ECO LITERARIO 72

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Eco Literario 72 Crónicas periodísticas de la SOCIEDAD DE ESCRITORES DE GENERAL VIAMONTE

AÑO SEIS

Dirección: S.E.G.V. SADE: FILIAL LOS TOLDOS. Redacción Y Diseño: Etel Carpi.

Noviembre 2019 Especial concurso

DOMICILIO: Biblioteca Popular Mariano Moreno. Los Toldos. Buenos Aires. EMAIL: escritoresdeviamonte@gmail.com http// sociedaddeescritores en facebook y @de_escritores en Twitter. Blog: http//escritoresdeviamonte.blogspot.com.ar - Eco Literario digital en ISSUU.COM. --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

CATEGORÍA JÓVENES A CUENTO PRIMER PREMIO Pedro, el gran científico Corría el año 3.000. Pedro, chico de condición humilde, pero con un gran interés por la ciencia y una desbordante imaginación, soñaba con inventar una nave espacial que lo pudiese llevar por el espacio sideral, visitar y conocer nuevas galaxias para contribuir con la ciencia apoyando la causa a favor del planeta Tierra y en contra de la deshumanización y maltrato de la naturaleza que, por entonces, había aumentado notablemente. Un día, comentó a sus amigos esta gran idea, pero ellos le dijeron que estaba loco, que necesitaría demasiada inversión y que él no podría acarrear con esos gastos. Pero a Pedro no le importó e hizo caso omiso a los dichos de sus amistades. Rápidamente se puso en marcha y pidió ayuda a las grandes compañías. Finalmente, a una empresa importante le convenció su proyecto y, aunque le parecía algo descabellado, decidió otorgarle el dinero. Pedro montó así un laboratorio de Ciencias Espaciales. Su antiguo amigo, Adrián, ofició de ayudante; y juntos pudieron conectarse con otros países que, interesados en esta gran aventura, se unieron a ella prestando su colaboración. Comenzaron a trabajar arduamente. Muy arduamente. Pero lo lograron, venciendo todo tipo de obstáculos, y partieron un día en la nave con la que antes Pedro solo soñaba. La primera parada fue en Marte. Era una ciudad realmente futurista. Caminando sobre el suelo de superficie repleta de piedras, se encontraron con un ejército de gigantes. Éstos bailaban con mucho ritmo una música de alto volumen. Pedro

se acercó sin saber cómo lo recibirían, por lo que a medida que se acercaba, más nervioso se ponía. Quedó asombrado al comprobar que ninguno de esos seres extraños y colosales demostraba querer hacerle daño alguno… es más: nadie había notado su presencia. Parecían ignorarlo por completo. Solo bailaban y bailaban y bailaban, hasta que de pronto, tanto su cuerpo como el de su fiel ayudante, Adrián, comenzaron a moverse al compás de la música ¡No podían controlar sus movimientos!

estatuas y homenajes en su nombre. En cambio, con el paso del tiempo, el mundo volvió a ser lo que era: el fin de la humanidad se acercaba y Pedro se sintió ignorado y avergonzado. Debió disculparse con todos aquellos que habían creído en aquel joven de entonces: entusiasta, emprendedor, humilde… ahora él mismo escribía en la tierra reseca y con mayúsculas la palabra “DECEPCIÓN”.

Mientras vibraban al ritmo de la música, Pedro notó que uno de los seres lo miraba y parecía querer comunicarse, aunque no podía dejar de moverse.

Escuela Secundaria N° 1 (Normal)

Salvador Caminos Nievas.

Pedro miró a su alrededor: la contaminación no solo azotaba la Tierra. Allí, en Marte, también habían descuidado el ambiente. Recodó sus lecturas y teorías, y descubrió que lo que los hacía moverse sin parar era consecuencia justamente de eso: la afección del sistema solar, causado por un sonido imperceptible, los hacía bailar y bailar, deshidratándolos. Pedro y Adrián supieron cómo detenerse, tapando sus oídos con el propio traje espacial. Y decidieron que debían ayudarlos de inmediato. Si devolvían la salud a Marte, devolverían la salud del planeta Tierra. Desde la maravillosa nave que Pedro había construido, lograron emitir una frecuencia que rompió con el sonido contaminante. Observaron cómo poco a poco los gigantes marcianos dejaban de moverse, sintiéndose una suave armonía en el ambiente que devolvía la calma natural. Agradecidos, los despidieron. Pero Pedro ya no era el mismo hombre que antes… Al llegar a la Tierra, se había convertido en un ser vanidoso, que solo deseaba ver

