 32/33, 1988, empieza diciendo: “El programa que se nos propone plantea la construcción de un gran estadio abierto para atletismo y la realización de una pista cubierta para deportes variados, otros espectáculos y teatro”. ¿Quién se lo propone? Parece que se trata de un estadio olímpico, aunque en su memoria Oíza no lo dice, se planteó veinticinco años antes de la primera ocasión que iba a haber para que Madrid fuera sede de alguna olimpiada1. La pista abierta y la sala cubierta se integran en un único recinto, con economía de servicios y dotaciones técnicas. El recinto es circular y está definido por un pórtico perimetral de gran altura, abierto y cerrado, que sirve de galería de circulación y refugio y que cubre las espaldas de los espectadores. La cubierta de la sala se prolonga para dar techo a la tribuna principal del estadio. La sala polivalente necesita artefactos técnicos. En su configuración más pequeña, es circular. Puede abrirse en dos mitades que, separándose, dejan espacio para los tramos rectos, Hubo tres ocasiones para pensar en estadios olímpicos. Fueron con motivo de las candidaturas de Madrid como sede de los juegos olímpicos de los años 2012, 2016 y 2020. Para la del 2012, a raíz del trágico atentado del 11M se dudó de la seguridad de Madrid y fue elegida Londres. En 2016, Madrid lo volvió a intentar pero la alternancia de continentes llevó la olimpiada a Río de Janeiro. Para el 2020, los escándalos de dopaje, la crisis económica y de corrupción han descalificado a Madrid. 1
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450, 451, 452 y 453. En esta página, la maqueta del estadio en su conjunto. En la página contigua, las plantas. De arriba abajo: planta de cubierta y de ubicación (arriba la Castellana), planta de los graderíos y planta de los sótanos con fundaciones y aparcamiento. Plantas publicadas en El Croquis 32/33, 1988, págs. 170 y 171. La fotografía de la maqueta, en pág. 173.
434 lográndose una forma alargada con los extremos semicirculares. Todo ello movido por potentes sistemas mecánicos, como de puentes grúa. Esta sala tiene un óculo central de cuarenta metros de diámetro que permite, sobradamente, la iluminación natural. El acceso principal del conjunto sería desde el paseo de la Castellana y a través de una amplia lonja descubierta. Una gran fachada se extendería a lo largo del paseo. Se trataría de una muralla con un pórtico de coronamiento y un gran arco rebajado central que daría acceso a la lonja, todo ello con una monumentalidad sorprendente en Oíza, propia de arquitecturas de otra época. Por la parte opuesta, habría dos grandes accesos en escalinatas. Los coches tendrían dos puntos de entrada a los sótanos en los se contaría con numerosas plazas de aparcamiento. (El estadio de La Peineta, obra de los arquitectos Antonio Cruz y Antonio Ortiz, se construyó en los descampados de San Blas-Canillejas, cerca de la M40, en la periferia este de Madrid. Es una obra iniciada en 1989 que se inauguró en 1994, pensando en los Juegos Internacionales de Atletismo del año 1997 que, al final, tuvieron lugar en Atenas. A pesar del fracaso, la obra se acabó y se puso en funcionamiento. Hubo algunas competiciones deportivas y, con escasa actividad, se mantuvo diez años. En 2004 se cerró. Se ha convertido en el estadio de fútbol del Atlético de Madrid). Medalla de Oro al Mérito en la Bellas Artes, 1987 La Medalla de Oro al Mérito en la Bellas Artes se concede a personas que “hayan prestado notorios servicios en el fomento, desarrollo o difusión del arte y la cultura o la conservación del patrimonio”. Se instituyó al final de la época de Franco, en 1971, siendo ministro de Educación, Cultura y Deportes José Luis Villar Palasí (1922-2012) que introdujo la escolarización obligatoria de los niños hasta los catorce años. Entonces, concedieron la Medalla al pintor Salvador Dalí, al guitarrista Andrés Segovia, al escultor Juan de Ávalos, entre otros. En el año 1987, fueron galardonados el compositor Carmelo Alonso Bernaola, el dramaturgo Fernando Arrabal, el director de cine José Luis Borau, el historiador Pierre Vilar, el banquero Alfonso Escámez, el pintor Gustavo Torner, la actriz Concha Velasco y el arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oíza2. Al año siguiente la revista El Croquis, dirigida por Fernando Márquez y Richard Levene, dedicó un número monográfico a Oíza que fue una de las pocas publicaciónes con la que se iba a contar para conocer su obra. Oíza hacía una brevísima autobiografía seguida de las “Disertaciones” (criticadas por Fullaondo en su Bicicleta aproximativa, 1991). Se exponían las obras construidas y los proyectos. Se completaba con artículos dedicados al maestro, escritos por Moneo, De la Sota, López Peláez, Pérez Arroyo, y yo. Polideportivo en Plasencia, 1987-1989 Los dibujos del proyecto del pabellón polideportivo de Plasencia, de 1987, fueron publicados por Richard Levene y Fernando Márquez, al año siguiente, en El Croquis nº 32/33, mencionado. Iban acompañados de una breve memoria de los autores. Javier Sáenz Guerra ya estaba colaborando con su padre. Decían que era un pabellón para balonmano a siete, hockey, baloncesto, tenis y balonvolea; con dobles canchas de baloncesto y tenis para el uso diario y que, cuando hubiera competiciones, no habría nada más que una, en el medio; ampliándose el aforo, extendiendo los graderíos desplegables hacia el centro. La cancha diaria iba a ser de 30 x 43,5 m (casi lo recomendado: 30 x 45 m, que comentan ellos). El pabellón contaría con graderíos en Otros arquitectos que obtuvieron la Medalla de Oro al Mérito en la Bellas Artes han sido: Félix Hernández Giménez (1971), Rafael Manzano Martos (1972), Francisco Prieto Moreno (1972), César Manrique (1980), José Luis Sert (1982), Alejandro de la Sota (1986), José María García de Paredes (1990), Rafael Moneo (1991), José Manuel González Valcárcel (1992), Santiago Calatrava (1995), Óscar Tusquets (1997), Duarte Pinto Coelho (2001), Dionisio Hernández Gil (2004), Juan Navarro Baldeweg (2006), Luis Moreno Masilla y Emilio Tuñón (2013), Ángela García de Paredes e Ignacio Pedrosa (2014). 2
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454. Planta general del parque deportivo de Plasencia, al noroeste de la ciudad, en 1987 (hoy está mucho más urbanizado y construido, desgraciadamente). En el centro, el pabellón polideportivo de Oíza. Plano publicado en El Croquis nº 32/33, 1988, pág. 163.
tres de sus lados con un aforo de 1.250 localidades, que, en las ocasiones especiales, se ampliaría hasta 2.000. La cubierta sería una malla espacial de directriz curva (la primera que se hacía en España, dicen sus constructores3) que, apoyada en los bordes, a 7 m de altura, se elevaría generosamente en el centro donde, además, se abría un lucernario, como una luminosa espina dorsal. Esta obra está situada en la Ciudad Deportiva de Plasencia. Fue promovida por la Consejería de Educación y Cultura del Gobierno de Extremadura. Tiene una superficie de 2.000 m2, costó 1.502.530 €, se inauguró en 1989, los arquitectos técnicos fueron Miguel Carbajo de la Fuente y Emilio Jiménez Núñez. La construyó la empresa constructora cacereña Placonsa. En 1975 se publicó en Nueva York el libro de los Five Architects4. Era un libro muy visual, con fotografías en blanco y negro, plagado de vistosos planos, alguno coloreado al estilo neoplástico. Me imagino que, diez años después, cuando ya habían aparecido en el panorama internacional las arquitecturas postmodernas, el libro de los Five aún andaría rondando por algún tablero del estudio de Oíza. Y digo esto porque, esa figura curva del vestíbulo público del pabellón polideportivo de Plasencia me recuerda a la forma de piano de cola que aparecía en alguna planta de John Hejduk; me refiero a los dibujos de la atractiva y disparatada Casa 10 de 19665. Los pianos de cola aparecieron en el salón de muchos dibujos de Le Corbusier6 y, su forma curva, versión inclinada, también fue a parar a la Nueva Galería Estatal de Stuttgart (Alemania) de James Stirling, que ya había ensayado el vidrio ondulante en el restaurante del proyecto para la sede de Olivetti en Milton Keynes (Reino Unido) de 19717. 3
La empresa constructora Placonsa. Véase http://bit.ly/2ihCwJu, 14/01/2016.
Enseguida fue publicado en España. Traducción de María Luisa López Sardá, Five Architects. Eiseman, Graves, Gwathmey, Hejduk, Meier, Barcelona, Editorial Gustavo Gili, S. A., 1975.
4
5
Véase Five Architects op. cit., págs. 87 a 91.
Por ejemplo, en la planta de la casa Citröan, 1920; de la vivienda del Inmueble Villa, 1922; de la del lago Lemán para su madre, 1924; de la casa del Dr. Curutchet en La Plata, 1949... Véase W. Boesiger/ H.Girsberger, Le Corbusier 1910-65, Zúrich, Verlag für Architektur, 1967, págs. 25, 26, 40 (en la que falta el piano) y 82.
6
Véase John Jacobus, James Stirling. Edificios y proyectos 1950-1974, Barcelona, Editorial Gustavo Gili, S. A., 1975, pág. 179. 7
436
455, 456 y 457. Secciรณn longitudinal, planta y alzado lateral (este) del proyecto. Planos publicados en El Croquis nยบ 32/33, 1988, pรกg. 164.
437
458. Alzado frontal (sur). Planos publicados en El Croquis nยบ 32/33, 1988, pรกg. 165.
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459. El vestíbulo del público. Foto de Javier Moreno, 2016.
Hablé con Oíza alguna vez de lo mucho que nos impresionaron, en Creta, las ruinas del palacio minoico de Cnosos; la obra de un aristócrata inglés, llamado sir Arthur Evans, a la que dedicó su vida8. Creía Oíza que la magia de Cnosos estaba en el rojo de la pintura al aceite con el que se habían coloreado las columnas de cemento. Y él lo quiso experimentar en Plasencia como había hecho en Santander (ahora están pintadas de blanco, por ignorancia elegante). El 20 de mayo de 2016, primer día caluroso de la primavera, se dirimía el ascenso a la categoría LEB Plata de baloncesto en un torneo de cuatro equipos. Por la tarde, a las 18.30 h. jugaban el Soliss Alcázar Basket de Alcázar de San Juan, de rojo, y el Aracena-AEC Collblanc de Hospitalet de Llobregat, de azul marino. Se impuso el equipo manchego por 73 a 66. En el graderío de levante, se habían desplegado las gradas replegables para la prensa que cubría el choque (cuatro periodistas). En el graderío de poniente estaban las hinchadas, más numerosa la de Alcázar; en total serían unas cincuenta personas. En el graderío septentrional, el más grande, estábamos mi familia, mi ayudante, Javier Moreno, y yo, con alguna persona más. Más tarde, a las 20.30h. iban a jugar el Valencia y el equipo local, el Plasencia. Supongo que a esa hora acudirían muchos más espectadores. Lo que más me impresionó del edificio fue la extraordinaria ligereza de la obra viva. Permítanme el término marinero. Me refiero a la construcción metálica, la que está por encima del horizonte de la fábrica que sería la obra muerta. En esta obra viva, veo la culminación de una vieja aspiración de Oíza, la construcción de una estructura estérea. Lo propuso en la capilla del Camino de Santiago, lo pensó y desechó para la iglesia del padre Llanos en Entrevías, lo iba a proponer para la Alhóndiga de Bilbao y, por fin, en Plasencia, lo llevó a cabo, en tubo de acero y conectores industriales, con una perfección inusitada. Sir Arthur Evans (1851-1941) gastó toda su herencia en comprar los olivares, excavar las ruinas, reconstruirlas en parte y hacer el museo minoico de Heracleion. Supo rodearse de gente de categoría para llevar a cabo su gran obra. Trabajó con los arqueólogos Duncan Machenzie, F. J. Forsdyke y J. D. S. Pendlebury; los arquitectos Theodore Fyfe y Piet de Jong; y el pintor E. Guilliéron y su hijo. Véase Arthur Evans, The palace of Minos…, London, Macmillan and Co, 1921-1935. 8
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460. La fachada oeste y su pรณrtico. Las columnas, que eran rojas, han sido pintadas de blanco. Foto de Javier Moreno, 2016.
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461. El graderĂo norte. Foto de JV. 2016.
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462. La familia (Natalia Magariños, Icíar, Teresa y Javier Vellés Magariños) en el graderío norte. Foto de JV. 2016.
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466 y 467. Detalles de la cubierta. Planos publicados en El Croquis nยบ 32/33, pรกgs. 166 y 167.
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468. Maqueta de la segunda versión del proyecto del Centro Cultural Alhóndiga de Bilbao, 1989. Foto publicada por Iskandar Rementería (fuente Ayuntamiento de Bilbao) en http://bit.ly/29EUyS6, 17/02/2016.
La Alhóndiga de Bilbao, 1988 Fui niño de Bilbao. Vivíamos en la Alameda de Urquijo, 48; cerca de la Alhóndiga. Recuerdo el olor a vino. Creo que funcionó hasta los años setenta y se quedó vacía cuando yo trabajaba ya con Oíza en Madrid. Transformarla en un centro cultural, fue un proyecto del alcalde de Bilbao José María Gorordo9 que chocó con la oposición del José Antonio Ardanza10, presidente del Gobierno Autonómico. Los dos José (María y Antonio) eran del PNV (Partido Nacionalista Vasco). No conozco personalmente a Gorordo pero, por los vídeos que he visto en YouTube, me parecía de una estética personal afín a la del Fullaondo que era de una generación un poco anJosé María Gorordo (n. 1947), plenciano, abogado y economista por la universidad jesuítica de Deusto, que fue alcalde de Bilbao entre los años 1987 y 1990. Dimitió por el asunto de la Alhóndiga y fue expulsado de PNV. (¿Era amigo de Fullaondo?). 9
10
José Antonio Ardanza (n. 1941) fue presidente del Gobierno Vasco entre 1985 y 1999.
444 terior. Lo digo porque llevaban el pelo hacia atrás con esos ricillos en la nuca como de señorito jerezano (el look de Ardanza era de seminarista de Derio). Fullaondo dijo refiriéndose a Oíza: “fui yo el que consiguió que él interviniera en el proyecto de la Alhóndiga”. También dijo que Oíza y Gorordo se entendían muy bien11. Consultando Internet, parece que los vascos consideraban que la Alhóndiga fue, principalmente, un proyecto de Jorge Oteiza. Pero yo, conociéndoles, pienso que sería, fundamentalmente, de Oíza. También intervino Fullaondo, al principio, luego se retiró. Creo que también participó Javier Sáenz Guerra, que aparece en las fotos de la presentación de la maqueta. El pintor Iskandar Rementería Arnaiz hizo una crónica del malogrado proyecto de Centro Cultural de la Villa de Bilbao en la antigua Alhóndiga, como la última oportunidad de llevar a cabo el pensamiento estético de Oteiza para la formación del ciudadano. Oportunidad frustrada por un cambio de rumbo, sin transparencia, urdido por los dirigentes del PNV, que querían hacer el Guggenheim, contra la propuesta del alcalde de Bilbao José María Gorordo y los artistas Jorge Oteiza, Francisco Javier Sáenz de Oíza y Juan Daniel Fullaondo. “En el quicio de dos épocas y dos modos de entender la función cultural y el arte”12 (arte de participación versus escaparate comercial del arte). La Alhóndiga, obra del arquitecto bilbaíno Ricardo Bastida (1878-1953), fue construida entre los años 1905 y 1909. Ya en desuso, en 1975, la alcaldesa franquista de Bilbao, Pilar Careaga (1908-1993)13, pensaba demolerla para construir viviendas, mientras que movimientos ciudadanos proponían conservarla para convertirla en un centro cultural. En 1982, el primer alcalde democrático de Bilbao14 propuso al Gobierno Vasco que el viejo edificio acogiera el Centro de Arte Contemporáneo y el asunto languideció hasta la llegada de Gorordo al Ayuntamiento, en 1987. Desmantelándose los Altos Hornos de Vizcaya y el resto de la siderúrgica pesada que habían sido el motor de los vizcaínos, en su campaña electoral, Gorordo expuso públicamente la necesidad de sustituir, en Bilbao, el pesimismo que producía la vieja industria en desuso, por el optimismo de una nueva economía apoyada en la cultura y el arte. Y dijo: “El trinomio intelectual-profesor-investigador es el elemento inductor y catalizador del progreso social en su conjunto, al que se debe añadir el artista como el cuarto pilar que soporta la base sobre la que se edifica y se expresa la creatividad y la propia personalidad. Miremos atrás en la historia: muchas ciudades se hicieron atractivas y ricas por su ambiente intelectual, por sus universidaJuan Daniel Fullaondo, La bicicleta aproximativa, 1991, págs. 82 y 138. También publicó un folleto grande titulado Centro Cultural de la villa de Bilbao la Alhóndiga, 1988, s/l, Kain 7, 1989, en el que aparecía él en primer lugar, Oíza en segundo y Oteiza en tercero. Figuraban como colaboradores María Teresa Muñoz, Darío Gazapo y Ana María Torres. Y menciona, además, la participación de Mª José Aranguren, Eduardo Arroyo, Juan Calvo Besarán, Carlos de Frutos, Diego Fullaondo, María Fullaondo, Luis García Gil, Paloma Gómez Marín, Alejandro Hernández, Aurora Herrera, Olga de la Torre, Juan Carlos Muñoz Zapatero, Adolfo Ruiz de Castaneda, Javier Sáenz Guerra, José Luis Simón. Y reproduce una entrevista que le hicieron en el periódico municipal Bilbao (mayo de 1989) en la que comenta que Bastida no era el mejor de los arquitectos bilbaínos de su tiempo. Lo compara con Manuel María Smith, por las casas que tienen en la Gran Vía, y dice que “Bastida se revela más torpe”. Para Fullaondo, lo mejor de la Alhóndiga son las fachadas historicistas. Conservar la estructura interior de hormigón “para almacenar pellejos de vino” es consecuencia del “papanatismo del conservadurismo a ultranza”… 11
Palabras del doctor en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco Iskandar Rementería Arnaiz, en el artículo “Ambivalencia de lo estético en la construcción del imaginario. El caso de Oteiza en la Alhóndiga de Bilbao y su contexto histórico-social” publicado en la revista Ondare. Cuadernos de artes plásticas y monumentales nº 26, 2009, pág. 203. 12
De las familias de Neguri, hija del conde de Cadagua, primera ingeniera industrial de España, falangista que tuvo un papel destacado en los hospitales de la Guerra Civil, primera alcaldesa española durante el franquismo, que lo fue de Bilbao, entre 1969 y 1975. Sufrió un atentado de ETA en 1979 del que nunca se recuperó. 13
El primer alcalde de la Democracia era Jon Castañares Larreategui (1924-2015, del partido EAJ-PNV), que lo fue entre 1979 y 1983. 14
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469 y 470. Arriba, vista de pájaro de la maqueta. Foto de Ángel Ruiz de Azúa publicada en Arquitectura Viva nº 16, 1991, pág. 30. Abajo, alzado de la maqueta. Foto de Ángel Ruiz de Azúa publicada en el Archivo Municipal de Bilbao, s/f.
des o por su clima artístico”15. Detrás de estas palabras del candidato, creo adivinar la voz de Oteiza. Y Gorordo concluía: “A la cultura del espectáculo añadiremos la de la participación, en un intento de devolver por completo el protagonismo de esta actividad a los creadores artísticos y, en último término, a todos los ciudadanos”16. Y así, la creación del Centro Cultural Alhóndiga se convirtió en compromiso electoral del nuevo alcalde del PNV, José María Gorordo Bilbao, elegido el 20 de julio de 1987. Oteiza, que ya vivía en Navarra, fue convocado por Gorordo a conocer la Alhóndiga (13/05/1988), justo cuando le concedieron el Premio Príncipe de Asturias y se celebraban sus bodas de oro con Icíar Carreño (1904-1991). Oteiza había cumplido ochenta años y dijo que el Premio debería haber llegado antes (el año anterior se lo habían dado a Chillida) y que “el PNV ha trasladado su mediocridad a la política cultural y ya es demasiado tarde para hacer nada, aunque proyectos como el de la Alhóndiga pueden actuar como cataplasma para atenuar sus efectos”17. Gorordo quería que en el proyecto confluyeran el Museo de Arte Contemporáneo y el Conservatorio de Música del Gobierno Vasco, la Biblioteca Centralizada de la Diputación y el Centro Cultural del Ayuntamiento, con el Instituto de Investigaciones Estéticas que Oteiza José María Gorordo, “La urbe y la cultura”, en Deia, 17 de abril 1987. Citado por Iskandar Rementería Arnaiz, op. cit. 15
16
José María Gorordo, El Correo, 26 de mayo 1987. Mencionado por Iskandar Rementería Arnaiz, op. cit.
17
Jorge Oteiza, Deia, 14 de mayo 1988. Mencionado por Iskandar Rementería Arnaiz, op. cit.
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471. Oteiza, Oíza y Javier Sáenz Guerra estudiando la Alhóndiga. Foto publicada en Alberdi y Sáenz Guerra, op. cit., pág. 9.
perseguía desde el año 1958, dirigido a la educación estética de los ciudadanos para desarrollar la sensibilidad moderna, política y existencial. Y, en el Ayuntamiento, se planteó un proyecto para el que se proponía un plazo de ejecución de tres años y un presupuesto de 3.000 millones de pesetas (pondría 1.000 millones cada institución, con aportaciones de empresas privadas). Fue aprobado con los votos a favor de los concejales del PNV, PSOE, EE (Euscadiko Eskerra), PP (Partido Popular), EA (Eusko Alkartasuna) y la abstención de los de HB (Herri Batasuna). Se planteó una colaboración con Jorge Oteiza y, el día de la firma del contrato, no se presentaron los representantes de Gobierno Vasco. Para llevar a cabo el proyecto, se contaba con el solar del antiguo colegio de Santiago Apóstol y con la Alhóndiga, cuyas fachadas estaban protegidas por Decreto del Gobierno Vasco. Y, a través de los medios, se creó la polémica de si el interior había que conservarlo también o no. En diciembre, el COAVN (Colegio Oficial de Arquitectos Vasco Navarro) manifestó públicamente que el edificio de Bastida debía conservarse íntegramente18. La Consejería de Cultura del Gobierno Vasco sustentó la misma opinión. El proyecto no podía realizarse sin demoler la decrépita estructura de hormigón armado del viejo almacén de vinos. El Ayuntamiento había aprobado la propuesta que suponía vaciar el interior para hacer una plaza cubierta y un Arquitectos vascos como Javier Cenicacelaya (n. 1951) se encargaron de movilizar a personajes rancios del postmodernismo europeo, como Maurice Culot (n. 1937) o Leon Krier (n. 1946), en contra del proyecto de Oíza. 18
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472. Sección longitudinal del conjunto. Por la atención de Marisa Sáenz Guerra.
aparcamiento subterráneo con 1.700 plazas. Las asociaciones ciudadanas consideraban un escándalo que se dedicaran 7.000 millones de pesetas (la cifra había ido subiendo) a la Alhóndiga, mientras a centros cívicos de barrios no se dedicaba casi nada. El 28 de abril de 1989, Oteiza, Oíza y Gorordo presentaron la segunda versión del anteproyecto a los medios. El alcalde anunció que se conservarían las fachadas de la antigua Alhóndiga para mantener la memoria de la ciudad. Fachadas que se convertirían en el zócalo de una nueva obra. Oteiza dijo: “Mi trabajo ha sido una reflexión morfológica sobre la ciudad que me ha llevado a la conclusión de que Bilbao es un lugar feo en el sentido positivo de la palabra”. Oíza explicó su trabajo que había consistido en dibujar el proyecto y dirigir la construcción de una maqueta grande que expresaba lo que se proponía: la gran plaza de cristal, con su impresionante espacialidad interior y su imponente volumen que se vería desde cualquier punto de la ciudad, pues iba a ser el edificio más alto de Bilbao. Un cubo vacío de acero y vidrio de casi ochenta metros de lado19, que no era un enorme volumen de negocios, ni un edificio producido por la abusiva especulación urbanística; era el gran prisma cuadrado “desocupado” que diría Oteiza, expresión urbana de una nueva cultura bilbaína. Por las noches, el gran fanal iluminado, “será la lámpara espiritual de la ciudad”, concluía Oteiza con vehemencia. Entre los grupos políticos del Ayuntamiento, que al principio habían aprobado el proyecto, empezaron El pabellón esférico de Montreal de Richard Buckminster Fuller (1895-1983) del año 1967, tenía casi 80 m de diámetro. 19
448 ciones. Y mientras se esperaba la aprobación definitiva del Gobierno Vasco, que nunca llegó, se exigieron estudios volumétricos, económicos y medioambientales que iban obstaculizando el avance del proyecto. Y la prensa expresaba la diversidad de opiniones. Desde el colegio de arquitectos se organizó una recogida de firmas para un escrito en contra del proyecto. Lo firmaron la mitad de los colegiados que se jaleaban con aquello de que “una sociedad que no tiene debates es una sociedad muerta”20. Fullaondo hablaba de las controversias que siempre suscitaron las obras punteras, como la torre Eiffel que sufrió ataques furibundos y hoy es símbolo de la ciudad de París. Yo me acordaba del puente colgante del pueblo de mi padre, el transbordador que une Portugalete y Las Arenas, descomunal artefacto de acero de casi 70 m de altura y 160 m de longitud que construyó el arquitecto Alberto de Palacio entre 1887 y 1893, dejando pequeños a los rimbombantes palacetes que los nuevos ricos del acero y el carbón se habían construido en el muelle portugalujo de la Ría. Me imagino que, ahora, la Consejería de Cultura del Gobierno Vasco no habría dejado que se erigiera y nos hubiéramos quedado sin el famoso Puente de Vizcaya, declarado Patrimonio de la Humanidad, por la UNESCO, en 2006. Sin el apoyo de los dirigentes de su partido, el alcalde Gorordo dimitió el día 17 de diciembre de 1990, seis meses antes de cumplir su mandato. Y el proyecto de la Alhóndiga se vino abajo. La revista Arquitectura Viva publicó un artículo titulado: “El gran Vacío”, escrito por Vicente Patón, que nos recordaba cómo, ya en 1953, Oíza y Oteiza (con Romany) habían propuesto una capilla votiva en el Camino de Santiago coronada por una estructura metálica y estérea, fantasía no realizada que, en esta ocasión, a gran escala, querían llevar a cabo. Y, considerándola una propuesta equivocada, agorero, llega a decir Patón: “Sospechamos que el proyecto […] lleva en sí, y en su vacío de contenidos tangibles, el germen de la misma autodestrucción”. En 1991, pocos meses después, se supo que José Antonio Ardanza, presidente del Gobierno Vasco, estaba en conversaciones con los de Nueva York. Un nuevo look había entrado en escena: calvo y rapado, camiseta negra bajo la americana, laptop computer en bandolera, zapatillas de jogging…; era el de Thomas Krens (n. 1946), presidente de la Fundación Guggenheim durante veinte años, el rey de la burbuja artística. Al parecer, había tanteado otros lugares en Europa y venía con el señuelo de una franquicia en Bilbao. Para empezar, el presidente del Gobierno Vasco viajó hasta Wall Street para depositar un talón de veinte millones de dólares. Poco después, viajó con otro de cincuenta para las primeras adquisiciones21. Y se puso en marcha un alarde de modernidad vasca. Empezó a construirse el adefesio, como de papel albal22, que iba a costar, según dijeron, 23.000 millones de pesetas. Se inauguró en 1997. La ETA puso una bomba y murió un vigilante. Después, no hubo más atentados en el Guggenheim. Y así, ¿pagando impuesto revolucionario?, se abrió un nuevo escaparate para el mercado artístico neoyorquino. *** Mientras tanto, sumido en el ambiente húmedo y gris del botxo, Oíza se presentó al concurso de ideas para el Metro de Bilbao, de 1989. Le ayudó su sobrino Paco Oíza Cuadrado. Hicieron unos bonitos dibujos de los túneles y de un edificio central enterrado en la plaza Elíptica. Pero ganó el consabido Norman Foster que propuso unas bocas de metro high-tech, como gusanos transparentes con arneses de acero inoxidable que salieran del subsuelo de las barriadas obreras de la margen izquierda del Nervión, la de la vieja industria, en trance de reconversión. 20
González-Pinto, J. M., Deia, 22 de junio 1989. Mencionado por Iskandar Rementería Arnaiz, op. cit.
21
Ana María Guasch y Joseba Zulaica, Aprendiendo del Guggenheim Bilbao, s/l, Ediciones Akal, 2007, págs. 170 y 171.
22
Actualmente, está arrugado y sucio.
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473. Portada del Diario 16 Semanal, 27 de marzo de 1988.
El mejor arquitecto español, 1988 El 27 de marzo de 1988, la revista Diario 16 Semanal apareció con la foto de don Paco en la portada y el titular “Sáenz de Oíza, el mejor arquitecto español”. Daba cuenta de una encuesta en la que la revista había consultado a cincuenta arquitectos prestigiosos que, en votación secreta, eligieron al mejor. Oíza obtuvo 388 puntos, en segundo lugar había quedado Rafael Moneo con 367 y Alejandro de la Sota en tercero, con 30723. En el interior de la publicación había una entrevista que Gloria Diez24 hacía a Oíza y que tuvo un enfoque biográfico. De ella saqué algunos de los datos y anécdotas sobre la vida del maestro. Habló de su afición juvenil a dibujar plantas de iglesias en su Cáseda natal; de Antonio Flórez, su primer maestro en la Escuela de Arquitectura; de las enseñanzas del profesor Leopoldo Torres Balbás y de las fiestas de Oñate, cerca de Aránzazu, donde conoció a su mujer, María Felisa... Habló también de que él no tenía estilo ni discípulos (tenía cientos de discípulos y seguidores que eran los que le habían votado). Había cumplido 69 años y hacía dos que le habían jubilado en la Escuela. En la misma revista, había un artículo titulado “Oíza, Moneo, Sota” en el que Ginés Sánchez Hevia le dedicaba una frase con gracia. Decía así: “Oíza encarna la imagen del arquitecto con visos de humanista. Es la terribilitá del verbo exaltado, la pasión mediterránea de rigor jansenista, el Castelar de la arquitectura. Si a estas alturas de la historia se necesitaran héroes, Paco Oíza sería el modelo a coronar de laureles”.
