El País que yo viví
1
Etel Carpi
2
El País que yo viví
EL PAIS QUE YO VIVÍ
(POESÍAS VISUALES,CASI ECOLÓGICAS)
Etel carpi 3
Etel Carpi
4
El País que yo viví
EL PAIS QUE YO VIVÍ ANTOLOGÍA DE POESÍAS A LA PATRIA Y SUS LUGARES ÚNICOS
por ETEL CARPI Un trabajo integral de amor a la naturaleza, Para leer, mirar, sentir e imaginar.
5
Etel Carpi
© Copyright 2016 Etel Carpi “El país que yo viví” Hecho el depósito que marca la Ley 11.723 Impreso en Argentina - Printed in Argentina ISBN: 978-987-656-318-5 Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita del titular del "Copyright", bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción, almacenamiento o transmisión parcial o total de esta obra por cualquier medio mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia u otro procedimiento establecido o a establecerse, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público.
Etel Carpi El país que yo viví / Etel Carpi. - 1a ed . - Junín : De Las Tres Lagunas, 2016. CD-ROM, PDF ISBN 978-987-656-318-5 1. Poesía. I. Título. CDD A861 Diagramación y cuadros de la autora Primera edición en formato digital Ediciones de las Tres Lagunas España 68 - Telefax 54-236-4631017 - Junín (6000) Pcia. de Buenos Aires - República Argentina E-mail: ediciones@delastreslagunas.com.ar www.delastreslagunas.com.ar
6
El País que yo viví
A mi país que me dio la luz de sus misterios escondidos. A mis padres: Bautista y Virginia, sin ellos, nada hubiese sido posible. A mi hija Rocío, por su permanente apoyo para que cumpla mis sueños incumplidos. A mí misma, por el esfuerzo de una vida que ha valido la pena y me colmó de felicidad.
7
Etel Carpi
8
El País que yo viví
El Mundo está lleno de belleza esperando que uno la descubra. K. GIBRAN
9
Etel Carpi
10
El País que yo viví
Prologando Entrégate a la naturaleza a sus sonidos a sus silencios en la magnificencia de sus escenarios encontrarás la paz la tranquilidad total que te dejará el alma vibrando. Siéntate sobre la hierba cúbrete el rostro con el polvo de los desiertos bebe el agua de las vertientes siente el viento frío de las cumbres báñate en un río cualquiera o en un lago escondido y siente el fresco de la nieve cubriéndote la piel.
11
Etel Carpi
Sabrás firmemente que vives con intensidad y que la felicidad tan buscada puede estar en la más humilde flor en el más modesto de los trinos… allí frente a tu corazón.
12
El País que yo viví
Himno A mis amados padres compañeros de aventuras que guardaré por siempre en mi corazón. Nosotros. Siempre unidos enredados hemos andado caminos
y
caminos
ripio asfalto despacio de a poco
transitado polvo barro
lentísimo de a mucho
fuimos entrando al corazón de nuestra tierra. Hemos dormido en las márgenes sonoras de los ríos
lagos
arroyos.
Nosotros. Siempre unidos escuchamos sentimos tomamos en el silencio nocturno de sonámbulas noches el gemido imponente de nuestros glaciares.
13
Etel Carpi
Hemos desayunado en las orlas quietas de los lagos azulados en medio de selvas exuberantes en juegos de luces y sombras. Nosotros. Siempre unidos
abrazados
con la piel gastada por los vientos totales
suaves
rugientes
susurrantes
los cabellos derrotados en el polvo blanco rojo amarillo marrรณn violeta enredados por hojas
nieve
sal
espinas
la mirada espejando al sol de las cumbres
de los desiertos
las manos llenas de luz la boca aromada de hielo acuosas guindas
agua fresca salvajes achicorias
silvestres calafates.
14
El País que yo viví
Nosotros. Siempre entrelazados amados odiados
alabados
callados envidiados
hemos comido entre las flores más cándidas y puras de las selvas de las praderas iluminadas hemos cenado bajo la luz misteriosa de las soñadas
inalcanzables estrellas
entre el silencio crepuscular y mágico de la medianoche del estío austral. Hemos escuchado el mensaje secreto de las alturas desiertas triunfantes lloramos emocionados nos embriagamos de frío nos quemamos con el sol y amamos
adoramos los sonidos del mar
su campanil fue nuestro en las noches inmaculadas alimentados con su aroma salvaje dueño indiscutible de nuestro planeta.
15
Etel Carpi
Nosotros. Siempre unidos
inseparables
caminamos gruesas arenas de playas idílicas sus algas sus moluscos su sal recogimos el habla de las criaturas que retozan viven
sueñan
en el agua transparente de los acantilados roídos. Nosotros. Bañados por noches silentes desiertos aromados nieves derretidas témpanos flotantes envueltos por la arcaica fantasía de imponentes bosques derrumbados gigantes muertos que nos hablan de lejanos cataclismos. Nosotros.
16
El País que yo viví
Vivos
ilusionados
bebedores de vertientes y cascadas vagabundos de nuestra Patria por sus criaturas animales y vegetales pingüino ostrero
guanaco
araucaria algarrobo flamenco caldén
coihue tero
ñandú
lapacho orca
guindo
samohú
arrayán cormorán.
Nosotros. Subidores de montañas descubridores de silencios de misterios escondidos bendecidos por amaneceres diferentes por sonidos dulcemente naturales hemos deseado amado
adorado
la tímidamente ofrecida creación nos hemos enamorado de la esencia pura
secreta
inquieta
latente
vívida de nuestra tierra.
Nosotros.
17
Etel Carpi
Siempre unidos
esperanzados
vagabundos por ella por buscar su estrella por recogerla albergarla en nuestras almas enamoradas y cuidarla
mimarla
comprenderla.
Nosotros‌ ¥SILENTES MENSAJEROS DE SU CASTA BELLEZA! 1-5-88/98/08/ 12
18
El País que yo viví
Lámina 1
Atardecer en la tapera., óleo 50x60 Enmarca la entrada al Museo de Arte e Historia Los Toldos. Año 2013. Realizado en: “Mi lugar”.
19
Etel Carpi
20
El País que yo viví
IMÁGENES… DE MI TIERRA.
Nadie ama a su Patria porque sea grande, sino porque es suya. SÉNECA
21
Etel Carpi
22
El País que yo viví
Lámina 2.
Volcán Lanín. Oleo, 50x60. Serie “Realidad imaginada”.
23
Etel Carpi
24
El País que yo viví
Recuerdos … en Santiago del Estero. Y yo estaba allí. En medio del sol de la siesta estival. Bajo la agonizante sombra del algarrobo, junto al bosque calcinado, marchito de verdes, ardiendo en la calma total. Estaba allí, gozando, (atrapada por las brasas de la tarde) el canto de los coyuyos. Silencio de tortura quebrándose en mi piel sedienta de heladas lluvias. Estaba allí, como criatura petrificada en medio de la agonía; el bosque se retorcía bajo el manto del verano y sus tibias lágrimas iban mojando mis rojas mejillas. 25
Etel Carpi
Polvorientos caminos en desolaciĂłn de luna bebiendo del sol la tortura dulce, inmensa, de la fruta estival. Arena, arena, arena y silencio y yo en medio del camino, en la siesta eterna del quebrachal, muy lejos en el tiempo, lejanĂsimo el lugar, aquel sublime lugar del norte: Patria vegetal. 28-12-83
26
El País que yo viví
Un recuerdo en Tafi del Valle
Pienso en Tafí. Ahora que la calma de la lluvia me purifica. Pienso en el sol total bañando la verde alfombra al buscar el silencio de esas horas. La pradera solitaria vestida con hilos de agua clara y esa cristalina melancolía de sentir y de amar hasta la exaltación. En occidente la agreste pureza de las sierras bordadas de nubes. En oriente la verde selva húmeda, esplendorosa cubriendo las laderas por donde las cascadas esconden su radiante belleza. Pienso en aquella tarde. Yo era una gota inmensa de ternura buscando donde posarse. 27
Etel Carpi
Después, el licor de luna, el enigma del pasado jugueteando en el silencio en los menhires solitarios. (1) Y luego, el ocaso con sus luces mortecinas indicándome el camino del retorno. Pero hoy pienso… y un mundo de recuerdos nace con el canto de esta lluvia y el silencio que hacen los pájaros. 29-12-83
28
El País que yo viví
Como siempre en Río Pilcomayo. Remonto vuelo
y me quedo
emboscada en el recuerdo de lo sereno en magia fantasmal. Las telas santas de la noche por instalarse en el silencio necesario de esa tarde tropical en setiembre mágico. Remolino de mosquitos rondan la carne fresca y el sol que muere en lo simple del agua inmóvil cubierta de oro. Y luego la brisa la paz sin insectos el lamento misterioso del Guajó cobijando ternura de aves… y en el cielo indefinido cruza una bandada de Caraos.
29
Etel Carpi
Laguna Blanca desteje mi cansancio y me encuentro caminando los vientos de mi tierra como ayer como espero como siempre. 7-12-84
30
El País que yo viví
Lamento perdido en Formosa Sonido de palmeras escucho en mi sangre. Entonces, mujer de la sabana herida de humanos fantasmas me entrego a la caricia del sol . Miro mis dedos: son flores de caraguatá, tengo una carandilla en el alma y es todo mi cuerpo olvidado guaraniná. Porque estuve viviendo sublimes instantes entre bosques y sabanas esteros y lagunas donde encontré la mano salvaje de la vida, donde la quietud es un tiempo sin medida y pude amar compartiendo sueños de Jabirú.
31
Etel Carpi
Este es mi mundo ahora que existo como soy. Por eso si percibes mi melancolía sabrás que en noche clara y calma escuché la voz oscura y triste (como un lamento) del Aguará Guazú. 7-12-84
32
El País que yo viví
Remotas montañas en Tiraxi. (2) Caminaré el bosque, el propio bosque de mi ser agreste y místico así encontraré entre hojas y flores vírgenes el otro bosque remoto por donde anduve antesala de una plenitud de montañas desnudas graníticas ¡bellas! Se abrirá ante mis ojos la magia de todos los tonos que la vida diseña y la mañana aquella me invadirá nuevamente con su calma luminosa y celeste. Soñando… despojada de dudas y tormentos caminaré mi propio bosque para buscar el sendero que trepa las laderas quebradas para caer luego en la soledad cegadora de las cumbres perfectas. 33
Etel Carpi
Aquel camino que me dejó toda la melodía de arroyos ríos vertientes que reviven en mi recuerdo viajero incansable a la esperanza. Caminaré mi propio bosque porque es el mismo bosque que amé esa mañana para encontrar mi bandera flameando en un rincón sagrado agreste
salvaje
de aquellas remotas montañas. 12-12-84
34
El País que yo viví
Lagos australes Vuelvo a mirar los lagos. Uno a uno los lagos del sur. Los vuelvo a mirar. Pasan ante mis ojos cada uno de los lagos que en el sur amé. La arena blanca, guijarros coloridos el paso elegante de los cisnes de cuello negro, la transparencia azul de la luz. Allí quedaron mis huellas sobre esa arena vestida de soledad. Recuerdo el silencio especial el aroma del sur y rezo como entonces frente a esos templos naturales que ocultan la voz de Dios en sus altares. Lagos australes herida abierta y por mi memoria purificada. Bendición de la vida que me entregó esos mensajes y puso luz en mi alma para que los recordase. 29-12-83 35
Etel Carpi
Desvarío en Caviahue (3) Alguna vez mis ansias de volar por la tierra mía, treparon la oculta ladera sangrante para beber el licor dulce de los ñirantales que resplandecen en el otoño de los Andes. Quemándome los ojos sus ocres y naranjas obligaron a beber hasta ahogarme toda su substancia. Luego corrí bajo el sol moribundo hacia el manantial helado que baja cantando desde la nívea montaña. Y en la soledad magnífica de la tarde sentí que el bosque de Araucarias -verdes
esbeltas
milenarias-
con un murmullo me saludaban.
36
El País que yo viví
Entonces, la boca seca y sedienta se me llenó de agua y cubierta por lágrimas dulces de emoción abrí mis brazos al viento y un trozo de frío -desde los Andes Neuquinosbendijo ese mágico momento. 1-1-84
37
Etel Carpi
Bendición de pájaros en Tromen (4) No, no es tan lejano ese tiempo porque lo estoy sintiendo ardiéndome en los sueños soñados con la lluvia de este enero desteñido. Mis ojos ven el diluvio otoñal del bosque subantártico: ñire
lenga
radal
coihue..
Me sorprenden de repente sus colores y me veo corriendo pletórica en ese claro oloroso de hierbas y de flores. Los árboles siguen pintando mi piel de verde y el inmenso Lanín no puede desprenderse de mis brazos que atenazan su blanca cintura para que no escape de mi loco mundo agreste.
38
El País que yo viví
Me duele esa furia de los ríos cortando mi deseo de encontrar el lago oculto, pero una bendición de pájaros llegó con sus ojos diminutos para bañarme de ternura y me invitaron a jugar con ellos descubriendo el bosque que total y salvaje me rodeaba. El Lanin oculto por nubes blancas escondía su mirada pero yo estuve segura: una sonrisa de sol iluminó la ladera inmaculada. 5-1-85
39
Etel Carpi
Sucedió… en los Glaciares Sucedió… aquel crepúsculo frente al lago de cristal. Pálidas luces cayendo sobre la violácea bastedad de hielo. Sucedió… como un milagro en un lugar del sur total del sur viento del sur nieve del sur mío sucedió. Santa Cruz, la cordillera altiva y una perfección de hielo floreciendo en truenos en medio del silencio de la noche. Oscuro manto de frío acunó los sueños nuevos entre el verde lengal. 40
El País que yo viví
Yo, como una ciega extendí mis manos vacías en busca del alma del hielo para que me bañara de paz. 29-12-83
41
Etel Carpi
Encuentro Paso Agua Negra Un día fui hacia la cordillera buscando páramos donde el sol y el viento tienen su verano y tienen su invierno. Encontré un vergel de silencios sublimes un acuario de luz un mundo donde los ríos son luciérnagas transparentes vestidas de agua. Y descubrí el canto de las alturas, alegremente sin importar que el polvo y la greda se pegaran a mi rostro. Y hoy, después de otros regresos siento que soy su latido su silencio
sus piedras
y guardo el perdón que de rodillas pedí en el altar de sus cúspides eternas. 29-12-83
42
El País que yo viví
Cerro arriba en Malargüe Cerro arriba, iba caminando bajo el sol desvanecido de la tarde otoñal en la cordillera del sur mendocino. Iba hacia el crepúsculo que presagiaba intenso frío. Mis ojos absorbían la quietud del lago azul, todo era diáfano y transparente como el cosmos estrellado. Andando en el silencio me encontraste tú: hermano que cruzabas la montaña y me confundiste con un cóndor que aleteaba cerro arriba
aire de nácar.
Yo era aquella luciérnaga desprendida de la nada celebrando ese paisaje inmaculado de montañas y desiertos lejanos
secretos
y hoy sucede que festejo ese pecado de libertad salvaje por esos campos que como un sueño hermoso me dejó vibrando.
43
Etel Carpi
Y hoy resulta que el recuerdo me tortura en agรณnica nostalgia 1Oh tierra salvaje y solitaria donde mi sed fue saciada! 1-1-84
44
El País que yo viví
A dos años de distancia… y muchos más en Isla Roja (5) Como un puente al paraíso observé el corredor de rocas musgosas cuando la bajamar lo dejó desnudo tentador
temible
ante mis ojos inquietos. Era el salto al edén animal oculto y esperado para amar cada una de esas criaturas inmaculadas. Ayer, a dos años de distancia hoy, (a muchos más) evoco mi desconcierto en la aurora poblada de voces aladas y esa sed devoradora de libertad que me carcomía el alma. Me sentí liberada por un torbellino de alas de ojos estudiando mi torpeza al caminar entre tanto bullicio .
45
Etel Carpi
Y fueron testigos el mar el sol naciente la suave brisa de diciembre que me vieron ingresar al santuario de paz. Hoy me queda el ejemplo de convivencia de solidaridad y nuestro secreto, es el perdón que les pedí en nombre de los humanos que tanto daño hacen. Ellos ya lo sabes… llegué allí por amor. 5-1-85
46
El País que yo viví
Mi hora feliz en alguna pingüinera Puedo indagar en los límites del recuerdo para encontrar mi hora feliz en comunión con ese mundo agreste de mar y piedras por donde anduve esos días ignorante del dolor y abierta a la libertad. Allí están ellos: los amigos fieles de mi humanidad enferma, amontonados de vida descubriéndome el secreto que los une al mar amado. Allí están: los adorados pingüinos renovando el misterio sutil del amor total cada primavera. Me vieron llegar tímida y cautelosa, me reconocieron feliz junto a ellos me hablaron del mar y compartimos el idilio con l a vida, también me vieron partir renovada de luz y tristeza. 47
Etel Carpi
Desde entonces la ternura de sus ojos renace como milagro en mi tierra fĂŠrtil cada despertar de un nuevo sueĂąo. 5-1-85
48
El País que yo viví
Invitación por la cuesta de Miranda Se llenaban de lluvia las montañas, rojas, como los desnudos cabellos del sol cuando amanece. Era verano y hace ya tiempo… en lo profundo de la garganta corría el río como un encanto. Vengan conmigo, en el recuerdo que voy deshojando quiero enamorarlos con este canto. Entren al misterio de los cerros empapados con la lluvia, beban el agua que ha quedado entre mis hojas. ¿Sienten el aroma? es de la tierra, barro caliente y rojo por donde transitó mi arrojo. Y ese silencio… lo traje en dulces nostalgias y ahora en mis versos revive y se prolonga cuando lo evoco. 5-1-85
49
Etel Carpi
Latidos ocultos en Valle de la Luna Hace ya tiempo… inauguré la locura de buscar los rincones más agrestes de mi tierra. Por eso llegué allí. Buscando el alma desnuda del silencio. Y me interné en esos senderos donde se escucha el corazón granítico de la tierra. Y quedé absorta bajo la diafanidad matutina de un cielo con resplandores lilas sobre fondo de inmaculado azul. Me saludaron las mágicas formas esculpidas por el viento cinceladas por la lluvia besadas por el sol amadas por el misterio.
50
El País que yo viví
Ischigualasto (6) es el nombre calcinado por el sol enfriado por la luna. Ischigualasto… allí donde los sonidos de la existencia se agigantan con la inmensidad del paisaje y donde cada rincón guarda un mensaje de la historia de nuestro planeta. Hace ya tiempo… rememoro esos momentos, yo era una niña traviesa que comenzaba a encontrar los secretos ocultos de mi tierra. 30-12-83
51
Etel Carpi
Regreso en Lihué Calel (7) Como un soplo de lluvia y de viento me arrastré por sus senderos en busca de paz. Y en noche de luna creciente quedé esperando la caricia perdida en la huella desierta de mi soledad. Amaneció el sol de Lihué Calel y el caldenal se llenó de vida en un milagro de resurrección. La quietud retornó a la vizcachera y con mi rebeldía silvestre busqué el sendero del espinoso monte que adornan los molles del amanecer. Mi ruta se vistió de trinos y en la pedregosa sierra encontré charquitos de agua (vestigios cristalinos de arroyuelos ausentes). Pensé en los zorros en los pobres pumas… y el hombre insaciable de muerte y de destrucción.
