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Sociedad de Escritores de General Viamonte
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2013
Palabras Cercanas 2
Foto de tapa: cuadro de María Luisa Palomo: "Entrando al otoño". Foto de contratapa: cuadro de María Luisa Palomo, "Plumerillos". Diseño de tapa: Agustín Luppino. Diseño interior y compilación: Silvia Graciela Oliverio Logo Sociedad de Escritores de General Piamonte: Rocío A. Sánchez Carpi. © Copyright 2013 Silvia Graciela Oliverio - "Palabras cercanas 2" Hecho el depósito que marca la Ley 11.723 Impreso en Argentina - Printed in Argentina ISBN: 978-987-656-246-1 Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita del titular del “Copyright”, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción, almacenamiento o transmisión parcial o total de esta obra por cualquier medio mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia u otro procedimiento establecido o a establecerse, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público.
Oliverio, Silvia Graciela Palabras cercanas 2. - 1a ed. - Junín : De Las Tres Lagunas, 2013. 114 p. ; 20x14 cm. ISBN 978-987-656-246-1 1. Narrativa Argentina. I. Título. CDD A863
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Ediciones de las Tres Lagunas España 68 - Telefax 54-236-4631017 - Junín (6000) Pcia. de Buenos Aires - República Argentina E-mail: ediciones@delastreslagunas.com.ar www.delastreslagunas.com.ar Impreso en el mes de Noviembre de 2013 en Bibliográfika Bucarelli 1160 - C1427CHR - Buenos Aires - Argentina
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Prólogo
Palabras Cercanas Palabras Cercanas, déjalas que acaricien tus oídos, escúchalas, déjalas que te acompañen… Palabras Cercanas que dicen te quiero, te extraño, dicen Mamá, dicen todo eso que quieres escuchar y nadie te lo dice. Palabras Cercanas te cuentan un cuento, una historia, te dicen un verso, te recitan una poesía, te susurran relatos, vivencias… Escúchalas y verás que todo es diferente, y comenzarás a disfrutas de la naturaleza, de la vida, de todo lo creado. Palabras Cercanas, es algo muy querido, muy de nosotros, los escritores toldenses… Palabras Cercanas, te llegaránal corazón, y te harán ver que vale la pena empezar a vivir de otra manera,porque a estas palabras no se las llevará el viento, sino como su nombre lo indica, caminarán al lado nuestro, irán de nuestra mano, y saldrán del corazón de cada uno de nosotros, porque hoy nos sentimos orgullosos de estas Palabras Cercanas…
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Catalina Cimino de Nicholson Secretaria Sociedad de Escritores de General Viamonte
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Tómalas, y hazlas tuyas.
ALEJANDRA CELESTE ALTUNA Los Toldos
LA NIÑA QUE FUI
No,esta noche no puedo dejar de escribir y contar todo lo que mi alma siente, es hora que se abra al universo y salga a volar sin mástabú dentro de mi cuerpo...
Caminando sola por esta madrugada que pasó,salí en busca de encontrar sin saber que era lo que andaba buscando, pero si sabía que con algo o con alguien me iba a encontrar...
Comencé la búsqueda...llorando sin saber tampoco porque... por momento me sentía un ángel que caminaba por las calles sin que nadie me viera...
Mientras caminaba sentía como mi espalda se iba aliviando, descargo la mochila que haciendo tiempo cargaba dejando atrás todo el dolor del pasado que aun dolía pero que en mi presente ya no teníalugar....
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A lo lejos mirando hacia el horizonte casi con el alba... una niña sentada de espalda me estaba esperando.... me parecía alguien muy peculiar y con temor me acerque.... y al girar su carita llenita de un ayer no podía creer lo que mis ojos veían...
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ALEJANDRA CELESTE ALTUNA Los Toldos La niña me dice hola te estaba esperando... tardaste mucho tiempo pero al fin llegaste... me abrazo, la abracé, la contuve fuerte entre mis brazos llorando desconsoladamente...
Era Alejandrita ... aquella niña que llevaba en mi niñez ... a la que le costaba crecer ... era yo ... era mi otro yo ... me agarró de la mano y me dijo, a partir de hoy caminamos juntas ... porque a partir de hoy debes perdonarte todo lo que no pudo ser ... debes dejar atrás aquello que te lastimó ...
Porque era el momento de reencontrarme con esa niña que todos llevamos dentro y que sin saber porque abandonamos...
Y entendí que a partir de eso momento jamás estaría sola porque me tengo a mi misma, simplemente…
Estuve mirando a la niña que fui aquella que soñaba despierta; trajín de la vida me trajo hasta aquí que estaba llorando la niña que fui, que siempre me habló y nunca oí.
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Entendí que el mundo gira y yo ya no me quiero detener
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ELBA L. ANDURELL Los Toldos Mi pena Mi pena como un pañuelo El viento lo hace volar Y el tiempo que va pasando Me lleva a la oscuridad Teñido el cielo dorado Da luz a mi soledad Reflejo en tus cabellos Que ya no pueden mirar Imagino un camino En el que esperando estas El sol despeja las sombras En mi incierto caminar Llega la espera al final Después del largo sufrimiento Tu mano extendida al viento Ya no la puedo alcanzar
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(Castilla 1198)
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HEBE ANDURELL Los Toldos
LILACEO Y ORO El viento lo arrulla Lo mece en el aire Mar ondulado es mi jacaranda. Cruzo la vereda Para apreciar su distancia El mágico baile De mi jacaranda En la danza se enfrenta Compite en cabriolas Con la amarilla retama En su sutil frenesí. Despilfarro de belleza Yacente a sus pies Hierba amalgamada
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Con pequeños copos Que el sol ajara.
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HORACIO BIRELLO Los Toldos
EL INMIGRANTE Al venirnos a vivir aquí a Colonia Alvear dejamos muchos amigos y algún que otro familiar. Llegamos sin tener casa que nos pudiera albergar y vinimos sin los muebles, los tuvimos que dejar. Pero gracias a la gente que habita en este lugar, con la premura del caso instalamos nuestro hogar. Nos costó hacer amigos, gente con quien tratar, pero han pasado los años y hoy les puedo asegurar que somos una familia como otras que hay acá.
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Ya logramos integrarnos somos parte del lugar, no sentimos desarraigo de nuestra tierra natal. Aprendimos de la gente que vive en Colonia Alvear ser atentos, solidarios no nos vamos a olvidar. Sociedad de Escritores de General Viamonte
HORACIO BIRELLO Los Toldos Si alguno como nosotros debe emigrar hasta acá, haremos todo lo posible para que no extrañe su hogar. Agradezco a los vecinos de aquí, de Colonia Alvear que nos permitan sentirnos como ustedes, del lugar y luchemos codo a codo por la paz y la amistad. .
AMOR MECANICO CON EL RUIDO CADENCIOSO DE MOTORES QUE EN EL GRASIENTO REDUCTO SE OIA VA MURIENDO EN LENTA AGONIA POR LOS FIERROS MIS INTIMOS AMORES EL SUBIR Y BAJAR DE LOS PISTONES O EL SORDO GOLPEAR DE ALGUNA BIELA TRAEN A MI MENTE LOS RECUERDOS DE LA NOVIA QUE ALGUNA VEZ TUVIERA
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VALVULAS QUE SUBEN Y QUE BAJAN HAMACADAS POR INQUIETOS BALANCINES
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EL LOCO GIRAR DE AQUEL ROTOR EMPUJANDO EL SALTO CAPRICHOSO DE UNA CHISPA QUE NO LLEGA A LA BUJIA Y SE ESCAPA POR ESE CABLE ROTO
HORACIO BIRELLO Los Toldos APRETANDO LOS RESORTE DE COLORES CUAL SI FUERAN ALEGRES QUERUBINES MAJESTUOSO ARBOL DE LEVAS QUE AL CRUZARLO AUMENTA EL RONRRONEAR DE LOS MOTORES ENLOQUECIENDO A LOS JOVENES PILOTOS QUE SE CREEN POR EL RUIDO GANADORES QUE DECIR DEL SIGZAGUEANTE CIGUEÑAL QUE APOYADO EN TODAS SUS BANCADAS HACE AUMENTAR LA PRESION DEL LUBRICANTE QUE RECORRE ALOCADO SUS CAÑADAS YA LA BOMBA CON GEMELOS ENGRANAJES CON RESORTES Y BOLILLAS APRETADAS EMPUJA EL ACEITE POR LOS CAÑOS Y LOS RECORRE CUAL SI FUERA UNA CASCADA EL AGUA QUE CIRCULA PRESUROSA ENFRIANDO Y POR LA BOMBA EMPUJADA SERPENTEA LAVERINTOS INTRINCADOS DEL VIEJO RADIADOR QUE NUNCA ACABAN
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BOBINAS, CONDENSADORES Y PLATINOS BATERIA, ALTERNADOR, REGULADORES LOS RELAY Y MUCHAS OTRAS COSAS SON LA ENERGIA DE TODOS LOS MOTORES SEGURO QUE HABRA DE ENAMORARSE DE LA PEFECTA MAQUINA QUE ADMIRA SI AL VERLA PASAR POR UNA CALLE CUALQUIERA POR SUBIRSE DA LA VIDA.
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LUIS EDUARDO CAMPOS Zavalía
Los Otros: No son nuestros fracasos lo que nos puede derrumbar, sino nuestros propios logros en la mirada ajena. Así como en la música; no son los sonidos los que dan forma a la canción sino, los silencios más los espacios entre nota y nota; contrariamente a lo que parece, sin ellos solamente oiríamos un ruido continuo, monótono e indescifrable; entonces la melodía quedaría ausente. Asimismo sucede en la escritura; si pinto de negro completamente una hoja de color blanco, no habría definición entre los signos demarcados por los espacios dejados, de ese modo el mensaje se perdería; entonces las botellas de los náufragos, solo servirían para desvanecer cualquier esperanza y de ese modo tendrían utilidad únicamente para abrirse las venas. Muchas cosas nos llegan a afectar porque ponemos el acento en el lugar equivocado y entonces terminamos tomando el medicamento erróneo; eso nos intoxica y nos crea una afección peor. Nos cargamos la culpa por haber dado un paso mal y en realidad eso es lo que hizo otro, calculando nuestras pisadas y finalmente nos terminaron quitando el banquito…que estaba en el ring y solamente nos queda enfrentarnos en lugar de emprender la lucha por el camino más largo que seguramente nos habría de haber llevado a mejor puerto.
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Esto también se observa en lo siguiente: Recordemos la época en que éramos de trece o catorce años y un día veíamos a un pibe o piba; justo ahí empezábamos a imaginar y a creer que sentíamos cosas inequívocas por él o ella; cosas que nos parecían empezar a dar
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A veces hay cosas que en primera instancia se nos ponen delante y creemos... ¡Zas!... ¡Eso es! y en realidad no era y perdimos como en la guerra. Es como aprender un idioma que creemos que ya sabemos; y cuando encontramos un extranjero que habla ese idioma nos proponemos hablarle pero no ubicamos bien los acentos; repentinamente allí viene el lio y el desentendimiento.