Oriol Bohigas en el sexto lugar, con 122 puntos; José Antonio Coderch en el cuarenta y siete, con 17; Asís Cabrero en el treinta y tres, con 16; Miguel Fisac en el cuarenta y siete, con 8; Enric Miralles y Carmen Pinós en el ochenta con 2; Andrés Perea en el ochenta y seis, con 1… por mencionar algunos. Diario 16 Semanal nº 340, en la página 25, da la lista completa. 23
24
Con fotografías de Carlos Monje, Daniel Gluckmann y Juan R. Puyol.
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CAPÍTULO 14 LA EXPO 92
474. El paseo de los tilos, entre la Biblioteca (al fondo) y el Rectorado. Foto publicada en http://bit.ly/2xbQRtu, 04/09/2016.
Universidad Pública de Navarra, 1988-1993 La UPNA (Universidad Pública de Navarra) fue creada, en el año 1987, por el Parlamento de Navarra, cuando el presidente de Gobierno Autonómico era el sacerdote secularizado y socialista Gabriel Urralburu Tainta (n.1950) que se mantuvo al frente de los navarros durante dos legislaturas (1984-1991)1. Al año siguiente, encargaron el proyecto de la nueva universidad a Francisco Javier Sáenz de Oíza que, además de ser famoso como profesor y arquitecto, me imagino En 1998, Gabriel Urralburu Tainta fue juzgado y condenado a 11 años de cárcel (junto con su mujer Olivia Balda Berástegui y su consejero de Obras Públicas Antonio Aragón Elizalde y con Luis Roldán, director de la Guardia Civil). Habían cobrado comisiones a las empresas constructoras adjudicatarias de obras y evadido dinero negro. Las empresas que habían pagado eran Huarte, Agromán, Obrascón, Lain, Fomento de Obras y Construcciones y Cubiertas y MZOV. El Tribunal Supremo redujo la pena 4 años y, en 2003, se le concedió la libertad condicional. Se hizo abogado en la cárcel y, después, se retiró de la política y se dedicó a la abogacía en Madrid. Véase Francisco Zamora Aznar, Urralburu: corrupción al servicio del Estado, Tafalla, Editorial Txalaparta, 1996.
1
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475. Primer plano general de la Universidad Pública de Navarra dibujado a mano alzada por Sáenz de Oíza: 1 Rectorado (el número, escondido dentro del pequeño cuadrado que es la planta del Rectorado), 2 Aulario, 3 Departamentos, 4 Biblioteca. Dibujo publicado en Alberto Campo Baeza, “Francisco Javier Sáenz de Oíza. La universidad Pública de Navarra, Pamplona, España, 1989-93”, en Zodiac nº 16, 1996, pág. 169.
que les gustaba que hubiera nacido en Navarra. Había prisa y, con el estudio de Oíza, colaboró la oficina técnica de la empresa de ingeniería Typsa. Pronto empezaron las obras. En 1989 se inició la construcción del Aulario. Un año después, la de la Biblioteca y la de los Edificios Departamentales. En 1993, trascurridos sólo cuatro años desde el inicio, el Claustro eligió al primer rector. Urbanización He leído que, al principio, Oíza propuso que las escuelas y facultades se distribuyeran por la ciudad, pero pronto planteó una ciudad universitaria al estilo clásico de la de Madrid, que había sido diseñada bajo la dirección de su profesor don Modesto López Otero (1885-1962) en los años veinte y treinta del siglo XX, con edificios exentos y rectangulares ordenados sobre un campus arbolado y ajardinado. Hay un plano general de la Universidad Pública de Navarra, dibujado a mano alzada por Oíza, en el que plasmó la traza general sobre las 27 hectáreas de los terrenos
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476. Testero del aulario. Foto de Baltanás, publicada en Alberto Campo Baeza, “Francisco Javier Sáenz de Oíza. La Universidad Pública de Navarra, Pamplona, España, 1989-93”, en Zodiac nº 16, 1996, pág. 170.
de Arrosadía, al noreste del arroyo Sadar que se une al Elortz, afluente por la izquierda del Arga, río de Pamplona2. El ingeniero forestal Daniel Rodés Navarro, del Gobierno de Navarra, hizo un proyecto botánico, basado en el trazado de Oíza, para plantar árboles y arbustos de los cinco continentes; desde la sófora del Japón hasta la secuoya de Norteamérica, que adornan y vivifican el campus3. La Universidad Pública de Navarra tiene un eje principal noroeste-sureste, el acceso está precedido de una explanada de aparcamiento. En primer término, el gran Aulario transversal como una gran barrera con algunas penetraciones. En la zona central, destaca el cuerpo abovedado de la Biblioteca, flanqueada por los Edificios Departamentales. Detrás, la avenida de los Tilos con el imaginado tronco de cono del Paraninfo enterrado. Al fondo, el Rectorado. 2
El Arga vierte sus aguas al río Aragón, el río de Cáseda, que desemboca en el Ebro por la izquierda.
Manuel Bear, Campus Verde. Guía de la vegetación de la Universidad Pública de Navarra, Pamplona, Universidad Pública de Navarra, 2008. 3
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477. Fachada principal del Aulario de la Universidad Púbica de Navarra. Foto de Ángel Baltanás publicada en Zodiac nº16, 1996, pág. 168. 478. Croquis en perspectiva cónica de la fachada del Aulario publicado en Arquitectura COAM nº 316, 1998, pág. 57.
Distribuídas por la ciudad universitaria, como en un museo al aire libre, hay esculturas de artistas contemporáneos entre las que destaca la de Jorge Oteiza4, dedicada a Sáenz de Oíza. Ya es un bonito parque, dentro de cien años será maravilloso. Dicen5 que Oíza tomó como modelo de organización y dimensiones el paseo de Sarasate, el bulevar situado entre el casco viejo y los ensanches de Pamplona.
Las esculturas son: José Ramón Anda (n. 1949), Argi izpia eta oreka, 1979-2003; Josep Blasco i Canet (n. 1943), Círculo del deporte, 2004; Néstor Basterrechea (1924-2014), Doctor Navarro. Homenage a Martín Azpilicueta, 2003; Henriette Boutens van Uden (n. 1947), Empatía II, 1997; Clemente Ochoa (n. 1937), Encuentro, 1997; Faustino Aizkorbe (n. 1948), Esfera rota, 1997; Javier Muro (n. 1968), Fuga, 1997; Ricardo Ugarte (n. 1942), La proa de la poesía. Homenaje a Joan Brossa, 1999; Enri Lenaerts (1923-2006), Ritmo vital, 1959 y Jorge Oteiza (1908-3003), Homenaje a Sáenz de Oíza. Oposición de dos diedros, 1996. 4
5
Redacción, Arquitectura COAM nº 319, 1998, pág. 53.
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479. Columnata de una de las dos galerías interiores del aulario (cuatro de los cuatrocientos intercolumnios). Foto de Francisco Oíza Cuadrado, 1990.
Aulario Ya dije que el eje longitudinal de la Universidad está precedido por un edificio largo y transversal que es el Aulario, 124 aulas para los miles de alumnos de los cursos iniciales. Es de hormigón y aparece como muralla de la ciudad universitaria frente a Pamplona, muralla penetrable. Tiene más de cien columnas cilíndricas con capitel troncocónico que sustentan eficazmente el edificio, recuerdo lejano de la arquitectura clásica, recuerdo que Oíza ya había utilizado en el Palacio de Festivales de Santander y en otros edificios.
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480. Tanteo de sección perfecta (después fue peraltada para tener mayor depósito de libros, véase la foto final). Plano publicado en Alberdi y Sáenz Guerra, op. cit., pág. 204.
Biblioteca “La Biblioteca es la sede del conocimiento por excelencia” decía Txema G. Crespo6. Y, a pesar de los libros electrónicos, las bibliotecas públicas son espacios privilegiados en las ciudades y en las universidades. En el extrarradio sur de Pamplona, en la Universidad Pública de Navarra, esas “fábricas del saber” que son las bibliotecas, destaca claramente del resto de los edificios, como pieza principal del conjunto. Es de planta rectangular, de sección basilical, sin ábside. Su espacio central, de gran empaque, está cubierto con una bóveda de luz y de medio punto que tiene 20 m de diámetro. El círculo de la bóveda, al principio, era tangente al suelo, lo que producía la certeza de la dimensión perfecta, como en el Panteón de Roma, que tiene 43 m de diámetro. 6
Txema G. Crespo, “Sáenz de Oíza en su tierra natal”, Reportaje: Universidad Pública de Navarra, 21 julio 2001.
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481. Alzado frontal. Plano publicado en Arquitectura COAM nº 316, 1998, pág. 56.
Al final fue peraltado, lográndose un espacio mayor, aumentando la capacidad del depósito de libros con un piso más. El techo abovedado es una moderna estructura metálica revestida, ligera e ingeniosa, que produce una iluminación cenital indirecta. Se ha dicho7, y supongo que es verdad, que, al proyectar este edificio, Oíza estaba recordando la maravillosa Biblioteca Nacional de Francia (1785)8 que dibujó el arquitecto neoclásico visionario Étienne-Louis Boullée (1728-1799) y que nunca se construyó. Porque la arquitectura es un arte hereditario, Oíza debió disfrutar al hacer realidad, en cierta medida, con modestia, aquella grandiosa fantasía imposible. Alberto Campo Baeza, “Francisco Javier Sáenz de Oíza. La Universidad Pública de Navarra, Pamplona, España, 1989-93”, en Zodiac nº 16, 1996, pág. 169; Txema G. Crespo, op. cit.
7
Véase Emil Kaufman, Architectura in the age of reason, Harvard University Press, 1955 (trad. Justo G. Beramendi, La Arquitectura de la Ilustración. Barroco y posbarroco en Inglaterra, Italia y Francia. Barcelona, Gustavo Gili SA, 1974, fig. 149.) 8
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482. El edificio de la Biblioteca recién acabado (aún no se han plantado los árboles) en un día gris. Foto de Francisco Oíza Cuadrado, 1993.
Departamentos Alrededor de la biblioteca se extienden los edificios de los departamentos, sedes de estudios especializados, ramas del gran árbol de la Ciencia. Edificios de los acebos, los madroños, las encinas, los magnolios, los pinos o los abetos. Austeras construcciones de hormigón armado, material característico de todo el conjunto universitario, con algún toque departamental de color. Paraninfo El salón subterráneo del Paraninfo no llegó a construirse. En medio de la avenida y delante del Rectorado, un tronco de cono de vidrio saliendo del suelo iba a anunciar la posición enterrada del Paraninfo. Un pasadizo comunicaría con el sótano del edificio rectoral. En 2002, Oíza ya había fallecido, la UPNA anunció su intención de construirlo9. No sé qué habrá sido. 9
http://bit.ly/2zhT3Ag, 04/10/2016.
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483. Fachada frontal del Rectorado en un día soleado. Foto publicada en Alberdi y Sáenz Guerra, op. cit., pág. 205.
Rectorado Al fondo de la hermosa avenida de los tilos de la calma, se encuentra el edificio del Rectorado, cerrando el conjunto. Está coronado con una linterna, copete cristalino, que ilumina el vestíbulo central. Es también un edificio de hormigón armado y lo adorna el juego geométrico y caprichoso de óculos y amplios ventanales, homenaje explícito al gran maestro estadounidense Louis Kahn (Estonia, 1901- EEUU, 1974), cuya arquitectura, crítica con lo moderno, parece que inspiró a Oíza para hacer esta universidad pamplonica; en ella, hay también algún detalle que recuerda al maestro escocés James Stirling (1926-1992), admirado por Oíza.
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484. El interior de la Biblioteca. Foto de ร ngel Baltanรกs publicada en Alberdi y Sรกenz Guerra, op. cit., pรกg. 205.
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485. Edificios Tríada. Calle Burgos nº 19 de Madrid. Foto de Helena Medina, 2017.
Edificios Tríada en Madrid, 1993 El conjunto Tríada, propiedad de la Hermandad Nacional de Arquitectos, fue inaugurado por José María Álvarez del Manzano, alcalde de Madrid, en el año 1993, según la placa de bronce que adorna el portal del primero de los tres edificios, que se alzan sobre una explanada de yerba, detrás de una fila de frondosos castaños de indias (Aesculus hippocastanum) que sombrean, en verano, la acera meridional de la calle Burgos. La Hermandad Nacional de Arquitectos (hna) es la mutualidad de los arquitectos, una entidad que existe desde hace más de setenta años, para los planes de pensiones, el ahorro y los seguros médicos de los profesionales y sus familias. Antes de la crisis económica (2008), la hna decidió hacer una inversión grande. Era la época de la “burbuja inmobiliaria” (1986-2008), cuando había mucha facilidad para los créditos y los precios de la construcción sufrían una gran inflación; al mismo tiempo que la habilidad de la mano de obra y la calidad de los materiales eran ínfimos, consecuencia de una gran demanda.
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486. El Conjunto Tríada. Los frondosos castaños de Indias, en verano, tapan los cuerpos basamentales de los edificios. Foto de JV. 2016.
Estando así las cosas, en el año 1990, la Hermandad encargó a Oíza el proyecto. Era el momento de las prisas. Si cuando se hizo Torres Blancas (1968), transcurrieron siete años desde que se empezó el proyecto hasta que se acabó la obra, aquí transcurrieron menos de tres. Son edificios casi todo de vidrio, con basamentos, de cuatro plantas, a bandas horizontales de placas de piedra sintética (“Silestone”, me dijo Paco Oíza el sobrino); un material que, por textura y color, recuerdan al de Franco Albini en la Rinascente de Roma (1961). La cara sur está ocupada por la batería de ascensores panorámicos, mirando al centro de Madrid; la cara norte es emblemática, con el orden de columnas postmodernas de acero inoxidable; las otras dos fachadas son largas, uniformes y eficaces para la iluminación natural de los diáfanos locales de oficinas. La Hermandad Nacional de Arquitectos anuncia en Internet10 que se alquilan oficinas en el Conjunto Tríada, que está situado en la “Zona Centro”, dice, con “muy buenas comunicaciones con los Recintos Feriales y el Aeropuerto”. Se trata, en realidad, de una pseudo zona 10
http://bit.ly/2ijfyBP, 11/06/2016.
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487. Plataforma de césped sobre los sótanos de aparcamiento y el zócalo de uno de los edificios con sus singulares zarpas de material sintético. A lo lejos, el rascacielos de Norman Foster. Foto de JV. 2016.
centro, al norte de Madrid, entre la M-30 y la plaza de Castilla, próxima a la estación ferroviaria de Chamartín, con otros cuantos edificios comerciales alrededor, cercana y a la vista de las gigantescas cuatro torres del Real Madrid11. Se puede alquilar desde una oficina pequeña de 78 m2, hasta una planta completa de 440 m2; o un edificio entero de doce plantas con bajo comercial (5.200 m2). Los tres edificios surgen de una fundación común que es un gran aparcamiento subterráneo. Son, pues, tres partes de una única construcción, cuya base está oculta en el subsuelo, debajo del plano verde y horizontal de los jardines. El periodista José María García, acusó a José María Aznar, presidente del Gobierno (PP); a José María Álvarez del Manzano, alcalde de Madrid (PP); a Florentino Pérez, el corruptor, presidente del Real Madrid desde el año 2000; a Ángel Pérez, concejal (IU); a Alfredo Pérez Rubalcaba, diputado madridista (PSOE) y a otros, de corrupción, por la recalificación y venta de los terrenos de la Ciudad Deportiva del Real Madrid, para la construcción de los cuatro rascacielos. Publicado en marzo de 2014. http://bit.ly/2yvLzL0, 11/06/2016. 11
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488. Marbella actual desde el mar, con la sierra Blanca al fondo. Foto de Pedro Jaén publicada en Cristopher Clover, empresario inmobiliario, “Los primeros años de Panorama”, publicada en http://bit.ly/2giMYMG, 12/11/2016.
Marbella Por la noche, en días muy buenos, desde Marbella, casi se ven las luces de Tánger. Cuando empezaba el siglo XX, Tánger era una ciudad comercial, lugar en el que se fraguaban muchos negocios europeos y americanos con Marruecos y otros países de Oriente Medio y de África, países de los que se extraían las materias primas. En la Conferencia de Algeciras de 1925, Bélgica, España, Estados Unidos, Francia, Holanda, Portugal, Reino Unido y la URSS (después Italia) acordaron que Tánger fuera una ciudad internacional de libre comercio. Este estatus de Tánger12 se mantuvo hasta que Marruecos, independiente desde 1956, la reclamó como ciudad suya. Y en 1960, tropas del ejército marroquí entraron en la ciudad y comenzó la decadencia de Tánger. Los hombres de negocios buscaron otros lugares de relaciones internacionales. Unos cuantos, como el judío argentino Jacques Hachuel13, al abandonar Tánger, se establecieron en la floreciente Marbella. Con la espalda protegida por las altas montañas de la cordillera Penibética, disfrutando del agua clara de sus torrentes, a orillas del mar Mediterráneo y cerca del océano Atlántico cuyo Ciudad en la que, en 1947, se establecieron Paul y Jane Bowles (1910-1999 y 1917-1973) autores de El cielo protector de 1949 (llevada al cine por Bertolucci en 1991) y Dos damas muy serias de 1943, respectivamente. 12
Jacques Hachuel (n. 1930), residiendo entre Marbella y Madrid, se dedicó a muchos negocios: banca, inmobiliaria, automóviles... Tuvo cierta relación con los jóvenes de la Movida Madrileña. Su hijo Hervé financió películas de Almodóvar. 13
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aire templado y húmedo llega con el poniente, Marbella es uno de los lugares marítimos más confortables de Europa. En el siglo XIX, la ciudad de Marbella tuvo un cierto auge siderúrgico y agrario. Con carbón de madera de la sierra Blanca (a veces con nieve), mineral de hierro de Ojén y agua del río Verde, se organizó una industria inglesa que contaba con seis altos hornos (1829), dicen que los primeros de España. Funcionaron hasta que no pudieron resistir la competencia de Vizcaya (1902) que, con carbón mineral, conseguía acero más barato. Manuel Gutiérrez de la Concha e Irigoyen (1808-1874), héroe liberal de las Guerras Carlistas, casado con una latifundista, Marqués del Duero por méritos militares, compró 3.300 hectáreas cerca de Marbella y con métodos modernos, creó la colonia agrícola de San Pedro Alcántara, con caña, remolacha y un ingenio azucarero con maquinaria. En la Guerra Civil (1936-1939), la economía de Marbella estaba hundida. En 1943, invitado por un amigo marbellés, llegó el ingeniero Ricardo Soriano (1883-1973), aristócrata cosmopolita que iba a ser decisivo para la ciudad. Soriano, marqués de Ivanrey, pensó que aquel era el lugar ideal para un turismo lujoso. Creó la Venta y Albergues del Rodeo, con bungalows como de Florida o de California (EEUU), pero de estilo cortijero. Invitaba a sus amigos selectos, como el escritor Edgar Neville (1899-1967), guionista en Hollywood, que iba con la actriz Conchita Montes (1914-1994)14; invitaba también a personajes con prestigio internacional, Cuando murió Edgar Nevill, Conchita Montes vendió la casa, llamada Malibú, a Sean Connery. Y, después, fue demolida para construir un hotel. 14
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como Antonio el bailarín (1921-1996)15. Atrajo a su sobrino Alfonso de Hohenlohe que fundó el Marbella-Club (1954) que iba a ser el santuario de la jet set marbellí, con clientes famosos como los actores Mel Ferrer (1917-2008) y Audrey Hepburn (1929-1993), aristócratas excéntricos como Jaime de Mora y Aragón (1925-1995), hermano de la reina de Bélgica; o la bella romana, princesa Ira de Fürstenberg (n. 1940), quinceañera que se casó con Alfonso de Hohenlohe en 1955. Entonces Marbella era un pueblo de pescadores y tendría menos de diez mil habitantes. Unos pocos extranjeros y españoles, propietarios de grandes fincas, fueron parcelando y vendiendo para que sus distinguidos clientes-amigos, construyeran sus blancas mansiones andalusíes, rodeadas de jardines de flores sobre la verde grama (el fucsia de las buganvillas, la fragancia de la dama de noche, el perfume de los jazmines…) y el azul turquesa de las piscinas transparentes. Pero no todo fueron encantadoras casas bajas de campo. En los años sesenta, con los tangerinos, llegaron también los franquistas peseteros y, en 1964, José Meliá levantó el hotel Don Pepe de diez plantas. En 1970, José Banús (1920-1984, espía de Franco durante la Guerra) inauguró la Nueva Andalucía con su famoso Puerto, en una gala que amenizó Julio Iglesias. Ignacio Coca (1913-1986), heredero del Banco Coca, amigo del marqués de Villaverde (yerno de Franco) y de José Antonio Girón de Velasco (ministro de Franco), con la constructora Jotsa (Juan Obregón Toledo S. A., abuelo de Ana Obregón), levantó el hotel-clínica Incosol de doce plantas en el año 1973. Allí fueron a recibir tratamiento de adelgazamiento desde Grace Kelly (1929-1982) y Rainiero de Mónaco (1923-2005) hasta Camilo José Cela (1916-2002). El paraíso andalusí atrajo a los jeques árabes, nueva aristocracia del petróleo y a Jesús Gil y Gil (1933-2004), tan vulgar, por no decir zafio, negociante indocumentado que, con sus más de 120 kg de peso, estuvo tres veces en la cárcel. Y así llegamos a los años noventa, cuando el número de habitantes de Marbella se acercaba a los cien mil (más que Toledo) y el Partido Socialista andaluz, el de Alfonso Guerra (n. 1940), ocupaba la alcaldía de Marbella. La mansión de Antonio el bailarín era una fantasía andaluza ecléctica, entre romana, moderna y mora, obra del arquitecto Casto Fernández Shaw. 15
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489. Maqueta para el concurso de ideas del Palacio de Congresos de Marbella, 1990 (parece de los constructivistas rusos). Publicado en Alberdi y Sáenz Guerra, op.cit., pág. 229.
Ideas para un Palacio de Congresos en Marbella, 1990-1992 Conozco a la crème de la crème marbellí por la revista ¡Hola! que, todas las semanas, compraba María Luisa Montoya Bárcena (1918-2006, mi madre). Creo que Oíza no tenía nada que ver con Marbella, pero se presentó al concurso de ideas para el Palacio de Congresos y, a pesar de que su proyecto fue el elegido en aquel certamen de 1990, el Palacio nunca se construyó. En 1992, cuando ya Jesús Gil y Gil era alcalde de Marbella, Oíza hizo una segunda propuesta que tampoco se construyó. En la primera memoria, Oíza hablaba de la California de Europa, el gran emporio turístico de la costa del Sol, plagado de urbanizaciones y hoteles en una franja de más de cien kilómetros, entre el mar y las montañas: Málaga, Torremolinos, Benalmádena, Fuengirola, Mijas, San Pedro de Alcántara, Estepona y San Roque, con Marbella en el centro. El nuevo Palacio de Congresos iba a construirse junto a la carretera de Málaga a Cádiz y Oíza quería que el edificio fuera largo, ofreciendo la máxima longitud de fachada, para que se contemplara desde esa vía de vehículos, cuya circulación, generalmente, era lenta. Había un pabellón polivalente anterior que el proyecto de Oíza debía envolver, integrándolo en el nuevo conjunto. “Una suerte de pórticos, calles comerciales y galerías sobre una retícula de pilares”16 de 7,50 x 7,50 m, que sustentaba el techo de un vestíbulo rectangular tan grande como la sala que habría encima de él: un auditorio para 2.000 espectadores con escenario central y filas curvas “para que la gente se viera la cara”17, como en Santander. Pensando en el clima privilegiado de Marbella, tan agradable, Oíza proponía que, en algunas ocasiones, se pudiera descorrer el techo de la parte central de la sala principal (véase la planta de cubiertas con parte del graderío descubierto) y que los espectadores disfrutaran del día soleado de invierno o de la noche estrellada de verano, con el espectáculo o el concierto. Se trataba de una bóveda de dos mitades que, con rodamientos sobre carriles, se desplazaban horizontalmente, separándose, abriendo el techo. Un mecanismo eficaz y elemental, como de 16
Oíza, “Concurso de ideas del Palacio de Congresos de Marbella”, Arquitectos nº 128, 1993, pág. 58.
17
Decía Oíza cuando dibujaban auditorios. Me lo contó su hija Marisa Sáenz Guerra.
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490 y 491. Arriba, alzado de la primera propuesta para el Palacio de Exposiciones y Congresos de Marbella. Abajo, planta de cubiertas en su entorno. Con la bรณveda descorrida, descubriendo una parte del auditorio. Planos publicados en Arquitectos nยบ 128, 1993, pรกg. 58.
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492 y 493. Arriba, planta alta. Abajo, planta baja. Planos publicados en Arquitectos nยบ 128, 1993, pรกg. 58.
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494. Croquis de la gran sala de la primera propuesta, con el techo central descorrido, viéndose el cielo. Dibujo de Oíza publicado en “Concurso de ideas del Palacio de Congresos de Marbella”, Arquitectos nº 128, 1993, pág. 60.
los constructivistas rusos, que también inspiraron al célebre Aldo Rossi, creo yo, con el que esta propuesta de Oíza, de sencillez racionalista y ritmos clasicistas, tenía cierto parentesco. En el helipuerto y la cafetería aérea, veo también a los rusos, quizá la Nube de hierro que ideó El Lissitzky (1890-1941) en 1924 para la plaza Nikitsky de Moscú18. Dos años después de ganar el concurso fallido, con setenta y cuatro años, parece que Oíza no había perdido su potencia creadora y, si su primera propuesta no iba a salir adelante, quizá animado por sus hijos y su sobrino que firmaban como “colaboradores arquitectos”, pronto diseñó una nueva, con otro “expediente” que diría Fullaondo. Como si la sierra Blanca fuera la sierra Nevada, imaginaron una especie de Alhambra que, con piezas nítidas o macladas, ascendía por las colinas de las faldas penibéticas, telón de fondo de la bella Marbella. No sé si las torres de este conjunto ideado por los Oíza serían bermejas, pues sólo nos ha quedado una preciosa maqueta blanca. Actualmente los marbellíes cuentan con otro Palacio de Congresos que de palacio no tiene nada. Una triste nave rectangular grande y fea.
18
Vittorio De Feo, URS arquitectura 1917-1936, s/l, Editori Riuniti, 1963, pág. 99.
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495 y 496. Segunda propuesta para el Palacio. Alzado, arriba y planta, abajo. Planos publicados en “Concurso de ideas del Palacio de Congresos de Marbella”, Arquitectos nº 128, 1993, pág. 60.
497. Maqueta de la segunda propuesta de Oíza para el Palacio de Congresos de Marbella. Foto publicado en “Concurso de ideas del Palacio de Congresos de Marbella”, Arquitectos nº 128, 1993, pág. 61.
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498. Fachada de acceso a la Escuela de Administración Pública de Extremadura. Foto de JV. 2016.
Escuela de Administración Pública en Mérida, 1990 Desde la plaza de España, centro de Mérida, hay que dar un buen paseo para llegar hasta la Escuela. Se baja hasta la ribera del río; donde están las altas murallas de la Alcazaba, fundada con grandes sillares hace dos mil años. Allí se toma el puente romano, el más largo de Hispania19; con casi un kilómetro de longitud en línea recta, cruzando el Guadiana y sus islas, tiene más de sesenta ojos. Al llegar a la otra orilla, entre los árboles del parque de las Siete Villas, se ven los colores del edificio de Oíza: albero, almagre y oliva. Veintiséis años después de construirse, el edificio parece recién pintado (supongo que ha sido repintado como al principio). La Escuela de Administración Pública “Nicolás de Ovando y Cáceres20” se encuentra en la avenida de la Libertad sin número, alejada, enfrente del núcleo histórico de Mérida y en la margen izquierda del anchuroso cauce, cerca del ingreso al puente Romano, en el lado oeste del acceso al puente. Es un edificio de planta en “U” sobre una trama en cuadrícula que abraza a un patio de ingreso abierto a la vía pública y cuadrado, elevado media planta sobre la calle Rosales, con rampa y escalinata de acceso. En el interior del edificio, al parecer, hay otro patio abierto al cielo mediante un círculo de 7 m de diámetro sustentado por ocho columnas y cubierto por una montera de vidrio. El volumen se organiza en dos alturas, doble la de abajo, con la biblioteca, la sala de reuniones, el departamento de informática, la dirección, el salón de actos y seis aulas. La de arriba, con los servicios administrativos. En total son 3.325 m2. Se construyó con muros de hormigón en los que se aprecia el despiece regular de los encofrados y los puntos de los latiguillos.
Creo que Apolodoro de Damasco construyó uno más largo para la conquista de la Dacia (Rumanía) por encargo del emperador Trajano que era español. Era un puente con tajamares de piedra y cerchas de madera. Está destruido. 19
20
Nicolás de Ovando y Cáceres fue un cacereño de siglo XV-XVI, colonizador y fundador de ciudades en América.
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Dijo Oíza que se inspiró lejanamente en el Danteum21, proyecto que nunca se construyó. Supongo que se refería a la deseada presencia de columnas que evoquen el mundo de la Antigüedad. Columnas que, como en la propuesta de Terragni (1938), quedan reducidas a cilindros puros, situados en la entrada, haciendo el papel de unos propileos clásicos, sin arquitrabe, como en una ruina romana. Este edificio de planta rectangular, casi cuadrada, está orientado en diagonal con respecto a los puntos cardinales. Se asienta sobre una ladera suave que baja hasta el Guadiana, en dirección noreste, hacia la Mérida antigua, que es la dirección a la que mira la fachada principal del hermético edificio. La plataforma horizontal de la Escuela se logró rellenando por la parte del río y excavando por la de la ladera. Así, la parte de atrás y una de las laterales (sureste) está rodeada de una amplia zanja pavimentada con grava, camino peatonal y perimetral amparado por el muro en talud de la jardinería. No pude ver el edificio por dentro. Llame por teléfono dos días antes pidiendo permiso para visitarlo el sábado, explicando que entre semana no podía ir, y no me lo concedieron. Tampoco pude hablar con el guarda jurado, pues no le vi (no sé si hubiera intentado convencerle o sobornarle). Cerca de la Escuela, al otro lado del acceso al puente Romano, hay un hostal con barrestaurante de ambiente taurino y jardín arbolado, se llama El Torero. Tiene tapas y raciones sabrosas (ensaladilla rusa, ensalada de lechuga y cebolla, lomo con patatas fritas, caracoles, secreto ibérico, agua, cerveza, pan y vino, para tres niños y dos mayores, 40 €).
En la Italia fascista de Mussolini, los arquitectos Piero Lingeri y Giuseppe Terragni, entre los años 1938 y 1940, hicieron un proyecto de homenaje al poeta Dante Alighieri (1265-1321), proyecto que titularon Danteum y que no llegó a construirse. http://bit.ly/2xUJg2f, 19/02/2017. 21
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499 y 500. Secciรณn transversal por el patio redondo y planta baja. Planos publicados en Alberdi y Sรกenz Guerra, op. cit., pรกg. 218.