Abrir la boca. Mabel Romero (Pehuajó)

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SEGUNDO PREMIO Mi tía es una bruja Mi tía Zunilda era la mejor hechicera del pueblo. Ningún murciélago se salvaba de formar parte de los ingredientes de su asquerosa sopa. Vivía en una quinta que tenía una entrada con un camino interminable rodeado de plantas con espinas que se entrelazaban y apenas dejaban pasar la luz. Todo era aterrador. Mis padres describían el lugar como algo de “mal gusto”. Al lado de la casa había un cementerio donde ella decía tener sepultados a sus antepasados. Cerca de allí, un estanque de sapos y una jaula con cuervos que eran custodiados por unos esqueléticos gatos negros. Mi familia siempre decía que la tía Zunilda era muy rica. Todos aseguraban que escondía sus riquezas debajo de su cama. ¡Más difícil de sacar que del fondo del océano! Pero no faltó quien intentara apoderarse de sus tesoros. Cuentan sus vecinos que varios ladrones entraron, pero nunca más los vieron salir. Nosotros solíamos visitarla en las vacaciones de invierno. Recuerdo que una tarde fría del mes de julio, llegamos hasta la puerta de su casa. Esperamos un rato y mientras mirábamos atónitos los alrededores, una voz nos sobresaltó: − ¡Pasen! −gritó Zunilda. Los chirridos de las cerraduras nos dieron la bienvenida. En la penumbra de la sala, las maderas del piso crujían con cada vaivén de su silla. La figura fantasmagórica dibujó una sonrisa estremecedora. Por un momento no supe si saludarla o desmayarme. Entramos. Mi madre sacudió un viejo almohadón polvoriento y se sentó, mientras mi padre bajaba dos valijas del auto. No pude evitar ponerme pálido y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Hasta donde sabía, sólo estaríamos un rato. Entonces… ¿Para qué eran esas maletas? La sangre se me heló cuando escuché que mi madre le decía a Zunilda que nos quedaríamos por unos días. Siguieron charlando. Y poco a poco fui descubriendo los motivos de nuestra estadía: en su testamento mi tía había establecido que quien pasara una noche con ella, se quedaría con toda su fortuna. Sentí un profundo deseo de huir, pero mi cuerpo estaba paralizado. Un sudor frío me heló la sangre. En medio de todos esos pensamientos, mi madre me habló: −Dante, siéntate junto a tu tía abuela, sé bueno y habla con ella. En ese momento quise ser huérfano y pobre. La miré como diciéndole: “¡Ni loco!”, pero ella me sentenció con la mirada. Me acerqué muy despacio mientras pensaba en los años de terapia que me

llevaría superar esta escena, ¡Si es que lograba sobrevivir… claro está! La piel se me erizó mientras unas uñas largas y torcidas acariciaron mi pelo. Mi corazón gritaba de horror y supe que no iba a soportar mucho más. Cuando creí desvanecerme, la bruja… digo mi tía me preguntó: − ¿Tienes hambre? Qué sucedió después no lo sé con precisión. Sólo tengo recuerdos aislados… Mi madre preparó la mesa para cenar, mi padre destapó una botella de vino y la bruj… mi tía, trajo una olla humeante. La destapó sobre la mesa. Una calavera hervía en un caldo verde y espeso. No pensaba dormir esa noche y de hecho no dormí. El crepúsculo me sorprendió con los graznidos de los cuervos. Salí corriendo de la habitación. Una niebla espesa envolvía la casa fantasmal. Llegué al patio y alcancé a ver unas personas que balbuceaban algo entre unas tumbas. Seguí caminando agazapado entre las lápidas hasta que mis ojos descubrieron con horror los nombres escritos de mis padres. Grité con desesperación. Alguien apuntó con su dedo esquelético otra lápida: la mía. Desde ese día vivo en la oscuridad de esta gran casa. Soy uno más de los fantasmas de la tía Zunilda. Martina Banegas. Escuela de E. Secundaria N° 2.