52
El País que yo viví
Como un soplo de lluvia y de viento caminé la mañana de Lihué Calel y fue entonces que al florecer el alba la caricia perdida regresó a mi piel. 26-3-86
53
Etel Carpi
54
El País que yo viví
EL SILENCIO ES ALEGRÍA
El silencio es el lenguaje del amor.
55
Etel Carpi
56
El País que yo viví
Lámina 3.
“Túnel al pasado”, Serie Talampaya. Óleo acuarelado, 50x70
57
Etel Carpi
58
El País que yo viví
En mi memoria en un bosque petrificado Vuelven a mi memoria aquellos senderos desdibujados donde desfila el tiempo con su cargamento de muerte. Vienen a mi memoria las andanzas por la interminable locura pétrea allá, en el sur, en busca de los bosques convertidos en piedra. Milenarios secretos escondidos en sus frías cortezas en la desértica vastedad donde yace su alma vieja. Viene a mi memoria como un desfile de lunas buscando abrevar en mi boca seca.
59
Etel Carpi
Como un latir oculto de dolor que de repente, estalla en un recuerdo lejano. Allí caminé me perdí en busca de su alma vegetal en un mundo mineral donde yacen el sueño eterno esos -otrora- magníficos bosques. Y veo, como ayer, pasar el viento entre sus hojas. Y siento, como ayer, cantar los ríos entre las rocas. Porque vienen a mi memoria las horas que pasé ahogándome en la soledad donde la muerte… se purifica y reposa. 29-12-83
60
El País que yo viví
Otro tiempo en la gruta de Inti Huasi (8) El sol perdía sus racimos dorados entre nubes oscuras presagiando tormenta. Una luz sutil se desplazaba en la brisa dormida… cuando llegué al santuario de paz escuchando ese silencio… ese silencio supremo que solo es en ese lugar. Yo amaba ese silencio que tenia en sus moléculas átomos de misterio. Era como un lenguaje mudo que llegaba de otros tiempos: tiempos detenidos en la soledad sublime de la gruta.
61
Etel Carpi
Ese es el tiempo que hoy guardo en mis nostalgias en un lejano latido de ausencias. Inti Huasi: el nombre que encendiera mis locas ansias de buscar aquello que se oculta en la nada. El sol perdía sus racimos de oro, las dulces montañas desoladas hacían marco a mi emoción de sentir la raíz de la vida en el aire saturado de mensajes. Siempre amaré ese silencio… la gruta desierta, la lluvia fresca mi alma cansada de andar los polvorientos caminos para llegar hasta el hogar de las criaturas muertas en el tiempo antropológico de esos paisajes. 31-12-83
62
El País que yo viví
Desierto Yo amo el desierto… me gusta su silencio que barre el sol. Me gusta la caricia del viento danzante… la intensa soledad sembrada de piedras. Yo amo sus colores, las flores rastreras que descubro al pasar. La celestial mirada de un cielo desnudo… amo su pureza quieta, el misterio que esconde entre sus piedras, en el fulgor de su arena. Me gusta escuchar su voz en la inmensidad muerta y sentir los latidos que encierra la tierra.
63
Etel Carpi
Amo su rostro oculto su piel desnuda, que adornan las flores con su ternura. SĂ‌ yo amo el desierto porque es un mundo de luz y de silencios. 21-7-79
64
El País que yo viví
Desde aquí en los bosques petrificados de Chubut Desde aquí. Donde ha guardado el tiempo su milenario secreto para donarlo al sol que fue desde entonces en el cielo. Desde la muerte, desde la vida de ese mundo etéreo, bajo la luz oculta de los siglos busco la estrella que marque el rumbo hacia el ser dormido. La madera (ahora piedra) que fue vida intensa de verde pureza; y es muerte , tristeza, en la soledad suprema. Quiero escuchar el sonido del viento y tener el alma de lo que no volverá. Desde aquí. Donde flamean los colores del ser mineral y donde el mundo petrificado me ofrece la LIBERTAD!.
65
29-12-82
Etel Carpi
Lo ignoto a los bosques petrificados de Chubut Andando los caminos del tiempo milenario que yace en la inverosímil mudez de las rocas, prendido de mi mano el latido de lo inhóspito que crece y se deshace sin fundamento lógico en las arcas de la desértica inmensidad. Y grito sin sonido en el total silencio que guarda los secretos de lo petrificado y sueño que soy árbol: araucaria, palmera, o quizás gota de savia de las angiospermas que fueron esos años verdosa realidad. Y todo está ya muerto, milenios han pasado, la sílice volcánica ha guardado esos troncos para legarlo al mundo como mudo mensaje grabado en las páginas de libros minerales que dejan a mi paso la luz de la verdad. Relámpagos de misterio el viento me declara que nada tiene vida, que ya todo es silencio, y el sol con su techumbre salvaje que me acosa recordándome que nada vive entre las rocas, tan solo es el recuerdo que vaga sin piedad. 66
El País que yo viví
Y yo que voy sintiendo como brota en mis manos el color de las piedras con su alma de madera y se siente un aroma de savia que fluye en las venas resecas que el sol ya consume en la copa invisible de la soledad. Nada, nada aparentemente el desierto guarda, pero un mundo de fósiles en sombras se oculta, impresas en capas rocosas, figuras de hojas a las que el capricho del tiempo esculpió sus formas en un fantasmal bautismo de inmortalidad. Y siento lo que nunca ha sentido ser humano, y escucho esas campanas lejanas de la nada, sedimentos que cubren la magia de lo ignoto, arcilla derramada en mis manos y en mis ojos dejándome el mensaje de un mundo sin igual. 17-1-83
67
Etel Carpi
Ciudad perdida (9) al Sr. Raúl R. Narváez Cómo me gusta entregarme al recuerdo de horas vividas en ese lugar, quedarme sola bebiendo el silencio y lentamente poder recordar. Era entonces una tarde de mayo con sol radiante después del temporal nieve en los cerros brillando a lo lejos en un cielo azul, profundo y total. Viento de hielo soplando en los altos, el Mogote Negro y su soledad… abajo la calma, el dulce silencio castillos, columnas de la ciudad. Un misterio de luz guiaba mis pasos por areniscas de ríos ausentes, por callejas de piedra y arena húmeda llena de asombro, ansiosa y silente.
68
El País que yo viví
Cómo me gusta entregarme al recuerdo del mundo ignoto que fui a visitar donde la vida es un tiempo remoto que las arenas duras han de guardar. Laberinto en rosas, rojos y grises donde no existe el tiempo terrenal un mundo ignoto que no es del planeta y en el vasto cosmos no tendrá igual. Nada y todo se ofrecía a mis ojos caminante inquieta en la soledad de figuras rosas, torres y rostros saludando el paso a la antigüedad. Por eso, cuando me entrego al recuerdo palpitante mi corazón de vida me siento dueña absoluta y suprema del secreto oculto en Ciudad Perdida. 4-6-87
69
Etel Carpi
Fantasia en rojo mayor en Talampaya (10) Hace tiempo que su nombre daba vueltas en mi mente hace tiempo que soñaba en su misterio perderme. Talampaya es ese nombre que he soñado tantas veces un secreto en torres rojas y también en ramas verdes. El pasado se desnuda y está vivo en el presente en los bellos petroglifos que escaparon de la muerte. Allá vive la ternura que es parte de lo agreste, allá brillan las estrellas con fulgores diferentes.
70
El País que yo viví
Es un mundo de ilusiones casi mágico y silente, millones de años tallaron las formas más infrecuentes. Paredones de areniscas verticales, imponentes se introducen en el cielo y en su inmensidad se pierden. Y allí donde nace el rio trae el fresco de las nieves del cordón de Sañogasta que alimenta las vertientes. ¡Qué hermoso es su derrotero por el cañón imponente donde las sombras se adueñan y la luz desaparece.
71
Etel Carpi
¡Qué hermoso es el hogar que al río le tocó en suerte, con sus rojos tan intensos, y el misterio que estremece. Talampaya es ese nombre que he soñado tantas veces y hoy guardo en mi corazón esa paz que allí florece. 7-6-87
72
El País que yo viví
Si parece un sueño a Ischigualasto (6) ¡Qué misterio de luz y de alegría bajo el cielo de peces acerados, si todo se transforma en poesía y como un milagro vuelve el pasado a los ojos del viajero asombrado en la dulce paz de todos los días. Ischigualasto… si parece un sueño el paisaje de arenas compactadas con el silencio como único dueño; allí, en las Barrancas Coloradas o en la gris Catedral abandonada, albergue cósmico de los ensueños. Yo miraba sus casas colosales y mientras las miraba, las amaba; también sentía tantos animales que desde el pasado sus huellas dejaban, y en mis ojos ellos resucitaban entre verdes bosques y cicadales.
73
Etel Carpi
¡Qué poniente mejor frente al Morado caminando el color de Las Cascadas como si fuese todo inexplorado!. ¡Qué mejor que las dulces alboradas de luz sobre la arcilla agrietada del enigmático Valle Pintado! Allí pueden ser los hondos anhelos y el tiempo es un tiempo sin medida que invita a vivir y a emprender el vuelo por las claras páginas que la vida fue escribiendo sobre la misma herida que el viento y la lluvia abrió en el suelo. Ischigualasto… si parece un sueño, un sueño de amor. 10-2-88
74
El País que yo viví
La tierra es mía al Monumento Natural Bosques Petrificados de Santa Cruz. Estaba la mañana desprendiéndose de las estrellas que en la noche brillaron, y el sol tempranero, abriéndose camino entre las nubes que al naciente ocultaron. El viento estremecedor del silencio reseco castigaba la tierra desnuda y sin vida donde inmensos troncos petrificados ya secos descansan por siglos y siglos su alma dormida. Estaba la mañana iniciándose de a poco en la cuajada soledad del valle, con un frio prístino y primaveral, cuando fui caminando por la agreste calle. Hermosos árboles yacían sobre el desierto sin más compañía que las delicadas flores que desde la tierra entregan a esos seres muertos la tibia alegría de sus tímidos colores.
75
Etel Carpi
Y la tierra es mía –me dije- mientras vagaba alegre por los sitios desolados, descubriendo con asombro, el misterio de la vida que nos llega del pasado. Y como soy vida en verde imaginé otros años cuando el verde ¡verde! existía en esos lugares, y mientras miraba el presente paisaje extraño sentí que nacían insólitos cantares. Y la tierra es mía –me repetí dichosa- la tierra es mía y debo gozarla con el corazón abierto al amor y los brazos extendidos para abrazarla. Lejos, el cerro Madre e Hija y la Laguna Grande me hablaron con el lenguaje de la tristeza y en el secreto de la tierra que allí se expande fui ganándole a las horas su oculta pureza. Porque aquellos días en el sur, cuando la primavera destella, son mi regalo, porque en el silencio enorme de sus paisajes se borra del mundo todo lo malo. 12-2-88 76
El País que yo viví
EL MAR… Y SUS CRIATURAS
Quien no puede sentir ni asombro ni sorpresa está sin vida. Sus ojos están apagados. A.EINSTEIN
77
Etel Carpi
78
El País que yo viví
Lámina 4
“Isla Arce”. Serie Fauna. Óleo 70x 100.
79
Etel Carpi
80
El País que yo viví
En el silencio del mar Llegué al mar una mañana en busca del silencio y de la calma. Sobre la arena húmeda y salada me esperaban las gaviotas blancas y la espuma de las olas irisadas. Sentí la frescura de la brisa alada y comprendí el mensaje silencioso del agua. Aquí no llega la gente apurada ni los autos que vienen y van. Y desde aquella mañana lejana me quedé a vivir en el silencio del mar. 1977
81
Etel Carpi
La noche y el mar La noche enrosca sus alas en el encaje blanco de las olas, y se estrella en el silencio en las paredes verdes que lloran. Un campanil escapa del agua azul hasta el cielo (el cielo oscuro de noche blanca y azul). Han quedado solos el mar y la noche, embebidos de luna y de misterio. La noche ha escondido un duendecito en el corazรณn del mar, un duendecito de paz que baila en la espuma su danza de sal. 1978
82
El País que yo viví
Tentación a un pingüino perdido. Estabas allí adorable criatura que mi alma soñó acariciar un día, y en un abril desolado se abría a mis cansados ojos tu ternura. Sobre la arena desierta y pura de una tarde silenciosa y tan fría donde el mar en pedazos se rompía cayó en mis manos blancas tu dulzura. Un tinte violáceo pintó el cielo, tu piel guardaba suave terciopelo y sentí la tentación de correr contigo hacia el mar misterio, divino, y compartir ese mundo marino donde vives… y de él poder beber. 18-2-82
83
Etel Carpi
Recuerdo Recuerdo aquella tarde tan dorada, el mar era un murmullo de pureza, en los huecos rocosos, la belleza de criaturas muy dulces y delgadas. La sana visión de una isla habitada por lobos que rugían con fiereza y de blancas gaviotas la tibieza endulzando mis manos desoladas. Recuerdo… el Sur me abrió su secreto y mi corazón a su paz sujeto quisiera escapar de mi cuerpo humano para albergar aquel único cielo, y emprendiendo tan largo… largo vuelo posarse etéreo sobre sus manos. 31-1-82
84
El País que yo viví
Agonía para la vida Se prende en el silencio de la tarde una tímida llamarada de oro y el cielo algodones rosados arde sobre un transparente fondo incoloro. Se encrespan engalanadas, las olas del mar verdoso, orlado de campanas repicando al crepúsculo… solas entre el silencio que del aire emana. Se estremece la calma del azul sobre un manto de esmerilado tul. ¡Oh nacido frescor que crece y crece! Verdor que aumenta al apagarse el cielo… y remontan las gaviotas el vuelo hacia el poniente que lento oscurece. 4-12-80
85
Etel Carpi
La suave penumbra La suave penumbra se ahondó a mi paso mientras mis huellas dejaba en la arena mirando en el cielo la luna plena. Hacia Occidente ardía aún el ocaso. Murmuraba el mar pléyades de espuma, y una brisa lábil en su secreto acunó mis ansias de duende inquieto caminando hacia ese horizonte en brumas, donde la noche en fúnebres mortajas fue desgranando en pequeñas migajas su luz, sobre mi pequeña figura. Un remanso de rocas me sorprende, y la luna, del mar su espuma enciende y su fulgor resalta en la negrura. 16-2-84
86
El País que yo viví
Sur mío a nuestro sur. Sur mío Sur Patria, sur cielo Sur de noches estivales que desvelan Sur otoño, sur invierno, Blanco manto… primavera Salvaje, agreste, Último reducto de la soledad-silencio, De la paz divina Que nadie encuentra Refugio tibio, Inmenso, inviolado, De las criaturas de nuestra Tierra Sur montañas… Sur estepa, sur nieve, Sur de marinas , azules esperanzas. Sur amor, sur misterio, Siento ansiosa… tu llamado. Quiero amarte En cada guijarro de la playa y sus barrancas En cada copo de nieve derretida En cada hoja en el aire suspendida 87
Etel Carpi
En cada misterio de las noches frías… Quiero encontrarte En el silencio desgajado de la aurora En el misterio de las estrellas encendidas, En el espejo de los lagos que son vida… Quiero escucharte En el lenguaje del viento entre las rocas En la voz de las criaturas adormecidas, En el murmullo del agua en ti nacida… Quiero sentir Tu savia en mi sangre, cada hora; En mis latidos, tu voz triste y sentida, En mis silencios, tu voz dulce y herida… Sur mío Sur azul, sur ilusión, Sur de tonos otoñales que enamoran Sur esperanza, sur estrellas, Príncipe viento… que llora Regala a mi ser la libertad De ser campana Bogando sobre tu paz, De ser nube y bajar en lluvia A besar tu pan. Regala a mis sueños la fantasía 88
El País que yo viví
De ser montaña, Y encadenada a la quietud sublime De tus montañas, Decir al viento: “ Yo soy su alma” 24-4-81 *Poema introducción de mi libro CON ALGUNOS REPRESENTANTES DE NUESTRA Fauna marina Austral. Albatros, 1984.
89
Etel Carpi
Adorable pingüino en Golfo San José ( Chubut) Adorable criatura de los mares habitante temporario de la helada tundra, te encontré una tarde… de otoño, quieta… en la playa lejana, bajo luces de tormenta. Te miraron mis ojos, me miraste con la ternura de un niño… tú y yo… solos en la playa desierta. El viento del sur heló mi rostro, el cansancio del mar –una y otra vezgolpeó las algas que descansaban sobre las piedras. Pequeñísima criatura, suave como una estrella… se escuchó el silencio… el tiempo se quedó sin horas y todo, tornó a ser violeta.
90
El País que yo viví
Cayó el viento sobre el acantilado y la luz se animó, recogió nuestras penas. Adorable criatura de los mares con gracia divina te sumergiste en las olas de espuma revuelta… y yo… tan sola… me quedé con tu ausencia. 27-4-81
91
Etel Carpi
Sueño en Cabo Dos Bahías (11) Amanecía. Y cayó el silencio entre mis manos trémulas y frías que esperaban la luz. Amanecía… y en el aire latía un secreto. Un secreto de vida que en el cielo auroral, sus alas de oro tenía para encender la luz de mi poesía. Y ante mí se deshojó su misterio. El mar vestido de violetas copas acariciaba el cuerpo de dos cisnes con la pureza alba de lo sublime. Y yo… acurrucada entre las rocas, soñando ser el sol recién nacido para entibiar aquel mundo divino. 5-2-82
92
El País que yo viví
Crepúsculo glorioso en Isla Roja (5) Era tarde y diciembre caía al pozo de los años que son un recuerdo de viento y de nieve en el tiempo que llora dolor. Era tarde y la noche llegaba con su luto a cubrir la razón de mi ser que a sus pasos seguía entre blanca arena y ocre coirón; iba ansiosa a descubrir el mundo de un supremo paraíso de amor. Un cielo gris pintando tormenta estallaba en el sol que al morir desflecó sus rayos de colores en un mar que aromaba jazmín. Y sus rayos de oro en aquel cielo vistió de fuego el sudor de cinc y en las arenas de dunas blancas dulces pingüinos vieron abrir en mis ojos color de almendras todo el sueño que soñé vivir. 93
Etel Carpi
La soledad me entregó su cuna sostenida en murmullos de mar y un concierto sinfónico de aves cubrió el silencio y me dio su pan. La pequeña isla ofreció el secreto de su sublime reino animal y el sueño se convirtió en ensueño ante el manto egregio de la paz que engendró mil flechas de esperanzas mis ocultas locuras de amar. Lo seguí con el alma asombrada descubriendo el misterio del ser que en la helada brisa del crepúsculo vino a posarse sobre mi piel. Era mi ángel abriendo el sendero hacia el lejano y límpido edén y esas ramas del árbol divino en mis manos yo vi florecer cuando el misterio de la isla amada en día glorioso pude beber. 17-1-83 Dedicado al Sr: Héctor Olsen, guardaparque de entonces en la Reserva de Cabo Dos Bahías (Chubut).