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501 y 502. El patio de acceso, abierto y cuadrado. Arriba, visto desde la calle Rosales, sobre la escalinata de ingreso. Foto anรณnima publicada en Alberdi y Sรกenz Guerra, op. cit., pรกg. 219. Abajo, mirando hacia el parque de las Siete Villas desde la plataforma elevada. Fotos de JV, 2016.
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503. La escalinata y el propileo. Foto de JV. 2016.
Medalla de Oro de la Arquitectura, 1990 Es el galardón que concede, en vida, el CSCAE (Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España) a los que ejercieron la profesión de forma más relevante. Desde su creación, en 1981, hasta ahora, veinte arquitectos22 han recibido la medalla. A Oíza se la concedieron en 1990, al mismo tiempo que a Oriol Bohigas. A unos cuantos se la concedieron cuando les faltaba poco para morirse, como tratando de remediar un descuido, pero, a Oíza se la dieron cuando aún estaban en plena forma, recibiendo encargos, ganando concursos, siendo protagonista de polémicas públicas y entrevistas televisadas. Al año siguiente, Juan Daniel FuSon los arquitectos Félix Candela (1981), José Luis Sert (1981), Alejandro de la Sota (1988), Álvaro Siza (1988), Francisco Javier Sáenz de Oíza (1990), Oriol Bohigas (1990), Julio Cano Lasso (1991), José Antonio Corrales (1992), Ramón Vázquez Molezún (1992), Miguel Fisac (1994), Joaquín Vaquero Palacios (1996), Fernando Chueca (1998), Rafael de La-Hoz Arderius (2000), Antonio Fernández Alba (2002), Luis Peña Ganchegui (2004), Rafael Moneo (2006), Juan Navarro Baldeweg (2008), Manuel Gallego Jorreto (2010), Javier Carvajal (2012), Antonio Cruz y Antonio Ortiz (2014). 22
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504. Vista transversal de la plataforma de ingreso, pavimentada con mármol rosa de Portugal. Hasta ella, ascienden la escalinata y la rampa de dos tramos. Foto de JV. 2016.
llaondo, con su editorial Kain, sacó el libelo titulado La bicicleta aproximativa. Conversaciones en torno a Sáenz de Oíza. Conversaciones con María Asunción Agulló Iranzo; casi todo lo dice él. Va mezclando alabanzas al arquitecto con diatribas a la persona que, cuando Fullaondo era estudiante, casi le atropella en el aparcamiento de la Escuela; en cuya biblioteca errática, no estaría James Joyce si no fuera por él. Cuenta también anécdotas divertidas como la del joven Oíza ciclista que, de Madrid a La Granja, mantuvo el ritmo de Federico Ezquerra héroe del Galibier23. Y sentimentales, como la de la Navidad en Madrid (Fullaondo enfadado con su familia) que Paco y María Felisa le invitaron a la cena de Nochebuena.
Federico Ezquerra (1909-1986) fue el primer ciclista vizcaíno que obtuvo éxitos en el Tour de Francia. En 1936, ganó la etapa Niza-Cannes. Era un gran escalador, en dos ocasiones coronó en solitario el puerto del Galibier (2645 msnm) el más alto de Le Tour de France. Véase http://bit.ly/2zhNh1G, 05/01/2017. 23
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505 y 506. Alzado y planta de la propuesta de Oíza para el edificio de las Consejerías en la calle Roma de Mérida. Planos publicados en Alberdi y Sáenz Guerra, op. cit., pág. 216.
Ideas para el edificio de las Consejerías en Mérida, 1989 En Mérida (Badajoz), capital de la Junta de Extremadura, en la calle Roma, junto a la margen derecha del río Guadiana, en el antiguo barrio de la Morería, demoliendo casas viejas y el matadero municipal, el Gobierno Autonómico quiso construir un nuevo edificio para consejerías. Oíza dibujó una propuesta que consistía en un edificio largo y quebrado que, mediante una pasarela, penetraba en el interior de la Alcazaba, donde proponía que se edificara un graderío, como salón de actos. Éste es el proyecto de un gran edificio que Oíza no llegó a construir. No sé cómo fueron las circunstancias, no sé si fue un concurso. El caso es que el edificio de las Nuevas Consejerías fue construido por el arquitecto Juan Navarro Baldeweg (n. 1939) que lo elevó sobre los restos arqueológicos, como ya había hecho Moneo en el Museo Romano y se inauguró en 1995.
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507. Maqueta de estudio, en cartulina, para la explicación de la propuesta. Publicada en D’A nº 8, 1991, pág. 7.
Plaza de San Francisco en Palma de Mallorca, 1991 (En parte, extracto de JV., “El hermano árbol”, D’A nº 8, 1991) Éste es un proyecto que el Ayuntamiento de Palma encargó a Oíza, a instancias de Federico Climent, arquitecto municipal, que era también director de la revista D’A de la Demarcación del Colegio de Arquitectos de Baleares. Proyecto que no llegó a construirse. Lo primero que supe de él fue una mañana de primavera madrileña del año 1991 fría y luminosa. Era lunes, acababa de dejar a mi hija Manuela en el colegio y bajaba distraído por la calle Génova hacia mi casa. De repente, estuve a punto de chocar con un señor que subía contemplando un pequeño objeto que llevaba en la mano. ¡Oíza! Nos saludamos y le acompañé hasta su estudio, que no estaba lejos del mío. Me dijo que el pequeño objeto era una maquetita que había hecho en casa durante el fin de semana y que la llevaba al estudio para seguir jugando con ella. Parecía el boceto de una escultura minimalista: un árbol casi tumbado al que un fuerte viento hubiera arrancado todas las ramas menudas. Me explicó que era el modelo para una farola múltiple que
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508. Planta esquemática del conjunto. La zona punteada se propone pavimentar de adoquines de caliza dura. Abajo, la calle Ramón Llull con el andén de autobuses. Plano publicado en D’A nº 8, 1991, pág. 14.
iba a ser la pieza principal de un proyecto que le habían encargado en Mallorca. Días después fui a visitar al maestro para que me firmara un papel de la tesis y vi en su despacho un nuevo modelo de la farola. Era mayor, los listoncitos de madera estaban ensamblados con perfección y esmero. Las ramas se desplegaban con variedad, como en la primera maquetita; pero había un orden, sistema o ley, en los troncos y las guías; como si se tratara de una especie metálica. Al cabo de unas semanas, estuve en Palma con Federico Climent por una obra que hacíamos en el paseo del Molinar. Acabado el trabajo, me llevó a ver la plaza que habían encomendado a Oíza. Los coches en fila india entraban a oleadas por la calle Ramón Llull, al ritmo del semáforo, continuando por la calle San Francisco hacia la plaza de Cort, cerca del Ayuntamiento, en el centro de Palma (hoy, las direcciones de las calles han cambiado). La plaza es un cuadrilátero irregular (trapecio o romboide). Los lados menores, al este, los forman la alta portada barroca de la iglesia gótica, fundada en el siglo XIII, y el moderno colegio de San Fran-
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509. Detalles de la farola múltiple. Publicado en D’A nº 8, 1991, pág. 14.
cisco (Sant Francesc)24. En el ángulo de las dos fachadas hay en acceso al claustro del antiguo convento franciscano que tiene un ciprés y una palmera, una obra singular de dos plantas en la que se combinan números primos entre sí. Los lados largos de la plaza estaban constituidos por hermosas casas antiguas y el edificio manierista y ecléctico de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de las Baleares25. En la iglesia de San Francisco está el sepulcro de Raimundo Lulio (1232-1315), compleja obra tardo-gótica y plateresca de alabastro, labrada en el siglo XV. En la cabecera de la iglesia, hay un par de hermosos bancos neoclásicos enfrentados, dispuestos con simetría, paralelamente al eje de la nave. Me dijo Federico que, al ver Tomás Bosch (su compañero en la El colegio de Sant Francesc es obra del arquitecto mallorquín José Ferragut (1912-1968) construida en 1952. 24
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Obra del arquitecto mallorquín Gaspar Bennázar (1869-1933) construida en el año 1906.
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510. Dibujo a pluma de Oíza. Publicado en D’A nº 8, 1991, pág. 13.
revista) el proyecto de Oíza, advirtió la semejanza de disposición de aquellos bancos de madera del interior con los de piedra que el arquitecto proponía para el exterior. El proyecto de Oíza era escueto y claro. Desplazaba la estatua de Junípero Serra junto a la iglesia; ante la fachada, proponía una batería de focos, semienterrados; y nivelaba la plaza con la cota del templo. Dos bancos paralelos, con alfombras de piedra negra, prolongaban el eje largo de la iglesia. El banco que estaba al lado del colegio sería una barrera sesgada que encauzaría la salida de los colegiales hacia el andén de los autobuses. Este proyecto se hizo en la época de las peatonalizaciones que Oíza enfocó con moderación. Dejaba algunas plazas de aparcamiento y permitía que los coches cruzaran la plaza, pero no sobre liso y rápido asfalto, si no sobre rugoso y lento adoquinado. La nivelación de la plaza produciría una proa elevada sobre las calzadas y, encima de la proa, estaría la única alegría del sobrio conjunto: el singular objeto urbano, artístico y práctico, protagonista de la intervención; que daría sombra por el día
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511. Oíza presentando la ligerísima maqueta de estudio para el IMPIVA. Foto de Francisco Oíza Cuadrado, 1991.
y luz por la noche, “el árbol de los frutos luminosos”, más una fuente inclinada de piedra, para beber del chorrito con austeridad franciscana, bajo las ramas metálicas del hermano árbol, esperando a que el fraile abriera el portón del templo que acogiera con su fresco aliento sagrado. Oíza decía en su memoria: “Una farola monumental de tres brazos independientes, de traza singular, de diseño propio, entre organicista y tecnológica, servirá como objeto de iluminación. Se acompañará con un umbráculo y una fuente de agua potable en su vecindad”. Concurso en Castellón, 1991 Oíza compró un local abandonado de una casa antigua de la calle General Arrando del barrio madrileño de Chamberí. Estaba al nivel de la calle. Se entraba por un gran portalón, común con las viviendas, a un espacio amplio. Lo arreglaron y quedó bonito. Estaba presidido por una hermosa reproducción de la Victoria de Samotracia.
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512. Maqueta de cartón pluma y madera de balsa para el concurso IMPIVA. Foto de Francisco Oíza Cuadrado, 1991.
Con tres de sus hijos arquitectos, Javier, Vicente y Marisa, el sobrino Francisco Oíza Cuadrado, arquitecto también, y algún amigo de ellos; Oíza montó su estudio. Allí se organizó el archivo del arquitecto, su despacho y una nave de trabajo de la que salieron los proyectos de su última década, como este proyecto del concurso para la sede en Castellón del IMPIVA (Instituto de la Mediana y Pequeña Industria Valenciana). En la memoria del proyecto para la Escuela de Administración Pública en Mérida (1990), Oíza vuelve a hablar de la inspiración en el Danteum de Terragni26, inspiración que en esta propuesta para Castellón parece más obvia. Proyecto que prometía un espléndido edificio que no convenció a un jurado que no conozco. Pues, según me contó Francisco Oíza Cuadrado, ganó otro. Bloque en Fuencarral, 1992 Para un concurso de viviendas en Fuencarral convocado por la EMVS (Empresa Municipal de Vivienda y Suelo de Madrid S.A.), Oíza propuso un inmueble-villa en el que las casas recordaban al pabellón de L’Esprit Nouveau (1925) de Le Corbusier. (No se construyó, por eso el comentario del final de los “Retazos de pensamiento”, véase Juegos Funerarios, pág 553). Era la corrala de los dúplex, una singularidad urbana para una zona anodina: el inmueble–villa de Oíza. Daba forma a la esquina de un barrio deslavazado de bloques. Cada vivienda 26
Véase nota 21, pág. 473.
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513 y 514. Arriba, planta baja de las viviendas (falta la planta alta). Abajo, planta del garaje. Planos publicados en Alberdi y Sรกenz Guerra, op. cit., pรกgs. 222 y 223.
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515 y 516. Arriba, maqueta del inmueble-villa para Fuencarral. Abajo, el bloque en su entorno. Se observa un tramo medianero de contacto con otros bloques. Publicados en Alberdi y Sáenz Guerra, op. cit., pág. 222.
dúplex aparecía en la fachada con un solo hueco grande en el que había otro menor y más profundo. El conjunto se organizaba con la sucesión de viviendas en dos brazos, uno recto y otro curvo, desde un núcleo central de escaleras y ascensores en la esquina. Oíza, desde que hizo el edificio de viviendas de la calle Fernando el Católico de Madrid cuarenta y tantos años antes27 comprendió que los gastos de una comunidad de propietarios numerosa son más económicos con un solo portal. En el núcleo de esta comunidad, había un tramo medianero de contacto con otros bloques. Eran bloques asociados con retranqueos, la forma que hacía Oíza sesenta años antes en Fuencarral A y en otros poblados. Y ahora, en tiempos que ya no eran de penuria, conseguía cumplir una ordenanza parecida, de forma sorprendente, rompiendo la monotonía del bloque corriente.
27
Véase Oíza primera parte, págs. 47 a 49.
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517. Propuesta de Oíza para un puente sobre el Guadalquivir. Publicado en El Croquis nº 32/33, 1988, pág. 144.
La Expo 92 Ispaal (isla de Baal) fue un enclave milenario de los tirios de Gadir que ascendían con hippoi28 por el río en busca de mercados. Con las Guerras Púnicas, a finales del siglo III a.C., los romanos remplazaron a los semitas en la Bética y, tiempo después, Julio César (100-44 a.C.) fundó la Colonia Iulia Romula Hispalis. Dicen que el centro de la ciudad romana, donde se cruzaban el cardo y el decumano, estaba donde hoy está la plaza sevillana de la Alfalfa (entre la iglesia del Salvador y la casa de Pilatos). El punto más alto de aquella población, situada entre dos brazos del río, corresponde a la posición actual de la Catedral (24 m s.n.m.), que fue altozano de la isla fluvial situada en el centro de la fértil vega del Betis que, periódicamente, se desbordaba, inundando la llanura de los meandros. Hippoi era la nave de remo y vela, con cabeza de caballo en la roda, que usaban los fenicios de Tiro, fundadores de la ciudad de Cádiz, acaso hace tres mil años. Los tirios buscaban el estaño que los tartesios traían de tierras lejanas y secretas: Iberia, Bretaña o las islas Casitérides. Véase Alberto Porlan, Tartessos. Un nuevo paradigma, Sevilla, Libros de la Herida, 2015, por la atención de Fernando Domínguez Moliner. 28
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518. Planta general de la propuesta de Oíza para la Expo 92, con el norte a la izquierda. Arriba, el cauce antiguo del Guadalquivir (Dársena), abajo la corta de Triana.
Así, cuando se sobrepasaron las murallas y la ciudad se extendió ocupando las zonas anegables, las crecidas del Guadalquivir fueron un mal endémico de la capital hispalense. En la opulenta Sevilla del Renacimiento, la riqueza que venía de América subía en las naos por el río. Dos cuestiones fluviales fueron cruciales: aliviar las inundaciones y favorecer la navegación. Muchas fueron las obras hidráulicas que tuvieron que acometer los sevillanos desde que instalaron el puente de barcas que comunicaba Hispalis con Italica (Santiponce), la ciudad en la que nacieron los emperadores Trajano (53-117) y Adriano (76-138). Y hubo un puente de barcas hasta mediados del siglo XIX, cuando fue sustituido por el de Isabel II, que la gente llama de Triana. Se hicieron más puentes y cortes de meandros, brazos muertos, corta de cauces, barreras para arriadas, canales aliviaderos, dragados de fondos, dársenas, esclusas, compuertas…Un trajín de siglos para domesticar el Guadalquivir. En el siglo XX las modificaciones del cauce fueron importantes. Primero fue la corta de Tablada, de 6 km, con su muelle y su puente levadizo de Alfonso XIII. Atajaba un meandro y hacía más directa la comunicación con el mar,
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519. Planos publicados en El Croquis nº 32/33, 1988, págs. 142 y 143.
cuyas mareas llegaban a Sevilla. Después fue el tapón de Chapina29 de los años cuarenta y el desvío del río por la corta de la vega de Triana, alejando el cauce de la ciudad por miedo a las inundaciones. Oíza fue un niño de Sevilla y tenía once años cuando su padre, el arquitecto Vicente Sáenz Vallejo, hacía el pabellón de Gal en la Exposición Iberoamericana del año 192930. Alfonso XIII reinaba en España con Primo de Rivera como dictador. Cincuenta y tres años después, superado el franquismo, el socialista sevillano Felipe González era el presidente del gobierno de la democracia. Lo fue hasta 1996 y había sido elegido en 1982. Felipe González y los suyos quisieron volver a celebrar otra gran exposición internacional en Sevilla, la del Quinto Centenario del Descubrimiento de América conocida como la Expo 92, en el mismo año que Con tierra trasportada a lomo de burros y mulas y un cementerio de barcos viejos, cargados con desechos y hundidos, a duras penas se consiguió el tapón. Véase http://bit.ly/2zjced2, 15/10/2016. 29
30
Véase Oíza primera parte, págs. 24 y 25.
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520. Propuesta para el Museo del Descubrimiento. Alzado, semi-planta y sección (de abajo a arriba). Publicado en El Croquis nº 32/33, 1988, pág. 144.
la olimpiada de Barcelona. La corta de la Cartuja con muro de defensa, la dársena de Alfonso XIII, antiguo cauce del río y el desvío del arroyo Tamarguillo, parecía que alejaban el peligro de inundaciones31. Al mismo tiempo, quitando el tapón de Chapina, para que la Dársena llegara hasta la zona de los Jerónimos, sin conectar con el río, desviando también la vieja vía del tren (contigua a la Dársena) y derribando la tapia ferroviaria de Torneo, se preparaba la isla de la Cartuja (casi isla) para que se instalase allí la Expo 92. Los fondos FEDER (Fondos Europeos de Desarrollo Regional), subvenciones a fondo perdido concedidas por la Comunidad Económica Europea, empezaron a llegar a España en el año 1986 y, con maquinaria preferentemente alemana, se hicieron grandes obras de infraestructura, como la autovía de Andalucía con pasos elevados, la vía ferroviaria estrecha y expedita de Madrid a Sevilla, sus flamantes estaciones y el AVE (tren de alta velocidad). Y Sevilla mejoraba, preparándose para la exposición internacional. Oíza participó en el concurso organizado por la Junta de Andalucía para la Expo 92. Y en 1986, dibujó una propuesta y escribió una memoria en la que decía que prefería un soporte arquitectónico duradero más que un alarde técnico perecedero. En primer lugar, proponía, en el extremo norte del viejo cauce del río (la Dársena), que se abriera una compuerta, la de los Jerónimos, de comunicación con el cauce vivo, para que el agua circulara y la isla de la Cartuja En noviembre de 1961, con lluvias torrenciales, millones de metros cúbicos de agua rompieron el muro de defensa del arroyo Tamarguillo y tres cuartas partes de Sevilla se inundaron. Fue una gran tragedia. Véase http:// bit.ly/2grN7RD, 15/10/2016. 31
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521. Plano general actual de la isla de la Cartuja. Norte a la izquierda con el parque del Alamillo. A la derecha, en el estrechamiento de la isla, la Torretriana. Publicado en Arquitectura Viva nº20, 1989, pág. 18.
fuera una verdadera isla. La compuerta podría cerrarse en caso de crecida. La segunda propuesta era la de construir puentes que comunicaran las dos márgenes de la Dársena, otra vez convertida en río, para vitalizar la parte norte de la ciudad. Y proponía puentes que, al mismo tiempo, fueran centros comerciales, como el ponte Vecchio de Florencia. Propuso dos: el de las Artes (en Puerta Real) y el de los Oficios y Artesanos (en la Barqueta). Dibujó un puente ancho, con calzada central de cuatro vías y amplias aceras peatonales con locales comerciales y torres de comunicación con pasarelas saltando por encima de la calzada32. Y bromeaba dibujando barcos del Misisipi por el Guadalquivir que darían festivos paseos fluviales a los miles de visitantes de la feria (Expo 92). “Dicen los amigos que copio y yo digo que hay que saber copiar”. Comentaba Oíza en una entrevista de Francisco Avizanda en 1990 para TVE33, quejándose de la época presente en la que todo el mundo quería ser original, pretendiendo siempre innovar. Para la Bienal de Venecia de 1980, Aldo Rossi (1931-1997) había hecho su teatro del Mundo: agua, cielo y una obra sencilla y flotante. Obra de prismas, cuadrado y rectangulares, tambor con pirámide octogonal y mástil con esfera. Obra que evocaba las carnavaladas clásicas de la ciudad de los canales. Al final, entre 1987 y 1992, se construyó el esquelético puente de la Barqueta, obra del ingeniero de caminos Juan José Arenas. 32
Video de Francisco Avizanda (n. 1955), “Tres Arquitecturas”, TVE. SA., 22 de noviembre de 1990. http://bit. ly/2x5wgHj, 18/10/2016. 33
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522 y 523. OĂza fotografiando la maqueta de madera de la Torretriana. Fotos de Francisco OĂza Cuadrado, 1989.
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524. El puente de Triana o de Isabel II que, en 1852, sustituyó al viejo puente de barcas. A la izquierda, la torre Pelli que surgió en 2015. Al fondo, el edificio de las Consejerías (Torretriana), obra de Oíza inaugurada en 1993. Foto de Emilio de Sola, 2017.
Una arquitectura esencial, casi naif34. Y Oíza, viendo aquello, hizo su propuesta de puente, una propuesta colorista, festiva, colmada de tiendas, plagada de gente; más urbana y más humana que la del puente escuálido que luego haría el ingeniero Arenas o los que Calatrava construiría, aquí y allá, hasta la saciedad, blancos, desnudos, inhumanos, de acero, sin más historia que la de los elementos finitos del cálculo, el control numérico y el combate contra la oxidación. Para la Expo 92, Oíza dibujó también un gran edificio: el Museo del Descubrimiento. Era como una pequeña ciudad utópica amurallada, con callejones estrechos entre piezas cuadradas como casas o como pequeñas manzanas, para protegerse del ardiente sol, Y un pabellón anular en el centro de un patio cuadrado. Desde el perímetro cuadrado hasta el centro circular, las piezas o pabellones iban haciéndose más altos, ganando un piso en cada salto. Era un edificio que celebraba la Hispanidad Democrática. Tan grandioso, sorprendente y contundente como las arquitecturas fantásticas de los iluministas ilustrados que fueron preludio de la Revolución Francesa. Una fantasía sobrecogedora y posible que nunca se construyó. Ensayo de Oíza con el círculo y el cuadrado para un complejo grande y compacto que, pocos años después y con un esquema contrario, le serviría para construir la Torretriana.
34
http://bit.ly/2ywLQPr, 18/10/1016.
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525. Fotografía aérea de la Torretriana, publicada en Google Maps 2016.
Torretriana, 1993 El círculo es una figura sagrada, forma esencial, “el lugar geométrico de los puntos que equidistan de un centro”, traza de los túmulos que los etruscos construyeron para sus muertos en Cerveteri (Roma) entre los siglos IX y III a.C. Arquetipo que tomaron los romanos para erigir sus grandes monumentos funerarios. Pienso en las ruinas del mausoleo de Augusto (63 a.C.-14) y en el de Adriano (76-138), el que transformaron en la Edad Media en el castello di Sant’Angelo, cuya pregnancia junto al río Tiber es algo inolvidable de la Ciudad Eterna. Pregnancia es una palabra poco común que, con cierta frecuencia, emplea Antón Capitel en sus charlas y escritos. Significa exactamente: “Cualidad de las formas visuales que captan la atención del observador por la simplicidad, equilibrio o estabilidad de su estructura”35. Por ejemplo, es pregnante la gran pirámide de Keops (2500 a.C.) y también el castello de Sant’Angelo. Casi todos los que comentan la Torretriana, Sevilla y el Guadalquivir, dicen que Oíza se inspiró en aquel monumento romano y no me extraña, pues quien haya estado en Roma no podrá olvidar la potencia estética de tal hito urbano, mole cilíndrica junto al río Tiber, en el centro de la Urbe. “Lo grande es hermoso” que decía Oíza y si, además, es de forma simple, equilibrada, perfecta..., resulta inolvidable. La conjunción del círculo y el cuadrado era un asunto querido por Oíza. Ya lo experimento en el pabellón de acceso a IFEMA (Institución Ferial de Madrid). Allí, era el círculo 35
RAE.
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526 y 527. Arriba, secciรณn longitudinal. Abajo, planta segunda. Publicado en Arquitectura Viva nยบ 20, 1989, pรกgs. 20 y 21.
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528 y 529. Arriba, secciรณn transversal. Publicada en Arquitectura Viva nยบ 20, 1989, pรกg. 21. Abajo, maquetas de prueba para el coronamiento. Publicado en Alberdi y Sรกenz Guerra, op. cit., pรกg. 191.
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530, 531, 532 y 533. De arriba a abajo, planta primera, entreplanta, planta baja de accesos y sรณtano de aparcamiento. Publicad en Arquitectura Viva nยบ 20, 1989, pรกgs. 19 y 18.
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534 y 535. Alzado lateral y axonométrica de la planta baja que es la de acceso al edificio. Publicado en Arquitectura Viva nº 20, 1989, pág. 23.
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536. Un patio, entre el círculo y el cuadrado. Foto de Javier Moreno, 2017.
dentro del cuadrado, como en el palacio de Machuca en Granada. Y, en torno al tema, recuerdo, en las charlas de la cátedra de Proyectos, el interés que despertaba en Oíza la planta de la cancillería de Francia en Brasilia, de Le Corbusier36, en la que se conjugaban el cuadrado y el círculo. Comentaba la inteligencia del maestro suizo que no repartía el círculo radialmente, como se hace con un queso; sino mediante una trama cuadrada que producía divisiones más interesantes y útiles. En Sevilla, creo que la propuesta de Oíza estaba inspirada en una figura de Arquímedes de Siracusa (siglo III a.C.), la del círculo con sus cuadrados: el inscrito y el circunscrito37. Ya desde las Oficinas Huarte junto a Torres Blancas de 1970, Oíza pensó que la luz y la ventilación natural debían llegar por el perímetro hasta lo más profundo de los aparcamientos subterráneos y aquí, en Torretriana, lo aplicó. Se ve en las secciones como los sótanos excavaVéase W. Boesiger / H. Girsberger, Le Corbusier 1910-65, Zürich, Verlag für Architektur (Artemis), 1967, págs. 162 y 163. 36
37
Arquímedes vio que la superficie de cuadrado circunscrito era el doble que la del inscrito (papiroflexia).
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537. Arquería estucada de la planta baja, la de accesos. Foto de Emilio de Sola, 2017.
dos tienen mayor diámetro que el edificio, para que el aire limpio y la claridad lleguen al fondo. Ha enterrado un sótano pero, con la gracia del suave talud perimetral del jardín, parece que ha enterrado dos. Me imagino que el terreno aluvial no sería bueno para cimentar. Aunque el edificio es compacto y de carga uniforme, hubo que hacerlo con pilotes. El nivel freático, influido por la proximidad del río, sería somero, con lo que no convendría excavar mucho. Oíza dejaba la planta baja casi libre, como un gran vestíbulo en el que poder entender la organización general del edificio. Un espacio dilatado y relativamente despejado en el que el visitante percibía el anillo perimetral, más público, y el conjunto central de arcos y pilares que sustentan el prisma cuadrado, más privado. Veía los cuatro segmentos circulares vacíos, sobre los que se elevan los patios con su cielo de sombrajo que los protege del sol intenso. Descubría un eje central de comunicaciones verticales para subir el corazón cuadrado en el que buscar los despachos de los políticos y sus secretarías. Y el ruedo perimetral para la gente corriente, con vistas al exterior, con amplitud pública, dobles alturas y entreplantas para el ejercito de fun-
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538. Suelos de mĂĄrmol y paredes estucadas que configuran el ambiente solemne del interior, en los patios de la planta baja. Foto de Fernando DomĂnguez Moliner, 2017.
503 cionarios que atienden lo cotidiano. Decía Oíza que la ciudad está compuesta de lo público y lo privado. Lo público debería entenderse antes de usarlo. Lo privado se entiende con el uso38. Aquí aplicó esos principios. Después, otros arquitectos a los que fueron encargando reformas del edificio y cambios de uso, lo fueron desfigurando en su interior39. Son cambios que afectaron a la distribución de oficinas y despachos, sin respetar aquellos conceptos del autor sobre lo público y lo privado; pero que no alteraron el carácter monumental de los interiores, carácter que Oíza quizá había admirado en obras de Louis Kahn, como la espléndida biblioteca Exeter de 1968. Se cree que en los mausoleos imperiales de Roma, que antes he mencionado, sobre la construcción, había un túmulo de tierra que estaba plantado de cipreses40. Oíza, emulando aquellas moles romanas, puso en sus dibujos una serie de arbolitos en el coronamiento del edificio, Después, en la obra, los suprimió. Supongo que pensó que no convenía cargar tanto volumen de tierra sobre la cubierta como hubiera sido necesario para llevarlo a cabo. Premio Príncipe de Asturias de las Artes 1993 Oíza hizo obras de urbanismo, religiosas, residenciales, financieras, educativas, administrativas, de exposiciones y congresos, de restauración… Impartió clases y conferencias desde que acabó la carrera hasta que le jubilaron y más. Fue jurado de concursos numerosas veces. Cosechó unos cuantos premios a lo largo de su vida. Recordemos el Premio Aníbal Álvarez al mejor expediente académico en 1946, los dos Premios Nacionales de Arquitectura de los años 1946 y 1954, el Premio José Manuel Aizpurúa del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco Navarro de 1963, el Premio a la Excelencia Europea de 1974, la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes de 1984, el Premio de Arquitectura Antonio Camuñas de 1989, la Medalla de Oro del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España de 1989 y el más relevante de todos, el que le concedieron cuando tenía setenta y cuatro años, el Premio Príncipe de Asturias de las Artes del año 1993. La noticia del galardón se publicó el 7 de mayo. Los periodistas le habían entrevistado en su estudio. “No tengo condiciones para este premio porque soy un mal arquitecto”41, contestó. En el acta del jurado se dice: “En reconocimiento a una larga trayectoria como arquitecto sin sujetarse a más códigos que los de su propia creatividad. Su trabajo magistral en la Escuela de Arquitectura de Madrid ha impulsado una generación de arquitectos vocacionales”. El premio se entregó en la conocida ceremonia del teatro Campoamor de Oviedo, en el mes de octubre, cuando Oíza ya se sentía enfermo.