LUIS EDUARDO CAMPOS Zavalía sentido al estar allí por esa persona; éramos capaces de creer que eso iría a ser así por toda la vida; soñábamos con ese ser, dejábamos de comer y dormir; el mundo que nos rodeaba lo dejábamos a un lado; inclusive hasta enese momento sentíamos que podíamos ser capaces de formar una familia y vivir para siempre en felicidad completa; porque lo que nos ilusionaba era lo exacto, lo perfecto y si lográbamos hacer pareja con esa persona vivíamos un tiempo como si estuviéramos visitando Disneylandia e inclusive, nos podíamos desilusionar rápidamente para buscar en otra persona, algo distinto. Sin embargo cuando eso no se concretaba, se prolongaba en el tiempo por muchos años; pensábamos que el tren se nos iba y que nos quedábamos estancados en la estación a la espera del próximo tren; que tal vez podría nunca volver a pasar. Esto generaba una gran frustración. ¿Qué es lo que nos hace pisar el palito? ¿Qué es lo que nos deja tan vacíos e imposibilitados de actuar al punto de dejar en manos de ese otro y pensar que solo con ese y no de otro modo, la cosa sería ideal? Lo ideal es venido de una idea....y el otro? ¿Comparte esa idea para que cierre con lo del ideal propio? Cuántas veces hemos encontrado a alguien decirnos que vive en la forma ideal? De todos estos años....pensemos!!!.....¿Cuántas personas vimos que vivieran de forma ideal?
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Veamos que cuando algo dista mucho de la forma en que vivimos y vemos que ese otro ser, la pasa mejor en algunos aspectos, inmediatamente deseamos transitar por lo mismo y a eso lo comenzamos a llamar Lo Ideal; sin embargo, si nos acercamos a preguntar si la vida de ese otro, le parece ideal a él mismo, seguramente que nos va mostrar un gesto de confusión y descreimiento.... No obstante, nuestra mente tiende a hacer brillar a ciertas personas sabe Dios por medio de qué proceso ilusorio, para que lo veamos como ideal y no es en modo alguno así. ¿Cuál es la misteriosa pintura
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LUIS EDUARDO CAMPOS Zavalía
que nuestra mente usa para marcar a esas elegidas personas al observar sus vidas; dóndeestáese rincón mental y en qué se basa? Es a tal grado que nos impide imaginarlos haciendo tales a cuales actividades que cualquier otro ser humano haría. Es decir: inhibimos parte de nuestra capacidad de visualización para verlos como ideal....allí en apariencia, está la clave. Y.... ¿Con qué la inhibimos? ¿Con miedo? ¿Con odio? ¿Con envidia? ¿Con pobre auto estima? ¿Qué papel le hacemos imaginariamente jugar a esta persona para tomarla como si fuese un atleta, que parece siempre ganar todos los trofeos y nosotros solamente lo podemos ver desde la tribuna y ni cerca le andamos?....¿Porqué es que llegamos a idolatrarlo? Pensamos: Ídolo es Igual que Ideal.....otra vez aflora. ¿Qué es? Es tan misterioso como poder advertir el lugar del cual salen los deseos...sabemos y los conocemos, asimismo ignoramos como se generan esos deseos entretanto que esta idealización pasa por el mismo misterioso parámetro de nuestra mente.
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La mente suele tener una espalda; es decir, un anverso y un reverso...Como todo; Blanco, negro y allí, muy rara vez logramos llegar. Si lo pensamos así, suena realmente fácil: Lo imagino, lo pienso y ya está. Sin embargo, el mínimo acercamiento hacia a eso puede resultar tan escabroso, abrumador y doloroso que aun así que sea lo que necesitamos ver y saber lo terminamos esquivando; mirándolo de soslayo. Es algo así como si pudiéramos ver el futuro próximo y saber perfectamente que día habremos de morir.
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Probablemente cada uno tiene ese mismo lugar pero ubicado en distinta área de su sentir y la gran tarea es palparla, aislarla y encontrarla al igual que cuando sentimos un dolor interno que no identificamos muy bien donde se ubica. Esto no termina de ser un laberinto!..... ¿Cómo es que nunca estamos conformes? Conforme, puede conjugar con Conformar: Puede entonces ser que nunca terminamos de darle forma final a la idea central, o sea lograr ver con claridad y en profundidad ese Color con que lo tenemos pintado en nuestro pensamiento Ideal y aprendido.
LUIS EDUARDO CAMPOS Zavalía Tal vez ese sea el camino. Podría tratarse de un miedo tal a sabernos y quedarnos solos que aterra. Diríamos que: Perdemos la identidad en algún aspecto porque, al no poder estar con otros que se nos acerquen, extraviamos el ida y vuelta tan necesario para la convivencia; pues el solo hecho de no poderse reflejar en alguien más, por tan solo tenerlo al lado para darle lo que sea, es un proceso realmente degradante de nosotros mismos que nos comprime a tal extremo que terminamos sintiéndonos invisibles para el resto del mundo; hasta lograr sentir que la mirada ajena nos traspasa como rayos ultravioleta. Aun así que sepamos lo que podamos saber y ser; sin embargo allí estamos nosotros mismos y a la vez este asunto que no nos termina de convencer por completo. Es en realidad y me parece la real esencia del humano, que al saberse parte de un todo, también necesita de ese todo y mezclarse para ofrecerse para que su ofrenda riegue el campo y propicie un fruto, cual fuere este. Por tanto, el que sabe dar es ese que solamente da y si no puede dar, aunque parezca una gran paradoja está incompleto y a causa de esto su misión no está cumplida del todo.
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Ahora vemos porque debemos aprender que vinimos a dar....como todos......Nuestros viejos nos dieron, lo máximo que pudieron, supieron y vieron; malo o bueno sin embargo nos dejaron algo. Eso es lo que hay que tratar de ver con la lupa de Dios aunque también con el corazón de ese mismo Dios para poder ser compasivos, comprensivos y aceptarlo pues de otro modo entonces, Podríamos afirmar que: ¿Mas que el amor, al mundo lo mueve la culpa?
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ETEL CARPI Los Toldos
PALABRAS Me desbordan. Encajan en mi mente como piezas de un puzle palabras Es absurda la idea. Sin embargo el tiempo se detiene cuando la lapicera deslizo en la hoja blanca palabras Danzan la danza de las musas. Chocan vuelan caen como hilos de plata van enhebrando la punta de las ideas palabras Se detiene el tiempo. Siento que se expande el universo en mi universo y como médium abro esa puerta escondida a la virtud sagrada
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Razón sin preguntas. Alma sin respuestas
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ETEL CARPI Los Toldos sumo resto divido pero nunca desisto cuando llegan cuan mar embravecido hasta mis costas palabras Son ellas el signo de la especie que conducen a la levitación del alma palabras
MICROPOEMAS SOY Soy un todo inmenso en medio de tanta nada. Si te miras en mis ojos perderás tu calma.
VIVIR Cuando los árboles pierden sus hojas y su alma reposa se activa mi mente y vuelvo a vivir.
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MUERTE He muerto una vez más para verificar que la muerte es imposible, hasta que la galaxia se desintegre en el último silencio. Sociedad de Escritores de General Viamonte
ETEL CARPI Los Toldos “TU AMOR ES UN ESPACIO COLMADO DE AUSENCIAS Y UN VACÍO INMENSO DONDE CAEN MINÚSCULAS PRESENCIAS”. PAISAJE ( en Cavihaue-Neuquén) Hay un arroyo que canta entre altos desfiladeros abriendo un fresco sendero entre ñires de escarlata y es un hilito de plata cuando lo alumbra el lucero. HAIKUS 1- Sueños de luz. Solamente el que sueña verá esa luz. 2- Estoy muy lejos de tus brazos… Pero mi poema… se está asfixiando entre tus manos…
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4- Si vuelves a mi solo encontrarás ruinas. No vuelvas a mí.
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3- Naciste en el silencio mágico de un sueño. Creciste en medio de una inmensa pregunta. Cuando partas, llegará la dura respuesta.
ETEL CARPI Los Toldos POEMA ATROZ Está por llegar (una vez más) el caballero andante repartidor de caricias que decanta lo dulce de lo agrio de la espera. La dama tímida oculta los deseos de esa boca en el espacio infinito de sus sueños intransigente en su torpe plegaria. Nada se interpondrá entre el cazador y su presa… y la luna generosa será testigo obligado de la macabra escena donde el amor deglute al amor. En Los Toldos, en viajes, 2012-2013
FRASES
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Mi tristeza es un largo camino hacia el fondo oscuro de tu dolor. No te esfuerces por escuchar mi voz. Sólo podrás atesorar mi silencio. Hay un sueño asfixiándose entre los brazos desérticos de mi soledad. Sociedad de Escritores de General Viamonte
ETEL CARPI Los Toldos ENIGMA En paz sin color burbujas carentes de luces innumerables copias que se multiplican sin pausa en el cosmos de mundos subatómicos y allí perduramos, aislados de todo rescate. Solos lejos
Caligrama con forma de pino.
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atrapados…
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oscuros
CATALINA CIMINO DE NICHOLSON Los Toldos CUANDO VUELVA DEL CIELO
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Te encontraré serena y clara Como el agua del mar Tus cabellos sueltos volarán Como las hojas que sopla el viento. Cuando vuelva del cielo me abrirás los brazos Y así juntos nos amaremos, para siempre Y nuestras sonrisas se oirán en el mundo entero. Cuando vuelva no me harás preguntas Porque sabrías que volvería El tiempo que no estuve, fue largo Y tu espera fue eterna El cielo fue el paraíso, estuve pero volví Nunca me olvidé, siempre estuvimos juntos El aire me acariciaba y era tu piel, tu perfume Ese aroma me envolvía, eran tus manos Mi alma jugueteaba en el cielo Y todo tu ser me lloraba Pero hoy volví de ese lugar maravilloso Donde todo es igual, hermoso, único Cuando vuelva del cielo, me mirarás Me sonreirás, no habrá palabras Y juntos tomados de la mano Recorreremos ese camino Que no tiene fin, la eternidad para siempre.