TERCER PREMIO AMOR A PRIMERA RISA No todas las historias de amor son de príncipes y princesas. Esta historia relata la vida de una chica que se enamoró a primera risa. Este relato es real y no de mucho tiempo. Era un día común, cuando ella vio a un chico rubio, con ojos color café. Ambos tenían en común muchas cosas, las cuales hicieron que se conocieran, entre charla y charla. Comenzaron a hablar de sus vidas, y ella sintió que él tenía una personalidad muy divertida. El, ya sentía una sensación de que le gustaba esa chica, ya la había visto por ahí, pero no se animaba a decírselo, así que la invitó en seguida, esa mañana en que la cruzó de casualidad. Pensó que no debía dejar pasar por alto la oportunidad, y la invitó para otro día, a una plaza, a tomar helado. Ella aceptó

porque le pareció muy amable de su parte, pero no se dio cuenta que él la estaba invitando a una cita. En esa salida, él tenía vergüenza, pero igual se animó a contarle chistes, para no estar incómodos, ambos. Sus chistes eran de risas, pero tenían un toque romántico, entonces fue cuando ella empezó a darse cuenta de la situación, y porque sentía nervios cuando estaba cerca de él. En fin, Lorenzo se animó a decirle a Ailin que le gustaba mucho, y ella le contestó que a ella también. Fue un momento incómodo para ambos, porque después de eso, los dos se saludaron muy tímidamente y se fue cada uno a su casa. Ailin, al llegar a su casa, quedó pensando por qué no le dijo nada, y simplemente quedó paralizada. Y Lolo empezó a decirse que era un tonto, por no aprovechar la oportunidad de declarársele a la chica con la mejor personalidad que había conocido. Luego, en la escuela, solo se miraban, se saludaban y seguía cada uno su camino. Pero los consumían unas ganas de decirse tantas cosas, pero ninguno se animaba. Sus amigas no eran tontas, y se dieron cuenta de lo que pasaba. Estuvieron semanas intentando juntarlos, pero nunca decían que sí por la vergüenza que tenían. Hasta que Ailin se animó a decirle algo, porque no podía creer que él estuvo más de dos semanas cruzándosela, mirándola, saludándola, sin rendirse. Ailin no tenía celular y ansiaba poder hablarle, ya que la última vez que lo había visto y hablado fue un viernes, último día de clases. Intentó poder hablarle de todos modos, pero no pudo, ya que su mamá no se podía enterar. Era una relación a escondidas a excepciones de sus amigas. Pero los padres de Ailin se enteraron de que su hija los estaba desobedeciendo, y decidieron castigarla: le hicieron romper con el chico que, en menos de una hora, le alegró el día y casi toda una semana… Digamos que esa relación no duró mucho, ya que fue solo una semana. Ella, enojada, se encerró en su cuarto, y no salió hasta que sus padres le dijeron que saliera para hablar de la situación. Cuando salió, estuvieron mucho tiempo hablando, ya que a su papá no le agradaba la idea que su hija, la más chiquita, aunque ya no tanto, tenga novio, y que deje de estudiar por tener novio. Pero ella le prometió tener siempre primero la escuela y los estudios, de manera de darles a sus padres las gracias por todo lo que le dieron siempre, desde chiquita, y los valores que le enseñaron. Pero su padre no quería admitir que su hijita ya sentía algo muy fuerte por un chico. Así que, dijera lo que ella dijera, no la dejó tener novio, y ella se fue a su cuarto más enojada de lo que estaba, porque no le sirvió de nada prometerles cosas, y que no le creyeran.