Lo decía en sus charlas de la Escuela. Se puede oír en el vídeo de Francisco Avizanda, ya mencionado (véase nota 33). 38
El edificio de Oíza se inauguró en 1993. Enseguida se hicieron modificaciones y se volvió a inaugurar en 1997. La obra original (1989) tuvo un presupuesto de 4.250 millones de pesetas (26 millones de €, aproximadamente); intervinieron los arquitectos Sáenz de Oíza, su hijo Javier Sáenz Guerra, Miguel Lamas Zapata y Enrique Abascal García con los aparejadores Juan Castro Fuentes, Manuel Cervera Díaz, José Luis Pintiño Bernal. La reforma posterior encargada por la Consejería de Economía y Hacienda (1994) costo 3.250 millones de pesetas (19,5 millones de € aprox.), estuvo a cargo de los arquitecto Enrique Cosano Povedano e Ignacio Gil Garmendia (desconocidos para mí). Datos que figuran en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, publicados por Internet. 39
Del mausoleo de Augusto, dice Estrabón 5.3.8. “El túmulo estaba cubierto de árboles siempre verdes”, como los cipreses de la ancestral isla de Creta, milenaria. Lo que influyó en las reconstrucciones ideales que se dibujaron (Étienne Dupérac en 1575, Luigi Canina en 1851, Gatti Guglielmo en 1938, Henner van Herberg [n. 1947], etc…).
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El País, 8 de mayo de 1993.
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CAPÍTULO 15 PLENITUD
539. El viejo Oíza, acompañado, contemplando su obra desde la cristalera. Foto anónima publicada en Pasajes nº 7, 2001, pág. 9.
“Coliseo de la Cultura” de Villaviciosa de Odón, 1992-1999 El Ayuntamiento de Villaviciosa de Odón, en su página web, propone el Coliseo de la Cultura, diseñado por el arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oíza, como el primer edificio que hay que visitar en el municipio. En él se encuentra la oficina de turismo, la biblioteca municipal, talleres, la sala de exposiciones y el auditorio Teresa Berganza con capacidad para quinientos espectadores (novecientos dicen en otro lugar), integrado en la red de teatros de la Comunidad de Madrid, donde también se proyectan películas. El Coliseo se encuentra en la avenida Príncipe de Asturias, 163, esquina a la calle Petunia. Oíza construyó este edificio en los últimos siete años de su vida, cuando trabajaban en su estudio del barrio de Chamberí los hijos Javier, Vicente y Marisa, con su primo Paco Oíza Cuadrado que, ayudando a su tío, hizo una pequeña maqueta y dibujó planos del proyecto. Está situado en la calle principal de la localidad; el bulevar con oficinas bancarias, inmobiliarias,
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540 y 541. Arriba, planta alta. Abajo, planta baja. Hay ademรกs una tercera, semienterrada, de locales y aparcamiento. Publicado en Pasajes nยบ 7, 2001, pรกg. 9.
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542, 543 y 544. De arriba a abajo: sección longitudinal; sección transversal; y foto aérea, estando todavía en construcción. Publicado en Pasajes nº 7, 2001, pág. 9.
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545. Patio del Centro Cultural de Villaviciosa de Odón, con la columnata curva que lo cierra por el oeste. Foto de Javier Moreno, 2016.
pizzerías y algún comercio. Es el centro de una zona residencial con edificios de viviendas de pocos pisos, unifamiliares adosadas y pequeños chalets. Y Oíza respetó ese tono menor del barrio y propuso un edificio de tres plantas. Pero, tratándose de un edificio público, no renunció a que presentara una fisonomía distinta a la doméstica y, con su haz recta y envés curvo, consiguió el carácter monumental adecuado para una institución municipal que destaca en su entorno y armoniza con él. Visité la obra en el verano de 2016 con Javier Moreno, estudiante en fin de carrera. Era un día de mucho calor, el aire acondicionado era delicioso. Dicen que fue Louis Sullivan (1856-1924) el que dijo aquello de que “la forma sigue a la función”. Después, Walter Gropius (1883-1969) convirtió la frase en eslogan del Bauhaus, la escuela del siglo XX defensora del racionalismo funcionalista1. Oíza se lo creía a medias. Recuérdese que, ya en 1969 (con cincuenta años), cuando le entrevistó Salvador PániVéase Giulio Carlo Argan, Walter Gropius e la Bauhaus, Turín, Giulio Einaudi Editore, 1951 (trad. Abdulio Giuduci, Walter Gropius y el Bauhaus, Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión, 1957 [1961]) 1
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546. Una potente fábrica de ladrillo en la que una de cada seis hiladas va ligeramente rehundida. Así se refuerza y expresa la horizontalidad propia del aparejo ladrillero. Foto de Javier Moreno, 2016.
ker, empezó diciendo que “la forma, en arquitectura, es consecuencia de la función”; pero, un minuto después, estaba dudando de ello. Y, a lo largo de su vida, hizo unas obras en las que me parece que la forma tiene un origen más complejo que lo que se podría explicar desde el racionalismo funcionalista. Ya vimos, en la villa Fabriciano de 19862 (Oíza con setenta años), cómo tomaba la forma semicircular peraltada, la de la planta de un teatro romano, y hacía una casa. Una casa con todas sus piezas bien dispuestas, una vivienda funcional. En Villaviciosa de Odón (con ochenta años), usando la misma forma del teatro, hace un centro cultural con la oficina de turismo, la biblioteca, los talleres, la sala de exposiciones y el auditorio dispuestos para un buen funcionamiento racionalista. Deduzco que Francisco Javier Sáenz de Oíza pensaba (acaso lo dijo alguna vez) que “la función sigue a la forma”. (Podría ser el eslogan de la Escuela de Arquitectura de Toledo, en la UCLM, como ya he dicho otras veces, aunque ya lo hubiera anunciado Aldo Rossi). 2
Véase pág. 403.
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547. La galerĂa con la escalera larga que, desde la planta de acceso y del patio, sube al auditorio. Foto de Javier Moreno, 2016.
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548. Vista aérea de la Estación Marítima de Vigo, con el Centro Comercial A Laxe, negro y nítido. Foto publicada en http://bit.ly/2yzPus7, 05/06/2016.
Centro comercial A Laxe en Vigo, 1993 La ría de Vigo, protegida por las islas Cíes, quizá sea el mejor puerto natural de la Península. A finales del siglo XIX, era la estación de partida de los cables telegráficos submarinos que unieron Europa con América: el cable inglés (Eastern Telegraph Company Ltd), funcionando desde 1873, y el cable alemán (Deutsch Atlantische Telegraphengesellschaft), desde 1886. Fue fondeadero de la armada alemana durante las Guerras Mundiales. Puerto de las navieras europeas que daban el salto al Nuevo Mundo. Escala del famoso Cap Arcona, buque de la compañía Blohn & Voss que hacía la línea Hamburgo-Sudamérica, en el que emigrantes o millonarios viajaban entre Europa, Brasil y Argentina. Base de una grande y antigua flota de pesca, con barcos a vapor españoles que iban hasta los caladeros de Gran Sol y de Río de Oro3. Lugar de una floreciente industria conservera durante el siglo XX. La Estación Marítima es un Manuel Espárrago Fernández, “El Puerto Pesquero de Vigo”, Revista de Obras Públicas nº 2746, 1 de febrero de 1944. 3
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549. El Harmony of the Sea atracado en el muelle de la Estación Marítima de Vigo en junio de 2016. Foto publicada en http://bit.ly/2hOmVxd, 05/06/2016.
edificio interesante obra del ingeniero Manuel Espárrago Fernández, antiguo director de puerto, construida en 19514, con bajorrelieve del escultor Camilo Nogueira (1904-1982). Junto a él, ha nacido el gran Centro Comercial A Laxe que hizo Oíza y que es pequeño en comparación con los transatlánticos que atracan allí. “Con sus 6.800 pasajeros [y más de 2.000 tripulantes] el Harmony of the Sea, el mayor crucero del mundo, atracó en el puerto de Vigo el miércoles 1 de junio de 2016” leí en un periódico Atlántico atrasado que tenían en la recepción del hostal Continental (Bajada Fuente, 3, 36214 Vigo). Si el urbanismo del último siglo en las ciudades españolas ha dejado mucho que desear, el de los puertos es verdaderamente lamentable. Rellenos desordenados pegándole bocados al mar sin reparos para construir playas de contenedores sin orden ni concierto, naves destartaladas y galpones en desuso; muelles con grúas arrumbadas, acopios de chatarra sucia, industrias abandonadas, depósitos oxidados… un desastre en definitiva. El de Vigo no era mejor; bordeaba varios kilómetros de ribera, separando la ciudad de su hermosa ría y, además, con una autovía haciendo de frontera entre la zona portuaria y la urbana. Cuando esta situación se hizo evidente para todos, en mayo de 1991, se presentó un Avance de Proyecto de Mejora de la Ribera Marítima del Área Central de Vigo de los arquitectos Salvador Fraga Rivas, Javier García-Quijada Romero y Manuel Portolés Sanjuán. Y en noviembre de 1992, la Junta del Puerto de Vigo, el Fernández de la Cigoña Fraga, Salvador, Vigo. Setenta años para crear una ciudad (1870 – 1940), Madrid, Flashback Ediciones, 2013. 4
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550. El centro comercial A Laxe en el puerto, en la rúa Cánovas del Castillo de Vigo. Junto a la dársena del puerto deportivo y la Estación Marítima. Foto publicada en http://bit.ly/2hO3xjL, 05/06/2016.
Consorcio de la Zona Franca, el Ayuntamiento y la Junta de Galicia se pusieron de acuerdo para convocar un concurso restringido cuyas bases redactaron los autores del Avance. Invitaron a los arquitectos de reconocido prestigio Guillermo Vázquez Consuegra (Sevilla), Esteve Bonell (Barcelona), Andrés Perea y Francisco Javier Sáenz de Oíza (Madrid). En diciembre de 1993, en vísperas de Navidad, el jurado resolvió de forma salomónica, encomendando un asunto a cada uno. A Bonell, el edificio de la Junta; a Perea, la piscina cubierta; a Vázquez Consuegra, un edificio dotacional, con el ajardinamiento de la zona; y a Oíza, el centro comercial, “por su originalidad que comunicará el mercado de la Pedra con la Estación Marítima”5. Al parecer, hoy, veinticinco años después, casi todo se ha ido ejecutando, aunque sin la piscina de Perea. El viernes 3 de junio de 2016, llegué en un tren regional a la estación de Guixar en el borde de la zona portuaria. Me dirigí caminando hacia el edificio de Oíza por la acera ajardinada de la avenida Victoria Arenal, la más próxima a la ría. Me precedía un vikingo alto que también había llegado en el tren. Inconfundible, con coleta albina, anillo en la oreja, mochila y bolsa de ordenador. Anduvimos medio kilómetro y tomamos la curva de la acera concéntrica con una rotonda de césped, entre el asfalto de los coches y la alambrada portuaria o ferroviaria. El vikingo se detuvo y dio la vuelta. “Cul de sac”, me dijo. Había que retroceder mucho hasta el anterior semáforo y, sin hacerlo, siguiendo su ejemplo, crucé de mala manera la ancha calzada, corriendo para que no me alcanzaran los coches. Qué sofoco. Dando un incómodo rodeo y volviendo a 5
Revista Arquitectura COAM nº 314, 1998, pág. 17.
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551. Planta baja (el norte arriba). http://bit.ly/2gssk0b, 05/06/2016.
cruzar, recuperé la ruta que llevaba. Vi el edificio de Bonell, elegante; los jardines de Vázquez Consuegra, verdes y esqueléticos. Y, por fin, el edificio de Oíza, al atardecer, espléndido. Los centros comerciales en los que he estado son de autores que no conozco. Ninguno me ha parecido arquitectura de relieve, quizá el más interesante sea el “Puerta de Toledo” de Olías del Rey, pero tiene colorines en la estructura, ridículos, compitiendo con la vistosidad de los reclamos comerciales. El de Oíza es mejor. La estructura, los paramentos, las carpinterías y los pavimentos públicos son negros. Los colores de los negocios, sus logotipos, los anuncios vistosos y luminosos destacan claramente sobre el fondo oscuro. Este Centro Comercial tiene cara y cruz, como las monedas. La cara, acristalada al este, da a la marina limpia, donde están las motoras y los veleros del Real Club Náutico. La cruz, opaca, negra y con estrías horizontales de hormigón, da al oeste, donde está la dársena sucia en la que se encuentran las lanchas naranjas de salvamento marítimo, los prácticos, los remolcadores, las embarcaciones decomisadas y algunos pesqueros de altura. Al norte, la Estación Marítima con el muelle en el que atracan los barcos de pasajeros y los grandes trasatlánticos. Cruzando el Centro, de norte a sur, la calle que salta por encima de la autovía urbana (rúa Cánovas del Castillo), une el puerto con el Casco Viejo que está al sur del edificio. Antes, el Casco Viejo y el puerto de Vigo, encontrándose cerca, estaban incomunicados, separados por la autovía urbana. Decía Jesús Irisarri, arquitecto de la ciudad, en una conferencia que dio en la Escuela de Arquitectura de Toledo (MAET 2015), que Oíza ganó el encargo porque propuso más que una pasarela; propuso una calle en cuesta para bajar desde el Casco
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552. Planta de cubiertas. http://bit.ly/2gssk0b, 05/06/2016.
Viejo hasta el puerto. Y fue un gran acierto urbanístico que los vigueses agradecen. La calle, al aire libre, cruza el Centro Comercial por la mitad y, descendiendo, tiene entradas en tres niveles, entradas que conectan enseguida con las baterías de ascensores y las escaleras mecánicas, completando las comunicaciones por el interior del Centro Comercial. La planta del edificio, que podría parecer complicada, es un alarde de sencillez geométrica. Un solo tipo de columna cilíndrica de hormigón armado resuelve todo. Es una cuadrícula de paso variable que se adapta con eficacia a las figuras triangulares. Esta malla ortogonal de pilares sostiene losas de hormigón armado que se cierran en el perímetro con grandes paneles de vidrio y carpinterías simples de acero, o paredes opacas. Las fachadas opacas, como la del oeste, se cierran a base de paneles de hormigón que parecen prefabricados, con estrías prominentes horizontales que producen un aspecto fuertemente tectónico. Todas las columnas tienen el mismo calibre, dos pies y medio de diámetro (75 cm). Sirven para sostener una planta, dos o tres. Las más altas tienen quince metros (con la esbeltez máxima de 1/20 que recomendaba Oíza a los estudiantes. La de Entrevías: para un muro de medio pie, 12 cm, una altura de 2,4 m, 12 x 20 = 240 cm). Siempre veo cierta belleza en las figuras que se dan en el proceso de la papiroflexia. Cuando los dobleces producen formas abstractas, antes de que se vuelvan figurativas. Esa es la belleza que observo en esta planta de Oíza. No tiene que ver con el resultado final: un edificio en el puerto. Se trata, creo, de la autonomía del plano, en la que la planta presenta la armonía de una composición suprematista de triángulos. Es una autonomía con la que los planos de ar-
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553 y 554. La maqueta vista desde el norte. Foto publicada en Arquitectura COAM nº 314, 1998, pág. 16. Abajo, el edificio en construcción, aún sin pintar de negro y sin acristalar. Foto anónima, s/f.
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555. La calle en cuesta que une la marina con el casco Viejo. Foto de JV. 2016
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quitectura, independientemente de lo que representan, interesan como composición abstracta. Lo podemos apreciar en los proyectos de los Five Architects que, como ya comenté, llamaron la atención de Oíza6. El edificio tiene una galería central grande y de toda la altura, paralela y contigua a la calle en cuesta. Desde la galería ves o adivinas todos los ámbitos. En la planta baja hay cafeterías, chucherías y el gran local de Media Markt. Subes por escaleras mecánicas a una planta noble y, recorriendo la pasarela de la galería, te encuentras con Adolfo Domínguez, Bimba y Lola, Lamparasdecartón.com, Séfora y otras fruslerías cuyos locales se van estrechando con el triángulo hasta acabar en la pequeña Tienda de Té. En el recorrido, hay un ensanchamiento transversal en dos plantas, con cristaleras a la marina, en el que está la restauración: Burger King, Yogen Früz… junto a un ascensor hidráulico y transparente, limpio por fuera y por dentro. Las cubiertas, que son de uso público, resultan muy agradables. La azotea del triángulo menor está al socaire del mayor, que tiene una planta más y protege del viento noroeste que debe ser el dominante, tiene un quitamiedos perimetral de vidrio y está dotada de juegos infantiles. El día que yo estuve, hacía muy buen tiempo, había bastantes niños, madres y padres tomando el sol, tumbados en el suelo. Aida González Llavona, profesora de Composición de la Escuela de Arquitectura de Toledo, me comentó la afinidad de esta obra de Oíza (de geometrías quebradas, movidas...) con la tendencia de los años noventa, con Koolhaas, Libeskind..., encuadrada en lo que Antón Capitel llamó informalismo, y que se suele denominar Deconstrucción.
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Oíza convaleciente, Palma 1994 En el mes de julio de 1994, Federico Climent organizó un cursillo para posgraduados en Sencelles, pueblo del Pla de Mallorca, situado en el centro de la isla7. Recorrer el lugar en la canícula era un calvario de luz, polvo y sudor. Caminar hasta las cuatro cruces del término era penar. Se recomendaba sombrero, gafas de sol, y ropa fresca y suelta. Federico y yo, unidos, íbamos de profesores, estaban también Pep Quetglas (hizo de amable guía por los tejados de la catedral de Palma), Carmen Pinós y otros. Los artistas invitados iban a ser Oíza, Peter Smithson, Elías Torres y alguno más. Carmen se acababa de separar de Enric Miralles. Se alojaba en el hotel Bellver, bajo el castillo8; como yo. Madrugando, coincidíamos en la cafetería y desayunábamos juntos. Había llevado desde Barcelona un Golf descapotable. Y todas las mañanas me llevaba al curset, tan guapa e inteligente. Yo, deslumbrado, intenté ligar, pero fue imposible. Oíza estaba descansando en Pollensa. Federico le pidió que acudiera alguna mañana al cursillo y que diera una charla. Hacía poco que le habían operado; estaba convaleciente, serio, débil y pálido. Algunos periodistas se enteraron de la visita y le prepararon una entrevista. Le Cien monturas trajeron a los caballeros de la campana, vinieron sin doncellas, habíalas en Sencelles, con palmas, palmito y guirnaldas de cerezo. 7
¡Oh! Castillo floreado, fortaleza hedonista, la de la bella vista, Bellver redondeado. (Canción popular). 8
520 habían puesto una silla en el patio. La pusieron en la solana del estío; supongo que para que saliera bien iluminado en las fotos o en el vídeo. Se sentó, hacía mucho calor. Vi que estaba incómodo, me interpuse entre el sol y él. –Paco, perdona que te haga sombra– le dije. Y se rió. Después de la entrevista, visitó las aulas. Habló algo con la gente, estaba menos hablador de lo que era su costumbre. La enfermedad y las medicinas le habían afectado. Le contamos alguno de nuestros temas: La criptocatedral de las aguas, una gran cisterna con decantadores y aliviaderos, bajo el torrente, en el cruce llamado de los aljibes, para que se llenara en las avenidas. También, especialmente, la propuesta que llamábamos El pedroturismo, que consistía en poner carteles en todos los gimnasios gay de San Francisco (EEUU), anunciando vacaciones a bajo precio en Sencelles. Se organizarían campamentos de trabajo para aprender a hacer muros de piedra en seco. Se restaurarían los muros de la comarca. De paso, los participantes se pondrían fuertes y morenos, mientras practicaran la sana actividad ecológica, por un futuro sostenible. Una tontería. Volvió a reír. A la hora de su charla, Oíza habló de la “Historia del guerrero y la cautiva”, y desgranó el cuento de Borges, cuarto de El Aleph9. Porque Oíza admiraba la clara oscuridad del Borges del oxímoron, de las historias simétricas, de la tradición que es “obra del olvido y la memoria”. Se identificaba con aquella del bárbaro bondadoso y la rubia salvaje. La del bárbaro ocurría en el amanecer de la Alta Edad Media, en el asedio de Rávena; cuando un guerrero longobardo abandonó a los suyos y murió defendiendo la ciudad que antes había atacado. Le dieron sepultura en un templo y escribieron un epitafio de alabanza y gratitud que él no hubiera entendido. Venía de las ciénagas y las selvas inextricables de más allá del Danubio y, cuando contempló los cipreses y los mármoles de la Ciudad, comprendió que estaba frente a una inteligencia inmortal, superior a la de sus dioses germánicos, contra la que no cabía luchar. No fue un traidor, fue un precursor. Al cabo de unas cuantas generaciones, los longobardos se hicieron italianos. Véase Alighieri… La de la rubia fue en el siglo XIX, cuando el abuelo argentino de Borges era jefe de las fronteras de la Pampa y Tierra Adentro. La abuela, una inglesa desterrada al fin del mundo, conoció a una india rubia de cara cobriza, pintarrajeada de colores feroces, tenía los ojos “de ese azul desganado que los ingleses llaman grises”, el cuerpo era ligero como de cierva, venía de Tierra Adentro. Hablaron con dificultad. Había sido una niña británica que perdió a sus padres y se la llevaron los indios. Era una de las mujeres de un valiente araucano al que había dado dos hijos. La abuela de Borges propuso rescatarla con sus hijos y la cautiva no quiso. Volvió a verla años después. Un hombre degollaba una oveja, la india rubia bajó de un caballo y bebió la sangre caliente del ovino. Oíza relacionaba este cuento con el asunto de la ciudad y el campo, de la afición humana de moverse en círculo entre el mundo urbano y el silvestre, de la añoranza de la naturaleza que se siente en la ciudad y la que se tiene de la urbe cuando se está en la foresta… Deseos en rotación, a vueltas con el espíritu humano. Alejandro Ferraz en sus Lecturas de Sáenz de Oíza10, enlaza con mucho tino esta cuestión con Torres Blancas, la torre urbana (como la Price de Wright, 1952) con viviendas campestres (como la Jacobs I también de Wright, de 1929).
9
Jorge Luis Borges, El Aleph, Madrid, Alianza Editorial, 1949 (1999), págs. 55 a 61.
10
Ferraz-Leite Ludzik, Alejandro, op. cit., págs. 330 a 338.
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556 y 557. Boceto y maqueta para una casa elíptica entre pinos. Publicado en J.A. Ballesteros, “Improvisación para una casa entre pinos”, Arquitectura COAM, especial Oíza, 2001, pág. 72.
Improvisación para una casa entre pinos, 1995 El arquitecto José Alfonso Ballesteros Raga, director de la revista Pasajes de Arquitectura y Crítica, contaba que, en cierta ocasión de los últimos años, en una cena, Oíza, triste, chocheando, le decía a Juan Huarte aquello de que “he fracasado como arquitecto, soy un mal profesional”. Huarte le siguió la corriente y le recomendó “que se tomara un merecido y definitivo descanso, que abandonara la profesión y cesara así su tormento responsable acerca de la calidad de su arquitectura”11. Oíza, enfurruñado, pronto dio por concluida la velada y, un par de días después, se presentó en el despacho de don Juan con una maquetita y unos cuantos folios manuscritos, numerados y firmados, en los que había dibujado el proyecto de casa para su hermana, María Josefa Huarte Beaumont (1927-2015), mecenas también. José Alfonso Ballesteros, “Improvisación para una casa entre pinos”, Arquitectura COAM, especial Oíza, 2001, pág. 72. 11
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558, 559 y 560. Secciรณn y alzados de la casa entre pinos.
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561. Planta de la casa entre pinos.
524 Se trataba de una casa que iba a estar situada en el pinar de Formentor, cerca de la orilla de la bahía, junto a las otras casas de los Huarte. Una vivienda de dos pisos y traza de elipse. El eje largo, perpendicular a la bahía. El eje corto, en prolongación de la senda que llegaría desde la casa de su hermano Juan. El piso bajo, con vestíbulo, aseo de invitados, recibidor de doble altura o patio ajardinado de ingreso, escalera, salones y oficio. El piso alto, con dos dormitorios dobles y amplios, baños y closet. Un pabellón de vacaciones, sin mucha parafernalia, lujoso y atinado para la coleccionista de arte. Una casa cerrada, casi sin huecos, abierta al cielo por algunos vacíos, resquicios interiores del cilindro elíptico, forrada exteriormente de mármol blanco, entre pinos. Proyecto improvisado rápidamente, que demostraba, con maestría y soltura que, a pesar de la depresión, Oíza no estaba acabado. Cogía un lápiz y, en trece folios, de una vez, dibujaba los planos de la casa esencial y recóndita, el megaron abstracto. Con la misma independencia estética, minimalista, de la que hacen gala los más relevantes arquitectos nipones actuales.
El sueño del Paraíso, 1995 Don Paco no era muy aficionado a escribir artículos, aunque a veces lo hacía12. Con las memorias de los proyectos tenía bastante. Le gustaba copiar fragmentos de literatura que le habían emocionado y hacía folios, con la máquina de escribir, para leer a sus alumnos en clase, hasta aprenderlos13. En 1995, A&V Monografías dedicó el nº 54 a Frank Lloyd Wright. Fernández Galiano, director de la revista, convenció a Oíza para que escribiera algo. Tratándose de una monografía dedicada al gran maestro estadounidense, en cuyas obras se había inspirado con tanta fortuna, no podía negarse. Entonces, quizá, Oíza estuviera releyendo El Paraíso Perdido de John Milton (1608-1674). El caso es que pensó que “sin casa no hay paraíso” y escribió que las casas de Wright, grandes o pequeñas, sean en el bosque umbrío o en el desierto asolador, eran instrumentos para la recuperación del paraíso perdido. Paraíso natural del que fuimos expulsados y al que podríamos volver mediante la arquitectura. Mientras tanto, vivimos en un infierno al que hay que acostumbrarse o buscar lo menos infernal. Oíza creía que eso era lo que hacía Frank Lloyd Wright, con un pálpito orgánico y vitalista, cuando buscaba el consuelo del jardín en el infierno cotidiano. Y, apostillando, Oíza nos quería recordar las palabras de Wright, y transcribía: “La oportunidad de la Norteamérica moderna es, pues, hacer del lugar habitable una obra de arte total que se preste, libre y adecuadamente, a satisfacer las necesidades de sus moradores; una entidad armónica que se adapte en color, trazado y naturaleza a las funciones y que sea, en realidad, una expresión de su carácter. Una vez establecido, esto se convertirá en una tradición…”, un camino de vuelta al Edén. Creo que Oíza pensaba que, por ejemplo, la Casa de la Cascada era una vuelta al paraíso perdido. Artículos como: “El vidrio y la arquitectura”, Revista Nacional de Arquitectura nº 129/130, 1952, págs. 11 a 67; “Perspectivas de una revista de arquitectura”, Arquitectura COAM nº 3, 1959, págs. 3 a 10; “El pueblo de Vegaviana”, Arquitectura COAM nº 7, 1959, págs. 25 a 28; “Elogio del constructor”, Arquitectura COAM nº 154, 1971, pags. 44 y 45. 12
13 Fragmentos de García Lorca, “De viva voz a G D”, Poética; James Joyce, Retrato del artista adolescente; versión de Carmen R. de Velasco, Introducción a Erza Pound; Camilo José Cela, Los Papeles de Son Armadans; A. Valdez Herrera, Paredes negras; Rainer María Rilke, Antología poética; etc…Véase Arquitectura COAM, especial Oíza, 2000, págs. 5 a 41.
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562 y 563. Arriba, planta de la casa entre pinos. Abajo, boceto del dormitorio principal. Publicado en http://bit.ly/2ioMEQH, 31/01/2016.
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564 y 565. Maquetas, planta, alzado, secciones y perspectivas de la propuesta de Oíza para alojamientos temporales. Publicado en Alberdi y Sáenz Guerra, op.cit., págs. 246 y 247.
Alojamientos temporales, 1996 Siendo yo estudiante, tuve dos veces a Oíza como profesor de Proyectos. En segundo y en quinto con el proyecto fin de carrera. En quinto, entre los temas que nos puso, hubo uno que me recuerda a este del alojamiento temporal: un puesto de socorro junto a una carretera para atender a los que sufrieran accidentes de tráfico. Ante el concurso de alojamientos temporales, Oíza propuso un rectángulo de cincuenta metros cuadrados, adaptable a dos, tres o cuatro dormitorios, con patitas ajustables a cualquier terreno y cubierta metálica curva y reflectante. Una especie de barracón lunar, antártico o marciano, de dimensiones ajustadas, como de yate pequeño, de rulot o de tienda de campaña; práctico, económico y fácil de montar. Una respuesta inmediata y adecuada, como de la juventud racionalista de Oíza14. 14
Quizá tenga relación con el Fuller de las casas Dymaxion, concebidas a finales de los años 20 y construidas en 1945.
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566. En primer término, el bloque largo de Oíza, al sur del bulevar de José Prat, en Valdebernardo. Detrás, una esquina de la manzana. Foto de JV. 2016.
Valdebernardo, 1996 José Prat (1867-1932) fue un periodista gallego, anarquista y sindicalista que, pasando por Argentina fue a parar a Barcelona, donde murió. Pusieron su nombre a uno de los dos bulevares que cruzan el barrio madrileño de Valdebernardo, situado al suroeste de Vicálvaro, entre Faunia y la M40. En él vivía Leticia Ortiz antes de ser la princesa que se convertiría en reina de España. Fue ideado por Eduardo Mangada (n. 1932) y los suyos15, cuando era consejero de Eduardo Mangada, cuyo origen arquitectónico estuvo en el Hogar del Empleado con Oíza y Romany, sus maestros, fue socio de Carlos Ferrán que mantuvo la oficina de arquitectura y urbanismo mientras Eduardo se dedicaba a la política. Mangada perteneció al PCE desde el año 1973, donde se relacionó con otros urbanistas más jóvenes, como Luis Mapelli Cafarena de la asociación de vecinos de Orcasitas y presenció la creación de la manzana cerrada y postmoderna que dibujamos Alfonso Valdés y yo en 1977, con la ayuda de Consuelo Martorell que, entonces, era novia de Antón Capitel. Eduardo Mangada fue expulsado del Partido en 1982, cuando se opuso a la fusión con EIA (Euskal Irautlzaracko Alderdia, independentistas vascos) y le acogieron bien en el PSOE de Felipe González. Fue concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid con el alcalde Enrique Tierno Galván, entre 1979 y 1982, justo antes de que se hiciera socialista y le fichara Joaquín Leguina. 15
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567, 568, 569, 570 y 571. Arriba, alzados y sección del bloque largo. Abajo, planta baja con locales pasantes y portales, soportal a un lado y rampas de garaje al otro; y planta de viviendas. Más el detalle de una vivienda tipo, pasante y con patio. Planos publicados en Ramón López de Lucio, Vivienda colectiva, espacio público y ciudad, pág. 33.