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CATALINA CIMINO DE NICHOLSON Los Toldos
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Todas las cosas en la vida tienen un porque, se diferencian entre sí, son buenas, malas, mediocres… Hay una que no tiene derecho ni revés fue creada por Dios para dar vida y vida para siempre, ella no tiene límites, ama hasta morir. Camina erguida cuando es joven y en la vejez su espalda se dobla, pero todo eso nos indica que su lucha siempre tiene una consigna. Amar y dar hasta que duela, cuida y protege todo lo suyo, lo embellece si puede y corrige cuando es necesario. Cuando llega la noche no descansa, piensa, se organiza, comparte, disfruta hasta que el sueño la vence y aun dormida sigue despierta todo esto tiene un nombre se llama MUJER, ella es todo mamá, hija, hermana, tía, esposa, vecina, amiga, novia… Cuantos nombres le podríamos poner ella es única, ante el sufrimiento y el dolor se hace más fuerte, cada lágrima derramada es una caricia y un beso, sus manos rústicas y cansadas todo lo pueden, en este mundo tan desigual donde se valora a cada persona por lo que tiene no por lo que es, todos debemos pensar y hacer una revisión interior y preguntarnos ¿Qué valor le damos a la mujer? Ella no nos pregunta nada, cuando la necesitamos, ella actúa, ella ama, protege, cuida, es como la luz que despierta en cada amanecer, su amor dedicación no tienen fronteras, la sencillez de la vida cotidiana hace que hoy te diga ¡BENDITA SEAS! Mujer, y que entre todas podamos ayudarnos, levantarnos de nuestras caídas, consolarnos cuando estamos tristes, darnos fuerzas en la soledad y serenarnos cuando perdemos la calma. Sonriamos juntas… la vida es bella y Dios nos eligió a cada una con su nombre. 19/03/2012
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UNICA
CATALINA CIMINO DE NICHOLSON Los Toldos CUANDO CAIGAN LAS HOJAS
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Había una vez, un niño pequeño que iba creciendo muy feliz junto a sus padres. Tenían como toda familia, muchos planes para el futuro de su hijo. Este se llamaba Simón, quien tenía unos ojos del color del cielo, y era muy parecido a su mamá. Hablaba muy claro, preguntaba todo lo que le interesaba, iba la escuela, era muy inteligente, responsable a pesar de su edad, jugaba, estudiaba, y sobre todo ayudaba y se preocupaba por las cosas de la casa, ya que su padre trabajaba en el campo todo el día, aunque regresaba a la noche Su mamá cosía en casa, ya que trabajaba para una fábrica de costuras. Se pasaba horas y horas sentada, pedaleando esa vieja máquina de coser, para ayudar y proyectarcosas para este hijo tan querido. Simón ayudaba a su mamá porque la veía cansada y él pensaba: “Cuando yo sea grande… ¡ella no va a trabajar más! Yo lo haré y será “mi reina…” Fue pasando el tiempo, por lo que Simón crecía y crecía y lo bueno era que nunca estaba enojado, siempre alegre, tratando de que nunca en su hogar haya discordias, ni diferencias, ni odios, ni rencores, ya que todo se lo habían enseñado los padres. Este hijo, un día en la escuela, tenía que hacer una composición tema libre, pero la maestra les hizo una aclaración: dentro del tema debería haber valores humanos. No era fácil, ya que había que pensar y no era escribir cualquier cosa. Junto con sus compañeros se consultaban para ayudarse, hasta que cada uno eligió un tema diferente. Simón para realizar este trabajo pensó y puso de ejemplo a sus padres, y así lo cuenta: “…Mi papá, desde chiquitito, trabajó en un campo. No fue a la escuela, porque la que había, quedaba muy lejos y no se podía ir… Había que trabajar… ¡Que se le va a ser, ya que los abuelos eran muy pobres! Pero a pesar de todo le dieron mucho, pero mucho amor, aunque faltaran muchas cosas materiales, queél Sociedad de Escritores de General Viamonte
CATALINA CIMINO DE NICHOLSON Los Toldos deseaba tener. Lo importante es que a su manera fue feliz. Cuando un día, él me contó que su mamá empezó a tener problemas de salud.Élteníamás o menos 8 o 9 años, y como un chico, algunas cosas no las entendía, y menos cuando sus mama fue llevada a la ciudad, porque su enfermedad avanzaba. Estudios, chequeos (como se dice ahora), internación, tratamientos… Cuando mi abuela estaba en condiciones, volvía a su casa, pero la enfermedad estaba y según los médicos, un día no muy lejano, su corazón dejaría de latir. Este niño que es mi papá, cuidaba a su mama como se cuida algo muy sagrado… Tenía miedo, pero ¿a qué? Si era un niño, pero no era como cualquiera: el crecíacon esa mamá y ese papáque le daban todo, todo lo que él necesitaba, y el solo pensar de poder perder alguno de ellos, este niño no lo soportaría. Así transcurre el tiempo y mi abuela, a pesar de los cuidados y atenciones, con solo mirarla, uno se daba cuenta que se iba deteriorando, que su vida se iba apagando poco a poco. Mi papá, que era un niño muy inteligente le pregunta a su padre. Élquiere saberla verdad, la que sea, y que entonces la verdad sale a la luz, ycomo duele!, sobre todo en el corazón de un niño...”
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“…Cuando este niño se entera de la verdad, siente que se le paraliza el cuerpo, se le nubla todo, pero sabe que algo puede hacer y lo intenta. Pregunta ¡cuánto tiempo le queda de vida a mi mami? y la respuesta es: “Cuando caigan las hojas...” No había mucho tiempo y este niño salió a la calle, miró a todos lados, miró el cielo, respiró hondo, y pensaba... y pensaba… ¿Qué hago?¡Señor ayúdame! Soy todavía muy niño, necesito a mi mamá ¡No te la lleves! ¡La necesito!…”
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Simón sigue escribiendo y a medida que lo hace, se emociona, se le llenan los ojos de lágrimas, pero sigue, debe terminar el tema…
CATALINA CIMINO DE NICHOLSON Los Toldos Simón hace una pausa, pues la emoción lo invade y se pone en el lugar de su padre, pensando que élhubiera hecho lo mismo. Sigue el relato… “…y este niño le pide a Dios, con sus palabras, que son como una caricia, como una gota de lluvia, como una melodía suave, así le habla y le pide un milagro. Sigue pensando que puede hacer para salvar a su mamá y así lo hace: primero sale a su patio, después sale a su vereda y cuenta todos los árboles que hay y pertenecen a su familia, entonces la inocencia la frescura, el corazón y el pensamiento de un niño lleno de amor, miedo, y angustia decide, en un momento desesperado, atar con un hilo todas las hojas de sus árboles. Pasan las horas, los días, semanas, un mes, y este niño logró su cometido (¡Creer o no creer, reírse, burlarse!…) Y el milagro se produjo: su mamá fue recuperándose poco a poco. ¿Cómo sucedió esto? Los médicos dicen “un milagro”, pero yo creo que Dios posó su mirada sobre esta inocencia, y este fue el niño más feliz del mundo.”
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Con esta historia, Simón se sacó muy buena nota, y todos los docentes lo felicitaron. Cuando llego a su casa y le conto eso sus padres, los hizo muy felices a pesar de las lágrimas y abrazos que les desprendió su relato. Quería ser como su papá y efectivamente, Simón fue el que presentó el mejor trabajo. ¡Y vaya si tenía valores humanos todo lo que contó!
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MARTA COTRONEO Los Toldos
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Si pudiera guardar lo cotidiano, las cosas simples… el trajín del día empezar por ejemplo a la mañana celebrando una fiesta con la vida. Encender la cocina muy temprano, abrir ventanas… levantar cortinas, andar con cuidado por la casa caminando entre camas destendidas. Después también salir al patio y sentir el olor a ropa limpia. Ordenar libros, preparar comida, llamar a los rincones más queridos a sacudir su pereza matutina. Si pudiera guardar ese tesoro buscaría la caja más bonita, quizá pondría también algunas fotos recuerdos de mi gente preferida. Cerraría después la caja aquella para que nadie por descuido pueda abrirla, y que se escapen por la tapa abierta los sueños que he soñado cada día. No vaya a ser que por algún olvido quede la casa limpia, con las camas tendidas, el patio prolijito, las cortinas corridas y uno se pierda devivirla fiesta, que al fin y al caboes… elporqué de la vida.
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MARTA COTRONEO Los Toldos
PALABRAS PARA MI ARBOL
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Como alma solitaria protectora de trinos amparo de mil sueños, custodio del hogar, en ramas generosas te extendiste celoso… alto,gentil, erguido, señor piramidal. Yo tengo mis recuerdos unidos a tu sombra, el paso de los años nosmodeló a los dos, pero sigo soñando hilvanando estos versos y pensando en el tiempo que tirano pasó. Debajo de tus ramas hoy juego con mis nietos, y un revuelo de vida brota a tu alrededor, ya ves… yo no he cambiado, solo que estoy más vieja pero la savia nueva nos revive a los dos.
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YAMIL DASILVA Los Toldos HAMBRIENTA DE VIVIR DE AIRE LIBRE En sus ojos no existe maldad alguna… sólo ternura, sólo pasión… Sus labios me cuentan un cuento infinito, sin límites ni miedo. Su piel testigo de una vida llena de historias y con ansias de vivir. Sus ojos grandes se iluminaron al abrirse su voz, su historia ante mí. Su caminar… de andar lento, sin prisa me llevó a otros caminos… Algo que a mi destino lo tomó por sorpresa. Ella llegó de un lugar lejano, desconocido para mí. Cabellos largos descuidados por el tiempo. Hambrienta de vivir de aire libre. Junto a un equipaje ligero y palabras pasadas… Ella supo vivir… valorar… enfrentar un pasado sin glorias un presente que pasa de prisa y mata sus sueños que el futuro da vida.
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En sus ojos pude ver tanto de mí… En su mirar hallé el camino que busco caminar. Sus palabras decían lo que sentí y no supe cómo decir. Su paz supo calmar mi ansiedad. Y esa frescura tan sensual…
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TANTO DE MÍ
YAMIL DASILVA Los Toldos MARCAS DE LA INFANCIA Vi rayones en blancas paredes de mi cuarto, como hechas por un niño… Ese niño que un día supe ser y que un día decidí dejar de ser. Para ser lo que ahora soy, solo un ser viviendo el día a día. Sin más que pensar en puros sentimientos pasados que me aceleran a cada momento. Esos tan simples rayones, trajeron de un pasado no muy lejano, tanto de mí… TIEMPO Ya cansado de buscar... Imaginando, pensando, soñando... Cansado que pase el tiempo y nada suceda. Sin darte cuenta... te das cuenta que nada se busca, todo se encuentra! Porque el cansancio me llevó a abandonar toda búsqueda que aparece porque si... cuando ya nada buscas.
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DISTINTO Suelo detenerme en algún recuerdo… Suelo colgarme y dejar de ser yo por un momento, Para ser ese que fui con vos. Suelo encontrarme sonriendo con la mirada algo perdida. Supe ser de otra manera, Una manera única, desconocida, dulce y alocada… Solía ser todo tan distinto. Sociedad de Escritores de General Viamonte
YAMIL DASILVA Los Toldos
ALMAS INDEFENSAS Aquellas pequeñas y brillantes sonrisas indefensas. Soñadoras, ajenas a toda maldad. Risas y rasgos definidos de felicidad. Ojos que alumbran vidas paralelas. Pequeños ángeles de cristal. Llenos de amor, de vida, e indefensos a toda realidad.
EL SONIDO DEL SILENCIO Es como un inmenso-pequeño hueco. Como una sombra en medio de la noche… De la oscuridad. Un gran silencio entre tanto ruido. Una gigantesca soledad en medio de la gran ciudad. Grandes revoluciones entre tanta paz.
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Quería poder aceptar o tal vez abandonar. Podría la luz del sol encontrarme delirando. Podría el sonido de su voz, la luz de sus ojos encontrarme escribiéndole en una noche desvelada. Amanecido entre borradores y hojas en blanco. Sobre exaltado por mis ganas y el cansancio.
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PODRÍA
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YAMIL DASILVA Los Toldos MI VIDA DENTRO DE SUS DÍAS. Me vi, lamiendo sus heridas… Sin importar que tan abiertas estén y olvidando las mías. Me fui olvidando de como era mi vida… Antes de verla, de besarla, de sentirla. Me fui olvidando de tantas cosas por ponerla por encima de todas aquellas. Ya no era mi vida la que vivía, sino la suya. En su cuerpo delgado y con esos ojos tristes que me hablaban. Me vi cambiar de una manera única, pensando, siendo, sintiendo, como ya no lo era. Ya no era yo el que se reflejaba en aquel espejo cada mañana, era ella!!! Con solo mirarla iba dejando atrás mi vida entera, por complacer un corazón sin ganas. Me vi…me vio…nos vimos… Ya no éramos los mismos.