94
El País que yo viví
Viernes en Punta Tombo (12) Me levanté temprano. Cuando la claridad primera penetró en la carpa. El reloj sonó en mi oído: las cuatro de la madrugada. Mojé mis ojos en la luz naciente y llegó con el viento, dulce sonido: era la melódica voz de los pingüinos. El cielo azul se reflejó en mi piel y en soledad magnífica caminé. El sendero me llevó hasta el mar, las tiernas criaturas caminaban ya, elegantes y esbeltas hacia las aguas, mientras el cielo de Oriente se encendía en rosas y naranjas. Sus ojos me miraron, en gesto invisible los besé y luego… emocionada y trémula al mágico momento me entregué. Absorbí el misterio salvaje y puro de la tierra y perfumé mis manos con el olor de sus esencias. 95
Etel Carpi
Frente al mar. Descansé mi paz sobre carmíneas piedras y compartí con ellos el mundo cálido que los rodea. El mar, espejado y cerúleo jugaba con sus cuerpos robustos. Un concierto de mar y de viento, de gaviotas y ostreros en contrapunto de voces elevó sus armonías al cielo; y yo, recogí en mis manos, la pureza salvaje de la vida que en embriagantes tragos a mi alma… se ofrecía. 29-1-82
96
El País que yo viví
Momento de luz en Punta Norte ( 13) Un silencio dulce asomó a mis pupilas… nubes de tilo desflecaban sus crestas de oro y frutilla. La brisa se hamacaba en la copa del mar que acarició –salino- el aire, hilos de plata, reclamaron a la noche. Entre la rosada esmeralda del poniente, trémula, brilló una estrella… Y las aguas rosadas descubrieron su jardín de flores violáceas para que la noche las coronara. Mi corazón se entregó a la magia que se apoderaba del cielo, y el misterio, apagó la luz que la tarde Austral dejaba sobre el paraje desierto. Melodioso rugir de lobos acompañaba el ronco gemir del viento; y en la playa oscurecida se agitaba la vida al compás de esas criaturas: la pleamar iba a traerles hembras frescas y puras. 97
Etel Carpi
¡Ah los dulces sueños! ¡Ah la poesía que brota como la fuente en la selva nemorosa! ¡Ah las tristezas escondidas en la intimidad de las horas! Aroma salobre, penetró en mis labios entreabiertos que bebían con la ansiedad de una sed loca. Olor a piel húmeda de lobos en celo vagaba en el aire, y mi alma… cedió a la mágica tentación de convertirse en foca. ¡Oh la salvaje libertad de acostarse sobre la brisa! y escuchar el canto que las aves entonan, y callar… porque natura abre su templo y con belleza nos bautiza. Miré mis manos vacías, y bajo el reflejo de una estrella vi que latía en ellas la esencia pura de la vida.
98
25-1-82
El País que yo viví
La tormenta en Punta Norte ( 13) En el silencio truenos lejanos en ondas de mar llegan a mí, siento caer la noche en mis manos como la tierra cobija al grano detiene del mar su frenesí. Amo la calma olor a tormenta, el mar profundo sin un color, todo el misterio que en paz me tienta a que voces de elefantes sienta beber la noche que gime amor. Suaves relámpagos vibran, crecen… la espuma es la única luz total que en murmullo ansioso languidece en tropeles de olas que mecen el torbellino ignoto de sal. La oscura soledad, mi locura buscando de las aves beber el misterio albo de su ternura… de lobos marinos la dulzura que necesita todo mi ser. 99
Etel Carpi
Y brota en silencio mi poesĂa vibra en la noche su resplandor y llora sublime su letanĂa en las hojas de mi selva umbrĂa con las promesas de eterno amor. 16-1-83
100
El País que yo viví
Suspiro de noche en Caleta Valdés ( 14) Es noche. El silencio espeso me besa, y el cielo de occidente derrama su claridad postrera. Camino bajo las estrellas, la Navidad se acerca, miro en el mar espumosa danza. Me beso los dedos, frescos de bruma salada; y se apodera de mí un deseo: esperar junto al viento, la madrugada. Una soledad salvaje me acuna, el aire huele a misterio, misterio de luna. Lobos y Elefantes marinos rugen al silencio en mezcla de fuerza y ternura. Sus voces me estremecen como un eco que retumba y me acaricia desvaneciendo mi sed silvestre y pura. 101
Etel Carpi
Es noche. El mar es un capullo de profundo azul-violáceo y el viento salvaje, puro acuna los arbustos. Hay en la noche un lamento, un lamento de aurora, que crece con el silencio y en sueños se deshoja. Suenan a música los guijarros bajo mis pies ligeros y la noche exhala un suspiro de misterio. 30-1-82
102
El País que yo viví
Embeleso en Cabo Dos Bahías ( 11) Me rodea el silencio ( a modo de abrazo deseado), y logro ser fuerte para poder soportarlo. Se me anuda el corazón como gaviota sobre acantilado. Es vasto el horizonte -vasto y maravillosoen armonía con el mar lo abarcan todo. Llegué sola, saltando rocas salpicadas de sales y rosas, sintiendo que el viento bravío despeinaba mis cabellos en porfía loca. Escuchaba al mar, ¡ el mar! ¡Cuánto deseaba poseerlo! Vagaba sola… sola… un cielo azul era mi techo, un frescor salvaje y de misterio. Corría ansiosa… resbalaba alegre ( pletórica de añorados placeres) sobre las rocas. 103
Etel Carpi
La tarde espléndida tendía en mis manos sus finas redes… y me fui enamorando. Hirió mi mirada el sol, diciembre extendía sus cabellos de oro… pero el amado Sur es un secreto de fríos dulces y sabrosos. ¡Oh el mar, el mar deseado! estaba allí: inmenso, único, sagrado… en el fondo del abismo destrozándose en pedazos: (blancos como la nieve tan amada de otros pagos). Y yo, inquieta, muda… agitada de emoción ( ya sin cansancio) me aferraba al peñasco para abarcarlo con amor. Danzaban las aguas en remolino loco, su transparencia me reveló el secreto de dulces lobos. Una isla recortó a lo lejos su figura, era un todo salvaje… 104
El País que yo viví
de locura. Reposé mi cabeza en la lisa oquedad de una roca y el viento se transformó en brisa para acariciarme toda. Exhalé un suspiro… como de rosa… y cerré los ojos cansados de admirar… las rocas era un lecho tan blando que permanecí horas… Mi alma … como un milagro se desnudó toda, desprovista de penas, limpia de amarguras creyó en algo: la belleza. Y un decir sin palabras se me escapó de la boca… dos sílabas tan solo: ¡gracias! 30-1-82 “Poesía leída en la apertura de mi primera exposición de pintura visual sobre FAUNA MARINA AUSTRAL, que tuvo lugar en la primera sede del Museo de Arte e Historia Los Toldos, Teatro Español, 1983”.
105
Etel Carpi
El perdón Pronto… la aurora estallará en sonidos y la plúmbea oscuridad brumosa absorbida en luz se irá sigilosa cuando el sol suba desde el mar herido. Pronto… la brisa irisará sus flecos, y para festejar al sol naciente una catarata cristalina y riente ensayarán las aves; y sus ecos resonarán en el viento auroral. Pronto… despertará el reino animal con la luz más sublime y adamascada, estallando en lo ondulante y profundo del mar lapislázuli, será un mundo de perdón para mi locura alada. 15-2-84
106
El País que yo viví
Las campanas Esta noche no sé por cual secreto volaría hasta la orilla del mar, vagarosa, fragante y liviana con las olas me pondría a jugar. Será ese rumor creciente del viento que mece las plantas de mi jardín mojadas por la gracia de la lluvia que al calor del estío puso fin. Será el recuerdo de las castas aves que tantas veces me vieron llegar con mi carga de pasiones salvajes en busca del alma eterna del mar. Porque me siento etérea y distante y un algo se apodera de mí, entonces… cierro los ojos y sueño con las campanas que en el mar perdí. 30-12-86
107
Etel Carpi
Estoy naciendo en Pto. Harberton o Canal Moat. ( 15) No sé si era un poco invierno o un poco primavera, sólo sé que había un silencio de eternidades frente al Beagle azul, azul, azul de soledades donde tantas aves daban luz a mi quimera. Oh, embriagante aroma de mar… oh voz del viento, qué ternura la naranja flor del calafate, qué candor ignoto, qué paz allí donde late la vida total… sin nadie… si fue como un cuento. No sé si era mucho o poco el frío de la tarde, sólo sé que los verdes bosques resplandecían y en lo alto la nieve, bajo el sol se derretía. Entonces pude decirme, al nacer l tarde: oh misterio estelar de vivir, estoy naciendo… frente al Beagle azul, oh milagro ¡Estoy Naciendo! 17-1-88
108
El País que yo viví
Como un sueño en la ría Deseado (Santa Cruz) Qué increíble, casi parece un sueño, navegábamos la ría celeste en ese día soleado y agreste resultado final de tanto empeño. En el agua mansa dulces toninas saltaban alegres y los pingüinos flotaban sobre las olas, divinos seres… ante ellos, mi amor se inclina. Si parece un sueño, en las barrancas los cormoranes cuidaban sus nidos bajo la luz del sol, sublime y blanca. Fue en el sur, con el único sonido de las aves que amo como amo el mar, si es como un sueño que pude alcanzar. 18-1-88
109
Etel Carpi
Retorno en Cabo Dos Bahías. (11) En esa hora parturienta, cuando la mañana nace con destellos de luces inmaculadas, cuando el mar se agiganta a los ojos asombrados y las aves reviven como un dulce milagro… en esa hora primera, de todas la más bella he retornado mis pasos por esas riberas donde dejé hace años mi paz y mi ternura, donde desterré por siempre la palabra nunca… El cielo como entonces, acuarela de luz, los pingüinos silentes, incuban en quietud; dejo como ayer, la piel del miedo abandonada y me entrego total a la soledad del alma. El mar, un santuario inmenso adornado de espuma, replicantes sus campanas al viento que perdura y siento que la tierra es mía y debo gozarla porque lo que ella me entrega es la paz descarnada.
110
El País que yo viví
En esa hora primera, caminando la arena, y el rojo color de la roquería de fiesta, revivo cada instante de aquellos ya lejanos cuando alegre descubrí a mis seres adorados; ¡oh santa primavera!, gracias por el regreso adonde puedo sentir a la vida sin miedos y puedo gozar al viento, al frío, al sol, la lluvia… con todos mis poros abiertos, libre y desnuda. Porque con cada arruga nueva de mi cuerpo crece el amor que por aquel paraje siento. 24-1-88
111
Etel Carpi
Un momento en Mar Azul Llegó el momento soñado de caminar a la vera del mar. Llegó con un sublime sonido de olas blancas en la rompiente. Más allá el sol rojo elevándose como todos los días. El sol rojo que escribe un poema por mi y lo pinta. Las gaviotas alborotadas en búsqueda de moluscos. Yo camino abriéndome paso en la bruma del alba. Más allá el secreto, en mi alma sosegada un misterio. El misterio de la soledad que busco día tras día. Llegó mi momento sublime con un concierto de voces. Todos los pájaros del monte, del mar, del llano. Cantan, gritan, viven, son mágicos. Llegó en un tren cargado de tristezas. Se quedaron una por una en el camino. Voy despojándome de todas las cargas. Poco a poco, día a día, hora tras hora. Debo regresar liberada y nueva. Llegó el momento y lo disfruto. Llegó como lo imaginé siempre. Igual que otros momentos. Mejor que muchos otros. Llegó la paz a mi corazón. 112
El País que yo viví
Entró la naturaleza toda. Me tendió la mano. para salir del abismo. Ahora seguiré. Seguiré mi camino. Me obligo ser feliz. Me obligo vivir. El mar mi amigo El mar azul El mar Llegó El Mar 2010
113
Etel Carpi
Amanece Amanece y soy feliz Un atisbo de tristeza de mi antigua soledad El mar Sus campanas Neruda en mi memoria Alfonsina Su romance final con la sal Lo miro Absorta Camino y busco su voz Me atrae Pero sigo caminando Hermosos caracoles me distraen La tentaciĂłn es grande Pero soy fuerte Y seguirĂŠ en la tierra Soy parte del mar Como todo ser vivo Principio de todos los principios Madre de la vida Padre de la creaciĂłn 114
El País que yo viví
Amanece con luces en el cielo Que reflejan en la espuma Colores y destellos Oigo los pájaros de la vida El despertar de esta soledad compartida Con ellos Con el sol Con el mar Con la luna Que anoche la vi tan grande Tan luminosa Volveré un día Volveré al silencio De mis días pasados Para alimentarme de luz De naturaleza De paz Por vivir Bendición de Dios Gracias Soy feliz 31-3-10
115
Etel Carpi
Parte del mar en San Clemente del Tuyú Hoy soy como esta playa desierta que transito serena y para colmar mi cansancio un amanecer más. Oro que besa la arena canto que muere a mi lado llanto de sal que me abraza en cósmico intercambio de soledad. Cuando el viento helado del Sur penetre los poros de mi piel y la calidez del sol ascendente descienda por la cornisa agreste de mi cuerpo y las gaviotas transiten los espacios dormidos a la intemperie estaré menos sola y formaré parte del mar. 13-3-13
116
El País que yo viví
Momento
(verso infinito) en Punta Rasa.
Se retuerce el silencio cuando el sol de la mañana helada viste de perlas blancas que destellan luz sobre el agua del mar tranquilo donde acudo en una búsqueda desesperada por encontrar la salida al multiverso de mi alma rota en mil pedazos al igual que el planeta que se destruye en el tiempo infinito de esta galaxia azul donde hay tantas estrellas como granos de arena bajo mis pies y sonidos desconocidos viajando en el espacio incoloro que mi oído humano jamás podrá percibir hasta que el cuerpo muera y en una escalofriante eternidad el alma renazca en una dimensión desconocida… Mientras… escribo. 14-3-13
117
Etel Carpi
Despedida Me voy mar frío ya es hora. Me llevo éste último momento Gélido
sublime Brumoso
Mujer de mil amaneceres que deja huellas invisibles de palabras sueltas atadas a un sinfín de silencios, de cuadros acuarelados armados en el desierto. Me voy Me voy… Fresco perfil de las olas ya es hora. Seguiré navegando de cara al naciente por la ruta de los sueños rumbo al insondable silencio. 16-3-13
118
El País que yo viví
Placer salvaje Valido este placer que empalaga cuando florece en turquesa soledad. Vale la pena cada instante vivido aunque breve, me abraza en intensidad. Se llenan mis pulmones de aire puro que llega a regalarme la eternidad. No me busques ahora en ningún lado, emulando a Alfonsina, busco verdad. No me busques, me quedo en este momento, cuando detenido el tiempo, puedo amar. Porque vivimos para siempre; aún, en nuestra brevedad. 4-1-15 Acotación personal: La mayoría de las poesías del capítulo anterior han sido inspiradas, vividas, gozadas, sufridas, en el Sur de nuestro País, en una época donde todavía el hombre no había llegado a destruir y corromper ese lugar sagrado. Hoy -2016- después de muchos años sin poder regresar, estoy segura que “mi” paraíso no existe más. Allí, la salvaje belleza de la naturaleza, ha sido avasallada por la corrupción de unos pocos que se han hecho de la inconmensurable riqueza de nuestro lejano y amado Sur Argentino.
119
Etel Carpi
120
El País que yo viví
TAN CERCA DEL CIELO
Lo más bello es la perfecta justicia lo mejor la salud… pero lo mas deleitoso es alcanzar lo que se ama. DELOS
121
Etel Carpi
122
El País que yo viví
Lámina 5.
“Hacia El Acay”. Serie Altos Andinos. Óleo 50 x 70.
123
Etel Carpi
124
El País que yo viví
La claridad final en Iruya (16) Vuelvo a estremecerme con el recuerdo transformador de lo pasado en realidad de presente. Porque estoy temblando en esta noche calurosa de un estío, inundada de magia, caminadora de lo agreste cuando en renovada libertad fui trepando por la huella ignota hasta alcanzar la cumbre de las fantasías concretadas. Y un racimo compacto de montañas inmensas se derramó sobre mi deseo con sus formas perfectas llegando a mis ojos de manera inevitable.
125
Etel Carpi
Como pájaro abatido por una tempestad esperada me perdí en los huecos deshabitados ( terciopelo de cumbres sagradas) y un lamento de río esperó más abajo mi entrega desmedida a la naturaleza toda. Entre vientos desconocidos y silencios inconclusos acudí entonces impregnada de sol y polvo hacia los destellos milagrosos de la claridad final. 3-1-85
126
El País que yo viví
Pájaro libre en Laguna Pozuelos (17) Necesitaba sustituir mi fantasía por la audacia genial de llegar hasta allí… liberar todas mis estrellas inventando un pájaro libre para poder llegar. Y la tarde azul se hizo polvo de nubes barriendo la quietud desolada de ese pedazo puneño, más allá de aquellas montañas. Resquebrajó el suelo la sequía prolongada y ante negritud apremiante busqué al amor que anida en mi alma como fuerte paraguas.
127
Etel Carpi
Entonces… me despertaron los sueños de realidad helada cuando la aurora luminosa acarició el pájaro libre de mi ser que en la calma fría esperaba…esperaba… Y mis alas delirantes no cedieron al cansancio de volar tan alto porque un nacimiento de plumas rosadas cayó en paz sobre mis manos cuando el espejo celeste del agua se entregó total y agreste a mi llamado. ¡Oh sublimes criaturas! que viven calladas, firmes en reducto tan apartado; hubo un tiempo de mi vida que agotándome de gozo ( sin miedos, ahogada de luz) reposé mis ramas puras en la ternura infinita de sus alas.
128
4-1-85
El País que yo viví
Entera de vida en el Acay ( 18) Estoy entera de vida y de pasión después de rebelarme al miedo y a la quietud cuando al buscar la cumbre más remota encontré mi hora de lágrimas triunfales. Palpito cuando evoco la mirada nívea del inmutable Acay y nada me sorprende porque supe de esas rocas, de ese sol que en primavera protegió mi soledad dejando las torres del misterio derrumbadas ante mis sueños de libertad. Porque supe de las huellas ocultas por piedras y arena, del viento gélido y desmedido, el profundo abismo y los ríos que nacen escarchando a su paso la suave estepa de altura. 129
Etel Carpi
Mi memoria obstinada me remonta hasta el reino del silencio que amé casi muerta por las sombras desterradas; fueron mis testigos gráciles vicuñas que treparon las laderas peladas cuando mi andar tembloroso las descubrió entre la nada. Y estoy estera, fuerte y total; porque ahora en medio de mi mundo inquieto perdura y crece la emoción que conmovió mis ángeles en las remotas cumbres del Acay. 4-1-85 Al Sr. Federico Kirbus, explorador que me alentó a llegar allí.
130
El País que yo viví
El premio final en el río Cobres ( 19) He sentido, por un instante el viento supremo de la puna sacudiendo las ramas de mi sangre. Aún las cicatrices abiertas en mi espíritu por soledad tan terrible y necesaria no han curado porque me duele el alma cuando evoco el tránsito fugaz en busca del sueño que se escondía en esas montañas. El blanco espejismo de la sal renovó mis ansias y ya nada pudo detenerme ( ni siquiera el temible arenal por donde transitaba), el destino en los ojos, el triunfo en el alma.