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572. Sección y planta baja de la manzana con portales pasantes, viviendas menores elevadas sobre zócalo y rampas de bajada a los garajes. Planos publicados en Ramón López de Lucio, Construir ciudad 2, “E. Diseño de edificios y viviendas. Recomendaciones básicas. 43”, 2007, pág. 75.
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573. La esquina de la manzana y el testero del bloque orientados hacia el oeste, con pradera delante. Foto de JV. 2016.
Urbanismo de la Comunidad de Madrid, con el socialista Joaquín Leguina (n. 1941) como presidente. Querían que fuera el barrio ideal de la clase media y, al parecer, lo ha sido. Viven allí 25.000 personas, proletarizándose. El plan de Valdebernardo se hizo en la oficina del urbanista José María Ezquiaga (n. 1961). Son calles de dos direcciones en cuadricula rectangular y manzanas cerradas formando grandes patios ajardinados de uso privado. Varias de las manzanas fueron encargadas a los arquitectos más conocidos. El 4 de octubre de 1994, en el diario El País, se decía: “Algunos futuros vecinos de Valdebernardo vivirán en una casa con la firma y el diseño del prestigioso arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oíza, pero con las mismas calidades que cualquier otra de las 25 promociones restantes” (3.000 viviendas adjudicadas a PSV [cooperativa Promoción de Vivienda Social]). Viviendas que iban a costar 14 millones de pesetas (84.337 €), con unas calidades definidas por un prototipo de los arquitectos Antonio Rivière y Gabriel Ruiz Cabrero: viviendas de 90 m2 con estructura de hormigón armado, carpinterías de aluminio en el exterior y madera en el interior, vidrios con cámara, pavimentos cerámicos, escaleras de terrazo, etc…; estándar acordado con los representantes de la cooperativa. Las viviendas de Oíza se encuentran a ambos lados del extremo occidental del bulevar de José Prat, entre las calles de los Pinilla, al norte, y la de los Poetas, al sur. Son dos bloques largos y dos manzanas rectangulares. Los bloques largos son de cuatro crujías con patios interiores y tienen planta baja con soportales altos, portales y locales comerciales con entreplanta,
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574. Uno de los accesos amplios al patio de manzana. Foto de JV. 2016.
más cinco plantas. Cada piso está constituido por doce viviendas pasantes de cuatro dormitorios, más dos viviendas menores de esquina, sin patio. Uno de los cuatro dormitorios podría ser un despacho o incorporarse al estar-comedor. El bloque tiene ochenta y cuatro viviendas en total. Las tres primeras plantas y la baja están construidas con ladrillo de tono oscuro y las otras con tono claro. Creo que la partición horizontal de un edificio de siete plantas, en cierta medida, mitiga el efecto de ser alto. La manzana es un rectángulo perfecto con patio interior grande y ajardinado. Tiene doce portales pasantes, más dos accesos amplios con rampa para el garaje. A través de estos accesos, desde la calle, puede verse algo de los patios ajardinados. Ramón López de Lucio (n. 1944), Catedrático de Planeamiento Urbano de la ETSAM, me decía que es mejor que los espacios interiores de las manzanas sean de uso privado, como en este caso. (El lunes 31 de octubre de 2016, puente de Todos los Santos con buen tiempo, a la una y media del mediodía, estaban deshabitados). Ramón opina que si son de uso público se degradan. No sé si es así. Cuando son de uso público, se convierten en plazas, como en Orcasitas, donde no se han degradado. Me temo que mucha gente prefiere relacionarse con un grupo más amplio de vecinos y no sólo con los de su propia manzana. Acaso lo mejor de esos patios interiores, ajardinados y privados, es que, en las noches de verano, sean más silenciosos que las plazas. Las viviendas de la manzana, que también son pasantes, van asociadas de dos en dos por
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575. Foto aérea de las viviendas de Oíza en Valdebernardo. Publicado en Google Earth, 2016.
planta y por escalera. Veinticuatro viviendas en cada planta, ciento veinte en total. Las fachadas tienen un rasgo muy singular. De los cinco pisos, dos son de un tono de ladrillo y dos de otro, algo parecido a lo de los bloques; pero el piso central, que es el tercero, casi desaparece. Se presenta como una estrecha banda horizontal y continua, serie de ventanas corridas y divisiones escamoteadas con chapas de aluminio lacado del mismo color gris de las carpinterías y de las persianas. También hay grupos de miradores prismáticos adornando los bloques y las manzanas, en una composición de ritmo aleatorio y caprichoso, que parece propio del postmodernismo abstracto y desenfadado de última generación, la de los hijos de Oíza. Los terrenos en los que se construyeron estos edificios tienen una ligera inclinación hacia el sur. Así, las viviendas que en la calle del norte están casi a la misma altura que los viandantes, en la del sur se han elevado más de un metro, que resultará agradable para los que allí habitan. Además, el edificio aparece con un coronamiento nivelado en todo el perímetro que es de cuatro calles. Esto le da un empaque mayor que el que tienen las construcciones vecinas que, de forma cicatera, escalonan la manzana.
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576. Vista aérea del Museo del Prado, viéndose desde el paseo del Prado, abajo, hasta el parque de El Retiro, arriba. Con la ampliación de Moneo, casi en el centro; la iglesia de los Jerónimos, a la izquierda; la Real Academia de la Lengua, más a la izquierda y el Casón del Buen Retiro, arriba a la izquierda (el Salón de Reinos no sale en la foto, está un poco más a la izquierda). Foto publicada en la web del Museo del Prado, http://bit.ly/2yw86aF, 17/11/2016.
El Museo del Prado En 1819, reinando Fernando VII el Deseado (1784-r.1813-1833), por iniciativa de su esposa María Isabel de Braganza, se creó el Museo Real de Pinturas, ocupando parte del edificio de la Academia de Ciencias Naturales y Gabinete de Historia Natural que, por encargo de Carlos III el rey Alcalde (1716-1811), construyó Juan de Villanueva (1739-1788) en el prado de los Jerónimos, edificio que sucesivas generaciones de arquitectos fueron engordando16. En 1995, gobernando Felipe González y siendo Ministra de Cultura la valenciana Carmen Alborch (n. 1947), hubo un pacto en el Congreso de los Diputados para la creación del “Campus del Prado”, imaginando el conjunto formado por el magnífico edificio de Villanueva, el decrépito claustro de los Jerónimos, el Casón del Buen Retiro, oficinas en la calle Ruiz de Alarcón y el vetusto Salón de Reinos (entonces Museo del Ejército). Y se convocó el concurso internacional de ideas para la ampliación del Museo del Prado. Hubo mil seiscientos equipos que pagaron la cuota de inscripción y se presentaron cerca de setecientos trabajos (540 he leído también). Véase Pedro Moleón, “Arquitectos para un Museo” en A&V Monografías nº 62, 1996, págs. 12 a 21. Resumen: en 1847-52, Narciso Pascual y Colomer (1808-1870); 1880-92, Francisco Jareño (1818-1892); 1918-21, Fernando Arbós y Tremanti (1840-1916); 1943-46, Pedro Muguruza (1893-1952); 1953-58 Fernando Chueca (1911-2004) y Manuel Lorente (1900-1982); 1964-68, José María Muguruza (1899-1984); 1981-83, José María García de Paredes (1924-1994); 1988-94, Francisco Rodríguez Partearroyo (n.1948); 1995-96, Dionisio Hernández Gil (n. 1934) y Olalquiaga. 16
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577, 578, 579, 580, 581 y 582. Propuesta de Oíza. En la página anterior, empezando por arriba, planta de cubiertas, planta sótano y sección junto a la calle de Felipe IV. En esta página, de arriba abajo, alzado de la ampliación, con la iglesia de los Jerónimos y sección de la pieza cuadrada con iluminación cenital; alzado lateral de la pasarela de conexión sobre el acceso con la palabra “MUSEO”; alzado de la ampliación desde la calle Casado del Alisal, con sección de las crujías adosadas al edificio Villanueva. Planos publicados en “Museo del Prado. El Concurso”, A&V Monografías nº 62, 1996, págs. 102 y 103.
536 En 1996, gobernando José María Aznar (n. 1953) y siendo ministra de Cultura la madrileña Esperanza Aguirre (n. 1952), se resolvió el concurso. Organizaron un jurado institucionalista (quizá mediocre), constituido por trece miembros. Presidía Esperanza Aguirre, había ocho arquitectos, alguno conocido internacionalmente, y varios socios de la UIA (Unión Internacional de Arquitectos) cuyo presidente, el catalán Jaime Duró Pifarré que también fue presidente del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, participó en la organización del concurso17. Seleccionaron diez proyectos finalistas, cuyos autores fueron convocados a la segunda fase del concurso18. En el jurado no hubo cuórum para la elección del primer premio. Ninguna propuesta logró los dos tercios de los votos que exigían las bases y, unánimemente, lo declararon desierto. “No hemos encontrado una idea genial” dijo Mario Botta, miembro del jurado. Dieron un accésit a la pareja de arquitectos madrileños formada por Beatriz Matos y Alberto Martínez Castillo y otro a un equipo suizo. Y en la prensa madrileña se leían titulares como: “Un jurado de arquitectos y políticos declara desierto el concurso para ampliar el Prado” o, el más poético, “Un fallo fallido”19. Después de tanto trabajo esforzado por parte de los numerosos concursantes, fue un fiasco que produjo mucha decepción y enfado. Un fracaso del jurado. “Habrá que seguir trabajando” dijo la Presidenta y, desautorizando al jurado, con la asesoría del Ministerio y del Patronato, encargaron el proyecto a uno de los finalistas, Rafael Moneo, que lo hizo, y dirigió las obras de la ampliación del Museo del Prado.
La propuesta de Oíza para el Prado, 1996 La revista A&V20 destacó veinte proyectos para el Prado, entre los que se encontraba el de Oíza. Es un trabajo que tenía algunas similitudes con lo que, al final, se ha hecho. Proyectaba un nuevo edificio nítido en torno al claustro de los Jerónimos. Proponía mucha construcción enterrada bajo jardines. Ofrecía un nuevo acceso al Museo en el entronque de lo nuevo con lo viejo, en el rincón de los jardines situados bajo los Jerónimos, frente al hotel Ritz. Era distinto en cuanto que dibujaba una pasarela aérea que la ampliación del Prado no tiene; aunque la primera propuesta de Moneo también saltaba por encima de la calle Ruiz de Alarcón. Diseñaba un edificio exento interesante, un cuadrado de nueve cuadrados con luz cenital. Eran ideas, tanteos, propuestas, proyecto incipiente que, con la fortuna del encargo, quizá años antes, Oíza hubiera podido desarrollar y perfeccionar hasta construir una magnífica obra, como siempre.
Los arquitectos internacionales del jurado eran: Hans Hollein (Austria, 1934-2014), Herman Hertzberger (Holanda, n. 1932), Dan Eytan (Israel, n. 1931), Rogelio Salmona (Colombia, 1929-2007), Mario Botta (Suiza, n. 1943), Francesco Venezia (Italia, n. 1944), Krzysztof Chwalibog (Polonia), Pedro Ramírez Vázquez (Méjico, 1919-2013) y Luis Rodríguez-Avial (España, n. 1942). Algunos poco conocidos. 17
Eran cinco equipos madrileños, el de Beatriz Matos y Alberto Martínez Castillo, Eleuterio Población (19282011) con José Luis Arana y María Aroca, Dionisio Hernández Gil (n. 1934) con Rafael Olalquiaga (n. 1939), Rafael Moneo (n. 1937) y Fernando Pardo (n. 1959); dos equipos sevillanos, el de Antonio Barrionuevo con Julia Molina y José Daroca y el de Enrique Zoilo; uno zaragozano, el de Jesús Marcos; uno mejicano, de Alfonso Govela y uno suizo, el de Dürig & Rämi. 18
Fernando Samaniego, “Un jurado de arquitectos y políticos declara desierto el concurso para ampliar el Prado”, El País, 7 de septiembre de 1996; Fernández Galiano, “Un fallo fallido”, El País, 7 de septiembre de 1996. 19
“Museo del Prado. El Concurso”, A&V Monografías nº 62, 1996. Publicación en la que se expone de forma clara y exhaustiva el Concurso. Comienza con artículos ilustrativos: Luis Fernández-Galiano, “Al Prado lo que es del Prado”; Guillermo Solana, “El arca de los diluvios”; Pedro Moleón op. cit.; Vicente Patón, “La fuga de las musas”. Continúa con “Veinte finalistas sin premio”, una buena antología de las propuestas y concluye con “Veinte ideas y una crítica”, comentario de Norman Foster. 20
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583. Oíza con 78 años. Foto de Matías Costa de El Mundo.
La depresión Era octubre de 1996, Oíza estaba enfermo, le quedaban menos de cuatro años de vida. Además, llevaba unos cuantos con depresión y sin acudir a un psiquiatra. Había cumplido 78 años y hacía cincuenta que había acabado la carrera, eran sus “bodas de oro con la profesión”, decía el entrevistador, Rafael Sierra, periodista de El Mundo que le visitó en su casa de la calle Núñez de Balboa, en el barrio de Salamanca de Madrid. El fotógrafo Matías Costa le retrató a través de una escuadra de plástico transparente que sostenía en las manos, aun bromeando (el ojo en el triángulo21). Pero enseguida dijo: “A estas alturas de mi vida lo tengo más claro que nunca, he fracasado como arquitecto, soy un mal profesional. La arquitectura tiene más que ver con el arte y con la poesía que con la técnica y, desde luego, a mí no se me puede considerar un artista”. Llegó a decir que su gran fracaso se había debido a poner la mira donde no alcanzaba su capacidad. El periodista le preguntó sobre su labor como profesor y Oíza contestó que se dedicó a la docencia para progresar en la profesión. En esta entrevista, contrariamente a lo que ocurría en las de años antes, parece que Oíza no tiene ganas de hablar. Las preguntas del entrevistador son más largas que las respuestas del entrevistado. Dice lo mínimo y expresa así su desánimo. Termina hablando de que le gustaría retirarse, dejar la vida profesional y meditar sobre la muerte, a la que no teme. El periodista le plantea que si, en ese deseado retiro, se dedicaría a escribir como hacía su amigo el escultor Oteiza. “Para eso hay que valer” –dijo Oíza–, que se despidió expresando su admiración por Jorge Oteiza.
El ojo en el triángulo es el Ojo de la Providencia, el que todo lo ve. Delta Luminoso que viene del antiguo Egipto, el Ojo de Horus. Símbolo de la divinidad usado por los cristianos y por los masones. 21
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584. Los viejos Oíza y Oteiza charlando en Alzuza. Foto publicada en ed. Carlos Catalán, catálogo de la exposición Oteiza, editado por la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Navarra, 2000, pág. 20.
585. Las arquitectas toledanas en la azotea de Alzuza. Foto de Javier Sánchez, 2017.
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CAPÍTULO 16 EL FINAL
586. Paisaje de Alzuza. Foto de Helena Medina, 2017.
Alzuza En mayo de 2016, al final de la autopista de acceso a Pamplona, pregunté por el Museo a la mujer de la cabina que cobraba el peaje. No lo conocía. Le pregunté por Alzuza –salida 83, a Huarte–. Volví a preguntar en una gasolinera –dirección Francia, próximo desvío a Aoiz y, enseguida, está indicado: “Alzuza, Fundación Museo Oteiza” – Parece ser que a los ingenieros de caminos y a los urbanistas no les importa que el territorio sea un laberinto caótico de variantes, circunvalaciones, pasos elevados, rotondas, fondos de saco, explanadas de aparcamiento y polígonos. Rodarán con GPS actualizado. Pero a la gente anticuada que, como yo, trata de orientarse con un mapa de carreteras, el sol y preguntando, llegar a los sitios, a veces, resulta complicado. El 1 de noviembre de 2003, yo había estado en la inauguración del Museo con mi hija Blanca que se orienta muy bien. Fuimos invitados por Marisa y Vicente Sáenz Guerra que habían concluido la obra póstuma. Su hermano Javier se resbaló en una rampa y se dio una culada. María Felisa, la madre, estaba asustada y preocupada. Recordando… y pensando en cómo llegar… de repente, a lo lejos, sobre la ladera verde de la montaña, vi la figura característica del edificio: el rectángulo rosáceo1 con corona negra, inconfundible (el gallo de cresta negra, dice Juan Ignacio Mera; los cristales de azabache, respondo yo). El Museo se encuentra en la Cuesta del concejo de Alzuza, entre dos barrancos, a nueve kilómetros al noreste de Pamplona, en el comienzo de las estribaciones de los Pirineos Occidentales. Llegué por la tarde, estaba cerrado. Anunciaban visita guiada y concertada para el día siguiente, miércoles, a las once de la mañana. Llamé temprano por teléfono y fui puntual. Yo era el único visitante. Juan Pablo Huércanos, subdirector del Museo, hizo de guía. Me contó que el escultor llegó a Alzuza para ver a un cuñado religioso, que, inducido por su sobrino arquitecto, buscaba donde fundar una residencia piadosa en aquel lugar apartado y casi deshabitado. Al esSe construyó con hormigón teñido de rojo, en la masa. El sol, calcinando, va destiñendo el color y el edificio se va haciendo blanquecino y no pasa nada. Los días de lluvia, se aviva el tono colorado. 1
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587. Quiebro del pilar. Foto de Helena Medina, 2017.
541 cultor y a su mujer les gustó el paraje retirado. Había allí un caserío en ruinas que interesó al matrimonio; tenía espacio suficiente para instalar una casa y un hermoso taller. Y allí se refugiaron en el año 1975 (cuando murió Franco). Su estancia infantil en un colegio navarro y la proximidad de los crómlech le unían a Navarra. El sobrino arquitecto les reparó la casa. Muchos seguidores le visitaron en su retiro. Tenía un despacho con pizarra en esquina donde impartir, aunque no quería entrevistas. Vivió en Alzuza durante un par de décadas, hasta que el fumador empedernido fue hospitalizado en San Sebastián dos meses antes de su muerte, a los noventa y cinco años. Su mujer había fallecido doce años antes. La Fundación El matrimonio no había tenido hijos. Tras la muerte de la mujer, el escultor buscaba la manera de que la gente pudiera disfrutar de su casa y de su obra. Lo instrumentaron a través de una fundación que iba a tener su sede en el caserío de Alzuza del valle de Egüés que albergaría sus esculturas y otros trabajos: textos, investigaciones y libros. Impuso que, cuando se hiciera el museo, fuera obra de su amigo, el arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oíza, al que consideraba el mejor2. Y se estableció el borrador de un primer patronato, que estaría formado por dos artistas propuestos por el escultor, dos personas elegidas por la federación de escuelas infantiles (ikastolas) y dos designadas por el Gobierno de Navarra. En 1996, se logró atar todos los cabos y se firmó la escritura de constitución de la Fundación que sería de carácter privado y utilidad pública, financiada por el Gobierno de Navarra. Tendría el fin de catalogar la obra del escultor, formar estéticamente a los niños, investigar el vascuence (euskera) como único habla pre-indoeuropea (hizkuntza) que subsiste en Europa (el escultor no lo hablaba), comparar lenguajes artísticos y conservar, exhibir, estudiar y difundir las obras escultóricas, poéticas y teóricas del escultor, en todos los ámbitos. El presidente del patronato fue un mecenas. Los vocales fueron el arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oíza (sustituido por su hija la arquitecta Marisa Sáenz Guerra, tras su fallecimiento en el año 2000) y el consejero de Cultura del Gobierno de Navarra, una pedagoga, un pintor, un médico, poeta y académico de honor de la Lengua Vasca y un bailarín y coreógrafo (dantzari). Vocales de por vida, mientras quisieran, que serían sustituidos por elección unánime del patronato. Cuando el mecenas se jubiló, en 2009, nombraron a un pintor y profesor, que había sido director del Museo entre 2004 y 2008. En 2012, nombraron a un catedrático de Historia del Arte, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y crítico, que dimitió en noviembre de 2013 y fue sustituido por un arquitecto famoso (Moneo) que es el presidente actual. El Museo Sobre la verde ladera del monte, se encuentra el “depósito experimental” de las obras del artista: piedras y palabras. A través de la casa se penetra en el Museo. La unión casa-museo está lograda con armonía, cerrando casi un anillo en torno a un jardín. Aleros o marquesinas de palastro negro de acero contribuyen al enlace. El viejo caserío restaurado y la nueva obra están bien enlazados. Se entra por el arco de medio punto del zaguán antiguo, en diagonal, y, pasado el vestíbulo moderno, a través de un patio, se ve la casa en la que vivieron el artista y su mujer. Dijo: “Oíza es el mejor arquitecto que hay en la península ésta, pero por mucho”. Con Oíza trabajaron también sus hijos los arquitectos Marisa y Vicente Sáenz Guerra, asistidos por Idom, Ingeniería y Consultoría S.A. y los aparejadores Florencio García Martínez en el museo y Susana Lizarraga y Eva Gerrikagoitia Vicente en la urbanización. Participaron también Proyex S.A. en el control de calidad. Los jefes de obra fueron Nicolás Aranguren Garcés, Enrique Galdeano Aguirre, José Gutiérrez Sancho y José Dacosta Silva. En el montaje museístico trabajaron, con Vicente Sáenz, los arquitectos Concha Lapayese y Darío Gazapo. Las empresas constructoras fueron Ferrovial-Agromán S.A. en el edificio y Construcciones Aranguren S.A. en la urbanización y la rehabilitación de la casa-taller.
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588, 589, 590, 591, 592, 593. Planos del Museo. En la página contigua, de arriba abajo, planta de cubiertas en el entorno, publicado en A&V nº 99-100, 2003, pág 24; planta alta y planta baja, publicado en Detail nº 1, 2004 págs. 50 y 51. En esta página, de arriba abajo, alzado sur, publicado en A&V nº 99-100, 2003, pág. 25; sección transversal y sección longitudinal, publicado en A&V nº 99-100, 2003, págs. 26 y 28.
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594. Cresta de azabache. Foto de Helena Medina, 2017.
La sala principal del museo está en el interior, envuelta por otras laterales. Es un espacio algo misterioso, en penumbra o a contraluz, donde, hasta en pleno día, focos eléctricos, dirigidos, alumbran las obras del escultor. Las salas laterales, fragmentadas en pisos, se iluminan desde la cubierta. La parte septentrional, con una claraboya corrida. La meridional, con los tres famosos lucernarios de la “cresta negra”, cuyas altas embocaduras, como pozos prismáticos inclinados, protege del sol directo y, pintadas de azul marino casi negro, matiza poderosamente la luz. Suma de espacios, itinerantes o aleatorios, presididos por la nave central, a doble altura, que está cruzada por negras pasarelas de acero. Nave central que, por penumbra y proporciones, dicen que recuerda al túnel en el que el escultor trabajaba en Aránzazu3. Una rampa enlaza los pisos que, con dramatismo, se iluminan con una grieta rasgada a ras del suelo. Un nuevo “paseo arquitectónico”, este por el interior de un edificio que parece una enorme escultura, un gran bloque de hormigón de sanguina, “desocupado”. Los pavimentos son de piedra muy oscura, grandes losas de pizarra, o sintéticos. Y con la negritud de albardillas y pasamanos de acero, de carpinterías y tragaluces marengos, con los paramentos de óxido de hierro, se crean un ambiente de caverna, rojo y negro, como de Altamira o de Santimamiñe. Y la obra nueva se escalona sobre la pendiente de Alzuza, dando lugar, abajo, a unas salitas de exposiciones temporales, un pequeño salón de actos y un soportal para esculturas al aire Oíza: “He partido de la idea del túnel de Aránzazu, donde trabajaba Oteiza en la oscuridad”, dicho en TVE Imprescindibles “No te mueras sin ir a Ronchamp”. Véase http://bit.ly/1vgD3ES, 29/05/2016. 3
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595. Ventana del fresno. Foto de J.M. Cutillas y B. Buzunariz. Publicada en On Diseño nº 258, 2004 pág. 224.
libre, sobre una terraza. Soportal y terraza desde los que se disfruta del espléndido panorama de Pamplona y su territorio. Otro punto del museo que disfruta de la vista, ésta vez en oblicuo, está en la planta alta. Es el vestíbulo de la biblioteca que; amplia, con mesas de estudio y nutridas estantería; se abre, con ventanas al norte, hacia el hermoso patio ajardinado, donde vive un viejo fresno. Hay en esta biblioteca una pieza extraordinaria, la gran mesa cuadrada de los desaparecidos Sótanos de Huarte, salvada. Los muros perimetrales son de hormigón armado de doble pared con alma de poliuretano. Los pisos, de losa armada también. El edificio es como una caja fuerte que guarda tesoros, aislada y con inercia térmica. La refrigeración y la calefacción están integradas en el pavimento. De la urbanización, creo que la geometría de relámpagos pintados de negro es opera prima de los hijos, lógicamente abundante, y se está mudando. Vicente y Marisa Sáenz Guerra colaboraron con su padre en el proyecto y completaron la dirección de la obra durante dos años o más, después del fallecimiento. Tres años después de la muerte de Oíza y un mes después de la de Oteiza, se terminó la obra con una instalación museística en el que, junto a Vicente Sáenz, trabajaron Darío Gazapo y Concha Lapayese.
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596. Le promenade de Oteiza. Foto de Javier Sánchez, 2017. V, pág. 547. El Museo en la Cuesta del concejo de Alzuza. Foto de Javier Sánchez, 2017. VI, pág. 548. La claraboya oscura. Foto de Helena Medina, 2017. VII, pág. 549. La sala principal. Foto de Helena Medina, 2017. VIII, pág. 550. El Museo en el paisaje de Pamplona. Foto de Helena Medina, 2017.
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597 y 598. En la izquierda, la capilla de Ronchamp en el que está el púlpito al aire libre. Foto de Ezra Stoller, The Chapel at Ronchamp, New York, Princeton Architectural Press, 1955, pág. 33. En la derecha, Oíza en el púlpito. Foto de López Sardá & Velasco, publicada en Arquitectura especial Oíza, 2000, pág. 88.
No te mueras sin ir a Ronchamp En aquella época Oíza estaba en conversaciones con Oteiza por lo de la Fundación Museo. Ya eran viejos y se cuenta que Oteiza le dijo a Oíza: “Paco, no te mueras sin ir a Ronchamp”. En el año 1999 (el anterior al de su muerte), sus discípulos José Carlos Velasco y María Luisa López Sardá (Pispa) propusieron a Oíza hacer un viaje a Ronchamp con María Felisa. El 9 de octubre, tres días antes de que el maestro cumpliera ochenta y un años, llegaron a la Capilla. “Día gris para una visita largamente esperada”1. En la tienda de souvenirs, Oíza compró libros para todos. En Textos y dibujos para Ronchamp, leyeron “Notre Dame de Haut es producto de los números”. Oíza les contó que, en un viaje a Paris con Juan Huarte, en los años 50, estuvo a punto de comprar un libro viejo que Le Corbusier, de pasada, mencionaba en El Modulor. Pispa lo investigó. Se trataba de De l’Architecture naturelle ou Rapport de Petrus Talemarianus sur l’etablissement, d’apres les príncipes du tantrisme, du taöisme, du pythagorisme et de la Cabale, d’une “règle d’or” servant à la réalisation des lois de l’harmonie universelle et contribuant a l’accomplissement du grand oeuvre. Edité par Alexandre Rouhier, libraire. Aux Editions Vega. ¿Mamotreto o armatoste? La última conferencia El día 29 de enero del 2000, Francisco Javier Sáenz de Oíza pronunció su última lección (le quedaban seis meses de vida). Fue en el salón de actos del edificio del Banco de Bilbao, del que era autor; en el paseo de la Castellana de Madrid. Se trataba de la primera conferencia del ciclo titulado “El arquitecto enseña su obra” organizado por Rubén Picado para la Comisión de Cultura del COAM. El decano Fernando Chueca Goitia (1911-2004) presidió el acto; Miguel Fisac (1913-2006) y Pedro Casariego Hernández-Vaquero (1927-2002), ilustres colegas veteranos, acompañaban a Oíza en la mesa, arquitectos y estudiantes llenaban el salón. No habló de sus obras, leyó los fragmentos de literatura que más le gustaban, los que tantas veces había leído en sus clases: De viva voz a Gerardo Diego de Federico García Lorca, Retrato del artista adolescente de James Joyce, Los Papeles de Son Armadans de Camilo José Cela, La poética del espacio de Gastón Bachelard… María Luisa López Sardá y José Carlos Velasco López, “Hacia una Arquitectura”, en la revista Arquitectura, número especial homenaje a Oíza, Madrid, Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, 2001, págs. 88 y 89. 1
552 El final Oíza murió en su casa de la calle Núñez de Balboa nº 102 (Madrid), el martes 18 de julio del año 2000, por la tarde, a los ochenta y un años. Tres días antes, yo había estado con él. En los últimos meses de su vida, cuando su salud flojeaba, tomé la costumbre de visitarle todos los sábados por la mañana. Empecé en el mes de mayo. La disculpa inicial fue el libro sobre el Banco de Bilbao, cuya edición estaba al cuidado de Andrés Cánovas, quien me encargó ir a casa de Oíza para que corrigiera las pruebas. Algunas veces, me estiré y llevé una botella de tinto de Valbuena. En una ocasión, coincidí con Jorge Oteiza que llevaba un frasco de anchoas de Lequeitio y, con María Felisa que puso servilletas de hilo de Holanda, gozamos con un buen aperitivo. Una mañana calurosa, estando ya muy débil, nos aventuramos a dar un paseo por El Retiro. Caminábamos lentamente por la acera de la sombra, en busca del frescor del frondoso parque. Hablamos de los plátanos de sombra y de la negra umbría de los castaños de Indias. Después, habiendo vuelto a su casa, tras un largo silencio, con un libro entre las manos, me contó que había soñado que íbamos navegando por la bahía de Pollensa, en un ataúd. Yo remaba y él, recostado sobre el espejo de popa, me leía el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías de García Lorca; sin el estribillo, en veinticuatro versos, para abreviar. Así: Eran las cinco en punto de la tarde. Un niño trajo la blanca sábana. Una espuerta de cal ya prevenida. Lo demás era muerte y sólo muerte. El viento se llevó los algodones. Y el óxido sembró metal y níquel. Ya luchan la paloma y el leopardo. Y un muslo con un asta desolada. Comenzaron los sones del bordón. Las campanas de arsénico y humo. En las esquinas grupos de silencio. ¡Y el toro, solo corazón arriba!