APARICIÓN
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No se oía más que el caer de un chaparrón, El cielo oscureció y con él mi alma. Esas pocas ilusiones quedaron muertas. Un día perdido, un sueño mal gastado. No había donde ir… Solo me refugié entre mis cosas, conmigo mismo. Una luz cayó del cielo, tembló la tierra, temió mi corazón. Intenté cerrar mis ojos para no ver, me dejé llevar por el sonido, me cobijé con mi calor, ahí fue cuando apareció… “No importa el color de los ojos, sino la profundidad de la mirada”. Sociedad de Escritores de General Viamonte
SANDRA DEL RINCON Los Toldos BUSQUEDA
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Septiembre de 2011
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Ante la mirada incierta de almas devastadas Surge la esperanza y la búsqueda plena De encontrar la luz y con las mismas fuerzas, Los proyectos arrasados por la cruel naturaleza. Sueños truncados, vidas oscuras, sentimientos mezclados. Latidos acelerados por tanto llanto presente. Piel morena sudorosa por la vaga prisa angustiante Cargan su dolor, dejando vivencias, llevando estupor. Buscarán nuevos horizontes, anhelando consuelo y amor. Soledad transformada en búsqueda compartida, Tristeza que se conjuga en cada situación vivida. Con profundo dolor y desesperado llanto unidos, Buscan en su inesperado éxodo la pronta salvación A ver sus castigados y humildes refugios Convertidos en efímeros cobijos en la desolación. Inspiran un canto de ruego y templanza. La débil imagen virginal se agiganta entre las ruinas Brindando protección de madre en la incesante búsqueda. Ante la mirada incierta de almas devastadas Reaparece como el ave fénix entre las cenizas La ilusión y la entereza altivas, Para encontrar en esa búsqueda incesante, El futuro y la gloria que ayer quedaron inertes… La confianza y el tesónque hoy tienen en mente.
SANDRA DEL RINCON Los Toldos ADMIRACION Y ENCANTO Caminos cenizos, aceras doradas, Brisa que acaricia, cielo que enturbia. Peculiar paisaje que atrapa miradas. Melodía tenue, de trinos viajeros, Tránsito embriagado de tonos áureos Extenso abanico de ocres luminosos. El sol es tu amorío, Quien tiñe e impregna con sus cálidos brazos A cada gigante de escasa cabellera. Eres brillo incomparable en tardes soleadas, Cobijadas con el calor de sensible palabras. Como esmeraldas lucen tus musgos, Como incendiadas brillan tus arboledas. Mezcla de acuarelas rojizas, doradas Inundas los ralos y dilatados campos. Atractivo plateado, vislumbra tu aurora Como vivaces cristales cubres el diminuto césped.
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Eres admiración y encanto… Que incitas a contemplar atónito Tu belleza natural en cada llegada.
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SANDRA DEL RINCON Los Toldos
Obsequio divino dispuesto a mostrar Que vienes anualmente a toda morada. Eres admiración y encanto… Tu música crujiente en mullidas alfombras naranjas, Es juego tentador de inquietas y joviales almas. Despertando sensaciones, deleitando corazones. Envuelves espacios de aromas humeantes, Arrullas latente sueños de algunas especies. Eres admiración y encanto… Motivas poesía, engendras ternura. Tus días acortan momentos de congoja, Tus noches alargan fantasías placenteras. Eres admiración y encanto… Por eso OTOÑO, es que me inspiras tanto.
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23/04/2005
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MARTIN FONTANA Los Toldos
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FRAGMENTO DE ALGO MAS PEQUEÑO El Rulo Spiritoso y el Mula, jugaban, hace más de cuarenta años, a la pelota en el terreno de los Mediavilla. Hace cuarenta años, quedaban, todavía, terrenos sin usar donde los pibes jugaban al fútbol. Mediavilla les había permitido jugar allí si sacaban los escombros y mantenían el pasto. El Rulo y Mula hace treinta años que no se ven y tal vez no vuelvan a encontrarse. Al Rulo ya el apodo le queda casi ridículo, los mechones blancos y enrulados, le nacen casi muertos cerca de las orejas y la nuca. El Mula nunca dejo de ser porfiado. ¨ Negro y porfiado ¨ Habían sido casi las últimas palabras del Rulo hacía el Mula. ¨ Negro y porfiado ¨, repite, ahora, casi imperceptiblemente Spiritoso en un Monoambiente de la calle Arenales, en Palermo. Tiene un diario entre las manos, los ojos un poco brillosos y la panza abultada. Ha leído más de diez veces una nota pequeña escrita entre muchas, en el diario que recibe mensualmente por correo de su pueblo natal. Acaso es el único contacto que sigue teniendo con su lugar. Acaso, porque últimamente, cuando trata de cerrar sus ojos chiquitos para dormirse, se le vienen como ratones, sucios y abultados, millones de recuerdos. ¨ Es poco ¨ dice. Un papel barato, ordinario, un poco de tinta y un recuadrito chiquito en las últimas páginas de un diario. Un símbolo en la parte superior y datos precisos, innecesarios y vulgares. Como detallar una… o como detallar una vida. Roberto Spiritoso toma el teléfono, marca números de una agenda que ha encontrado en el tercer cajón de la mesita del teléfono, debajo de papeles y papeles. El Rulo se queda mirando, desde la ventana del tercer piso, unas palomas en un cable, mientras espera. Siente los tonos e imagina. La casa vieja con ladrillos a la vista pintados con cal, las ventanas cerradas y dentro una mujer Sociedad de Escritores de General Viamonte
MARTIN FONTANA Los Toldos que mira una foto cerca del teléfono pero sin escucharlo. La mujer con vestido negro, se levanta, casi por inercia, se acerca al teléfono, levanta el tubo con su mano derecha y sin contestar lo cuelga con violencia. ¨ Quizás ya lo han enterrado¨. Piensa el Rulo mientras permanece observando el pulmón de manzana. Unas palomas que hacen, sin saberlo, acrobacias sobre un cable, se mueven, se increpan las palomas. Spiritoso vuelve al diario y busca, en la nota, la fecha, como si fuera eso de importancia, piensa. Hace años ya, que Spiritoso no pone el despertador para despertarse. Hace años también que se jubiló. Uno de sus amigos del banco lo había llamado, a las siete de la mañana, para decirle feliz cumpleaños días después de jubilarse. El Rulo dudo unos segundos y dijo, antes de agradecer, ¿Que hacemos despiertos a esta hora?
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Y dejó el lápiz y miró por la ventana, ya no había palomas solo una bruma gris que intentaba, colándose entre los edificios, casi sin fuerzas, borrar el negro de la noche.
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Cuando del otro lado el silencio se extendió, incomodo. Spiritoso agrego que no le haga caso. Que gracias. Que si sabe algo del intento de robo en el central… Pero al colgar el tubo sus palabras volvieron. No había respuesta. O si. Había una respuesta, pero que no lo conformaba y la pregunta se regresaba. El Rulo Spiritoso tomo una birome, un papel y escribió. 7 de agosto de 1995, 07:27 horas. Es mi cumpleaños número 62. Primera vez en mi vida, que me he levantado para nada.
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ELIO WALDEMAR GARCIARENA Los Toldos La despedida Llegó a la estación de trenes, pero estaba vacía. Un viejo perro vagabundo meneaba amistosamente la cola como esperando una caricia de la niña, mientras su madre le limpiaba la cara con un pañuelo. Luego, en el banco del andén, se sentaron los seis a esperar. La muchacha no entendía por qué su madre tenía esa mirada perdida como si estuviera en otro lado. Sus ojos se veían apagados por una profunda tristeza que no se aplacaría con todas las lágrimas del mundo. Doña Juana era la mujer a la que todos señalaban como si fuese una María Magdalena. Su único pecado había sido enamorarse de un hombre casado. Pero, ¿cómo podría haberlo evitado? Varias veces habían intentado separarse de él pero el destino se lo impedía como si un misterioso designio le aguardara, al menos, hasta que naciera el último hijo. Mientras esperaba el tren la mujer recordaba con dolor todo lo que sus hijos habían tenido que soportar: las continuas burlas de sus compañeros ante la mirada indiferente de la maestra, el murmurar de la gente en el almacén, el rechazo de los vecinos que corrían a encerrarse cuando ellos pasaban por la calle. Lamentaba no haberles podido dar un padre legítimo y sentía que ni siquiera había sido capaz de sacarlos de la extrema pobreza en que vivían. Mientras esperaba el tren la niña cortaba pasionarias y se las llevaba a la Virgen de la estación. Se la veía alegre, pero también inquieta. —¿Volveremos a Los Toldos, mamá? —No. No regresaremos, hija —dijo su madre. Repentinamente sintió mucha pena. Había dejado a Rita, su muñeca, sobre el viejo armario y ya era demasiado tarde como para ir a buscarla a su casa. La bocina del tren se escuchaba cada vez más cerca de la estación. La locomotora se aproximaba veloz y tenaz como un caballo de hierro. Lentamente las personas se iban congregando al costado de la vía. Juana sacó de la cartera los boletos que su hermano le había conseguido. Observó el sello marcado en el papel. Eran para viajar en segunda clase. Entonces un pensamiento triste marchitó su frente: pese a todo su esfuerzo siempre había sido “segunda” en la vida de los demás. No obstante, aún tenía esperanzas. Si ella no lo había logrado era porque el destino señalaría a alguno de sus hijos como “primero”. Tomó a sus hijos de la mano y notó una ausencia.
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—Juancito, ¿dónde está tu hermana? —le preguntó al guardián de la más pequeña. —Dijo que iba al baño. Traté de acompañarla pero no quiso — respondió el muchacho desconcertado. —¡Juan, cómo es que la dejaste sola! ¡Es chiquita todavía! Nunca más vuelvas a separarte de ella, ¿me entendiste? —le dijo su madre, reprendiéndolo. El niño, cabizbajo, respondió que sí con la cabeza. —Quédense acá los cuatro. No se muevan que voy a buscarla. Ya vuelvo —les advirtió seriamente la mujer. Camino rápidamente por el andén buscando desesperadamente a la niña y, aunque no aparecía por ninguna parte, su madre no se resignaba. Anduvo vagando sin sentido, y miraba con atención en cada niña que pasaba por allí. Pero ninguna era su hija. “¿Dónde estará mi princesita?”, pensaba Juana desconsolada. El tren chirrió sobre los rieles, mientras se detenía lentamente. —¡Los Toldos! —anunció una voz potente despertando a muchos de los pasajeros. Los cuatro hermanos aguardaban sentados en un banco. El tañido de la campana de bronce anunciaba que el monstruo de hierro retomaría su marcha. La salida del tren era inminente. —¿Por qué tardarán tanto? El tren ya está por salir —dijo Elisa, la hermana mayor, preocupada. Después de remover cielo y tierra, vio a un guardia que custodiaba la sala de espera de la estación y se acercó a él. Lo llamó, pero no hubo respuesta. La mujer, inquieta, le tiró precipitadamente la manga. El hombre hizo un gesto de silencio. Alguien estaba hablando a la multitud que, absorta, escuchaba con atención. La mirada del guardia, al igual que la de muchas otras personas, ese día estaba fija en la extraña oradora. Su voz era tenaz y enérgica, pero al mismo tiempo precoz... y conocida. Había algo familiar en ella. Juana mezcló en la multitud para averiguar que estaba pasando. Entonces, vio como su pequeña hija les hablaba a todas esas personas acerca de la pobreza y del amor a la patria y al trabajo. La mujer emocionada no pudo contener las lágrimas. —Chola, hija... ¿qué está pasando? —dijo con la voz quebrada por el llanto. —Mamá... —susurró la niña dolida por la tristeza de su madre.