131
Etel Carpi
Me acunó el sol que en parajes tan altos se soporta sin reparos y la soledad inhóspita es la única compañía que nos acosa y nos somete y hay que amarla o caer en el túnel de la muerte. Al final de la marcha el premio de la vida brotó en lamento de agua pura llamando a las auroras de un llanto emocionado; y un diluvio de frescura dejó sus huellas en mi carne y su límpida pureza me oprime aún la garganta cuando en este instante, siento el viento supremo de la puna sacudir las ramas de mi sangre. 5-1-85
132
El País que yo viví
Sin titulo en Yavi (20) Era una noche de luna llena, enero se apagaba lentamente en el silencio tan dulce, latente en la altura de la Puna serena. Raudamente vagaba el frío viento y las estrellas eran más cercanas, un misterio sublime a la mañana esperó conmigo. Y algún lamento se escuchó en la noche, desde el fondo profundo de la Puna misteriosa y mi soñar de amor fue tan hondo que se posó en mi alma una mariposa y un rayo de luna se instaló orondo sobre mi piel que soñó… ser hermosa. 25-11-82
133
Etel Carpi
Se escucha… en Bardas Blancas (21) Se escucha el aire… en el silencio adormecido de luz se escucha el aire… susurra estrellas en mi oído y luego me abraza, y me lleva en brazos a descubrir el corazón agreste de las alturas emblemáticas. Se escucha el río… baja presuroso y cristalino acariciador de piedras redondeadas, de hierbas color esperanza… y me murmura desde lejos cantares de fantasía, en una sublime invitación. Se estremece mi alma y es la soledad grandiosa y clara una peligrosa tentación. Y vuelo… en brazos del viento… Ya no pienso y voy, el sol me mira y me alumbra, la nieve me sonríe y la desnudez divina de las cumbres se entrega a mi vida. 134
El País que yo viví
Me envuelve el aire… ya no vuelo entre sus brazos invisibles y alados, ahora sueño… mirando pasar el río, y siento… En el silencio más salvaje la razón de mi felicidad. 10-3-81
135
Etel Carpi
Estaba el silencio en Pozuelos (17) Estaba el silencio y sus banderas, el cielo abierto de las alturas y en la desierta costa, las criaturas que buscaba mi perfecta quimera. Sí, estaba el silencio y sus banderas y en las aguas quietas de esa laguna la poesía de la vida que en la Puna es un milagro que no se espera. Suavidad de montañas a lo lejos y en las aguas el sublime reflejo de los rosáceos seres alados. Entonces mi campanita perdida tuvo la luz de plumas prometida al encontrar aquello tan amado. 2-2-85 A los flamencos de Laguna Pozuelos.
136
El País que yo viví
Poema XXIX Abra Acay Salvada… por el sueño preparado de antemano en llama de amor fui trasponiendo las fuentes de natura solo con mi mundo de mañanas frescas. Y mis pies anduvieron la roca negra de la montaña donde se termina la tierra y el dominio del cielo entra en luz por los poros abiertos. Entonces la nieve ( como regalo en primavera), el sol, el viento… y un frío saturado de éxtasis se adueñan de mi espacio viajero y me poseen. 137
Etel Carpi
Soy un manso cachorro en brazos de su amo. Un diluvio ondulante vence mi voluntad me oprime el alma y me quedo‌ Frente a imågenes colosales, con las manos estrechadas y un horizonte de asombro en mis lågrimas triunfales. 1984
138
El País que yo viví
Poema XXX En una aldea de La Puna Soledad. Canta el silencio repetido hasta el cansancio me enlaza apenas y conmueve los ángeles verdes de mi alma. Casi muerta por la paz necesaria me quedo atrapada en la aldea blanca. Entre rocas coloridas y un latido de agua cortando la montaña. Entonces… cuando la mañana se desgasta en los silencios repetidos y el sol cubre los miedos con su mano perdida el encuentro nos devora.
139
Etel Carpi
El silencio se llena de pájaros y nos socava la ternura dejándonos la sangre florecida de abismos y montañas. Entonces… sé que los sueños pueden ser perfectos si se asciende al límite de los ojos heridos por un milagro de amor. 1984
140
El País que yo viví
Poema IX Le di una mascada a la vida luz sombra poesía inviolada y descarada soledad que encontré y disfrutaré… Pausa del rio sonoro cantar que muere en la sangre plenitud de luz al caer la tarde. Eso es el momento tal cual el canto de los pájaros lejanía serrana oropeles de luz cabalgando hacia el final de la tarde. Estoy me fui volví a las puertas del cielo al cielo abierto a la luna inmensa de noche clara mirándola absorta (muerta vibrando de pasión) el final de la búsqueda ( mi búsqueda eterna) llega a su fin. Marzo 2011
141
Etel Carpi
142
El País que yo viví
ALMA EN VERDE BLANCO Y AZUL.
La Tierra tiene dueño, pero… el paisaje solo pertenece a quien sabe apreciarlo.
143
Etel Carpi
144
El País que yo viví
Lámina 6.
“Rincón de Los Arrayanes”. Serie Verde, Blanca y Azul. Óleo acuarelado 70 x 120.
“Ilustra la tapa de la primera Antología de la S.E.G.V. Palabras Cercanas”.
145
Etel Carpi
146
El País que yo viví
El Chaltén al cerro Fitz Roy
Fue como una bendición de nieve de hielo o de glaciar llegar hasta el borde de esos cerros, montañas de ternura cayéndome en la piel. Siento la emoción de vivir bajo ese frío el alumbramiento del Chaltén. Sendero viento silencio… abrazo de ñirantales, piedra
ríos
misterio…
agua nieve de pureza, caricia apasionada de tierra y de cielo despertando las luciérnagas dormidas de mi ser.
147
Etel Carpi
Cómo explicarlo si es un canto ascendiendo a las supremas melodías de la vida; cómo explicar que estuve entre los brazos del viento caminando hacia la nieve que adorna aquellos cerros custodios del Chaltén. 16-4-86
148
El País que yo viví
De noche en lago Escondido (Tierra del Fuego) Es noche y en el bosque el silencio canta, lo envuelve un aire de magia que vaga entre las ramas. Es noche una luna brillante palpita en luz sobre la nieve que corona las montañas. Un rumor dulce de agua entre piedras rompe el silencio. Tengo rocío en mis manos, aroma a corteza fragante… Es noche y siento alas en mis brazos para volar con la brisa y acariciar las ramas. Tengo estrellas en los ojos, me siento fresca como la noche, como el aire alado; no quiero dormirme, quiero ser dueña de esta noche que es mi regalo.
149
1978
Etel Carpi
Árboles poema ecológico. ¡Oh maravilloso árbol!, paisaje verde de las Australes selvas. ¡Qué alba belleza! Alta imagen de los umbríos senderos que guardan silvestres flores de pureza. ¡Oh magníficos lengales!, delicados habitantes de la selva majestuosa, imponente marco para el mar grandioso, ¡qué verdura, qué ternura más hermosa! Cuando la nieve cubre todos los cerros brota de sus altas copas terciopelo y los lagos se enternecen de misterio. Un silencio de iluminación, salpica los escarpados caminos donde vibra con todo esplendor divina poesía. 8-12-80
150
El País que yo viví
Cuarteto de cuerdas a la isla de Tierra del Fuego Violín ( el cielo) El sol canta desde el cielo la danza cósmica y alada sobre el verde terciopelo de las colinas nevadas. Viola ( el bosque) Lloran en el bosque umbrío los pájaros de la aurora y los cristales del río se derriten con las horas. Violoncelo ( el mar) El mar aroma la arena de sal y de caracolas su voz dulce se hace pena cuando se aquietan las olas.
151
Etel Carpi
Contrabajo ( la montaña) En lo alto de la montaña surge el místico canto que se pierde en la maraña envolviéndola de encanto. 26-4-80
152
El País que yo viví
Llamado al mundo desde Caviahue (3) Shhhhhhhhhhh……….silencio….. es la magia ignota de la noche. Escucha… ¡oh mundo enfermo! en mí, guardo el eco de la noche. Baja, de las tinieblas de la nada y siente… calla… ¡por Dios siente!... es la noche más divina. La luna grande fría nubarrones otoñales de nieve derretida. No hay misterios, la paz se muda, lejos están los hombres, intactas las criaturas. ¡Vamos…!, mundo demente tomad, recoged el mensaje, está impreso en la noche, en mí duerme. Resuena un himno entre las araucarias, y retumba, se eleva por las montañas. La noche juega, la noche santa, por sus sombras negras, pasan las aguas. ¡Oh vamos!... no sientas miedo, busca esa noche en mi triste llanto, y no la despiertes… ¡no la despiertes…! está soñando.
153
Etel Carpi
Desde el cielo, caen gotas de espanto, pero no temas… no es más que llanto. Un duende se ha despertado y juega… vaga alegre por los prados ( los quietos prados de altura) que cubren los bosquecitos serranos. ¡Eh…! espera… oh mundo extraño y escucha por un momento, lo que la vida en mí te está dejando. El silencio, ya cansado, duerme; lo vela el otoño de los Andes. Al alba, la niebla ocultará al lago, no importa, la noche se hará tarde. Shhhhhhhhh ……… silencio…. es la calma ignota de la noche. Ven a buscarla ¡oh mundo insano!, Apresúrate, se esfumará en mi alma, y tú, con tu ausencia larga, quedarás en silencio… silencio… sin aprender de esa noche… nada.
22-4-81
Para la Antología del Primer Congreso Ecológico de Pehuajó. 2013.
154
El País que yo viví
Amanecer distinto en lago Quillén (22) Solo… el polvo-bruma vaga, penetrante insomne gris… aletea entre las hojas de coihues; los minutos pasan, el reloj no gira llegó el amanecer, casi sin presentirlo. Me asomé a la luz de los bosques quietos, y me envolvió un aroma a misterio, sonrió el silencio… el lago helado, espejó el misterio. Y volé… la niebla me abrió su manto, pero choqué torpe, contra los pájaros. Un primigenio rayo irisó la bruma y atrevido, llegó hasta el lago… Subí sobre él… pero mi alma, me dijo inquieta y blanca: “no, no puedes besarlo”. Lloró el bosque, lloró sobre mis brazos, me estremecí de frío, pero allí… sobre mis ojos claros, brilló con emoción un amanecer más casto.
155
Etel Carpi
Solo… el polvo-bruma vaga, penetrante insomne
gris…
aletea entre las hojas de coihues; los minutos pasan, el reloj no gira, llegó el amanecer, casi sin presentirlo. ¡Oh ven, ven conmigo humano! 23-4-81
156
El País que yo viví
Canto a los arrieros en el norte Neuquino. Anochece en la montaña… la luz última se consume tras las poderosas araucarias. El viento se desliza sigiloso por las laderas purpuradas. Vienen los arrieros, vienen con sus bueyes mansos, andando por el sendero lo tiñen todo de blanco. Vienen con sus familias, vienen con la esperanza escondida en su cansancio; en el fondo tibio de sus pupilas puedo descubrir el llanto. El otoño envuelto en frío llega desplegando sus alas y trae la nieve muy escondida en su oscura mirada. En el silencio de la noche resuenan los balidos, y la paz se resquebraja. 157
Etel Carpi
Las estrellas de repente, en el cielo se declaran y un reflejo de fuego enciende en luces la montaĂąa. Vienen los arrieros, la soledad los abraza y dormitan junto al fuego con su esfuerzo de semanas. 23-4-81
158
El País que yo viví
Pehuenes Centinelas del silencio, amantes de sus montañas, tienen un nido de luna incubando entre sus ramas. Un murmullo muy inquieto que estremece, se agiganta, cuando nacen las estrellas surge el himno de las plantas. Ven, asómate… y escucha, entre las rocas sagradas allí, sobre oscuras sombras de su imagen milenaria. Soldados de verdes bosques los herbarios de ñire y caña extienden su suave alfombra bajo su dulce enramada. Arroyitos y vertientes apenas tocan sus plantas, ellos corren presurosos con sus aguas siempre claras. Un sonido llena el bosque en la noche oscura y casta, lenguaje de los pehuenes con su decir sin palabras.
24-4-81
159
Etel Carpi
Existe en EL Lanin. Existió. Aquel mediodía infinito derritiéndose en la nieve que atrapa. Está en el ánfora del tiempo con tantos mediodías amarrados en el silencio, ( desde la primigenia hora que vive la tierra en el universo). Existió. Aquel mediodía infinito de los minutos sin término, con los cúmulos grisáceos y gordos que no podían taponar tu misterio. Y yo… sintiendo la brisa y el sol quemando mi pecho, sintiendo la ocre canción que por el bosque deambula sin cerco. Existe. Aquel mediodía, existe en la monomanía de mis silencios, en el latir ansioso de algún preludio que entonan mis dedos, y existe en la promesa… en la promesa santa de volver a verlo. 160
El País que yo viví
Está en la voz de las ramas que me acarician por dentro, en la verdísima imponencia de esos árboles que grabaron sus hojas en mi pecho. Existe. Aquel mediodía de luz en el claroscuro de tu blancura, de lo simplemente eterno; en la sencillez de lo definitivo, de lo que perdura más allá de la vida porque es parte de lo divino. 25-4-81
161
Etel Carpi
Canto del sol en el bosque en el Lago Nonthué (23) No sé por cuál sendero llegué aquel día, caía el sol sobre la hierba como nieve derretida; la tarde de un viernes de otoño recién estrenada, recién tendida. Por el sendero de los sueños, por el sendero de la vida, llegué… y me acosté sobre la brisa, estalló el silencio… y me quedé vacía. No sé por cuál sendero… ( floreció en el bosque una mutisia) por el sendero del sol entre los bosques, por ventanas abiertas a escondidas. Estaba el silencio muriéndose en la arena y el viento… ¿ dónde estaba el viento?, dormido sobre una espiga. Llegué… me senté sobre la luna pálida en el cielo azul pleno del ya pasado mediodía, pero pronto… retorné volando en las alas de mi poesía. 162
El País que yo viví
No sé por cual sendero llegué aquel día, pero sé que aquel sendero tenía techos de fantasía, sé que abrí mis manos que estaban vacías y vinieron los pájaros para llenarlas de vida. No sé por cual sendero… pero sé que fue entonces cuando comprendí que vivía. 25-4-81
163
Etel Carpi
Muerte y resurrección en Lago Rivadavia (24) Ya es hora. Llega el entierro de la luz, silentemente, sin un quejido. Me hundo en las estrellas que fulguran en la luna pequeñita que lenta, muy lenta, se destaca. Sentada en el muelle solitario, recogiendo el agua azul entre mis manos, mientras el espejo del misterio con la brisa se esfuma, y quedan las olitas rompiéndose sobre los guijarros. Es el entierro de la luz, pero sin rojos ni amarillos. Mueren los trinos, se oscurece el silencio en la soledad, el rostro difuso de las cumbres entra en penumbras, tostado, indefinido… y el otoño reza en la apretada fronda verde la oración del ocaso que se muere.
164
El País que yo viví
Sentada sobre el frío muelle espero la consagración de la noche en el silencio. Desde lo alto, la nieve gélida siente apagarse la luz en su frente, y yo… sentada en el muelle siento florecer el frío en mi puerta. Llega el entierro de la luz. Una bruma tenue, transparente, húmeda se levanta desde el suelo y queda suspendida en el aire sobre el lago, entre las hojas… y mis manos… pescan estrellas mojadas en el rocío de la noche. Es el entierro de la luz. Negro el bosque, azul el lago, gris la nieve… el silencio vivo que se hace llanto. Y yo… caminando hacia el sueño plena de paz, a calmar mi cansancio. Mañana volveré… y sentada sobre el muelle solitario, presenciaré –nueva e iluminadala resurrección de la luz sobre mis manos.
165
27-4-81
Etel Carpi
Soneto Entre el ronco murmullo del viento la nieve cae, cae entre las plantas y en la pureza divina yo siento que esas montañas altísimas cantan. Brota en mis manos la nieve dulce y santa y sueño ser ninfa, alas del viento, ser el silencio, la luz que se encanta, la luz que crece, que crece muy lento. Vagar envuelta en el frío que sueña y acariciar las desnudas peñas vestidas de fina nieve, y un sol que canta y juega, en los copos de oro; ¡calla!... y escucha… escucha ese coro que sube y sube, en busca del sol. 1-8-81
166
El País que yo viví
Morir en luz en el Chaltén El frío iba dejando sus huellas en mis manos y el viento juguetón se estrellaba en su destino de caminante inquieto barriendo los caminos por donde se abrió mi alma verde de ser humano. La tarde en la bruma lentamente iba muriendo con la clara fatiga de silencio y de espera; el desconocido espacio, la celeste esfera la nieve abundante, blanco misterio latiendo. A l abrirse las ventanas del cielo, un grito de asombro y de ternura retumbó en el abismo como plegaria de vida que nació allí mismo mientras la tarde se esfumaba en el infinito. Y allí estaba el viento, el silencio y el blanco manto con brillo de diamante a la luz de mi mirada; el Torre, el Fitz Roy… gigantes de piel helada, alimentando la pureza del río y su canto.
167
Etel Carpi
Ñires anaranjados vistiendo los rincones, pájaros ausentes refugiando su ternura por donde circuló mi alma, libre de ataduras en busca de ese sueño, hacedor de ilusiones. Y me quedé en la orilla, doblada ante el abismo, en el frío de la tarde con bruma y con neblina, la cercana noche iba clavando sus espinas y fue morir en luz abrazada por un sismo. 16-7-86
168
El País que yo viví
Música perfecta a los arrayanes de Lago Verde (25) Fue como música pero mil veces música del cielo la suave música del río caramelo que besa raíces de terciopelo. Así fue en mis oídos la tarde que en la noche se confunde y el sol queda dormido agua que se difunde en dulce poesía que a soñar infunde. El alma silenciosa se apodera sin mucha resistencia de la maravillosa imagen de inocencia y los árboles marcan presencia.
169
Etel Carpi
Arrayanes de fuego iluminan la silente belleza llenando de sosiego de alegría y de simpleza la paz del lago Verde y su pureza. Un perfume de vida exhalan las cortezas fragantes y en las sombras anida un misterio embriagante donde el Chilco es flor morada y brillante. Música sin sonidos música pura, música perfecta escucharon mis oídos esa tarde predilecta entre ese bosque de savia selecta. 18-7-86
170
El País que yo viví
Senderos a los Glaciares Era en ese tiempo el blanco frío del hielo bajo el sol de la mañana con la tierra aún húmeda de rocío cuando salió a sonar mi fiel campana por los senderos de traza serrana balcón a ese blanco y helado río. Yo miraba sus sutiles cristales catedrales de líquida inocencia, los témpanos, azules infernales, el lago verde, la roja presencia del notro florecido, dulce esencia de vida entre guindos y lengales. ¡Ay!, qué paz en la noche tenebrosa con el gemir del mundo sumergido, llanto de lago que en rocas reposa, era en ese tiempo y no hay olvido porque estuve allí entre notros floridos en esa hora de luna misteriosa.
171
Etel Carpi
Era en ese tiempo frente al glaciar, río de hielo que avanza amenazante, allí podía reír y soñar sumergida en ese bosque fragante despertando mi pasión ambulante por sentir a natura… por amar. 18-7-86
172
El País que yo viví
La isla del fuego Ya era el tiempo de la primavera que en la isla es un nuevo y mágico invierno. Mojé mis ojos en la luz primera, mi alma se alejó entonces del infierno de la soledad que adorna esa espera por un amor sublime, dulce y eterno. ¡Qué suave deleite el del sol naciente en la madrugada de ansiados fríos, el mar azul, cantando en la rompiente es un sueño que colma mi vacío con la luz de sus voces transparentes! Yo miraba los árboles desnudos, la nieve gris que cubre los rincones y el rio helado, todavía mudo esperando al sol y sus bendiciones como espera mi alma romper el nudo que la ata al silencio de las ilusiones.
173
Etel Carpi
¡Qué remanso de paz los bosques verdes, los senderos húmedos y fragantes por donde mis pasos lentos se pierden cuando la nostalgia me torna amante de la bella isla blanca
azul
y verde!