Cuando el sudor de nieve fue llegando, cuando la plaza se cubrió de yodo, la muerte puso huevos en la herida. A las cinco en punto de la tarde. Un ataúd con ruedas es la cama. Huesos y flautas suenan en su oído. El toro ya mugía por su frente. El cuarto se irisaba de agonía. A lo lejos ya viene la gangrena. Trompa de lirio por las verdes ingles. Las heridas quemadas como soles, y el gentío rompía las ventanas…
Nos reímos de la muerte y le entró el hipo… No se le pasaba, se fatigaba. Respiró hondo y me pidió que le dejara solo para descansar. * * * Fue incinerado en el cementerio de la Almudena, en la intimidad. Sus cenizas se trasladaron a Pollensa para abonar las encinas. El funeral se celebró en la iglesia parroquial de San Fermín de los Navarros, en el paseo de Eduardo Dato nº 100 de Madrid, a las ocho y media de la tarde. Allí estuvieron su viuda, María Felisa Guerra Chacón; sus hijos, Noemí, Javier, María Aránzazu, Vicente, Marisa, José María y Águeda; sus yernos y nueras, Manuel de la Peña, Soledad Rodríguez, Santiago Larragán, María de la Joya y Miguel Martínez Garrido; sus hermanos, Fernando, Antonio, José y Estanislao; cuñadas, primos, sobrinos, como su colaborador Paco Oíza Cuadrado, nietos y demás familiares y amigos, como Juan Cifre y Pepe Romany, y numerosos colegas, discípulos y alumnos. 2
En la guía de arquitectura de Madrid (COAM), es obra de 1913 del arquitecto Joaquín Soldaña López.
JUEGOS FUNERARIOS
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599. Oíza en el Ayuntamiento de Bilbao ante la gran maqueta de la Alhondiga. Foto de Maite Bartolomé publicada en El Correo el 19 de julio de 2000.
El Correo, 19 de julio de 2000 El diario vasco El Correo publicó una nota de prensa con el titular “El arquitecto navarro Sáenz de Oíza fallece a los 81 años”. Destacaba que había sido premiado con el Príncipe de Asturias de las Artes y que diseñó el santuario de Aránzazu o el frustrado “cubo” de la Alhóndiga de Bilbao. Al día siguiente, publicó una nueva nota, ésta de la agencia Efe, con el titular “El mundo de la arquitectura despide a Sáenz de Oíza”. Resaltaba que las obras del Museo Oteiza, diseñadas por el catedrático navarro por expreso deseo del escultor, no sufrirían contratiempo. Informaba de que el cadáver del arquitecto fue incinerado en el cementerio de la Almudena de Madrid y nombraba a los colegas que habían recordado su genio y figura: Fernando Chueca, Rafael Moneo, Miguel Fisac, Javier Mosteiro, Javier Carvajal. Junto al titular, habían entresacado alguna frase de Oíza, por ejemplo: “El edificio de Torres Blancas es tan malo que me extraña que no lo tiren”. Bajo la nota de prensa, aparecía un artículo breve, titulado “Autor sin rémora” firmado por Aurora Fernández Per, editora y directora de la editorial a+t architecture publishers. Estaba basado en la idea del círculo, del retorno al origen, y lo hacía relacionando a Oíza con Oteiza (que les gusta a los vascos). Empezando en Aránzazu, recorría fugazmente las obras hasta el edificio de la Fundación Oteiza en Alzuza. Y nos recordaba que le faltó un poco de tiempo para llegar personalmente hasta el final y que tendrían que completarlo sus hijos (Marisa y Vicente, arquitectos también), llevando a cabo el proyecto en el que “el arquitecto se pone al servicio del artista y su misión es sólo la de contener, albergar, acoger la obra de Oteiza con la humildad del técnico. El círculo se cierra”. El artículo empezaba diciendo: “Los 81 años es una edad razonable para morir” (creo que entonces la esperanza de vida estadística estaba en 82 años).
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600. Oíza ante La Construcción de Torre de Babel, 1595. Obra de Museo del Prado, no expuesta, atribuída a Pieter Brueghel el Joven. Foto de Begoña Rivas, publicada en El Mundo el 19 de julio de 2000, pág. 6.
El Mundo, 19 y 20 de julio El Mundo dedicó varias páginas a Oíza. Su colega Miguel Fisac brindó unas palabras que tituló: “La pasión por el trabajo”, creía que esa pasión les unía. Al parecer, se conocían desde antes de empezar la carrera. Fisac decía: “yo hacía mi arquitectura y él la suya. Nunca coincidimos en ningún proyecto”. Recordaba que una vez coincidieron como jurados y eligieron al mismo concursante. Comentaba que la última vez que se habían encontrado había sido en una visita al Banco de Bilbao organizada por el COAM. Hablaron de la muerte, los dos la veían cerca. Rafael Sierra1 escribió un artículo mediocre en el que sólo merece la pena destacar que mencionaba las palabras de Moneo: “Fallece un hombre de una inteligencia excepcional y de una curiosidad intelectual asombrosa”. Después repetía la entrevista que le había hecho cuatro años antes, cuando estaba tan deprimido. Enrique Domínguez Uceda publicó un espléndido obituario titulado: “Un arquitecto y un profesor apasionado”. Aseguraba que el fallecimiento de Francisco Javier Sáenz de Oíza suponía la desaparición del arquitecto más influyente y admirado de la segunda mitad del siglo en España. Decía que, dedicado simultáneamente a la enseñanza y a la creación, su vida había sido “una permanente aventura intelectual y artística, en la que siempre buscó el riesgo y el compromiso, a través de la volcánica pasión que dedicó a su profesión”. Nombró a sus compañeros Laorga y Oteiza, seguidos de Romany y Sierra [y Mangada], de los años 50; a sus colaboradores Rafael Moneo y Juan Daniel Fullaondo, de los 60; a sus discípulos ayudantes Alfonso Valdés [José Carlos Velasco] y yo, de los años 70 y a sus hijos arquitectos, Noemí, Javier, Vicente y Marisa [y su sobrino Paco] que, desde los años 80 y, después, en los 90, le acompañaron hasta el final. Enumeró sus obras, sus premios y distinciones, sus responsabilidades docentes y llegó hasta al final dando noticia de la charla de Oíza en el Banco de Bilbao en enero del 2000. Allí, 1
Periodista de El Mundo relacionado con el negocio de las galerías, las exposiciones y el arte.
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601. Oíza revisando diapositivas, a punto de dar una charla. Foto de Xurxo Lobato publicada en Diario 16 el 19 de julio de 2000, pág. 54.
“sus últimas palabras públicas vindicaron el compromiso del arquitecto con el arte y la superioridad de la emoción frente a la perfección técnica, llegando a decir que la arquitectura debe ser hermosa aunque no funcione; capaz de conmover, aunque tenga goteras”. Y Domínguez Uceda concluía diciendo que las obras de Oíza permanecerán entre lo mejor del patrimonio de la arquitectura española del siglo XX. Diario 16, miércoles 19 julio 2000 El Diario 16 sacó en portada el titular: “La cultura española pierde a Sáenz de Oíza y a Valente2” con una foto anónima de Oíza, ya mayor, hablando de perfil. Y en las páginas interiores destacaba que Oíza había sido profesor durante muchos años, director de la ETSAM entre los años 1981 y 1983, y uno de los españoles más importantes del siglo XX, maestro de muchos arquitectos, algunos tan famosos internacionalmente como Rafael Moneo. Comentaba brevemente las obras de Oíza: la basílica de Aránzazu, 1949; la capilla de Santiago, 1954; Torres Blancas, 1969; el Banco de Bilbao, 1972; las viviendas de la M30, 1986. El periódico anunciaba que Antón Capitel, Rosario Alberdi y Javier Sáenz Guerra, hijo de Oíza, estaban preparando un libro, en dos tomos, dedicado a la obra del arquitecto. Y que, por otro lado, el Departamento de Proyectos de la Escuela de Arquitectura de Madrid estaba preparando otro que iba a estar dedicado al Banco de Bilbao. A las notas de la Redacción acompañaban algunas declaraciones de arquitectos destacados. Moneo decía que una gran parte de los arquitectos españoles, desde los años 50, “han tenido la suerte de contar con un profesor excelente”, del que “aprendí mucho”. Fernando Chueca Goitia, entonces decano del COAM, dijo que Oíza era “el más importante representante de la última generación de grandes arquitectos españoles” y ensalzó “su originalidad, su personalidad y su sentido creativo”.
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El poeta José Ángel Valente, premio Príncipe de Asturias como Oíza.
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602. Oíza en su estudio. Foto publicada en el catálogo de la exposición Francisco Javier Sáenz de Oíza, Madrid, Ministerio de Fomento-Ediciones Pronaos SA, 1996.
El País, miércoles 19 de julio de 2000 El País dedicó una página completa a Oíza. El titular era: “Muere a los 81 años Francisco Javier Sáenz de Oíza, maestro de la arquitectura moderna”. Se destacaban algunas de sus obras y había un escrito de la Redacción y una fotografía del que fue Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1993, en su mesa de trabajo. Enumeraba otros premios como los Nacionales de Arquitectura, el Camuñas, el del Ayuntamiento de Madrid… Una breve y acertada nota biográfica iba desde la casa de sus abuelos en Cáseda hasta el estudio con sus hijos en Madrid, siendo ya profesor emérito. Comentaba que la maqueta del Museo Oteiza, obra póstuma, había sido exhibida en la Bienal de Venecia. El periodista y escritor ilicitano Vicente Verdú hacía un bello y breve panegírico titulado: “La pugna por la grandeza”. Que cuando le conoció ya era un titán, dice Verdú, y pone en boca de Oíza, ante su admirador: “Pero ¡qué dice usted¡ Yo soy un arquitecto malísimo”. Y el periodista se atreve a decir que el arquitecto era un personaje gruñón, gigantesco y dinámico que jamás podía hallarse satisfecho; retador. Que amaba tanto la poesía como la física y la aritmética. “Bondadoso pero feroz, familiar pero indómito, impulsivo pero aceradamente inteligente”. A los habitantes protestones de las viviendas de la M30 les mandaba aprender a vivir en las estructuras que él había creado. “Nadie era más arquitecto que él ni vivía con mayor ambición la pugna por la grandeza”. Fernando Samaniego, periodista de El País, había entrevistado a Moneo y a José Miguel Prada Poole que comentando de Oíza, hablaron de “un carácter fuerte, un personaje muy singular, de brillantez expositiva”, “hombre extraordinario, fuera de serie”.
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603. Oíza haciendo una foto del palacio de la Prensa de Muguruza. Foto de Begoña Rivas. Publicada en El Mundo el 27 de Enero de 1996.
Los placeres y los días Francisco Umbral (1932-2007), el periodista-poeta, con su creatividad lingüística, original y cañí, dedicó a Oíza su columna “Los placeres y los días” en el diario El Mundo del 21 de julio de 2000, tres días después del fallecimiento del arquitecto. Decía: “Uno apenas tiene una visión peatonal de la arquitectura, un sentido municipal del gótico, pero uno ha admirado siempre a ese gran artista que ahora muere de viejo, Sáenz de Oíza […] él no era funcional, no quería serlo, y se burlaba de lo funcional dejando funcionar sus artefactos.” Y Umbral terminaba como empezó, cantando: “Levantó vastas torres, hierro oscuro, acercó la ciudad a un cielo de estaño, pobló lo inhabitable de muchachas audaces [sus hijas, inteligentes y guapas], caducidad prevista del instante. Sáenz de Oíza.”
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Retazos del pensamiento de Oíza Creo que Antón Capitel es un crítico de Arquitectura que ha explicado bien el pensamiento de Oíza. Lo hizo poco después de que el maestro falleciera, fue en un artículo publicado en la revista Arquitectura del COAM, titulado: “Palabras de Arquitectura. Retazos de reflexiones de Sáenz de Oíza”. Se basaba en artículos, entrevistas y charlas en los que Oíza expresó sus opiniones y ocurrencias3. Intentaré resumirlo. Oíza decía que de niño y de muchacho sabía pintar pero no podía seguir aprendiendo, haciéndose pintor, porque tenía que dedicarse a los asuntos científicos y técnicos (matemáticas y física para el cálculo de estructuras e instalaciones). Decía también que en la Escuela de Arquitectura se exigía el conocimiento académico del dibujo, atento a lo sutil, verdadera disciplina artística. Pero él, que buscaba lo moderno, no se sentía atraído por los modelos griegos. Se enfrentaba a López Otero, viejo profesor, porque enseñaba a Schinkel4. El joven estudiante no entendía que Le Corbusier buscaba un arte purista. Sólo se fijaba en su faceta revolucionaria, El artículo de Antón Capitel se publicó en el especial Oíza de 2000, nº 80/85. Cita las revistas siguientes: Quaderns, Barcelona, abril-junio 1983; Lápiz nº 32, Madrid, 1986; Arquitectura nº 264/265, Madrid, enero-abril 1987; Arquitectura nº 267, Madrid, julio-agosto 1987; El Croquis nº 32/33, Madrid, abril 1988; Diseño Interior nº5, Madrid, junio de 1991. Más la “Lección inaugural del Curso Académico 1993-1994” de la Universidad Politécnica de Madrid. 3
Modesto López Otero (1885-1962) catedrático de Proyectos y director de la ETSAM cuando Oíza era estudiante. Karl Friedrich Schinkel (1781-1891) arquitecto real del período prusiano de Berlín, defensor del estilo neogriego, autor del Altes Museum (1823-1828). 4
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la de la estructura independiente y la planta libre, la técnica. No se daba cuenta que Schinkel y Le Corbusier eran igualmente artistas. Hablando de “Arquitectura y autor”, Oíza ensalzaba la épica que parece que no tiene autor, celebraba cuando la epopeya se eleva por encima de la obra lírica y personal. En cuanto a su eclecticismo, Oíza reconocía la duda constante que le impedía mantenerse en un único camino. Admitía sus cambios de rumbo, los que cada obra le sugería a él, arquitecto sin estilo propio. Hacía la disquisición de lo complejo, que es de buena complexión, versus lo complicado, que es confuso. De las formas artísticas, que son complejas y valen para muchas cosas, versus las formas técnicas, que son complicadas y valen para una sola cosa y ponía el ejemplo de la gran complicación de un puzle para producir una sola imagen. O la compleja construcción de un simple cajón que vale para todo, frente a la complicada de un estuche que sólo vale para un violín. Comentaba que, en la villa Saboya de Le Corbusier, las habitaciones son como cajas y los baños son como estuches. Y afirmaba que la buena arquitectura se compone de habitaciones y pasillos. Creía que el lugar tiene una importancia capital en la arquitectura. Los objetos flotan sobre el cosmos mientras la arquitectura se enraíza sobre un lugar y reiteraba que la obra está ligada a un sitio como no lo está ningún objeto. “La ciudad es un lugar de sol a sol”, pensaba. Su tiempo es el día. Con transportes más rápidos, la ciudad se ensancha. La del automóvil es más ancha que la del caballo, la mula y el burrito. Opinaba que el umbral de la puerta de la casa, espacio de relación entre el interior y el exterior, es el centro del mundo. Punto de encuentro de la vida privada con la pública. Declaraba que la arquitectura no puede ser solamente técnica, pero tampoco pude dejar de serlo. Técnica y estética generan la arquitectura. Aseguraba que somos esclavos de la técnica que nos libera de la esclavitud de la naturaleza y profetizaba que los coches del futuro tendrán un motor eléctrico en cada rueda, los vidrios serán dobles y de gran resistencia, contarán con un interior silencioso y los diseñadores estarán menos preocupados por la aerodinámica. Comparaba arquitectura y naturaleza en cuanto a la simetría y veía que ambas rompen y recuperan la simetría. En general, la organización interna de una casa no es simétrica. En cambio, la iglesia, el teatro, el museo…pueden serlo. Hay, pues, más simetría en la arquitectura pública que en la privada, aunque la arquitectura
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moderna lo contradice. Confesaba su pasión por la axialidad. “El hombre tiene dos ojos y una boca”, declaraba y, con lo par y lo impar, peroraba. La cabaña primitiva tenía un pilar en el centro (el árbol) con huecos laterales. Sin embargo, los templos griegos y romanos tenían un número impar de huecos, con un vacío en el centro5. En la arquitectura medieval, los huecos llevaban parteluz, como el Pórtico de la Gloria con el pilar de Santiago en el medio. Contaba lo fácil que es doblar un papel por la mitad y lo difícil que es doblarlo en tres partes iguales, pues la tripartición es más abstracta y no tiene apoyos geométricos inmediatos; la del ángulo es imposible. A pesar de todo, es la partición de la arquitectura clasicista, pues lo vacío es lo más cargado de significación y se sitúa en la posición central, considerada la principal. Decoro, modénature y ornato fueron palabras sobre las que reflexionaba. El decoro no pertenece a la estructura sustancial del edificio, son los detalles menores, los visajes que lo adornan. El Partenón en Atenas y el templo de Artemisa en Córcira tenían la misma estructura (octástilo períptero) y distinto decoro. Modénature es una palabra usada por Le Corbusier que significa lo moldurado, refiriéndose a las molduras que decoran los edificios. Ornato es el adorno que se añade a la estructura, su atavío. La distinción entre una arquitectura mejor y otra peor, a veces, no está en la estructura, puede ser sutil y encontrarse en el decoro, en la modénature y en el ornato. Oíza era un entusiasta de Le Corbusier pero vio que muchas de sus profecías no iban a cumplirse. Fumar en pipa ya no se lleva. Los transatlánticos iban a ser superados por los aviones (aunque vuelven los cruceros de recreo). Ya no hay más hidroaviones que los de extinción de incendios (en Pollensa hay una base). Y el amianto-cemento, que parecía un material del futuro, ha sido terminantemente prohibido. A pesar de todo, la admiración de Oíza por Le Corbusier nunca decayó. El Inmueble-Villa, con las viviendas con un solo hueco de doble altura, siempre le pareció un paradigma moderno que quiso copiar y nunca lo logró (creo que en Torres Blancas está logrado). Para terminar, alababa la tradición, en la que hay que apoyarse para crear. Y terminaba diciendo que la arquitectura del pasado es el fundamento de la del futuro. “La excepción confirma la regla”. El templo de Hera en Paestum (siglo VI a.C., Magna Grecia) es eneástilo, con una columna en el centro. 5
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604. La exposición Homenatge a Sáenz de Oíza en la iglesia desacralizada de Santo Domingo en Pollensa, mirando hacia el antiguo presbiterio. Exposición desde el 10 de agosto al 16 de septiembre de 2001. Foto de Gabriel Ramón, 2001, por la atención de Federico Climent.
Homenaje en Pollensa, 2001 En el verano de 2001, hubo una exposición homenaje a Sáenz de Oíza en el convento de Santo Domingo de Pollensa6. El comisario fue Federico Climent, ayudado por Marta Sierra, con el apoyo del arquitecto Jaume Carbonero Malberti, director general de Arquitectura del Gobierno Balear, de los ayuntamientos de Pollensa y de Alcudia, del Colegio Oficial de Arquitectos de Baleares y de la Dirección General de Arquitectura del Gobierno de España. Se pronunciaron algunas conferencias en honor del homenajeado y se presentó un libro de Climent dedicado a la arquitectura de Oíza en Mallorca. Y, como telón de fondo, una “bellísima instalación”. La “bellísima instalación”, qué dijo Oriol Bohigas, fue exquisita, como todo lo que haEl convento de Santo Domingo, con su iglesia basilical, fue erigido por frailes mendicantes, dominicos de Roser Vell, en el siglo XVI. Después de las desamortizaciones del siglo XIX, fue hospicio, cuartel, escuela, museo y sala municipal de exposiciones. El claustro es sede del Festival de Música Clásica de Pollensa y, en verano, se celebran conciertos de alto nivel. 6
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605. La mesa, el Marco Polo y la claraboya en la iglesia de Santo Domingo de Pollensa, mirando hacia el antiguo coro alto. Foto de Gabriel Ramón, 2001, por la atención de Federico Climent.
cía Federico Climent. En el eje de la nave desacralizada, se puso una mesa muy larga y sencilla, iluminada por dos catenarias de focos. En la línea central, las pequeñas maquetas en fanales estrictos, a los lados, series de planos y dibujos de la Ciudad Blanca de Alcudia (1961), la Casa Huarte en Formentor (1969), Ses Rotes (1985), el proyecto para la plaza de San Francisco de Palma (1991) y el proyecto de la Casa entre Pinos (1995) para María Josefa. De la bóveda, colgaban la primera claraboya de hierro y vidrio que hizo para Colonya y el Marco Polo, dingui de madera en el que aprendió a navegar, con vela de “tafetán azafrán”, escorado por un viento imaginario; cerca de la entrada, la antigua bicicleta de carreras con la que igualaba a Federico Ezquerra héroe del Galibier7.
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Fullaondo, op. cit., pág. 69.
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606. La bicicleta de carreras de Oíza, en la exposición de Pollensa. Foto de Gabriel Ramón, 2001, por la atención de Federico Climent.
La muestra estuvo acompañada de conferencias8 con las que recordaron al desaparecido artista que veraneaba en el valle de Colonya, cerca del pueblo. Rafael Moneo pronunció su conferencia y, según la prensa9, fue una “Elegía de Moneo para Sáenz de Oíza como héroe de la Modernidad”. “Construir es competir”, dijo Moneo; me imagino que pensando en Oíza y en sí mismo. Habló de la excepcional inteligencia de Oíza, de su pasión por la arquitectura, de su extraordinaria habilidad manual y plástica, y dijo aquello de “la mente febril que pensaba con las manos”. Recordó su época de estudiante, cuando Oíza era profesor de Salubridad e Higiene, “fontanería, digamos, de organización racional y economía intrínseca”. Calificó al maestro de líder indiscutible de la modernidad en España, que tuvo que aceptar la condición heroica que le atribuyeron sus contemporáneos. Más intenso y denso que brillante, según Moneo, no se atrevía a reconocer su valía y absoluta excepcionalidad y exorcizaba los miedos “poniendo en los altares a los demás”. El programa del ciclo de conferencias fue como sigue: 10 de agosto, 21 h, presentaciones a cargo de Jaume Carbonero Malbertí, Director General d’Arquitectura i Habitatge de la Conselleria d’Obres Públiques, Habitatge i Transports del Govern de les Illes Balears; Antonio Ramis Ramos, Decano Presidente del Col.legi Oficial d’Arquitectes de Baleares; Federico Climent Guimerá, Arquitecto-Director del ciclo de conferencias, la primera de Javier Sáenz Guerra, arquitecto, con el título Una Mirada Mediterránea. 17 de agosto, Josep Quetglas Riusech, arquitecto, Mestres antics. 24 de agosto, Rafael Moneo Vallés, arquitecto, Peregrino en la obra de Oíza. 31 de agosto, José Manuel López-Peláez, arquitecto, Las décadas blancas. 7 de septiembre, Francisco Alonso de Santos, por confirmar título. 15 de septiembre, mesa redonda con los arquitectos Oriol Bohigas Guardiola, Gerardo Mingo Pinacho y Eduardo Mangada. Las conferencias se celebraron en la sala de actos del Club Pollença y la mesa redonda en el Auditori d’Alcudia. La entrada fue libre.
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“Revista Verano”, El País, 26 de agosto de 2001.
565 José Manuel López Peláez habló del genio de Oíza comentando tres de sus obras, viviendas de los años cincuenta y sesenta del siglo XX: mínima, mediana y hermosa. Entrevías (19561959) de la economía extrema, la precisión métrica, la sencillez constructiva…con la confianza de que una urbanización geométrica, como de “campamento romano”, decía Peláez, humanizase el desangelado descampado de los desamparados chabolistas del suburbio, el de los postes de alta tensión y los “silbidos de los trenes” (citando a Moneo10). La Ciudad Blanca (1962-1969) de la topografía artificial, del sol y de las vistas, los espacios intermedios, el vergel…participando de las ideas del Team 10, de la matización de la arquitectura moderna, con la repetición-particularización en la casa de vacaciones, con intimidad y panorama marítimo de azul turquesa. Torres Blancas (1962-1969) de la actitud experimental, la ciudad-jardín vertical, la estructura espacial…con la exuberancia brutalista de la diversidad y la abundancia, para la burguesía que, con su apartamento, piso o dúplex, podrá disfrutar de un centro cívico en la cumbre de los jardines colgantes, con salas de reuniones, restaurante y piscina. Hablando de la casa como arquitectura o de la arquitectura como casa, citando la publicación mallorquina de Camilo José Cela, la de los Papeles de Son Armadans, Peláez acabo leyendo aquello que tanto gustaba a Oíza: “Porque del amor del hombre con la tierra sale la casa…”. El catalán Bohigas dijo que era reconfortante ver como un pequeño municipio mallorquín mantenía “la visión de una cultura universal desde las propias raíces y en la propia geografía”. En su intervención, glosó la obra del arquitecto de Madrid poniéndola en paralelo con la de un arquitecto de Barcelona que también había trabajado en Mallorca. Explicó como ambos fueron pioneros en el abandono de la estética tradicionalista del franquismo, adentrándose en lo moderno. Y, matizando, aseguraba que Oíza y Coderch, desde la derecha [Coderch, desde el fascismo], no podían concebir que la nueva arquitectura renaciera de las cenizas de la izquierda (CIAM, Bauhaus, Constructivismo Ruso, GATEPAC…). Oíza y Coderch, modernos a su manera, querían que la nueva arquitectura surgiera de la arquitectura vernácula y, sólo con relativa ortodoxia racionalista, hicieron que se desarrollara por la rama orgánica (post-racionalista). Y, sintetizando en exceso, Bohigas veía “en Oíza el realismo de la rudeza ambiental y en Coderch la elegancia de lo abstracto”11. Paco Alonso y Pep Quetglas también hablaron de Oíza pero no sé qué dijeron. Un discípulo excelente Federico Climent Guimerá (1953-2016) El domingo 31 de julio de 2016, por la tarde, estuvimos12 bañándonos en la playa de la bahía de Pollensa (acces 21), haciendo snorkel hasta que se puso el sol. Después, paseamos por el Puerto. Estaba abarrotado de bares y restaurantes luminosos, repletos de veraneantes bronceados y turistas enrojecidos por el sol. Anduvimos hasta la zona oscura y solitaria, la del mollet de los Vidal, donde el sendero de losas irregulares de caliza brilla iluminado por las puertas y ventanales de las lujosas casas que se abren a la ribera de pinos y tamarices inclinados sobre la arena blanca y el agua transparente. De vuelta a la zona bulliciosa, compramos helados Valls de chocolate y de nata. Mientras se los tomaban, cerca de la rotonda central del Puerto, me dijo una señora guapa: “Tu eres Javier Vellés, yo soy Montserrat Torras, exmujer de Federico Climent. Una vez fuimos contigo a Puerto Soller, ¿te acuerdas?... Esta chica es nuestra hija Judit que tiene dieciseis años. Cuando yo estaba embarazada de ella, me enteré de la enfermedad de Federico”. 10
Hogar y Arquitectura nº 34, mayo-junio 1961.
Creo que Oriol Bohigas volvió a exponer sus opiniones en un artículo titulado “Sáenz de Oíza y Coderch en Mallorca” publicado en El País, 19 de septiembre de 2001.
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Mi mujer, Natalia Magariños Laguía, con nuestros hijos Icíar, Teresa y Javier. Estaba también mi hija Blanca Vellés de Uribe con su marido Fernando Tachela y su hija Águeda. 12
566 Fede llevaba un régimen especial de comidas; pan de centeno, tallos de apio, zumos de zanahoria y cosas por el estilo. Una vez que fue a Toledo, le llevé a cenar al restaurante La Ermita del Valle. Con velitas sobre el mantel y en penumbra, a través de grandes lunas, contemplábamos la ciudad antigua, con la Catedral, el Alcázar, las murallas hasta el puente de Alcántara y la Academia de Infantería, iluminados. Le propuse que pidiera solomillo de venado con salsa de arándanos. Pidió unas verduritas y agua mineral en vez del tinto del Marqués de Griñón. Así había aguantado veinte años, sin quejarse. Esta primavera, le llamé por teléfono para que me hablara del homenaje y la exposición que organizó en el claustro de Pollensa, con Marta Sierra, en memoria de Oíza (yo no pude ir). Me prometió unas fotografías que había hecho su amigo Gabriel Ramón13 y, pronto, me llegaron por correo electrónico. Llamé para darle las gracias y me contó que había transcrito lo que dijo Moneo en aquel homenaje; tenía que buscarlo y me lo mandaría. No le dio tiempo, murió pocos días después, el 6 de mayo de 2016 en Palma. Federico Climent fue arquitecto municipal de Palma desde el año 1983. Trabajó en urbanismo, promovió la restauración de las murallas de la Ciutat, defendió la permanencia de edificios valiosos, como el polémico y espléndido Gesa de Josep Ferragut (1912-1968). Fue asesor de ARCA (Associacciò per la Revitalizaciò dels Centres Antics). Participó en la mejora y conservación de muchos espacios públicos, como el paseo del Molinar o la plaza de las Columnas y fue coordinador de estudios y proyectos del departamento de infraestructuras. Entre los años 1988 y 1994, fue director de la preciosa revista D’A del Colegio de Arquitectos de Baleares. Después, en 2002, le eligieron presidente de la Demarcación de Mallorca del Colegio de Arquitectos, responsabilidad que asumió hasta el 2009. Federico, apasionado incansable de la cultura arquitectónica y de su divulgación, tuvo una gran vocación docente que demostró en los curset que organizaba, como el Màster de Disseny del Paisatge de la UIB o el memorable verano de Sencelles en el Taller Internacional de Arquitectura. Escribió artículos en revistas y libros. Se ocupó de ediciones cuidadísimas. Era un perfeccionista. Ahí están sus F. J. Sáenz de Oíza, Mallorca 1960-2000 (2001), La Lonja de Palma (2003), Utzon Handmade (2009) que lo demuestran. Era un buen conferenciante. Vino una vez a la Escuela de Arquitectura de Toledo para hablarnos de la ópera de Sidney y, cuando llevaba más dos horas hablando la gente le seguía con atención pero hacían ruido las tripas, pues se estaba pasando la hora de comer. Juan Mera, el director de la Escuela, le pidió que dividiera la conferencia en dos y que, pronto, volviera a contarnos la segunda parte. Volvió varias veces. Federico Climent Guimerá fue un discípulo y admirador de Oíza y contribuyó grandemente a dar a conocer la obra y la figura de su maestro y creo que merece esta mención y más.
Fotógrafo Gabriel Ramón, carrer Sant Jaume 3a, 07012 Palma de Mallorca, tlf. +34 971725713, studio@ gabrielramon.com. 13
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607. Sáenz de Oíza, Tranquilo, tranquilo…Paco, acuarela 18 x 27 cm, s/f. Por la atención de Paco Oíza el Auténtico.