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ELIO WALDEMAR GARCIARENA Los Toldos
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ELIO WALDEMAR GARCIARENA Los Toldos Las dos salieron rápidamente del lugar mientras la gente sorprendida se preguntaba quién sería aquella niña. —¿Por qué me hiciste esto, negrita? Estaba tan angustiada —le dijo a su hija en el camino. —Mamá, ¿no sabés que es necesario que yo le hable a esa gente? — respondió ella naturalmente. Su madre no pudo entender lo que su hija quería decir. Los cuatro hermanos vieron cómo ambas regresaban y fueron rápidamente a su encuentro. Su hermano Juan, inmóvil, la miraba fijamente frunciendo el ceño para no llorar. —Nunca más te alejes sola, ¿sabes? —dijo y la abrazó efusivamente mientras rompía a llorar. Ya no quería soltarla nunca más. —Bueno, hijos. Vamos que se nos va el tren —avisó Juana apresurada. Caminaron hacia el vagón. El boletero les pidió los pasajes, revisó sus libretas y los dejó pasar. Los niños se dejaron caer en los asientos mientras su madre acomodaba los bolsos. Cuando la agitación del día daba a su fin todos se durmieron excepto nuestra pequeña protagonista que miraba el paisaje a través de la ventanilla. Sus ojos se empañaban de nostalgia al verlo todo desde ese pequeño cuadrito. La idea de no volver nunca más a Los Toldos le embargaba el corazón de tristeza, porque a pesar de todo, ella abrigaba un cariño especial por su tierra. —Eva, ¿qué estás mirando? —le preguntó su madre. —Nada, mamá. Me estoy despidiendo. —respondió la niña mientras disimulaba sus lágrimas. Doña Juana miró fugazmente a los niños y volvió a dormirse. La gente saludaba desde las ventanillas agitando vivazmente pañuelos blancos. Para la pequeña Eva todo parecía ocurrir como en una película muda, sólo que lentamente. Muy lentamente. Repentinamente, una mujer la saludó benévolamente desde un balcón de hierro. Su mirada reflejaba una gran fortaleza y espíritu de lucha. Pero la niña estaba consternada, ¿quién podía estar saludándola a ella cuando la mitad de la gente la desconocía y la otra mitad la ignoraba? Miró hacia un costado tratando de encontrar el destinatario del gesto de despedida, pero no vio a nadie. Era evidente que se estaban refiriendo a ella. Cuando volvió su mirada a la señora, ya no estaba. “Que raro”, pensó la niña. Tal vez había sido engañada por el reflejo de la ventana.
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El tren emprendía su marcha y los arbustos corrían hacia atrás como duendes exaltados. El sol se apagaba en el horizonte: era el último atardecer en Los Toldos. Dejaba atrás muchos recuerdos: la higuera donde se recostaba a escribir sus poesías, las escondidas en la casa del Sr. Rosett, la vieja muñeca de trapo. Habían pasado ya muchos años desde la última vez que había dejado su tierra. Añoraba el perfume fresco del campo, la serenidad silenciosa del pueblo. Sí, porque Los Toldos tiene esa magia especial que hace que quien se vaya, al cabo de un tiempo, sienta nostalgia y quiera regresar. Ella, que amaba entrañablemente sus raíces, no era ajena a este sentimiento y por eso es que tenía planeado regresar. Pero era Evita y su visita tendría que pasar inadvertida. Simularía ser una ciudadana común y corriente para no llamar la atención. “Que irónico es el destino”, pensó riendo para sus adentros. Le agradaba la idea de tener que actuar como nunca lo había hecho. Finalmente, iba a cumplir su sueño de actriz y, al mismo tiempo, iba a reconciliarse con su pasado triste de carencias y necesidades. No obstante, la pobreza no era un estigma doloroso que la hostigaba sino una marca que llevaba con orgullo. Por eso es que ella amaba a sus “grasitas”. Fue al despacho y consultó su decisión con el general. —Necesito recuperar un recuerdo de mi pasado —le dijo. —Evita, ¿querés que te acompañe? —le preguntó Perón. —No, pero muchas gracias. Necesito hacer esto sola —respondió firmemente ella. Compró un boleto de segunda clase y subió al tren sin ser descubierta. Por primera vez, viajaba exenta de preocupaciones. Se sentía feliz de poder disfrutar de un día libre después de tantos años. Porque si bien Eva amaba su papel de primera dama y lo abrazaba con vocación, las reuniones, los viajes y los discursos se habían vuelto extenuantes, sobre todo estos últimos años en que su salud había decaído gravemente. El vagón danzaba al compás de la sinfonía ferroviaria: un tatán-tatán inconstante, al que, por momentos, se le unía el pitido del tren, el sonido del silbato o el tenor que anunciaba las paradas. Después de varias horas, tuvo una sensación de bienestar al pisar tierra firme. Sus ojos se llenaron de lágrimas al ver el cartel que anunciaba la llegada a Los Toldos. Respiró hondamente y sonrió. Nuevamente estaba en la tierra que la había visto crecer en su infancia.
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ELIO WALDEMAR GARCIARENA Los Toldos Mientras caminaba hacia su casa, pensaba en lo que había dejado olvidado en el pasado. Rita no era una muñeca costosa y mucho menos agraciada, pero Evita la amaba como si fuese el tesoro más grande de la tierra. Su madre, una gran costurera, se la había regalado cuando había cumplido los siete años. Golpeó la puerta de su antigua casa y la atendió un viejito. Ella lo saludó amablemente y le preguntó por las cosas que habían quedado en la casa. El hombre le contó que se las había llevado una señora que vivía cerca de la estación. Estaba solo en la casa cuando alguien golpeó la aldaba. Abrí la puerta y me encontré con una misteriosa mujer que estaba buscando a mi madre. Le dije que ella no estaba y que volviera más tarde, pero cuando iba a cerrar la puerta, la extraña mujer dijo que ya no podía seguir escondiéndose y dejo caer el pañuelo de su cabeza. Entonces vi que era Evita. ¡Eva Perón estaba en mi casa! La invité a pasar y le pregunté en que podía ayudarla. Me contó todo acerca del viaje y de la muñeca que estaba buscando. Le indiqué donde estaban guardadas sus pertenencias y me preguntó si podía mirarlas. Yo, afable, respondí que sí y la dejé sola revisando tranquilamente sus cosas. Evita abrió la caja de madera y se encontró con la muñeca que tanto quería. No pudiendo contener la emoción, la abrazó con inocencia infantil. A lo lejos se escuchaba la bocina del tren. Eva salió al balcón y fijó su mirada en una niña que contemplaba todo a través de la ventanilla. Vislumbró la tristeza de sus ojos y recordó cuando, siendo niña, se había marchado de su pueblo. Evita saludó a la muchachita amablemente, tomó a su muñeca y fue a mi encuentro. —Niño, quiero que conserves esto —dijo entregándome un cuaderno. —¿Qué es? —le pregunté sorprendido. —Es el cuaderno donde están todas mis memorias de Los Toldos. Quiero que lo conserves. Tal vez el día de mañana llegues a ser escritor y puedas contarle esta anécdota a la gente. —Muchas gracias —le dije a Evita. Se despidió, dándome un beso en la frente y se marchó. Me hubiese gustado contar antes esta historia, pero sé que siendo niño nadie me hubiese creído. Por eso es que he preferido guardar el secreto hasta hoy.
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LUIS ALBERTO GARIN Los Toldos UN GOL INCREIBLE E INOLVIDABLE Una mesa rústica, dos viejas sillas, el abuelo Don Martín Ramírez y su nieto Ezequiel, sentados frente a frente, la sabiduría en las palabras del anciano, anécdotas interminables que nunca tienen fin; y el nieto que escucha y pregunta, y están allí como todos los días, en el fondo del patio de la vieja casa.
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Un encuentro que transcurría normalmente, pero con mucha adrenalina, emociones a raudales, una multitud detrás del alambrado alentando a ambos equipos, marcador cerrado...
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El viento mece las copas de los frondosos árboles, la pelota descansa a un costado, después de haber coqueteado en los pies y en las manos de ambos, el Fútbol, una pasión que no conoce fronteras, ni idiomas, el lenguaje de siempre, jugar y divertirse, y el niño que vuelve a preguntarle al abuelo: ¿abuelito, abuelito, contame una vez más, aquella final donde fuiste figura excluyente, la final entre el Huracán, el equipo del barrio de Progreso versus los celestes de la Avenida San Martin?, cuando convertiste un penal, en tiempo adicional y tu equipo salió campeón?, y el abuelo se frota los párpados, “como para dar paso a los recuerdos”; ¿si yo tenía 25 años, delantero con mucha dinámica, mi equipo el Huracán, un equipo muy humilde, que llegaba al partido final del campeonato de la liga, con un punto menos que los celestes de la Avenida San Martin, un equipo de grandes figuras de la época?.
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LUIS ALBERTO GARIN Los Toldos
Y ya se vislumbraba que nadie iba a romper el cero… Ya se escuchaba de la parcialidad delos “Celestes, dale campeón, dale campeón!!!…
El árbitro que adicionaba dos minutos, en un rápido contragolpe ingreso al área, me desequilibra un defensor, el árbitro muy cerca de la jugada, cobra la pena máxima, ¿PENAL? Silencio sepulcral, ¿Quién lo ejecuta?, todos nos miramos… Entonces en un acto de coraje, tomo la pelota con las manos y me dirijo al punto de sentencia. Espere el silbato del árbitro, uno, dos, tres, cuatro pasos… El área que se achicaba, el arquero que se agrandaba…
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Pequeña carrera y cuando voy llegando a la pelota, tropecé y en la caída pude concretar el gol, a través de darle a la pelota una fuerza inusitada, pues le peque en mi caída, con el parietal izquierdo y clavar un golazo!!! En el ángulo derecho del arquero que queda inmóvil en la línea del arco, ganamos uno a cero, el Huracán salió campeón, una interminable vuelta olímpica, una recorrida por el pueblo, yo llevado en andas por la hinchada, una semana de fiesta en el pueblo…
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HUGO GERAVI Baigorrita
ARBOLITO Arbolito, serás árbol, ni bien tus raíces toquen esta tierra que da vida. Aunque seas tan chiquito como una ramita más “crecerás” de día en día y en tanto, pasen los años no van alcanzar los brazos para rodear tu corteza. Protector del medio ambiente por todas tus propiedades lo más, es dar el papel para editar nuestros libros. Arbolito, muchas gracias, te dicen los escritores que van cumpliendo su sueño
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en el registro de autores.
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HUGO GERAVI Baigorrita
ARGENTINOS Son argentinos, son nuestros Dejaron huella en su andar ¡Como duele recordar Aquellos años siniestros!
