Eco Literario 72 Crónicas periodísticas de la SOCIEDAD DE ESCRITORES DE GENERAL VIAMONTE
AÑO SEIS
Dirección: S.E.G.V. SADE: FILIAL LOS TOLDOS. Redacción Y Diseño: Etel Carpi.
Noviembre 2019 Especial concurso
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CATEGORÍA JÓVENES A CUENTO PRIMER PREMIO Pedro, el gran científico Corría el año 3.000. Pedro, chico de condición humilde, pero con un gran interés por la ciencia y una desbordante imaginación, soñaba con inventar una nave espacial que lo pudiese llevar por el espacio sideral, visitar y conocer nuevas galaxias para contribuir con la ciencia apoyando la causa a favor del planeta Tierra y en contra de la deshumanización y maltrato de la naturaleza que, por entonces, había aumentado notablemente. Un día, comentó a sus amigos esta gran idea, pero ellos le dijeron que estaba loco, que necesitaría demasiada inversión y que él no podría acarrear con esos gastos. Pero a Pedro no le importó e hizo caso omiso a los dichos de sus amistades. Rápidamente se puso en marcha y pidió ayuda a las grandes compañías. Finalmente, a una empresa importante le convenció su proyecto y, aunque le parecía algo descabellado, decidió otorgarle el dinero. Pedro montó así un laboratorio de Ciencias Espaciales. Su antiguo amigo, Adrián, ofició de ayudante; y juntos pudieron conectarse con otros países que, interesados en esta gran aventura, se unieron a ella prestando su colaboración. Comenzaron a trabajar arduamente. Muy arduamente. Pero lo lograron, venciendo todo tipo de obstáculos, y partieron un día en la nave con la que antes Pedro solo soñaba. La primera parada fue en Marte. Era una ciudad realmente futurista. Caminando sobre el suelo de superficie repleta de piedras, se encontraron con un ejército de gigantes. Éstos bailaban con mucho ritmo una música de alto volumen. Pedro
se acercó sin saber cómo lo recibirían, por lo que a medida que se acercaba, más nervioso se ponía. Quedó asombrado al comprobar que ninguno de esos seres extraños y colosales demostraba querer hacerle daño alguno… es más: nadie había notado su presencia. Parecían ignorarlo por completo. Solo bailaban y bailaban y bailaban, hasta que de pronto, tanto su cuerpo como el de su fiel ayudante, Adrián, comenzaron a moverse al compás de la música ¡No podían controlar sus movimientos!
estatuas y homenajes en su nombre. En cambio, con el paso del tiempo, el mundo volvió a ser lo que era: el fin de la humanidad se acercaba y Pedro se sintió ignorado y avergonzado. Debió disculparse con todos aquellos que habían creído en aquel joven de entonces: entusiasta, emprendedor, humilde… ahora él mismo escribía en la tierra reseca y con mayúsculas la palabra “DECEPCIÓN”.
Mientras vibraban al ritmo de la música, Pedro notó que uno de los seres lo miraba y parecía querer comunicarse, aunque no podía dejar de moverse.
Escuela Secundaria N° 1 (Normal)
Salvador Caminos Nievas.
Pedro miró a su alrededor: la contaminación no solo azotaba la Tierra. Allí, en Marte, también habían descuidado el ambiente. Recodó sus lecturas y teorías, y descubrió que lo que los hacía moverse sin parar era consecuencia justamente de eso: la afección del sistema solar, causado por un sonido imperceptible, los hacía bailar y bailar, deshidratándolos. Pedro y Adrián supieron cómo detenerse, tapando sus oídos con el propio traje espacial. Y decidieron que debían ayudarlos de inmediato. Si devolvían la salud a Marte, devolverían la salud del planeta Tierra. Desde la maravillosa nave que Pedro había construido, lograron emitir una frecuencia que rompió con el sonido contaminante. Observaron cómo poco a poco los gigantes marcianos dejaban de moverse, sintiéndose una suave armonía en el ambiente que devolvía la calma natural. Agradecidos, los despidieron. Pero Pedro ya no era el mismo hombre que antes… Al llegar a la Tierra, se había convertido en un ser vanidoso, que solo deseaba ver
Abrir la boca. Mabel Romero (Pehuajó)
ECO L. 1