Epílogos En noviembre y diciembre de 2004, en la sede del COAC (Colegio Oficial de Arquitectos de Cataluña, plaza Nova 5, Barcelona) se organizó un par de exposiciones dedicadas a “Oíza-Oteiza en el paisaje”. El comisario fue el arquitecto mallorquín Josep Quetglas (n. 1946), catedrático de la Escuela de Arquitectura de Barcelona; con la colaboración de los profesores Javier González de Durana (n.1951), Fernando Marzá (n. 1951) y el donostiarra Guillermo Zuaznabar. La primera de las exposiciones se titulaba Entre púas. Arquitectura y estatuaria de Aránzazu (1950-57), refiriéndose a las puntas de diamante de la cantería, evocadoras de los espinos del monte. Estaba dedicada a las obras de la basílica en la que Jorge y Paco trabajaron juntos y se hicieron amigos. Cincuenta años después, cuando ya eran viejos y habían cultivado su amistad a distancia, volvieron a entenderse para proyectar y construir el museo junto a la casa en la que vivieron Icíar y Jorge, al norte de Pamplona. Un proyecto que, a los comisarios de la exposición, les recordó a una dorretxe (casa fortificada, como la torre de Salazar de Portugalete14). Y a la segunda exposición titularon Línea de defensa. Museo en la casa taller de Alzuza (1992-2002). *** La periodista y escritora Yolanda García Villaluenga (La madre imperfecta, 2001) rodó el documental de La 2 de TVE, de la serie “Imprescindibles”, titulado No te mueras sin ir a Ronchamp que se emitió el día 16 de diciembre de 2015. Hoy se puede ver por Youtube, dura casi una hora. En él, se cuenta quién era el titán Sáenz de Oíza. Hay unas cuantas imágenes de archivo en las que aparece hablando, joven o viejo, vehemente o calmado, enfadado o sonriente. Aparecen su mujer y sus hijos, contando anécdotas. Salen a relucir su admirado Jorge Oteiza, teatral, cariñoso, y su compañero Pepe Romany, tan prudente, riéndose al recordar el carácter singular y el afán de trabajo de Paco. Y figuramos sus discípulos y admiradores, comentando la personalidad del maestro: Rafael Moneo, Francisco Alonso, Josep Quetglas, José Manuel López-Peláez, José Carlos Velasco, María Luisa López Sardá y Yo (faltó Alfonso Valdés, fallecido). El incendio de la torre de Salazar (hoy rehabilitada) se cuenta en la novela del marino Antonio Menchaca Careaga (1921-2004), Las cenizas del esplendor, Madrid, Espasa Calpe, 1987. 14
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AGRADECIMIENTOS DE LA SEGUNDA PARTE
Agradecimientos a Natalia Magariños Laguía y a nuestros hijos, los pequeños Icíar, Teresa y Javier que, con paciencia, me acompañaron a ver obras del maestro. Lo mismo digo de mis ayudantes, el joven arquitecto Javier Moreno García y la estudiante de Arquitectura Cristina Martín-Consuegra que, además de acompañarme, hicieron buenas fotos o las retocaron. Gracias a Esther Vargas Torrejón que, desde el Servicio de Biblioteca de la Fábrica de Armas de Toledo (Campus Tecnológico) de la Universidad de Castilla-La Mancha, siguió buscando por las bibliotecas de España todas las referencias que le pedí y, física o digitalmente, puso a mi disposición libros, artículos de revistas, vídeos o DVD. Agradezco a la arquitecta Marisa Sáenz Guerra, hija del maestro; a Blanca Vellés de Uribe, mi hija mayor y profesora ginebrina; a Fernando Domínguez Moliner, arquitecto municipal de Cádiz; a Paco Somoza Escudero, el mejor arquitecto y anfitrión de Zamora; a José Manuel López-Peláez, querido compañero de siempre. Ellos fueron leyendo artículos y capítulos, según los iba escribiendo, advirtiéndome de faltas y de errores, aportándome ideas y datos. Mención especial a Paco Oíza el Auténtico; sobrino del maestro que, junto a sus primos, trabajó con él; es el arquitecto Francisco Oíza Cuadrado que me aportó sabrosos comentarios y buenas fotos. Gracias a Juan Ignacio Mera por animarme constantemente, por leerme, por tachar frases o imágenes malas, por escribir la Introducción a la segunda parte. Mi agradecimiento al colega Fernando Porras-Isla, magnífico corrector de estilo y discípulo del penúltimo Oíza, que aporta su amplia cultura. También a Aida González Llavona, profesora de Composición de la Escuela de Arquitectura de Toledo, que, con su entusiasmo, leyó y releyó corrigiendo defectos y sugiriendo comentarios que enriquecieron el texto. Además, agradezco a Aarón Barrios, Javier Sánchez y Yolanda Sánchez que, con esmerada dedicación, dirigidos por Nieves Cabañas y amparados por Eduardo Aragoneses y acompañados por Helena Medina, contribuyeron a la mejor edición de este libro, contando siempre con la ayuda eficaz y risueña de Eva Herrera. Y gratitud para los amigos mallorquines Montserrat Torras y Jaume Carbonero. JV. noviembre 2017
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BIBLIOGRAFÍA SEGUNDA PARTE
Capítulo 9. El profesor
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Capítulo 12. El profesor emérito
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Capítulo 13. El mejor de España
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Capítulo 16. El Final
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579 BIBLIOGRAFÍA GENERAL DE OÍZA LIBROS Alberdi, Rosario y Sáenz Guerra, Javier, Oiza, Madrid, Ediciones Pronaos S. A., 1996, ISBN 84-8594132-2. [Abreviatura: Alberdi y Sáenz, Oiza, 1996.] Cabeza González, Manuel, Criterios Éticos en la Arquitectura Moderna Española. Alejandro de la Sota-Fco. Javier Sáenz de Oíza, tesis doctoral, Universidad Politécnica de Valencia, 2010. [Abreviatura: Cabeza, Criterios Éticos…, 2010]. Climent Guimerá, Federico, F. J. Sáenz de Oíza, Mallorca 1960-2000 proyectos y obras, Palma de Mallorca, Goven Balear, Conselleria d’Obres Públiques, Habitatge i Transports, Direcció General d’Arquitectura i Habitatge, José J. Olañeta editor, 2001, ISBN 84-7651-978-8. [Abreviatura: Climent, F. J. Sáenz de Oíza, Mallorca 1960-2000, 2001.] Domènech Girbau, Luis, Arquitectura Española Contemporánea, Barcelona, Editorial Blume, 1968. [Abreviatura: Domènech, Arquitectura Española Contemporánea, 1968.] Esteban Maluenda, Ana María, “La vivienda social española en la década de los 50: Un paseo por los poblados dirigidos de Madrid”, en Cuadernos de Notas 7, 1999. [Abreviatura: Esteban, “La vivienda social española años 50”, 2010.] Fernández Nieto, María Antonia, Las Colonias del Hogar del Empleado: La periferia como ciudad, 2006, tesis doctoral ETSAM, 2006. [Abreviatura: Fernández Nieto, Las Colonias del Hogar del Empleado, 2006.] Flores, Carlos, Arquitectura Española Contemporánea, Madrid, Editorial Aguilar, 1961. [Abreviatura: Flores, Arquitectura Española Contemporánea, 1961] Fullaondo Errazu, Juan Daniel, La Bicicleta Aproximativa, Madrid, Kain Editorial, 1991, ISBN 8487828-00-0. [Abreviatura: Fullaondo, La Bicicleta Aproximativa, 1991]. López Bahut, María Emma, “Oteiza 1958: la mirada crítica a Norteamérica, un camino de ida y vuelta” en Actas del Congreso Internacional, AAVV, La arquitectura norteamericana, motor y espejo de la arquitectura española en el arranque de la modernidad (1940-1965), Pamplona, Universidad de Navarra, 2006, ISBN 8489713-71-5. López-Peláez, José Manuel, Maestros Cercanos, Madrid, Fundación Caja de Arquitectos, 2007, ISBN 978-84-934688-9-7. [Abreviatura, López-Peláez, Maestros.., 2007]. Martínez Gómez, César, “El viaje de Sáenz de Oíza a Estados Unidos” en Actas del Congreso Internacional, AAVV, La arquitectura norteamericana, motor y espejo de la arquitectura española en el arranque de la modernidad (1940-1965), Pamplona, Universidad de Navarra, 2006, ISBN 84-89713-71-5.[Abreviatura: Martínez, “El viaje de Oíza a EEUU”, 2006.] Martínez Gómez, César, edición al cuidado de, Los Apuntes de Salubridad e Higiene de Francisco Javier Sáenz de Oíza, Pamplona, T6 Ediciones S.L. Escuela Técnica Superior de Arquitectura Universidad de Navarra, 2010, ISBN 978-84-92409-20-4.[Abreviatura: Martínez, Los Apuntes de Salubridad. Oíza, 2010.] Sambricio, Carlos, edición al cuidado de, Un siglo de vivienda social (1903/2003), Madrid, Editorial Nerea S.A. 2003, ISBN 84-89569-91-6, 2 tomos. Vílches Vílches, Carlos, Leopoldo Torres Balbás, Granada, Editorial Comares, 1999, ISBN 84-9151-8433. [Abreviatura: Vílches, Leopoldo Torres Balbás, 1999.] ARTÍCULOS DE REVISTAS Y PERIÓDICOS Arquitectura COAM, número especial homenaje a Sáenz de Oíza, Madrid, Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, 2001. Castellanos Gómez, Raul y Domingo Calabuig, Débora, “1969: Las universidades españolas a concurso. Bases, resultados y polémicas” en Proyecto, Progreso, Arquitectura nº 7, Sevilla, Universidad de Sevilla, noviembre 2012, ISSN 2171-6897, págs. 104 a 121. Rubio, Pilar, “Entrevista con Francisco Javier, Sáenz de Oíza”, Lápiz, revista mensual de arte, nº 32, marzo 1986, pags. 18 a 24.
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583
ÍNDICE TEMÁTICO DE LA PRIMERA PARTE
INTRODUCCIÓN A LA PRIMERA PARTE, por Rafael Moneo
página 13
PRÓLOGO, por Antón Capitel 15 CAPÍTULO 1 NIÑEZ Y JUVENTUD Cáseda, 1918 19 Talavera de la Reina, 1920 22 Sevilla, 1922 24 Madrid, 1934 26 La Escuela de Arquitectura, 1940 28 La mili, 1944-1945 31 CAPÍTULO 2 PRIMEROS PROYECTOS La Cruz del Valle de los Caídos, 1943 La plaza del Azoguejo en Segovia, 1946 La estancia en EEUU, 1947-1948 Basílica de la Merced en Madrid, 1949 Viviendas en la calle Fernando el Católico 47 de Madrid, 1949 Aránzazu, 1950 María Felisa Casas en El Risco, Talavera, Toledo, 1950 Concurso de la Delegación de Hacienda de Valencia, 1953 La capilla de Santiago, 1954 Concurso de la Delegación de Hacienda de San Sebastián, 1956 Concurso para el Ministerio de Industria y Comercio, 1956 Tres casas en Irún, 1956
33 36 39 42 47 50 63 64 65 66 68 71 73
CAPÍTULO 3 EL NUEVO ESTADO Y LA VIVIENDA SOCIAL De la Dirección General de la Vivienda al Ministerio de la Vivienda Antecedentes, 1932 El Nuevo Estado, 1937 La reconstrucción. Regiones Devastadas, 1938 La Dirección General de Arquitectura, 1939 El Instituto Nacional de la Vivienda (INV), 1939 La Organización Sindical, 1940 El Plan de Madrid, 1941-1946. La cruda realidad, 1944 La Comisaría de Ordenación Urbana de Madrid (aparece Oíza), 1946 La inmigración en Madrid, 1953 Las Viviendas Protegidas, años 40 y 50. Fuencarral A, 1954 Viviendas Experimentales, 1956 Entrevías, 1956 El Ministerio de la Vivienda, 1957
75 75 76 77 77 78 78 79 79 80 81 82 88 96 106
584 CAPÍTULO 4 EL HOGAR DEL EMPLEADO Los jesuitas y la Teología de la Liberación La Constructora Benéfica del Hogar del Empleado (CBHE) Unidad de habitación del Manzanares, 1953 (600 viviendas) Puerta del Ángel, 1954 El Batán, 1955 Unidad vecinal de Erillas, 1956 Barrio de Loyola, 1957-1958 Colonia Calero, barrio de la Concepción, Madrid, 1958-1961 Ciudad Horizonte, 1960 España tras la Modernidad Escuela en El Batán, 1961
107 109 111 114 120 130 133 140 144 146 147
CAPÍTULO 5 EL DESARROLLO Moneo, 1958 La iglesia del padre Llanos Casa Gómez en Durana, Vitoria, Álava, 1959 Casa de Lucas Prieto en Talavera de la Reina, Toledo, 1960 El pabellón de España en la Feria Mundial de Nueva York, 1964 Concurso de anteproyectos para la Ópera de Madrid, 1964 Los apartamentos Castellana, 1966 Concursos para las universidades de Madrid y Bilbao, 1968-1969 El concurso de Mónaco, 1970
151 153 154 157 159 161 163 167 178
CAPÍTULO 6 LOS HUARTE Ricos y rumbosos Los Sótanos de HISA, 1960 Ciudad Blanca de Alcudia, 1961 La torre de apartamentos, 1968 Torres Blancas, Madrid, 1961-1968 La casa de Juan Huarte en Formentor, Mallorca, 1969 Aseo cápsula
183 185 190 197 198 223 232
CAPÍTULO 7 EL BANCO DE BILBAO El Banco de Bilbao, 1971 La casa Echevarría, 1971 La cabaña de Oíza
235 256 262
CAPÍTULO 8 POLLENSA (epílogo íntimo) Los Cifre El Puerto El Gregal La vuelta a la Isla El muro en seco
263 268 272 276 282
AGRADECIMIENTOS DE LA PRIMERA PARTE BIBLIOGRAFÍA DE LA PRIMERA PARTE
285 287
585 ÍNDICE TEMÁTICO DE LA SEGUNDA PARTE INTRODUCCIÓN A LA SEGUNDA PARTE, por Juan Ignacio Mera
299
CAPÍTULO 9 EL PROFESOR La integral 301 El ayudante interino, 1949-1963 302 INCE. El amigo Molezún, 1963 303 Colegio de La Milagrosa, 1964 306 El escándalo de Sevilla, 1965 308 Excursiones de la Escuela, 1967 309 Entrevista de Salvador Pániker, 1969 310 Oíza renuncia a la Escuela, 1970 312 Oficinas Huarte (junto a Torres Blancas), 1966-1970 314 CAPÍTULO 10 LA CRISIS DEL PETRÓLEO El Kursaal de San Sebastián, 1971 317 Premio COAM 1971 318 Coletazos del franquismo, 1972-1973 318 Entrevista de Baltasar Poncel, 1973 320 La Crisis 321 Oíza se reincorpora a la Escuela, 1973 326 Concurso de AHV, 1972 328 Premio Excelencia Europea, 1974 330 CAPÍTULO 11 LA TRANSICIÓN Concurso del Colegio de Arquitectos de Sevilla, 1976 331 Concurso para la Facultad de Ciencias de Córdoba, 1977 333 La Transición y los Pactos de la Moncloa 338 Las Asociaciones de Vecinos 343 Orcasur, 1977 345 Oíza, director de la Escuela, 1981 352 El Palacio de Festivales de Santander, 1984-1991 353 Los perdedores del Anillo Olímpico, 1984 373 Viaje a Grecia, 1984 380 CAAM (Centro Atlántico de Arte Moderno de Las Palmas), 1985-1989 383 CAPÍTULO 12 EL PROFESOR EMÉRITO Ses Rotes, 1985 393 La jubilación. Taller para niños, 1986 401 Entrevista para la revista Lápiz, 1986 402 Villa Fabriciano, 1986-1987 403 La cuadratura del círculo (IFEMA, 1986) 411 El teorema de Pitágoras 414 La piscinita en Colonya, 1986 415 Viviendas en la M30, 1986 417 Embajada en Bruselas, 1984-1988 427
586 CAPÍTULO 13 EL MEJOR DE ESPAÑA Ideas para un estadio en Madrid, 1987 Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, 1987 Polideportivo en Plasencia, 1987-1989 La Alhóndiga de Bilbao, 1988 El mejor arquitecto español, 1988
431 434 434 443 449
CAPITULO 14 LA EXPO 92 Universidad Pública de Navarra, 1988-1993 Edificios Tríada en Madrid, 1990 Marbella Ideas para un Palacio de Congresos en Marbella, 1990-92 Escuela de Administrativa Pública en Mérida, 1990 Medalla de Oro de la Arquitectura, 1990 Ideas para el edificio de las Consejerías de Mérida, 1989 Plaza de San Francisco en Palma de Mallorca, 1991 Concurso en Castellón Bloque en Fuencarral, 1992 Expo 92 Torretriana, 1993 Premio Príncipe de Asturias, 1993
451 461 464 467 472 476 478 479 483 484 487 495 503
CAPÍTULO 15 PLENITUD “Coliseo de la Cultura” de Villaviciosa de Odón, 1992-1999 Centro Comercial A Laxe en Vigo, 1993 Oíza convaleciente, Palma 1994 Improvisación para una casa entre pinos, 1995 El sueño del Paraíso, 1995 Alojamientos temporales, 1996 Valdebernardo, 1996 El Museo del Prado La propuesta de Oíza para el Prado, 1996 La depresión
505 511 519 521 524 526 527 533 536 537
CAPÍTULO 16 EL FINAL Museo en Alzuza, 1993-2003 No te mueras sin ir a Ronchamp La última conferencia El final
539 551 551 552
JUEGOS FUNERARIOS Recortes de prensa Retazos del pensamiento de Oíza Homenaje en Pollensa, 2001 Un discípulo excelente Epílogos
554 559 562 565 567
AGRADECIMIENTOS DE LA SEGUNDA PARTE BIBLIOGRAFÍA DE LA SEGUNDA PARTE BIBLIOGRAFÍA GENERAL
569 571 579
589 ÍNDICE ONOMÁSTICO A
B
Aalto, Alvar 146, 156, 211, 212, 311 Ábalos, Iñaki 255 Aberasturi, Andrés 402 Aburto Renobales, Rafael 37, 51, 65, 78, 88, 167, 309, 319 Adriano, emperador 488, 495 Aguilera, Benedicto 238 Aguinaga, Eugenio 75 Aguirre, Esperanza 536 Agulló Iranzo, María Asunción 477 Aizpurúa, José Manuel 75, 302, 503 Ajuriaguerra, Juan 342 Alberdi, Rosario 285, 556 Albini, Franco 156, 462 Alborch, Carmen 533 Alcocer, Alberto 79 Alcover García-Calamarte, Alicia 256 Alfonso XIII, rey 317, 321, 340, 488, 489, 490 Almeida, Cristina 318 Alonso Bernaola, Carmelo 434 Alonso de Santos, Francisco 235, 242, 245 Alonso, Julia 326 Alonso y Martos, Francisco 50 Álvarez, Aníbal 503 Álvarez de Eulate, Xavier 58 Álvarez del Manzano, José María 461 Álvarez de Miranda, Fernando 340 Álvarez, Ignacio 90 Álvarez-Sala, Enrique 318 Alvear Criado, Jaime de 99, 154 Anadón, Mercedes 327 Andrada Pfeiffer, Ramón 330 Aníbal Álvarez, Manuel 39 Aníbal Álvarez, Ramón 52 Arana, José Luis 326 Araujo, Sebastián 326 Arbea Ayestarán, Pedro 353 Ardanza, José Antonio 443, 444, 448 Arenas de Pablo, Juan José 494 Arias Navarro, Carlos 324, 338, 339 Aroca Hernández-Ros, Ricardo 219, 352, 417 Arquímedes de Siracusa 500 Arrabal, Fernando 434 Arrese y Magra, José Luis 106 Arup, Ove 178 Arzalluz, Xabier 341 Asís Cabrero, Francisco de 33, 52, 71, 78, 81, 88, 159, 318, 319, 353 Augusto, emperador 495 Ávalos y Taborda, Juan de 434 Avizanda, Francisco 491 Aznar, José María 341, 536 Azofra, Javier 235, 242, 245 Azurmendi, Javier 422 Azurmendi, Luis 345
Bachelard, Gastón 401, 404, 551 Baldeweg, véase Navarro Baldeweg, Juan Ballesteros Raga, José Alfonso 198, 219, 521 Baltanás, Ángel 391 Balzátegui, Rodrigo de 51 Bandrés, Juan María 323 Banús Masdeu, José 106, 466 Barbero Rebolledo, Manuel 88 Barinaga Mata, José 26 Bartolomé Cossío, Manuel 265 Basterrechea Arzadun, Néstor 55, 58, 64, 73 Bastida, Ricardo 444 Bayón, Mariano 318, 328 Beaumont, Adriana 184 Bellosillo, Francisco 33 Ben-Gurión, David 325 Bergamín Gutiérrez, Rafael 75 Berganza, Teresa 505 Bernabéu, Santiago 308 Bernaola, Carmelo Alonso 219, 434 Bidagor Lasarte, Pedro 54, 78, 96 Birkle, Paul 362 Bisquert, Adriana 401 Bofill Leví, Ricardo 178, 215, 309, 373, 375 Boguslawki, Jan 161, 162 Bohigas Guardiola, Oriol 159, 313, 333, 337, 373, 417, 476, 562, 565 Böhn, Dominikus 52, 54 Boix Gené, José 215 Bonell, Esteve 513, 514 Bonet, Antonio 235 Borau, José Luis 434 Borbón, Juan de 340 Bordes, Félix Juan 386 Borges, José Luis 520 Borobio Ojeda, José 51, 168, 172 Borobio Ojeda, Regino 51, 168, 172 Bosch, Tomás 481 Bosco, Henri 404 Bossche, Jan van den 428 Botta, Mario 536 Boullée, Étienne-Louis 457 Brandt, Willy 340 Bravo Sanfeliú, Pascual 33, 151, 311 Briales, Pilar 326 Brunet, Jorge 88, 177, 314 Buonarroti, Miguel Ángel 58 Burillo Lafarga, Luis 178, 179, 333 Burillo, Victoria, Viki 326 Busto, José Manuel 88 Buxadé i Ribot, Carles 373
C Cabanillas, Pío 340 Cabanyes Mata, Manuel 82, 83
590 Calatrava, Santiago 494 Calvo Huedo, Luis 65 Calvo-Sotelo, Leopoldo 323, 342 Camacho, Marcelino 318 Camón Aznar, José 67 Campo Baeza, Alberto 318, 326, 427 Camuñas, Antonio 503 Camus, Albert 215 Cano Lasso, Julio 65, 83, 309, 318, 328, 427 Cánovas, Andrés 552 Cantís, Ariadna 318, 327 Capitel, Antón 218, 219, 243, 248, 249, 254, 285, 308, 309, 313, 327, 330, 333, 352, 353, 418, 419, 495, 556, 559 Capote, Juan Pedro 211 Carbajo de la Fuente, Miguel 435 Carballal, Jesús 326, 392 Carbonero Malberti, Jaume 562 Cárdenas, Gonzalo 88 Cardijn, José 107, 108 Careaga, Pilar 444 Carillo, Santiago 342 Carlos I de España, rey 411 Carlos III, rey 533 Carmena, Manuela 340 Carreño Echeandía, Icíar 445, 567 Carrero Blanco, Luis 318, 319, 321, 322, 323, 324, 338 Carrillo, Santiago 339, 340 Carvajal Ferrer, Javier 159, 223, 308, 309, 312, 318, 326, 383, 386, 554 Carvajal Urquijo, Pablo 349 Casals, Lluís 391 Casariego Córdoba, María 327, 415 Casariego Hernández-Vaquero, Pedro 551 Casas, Ignacio de las 333, 334 Casas, Manuel de las 159, 168, 285, 333, 334, 349, 427 Cassinello, Fernando 90 Castiella, Fernando María 322 Castro, Fidel 322 Cavestany, Fernando 90 Cela, Camilo José 405, 466, 551, 565 Cerdá, Ildefonso 335 Cermeño, Nicolás 326 Chillida, Eduardo 55, 58, 63, 429, 445 Choisy, François Auguste 382 Chopin, Frédéric François 280 Chueca Goitia, Fernando 21, 51, 67, 327, 551, 554, 556 Cifre, antes Coll, Guillermo 264, 265, 398 Cifre de Colonya O’Ryan, Guillermo Ignacio 264 Cifre, Francisca 264 Cifre Hammerl, Antonia 267 Cifre Hammerl, Clara 265 Cifre Hammerl, Emma 265 Cifre Hammerl, Guillermo 267 Cifre, Jerónima de 264 Cifre, Juan 264, 400, 415, 552 Cifre, Juan, hijo 264, 267 Climent Guimerá, Federico 230, 285, 326, 397, 398, 400, 479, 480, 481, 519, 562, 563, 565, 566 Climent Torras, Judit 565
Clotet, Lluís 309 Coca, Ignacio 466 Coderch, José Antonio 78, 88, 90, 128, 156, 196, 216, 235, 309, 311, 317, 331, 565 Cook, Peter 179 Coria, Miguel Ángel 219 Corrales Gutiérrez, José Antonio 71, 159, 168, 261, 303, 306, 349 Correa, Federico 312, 373 Corro, Juan del 33 Cort Botí, César 79 Cortés, Juan Antonio 386 Costa, Lucio 75 Costa, Matías 537 Cristos de la Fuente, Jenaro 67 Cruz, Antonio 333, 334, 335, 337, 427, 434 Cruz, Juana Inés de la 13 Cubillo de Arteaga, Luis 90, 109, 110, 130, 140
D Dal Co, Francesco 217 Dalí, Salvador 434 Da Vinci, Leonardo 27 Day, Doris 231 Dehesa, Manuel de la 167 De la Rica, Luis 326 Díaz-Pinés, Fernando, Pipe 327 Diego, Gerardo 551 Díez Alegría, José María 107, 108 Díez, Gloria 449 Domènech Girbau, Lluís 215 Domènech i Roura, Pere 374 Domínguez, Adolfo 518 Domínguez Moliner, Fernando 285 Domínguez Uceda, Enrique 255, 555, 556 Donaire, Alberto 312, 313 D’Ors, Eugenio 29 D’Ors, Víctor 308, 312 Duperier Vallesa, Arturo 26 Duró Pifarré, Jaime 373, 536
E Echenique Gómez, Francisco 65 Echevarría Wakonigg, Arturo 256, 257 Einaudi, Giulio 208 Eisenhower, Dwight David 323 Emerson, Ralph Waldo 262 Engel, Ramón 326, 333 Erbina, José, Josechu 153, 154 Errazu, Daniel 14, 119 Escámez, Alfonso 434 Espárrago Fernández, Manuel 512 Eyck, Aldo van 149 Ezquerra, Federico 477, 563 Ezquiaga, José María 530
F Faci, Federico 33, 90 Faruk, rey 325
591 Feduchi, véase Martínez-Feduchi, Luis Feduchi, Pedro 327 Felipe VI, rey 427 Fernández Alba, Ángel 427 Fernández Alba, Antonio 168, 211, 235, 309, 312, 326, 327, 328, 350, 427 Fernández Casado, Carlos 201, 204, 216 Fernández del Amo, José Luis 66 Fernández, Emiliano 108, 109, 118, 123, 140 Fernández Inglada, Luis, Chicho 326 Fernández-Longoria, Francisco 214, 215 Fernández Miranda, Torcuato 339, 340 Fernández Nieto, María Antonia 133 Fernández-Ordóñez, Francisco 427 Fernández Per, Aurora 554 Fernández Rodríguez, José 47 Fernández Santamaría, Miguel 23 Fernández Shaw, Casto 42 Fernando il Vechio, rey 330 Fernando VII, rey 533 Ferrán, Carlos 109, 110, 123, 128, 133, 144, 145, 147 Ferraz, Alejandro 520 Ferraz-Leite, Alejandro 404 Ferrer, Mel 466 Fibonacci, Leonardo de Pisa 104, 244, 392 Figuerola Benavent, Vicente 37 Fisac Serna, Miguel 42, 67, 90, 159, 309, 551, 554, 555 Flores López, Carlos 201, 208, 285 Flórez Urdapilleta, Antonio 28, 311, 449 Fonseca, José 111, 161 Foster, Norman 448 Fraga Iribarne, Manuel 109, 323, 339, 340, 342 Fraga Rivas, Salvador 512 Fraile, María 327 Franco Bahamonde, Francisco 26, 27, 33, 75, 76, 87, 106, 162, 219, 318, 319, 323, 331, 338, 339, 340, 341, 343, 434, 466 Frechilla, Javier 254, 285, 327, 333 Freud, Sigmund 215 Fromm, Erich 215 Fuente, Luis de la 353 Fuentes Quintana, Enrique 341 Fullaondo Errazu, Juan Daniel 14, 83, 88, 119, 128, 145, 147, 156, 157, 163, 168, 178, 185, 189, 190, 198, 199, 200, 208, 211, 212, 218, 219, 242, 256, 257, 261, 285, 302, 308, 310, 327, 328, 352, 373, 434, 443, 444, 448, 470, 476, 477, 555 Fürstenberg, Ira de 466