Corrió sangre de argentinos Entre hermanos se pelearon, ¡Militares que abusaron En los centros clandestinos!
Fueron muertos sin condena Muchos más de treinta mil Pero crimen no hay perfecto.
A los culpables; ¡cadena! Por los mártires ¡memoria!
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De corazón con respeto…
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HUGO GERAVI Baigorrita
AUTORES En el círculo de escritores Hay buen porte de poetas, Ambos tienen la receta Para ser buenos autores.
Tan solo tomando un libro Se puede sentir su efecto Al corazón va directo ¡Exclama su autor, yo vibro!
Autores, aquí en este día Las bases se fortalecen Con tinta, papel y letras.
Cual mente su luz prendía En largas noches de insomnio
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De escritores y poetas…
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MARTA GUZZO Los Toldos
ESTÁS AQUÍ En memoria de María Luz Mujica
Cuando las aves dejan el nido y vuelan al sol y el aire exhala perfume a tilo en cada rincón, todo es urgencia que se despierta como un augurio: es que la vida se compromete con el futuro. Y la vida es algo que no muere; aunque la flor se seque, su aroma no se irá. La somnolencia cubre las casas, mi pueblo duerme; el sol avanza sobre las sombras que han de perderse. Pero en un sitio guarda la plaza dolor e historia: es una placa que es testimonio de la memoria. La misma plaza que vio sus pasos de adolescente muestra al que pasa signos que dicen que ella está ausente. Símbolo fuerte, hecho de espinas que lastimaron; foso sin cuerpo, recuerdos rotos que se gastaron.
Siempre que puedo, recuerdo gestos que he protegido, para que el tiempo, que desvanece, no eche al olvido.
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Son muchos años los que pasaron desde aquel día en que te fuiste sin despedirte, amiga mía. Fue tan violento el horror vivido -hueco y ausencia-, que es imposible trocar el llanto en indiferencia.
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MARTA GUZZO Los Toldos
Tu fe en la gente y tu mirar llano no se borraron del inconsciente, que guarda siempre lo valorado. Para que nadie vuelva a matarte en otros nombres, y honrar la vida sea la más firme meta del hombre. Y la vida es algo que no muere; aunque la flor se seque, su aroma no se irá.
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La autora escribió el presente poema en memoria de quien fuera su amiga de la infancia y adolescencia, María Luz Mujica, detenida-desaparecida en La Perla, Córdoba, en 1976, con el propósito de que las nuevas generaciones la conozcan un poco más y sepan de su integridad y altruismo.
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MARTA GUZZO Los Toldos
LOS PÁJAROS
“Es de sabios no intentar descifrar las acciones divinas siguiendo parámetros humanos. Aquel Que Todo Lo Sabe obra oportunamente milagros, y a los milagros (más temprano, más tarde) todo hombre tiene derecho.”
Los pájaros sobrevolaron la ciudad atravesando un cielo oscurecido. Había en el aire demasiado silencio (un silencio de presagios) interrumpido, aquí y allá, por gruñidos de perros. Nadie dormía. Asomados
a
las
ventanas,
algunos
niños
desafiaban la mirada de sus padres intentando no ser excluidos de
lo que ocurría. Los adultos estaban
dispuestos a evitarles cualquier riesgo que pudiera resultar del acontecimiento, si es que, en realidad, lo había… pero nadie podía asegurar nada porque nadie sabía nada. Era el comportamiento de los pájaros el que despertaba sospechas; lo demás eran suposiciones. Esa misma noche, un poco más tarde, en casa de una de las familias más antiguas del pueblo, se reunieron de los niños.
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los hombres. Eran doce. Las mujeres quedaron a cargo
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MARTA GUZZO Los Toldos Mientras tanto, el cielo se cubrió de pájaros que movían sus alas con desesperación, como si no pudieran hacer
otra
cosa
que
volar
ininterrumpidamente
obedeciendo un oculto propósito. Los hombres hablaron poco y nada —no tenían mucho que decir—, pero se sintieron fuertes uno al lado del otro, esperando que ocurriera algo que los obligara a tomar una decisión. Las mujeres, en cambio, se hicieron cargo de la tarea de tranquilizar a los niños; al hacerlo, también ellas lograron apaciguar tanto interrogante sin respuesta. Al amanecer, el cielo estaba completamente cubierto de alas de aves que se movían sin descanso, velando la luz del sol. En horas del mediodía empezaron a dispersarse. En vista de que nada malo había ocurrido, todos se tranquilizaron y volvieron a sus tareas habituales. Como el lugar estaba bastante aislado, las noticias del resto del mundo llegaban con atraso. Fue al final del día que se enteraron del eclipse de sol que dejó ciegos a
sido salvados. Y que la razón del suceso era un enigma que los acompañaría el resto de sus vidas.
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salieran de un sueño, ellos debieron admitir que habían
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algunos habitantes de pueblos vecinos. Entonces, como si
IANA Los Toldos ESE DÍA
Llega el día, ese día… el más triste de mi vida. Ese día cuando llegué a tu casa para saludarte (Como todas las tardes regresando de la escuela) y me encontré con tus labios morados. Ese día no pude llegar antes. Ese día en el que te acompañé, no te solté, no te abandoné, tampoco imaginé decirte “hasta mañana” por última vez.
Desbordando tristeza invadí la pequeña habitación y ahí estabas:
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Sonó el teléfono (Sabía que algo andaba mal) lo presentía…
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IANA Los Toldos Dormida aún calentita. Tomé tu mano y te dije “adiós” con mi llanto. Ese día mi vida cambió y mi corazón herido se niega a aceptar Que ya no estás.
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Ese día… Ese día no se olvida no se borra no se supera… ahora sos mi musa inspiradora que de tanto en tanto… me visita me bendice y se va…
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Hoy te recuerdo como si te viera acá, conmigo. Aún huelo tu aroma dulce. Aún escucho tu voz quebrada. Aún siento el calor de tu abrazo porque vives en mí y vivirás por siempre en mis sueños.
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CARLOS SALVADOR MAC DONNELL Los Toldos La revolución Justicialista. Perón: El hombre que fue un pueblo La revolución justicialista que Juan Perón soñó en los años 40, cuando siendo un joven teniente del ejército argentino pudo comprobar las miserias fisiológicas y sociales de su pueblo en los feudos de “La Forestal” en el chaco santafecino y advertir tempranamente que existían poderes inicuos causantes de tantos dramas humanos, estuvo caracterizada desde sus inicios por el signo inequívoco de la justicia social. El 17 de octubre de 1945, importantes sectores del pueblo argentino, sobre todo el pueblo trabajador, partiendo desde Berisso, Gran Buenos aires, Tucumán, Rosario y otros lugares del país, exigieron la libertad del que ya vislumbraban como el primer trabajador, iniciando así la era social en la Argentina. Desde entonces y hasta el 1º de julio de 1974 Perón, junto a millones de argentinos, protagonizó lo que denominamos la Revolución Justicialista, siendo sus banderas irrenunciables la soberanía política, la independencia económica y la justicia social. Esta revolución que continúa hasta nuestros días es una
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revolución en paz que tiene como objetivos claros la grandeza de la nación y la felicidad del pueblo argentino. Es una revolución inconclusa que espera siempre nuevos protagonistas y que lleva en su seno la marca indeleble de la esperanza. Sociedad de Escritores de General Viamonte
CRISTINA MANQUILLAN Los Toldos
SUEÑO Sueño que viajo hacia una galaxia en una nave de colores transparente como el agua y que me pierdo en el horizonte buscando una luz, un espejo en donde mirarme. Una mariposa se me posa, como un abanico yo la miro con ternura Ella es mi cómplice en mi aventura en mis sueños infinitos sus alas son de color canela luego se pierde en la lejanía del rio. El rio es mi signo, quien me dice… Que pronto llegará el atardecer
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Y yo sigo soñando.
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CRISTINA MANQUILLAN Los Toldos
LA ESTATUA
Observo al pasar La estatua de Evita inerte Tiene una belleza que brilla como la luna, Tiene historia es como una melodía de un tango Que no se olvida y permanece en nosotros. Gritos de libertad siento al observarla La imagino… La blancura de sus manos que como palomas Se alzan en vuelo. Su sonrisa quedó plasmada y aun en los inviernos fríos
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Entibiarán los días y será inevitable, no mirarla al pasar.
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MIRTA MANSILLA Los Toldos
FACUNDO Facundo tienes los pies cansados de tanto caminar Para llevar el sustento diario a su hogar No sabe lo que es alegría, el amor de un hogar Solo conoce el dolor, y el peso compartido con sus hermanos más pequeños Facundo dijo basta, ya no aguanto más Se plantó como un árbol fuerte y erguido Desechando toda tempestad.
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Facundo no tiene rostro Pero si un corazón, grande y noble Donde cobija a los hermanos pequeños Facundo es el ángel de la guarda De tantos pequeños que ambulan en esta vida llena de hastío Facundo, camina en este mundo En busca de un hogar No sabe de juguetes compartidos Facundo necesita, solo el amor de todos Y entre todos poder armar ese juego Que nunca tuvo Que es un hogar.
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MIRTA MANSILLA Los Toldos
MADRE En el jardín de la vida Tú eres la más bella flor, Dios te eligió para ser mujer y madre En el mundo terrenal Madre de las nueve lunas Madre del corazón Madre que conjugan un solo verbo, Madre del amor. Para vos que tenés la dicha De tenerla en este mundo Bríndale todo tu amor Y para aquellos que nuestra madre partió A los cielos, llenos de estrellas, Y cada una de ella Representa a nuestra madre Elevar los ojos al cielo Y decirle cuanto te amo.
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Y para vos madre Que no tenés consuelo Por el hijo que partía Que dios y el tiempo Mitigue tu dolor. A todas las madres del universo Les dedico este humilde homenaje Desde lo más profundo de mi corazón.