Ya era el tiempo de la primavera… tiempo de días largos y cansados, grupos de cauquenes por las praderas, trinos alegres de seres alados junto al viento que es un duende que impera y en sus dominios vivir es sagrado. Allí existen los salvajes secretos, cascadas rugiendo en la alta montaña, ríos caudalosos, rientes, inquietos… y esa dulzura misteriosa y extraña. Ya era el tiempo de la primavera… y yo estaba allí… como quien espera. 11-1-88
174
El País que yo viví
Paseo en Tierra del Fuego Cuando el sol comenzó a derretir la escarcha que cubre los verdes pastos salí a buscar el alma de los bosques, con mi alma dispuesta a gozarlo. Dulces trinos adornaron la mañana por el sendero mojado donde hermosos guindos y lengales flanqueaban la quietud de mis pasos. Arroyos susurrantes, ocultos en las sombras, vibran sus campanas. La nieve inmaculada brillando en las cumbres grises de las montañas y mis ojos tristes caminando un paisaje de perfumes y ramas, teniendo el alma cautiva en la dulce cárcel de estar enamorada. De estar enamorada de aquel mar, de aquel cielo, de aquellas criaturas que en la isla de Tierra del Fuego viven y sueñan bajo la gran luna.
175
Etel Carpi
De estar enamorada de aquellos momentos ausentes de amarguras cuando noviembre comenzaba a desparramar sus flores y sus frutas. El invierno reciente dormía en la quietud de ríos congelados, y en la gris desnudez de los árboles, se desperezaba despacio. Asombrándome a cada instante caminé por el sendero mojado, cuando el sol comenzó a derretir la escarcha que cubre los verdes pastos. 19-1-88
176
El País que yo viví
Paisaje en Caviahue ( 3) Hay un arroyo que canta entre altos desfiladeros abriendo un fresco sendero entre ñires de escarlata y es un hilito de plata cuando lo alumbra el lucero. 31-7-81
177
Etel Carpi
178
El País que yo viví
Lámina 7.
Ñires y Araucarias. Serie Verde, Blanca y Azul. Óleo acuarelado 50 x 70.
179
Etel Carpi
180
El País que yo viví
LAS SELVAS DE MI CORAZÓN
Alguien dijo que un paisaje es un estado de ánimo. El arte, sobre todo, es un estado de ánimo. RAMUZ
181
Etel Carpi
182
El País que yo viví
Lámina 8
“Bosque”. Serie Renacimiento. Óleo 50 x 70. 183
Etel Carpi
184
El País que yo viví
Digo la emoción en Calilegua (26) Ahora recuerdo, el alma pura, transparente el silencio presagiando la noche y la tormenta… la selva oscura caía en mi mirada. Era estío, en el norte de mi Patria: cercano a Calilegua. Digo la emoción de compartir con los mosquitos y la lluvia fresca. Canto al recuerdo de Ser vegetal bebiendo con la selva, mis manos relámpagos encendiendo los senderos negros, donde la magia acecha.
185
Etel Carpi
Canto ese momento entre un hervor de truenos besándome el deseo terrenal de convertir mi sangre en savia de lapacho, de cedro, de laurel… Ahora… en mi recuerdo. Mojado el silencio en la oscuridad total y plena, donde la fiesta de los relámpagos desdibujaban la copas frondosas. Era estío, en el norte de mi Patria: cercano a Calilegua. Digo la emoción de ver asomarse entre los árboles… roja y grande, la luna llena. 28-12-83
186
El País que yo viví
Las lagunas en Yala (27) Lo estoy viendo… la lluvia bienhechora mojando la verdura interminable de la selva perfumada de aromas y cortezas. El manto de nubes rodeando la húmeda locura de las sierras, y en mis ojos sacudidos de emociones, la violencia de la vida llorando en mil estrellas. Lo estoy viendo… como un desfile infinito de purezas rozarme el alma con suavidades de silencios; y al mirarlo se lleva la poesía que llevo dentro.
187
Etel Carpi
Las lagunas del Yala ocultas en la bruma sublime con sus senderos de agua mansa. Montaña, selva, montaña… y la lluvia bendiciendo la pureza dulce y tibia de los patos. Selva, montaña, selva… y en la sagrada quietud de la tarde se encienden luciérnagas sobre mis manos. 31-12-83
188
El País que yo viví
Grito de vida en Mar Chiquita (Córdoba) Es como un retazo de vida que se refugia en la mar azul. Es un grito de existencia que lucha por no morir y revive en diluvio de verdes ( troncos, hojas espinas, flores…) Por allí se desvistió mi alma ya libre de sombras y fue un pecado amar las luciérnagas de luz que en encaje de ramas me entregaba el sol. Estoy como petrificada en el recuerdo purificador del pequeño bosque que lucha por vivir; 189
Etel Carpi
y en la soledad nocturna de mi cuarto resuena la dulce melodía de los tordos músicos, la voz perdida del zorzal blanco y esa algarabía de cotorras revoloteando en las palmas. Porque hay una resurrección de pájaros dentro de mi ser y un aroma de crepúsculo me brota en la piel. Es un grito de coraje el bosque verde de la mar azul, con la tibieza de sus nidos y el zumbido de los insectos pidiéndonos perdón; mariposas silencio
viento paz
un grito de vida que me robó el corazón. 12-11-85
190
El País que yo viví
Ventana abierta en Parque Nacional El Rey Viajera de la tierra amada necesitada de un lugar verde-azul suave y quieto, llegué una noche de luna redonda y absorbente vadeando ríos de silencio que se niegan a las sombras de la noche. Y ventana abierta a mi deseo el bosque oculto derramó su magia de amaneceres verdes cuando la aurora me encontró despierta. Quedará mi fantasma anhelante de ternura por los senderos de sol y viento, de quietud y sombras, colgado de enredaderas y flores silvestres, 191
Etel Carpi
voz de los grillos ,aves, ternura de corzuelas cruzando la vida… quedará mi fantasma por toda la fuerza que posee mi sed de amar. Y la montaña misterio, de yuyos, ramas y ríos vive todavía en la purificada memoria que alberga la pequeña locura de todos mis mundos. 9-12-8 A Bautista, que hizo posible mi llegada a ese lugar.
192
El País que yo viví
Sueños perfectos en Mesada de las Colmenas (28) No sé si es este silencio de noche tormentosa o mi delirio de atravesar montañas, ríos, montes, llanuras, quebradas… lo que me transporta hasta el alma de esa selva ignota con perfume a flores sin nombre. No sé si es esta paz del estío pueblerino o ese aroma a tilo fresco que se cuela por mi ventana, porque tengo en mis ojos un muestrario de hojas y en mi piel todas las caricias de nubes perdidas en el abismo verde. No importa… es el mensaje de la tierra total que me habita y me subyuga hasta el delirio 193
Etel Carpi
y esa selva de montañas que luce la desnudez más pura por obra del milagro de amar, revive aquí y ahora con el hervor de mi sangre. Mesada de Las Colmenas, senderos de roja tierra que parecen construidos por especialistas en sueños perfectos, ensueño de tucanes y canto de urracas azules, la brisa que muere en la quietud de la niebla húmeda. L a noche oscura
cálida
cubriendo de magia la negritud del bosque que sin embargo late en lo profundo de las montañas. Allí mi ser pequeño bebiendo el silencio, gozando la soledad con ansia demencial. 194
El PaĂs que yo vivĂ
No sĂŠ si es esta paz o este silencio de noche tormentosa, pero siento que vuelo en caballo alado por los cielos que me entregan el beso sublime de aquella selva. 11-12-84 A mi padres, in memorian.
195
Etel Carpi
Campo del cielo (29) en Chaco Aprendí a observar con el alma. Poco a poco aprendí a saber usar los ojos del alma. Por eso ahora, instalada en el silencio de la mañana dominical estoy viendo el bosque… impreso en mi alma, tengo todo su color. Huelo el bosque, siento el bosque por donde transitó mi felicidad de amar observando.
196
El País que yo viví
Se abren las puertas de la ternura y caigo en luz entre las espinosas hojas del Itín y sin embargo suspiro ante el aroma a flores que cubren los rincones más claros. Veo quebrachos, algarrobos… toda la salvaje pureza del bosque aquel. De mi paso por Campo Del Cielo como criatura rebelde que agita su libertad y sale a buscar el misterio que oculta el monte con sus reptiles, con sus insectos, con algún lamento perdido de yaguareté.
197
Etel Carpi
Lo estoy viendo: esa bandada de cotorras alborotando la paz de mis oídos y el mensaje del cielo: mudo y solitario sobre la tierra cálida, cobijado por el monte que parece empeñado en querer borrar hasta la última huella. Lo estoy viendo en medio de la silente mañana dominical, aunque mis ojos están cerrados y tan lejano el bosque aquel… por eso, porque aprendí a mirar con el alma. 9-12-84
198
El País que yo viví
Tormenta en la selva Salvajes criaturas beben de las aguas transparentes. Una atmósfera de tormenta envuelve la selva silente, muerta… las hojas de los árboles se aquietan. Un vaho caluroso pasea entre las ramas cándidas. Hay un silencio único que anuncia llanto de cielo. Instantes de espera y en las paredes montañosas, imbricadas y nemorosas, retumba el primer trueno. Al momento, inmensas gotas mojan las hojas que tiemblan, y un canto agreste comienza su concierto de gotas. Brilla, limpia y pura la selva toda. Se humedece el silencio, chorrean las flores y los troncos.
199
Etel Carpi
Luego la paz se adueĂąa del mundo vegetal y puro dejĂĄndole una brisa virginal, cristalina, santa. Las criaturas salvajes corren entre la fronda fresca y hacia la nueva luz naciente dulces trinos purifican el alma. 8-12-79
200
El País que yo viví
Momento de paz en Lagunas Yala (27) Senderos impregnados por la lluvia que acaricia el estío tropical donde circula mi alma liberal bebiendo la selva mojada y turbia. Cuelgan gotas de plata de las flores, y los pequeños lagos escondidos entre la umbría fronda revividos de frescura renuevan sus colores. Resplandece el silencio blando y pleno, cuelgan sobre mí las enredaderas y el alma de montaña se estremece al ronco y simple canto de los truenos, reverdece en lo bajo la pradera… y la ansiedad ya se desvanece. 16-12-80
201
Etel Carpi
Cantata al bosque poema ecológico. ¡Aleluya!... cantad al bosque, consagración de verdísima esperanza. Cantad al sol que no se atreve a violar su santuario. Derrame umbrío, humedad en sombras y un silencio beato que descansa en la quietud de todas las horas. ¡Aleluya!... No despertéis la soledad que entre el follaje se esconde, y retened la luz que se aventura a iluminar sus estrellas. Cantata al bosque, a los manantiales que guardan bien escondidos las hojas y entre túneles de ramas perfuman la paz verdosa. Cantata a los pájaros extraños que viven en el silencio inasible de la fronda. ¡Aleluya!... 202
El País que yo viví
Cantad a la eternidad húmeda de la tierra y a la negrura de la noche que duerme sobre sus hojas, a la total belleza de las flores que a nuestros ojos cubren entretejidas y frescas alfombras. Cantata al misterio guardado en secreto por las plantas y ese color… los mil verdes que se mezclan y regalan. ¡Aleluya!... Cantad al bosque, es el pulmón de nuestra vida insana, respirad… bebed de su savia. 26-4-81
203
Etel Carpi
La gracia en las Cataratas del Iguazú Era la noche plácida y serena, un canto salvaje y dulce brotaba y un cielo limpísimo se elevaba queriendo besar a la luna llena. Mi alma, campanita sola, vagaba, sin sombras de dolor, limpia de penas y una calma tan pura como plena sobre ella, en silencio, se derramaba. El agua del río mojó mis manos con la tibia frescura del verano que floreció vestido de ternura. Ante ello retornó a mí la dulzura que latente y vívida en mi alma pura soñó en posarse sobre ti, hermano. 5-2-82
204
El País que yo viví
La tierra olvidada en Parque Nacional Pilcomayo Necesité herirme de hojas y ramas, cansarme los pies sobre tierra dura, despertar obligada a la ternura para encontrar el sol que me reclama. Necesité sueños de Jabirú y en mis manos savia de Carandilla porque soy un recuerdo que semilla en voz, la voz del Aguará-Guazú. Inmóvil, frente al agua de suave oro como emboscada, en la paz que adoro quedó mi campana de alas mojadas. Porque necesité de ese lamento del Guajó que sacude el triste viento; allá en Formosa, la tierra olvidada. 30-1-85
205
Etel Carpi
Una sonrisa a El Palmar Estaba la mañana de invierno destemplada abriendo su rosa neblinosa sobre el río cuando por el sendero impregnado de rocío salieron a volar mis pájaros en bandada; estaba el silencio de la dulce alborada que nacía dichosa con su manto de frío. Lloraban los árboles de la selva umbría: tala, ñandubay, cina-cina, arrayán del norte -destacándose entre todos con su bello porte-, desde las sombras el zorzal Mandioca se oía y yo desentrañando el secreto de otro día en comunión con natura en un lugar del norte. Al salir del bosque la niebla abría sus tules la sabana de palmeras estaba de fiesta, entonces corrí emocionada por la floresta mientras recogía en mis ojos lluvia de azules, las ruidosas cotorras me encontraron dispuesta a beber cada instante de aquel día de fiesta.
206
El País que yo viví
El pajonal se estremecía con leve brisa, el río Uruguay parecía un espejo rosado, bajo el tala gocé de un almuerzo iluminado por la belleza de los pájaros que sin prisa compartieron mi pan, pequeños seres alados que pusieron en mi alma cansada… una sonrisa. 1-7-88
207
Etel Carpi
Un collar de hojas al Iguazú y sus cataratas Hay un sonido como de inminente terremoto manando desde la tierra color sangre cuajada y una columna de vapores irisados se levanta, en remolinos por sobre el techo de la selva siempre verde. Y el sonido crece… crece y crece al ritmo de mis pasos y me envuelve poderoso y dominante cuando me detengo en silencio respetuoso frente a la boca del río que se devora la paz par a seguir su camino. Me dejo trepar por la borrasca de la naturaleza que en ese lugar del mundo parece querer ahogarse en un delirio sin pausa que dice a la especie humana que llega hasta su lado: “ ven, forma parte de mi fiesta, pero… cuidado con romper el equilibrio, debes ser prudente y gozar con armonía porque tú también ¡eres agua de esta fuente!” 208
El País que yo viví
La selva siempre húmeda se apodera de mi alma, mi voluntad flaquea y me quedo sobre el río mojándome los ojos. Pindó, Ñangapiry, Guayabó, Mboreví-caá… son nombres, tan solo nombres de seres diferentes que se abrazan al río y sorben del cielo la lluvia perenne que hoy yo también de pie y alegre siento que me cae, y soy un trozo de vida en el universo infinito. Así, como ahora, suelo sentir la vida acariciándome despacio y me duermo acunada por las voces de natura, las voces sublimes con que acuna a todos sus hijos; y me hago un collar de hojas y de flores para que me proteja de las flechas envenenadas que cruzan la tierra en curvas y rectas buscando el río caudaloso de mi simiente. 2-7-80
209
Etel Carpi
El sol en mis manos en el Parque Nacional Iguazú Amanecí en medio de un país que es mío y es diferente al país donde vivo día a día esperando la muerte, el invierno se convirtió en primavera de los tristes árboles grises al verdor de la selva y un sendero vestido de sombras y humedad me invitó a transitarlo en dulce soledad. Poco a poco mi cuerpo fue andando por ese sendero como si todo lo vivido lo estuviera llevando para sembrarlo lejos; Yatevó, Tacuarembó… algún esbelto Pindó sobresale de la maraña de flores, helechos, lianas, árboles de gran porte que dejan gota a gota miel de rocío en mi boca. Voy sintiendo un fresco abrazo de agua y luz que surge en un retazo de cielo azul, casi… es todo silencio algún trino, y ruidos de hojas aunque no hay viento me informan de vida alada gozando en la selva la bella mañana.
210
El País que yo viví
Lindo es mirar los distintos árboles caminar sin prisa, con el alma amable; soñar que aunque es de todo aquel que tenga el corazón dispuesto este instante es mío y ¡cómo me agrada saberlo!
Pasan las horas y se muere el día, el ocaso me sorprende por esa senda, perdida… y se vuelve un canto dulce que a mi corazón seduce, entonces me quedo suspendida en el aire, inmóvil sobre el reducto sagrado, libre y segura de cosechar al sol, en mis manos. 5-7-88
211
Etel Carpi
Romance del viejo algarrobo. a la memoria de Antonio Esteban Agüero, poeta puntano. Allá por el ochocientos cuando en el Sur vivían los nativos de estas tierras, en el monte tú nacías; Tan suave, frágil, pequeño, delgado y suave como ave. Hoy abuelo milenario, Rey y Señor de los árboles. En el bosque hostil, agreste donde tu poder es grande. Algarrobo majestuoso tejió el tiempo tu ramaje con hilos fuertes de luna y la pureza del aire que baja de las sierras esparciendo aromas suaves. Como lograr que mi canto bien te honre, árbol digno si me invade la emoción y ante tus ramas me rindo cuando mis ojos te miran y te siento cerca mío. 212
El País que yo viví
¡Cómo quisiera pintarte con manos que guíe el alma! Plasmar las miles de arrugas que son tus huellas sagradas, tentáculos de raíces que a la gran madre se abrazan. ¡Cómo quisiera pintarte con ojos de enamorada! Con ese encaje de verdes que forman tus gruesas ramas apuntaladas con vida en un canto de alabanza. Cobijo de tantos pájaros que por siglos han pasado, testigo de tantos cambios que natura ha soportado, tu savia guarda un dulzor (algarrobo milenario, longevo, poderoso árbol) de sabores olvidados.
213
Etel Carpi
Hoy deseo homenajearte con mis versos de verano Algarrobo fuerte y viejo, que queden entrelazados entre tus ramas tortuosas y por siempre cobijados. Versos llenos de ternura protegidos en tu cielo donde entre las estrellas anidan todos mis sueños. ¡Oh magnífico, Rey árbol! Te ofrezco mis simples versos desde este lugar sagrado donde vives. ¡Ser eterno! 22-12-13 En Santa Rosa del Conlara.Frente al río, en el campo, un domingo de diciembre al amanecer. Dedicado al algarroba abuelo de Merlo, 1.200 años de antigüedad.
214
El País que yo viví
Algarrobo Abuelo, Piedras Blancas, Merlo, San Luis.
215
Etel Carpi
216
El País que yo viví
LOS CAMPOS… LAS SIERRAS… MIS SUEÑOS... La felicidad es una forma de contemplación. ARISTÓTELES “Los grandes artistas son personas extrañas que han logrado preservar en el fondo de su alma esa candidez sagrada de la niñez y de los hombres que llamamos primitivos…” ERNESTO SÁBATO
217
Etel Carpi
218
El País que yo viví
Lámina 9.