G Galiano, Fernández 524 Galíndez Zabala, Manuel Ignacio 119 Gallego Jorreto, Manuel 417 García Alonso, Marta 222 García Barba, Federico 388, 389 García Crespo, Txema 456 García de Pablos, Rodolfo 42, 308 García de Paredes, José María 159, 223, 328, 331, 333, 335, 338, 353 García Enterría, Eduardo 344 García-Germán Polanco, Luis 412
García-Gutiérrez Mosteiro, Javier 554 García Lanza, Julio 333 García Lomas, Javier 33 García-Lomas, Miguel Ángel 78, 88, 161, 330, 344 García Lorca, Federico 363, 551, 552 García Mercadal, Fernando 75 García-Perrote Escartin, Juan Carlos 333 García-Quijada Romero, Javier 512 García Salve, Francisco 318 García Villaluenga, Yolanda 261, 567 Gardella, Ignazio 128 Garfunkel, Arthur 309 Garrido, véase Martínez Garrido, Miguel Gaudí, Antonio 215, 218, 281 Gaya Nuño, Juan Antonio 67 Gili, Gustavo 331 Gil Robles, José María 318 Gil y Gil, Jesús 466, 467 Giner de los Ríos, Francisco 264 Girón de Velasco, José Antonio 466 Gogh, Vincent van 371 Gómez Carballo, María 349 Gómez, Fernando 154 Gómez García, Alejandro 406 Gómez, José Luis 363 González Álvarez-Osorio, Aníbal 24 González Amézqueta, Adolfo 309 González Atalaya, Fernando 349 González de Durana, Javier 567 González, Felipe 340, 341, 342, 489, 533 González Llavona, Aida 518, 569 González Molina, Fernando 322 González Vela, Félix 422 Gorordo, José María 443, 444, 445, 447, 448 Grau García, Camilo 328 Grau García, Cristina 328 Graves, Michael 367 Graves, Robert 280 Gregotti, Vittorio 373, 374 Grimaldi, Alberto 179 Grimaldi, Rainiero 179, 466 Gropius, Walter 48, 75, 208, 211, 311, 508 Guerra, Alfonso 340, 466 Guerra Chacón, María Felisa 24, 27, 63, 67, 73, 119, 153, 168, 173, 239, 262, 263, 283, 285, 311, 380, 415, 449, 477, 551, 552 Gutiérrez de la Concha e Irigoyen, Manuel 465 Gutiérrez Gómez, Clemente 349 Gutiérrez Soto, Luis 33, 243, 309
H Hachuel, Jacques 464 Hadid, Zaha 371 Hammerl, Clara 265, 398 Händel, Georg Friedrich 363 Hejduk, John 435 Hepburn, Audrey 466 Hernández Gil, Dionisio 159 Herrera, Eva 285 Herreros, Carmen 326 Herreros, Juan 255, 318, 327
592 Herreshoff, Francis 269 Higueras, Fernando 159, 168, 178, 211, 256 Hilberseimer, Ludwig 84, 348 Hitchcock, Henry-Russell 75 Hitler, Adolf 26 Hohenlohe, Alfonso de 466 Hollein, Hans 231 Howard, Ebenezer 211 Hoz Arderius, Rafael de la 87, 161, 312 Huarte Beaumont, Felipe, el Petalari 184 Huarte Beaumont, Jesús 184, 261, 303, 306, 557 Huarte Beaumont, Juan 145, 147, 153, 184, 189, 190, 198, 199, 200, 201, 219, 303, 314, 330, 521, 524, 551 Huarte Beaumont, María Josefa 184, 521, 563 Huarte Goñi, Félix 183, 201 Huarte, Rosario 232 Hudson, Rock (Roy Harold Scherer Jr.) 231 Huidobro, Enrique 33 Humanes, Alberto 318 Hurtado de Saracho y Epalza, Francisco 235
I Ibárruri, Dolores 340 Iglesias, Julio 466 Iglesias Rodríguez, Helena 309 Inza Campos, Francisco de, Curro 211, 213 Íñiguez de Onzoño, Félix 328 Íñiguez de Onzoño, José Luis 328 Irisarri, Jesús 514 Isabel de Portugal, reina 411 Isozaki, Arata 328, 373, 374 Ito, Toyo 371 Izenour, George 362
J Jacobsen, Arne 149 Jacobs, Herbert 198 Jansen, Hermann 79 Jeanneret-Gris, Charles-Édouard 64, 65, 75, 104, 105, 111, 112, 146, 172, 199, 201, 211, 212, 230, 231, 244, 249, 262, 311, 327, 363, 392, 419, 435, 484, 500, 551, 559, 560, 561 Jefferson, Thomas 41, 406 Jiménez Núñez, Emilio 435 Joergensen, Anker 340 Johansen, John 211 Johnson, Philip 75, 248 Joya, María de la 416, 552 Joyce, James 256, 477, 551 Juan Carlos I, rey 318, 323, 339, 340, 343 Julio II, papa 58 Junquera, Jerónimo 333, 334, 335, 336
K Kahn, Albert 67 Kahn, Louis 69, 211, 219, 332, 363, 390, 459 Kant, Immanuel 215 Kelly, Grace 466 Kissinger, Henry 323
Koolhaas, Rem 371 Kreisky, Bruno 340 Krens, Thomas 448 Krier, Léon 366, 371
L Laguillo, Manolo 318 Laguna, Julián 80, 83, 87, 88, 99 Laorga Gutiérrez, Luis 36, 42, 43, 50, 52, 555 Larragán, Santiago 552 Larrodera López, Emilio 145, 217, 352 Lasso, Paloma 327 Le Corbusier, véase Jeanneret-Gris, Charles-Édouard Leguina, Joaquín 424, 530 Leoz de la Fuente, Rafael 309 Lete, Pablo 50, 51, 54 Levene, Richard 27, 285, 434 Líbano, Álvaro 328 Libera, Adalberto 309 Liebknecht, Karl 157 Lissitzky, Lázar 470 Llanos, José María 99, 107, 108 Lleó, Blanca 327, 371 Lloyd Wright, Frank 18, 146, 149, 156, 157, 159, 198, 199, 205, 211, 212, 216, 217, 249, 262, 307, 309, 311, 314, 520, 524 Lomba Gutiérrez, Clemente 353 López, Antonio 330 López Candeira, José Antonio 157 López Cotelo, Víctor 334 López de Asiaín, Jaime 308 López de Lucio, Ramón 531 López-Durán Lozano, Adolfo 308 López Otero, Modesto 39, 66, 151, 159, 311, 452, 559 López-Peláez, José Manuel 177, 190, 262, 285, 309, 327, 350, 352, 434, 565 López Quintás, Alfonso 214 López Rey, Félix 344 López Rodó, Laureano 323 López Sardá, María Luisa, Pispa 235, 333, 400, 415, 551 Lorenzo, Jaime 333 Lozoya, Antonio 312 Luján, Margarita 168 Lulio, Raimundo 481 Lutyens, Edwin 311 Luxemburgo, Rosa 157, 308
M Machuca, Pedro 412, 500 Macías, Francisco 322 Mackay, David 417 Mac Lees, Sam 176 Magariños Laguía, Carlos 285 Magariños Laguía, Natalia 285, 372 Malicroix, Martial 403 Malo Mateo, José María 353 Malraux, André 215 Malumbres, Emilio 183
593 Mangada, Eduardo 67, 109, 110, 118, 123, 133, 144, 145, 147, 157, 302, 313, 417, 527, 555 Mansilla, véase Moreno García-Mansilla, Luis Manterola, Javier 204, 205, 208, 238, 431 Manzanas, Melitón 322, 341 Manzano-Monís Mancebo, Manuel 38 March Ordina, Juan 161, 162 March Servera, Juan 162 Marcide Odriozola, Martín José 37 Marcuse, Herbert 215 Margarit i Consarnau, Joan 373 María Cristina, reina 317 Mariana, Juan de 23 Maroto, Javier 327 Márquez Cecilia, Fernando 27, 285, 434 Martín Begué, Sigfrido 327 Martín-Consuegra, Cristina 351 Martínez Barreiro, Luis 326 Martínez Castillo, Alberto 536 Martínez Chumillas, Manuel 42 Martínez-Feduchi, Luis 33, 163, 168 Martínez Garrido, Miguel 328, 552 Martínez González, Javier 222 Martínez Santa-María, Luis 327 Martín Villa, Rodolfo 323, 340 Martorell, Consuelo 327, 417 Marx, Carlos 352 Marzá, Fernando 567 Matos, Beatriz 536 Mayo Gayarre, Federico 77, 78 Meliá, José 466 Méndez, Diego 33, 34 Mendiola, Francisca, Paquita 154 Menéndez de Luarca, José Ramón 309 Mera, Juan Ignacio 327, 352, 566 Merino, Isidro 222 Merladet, Félix 272 Mies van der Rohe, Ludwig 41, 66, 68, 71, 75, 92, 156, 157, 211, 244, 248, 249, 308, 311, 374, 413 Miguel, Carlos de 41, 51, 65, 66, 67, 90, 189, 213, 285, 302 Milà i Sagnier, Alfons 373 Milczynski, Adam 109, 110, 111, 130 Millares, Alfonso 333 Milton, John 524 Miquel, Luis, Lucho 90 Miralles, Enric 519 Miranda, Antonio 318 Miró, Antonio 235 Miserachs, Xavier 310 Moleón, Pedro 327 Molezún, véase Vázquez Molezún, Ramón Molezún, Gerardo Salvador 309 Moneo Vallés, José Rafael 151, 153, 154, 156, 159, 166, 176, 189, 278, 285, 309, 311, 312, 317, 327, 331, 336, 337, 338, 353, 373, 379, 392, 419, 427, 434, 449, 478, 536, 554, 555, 556, 557, 564, 565, 566 Montes, Concepción, Conchita 465 Montes Mieza, Juan 349 Montijo, Eugenia de 324
Montoliu i Massana, Vicente, Tete 256 Montoya Bárcena, María Luisa 467 Monzón Blanco, Jesús 388, 391 Moore, Charles 367 Morales, Tomás 107, 108, 109 Mora y Aragón, Jaime de 466 Moreno Barberá, Fernando 162 Moreno García, Javier 285, 351, 438, 508 Moreno García-Mansilla, Luis 327 Moreno Torres, José 77, 79 Moro, Félix 23 Moses, Robert 159 Mosteiro, véase García-Gutiérrez Mosteiro, Javier Moya Blanco, Luis 33, 54, 66, 67, 81, 309, 311, 312 Muguruza Otaño, Pedro 33, 76, 77, 78, 79, 80, 106 Muller, Ana 308 Muñoz, Lucio 63, 429 Muñoz Monasterio, Manuel 33, 37 Mussolini, Benito 27
N Nacher, Vicente 326 Nadal, Jaime 326 Nanclares, Fernando 307, 330 Napoleón III, emperador 324 Nasser, Gamal Abdel 325, 326 Navarro Baldeweg, Juan 353, 478 Nenni, Pietro 340 Nerón, emperador 381 Nervi, Pier Luigi 309 Neufert, Ernst 244 Neutra, Richard 75, 149 Neville, Edgar 465 Niemeyer, Oscar 75 Nieto Gallo, Gratiniano 161 Nishizawa, Ryue 371 Nixon, Richard 323 Nizzoli, Marcello 222 Nogueira, Camilo 512 Nola, Ruperto de 330 Noriega, véase Rodríguez Noriega, José Luis
O Ocejo, José Luis 363 Oíza, véase Sáenz de Oíza, Francisco Javier Oíza Cuadrado, Francisco el Auténtico 285, 326, 350, 352, 367, 412, 448, 449, 462, 484, 505, 552, 555 Oíza Sagüés, Blasa 306 Oíza Sagüés, María de 19, 23 Oliveri, Giuseppe Mario 222 Ondó Edu, Bonifacio 322 Ontañón Núñez, Francisco 402 Ortiz García, Antonio 333, 334, 335, 337, 427, 434 Ortiz, Leticia 527 Oteiza Enbil, Jorge 55, 58, 64, 66, 67, 69, 73, 153, 173, 184, 190, 212, 219, 257, 302, 328, 444, 445, 446, 447, 448, 454, 537, 551, 552, 554, 555, 557, 567 Otto, Frei 178 Ovando y Cáceres, Nicolás de 472
594 P
Q
Pablos, Luis de 219 Pablo VI, papa 64 Páez, José María 353 Palacio, Alberto de 448 Palazuelo, Pablo 429 Palencia, Benjamín 51 Palladio, Andrea 311, 406 Pallol Rodríguez, Juan Antonio 205 Palme, Olof 340 Pániker Alemany, Salvador 310, 312, 508 Partearroyo, véase Rodríguez de Partearroyo, Francisco Pascual de Lara, Carlos 51, 55, 58, 63 Patón, Vicente 448 Paz, Octavio 13 Peces Barba, Gregorio 323 Peláez, véase López-Peláez, José Manuel Pellicia, Carlos 317 Peña Ganchegui, Luis 317, 331, 373, 417 Peña, Manuel de la 552 Perea, Andrés 334, 513 Perea, Enrique 332, 333 Pérez Arroyo, Salvador 434 Pérez Parrilla, Sergio 386 Pérez Pita, Estanislao 333, 334, 335, 336 Pérez Villalta, Guillermo 428 Perpiñá Sebriá, Antonio 71 Perret, Auguste 42 Perucho, Jesús 326, 380, 382 Piacentini, Marcelo 34, 309 Piano, Renzo 178 Picado, Rubén 551 Picasso, Pablo 58, 153 Pieter Oud, Jacobus Johannes 105, 211 Pineda Gutiérrez, Pedro 26 Pinós, Carmen 519 Pinto Martínez, Pedro 80 Piñar, Blas 322 Pío XII, papa 50, 58 Piranesi, Giovanni Battista 367 Pitágoras 414 Polo de Franco, Carmen 106 Ponti, Gio 235 Porcel, Baltasar 320 Porras-Isla Fernández, Fernando 112, 327, 409 Portaencasa Baeza, Rafael 352 Portolés Sanjuán, Manuel 512 Posada, Fabriciano 327 Prada Poole, José Miguel 557 Prat, José 527, 530 Prégardien, Christoph 372 Price, Cedric 212 Prieto, Lucas 157 Prieto Moreno, Francisco 80, 83 Primo de Rivera, Miguel 317, 489 Primrose, Angus 270 Prouvé, Jean 387 Puente, Carlos 334 Pujol, Jordi 341
Quetglas, Josep 519, 567
R Ragon, Michel 178 Ramón, Gabriel 566 Rementería Arnaiz, Iskandar 444 Reventós, Joan 342 Reznak, Patricia 327 Ridolfi, Mario 309 Rioja Lo Bianco, Enrique 26 Rivera, Carmen 326 Rivière, Antonio 530 Roca, Miguel 342 Roche, Kevin 17, 245, 248 Rodés Navarro, Daniel 453 Rodríguez-Avial, Mariano 65 Rodríguez de Partearroyo, Francisco 318, 330, 333 427 Rodríguez, Miguel 391 Rodríguez Noriega, José Luis 330 Rodríguez, Soledad 552 Rogers, Richard 178 Róheim, Géza 215 Rojo, Luis 327 Rojo, Ricardo 67 Romany Aranda, José Luis 66, 67, 71, 88, 108, 109, 110, 111, 118, 120, 121, 123, 130, 133, 140, 144, 145, 147, 154, 184, 302, 401, 448, 552, 555, 567 Rossi, Aldo 254, 309, 331, 470, 491 Rouhier, Alexandre 551 Rubio, Pilar 402 Rubió y Bellver, Joan 281 Rudolph, Paul 17, 219 Ruiz Balerdi, Rafael 230 Ruiz Cabrero, Gabriel 249, 254, 255, 285, 326, 332, 333, 334, 427, 530 Ruiz Jiménez, Joaquín 318 Ruiz, Nieves 307, 330 Ruiz Soler, Antonio 466
S Saarinen, Eero 17, 219, 242, 245, 248 Saavedra, José 43 Sáenz de la Joya, Javier 416 Sáenz de la Joya, Juan 416 Sáenz de la Joya, Pedro 416 Sáenz de la Joya, Rafael 416 Sáenz de Oíza, Antonio 552 Sáenz de Oíza, Estanislao 552 Sáenz de Oíza, Fernando 552 Sáenz de Oíza, Francisco Javier 13, 14, 15, 16, 18, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 33, 34, 36, 39, 41, 42, 43, 47, 48, 49, 50, 51, 52, 63, 64, 65, 66, 67, 68, 71, 73, 80, 81, 82, 83, 84, 87, 88, 90, 94, 99, 101, 104, 105, 108, 109, 110, 112, 115, 118, 119, 120, 123, 128, 129, 130, 133, 140, 144, 145, 147, 149, 151, 153, 154, 156, 157, 159,
595 162, 163, 166, 167, 168, 169, 173, 176, 177, 178, 179, 184, 185, 189, 190, 196, 197, 198, 199, 200, 201, 204, 205, 208, 211, 212, 213, 214, 215, 216, 217, 218, 219, 222, 223, 230, 231, 232, 235, 238, 242, 243, 245, 248, 249, 254, 255, 256, 257, 261, 262, 263, 264, 268, 269, 270, 272, 274, 275, 276, 277, 278, 279, 280, 281, 282, 285, 299, 300, 301, 302, 303, 306, 307, 308, 309, 310, 311, 312, 313, 314, 317, 318, 319, 320, 326, 327, 328, 330, 332, 333, 334, 335, 336, 337, 338, 345, 349, 350, 352, 353, 354, 355, 357, 362, 363, 366, 367, 371, 373, 379, 380, 382, 383, 386, 387, 388, 389, 390, 391, 392, 393, 396, 397, 398, 399, 400, 401, 402, 404, 405, 406, 407, 408, 409, 412, 413, 414, 415, 416, 417, 418, 419, 422, 423, 424, 425, 427, 428, 429, 431, 434, 435, 438, 443, 444, 447, 448, 449, 451, 452, 453, 454, 455, 457, 458, 459, 462, 467, 470, 472, 473, 476, 477, 478, 479, 480, 482, 483, 484, 486, 489, 490, 491, 494, 495, 500, 501, 503, 505, 508, 509, 512, 513, 514, 515, 518, 519, 520, 521, 524, 526, 530, 532, 536, 537, 541, 545, 551, 552, 554, 555, 556, 557, 558, 559, 560, 561, 562, 564, 565, 566, 567 Sáenz de Oíza, José 552 Sáenz de Oíza, María Luisa 26 Sáenz de Pipaón, María de los Ángeles 101 Sáenz Guerra, Águeda 285, 552 Sáenz Guerra, Javier 66, 133, 163, 285, 409, 412, 422, 431, 434, 444, 484, 505, 552, 555, 556 Sáenz Guerra, José María 276, 285, 415, 552 Sáenz Guerra, María Aránzazu 552 Sáenz Guerra, Marisa 198, 219, 232, 285, 397, 400, 415, 484, 505, 552, 554, 555 Sáenz Guerra, Noemí 153, 552, 555 Sáenz Guerra, Vicente 216, 222, 285, 555 Sáenz Vallejo, Vicente 19, 22, 23, 24, 25, 26, 64, 157, 489 Sáinz de Vicuña, Manuel 90 Samaniego, Fernando 557 Sambricio, Carlos 327, 333 Sánchez Arcas, Manuel 75 Sánchez Camargo, Manuel 67 Sánchez, Eufemiano 422 Sánchez Hevia, Ginés 449 Sánchez, María Esperanza 402 Sánchez Mejías, Ignacio 552 Sánchez Pérez, Alberto 51 Sand, George (pseudónimo de Amantine-AuroraLucile Dupin) 280 Sarger, René 178 Sartorius, Nicolás 318 Sauquillo, Francisca, Paca 318 Scarpa, Carlo 185, 309 Scharoun, Hans 156 Schinkel, Karl Friedrich 559 Scully, Vincent 248 Segovia, Andrés 434 Sejima, Kazuyo 371 Semper, Gottfried 406
Serra, Jordi 373 Serra, Junípero 482 Serrano Suñer, Ramón 77 Sert, Josep Lluís 75 Sierra, Marta 566 Sierra Nava, Manuel 68, 99, 108, 109, 110, 111, 120, 130, 140, 147, 154, 555 Sierra, Rafael 537, 555 Siza Vieira, Álvaro 373, 383 Smithson, Alison 190 Smithson, Peter 190, 519 Sobejano, Enrique 387 Sobrini, Carlos 90, 309 Sobrino, José Antonio de 107, 109 Sola, Emilio de 494 Solá-Morales y Rubió, Ignasi 248, 281 Solá-Morales y Rubió, Manuel 281 Solana, Andrés 387 Somoza, Francisco 326, 414 Soria, Arturo 335 Soriano, Federico 327 Soriano, Ricardo 465 Soria y Mata, Arturo 169 Sota Martínez, Alejandro de la 67, 71, 83, 87, 88, 242, 312, 417, 427, 449 Soto, Álvaro 327 Stirling, James 366, 367, 371, 435 Suárez González, Adolfo 323, 339, 340, 341, 342 Sullivan, Louis 205, 248, 262, 508
T Tafuri, Manfredo 217 Tange, Kenzo 328 Terragni, Guiseppe 65, 208, 473, 484 Thomas de Carranza, Manuel 33 Thoreau, Henry David 211, 262 Tierno Galván, Enrique 340, 342 Tirado, Julio 331 Torner, Gustavo 434 Torras, Montserrat 565 Torres Balbás, Leopoldo 21, 28, 29, 30, 39, 40, 311, 449 Torres Clavé, Josep 75 Torres, Elías 519 Trajano, emperador 488 Triganes, Josep María 342 Tse-Tung, Mao 215 Tuñón, Emilio 327 Tusquets, Óscar 309, 333, 334, 335, 337, 338
U Úbeda, Manuel 67 Umbral, Paco (pseudónimo de Francisco Pérez Martínez) 558 Ungers, Oswald Mathias 389 Uribe Ornilla, María del Carmen de 263, 276 Urralburu Tainta, Gabriel 451 Urrutia, Ángel 219, 249 Utzon, Jorn 14, 17, 162, 178, 211, 219, 230, 279, 355
596 V Vago, Pierre 161, 178 Valdés, Alfonso 167, 235, 243, 245, 248, 249, 309, 314, 319, 326, 333, 555 Valencia, José María 177 Valente, José Ángel 556 Valero Bermejo, Luis 78, 82, 88, 99, 109 Vallejo Acevedo, Antonio 177, 319 Vallejo de Sáenz, María Antonia 23 Vallet de Montano Echeandía, Luis 73 Vargas, Esther 285 Vázquez Consuegra, Guillermo 513, 514 Vázquez de Castro, Antonio 159, 308, 326, 328 Vázquez Díaz, Daniel 51 Vázquez Molezún, Ramón 71, 159, 190, 261, 269, 303, 306, 318 Velasco, Concepción 434 Velasco López, José Carlos 167, 235, 245, 319, 333, 400, 415, 551, 555 Vellés de Uribe, Blanca 264, 285, 415 Vellés, José 272 Vellés, Juana 415 Vellés, Manuela 415, 479 Vellés Montoya, Javier 13, 14, 15, 18, 167, 235, 245 Venturi, Robert 309, 312 Verdú, Vicente 557 Vicens, Ignacio 326 Victoria, reina 324 Vidaurre Jofre, Julio 177, 326 Vilar, Pierre 434 Villamor, José Ignacio 353 Villanueva, Juan de 533 Villar Palasí, José Luis 434 Vitruvio, Marco 41, 243, 311, 357, 379, 392 Vivanco, Luis Felipe 54 Vives Bibiloni, Juan 231 Vizcaíno, Javier 168 Vriesendorp, Madelon 371
W Wachsmann, Konrad 66 Wagner, Richard 354 Weeber, Carel 423 Weidler, Richard 373, 379 Whitman, Walt 211, 262 Wright, véase Lloyd Wright, Frank
Z Zevi, Bruno 208, 211, 215, 311 Zuaznabar, Guillermo 567 Zuazo Ugalde, Secundino 50, 75, 79 Zuk, William 317
597 COPYRIGHT DE LAS ILUSTRACIONES
Nos hemos esforzado en contactar con los titulares de los derechos de reproducción de las imágenes. Si hemos cometido algún error u omisión, nos gustaría corregirlo. Las imágenes son propiedad de sus autores. En la relación siguiente aparecen los números de las ilustraciones.
© Archivo Juan Huarte 243 © Archivo Sáenz de Oíza 2, 3, 6, 7, 8, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 25, 26, 27, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 41, 43, 44, 45, 46, 47, 48, 49, 51, 56, 60, 61,62, 63, 64, 65, 66, 67, 68, 70, 74, 75, 77, 78, 83, 84, 87, 89, 90, 93, 96, 97, 104, 107, 108, 109, 110, 123, 126, 127, 131, 132, 149, 151, 152, 154, 155, 156, 159, 162, 164, 165, 166, 167, 168, 169, 170, 171, 172, 173, 174, 175, 176, 177, 178, 179, 180, 181, 182, 183, 184, 185, 186, 187, 188, 192, 193, 197, 200, 201, 202, 203, 208, 209, 210, 211, 212, 213, 215, 216, 217, 218, 225, 226, 227, 228, 231, 232, 233, 235, 241, 242, 244, 245, 246, 247, 248, 250, 252, 255, 258, 259, 260, 261, 269, 270, 271, 272, 273, 274, 275, 276, 288, 289, 290, 291, 292, 293, 296, 297, 298, 301, 305, 306, 314, 315, 316, 318, 319, 320, 321, 322, 323, 324, 328, 329, 330, 331, 332, 333, 342, 343, 344, 345, 346, 347, 348, 349, 352, 353, 354, 355, 356, 357, 358, 359, 360, 361, 364, 365, 368, 369, 373, 375, 380, 381, 382, 383, 384, 385, 389, 390, 391, 392, 393, 394, 395, 396, 397, 402, 403, 404, 405, 412, 415, 416, 417, 418, 419, 420, 423, 425, 429, 431, 432, 433, 434, 435, 436, 439, 440, 445, 446, 447, 449, 450, 451, 452, 453, 454, 455, 456, 457, 458, 466, 467, 469, 470, 472, 475, 478, 480, 481, 489, 490, 491, 492, 493, 494, 495, 496, 497, 499, 500, 505, 506, 507, 508, 509, 510, 511, 512, 513, 514, 515, 516, 517, 518, 519, 520, 526, 527, 528, 529, 530, 531, 532, 533, 534, 535, 540, 541, 542, 543, 551, 552, 553, 556, 557, 558, 559, 560, 561, 562, 563, 564, 565, 567, 568, 569, 570, 571, 572, 577, 578, 579, 580, 581, 582, 588, 589, 590, 591, 592, 593, 607. © Armán, Karen 4. © Baltanás, Ángel 230, 278, 279, 284, 476, 477, 484. © Bartolomé, Maite 599. © Buzunariz, Berta 595. © Camarasa, Vicente 145 © Casals, Lluís 399, 400, 401. © Climent, Federico 204, 407, 428. © Congote, Diego 406. © Costa, Matías 583. © Cutillas-Lozano, José Matías 595. © Domínguez Moliner, Fernando 538. © Fernández Casado, Carlos 219, 220, 221, 222 © Fernández Inglada, Luis 59, 277, 280, 281, 282,
283. © Fernández Nieto, María Antonia 105, 106, 108, 109, 110, 111, 112, 114, 115, 116, 117, 118, 119, 123, 133, 138, 146, 147, 151, 152, © Fernández Troyano, Leonardo 189. © Gómez, Francisco 317. © Jiménez, Luis 197. © Lobato, Xurxo 601. © López Sardá, María Luisa 598. © Maldonado , José 318 © Manterola, Javier 219, 220, 221, 222 © Margariños, Natalia 374. © Martín, Óscar 223, 238, 239. © Maspons, Oriol 195. © Medina, Helena 52, I, II, 285, 286, 287, 437,438, 441, 442, 443, 485, 586, 587, 594, VI, VII, VIII. © Miserachs, Xavier 311, 312. © Mitxelena, Koldo 362. © Moreno, Javier 459, 460, 536, 545, 546, 547. © Muller, Ana 310. © Oíza Cuadrado, Francisco 350, 351, 479, 482, 511, 512, 522, 523. © Ontañón, Francisco 413. © Ozonas, Bartolomé 409. © Pando, Juan 100, 103, 121, 125, 129, 130, 134, 135, 136, 147. © Perucho, Jesús 386. © Ramón, Gabriel 604, 605, 606. © Rivas, Begoña 600, 603. © Ruíz de Azúa, Ángel 469, 470. © Sánchez, Eduardo 230, 278, 279, 284. © Sánchez, Javier 53, 54, III, IV, 585, 596, V. © Santos, José A. 327. © Schommer, Alberto, Fundación VEGAP, Ciudad Real 2017 158, 160,161, 190, 191, 194. © Sola, Emilio de 524, 537. © Solana, Andrés 398. © Somoza, Paco 427. © Stoller, Ezra 596. © Ugarte de Zubiarrán, Ricardo 55. © Velasco López, José Carlos 598. © Vellés, Javier 1, 39, 40, 57, 58, 163, 295, 299, 300, 334, 335, 336, 363, 387, 461, 462, 486, 487, 498, 502, 503, 504, 555, 566, 573, 574.
OĂza, obra de Javier VellĂŠs, consta de una tirada de 3000 ejemplares y se terminĂł de imprimir el ... de ... de 2018 en la imprenta xxx.
©Luis Moreda, 2015.
Publicaciones de la Escuela de Arquitectura de Toledo
maet 1, mayo de 2013 maet 2, mayo de 2014
Oíza
maet 3, mayo de 2015
Javier Vellés
Javier Vellés nació en Bilbao en 1943. Estudió en la Escuela de Arquitectura de Madrid, titulándose en 1971. Trabajó con Sáenz de Oíza, cuatro años en el estudio y doce en la Cátedra de Proyectos (hasta 1986). En 1994, fue profesor de proyectos en la Escuela de Arquitectura de Miami (EEUU); desde 2011 a 2015, profesor asociado de Dibujo y Construcción en la Escuela de Arquitectura de Toledo. En 2012 obtuvo el título de doctor, por la Universidad de Castilla-La Mancha con la tesis El trazado del teatro en la ciudad clásica. Ha construido escuelas de formación profesional para la Obra Sindical del Hogar (1972-1976), el umbráculo de Cercedilla (1976-1979) para el ICONA, el barrio de Orcasitas (Madrid, 1977-1984), la casa patio en Molino de la Hoz (Madrid, 1977-1978), el desván del Reina Sofía (Madrid, 1983-1988), la puerta de la glorieta de San Antonio de la Florida (Madrid, 1985-1987), el palacio de ferias de Jerez de la Frontera (Cádiz, 1985-1991), el paseo marítimo de El Molinar (Palma de Mallorca, 1986-1990), el club náutico y escuela de vela Juan Sebastián Elcano (Cádiz, 1989-1992). Restauró las murallas de Tabarca (Alicante, 1980-1982) y las de Melilla con las cuevas del Conventico (1988-2009), el teatro Principal de Zamora (1984-1988), el antiguo hospital real de Cádiz (1992-1996), el antiguo gobierno militar (Cádiz, 1997), el cuartel Carlos III para museo de arte contemporáneo (Cádiz, 2000), el conjunto monumental de la iglesia de San Andrés-capilla de San Isidro-capilla del Obispo (Madrid 1986-2017). Sus obras se expusieron en Europalia 85 (Bruselas 1985), Contemporary Spanish Architecture (Nueva York, Los Ángeles, Chicago 1986-1987), bienal de Arquitectura Española (1988-1990), bienal de Venecia 2014. Obtuvo el premio de restauración del Ayuntamiento de Madrid (1990), la medalla de oro de Europa Nostra (1991), premio nacional del ladrillo (Hispalit, 1991), el diploma de Europa Nostra (1999). Hay una monografía sobre su obra escrita por Antón Capitel en 1995. Escribió los libros: Sor Ana de la Cruz 1997, Melilla la bien Guardada 1997 y, con otros, La Lonja de Palma 2003.
maet 4, mayo de 2016 maet 5, mayo de 2017