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MIGUEL MANZIONE Los Toldos
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Aunque la fuerte ventisca de la vida, aunque el fuerte sol nos haga daño, aunque la horrible hojarasca de los años, se vean por fin batidas de perfidia, aunque no sepamos cuando y donde, nos espera el ocaso, que por cierto, creemos por tener conocimiento, pero, en realidad todo ignoramos… Cuando llegue el momento tan ansiado, de recibir la otra vida, si es que existe, yo como trémulo, amargado, aun ya desnudo porque existe… la vestimenta real de la inocencia, esa que ya perdimos hace tiempo… y no recuperaremos más… por insensibles… Por querer aferrarnos en el tiempo… El tiempo no es premura, ni experiencia, el tiempo, solo es tiempo. –Aprendizaje- que no sabremos comprimir con la locura, que nos lleva la vida en este viaje… Sobrevivir es poco, quien diría, si todo lo sabemos de soslayo, pero equivocados esta, estamos todos... al no hallar en nuestro existir algún reparo… Quiero decirte VIDA, que esta Vida... La que en algún momento has regalado... no me parece tal... porque día a día… yo solamente afrentas he cosechado… Yo… bueno, hoy por hoy, yo me despido, con estas simples líneas que he aflorado, mañana volveré, si que estoy vivo, a contarte nuevas musas que he soñado…
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VESTIGIOS DE VIDA
MIGUEL MANZIONE Los Toldos
“LA SENDA HACIA LA LUZ” YO LE CANTABA AL CAMINO Y MI CANTO ESCUCHÓ DIOS, LO DISEMINÓ EN PEREGRINOS VAGABUNDOS COMO YO… EL CAMINO QUE ES LA VIDA, VA GANANDO EL PERDÓN A NOSOTROS, PECADORES, ASÍ NOS VEA EL CREADOR… LOS AÑOS QUE VAN PASANDO NOS BRINDAN UNA RAZÓN DEL EXISTIR LA EXPERIENCIA Y NO A LA CONFRONTACIÓN… PORQUE NACIMOS HERMANOS, QUEDA LA INTERROGACIÓN SI AL HACERNOS ENEMIGOS YA NO HABRÁ COMPENSACIÓN… PERO “ÉL” ESTARÁ MIRANDO NOS GUÍA SIN UN TEMOR LA SENDA QUE CAMINAMOS CON ESPINA Y DESAMOR…
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Y LA PAZ VENDRÁ SEGURO, CON SU DESEADA PASIÓN, PORQUE AQUEL QUE SE HA GOLPEADO NECESITA CURACIÓN… EN FIN, DIOS NOS ESTÁ ESPERANDO YA NO HABRÁ NINGÚN RENCOR Y EN EL ÚLTIMO RECODO NOS DARÁ SU BENDICIÓN…
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EDGARDO MATEO San Emilio Cincuenta años, Solo un abrir y cerrar de ojos Que lejos quedo aquel chico que en su inocencia pura y genuina miraba a los viejos como la fuente de toda sabiduría y razón, miraba la inmensa libertad de estar en un paraíso de porcelana, que en la fragilidad del tiempo parecía no inmutarse, solo me llegan recuerdos vividos fugazmente, pasos cortitos y apurados que recorrían una y mil veces las arenosas calles del pueblo, parece que puedo verme desde un imaginario mirador flotando en un espacio irreal. Que lejos está….
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Todo se volvió fiesta en San Emilio, una nueva vecina llego para quedarse definitivamente entre estas calles y veredas, algunas con ladrillos que mostraban toda una época de esplendor urbano, entre miradas cansadas de verdes campos y duras jornadas de trabajos sin horas, de espacios infinitos y tiernos regazos, que esperan impacientes la llegada del ser querido o al hijo que partió en busca de horizontes nuevos. Era ella, con su tez de cera y ropaje inmaculado, en hombros fornidos de los que respetuosos marcharon mostrándole el pueblo, que se vistió como nunca o quizás con las pilchas que se guardan para ocasiones casi únicas, banderines verdes y rojos se mezclaron con los celestes y blancos, que cosa extraña, poco me podía imaginar en mi mente de niño, que ella no era de aquí, que había viajado mucho para encontrarse con nosotros, que justamente eligió a este pueblo para
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Hace unos cuantos años, unos,…. Cincuenta, más o menos…, para aquellos que seguramente sacan cuentas mirando hacia otro lado como esquivando la mirada, para no sacar la cuenta de sus propia historia. La verdad es que uno a esta edad no sé si esquiva el bulto o es más interesante que te digan, para vos no pasa el tiempo, o enfrentarte a la realidad inexorable del almanaque, Pero, también es cierto que la vida se comienza a vivir cuando la experiencia te muestra las mieles de una cosecha personal, y es allí que te miras desde ese mirador irreal, te transportas entre las borrosas páginas del tiempo, y te encontras que aquel pibe, peinado pacientemente y con un delicado jopo, a la moda, camisa blanca, corbata y pantalón corto, que las manos de mi vieja sabia cuidadosamente preparar para días especiales, ese pibe … hoy tiene la hermosa vivencia de abrazarse a los recuerdos de su paso por este lugar.
EDGARDO MATEO San Emilio mostrarle a los que se marcharon, que siempre los estará esperando, un momento irrepetible, pero que a través del tiempo, quienes podemos estar nuevamente recordándolo, nos embarga el corazón y nos traiciona la emoción, ….. Cincuenta años…. Casi nada o casi todo, pereciese que los espacios se ajustan a la imaginación de quienes nos arriesgamos a contarlos, esos segmentos imaginarios que construimos sin pensarlos, los que se edifican con solo poner de nuestros sentimientos, los más sinceros, Cincuenta años, en definitiva no son tantos en el universo cotidiano, al contrario es un abrir y cerrar de ojos, un momento en nuestras vidas, y eso me ocurrió, pasaron ante mis ojos las páginas de mi propio libro, de mi historia personal, tan rápidamente que parecía que todo era la continuación de esos primeros capítulos, cuando en realidad el señalizador marca más de la mitad. Parecía mentira, ver algunas caras que el tiempo se había encargado de transformar en traslucidas experiencias, y pesadas horas de sueños tantas veces irrealizados, como si en cada marca se mostrase que no fue nada fácil llegar, ojos cansados y húmedos a la vez, por la emoción de los reencuentros.
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La calle, regada apenas como para que la pesada tarde no demore la llegada de quienes solo esperan que al final de la calle, se transforme en una lejana visión. Como hace tanto…. cincuenta años atrás, donde un negro coche se asomara con los destellos casi invisibles de una imagen, pequeña, pero con la sonrisa leve de un rostro apacible, que escoltada por los vecinos que montados le hacían guardia de honor, donde los pastorcitos, reproduciendo la escena de su aparición en lejanas tierras, se acercaban silenciosos como haciendo participar de la tarde al más descreído de los presentes. Pero al abrir los ojos me encontraba con el presente, y mi propio presente, con el cabellos plateado por el paso inexorable del tiempo, que dejaba atrás ese jopo de Mama y el pantalón cortito, con la mirada tal cual la tenía hace cincuenta años, clavada en el final de la calle, con la misma emoción y renovadas sensaciones, casi me parecía ver a los viejos, mis viejos, atentos y ansiosos, que a medida que se acercaban hasta el lugar donde los vecinos esperábamos, toda la calle se llenaba de murmullos y corridas de los que, como yo, aprovechábamos para jugar inocentes y sin tener muy en claro la importancia de la escena, se respiraba un clima muy especial,
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EDGARDO MATEO San Emilio recuerdo que sentía una vibración extraña, pocas veces algo así había vivido, mi infancia había transcurrido entre la pasividad de la chacra y las incursiones que cada semana por cuestiones lógicas de hacer las compras, mis viejos llegaban al pueblo, pero claro, todo cambiaria cuando , apenas cien metros del lugar de encuentro, todo era distinto, sobre el techo del negro coche se perfilaba la figura en un altar móvil y quienes no querían esperar se acercaban presurosos a darle la bienvenida, transformaron la serena tarde del pueblo en la fiesta total, y eso exactamente veía hoy, ya, sin el auto negro, otros paisanos eran los escoltas pero la escena era casi la misma, tan real como hace cincuenta años, por eso digo que es un abrir y cerrar de ojos, que solo es un momento, que todo se repite como una foto en el tiempo, me veía en cada chico que se cruzaba ante mí, en cada mirada, en cada gesto, todo me recordaba a esa tarde, buscaba los rostros que ausentes parecían no haber faltado a la cita, y aquellos otros que, como yo se emocionaban, mire una y otra vez esa calle, la misma que había permanecido esperando impaciente medio siglo que se repitiera ese momento, que será sin dudas en su infinito tiempo un abrir y cerrar de ojos, ella que guardo para ese momento toda su complicidad con la historia pequeña de San Emilio, con los duendes silenciosos de traviesas tardes que recorren infaltables cada calle y veredas del pueblo, mostrándose solamente ante la vista de aquellos que se animan a soñar con los ojos abiertos.
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Y allí estaban,….. todos, los que vinieron como yo a revivir etapas, los que miraban como lágrimas vergonzosas se escapaban de rostros marcados por el tiempo, los que solo estaban,…. y los que invisibles no faltaron, estaban todos…… nadie falto a la cita, y quizás muchos internamente sintieron que habían cumplido, que otra vez estaban junto a esa imagen que emanaba energías nuevas, renovadas, Ella, que así agradecía cincuenta años de compartir la historia chica de un
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Es difícil trasladar a un simple papel emociones y reencuentros, entre el pasado y el presente mezclándose en una misma cosa, el ayer y el hoy en un mismo lugar, en un mismo latido, permitir que vuelen libremente los sentidos y plasmarlos simplemente en letras y espacios, tampoco es fácil trasladar al otro, las incomprensibles formar que dibuja la mente, solo puedo expresarme con la mística de los recuerdos y la realidad que vivo.
EDGARDO MATEO San Emilio pueblo que pelea a diario por seguir siendo, por permanecer bajo la esperanza de un mañana casi incierto, estaban todos, o por lo menos todos los que sienten por San Emilio un grado de pertenencia, solo faltaron, los que no lo sienten, los que no comprenden porque un lugar se vuelve estigma en su propio cuerpo, los que no son capaces de emocionarse con el rose del viento o la belleza de una flor, los que no ven en las alas de una mariposa la belleza de la libertad, o se maravillan con un atardecer sobre trigal maduro, solo esos faltaron. La noche fue cayendo lentamente, el silencio invadió imprudente las apacibles calles del pueblo, las luces dejaron solamente ver el limitado espacio que su efímero poder le otorga, la capilla se recorta como en faro en la oscuridad del tiempo, cada uno de nosotros va dejando una marca irrepetible del momento, quedaran seguramente plasmados los recuerdos nuevos para otra jornada, me uniré a los místicos duendes para perdurar en los tiempos, estaré seguramente en cada esquina de San Emilio en un futuro cercano quizás, hoy, doy gracias a Dios por permitirme vivir, emocionarme, compartir, gozar de estos momentos que son, ni más ni menos que un abrir y cerrar de ojos en la pasividad de un pueblo que esperar aún despierto a sus hijos que regresen algún día. Que lejos quedo aquel niño, de pantalones cortos, peinado con prolijo jopo, y corbata, entrometido e inocente, aquel que veía a sus viejos como fuente de toda sabiduría, y que cercano me encuentro de este, que ya transito caminos de la experiencia y mira desde otro balcón, pero que nunca dejara de ser aquel que imprimía sus huellas en cada calle arenosa de mi querido San Emilio.
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Noviembre de 2008
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PICHONA MENDOZA Los toldos
El camino de los sueños
Derribaré el muro de los miedos Descubriré el camino de los sueños Con remolinos de pasiones olvidadas Que duermen arrugadas en el tiempo, Te amaré desde lejos, a la distancia Donde río y canto pensando en cercanías, Luego sufro, descubriendo lejanías, Solo es camino de sueños que mis ansias Traviesas han pintado con colores Hasta hacerlos florecer a la distancia
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Irreflexiva y en silencio
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No me pregunto si mereces que te ame
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PICHONA MENDOZA Los toldos
Te amare hasta que duelan las palabras Hasta que vuelvas a salir de los recuerdos No pensaré en pasados egoísmos Ni te haré reproches por tus faltas Despertaré melodías delas hojas Nuevas y fuertes de esta primavera, Te amaré como la vez primera Exaltando y despertando a los traviesos sueños Hasta que de amor y dolor queden rendidos En torbellinos de lejanos vientos No me pidas que me aparte de tu lado
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Si tu lado... es el refugio de mis sueños.