“Atardecer en La Azotea”. Año 2013. Óleo 50 x 60. 219
Etel Carpi
220
El País que yo viví
Ocurrió en córdoba Una tarde salí a los campos y las sierras. Ocurrió en Córdoba, era una niña entonces que desplegaba sus alas pequeñas y se hacía a volar por esos cielos en busca de su madre: naturaleza. Y allí, entre aromas de tomillo y poleo, casi jugando, casi en serio, se fue entregando a los latidos que se escuchan cuando en el alma adquieren vida los silencios. Poco a poco –como el amor suave que despacio, silentemente se instala y nos perteneceasí me fue habitando la pureza de los ríos, la caricia de la hierba… y como el primer beso del ser amado que se espera con deseo y con ternura, esa tierra deliciosa 221
Etel Carpi
se plegó a mi sed inconsciente de amarla y me regaló sus auroras. Era entonces tan pequeña… un mundo de pájaros colmó mis nacientes locuras de poeta y las estrellas de esas noches silentes impregnadas de grillos y de fragancias silvestres, cayeron en mis manos blancas para que las acogiera como a paloma herida. Hace ya tiempo… y sucedieron tantos regresos… tanto polvo circuló por mis venas, y tantos soles cayeron en mis selvas que se me endulza el recuerdo ¡oh sierras benditas! al verme niña, de nuevo. 1-1-84
222
El País que yo viví
Verano Derrama diciembre su áureo aleteo, atrevido, el verano se desnuda… sin mayor timidez su ropa muda, y su dorada belleza alegre veo sobre el trigal al viento, ya maduro. ¡Oh la verdosa pradera encendida que se mece con la brisa perdida… oh, ser dueña de su corazón puro. Encantamiento del cielo. Celeste inmensidad despojada de frío donde el alma se libera y revive. Coronamiento de sol, sin que reste pureza ni frescor en el rocío que sobre la hierba amanecida vive. 7-12-80
223
Etel Carpi
En libertad ¡Oh la libertad salvaje de las sierras!... libertada de las horas el tiempo olvidé en la aurora, y corrí a beber las alas de la tierra. Me perdí en la pureza de tantas flores… aromada de frescura me pinté con la dulzura agreste. Y amé, mis verdosos colores. Andando y andando… recogí en la pradera todo el viento entre mis manos. Guardé el vegetal silencio en lo más hondo de mi alma. Fui mariposa en primavera, y el dulce encanto serrano saludó mi libre vuelo, desde el fondo. 2-12-80
224
El País que yo viví
El bosque de pinos en Claromecó El bosque de pinos ya era una masa informe en sombras, acunando nidos; mi alma ansiosa de descubrir sonidos se instaló silente en su nueva casa. Crujieron las hojas como una brasa al rozar mis pies el colchón herido, ni una ráfaga de viento perdido tornó a quedarse en mi arbórea casa. Corrí hasta el prado cubierto de pasto y la gran luna desde el cielo vasto besó mi rostro con su luz de ensueño. Y en ese silencio pude escuchar el triste y lejano canto del mar hasta que de a poco… me entregué al sueño. 16-2-84
225
Etel Carpi
Tormenta estival en Valle Escondido (30) Un sol tórrido se abatió con su fuego y mi piel deseó la caricia del viento que dejó frescura en medio del silencio que prestigiaba el idílico sendero. Era tarde en el Sur, tarde de siesta y sobre el valle afelpado de hierbas yo buscaba los colores de las sierras para pintar de luz mi oscura paleta. A lo lejos, del mar tuve el aroma, el silencio fue más silencio a cada hora y en mi alma sentí que la tarde era aurora naciendo a la vida como mariposa. Un chingolo desgranó sus dulces trinos, retumbó de la martineta el silbido y en lo alto el guanaco llamando a sus crío dándome el mensaje de lo divino.
226
El País que yo viví
Gruesos cúmulos sobre mí se instalaron y el calor sin viento apenas soportado dejó un sudor de lluvia sobre mis manos que pronto aleteó en el mar color cobalto. Sabores de esas tormentas estivales que aroman la tierra en sustancias ideales luego se alejan, y el sol vuelve a instalarse para cubrir de oro la caliente tarde. 17-1-83 Al Sr. Héctor Olsen que me descubrió esos paisajes ocultos.
227
Etel Carpi
Momento de soledad en Baños Pasos Malos (31) Amanece… y canta mil campanas la vida en la voz dulce de los pájaros. Ríe mil veces el cielo en la clara pureza que lo viste. Amanece… en la imponencia bruta de esa montaña que miro absorta en la luz del agua, en el cristal de la fuente que el manantial decanta. Sola… la naturaleza despereza el alma. Se mira en la pureza de la blanca cascada, en las fuentes transparentes que ocultan las rocas. Amanece… cometas de trinos cruzan las ramas y vagan… allá, abajo… muy lejos despierta el valle fértil y el sol lo alumbra.
228
El País que yo viví
Aquí , en la oscuridad que enmarcan las montañas, vive la paz, la belleza que la noche encerró en su cofre de estrellas. 21-1-80
229
Etel Carpi
Los estudiantes en Chos Malal Alegría adolescente, risa campanil de los estudiantes, en el mediodía otoñal van desfilando por las calles desiertas y calmas. El sol fulgurante y tibio bajo las sombras descansa, pero en el pueblo, dulce blancura se libera y vuela: son las alas simples de la esperanza. Detiene tus pasos ¡oh viajero incansable! forastero que llegas y te marchas detiene tus ojos a la pureza y escucha esas voces… son el sonido del mañana. Observa en silencio… calla viajero de tierras lejanas, coleccionista de paisajes, en un rincón de las sierras hay un pueblo que descansa.
230
El País que yo viví
Mediodía lento, susurro de árboles que sacuden tantas campanas; viajero, canta con ellas y en la desnudez del campo renacerá más niña tu dulce alma. 22-4-81
231
Etel Carpi
Huinganco (32) Me preguntan cuál es tu nombre y al escucharlo de mis labios tiemblan de amor tantos recuerdos. Tu nombre es mi nombre desde la noche que dormí bajo tus ramas, tus manantiales son mi savia y los colores sepia de tus montañas están impresos con letras de luz en las hojas de mi alma. Tienes el sabor de las plantas frescas y de los álamos otoñales su pálido ocre. ¡Oh!, ya no pregunten, mi viejo nombre lo absorbió el río, cayeron sus letras y hoy duermen en su lecho puro. Y adopté tu nombre, lo encontré perdido entre las estrellas que en cielo diáfano de una fría noche el otoño áureo desgranó en tus puertas. Shhhhhhhh………. el rio esmeralda lo guarda en secreto.
232
El País que yo viví
¿A mi me preguntan?... han de encontrarlo en las montañas, en las altas rocas color magenta, lo teje el viento que a veces niño corretea libe entre las calles desiertas. Escuchen… canta en mi alma con la voz más dulce que los tibios pájaros me dieran. Me preguntan cuál es mi nombre… nombre yo ya no tengo mi nombre es tu extraño nombre desde el día azul que conocí esa estrella. 23-4-81
233
Etel Carpi
Justa respuesta en “mi lugar”, por “el camino de los sueños”. Recuerdo esos días ya tan lejanos de horas muy quietas, días de infancia por los verdes campos sin una senda con mis tiernas alas batiendo alegre por la pradera. El frio supremo en tardes de invierno regando mi huella, el sol de la tarde rubio y liberto sobre mi testa, y en mis manos aladas, la ternura suave y pequeña. Recuerdo al silencio robando mi alma de primavera, al viento rugir entre los maizales con voz de quena y un aroma a tierra , profundo y largo era en mis selvas.
234
El País que yo viví
Ensayaban las aves sus canciones y yo, pequeña, soñaba formar con ellas -¡Oh cielos!toda una orquesta; y llegar, sujeta a sus fuertes alas hasta una estrella. Recuerdo… natura me dio el brebaje de la belleza y desde entonces navego en el mundo como una muerta preguntando y esperando de los hombres justa respuesta. 5-6-83
235
Etel Carpi
Demencial (Con estrambote al comienzo) Poco a poco… las horas se fueron esfumando. La lluvia sigilosa y suave mojaba con su bendición el campo… y las aves, latentes pompones de vida dulce… cantando. Poco a poco… como algo que brota poco a poco desde la tierra, el viento aromado de fragancias fue calmando la sed de mi alma, mis locas ansias de andar desnuda en la tierra arada, como un loco. Me acunó el silencio, la humedad del pasto verde repartiendo manzanas, el árbol lejano de ramas sin hojas, esperando al verano y como en esos sueños en que el alma se pierde entre sanas fantasías, se perdió mi tiempo. Y me quedé con ella; criaturas de lo agreste, entre la bruma… como quien viaja en lo silvestre. Y las nubes… como gruesos colchones inmensos entretejieron sutiles versos de ternura que se derramaron, poco a poco… en mi locura. 29-8-83 236
El País que yo viví
Momento de quietud Me gusta despertar de madrugada y descalza… correr al jardín cuando la primavera lo envuelve de fragancias. Me gusta acariciar los pétalos suaves de las flores y besar la savia que corre escondida en la fresca pureza de las hojas. Me gusta ese silencio… ese silencio que los pájaros adornan. Me gusta esa quietud que en la inquietud sublime de la vida en mis manos se deshoja. Y permanecer así… con la paz en la mirada, ausente de las horas y de esa monotonía triste del mundo que me devora. 15-10-83 237
Etel Carpi
Flores del bien en Tiraxi (2) Bandadas de pájaros de dulzura revolotean bajo el sol de los sueños que envolvieron mi alma, cuando el ensueño de alba luz, me tendió su mano pura. Ventanas abiertas a la ternura de flores , bosques, montañas sin dueño que se entregan silentes, como un sueño al ser que ingresa al santuario de luna. Y florece la paz en nuestras ansias ante la libertad de las sustancias que emergen de la vida en ese edén. Porque entre cielo, ríos y vertientes el corazón rescata en lo que siente a las flores aromadas del bien. 6-2-85
238
El País que yo viví
Pensamiento Muchos se preguntan la razón que me obliga a quedarme en este pueblo –para ellos- miserable, la gran ciudad debiera ser el destino -dicen- para ella que tanto sabe. Y yo sé que piensan en otros cielos porque es una condición indispensable trabajar y triunfar afuera y muy lejos para que aquí nos valoren y alaben. Hay una única razón y es soberana les digo convencida, en este otoño suave, es la felicidad que como ahora me abraza cuando estoy en el campo, bajo el sol de la tarde. 1988
239
Etel Carpi
Por la vida en Lihué Calel (7) Conozco un lugar que cuando lo evoco me llena el alma de suaves fragancias. Pájaros, flores, sierras de la vida, caldenes, soledad… y el viento canta. Vuelvo a caminar por Lihué Calel porque ¡ Qué hermoso se pone el silencio cuando la aurora despunta en aromas y es un gozo vagar por sus senderos! Lo conozco humilde, casi sufrido, hijo de provincia poco agraciada y da gusto descubrir la belleza que surge cuando llegamos a su alma. Y siento un verde abrazo de plantas, como si estuviera injertada en ellas, un rumor de insectos cruzando el cielo y un abandono de paz y pureza.
240
El País que yo viví
Recuerdo feliz mirando el agua que baja a veces de las sierras rosas donde los diminutos pescaditos ríen a la vida y a ella se abandonan. En este ocaso estival vuelve el canto: asnáaaaipa-aiu; dulces trinos que abrazaban mi triste humanidad para el deleite de mis oídos. La dicha se parece a este recuerdo que atesoro como el bien más preciado, ¡oh cuánta, cuánta ternura me alberga desde que por la vida en la vida ando! 25-11-88
241
Etel Carpi
Una tarde en Baños de Pasos Malos (31) El viento gime en los molles con sonido celestial, bajan los chivos la sierra con alegre caminar. La tarde parece un cuento con un sol primaveral derramando bendiciones en la dulce soledad. Abajo, entre la roca corre el puro manantial, en su transparencia vive de la tierra la bondad y así seguirá bajando hasta otro río encontrar, entonces sus aguas puras menos puras quedarán y quizás si tiene suerte logre la unión con el mar.
242
El País que yo viví
Desde aquí por un momento dejadme sentir el canto que llega desde las sombras: y es la voz del Chiguanco, hago un alto en mi camino porque merezco un descanso antes que llegue la noche al paisaje solitario. Muy a lo lejos, el valle recibe la luz del astro que se oculta tras el cerro diluyéndose despacio, ¡oh qué dulce es el momento en los Baños Pasos Malos donde quedo en mi silencio con una flor en los labios! 26-11-88
243
Etel Carpi
XV Poemas modernos. en Santa Mónica, Calamuchita me suelto camino la cornisa azul atrapo al diamante bruto pulido el príncipe río mece el cordel ( ese que sostiene los sueños) recapitulo la ley del sol se instala no será por siempre allá… lejos el racimo putrefacto de la tristeza cae al pozo oscuro luego soy un fresco racimo de vida marzo 2011
244
El País que yo viví
Sin nombre en Villa Magdalena (Potrero de los Funes) noche de paz silencio… cigarras un gatito a mi alrededor voces perdidas, de gente en las sierras que me rodean música lejana desde el valle asciende por las laderas pequeñita luna en el cielo absorbo como una esponja para almacenar cobijar guardar luego pienso existo sueño un soplo más de vida y una única conclusión: una vez más encontré la fuente de la juventud. febrero 2012 245
Etel Carpi
Pinceladas de campo Prosa Poética Me gusta este amanecer de verano luminoso y fresco en el campo. Me gusta el grupo de novillitos que se agrupan a mi lado con la sana curiosidad del animal. Me gustan los majestuosos eucaliptus que albergan parlanchinas cotorras. Me gusta el sonido de la brisa entre las hojas, el piar de los chingolos, el griterío de los teros. Me gusta el sonido lejano de un tractor trabajando para aprovechar la humedad de la última lluvia. Me gusta permanecer sentada en el gran tronco perdida la mirada en el horizonte diáfano, perdido el pensamiento en la vorágine de los sueños. Me gustan los rayos del sol filtrándose en las ramas olorosas del eucaliptus medicinal. Me gustan las molestas mosquitas rondando mi cabeza. Me gusta la imagen de una tapera en ruinas con los árboles traspasando el techo que ya no existe. Me gusta estar sola dialogando con mi alma desnuda y todos los sentimientos a flor de piel. Me gusta esa voz del silencio puro y cósmico que solo yo escucho.
246
El PaĂs que yo vivĂ
Me gusta el verde, me gusta el ocre, ese contraste de agua y seca que no puede detener el paso del tiempo. Me gusta quedarme quieta, al acecho. Me gusta estar. Me gusta ser. Me gusta. Me Gusta. enero 2012
247
Etel Carpi
Momento de reflexión (prosa poética) en el Valle Del Conlara Despunta el sol y filtra nubes de algodón. Las sierras recortan su silueta azul. Al oeste el pequeño río canta su canción. Un grupo de caballos pasta en soledad. Varios teros gritan en el campo salpicado de espinillos. Los horneros bullangueros alteran ese silencio mágico, cargado de paz. Se arrima una calandria a la acacia que tengo cerca y comienza un ensayo de melodías sencillas. A lo lejos… cantan las ranas sin cesar. Yo busco mi silencio, mi propio silencio… el otro silencio. Respiro el aire fresco matinal del verano preparándome para guardarlo todo; este momento que usaré cuando ( ya lejos) necesite esa terapia alternativa de la naturaleza que cura todo dolor. En mi pasado, tuve exceso de dosis. En este presente, debo luchar por conseguir la dosis suficiente para no morir. Mañana, en mi futuro, escaseará cada vez más… …y viviré cada vez menos. 20-12-13
248
El PaĂs que yo vivĂ
Haikus serranos Sombra mechada en luz transforma el ser que muere en esta paz. Atisbo tu ternura dulce algarrobo, bajo tu sombra imploro. Las noches son puro silencio. Los dĂas son suave hermosura. Y pasan sublimes las horas.
249
Etel Carpi
SONETO ENERGÉTICO en Villa de Las Rosas. Córdoba Se me vuelve ternura la mirada en esta mañana mágica y tierna cuando canta calandria enamorada: es el alma profunda de las sierras. Luz y sombra acaricia los sentidos cuando dejo que me bañe la dicha, no reparo en el tiempo transcurrido porque siento que ya no tengo prisa. Me inunda una catarata de gozo porque entre los árboles de este sitio entrego mi alma al dulce reposo. Pía calandria, escucho y sonrío. Me pierdo en la paz que me vuelve loca y lleno de luz mi inmenso vacío. 13-2-15
250
El PaĂs que yo vivĂ
Haikus de atardecer serrano Tarde de calma y luz. Fin de tormenta. Renacer en las sierras. DespuĂŠs de tanta lluvia el alma plena bebe como las plantas.
Mi alma es un secreto mezclado en luces y sombras que solo el silencio calma.
251
Etel Carpi
Soneto del cielo, del agua, de las flores… en Santa Rosa del Conlara, San Luis Soneto de cielo, de agua, de flores… destila el vino del amanecer luces y nubes de todos colores y una brisa pura abraza mi ser. Sabor a lluvia invade el espacio que ocupa mi cuerpo y aflora en mi alma, donde suenan las voces de los pájaros que empiezan a transitar la mañana. Se acaba el tiempo, la espera: ¡estalla! Soy un barco con anclas en la nada mientras escribo bañada en colores… este simple soneto de las flores. Del agua, de cielo, de las montañas… despliego las alas, nace la magia. 17-2-15 A Rocío, a Carlos, a Alicia, mis últimos acompañantes.
252
El País que yo viví
Coplas al algarrobo dedicado a Antonio E. Agüero: puntano, poeta de los árboles. Árbol de profunda raíz algarrobo del poeta, es el árbol que venero de majestuosa belleza. Árbol de tronco robusto, gran algarrobo “abuelo” racimos verdes de hojas, ¡oh árbol de “los Agüero”. Una vez más te contemplo alta “catedral de pájaros”. Una vez más me emociono majestuoso, imponente árbol. Vives para que perdure en tu alma el alma poeta, corazón de eternas sierras, suave y rústica belleza.
253
Etel Carpi
Me deslumbra tu imponencia y se activan los sentidos, dejo libres a mis versos que dirĂĄn de tus latidos. TĂş no debes morir nunca porque guardas los secretos, los secretos de una vida centenaria de misterios. TĂş no debes morir nunca porque cada rama es verso que los poetas construimos para todo el universo. 22-2-15
254
El País que yo viví
Primera hora en Sierra de La Ventana Una calma sabor a otoño atraganta el mate en la garganta. Canta la calandria en el sauce y los horneros deambulan por el parque. El benteveo anuncia el día y se rompe poco a poco el silencio, ese que adornó la noche mágica de mi agreste rinconcito secreto. Voy por la vida derramando versos que abrazan a la naturaleza toda, hasta que me quede seca de luz y vacía de las primeras horas.
255
Etel Carpi
Caminata Caminata hacia la luz destello de vida que alimenta el espíritu y rejuvenece para que nada sea igual y todo cambie en la rutina gris del dolor. Caminata a la vera del campo que abre sus pétalos a las pequeñas sierras centinelas del derroche de la naturaleza que en la simpleza se agiganta para alcanzar al corazón. Caminata al parque mirador homenaje y ejemplo a la plantación de árboles que es fruto del amor.
256
El País que yo viví
Villa serrana que tocó mi alma orquesta de voces aladas despertándome por las mañanas. Canto al sol que despunta alegre al otoño que se avecina al frío santo besándome la piel y a todas las caminatas matutinas que hoy, ayer y siempre alimentan el nacer de cada día. Caminata por el camino de Las Carretas con la mirada perdida en el horizonte y el corazón palpitante de gozo. ¡Homenaje supremo que mi ser le rinde en cada amanecer a la divina creación! ¡Oh naturaleza: hoy, regresé a tu fuente de vida! Justo en este instante, en cada minuto transcurrido de mi productiva caminata de amor.
257
Etel Carpi
Salpicaditos de eco amor Verde arboleda de añosos árboles por donde camino. ------Retozan los caballos en el campo. Del cerro un jinete viene bajando. Mi alma espera… ------¡Qué gozo escuchar tantos pájaros con la primera luz de la mañana! ¡Cómo se disfruta esta soledad!