Cerró su puerta con llave, se tiró en la cama, y empezó a pensar que sus padres no la querían y no la entendían. Cuando se retomaron las clases, luego de las vacaciones, Ailin estuvo una semana esquivándolo en la escuela por miedo a qué decirle, ya que había desaparecido por completo. Mientras que Lolo pensaba si había hecho algo mal, o algo que a ella le pudo incomodar, pero ella no daba señales de querer hablar… Pasaron 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9…y 10 años, y ella se había mudado a otra ciudad para poder estudiar fotografía, que tanto le gustaba. Ella ya era independiente, se pagaba los estudios y, por casualidad, se encontró en la universidad… con él! Cuando Lolo la vio, se emocionó tanto, que se le cayó una lágrima al igual que a ella. Y hasta el día de hoy siguen juntos, con dos hijos mellizos. Muchos creen que el amor es un juego, pero hay personas que se lo toman muy en serio, como la historia de estas dos personitas, que estuvieron conectadas desde siempre… ¿Y quién dice que hay que ser grande para enamorarse…? Con solo doce años se enamoraron, y no se olvidaron durante diez años. Este cuento fue hecho para mostrar la historia de amor de estos chicos que, aun siendo jóvenes, sintieron lo que muchas personas no sienten, o no quieren creer que existe. Sabrina Ramírez. Escuela de Educación Técnica N° 1.

CATEGORÍA JÓVENES B POESÍA PRIMER PREMIO “Encajar” Tratamos de parecernos, tratamos de asimilar Tratamos de cambiarnos, tratamos de encajar ¿Para qué? Es la pegunta ¿Para qué cambiar? ¿Para qué encajar? ¿A dónde llegamos? Consiguiendo esa figura hegemónica o ese intelecto sin igual ¿Hasta dónde nos llevarán? Nos valoramos tras una nota, un estatus social Un talle de ropa o un pensamiento ejemplar. Nos esforzamos tratando de ser aceptados ¿Por uno mismo? ¿Por una persona? ¿O por la sociedad? Esa que nos inculca desde pequeños Lo que debemos pensar, quienes debemos ser Y que tenemos que encajar. ¿Por qué? Nos preguntamos ¿Por qué encajar? ¿Para qué nos sirve? ¿A dónde nos hará llegar? ¿Y si el más inteligente es ese alumno desaprobado, ¿Que todos dejan de lado por esa nota no alcanzar? ¿Si la persona más bella del mundo, más simpática y singular, ¿Es aquella que no encuentra su talle en ninguna tienda o local? Tratamos de encajar, por más que duela o lastime Por más que tengamos que cambiar Nuestras relaciones, vestimenta y hasta nuestra forma de pensar. Y hasta que un día digamos ¡Basta! A lo que espera la sociedad… Basta de compararnos, exigirnos y de cambiar ¡Basta de esa necesidad! Necesidad de encajar y de aparentar Así ser uno mismo y expresarnos ante la sociedad Como un ser único, extravagante y sin igual.

El cliché de los polos opuestos Estoy aquí a tu lado, y a la vez hay un mundo de distancia entre nosotros, como dos cuerpos bailando distintas melodías, como los polos del planeta que coinciden en algo, pero que jamás van a juntarse. Porque en esta obra tú eres el típico deportista al que le gustan las animadoras, y yo soy la tímida que te mira desde lejos. Como una abeja amante de las lavandas, A mí me tocó ser una planta carnívora. Siendo yo un rojo, anhelando en secreto el azul que eres, tú prefieres formar verde antes que violeta. Tú de noche sales, yo duermo. Sabes a cerveza, yo a café. Hueles a cigarros y yo a manzanas. Eso de que los polos opuestos se atraen es una estupidez. Podría seguir comparándonos toda la vida, y así pasaría toda una vida, sin que tú te fijes en mí. Josefina Denise Fontaine. Escuela E.S. N° 1 (Normal)

Jazmín Milagros Guzmán. Colegio San José.

SEGUNDO PREMIO ECO L. 3


TERCER PREMIO Un ángel para tu soledad En mi vida como mortal, siempre vi ridículo el hecho de caminar entre Ángeles. Pensaba que las personas con almas puras y blandas jamás existieron, sólo por el hecho de nunca haberme topado con una. Yo no creía en los milagros y él era uno de ellos. Pero ahora no estaba, otra lo tenía y podía arrojar monedas en esa bella fuente de deseos, con ojos extremadamente brillantes y hermosa sonrisa. Ella no te conocía, no murió por tenerte un micro segundo al lado, como para quedar en silencio y escuchar tu respiración porque mientras ella no sabía de qué color eran tus ojos, yo había contado cada lunar y lo había convertido en estrella. Rocío Ibánez. Instituto Nuestra Sra. de la Guardia. Baigorrita.