258
El País que yo viví
Suma Sumo, nunca resto. Es otro día atesorado vivido a pleno en el corazón agreste de natura. Sumo, nunca resto. Voy andando los caminos que alimentan alma y mente pidiendo permiso a las musas del destino al alma de la naturaleza. Sumo, nunca resto. Despertando temprano. Preparando la mirada. Aguzando los sentidos. Así… día tras día, y así, por siempre será, buscando la poesía.
259
Etel Carpi
Oración en ventana Destellos de luz dorada con el sol despuntando tras las montañas. Así nace una nueva mañana desbordando vida y paz en mi alma. Griterío de teros adornan el campo y los caballos pastan tranquilos, el silencio parece un responso que se derrama sobre mi soledad … y me bendice. Me bendice con las gotas de rocío que mojan el pastizal, con los rayos inmaculados desparramando tibieza sobre mi ser, ansioso de soles y lunas. La felicidad es esto: una copa llena de agua fresca que se bebe poco a poco saboreando ese sabor que solo se encuentra cuando explota la naturaleza en un combo de abundante simpleza. 260
El País que yo viví
La imagen de la Virgen Milagrosa me observa… a ella acudo cada mañana a dar las gracias por darme otra oportunidad de retornar a mi amado mundo de silencios, soledad y mucha… mucha ¡desbordada naturaleza! 2016
261
Etel Carpi
Haikus Silente noche colmada de estrellas. Subo hasta ellas. Siento el misterio en el fondo de mi alma. Entonces‌ sueùo.
262
El País que yo viví
Poema de la noche y el gozo poema moderno Silente la noche fresca
pura abraza.
Ahora viva muero de placer
supremo
…en soledad. Grillos lejanos ladridos brisa
que suave acaricia.
Atrás del árbol la montaña luz tenue
y escribo
bajo la enramada.
263
Etel Carpi
Mañana de luces mañana despunta
marzo
y estalla: en poesía agreste… y las horas son cortas para atesorarlas. El momento
es mío
ahora
mañana como ayer
siempre
ser eterno.
264
El País que yo viví
Cumplir un sueño Amanecer sustancioso en el lugar elegido por estos días; “mi lugar” en Ventana. Los sonidos propios del campo, de las sierras cubiertas de pastizales. Un sol de otoño en el verano entibiando mi cabeza y ese silencio que amo; ese que sueño cada día en el refugio de paz del pueblo natal. Viento en calma rocío suave que presagia un día de fiesta. Un día de fiesta para los sentidos. Un día de fiesta para colmar mi mundo vestido de verdes de trinos y de flores.
265
Etel Carpi
Día de fiesta Sola, en medio de la inmensidad sublime; escribo sobre la redonda mesa de madera pintada con colibríes en un fondo celeste cielo. Una pareja de horneros deambula cerca, se llaman los teros y la calandria descansa sobre el soporte que sostiene un tierno Aguaribay de los tantos plantados en el lugar. Más lejos… un grupito de ellas busca bichitos en el suelo. Alborada de luz, abundancia de paz que me regala naturaleza.
266
El País que yo viví
Empieza a calentar el sol (encendiendo la sangre) a medida que asciende desde detrás del cerro al cenit. Y transcurren los minutos… no tengo apuro, es todo mío el momento, quisiera retenerlo por siempre. Es todo mío el placer inmenso de vivir sintiendo que cumplí, otro sueño. Marzo 2016
267
Etel Carpi
Flecha al corazón ¡Alerta! la magia ronda hadas y gnomos danzan invisibles entre el laberinto de plantas que enmarcan el sendero del arroyo. Hiedras de verde intenso y brillante trepan se arrastran abrazan los gruesos troncos acarician las ramas caídas donde un mundo secreto estalla en sombras y florece. Duendes del aire cuelgan de las ramas, brujas maléficas esconden sus inofensivas garras.
268
El País que yo viví
Trepo primero entre pastizales duros y flores silvestres escalo piedras enormes cortan la ladera, arriba la brisa acuna y un paisaje de cerros y pinos invade el campo visual. Me quedo el silencio implora soy piedra soy cielo y un poco el alma de esa tierra de antigüedad extrema. Bajo –luego- al oscuro marco verde transitando por la maraña de plantas que se derrama en sombras de frescura a mi paso.
269
Etel Carpi
Apenas suena el agua clara entre piedras y troncos, extraños vericuetos por donde la vida es un perfecto desorden que armoniza el alma. Contraste alucinante, paradoja ecológica que enseña al ojo entrenado la belleza de natura en lo simple en lo grande en lo perecedero y en lo eterno. ¡Alerta! la magia acecha y es una flecha directa al corazón.
270
El País que yo viví
Haiku Noche de lluvia. Noche de luz y truenos. Noche de sueños.
271
Etel Carpi
Oración de la lluvia en la sierra y el campo Prosa poética-poesía visual Bajo la enramada húmeda vuelvo a escribir. Gotas perdidas de lluvia, caen de repente desde la enredadera. El espléndido sauce de ramas quietas disfruta con la humedad que alimenta sus raíces. Es un amanecer distinto en mi rincón serrano; después de la tormenta de la noche. Los pájaros se desperezan despacio. Cielo y campo es un poema de alabanza a la naturaleza y su canto. Las fosas nasales se impregnan con los aromas agrestes del pasto y la tierra (pedregosa tierra de montaña) mojados. Formo con ellos un espacio infinito de amor, integrándome al entorno. Atrapo el momento que se alarga hasta que el cielo gris y bello, abre un poco sus cortinas por donde asoma el celeste intenso. El aire limpio de toda impureza, lava las heridas del corazón y del alma. Entonces, rendida ante el despliegue simple de natura, me inclino a orar y agradecer por estas horas sublimes que la vida me regala. Escritos en Sierra de la Ventana, Buenos Aires, del 28 de febrero de 2016 al 5 de marzo de 2016
272
El País que yo viví
IMÁGENES…… DE MI ALMA
Que la primavera no sea solo primavera en la naturaleza salvaje, sino también primavera, en la naturaleza del alma.
273
Etel Carpi
274
El País que yo viví
Lámina 10.
“Armonía de la selva y el agua”. Serie Realidad Imaginada. Óleo 50 x 70.
275
Etel Carpi
Pasó en catamarca en Los Varela (33) Esto que cuento me pasó en Catamarca . En un lugar de las sierras, lejano y perdido entre la pureza de las cosas dulces. Atardecer de enero con un ocaso diáfano de luces coralinas. Al fondo, las montañas ondulantes; a mis pies el canto del arroyo donde calmé mi cansancio. Y esos pájaros de melancolía buscándome como la música que se escucha entre sueños. Me pasó en Catamarca. Mientras la noche se iba extendiendo con un manto de ternura; alguien pasaba, salvaje y hermoso ante mi meditativa mirada.
276
El País que yo viví
Jinete en potro blanco, tez oscura, ojos claros… alguien pasaba. Era el verano entonces bajo la hilera de añosos sauces. Y ese jinete, duende de los cerros verdes pasando entre la luz moribunda, como el viento de los sueños que me fueron tejiendo las horas , una a una… Esto que cuento pasó en Catamarca, entre las sierras ondulantes cuando la tarde en su fuego se consumía. Por eso, suelo quedarme, llena de poesía. 29-12-83
277
Etel Carpi
Marcianos en los bosques de Mar Chiquita Todavía es un sueño en la afiebrada ternura que me alberga, todavía es un sueño… Ha quedado atrás otra jornada de lluvia y como siempre… estoy sola. En realidad no… con mi sueño verdad robándome los frescos recuerdos de mi andanza por la plenitud de verdes del monte aquel. En mi piel tostada y descamada están los signos de sus ramas de sus flores y sus espinas y hasta guardo en mi alma la fragancia de sus hojas.
278
El País que yo viví
Marcianos locos tú y yo buscando pájaros ( para robarnos un poco de pureza) en definitiva buscando vida con todo nuestro amor. Ahora, a la distancia late la emoción como ante la primer flor descubierta, el primer trino y ese nidito en la sombras como un refugio de paz. No hace falta más que ojos para admirar y un corazón abierto a los llamados del sol del agua… más allá de abejas y mosquitos, de víboras y pumas; más allá del cansancio del barro, del calor… tú y yo marcianos unidos por el milagro del amor.
12-11-85 279
Etel Carpi
A esa tierra en Tierra del fuego Me gusta encontrar en mi alma aquel amanecer de lluvia junto al lago. Despertar con el sonido de las gotas sobre los árboles y de los patos recibiendo con suave voz la luz del nuevo día. Rodeada de bosques fragantes donde se derrama en mil semillas la vida desbordada. Me gusta encontrar en un rincón de mi alma, verme correr con la madrugada hasta la mojada pradera donde resplandecen las margaritas silvestres y luego… ángeles y campanas demorarme en la vera azul… perdida la mirada.
280
El País que yo viví
Esto que encuentro en un recodo de mi alma es parte de mí misma, es esa tierra que en el Fuego se hizo leyenda y es nostalgia. Es la Tierra sublime de bosques y montañas, de ríos y glaciares, de mar… y de esperanza. Fueron mi regalo más preciado esas noches estivales, desvanecidas sobre mis manos. Por eso me gusta, hoy como ayer, recorrer los caminos del recuerdo para volverme a ver, abrazada por las ramas de sus árboles, mimada de sus flores, protegida en sus silencios, besada por sus fragantes vientos y amada… sobre todo amada, por su austral mirada. 1-1-84
281
Etel Carpi
El canto en un lugar de La Puna Quiero cantar esa emoción de sentirme el primer humano poblando este planeta. Y es hermoso ese silencio que me va penetrando lentamente hasta colmar una a una las ansias que me viven. Quiero cantarle a aquel viaje por las cimas desnudas donde el cielo se pliega a nuestros deseos. Donde el remolino del sol se funde con las caricias de las noches gélidas. Entre llamas y vicuñas la violencia de la inhóspita belleza, el viento ondulante agrietando catedrales de arena y sal. Y ese misterio de soledades buscándome el alma para dejarle todo el aroma de sus alturas. 282
El País que yo viví
Canto a la monotonía de luz de la puna, a las pobres matas que crecen desafiantes, al aire que sopla dejando mensajes fantasmales a su paso. Y le canto arrebatada de lunas porque el recuerdo de sus paisajes serenos y agrestes, vive y crece en mi cada momento cuando busco dentro de los sueños. 31-12-83
283
Etel Carpi
Un lugar sereno en Tocomar (34) Hay algo que me sedujo, algo en ese lugar de sal y viento, de arena y agua, de nieve y cielo que me sedujo hasta colmarme el alma. Quizás el silencio de lo temido, tal vez la magia de su secreto… porque necesito la indisoluble soledad de esas montañas desvestidas para ser una criatura total. Existe un nombre simplemente: Tocomar y es tan lejos, tan lejano que me tortura la ausencia de ese tiempo que viví bebiendo de su sal.
284
El País que yo viví
Es que mi alma necesita un lugar sereno donde las horas tejen sueños no negados y todo se entrega y nada se extraña; donde se permite mirar al cielo con el alma y sentir los vientos más fríos sin inmutarnos. Seducida por la ternura de lo que existe y nadie ve, como una novia que su vida entrega cegada por el amor que todo lo aprueba. Aunque me cubra los ojos, me tape los oídos y me anule el alma cederé al encanto del tiempo olvidado en Tocomar y querré seguir mirando ese desierto agreste y bello, 285
Etel Carpi
y desearé seguir escuchando sus silencios tan temidos; aunque una avalancha de materia me cubra el alma… ¡ es tan simple!: por amor! 4-1-85
286
El País que yo viví
La primer estrella en Misiones Como en un imaginario concierto de flores llegaba la tarde al final del camino dejando a su paso las llamas de las estivales horas. Cansada de sol mi cuerpo pequeño buscaba la paz, y como en un santuario de verde sangre, la selva ardiente abrió a mis ojos la celeste frescura de un hilo de agua. El misionero silencio me acunó entre las rocas mientras dulce, besaba el río mis hojas muertas. Cerré los ojos a la ternura y vinieron los pájaros desde la sierra a regar de vida la violeta oculta.
287
Etel Carpi
No importa el nombre de aquel latido errante de la roja tierra, era en Misiones y el estío dejaba florecer sus estrellas. El cielo claro me entregó de a poco toda la magia de su noche bella; y yo, fresca como el rocío que duerme sobre la hierba, me quedé esperando la primer estrella. 31-12-83
288
El País que yo viví
El viaje a un sueño Le latía el pecho de una forma loca y estaba en silencio esperando la hora de partir tan lejos en busca de auroras que parecen sueños soñados por novias. El ansia de verse sobre hielos eternos en mares australes de frescuras llenos cuando tantas veces soñaba con ellos la hacía temblar de ignotos deseos. Estaba segura muy pronto saldría al viento y al agua cubierta de vida 289
Etel Carpi
por aquellas tierras de hielos vestidas amando a las aves que dulces anidan. Su alma estaba fresca, palpitante y blanca esperando abrirse a la paz que encanta allá, donde todo se aquieta y se calma porque hay un secreto flotando en la nada. No importa el misterio que reina allá lejos ni la soledad del frío y del viento -pensó en un instante ausente de miedosvale más la blanca pureza que sueño. 16-1-87
290
El País que yo viví
Tocomar (34) El agua amarillenta es un remanso de luz buscando el alma de la montaña para bebérsela en canto blanco de amor. Y suspira mi corazón al aire frío de la altura puneña donde el silencio tiene su hogar. Lejanísimo reducto de la nieve y del viento, dueño del cielo celeste que brilla ante la caricia austera del sol.
291
Etel Carpi
Tocomar es el nombre en las montañas desiertas de los cuatro mil metros, y es allí donde descansa su sed salvaje mi alma seca. Ríe el sol, llora el agua, rezonga el viento… ¿ existen los pájaros? sus sonidos escucho como en un sueño, allí donde será siempre mi duende inquieto. 19-10-84 (en campaña)
292
El País que yo viví
Senderos de cielo a Iruya desde Abra Pampa (16) Ensueños de colores vistiendo la montaña y un aire que no existe y una luz que se desmaya. Vida de ríos sonámbulos entre las piedras, corazón salvaje que anida en las grietas. Y esa imponencia de montañas, y esas callejuelas amantes del cielo por donde la luna quisiera rodar y hacerse agua de río.
293
Etel Carpi
Llegó mi alma fresca por senderos de cielo a buscar la esencia que la libere al fin de su pasión. Y en alas de cóndores ( suave y blanca) se quedó; la cobija la tierra, montaña, piedra… y un canto de amor. 13-10-84 (en campaña)
294
El País que yo viví
Un silencio a Tiraxi desde Purmamarca (2) Cae el sol del mediodía y me apasiona el silencio donde murmura el hilo blanco que cae a la fuente desde el barranco. Montecitos verdosos sueñan la luz que emana del aire y se estremece la soledad donde paz se corona de ángeles y de misterio. Siento que mis ojos descansan y beben el salvaje aroma que vierte natura en un rincón de la tierra.
295
Etel Carpi
Montañas, alucinación de montañas, y un canto de pájaros rosando las alas de mi alma liberta. 10-10-84 (en campaña)
296
El País que yo viví
Campo del cielo a Piguem Nonralta desde El Rey (29) Campo del cielo; misterio de monte que encierra el enigma de cráteres, de meteoritos. Soledad de monte donde llegaron, muy lejos, trozos de suelo de algún planeta muerto. Y mi locura de caballero andante despertando al sol camino de los montes buscando la verdad. Pero todo es misterio, y entre flores y espinas siento que mi alma se cubre de bondad.
297
Etel Carpi
Campo del cielo ¡oh herirme en su soledad!, volverme Quebracho y comprender a natura que dio su forma al Itin. Y el cielo abierto, y el sol ardiendo; pero bajo la sombra del monte en primavera todo es perdón, todo es belleza… y ya no hay lugar para el alma enferma. 30-9-84 (en campaña)
298
El País que yo viví
Casi una oración en el río Popayán (35) Canto acuático que languidece y revive en placidez de horas. Es el río Popayán que suena a tortura de amor y acaricia mis ansias de beberlo con pasión. Muere la tarde casi en silencio y es el cielo una bendición. Amo la selva quieta como el misterio que conduce a Dios y desde el cerro me llama su ternura de verdes, su plenitud de paz… y de amor. 299
Etel Carpi
Es un reto a la vida, es un reto al dolor de soportar la herida que abrió el hombre en su corazón. Todo es calma, nada se mueve alrededor; sólo el agua y los insectos que buscan mi perdón. No importa ya que muera cuando se ponga el sol… 30-9-84
300
El País que yo viví
Momento de paz en Laguna Blanca (Formosa) (36) Amanece, y alborota el aire un aleteo de trinos y en el muelle voy dejando mi sangre. Es el cielo una porcelana que armoniza el agua ( quietud de ángeles) de la Laguna Blanca. La soledad es quejido de hojas acuáticas llenando el alma y poesía la voz de la sagrada hora.
301
Etel Carpi
El muelle oscuro, el estero verde regalando el sueño de un mundo silvestre; y las copas de lo agreste, de lo puro besándome la flor que me florece en la carne. Y me quedo sola ( esperando) quizás la locura de tenderme en los brazos de tanta ternura y volverme hoja, alas, silencio… Dios me anunciará cuando sea el momento. 23-9-84 (en campaña)
302
El País que yo viví
Mesada de las colmenas en Parque Nacional Calilegua (37) Cae como fresas el silencio en mi alma y me conmueve. La luna total asoma en un claro del cielo crepuscular donde las nubes se mecen buscando el verde de las montañas. Un hilito rosado que es camino se pierde en laberinto selvático y desde lo alto se me hace que la montañas se entregan al encantamiento que me conmueve. Está lejos el valle y su gente, trinos silvestres desnudan la piel sedienta del aire; terciopelo de mariposas me cobija y sueño tener sus alas de colores para juguetear con las hojas. 303
Etel Carpi
Es que estoy sola en Mesada de Las Colmenas y se me antoja que muero abrazada al tallo de una enredadera ( de las que ciñen los troncos) y luego mi alma… vagarosa y liviana se adueña de toda la selva. 7-10-84 (en campaña)
304
El País que yo viví
Rescate a los Arrayanes de Lago Verde (25) Desparramó la tarde un milagro de belleza cuando se pierde el sol. Me obligó el silencio a buscar la luz para mi alma cadavérica de soledad. Entré en el sutil encaje de hojas y troncos color alegría, color pureza, color sin nombre… misterio de vida llamado Arrayán. Y rescaté la luz que nace con ellos y crece en el río corriendo sobre raíces 305
Etel Carpi
color aserrín, y estalla en la fina transparencia del lago Verde rompiendo el entorno de bosque y montaña, radal, coihue, ciprés… En mis manos frías la caricia sin misterios del Chilco en flor y un aroma a lluvia, a tierra empapada, penetró en mi alma desnuda de soledad llenándola de luz y alegría. 13-4-86 (en campaña) Lugar donde pinté el cuadro RINCÓN DE LOS ARRAYANES.
306
El País que yo viví
Cuando se escucha el silencio en la Payunia, Río Grande (38) Hoy, donde muere la vida, donde nace la vida, escuché el silencio y silencié mi voz. Hoy, casi sin quererlo seguí el ondulante camino, y entre el polvo volandero estaba el silencio. Saltó mi corazón del pecho al encontrarlo, el sol iluminaba el santuario de rocas color ceniza y yo, sigilosa y tímida seguí el sendero invisible. En el fondo oscuro de la quebrada rezongaba el río con acordes sombríos, calló el viento, casi ínfimo; sobre las piedras, llegó el silencio, y tomó mi mano, me sentí volando en el cielo limpio con ese silencio. Se quebró en la tarde un suspiro y la soledad buscadora de su esencia, en mi alma blanca, lo encontró.
307
22-4-81
Etel Carpi
Sin voluntad en Punta Tombo (12) Ebria de deseo salvaje puro… deseo de estar sentada sobre la roca aquella, que ayer encontré. Se hizo luz la madrugada, mis pies alados andando por la playa. Suave celaje y un cierzo agradable, apenas audible peinó mis cabellos. Fresca desanudé mis ojos y estaba el mar. La cúspide sonora caía en la playa, donde jugaban criaturas… seres pájaros ( pingüinos) para mi alma que los ha visto nadar.
308
El País que yo viví
Aguasal que bebí con ansias ( la tenía en mis manos algo tibias). Lábil mi cuerpo buscó el silencio ( negros Skúas lo coparon) y me quedé sentada sobre la roca, tres pájaros ( pingüinos) curioseaban mis escritos, mis tontos dibujos, mi lápiz verde. El mar bajó su voz para acunarlos, ( para acunarme) y yo, frágil pequeña cedí a ese arrullo y liberté el alma, ( estaba sola, como casi siempre). Un instante, luego, un poco cansada desperté.
309
31-1-82
Etel Carpi
Meditación Llanto silvestre rueda en silencio mojándome el alma. Es el sonido de las frondas ( soto misterioso, inmenso) que mezclan su criaturas vegetales al humano torrente de mi sangre. Y aquí estoy… en el letargo de la noche, esperando al estío con espigas en los ojos, escuchando la calma campestre que huele a dulzura. Oculta en las ganas de amarlo todo ( aún aquello etéreo e invisible); acurrucada en el secreto, el más íntimo secreto que atormenta mis horas y ahoga mi vida. Pero existo… y un duende inquieto me conduce por la senda oscura obligándome a vivir en cada minuto una aventura.
310
18-12-83
El País que yo viví
Al pasar Arrasa el viento las ramas desnudas de los árboles. El invierno limpia el aire de impurezas. La sequía muere en el alma como muere la escarcha con el sol de la mañana. 26-7-2012
311
Etel Carpi
Paisaje Hay un arroyo que canta entre altos desfiladeros abriendo un fresco sendero entre Ăąires de escarlata y es un hilito de plata cuando lo alumbra el lucero.
312
El País que yo viví
Oda a la tierra (poesía lírica) en Bajo de Veliz, San Luis, donde está escrita la historia de nuestra tierra (39) Otra vez, como hace treinta años, cuando transitaba inquieta por ocultas montañas descifrando mensajes en pizarrones de roca; absorbiendo energía de las piedras ignotas ( cuarzo, ágata, turmalina). Hoy, otra vez, como hace treinta años regreso a ese escenario vestido de silencios prístinos, milenarios… Me pierdo en el sendero agreste del monte que calcina el verano y un coro de cigarras envuelve mi caminar lento 313
Etel Carpi
entre las finas lajas que esconden lejanos mensajes de los inicios de la Tierra, inmensa caja de sorpresas. Llevo el corazón caliente por el sol que agobia el paso; una hoguera de silencios en la mirada sedienta que guía el instinto que nos une al destino de la Tierra. Ella, desnuda y poderosa abre el gran libro geológico donde está escrita la historia con fósiles extraños de seres que habitaron ese mismo espacio que ahora transita el hombre destructivo y dominante. Otra vez, como hace treinta años vuelvo a sumergirme entre las piedras ( Pirolusita, Rodocrosita, Malaquita). Me envuelve su magia que atrae, 314
El País que yo viví
sus colores, su poesía… Y de nuevo, nuevamente, como Agüero, poeta Puntano que en su PRELUDIO CANTABLE pide regresar al canto; Yo, poeta, -¡todavía libre!he regresado a las entrañas de la Tierra. Mendiga de sueños, ( atraparlos) y desparramarlos al mundo golpeando puertas, derribando muros, hachando malezas; y de viva voz pido con mis versos piedad por nuestra madre que nutre nuestras raíces y alimenta nuestros sueños. ¡Oh Naturaleza! 23-12-13
315
Etel Carpi
Copla Digo coplas de maĂąana bajo el sauce sonoro, y a cielo abierto le escribo al llano verde que adoro.
316
El País que yo viví
Canción de la mañana. en Santo Rosa del Conlara, San Luis. Mañana plena y dulce ¡qué bien me siento!... mañana de los teros que despiertan, de la lluvia derramada. Soy rama de algarrobo. Soy savia de piquillín. Me fundo con el paisaje y me hago un gran festín. Suave caricia de brisa que trae aromas serranos, me siento liviana y fresca que podría salir volando. La vida es todo un despliegue de muros verdes, sonoros, cuando se rompe el silencio y entonces, me enamoro. Como el poeta pregunto: ¿quién soy en ésta mañana? Una gota de humedad perdida en la paz serrana.
21-2-15 317
Etel Carpi
Haikus de campo Gira el molino, brilla el rocío en la soja. Vuelvo a vivir. Murmura el sauce melodías de amor. Plena: EXISTO. Despierta el campo. Me baño en luz de sol. Solo así vivo. Camina el sol. La rueda del silencio marca mi voz. La luz festeja y el viento me distrae. Es mi alma poeta.
318
El País que yo viví
Danzan los cisnes en el agua del lago. Soy muy feliz. Hablan los pájaros. Presto oídos de amor. ¡Cómo los amo!
319
Etel Carpi
Rendirse en “Mi Lugar” Despunta en el aire la primavera. Una quietud inmaculada nos bendice. Gritan los teros en la lejanía, y los patos nadan en el agua limpia. Voy por “el camino de los sueños”. Cincuenta años pasaron, casi, desde la primera vez… Y sigo soñando, como en la niñez. Es el lugar de siempre: “mi lugar”, donde se juntan todos los verdes y el horizonte es amplio y claro, en otoño, primavera, invierno o verano. Activa los sentidos el dulce aroma de las flores. Mientras el sol bendice al campo, el agua baja como por encanto.
320
El País que yo viví
Es la ley de la naturaleza. El ser humano, tan minúsculo, debe rendirse ante ella, como se rinde la luna ante la fuerza del sol. Como se rinden los enamorados bajo el poder supremo del amor. Porque si después de la calma llega la tormenta… también es cierto que después de la intensa lluvia, vuelve un día… ¡a salir el sol! 27-9-15
321
Etel Carpi
322
El País que yo viví
Epilogando Vuelve la mirada al sol, embriágate en las cosas simples que te rodean… ahí, tan cerca… basta con que abras los ojos a la luz del cielo y el perfume de los árboles. Si comprendieras a la naturaleza tu vida sería un mundo de amor. El paraíso no puede existir en ningún lugar si no existe primero dentro de tu corazón porque felices de verdad sólo son aquellos que sueñan con algo y que tienen el coraje de hacer realidad esos sueños.
323
Etel Carpi
324
El País que yo viví
“El arte es un don que repara el alma de los fracasos y sinsabores. Nos alienta a cumplir la utopía a la que fuimos destinados”. ERNESTO SÁBATO
325
Etel Carpi
326
El País que yo viví
Apendice Notas aclaratorias de lugares. (1)
(2)
(3)
(4)
(5)
(6)
(7)
MENHIRES: Piedras verticales que poseen signos abstractos aún no descifrados. Se han encontrado en la zona de El Mollar, cerca de Tafí del Valle en Tucumán, Valle Sagrado indígena. TIRAXI: Así se llama un paraje ubicado a pocos kms. de la capital Jujeña. A 9 kms. de la ruta Nac. 9 a la altura de León. Zona con un laberinto de bosques y montañas de belleza inigualable. CAVIAHUE: Pequeño pueblo del noroeste Neuquino, casi en el límite con Chile. Junto al lago del mismo nombre y a 14 kms. de las Termas de Copahue. Zona de los Andes Nor-Neuquinos con los primeros paisajes de Pehuenes ( Araucaria Araucana), ñires y lenga, que se repiten con mayor intensidad hacia el sur, en la Pehuenia. TROMEN: Nombre de un lago en el Suroeste de la provincia de Neuquén limitando con Chile. Allí existe el Paso Tromen que nos comunica con aquel país. El lago pertenece al Parque Nacional Lanin y de allí se puede obtener una magnífica vista del Volcán Lanin ( 3.776 metros) , la montaña más alta de los Andes Patagónicos. ISLA ROJA: Pequeña isla ubicada frente a Punta Roja, o punta norte de la Bahía Camarones en la provincia de Chubut. Lugar con una gran variedad de fauna marina ( aves y mamíferos). ISCHIGUALASTO: Parque Nacional y Reserva provincial de la Provincia de San Juan, casi límite con La Rioja. Reserva geológica y paleontológica de importancia. LIHUÉ CALEL: Parque Nacional creado en el año 1977, sobre 10.000 has. en el centro de la provincia de La Pampa, donde 327
Etel Carpi
(8)
(9)
(10)
(11)
(12)
(13)
(14)
hay un grupo de sierras que crean un clima especial para el desarrollo de una importante fauna y flora. INTI HUASI: Nombre de la gruta prehistórica de la provincia de San Luis. Se encuentra sobre la ruta provincial 10 a 18 kms. del pueblo de Carolina. Hay pinturas rupestres y restos arqueológicos. CIUDAD PERDIDA: Nombre con que se conoce un paraje de extrañas formaciones rocosas de colores, se encuentra ubicada dentro de la Reserva y Parque provincial y nacional Talampaya en la provincia de La Rioja. TALAMPAYA: Reserva geológica y arqueológica de la Provincia de La Rioja. Prolongación de las formaciones de Ischigualasto en San Juan. Su mayor atracción es el cañón del rio Talampaya. Hoy Parque Nacional. CABO DOS BAHÍAS: Nombre de la Reserva provincial de Chubut, punta sur de la Bahía Camarones. Paraíso de aves, allí anidan pingüinos, gaviotas, cormoranes, ostreros, etc. En las cercanías tienen sus apostaderos los lobos marinos de 2 pelos ( especie muy escasa), entre animales terrestres hay ñandúes, guanacos, maras, zorros y martinetas. PUNTA TOMBO: Reserva provincial de Chubut, ubicada al norte de Cabo Dos Bahías, donde se encuentra una gran colonia de pingüinos, cormoranes, ostreros, gaviotas, etc. PUNTA NORTE: Reserva de la provincia de Chubut, en la punta norte de la península Valdés donde llegan para procrear grandes cantidades de elefantes y lobos marinos de 1 pelo. CALETA VALDÉS: Amplia franja costera de la Península donde acuden grandes cantidades de elefantes marinos. Zona protegida.
328
El País que yo viví
(15) PTO. HABERTON Y CANAL MOAT: Pequeño poblado del extremo este de la gran isla de Tierra del Fuego. Puerto sobre el canal Beagle. (16) IRUYA: Pequeño pueblo de la provincia de Salta a 73 kms. de la ruta Nac. 9 en la cordillera de Santa Victoria. Para arribar se atraviesa esa cordillera en el Cóndor ( 4.000 metros) y luego se baja hasta el valle del río Iruya en un paisaje de montañas sin límite. (17) LAGUNA POZUELOS: Espejo de agua de unas 10.000 has. que comprende el Monumento Natural Laguna de Los Pozuelos, en los 3.700 metros de altura, plena puna Jujeña. Al oeste de la ciudad de Abra Pampa, se caracteriza por la gran cantidad de flamencos que habitan el espejo de agua. (18) ACAY: Es el nombre del Nevado del Acay de 5.950 metros, cuya abra de 4.901 metros se encuentra a unos 40 kms. de la ciudad salteña de San Antonio de Los Cobres, sobre ruta Nac. 40. Es el paso andino más alto para automóviles del país y el mundo. Es allí donde nacen los Valles Calchaquíes. Según datos de Federico Kirbus. (19) RÍO COBRES: Río que corre cercano a la ciudad de San Antonio de los Cobres en la Puna Salteña. (20) YAVI: Pequeño pueblo de la Puna Jujeña ubicado a pocos kms. de La Quiaca en el límite con Bolivia. (21) BARDAS BLANCAS: Pequeña población del Suroeste de Mendoza, donde el rio Grande corre entre imponentes montañas. (22) LAGO QUILLEN: Hermoso lago Austral del Parque Nacional Lanín ubicado en la provincia de Neuquén y desde donde se ve el volcán Lanín. Uno de los lugares donde más llueve en el País, espesos bosques lo rodean.
329
Etel Carpi
(23) LAGO NONTHUE: Pequeño lago del Parque Nacional Lanín, cercano al límite con Chile por el paso de Hua Hum. Zona de bosques de Coihues. (24) LAGO RIVADAVIA: Uno de los grandes lagos que se encuentra en el Parque Nacional Los Alerces en la provincia de Chubut. Hermoso lugar de bosques y montañas. (25) LAGO VERDE: Lago de aguas verdosas dentro del Parque Nacional Los Alerces en la provincia de Chubut. En su ribera se encuentra un pequeño bosque de arrayanes de belleza sublime. (26) CALILEGUA: Nombre de un pequeño pueblo ubicado al norte de Jujuy sobre la ruta Nac. 34. Cerca se encuentra Pueblo Ledesma con su Ingenio azucarero. Zona de selvas y cañaverales. (27) YALA: Pequeño pueblo de la provincia de Jujuy sobre ruta Nac. 9 a 14 kms. de la ciudad capital. En las montañas cercanas se encuentran las lagunas de Yala, un mundo de verde selva y agua, antes de entrar a la quebrada de Humahuaca. (28) MESADA DE LAS COLMENAS; Se denomina así el lugar donde vive el guarda parque del parque Nacional Calilegua, ubicado en la provincia de Jujuy, al norte y limitando con Salta. Tiene 75.000 has. y se encuentra a 22 kms. de la ruta Nac. 34 a la altura de Pueblo Ledesma, sierras Subandinas. Se caracteriza por la variada flora que posee, siendo un verdadero reducto selvático virgen. (29) CAMPO DEL CIELO: Campo del cielo o Pigüem Nonraltá en indígena, se ubica en noroeste, en la provincia del Chaco, el límite con Santiago del Estero. Zona de 75 x 14 kilómetros cercana al pueblo de Gancedo sobre ruta Nac. 89 y donde ocurrió hace miles de años una lluvia meteórica.
330
El País que yo viví
(30) VALLE ESCONDIDO: Nombre que le puse al paraje La Toma en Cabo Dos Bahías, reserva de la provincia de Chubut. Es un pequeño valle de altas hierbas rodeado de sierras. (31) BAÑOS PASOS MALOS: Zona balnearia serrana ubicada a 6 kms. de Merlo en San Luis y en el límite con Córdoba: faldeo occidental de los Comechingones. (32) HUINGANCO: Pintoresco pueblo de los Andes Nor-Neuquinos, cercano a la ciudad de Andacollo. Zona de árboles, flores y mucha agua. (33) LOS VARELA: Poblado serrano ubicado a 30 kms. de Catamarca en las Sierras Pampeana Orientales. (34) TOCOMAR: Paraje ubicado sobre ruta Nac. 51 en el límite entre Jujuy y Salta, y que conduce a Chile a través del Paso de Huaytiquina. Zona de la Puna, unos 20 kms. antes de la estación Olacapato, con alturas superiores a los 4.000 metros. (35) RIO POPAYÁN: El río más importante que cruza el Parque Nacional El Rey en la provincia de Salta, con sus 44.000 has. Gran cantidad de ríos surcan este parque que se encuentra a 46 kms. de la ruta provincial 5. El parque se caracteriza por la selva Tucumano-Oranense que cubre las sierras Subandinas. (36) LALGUNA BLANCA: Gran espejo de agua en el Parque Nacional Pilcomayo en la provincia de Formosa. Tiene el parque 50.000 has. y limita con Paraguay en el noreste formoseño. Se encuentra a 45 kms. de la ciudad de Clorinda sobre ruta Nac. 86. Lugar de monte, esteros, sabana de palmeras caranday y un gran espejo de agua. (37) PARQUE NACIONAL CALILEGUA: Ubicado en la provincia de Jujuy, limita con Salta. Tiene 75.000 has. y se encuentra a 22 kms. de la ruta Nac. 34 a la altura de Pueblo Ledesma, sierras Subandinas. Se caracteriza por la variada flora y fauna alada.
331
Etel Carpi
(38) PAYUNIA: Así se denomina la parte sur de Mendoza, limitando con Neuquén. Paisaje de transición a la Patagonia. Tierra agreste, hostil y desértica. (39) BAJO DE VELIZ: Lugar cercano a Santa Rosa del Conlara en San Luis, donde se encontró impresa en una laja, la figura de la araña más grande que existe.
332
El País que yo viví
Lámina 11.
“Pichones”. Serie Fauna. Óleo 50 x 70
333
Etel Carpi
334
El País que yo viví
Índice de cuadros que ilustran cada parte TAPA-CONTRATAPA y LÁMINA INTERIOR: Popurrí de óleos sobre distintos paisajes Argentinos. LÁMINA 1: “Mi lugar”. Cerca de Los Toldos. Provincia de Buenos Aires.(*) LÁMINA 2: Volcán Lanín. Parque Nacional Lanín. Neuquén. LÁMINA 3: Reserva provincial y Parque Nacional Talampaya. La Rioja. LÁMINA 4: Reserva Provincial de Cabo Dos Bahías. Chubut. LÁMINA 5: Abra Acay. Provincia de Salta. LÁMINA 6: Arrayanes del Lago Verde. Parque Nacional Los Alerces. Chubut. LÁMINA 7: Ñires y Araucarias de Caviahue. Neuquén. LÁMINA 8: Bosques del norte Argentino. LÁMINA 9: Laguna La Azotea. La Tribu. Los Toldos. Buenos Aires. LÁMINA 10: Cataratas del Iguazú. Misiones. LÁMINA 11: Pichones de Pingüino Magallánico en su nido. (*) Cuadro que adorna la portada del Museo de Arte e Historia Los Toldos. ( 20142015-2016)
335
Etel Carpi
336
El País que yo viví
Etel y uno de sus cuadros en exposición.
Plantando árboles en un paseo público de Los Toldos, junto al grupo de escritores de la SOCIEDAD DE ESCRITORES DE GENERAL VIAMONTE; en ocasión de la visita del escritor ecologista Rubén Sada (2012). 337
Etel Carpi
338
El País que yo viví
Índice general -Prologando ....................................................................11 -Imágenes de mi Tierra...................................................21 -El silencio es alegría ......................................................55 -El mar y sus criaturas ....................................................77 -Tan cerca del cielo .......................................................121 -Alma en verde, blanco y azul ......................................143 -Las selvas de mi corazón .............................................181 -Los campos, las sierras, mis sueños… .........................217 -Imágenes de mi alma ..................................................273 -Epilogando...................................................................323 -Apéndice .....................................................................327 -Índice de cuadros que ilustran el libro ........................335
339
Etel Carpi
340
El País que yo viví
¡GRACIAS POR TU APOYO; LECTOR! Etel
341
Etel Carpi
Hacemos realidad el sueño de todo escritor. Publicar su libro.
Ediciones de las Tres Lagunas España 68 - Telefax 54-236-4631017 - Junín (6000) Pcia. de Buenos Aires - República Argentina E-mail: ediciones@delastreslagunas.com.ar www.delastreslagunas.com.ar
342