CATEGORÍA JÓVENES B CUENTO PRIMER PREMIO En una biblioteca Como todos los sábados por la mañana, Ema se dirigía a una biblioteca que se encontraba a dos cuadras de su casa. Llegó y se sentó en el último sillón. Allí se dispuso a leer un libro que hacía mucho tiempo estaba buscando (“Las ventajas de ser invisible”) La biblioteca estaba, como siempre, bajo un gran silencio. Solo había cinco o seis personas más además de Ema. Al rato, llego una persona que ella no esperaba ver allí: Martin, él era su vecino y compañero de clases. Se sentó junto a ella, y le ofreció una cálida sonrisa como saludo, que Ema le devolvió. Pasaron varios minutos, en los que

ambos estuvieron callados, cada uno concentrado en sus respectivos libros. Ema levantó la vista por un momento, y observó que él tenía en sus manos un diccionario. -¿Qué estás buscando ahí? –le preguntó en voz baja. -Estoy… buscando unas definiciones… significados, algo así- le contestó. Su respuesta parecía un poco dudosa. -¿Puedo ayudarte en algo? Se ve que hace rato estás buscando-Eh... es un poco difícil-Bueno, si no quieres…- Un poco ofendida, ya estaba por levantarse e irse de la biblioteca. -¡No, no! No lo tomes a mal. Estoy haciendo un regalo, más o menos, y tenía pensado agregarle algo, como una frase, una poesía, no sé. Estaba buscando palabras. ¿Me explico?-Sí, te entiendo. ¿Tenías algo en mente para escribir?-Pensaba en tantas cosas, pero no me sale ninguna palabra –dijo mientras soltaba un suspiro, casi en señal de derrota-Tranquilo, piensa ¿Qué representa la persona a la que le vas a hacerle el regalo, para vos? ¿Qué significa? -Creo… creo que, significa demasiado. ¿Felicidad, tal vez?-¡Muy bien! Bueno… -se tomó unos segundos antes de decir algopersonalmente, pienso que la felicidad se trata de pedacitos, retazos de vida. Esos momentos en los que el tiempo y todo lo que nos rodea se detiene, y nos da la oportunidad de ver cuán bella puede ser la vidaDesconcertado y sin palabras, él le contesto: -Gracias Ema, es maravilloso lo que dijiste-Seguramente a esa persona le va a encantar tu regaloMartin se retiró de la biblioteca poco después, con una brillante sonrisa en el rostro. La semana siguiente, precisamente el sábado, Ema volvió a la biblioteca. Se sentó en el mismo sillón que la otra vez –donde se sentaba siempre, cabe decirPero algo le llamo la atención antes de poder sentarse: una caja envuelta de hermosos colores, con un moño gigante en el medio. Tenía una carta al costado. “La felicidad, está hecha de pedacitos, retazos de vida en los que el tiempo y todo lo que nos rodea se detiene, para mostrarme lo bella que puede ser la vida si estoy a tu lado” Angelina Rodríguez. Colegio San José.

CATEGORÍA ADULTOS PRIMER PREMIO POESÍA Tercer Movimiento (Concierto para Violín Nº 3 – Johannes Brahms) Por la virtud a la gloria, el arte, en arpegios vuela, el violín viene del alma y va a posarse en las cuerdas donde confluyen, sutiles, los duendes de la destreza, afirmando la armonía general y la cadencia. La batuta prodigiosa clama un allegro a la orquesta, non troppo vivace pide, la reclama algo más lenta; la mano llama a los vientos, cornos, flautas y trompetas, y entre bajos, violas, chelos, violín a diestra y siniestra. Este Tercer Movimiento muestra al maestro en escena, es un águila imponente y el auditorio su presa, su música los transporta, a la vez que los aferra a las butacas del sitio donde la magia se sueña. Y llega a fondo la marcha, el escenario se eleva a los ojos de una sala que se excita ante la fuerza del virtuosismo al extremo y cuando el ritmo modera, tres acordes que desatan un final a toda orquesta. Norberto Rubén Calul

(Wilde, Bs. As)



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