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PICHONA MENDOZA Los toldos
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Al futuro, Ella ya lo vivió Ya no tiene palabras para hilar Hoy su mente perezosa se volvió, Ya no hay prisa, ya no hay sol ya no hay estrellas, Solo palabras sueltas dice hoy Sus ojos ya gastados por el tiempo Miran sin ver lo bello de la vida Muy pocos pasos, hoy vacilantes Cosas del tiempo, hoy su casa es una silla Sentada en el patio y mirando sin mirar Ya no escucha el concierto de los pájaros, Ni ve el vuelo de las hojas al pasar Cae la tarde con su fresco manto Y otra vez a la sala… a vegetar Hoy su vida es una gris monotonía Mente apagada por designio dela vida, Todos se esmeran en atenderla diariamente Máspara ella todos son uno, y uno son todos Hoy la mente perdió hasta los colores Y por más que de cariño se la cubra Ya su vida apagó todas sus luces Ella tuvo una vida muy feliz Con la familia que formara alguna vez, Hoy sus ojos se niegan a mirar, Y sus hijos se niegan a aceptar Que se va apagando día a día Que solamente les resta, EL ESPERAR…
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Madre
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NORMA ELVIRA MENUET Zavalía
ADIOS MAMINA Te amaba tanto Que ni yo misma lo sabía Lo comprendí cuando Cerré tus ojos para siempre Cuando advertí que entre tú y yo Se interponía el fino límite Que separa la vida de la muerte. Te confieso madre, fantaseé Con la ilusión de irme contigo Libres al fin de la pesada Carga de la vida, Juntas las dos y por siempre unidas Rumbo al misterio de lo desconocido
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Hoy, mi humilde homenaje es seguir tu ejemplo. ¡MADRE!! único e indestructible es el lazo qué nos une Más allá de los tiempos.
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NORMA ELVIRA MENUET Zavalía
DESPEDIDA ¡¡Anda, mírame de frente, anímate y habla!!,no calles lo que sientes, busca dentro de ti la palabra que menos lastime el alma. Lo sé, debo partir, según tú, hoy nuestra historia termina. ¿Sabes?....a tu lado soy feliz, mucho, mucho más de lo que imaginas. Tan bueno fue conocernos, ¡Amarnos sin medida!, unir nuestras soledades colmó de paz nuestras vidas. Por eso, hoy que nos despedimos qué sea con la ternura… de aquellos que sé quisieron…casi hasta la locura. No…no te Inquietes… ya me voy, no comparto pero respeto tu decisión… aunque, antes una pregunta te haré, y…sí, es sobre aquello qué hace tiempo, los dos evitamos hablar….¿dime, el porqué, de ésta despedida es acaso… por los hijos… qué sabemos… no vendrán? Cuántos años han pasado, ya no tengo ni noción qué de ser padres perdimos…poco a poco la ilusión…
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Pero sin pedirle a la vida, más, de lo que nos puede dar.
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No, no bajes la cabeza, ni escondas la mirada, juntos tratemos de comprender qué tú frustración y la mía, nos sirvan para crecer. Ven, acércate mujer, deja ya de llorar ¡y qué este abrazo sea nuestro pacto para volver a empezar!
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NORMA ELVIRA MENUET Zavalía
EL VALOR DE LA AMISTAD
Es mi amiga un ser muy especial, auténtica, genuina, dulce Más qué amiga, del corazón, es mi hermana Sus manos siempre tendidas, en las buenas y en las malas, Juntas compartimos nuestras historias casi desde la infancia Nos reímos, lloramos, nos consolamos, y a veces, hasta nos enojamos. He perdido la cuenta de los años que lleva nuestra amistad, solo sé Qué se mantiene por lo esencial. Respeto, Cariño, Lealtad. Estas humildes líneas escritas para ti, van por los viejos tiempos y los Nuevos años qué vendrán, si Dios así lo permite
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Y bendice nuestra amistad.
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MYRIAM MUÑOZ Los Toldos
AL PUEBLO MAPUCHE
Por aquellos que un día lucharon con conocimiento Por aquellos que con justa razón creyeron defenderlos Por aquellos que resignados, sin culpa, caminando siguieron Por los que ya no están, por los que partieron Por los que viven y aun azorados nos miran en silencio Por vos, por mí, por los que vendrán Es necesario que conozcas tus DERECHOS Y sepas que la justicia no es mala Si no ineptos los que no saben ejercerla
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El pueblo mapuche tiene DERECHO a….
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MYRIAM MUÑOZ Los Toldos QUISIERA Quisiera que como el sol Tu amor nunca se me apague Que encuentre siempre el calor De tus brazos para refugiarme Que el brillo de tu sonrisa Lo encuentre siempre al mirarte Y que la miel de tus besos Sea el premio por cada día amarte Que nos ilumine la vida Ahora que te vi, ahora que me encontraste Quiero saber que tantas caricias En todo este tiempo creaste O si habrá nuevas en tu corazón Vida para regalarme Y que no se oponga el destino A este amor inevitable Que permita a nuestros corazones El placer de poder amarse
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Tu pelo para enredarse
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Que tengan siempre mis manos
Y sean mis ojos el ancla Donde los tuyos se amarren Sociedad de Escritores de General Viamonte
SILVIA GRACIELA OLIVERIO Zavalía “Alma de olvido y de sombra Ahí está la fortinera: Tacuara, Clavel y Pólvora” José Ramón Luna
LA SEMILLA A Doña Ruda le encantaban los días de lluvia. Apenas los nubarrones se preparaban para una tormenta, sacaba al patio una palangana y esperaba con ansiedad las primeras gotas. Siempre tenía algo que hacer en la huerta antes del primer chaparrón: trasplantar una mata, sembrar cebollines, esparcir semillas, cortar flores… Después lavaba sus cabellos con agua llovida y los peinaba en dos largas trenzas envolviéndolas en su cabeza, como una corona nevada. A menudo le escuché decir: -En los días de lluvia no hay entreveros, y una se siente más mujer.Por muchos años no entendí a qué se refería con esas palabras, en la fonda siempre había roces de vecinos, incluidos los días de lluvia. Se ganaba la vida dando pensión a peones golondrinas, el primer albergue a familias inmigrantes y a maestras solitarias como yo. Todos habíamos vivido algún tiempo en esa casa inmensa, mitad de ladrillos sin revoque, mitad rancho. Los que se fueron volvían a visitarla con cualquier excusa, comprarle flores el día de los muertos, intercambiar plantines o llevar a los chicos a escuchar el loro que decía malas palabras en varios idiomas.
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La recuerdo menuda, con su mirada brava, organizando la comida, mediando en peleas entre pensionistas, dando órdenes a sus ayudantes. No era de relatar su vida, por lo que he tenido que esforzarme en recordar cada frase que le escuché y tratar de hilvanarlas para armar una historia que no logré concluir hasta hoy. Lo
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Cuando llegué a este pueblo de Los Huesos, me llamó la atención la gran cantidad de araucarias que se acercaban al cielo. Cientos de pehuenes por todos lados. En mi largo viaje no había visto nada igual. Releí los libros de la pequeña biblioteca de mi escuela para confirmar que ningún árbol era originario de estas pampas salvajes. La buena tierra adoptaba sauces, eucaliptus, ceibos, y cualquier semilla extraña que se plantara. Las manos morenas de Doña Ruda lograban que crecieran maravillas en todo el suelo que ocupaba su quinta.
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SILVIA GRACIELA OLIVERIO Zavalía poco que contaba parecía extraño. Algunos pensionistas decían que las personas añosas desvarían o inventan cosas. De los lugares más remotos del mundo se estaba poblando Los Huesos. Ella sin mayores explicaciones a la pregunta de donde era, decía -yo nací aquí-. Le he escuchado afirmar que quedó viuda 8 veces. Que regaló sus hijos a una Patria que no era de ella. Que mató mucha gente. Que los espíritus volverán desde los cuatro puntos cardinales. Que los árboles tienen alma. Que a veces hay que aguantar. Que hay que esperar el nuevo sol. Que conoció un Remington que escupía sangre. Incoherencias propias de la demencia senil, según un pensionista que se las daba de ilustrado. Yo empecé a creer algunas cosas de las que raramente mencionaba el día del asalto frustrado. Unos franceses se alojaron con nosotros hasta terminar su casa. Se decía que habían traído oro de Europa. Apenas los ladrones cruzaron el patio, Doña Ruda, a modo de prevención, les vació los cargadores completos de dos armas antes que los demás reaccionaran. -Es que yo fui centinela – dijo como única reflexión y no opinó ni una sola vez en las largas conversaciones de sobremesa que mencionaban el hecho. Cuando cumplió 102 años dejó en manos de dos ahijadas el manejo de la fonda. Se sentaba en una silla de mimbre debajo de una magnolia, que ofrecía flores gigantemente blancas a quien se atreviera a treparla, y perdía su mirada en la lejanía de la llanura. Los meses fueron pasando, la fonda siempre en movimiento y Doña Ruda cada día más quieta. Me gustaba vivir allí, al principio me ocupaba de las hierbas aromáticas, luego fui cultivando todas las parcelas de la huerta y el jardín, que ella poco a poco me delegaba. Ayer, 25 de mayo de 1967, mientras tomábamos el chocolate en la fiesta patria, las nubes negras ocuparon todo el cielo. Apuramos a despedir los alumnos y cerramos la escuela justo cuando los rayos se desesperaban en luces multicolores y los truenos asustaban a más de uno. Volví a la fonda en medio de un aguacero infernal, temblando de frío, cubierta de barro y agua. Tardé un rato en lavarme y cambiar mi ropa. Cuando llegué a la cocina Doña Ruda ya estaba entrelazando sus cabellos. Estábamos solas, los demás habían decidido dormir la siesta. -Yo fui princesa –me dijo de entrada, como si fuera un secreto. -¿Princesa? – le pregunté con la mente puesta en los cuentos de hadas.
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-Princesa de estas pampas – agregó, entregándome una bolsa de papel con semillas. Como no supe que responder continuó: Ya estoy muy vieja, y si me ha quedado algún pariente vivo, no sédónde está. Para que algún día se sepa la verdad – fueron sus últimas palabras. Lo haré –dije sin comprender que incluía mi promesa, mientras los ojos de Doña Ruda se cerraron para siempre. Su última tormenta fue pasajera. Como para darle el gusto nomás. Se retiró centelleante minutos antes del ocaso. Un sol anaranjado iluminaba el celaje lejano. La noticia se esparció inmediatamente. Rudecinda Cepeda había fallecido a los 108 años. Preparamos el velatorio en la sala con muchas flores cortadas a la luz de un farol a querosén. Enseguida la reunión se hizo amena, los vecinos llegaban y se reencontraban con amigos o familiares. Nadie lloraba. La noche fue pasando con el mate de mano en mano, mientras las velas se derretían chorreando los candelabros de lata. Las primeras luces del alba se desparramaron en medio de frío y silencio. Luego escuchamos galopes y relinchos. Los soldados irrumpieron en la sala vestidos de gala e iniciaron una guardia de honor. No se despegaban del cajón y nos fuimos al patio. A la hora del entierro cargaron el féretro. A decir verdad, nosotros nos sentíamos invadidos. La escoltaron a caballo hasta su morada final. Un militar entrado en años comenzó un discurso a los pies de la tumba. Lo escuchamos con cierto desconcierto: “– hija de una noble familia araucana, abrazó la causa de la Patria repeliendo en los fortines los malones de sus hermanos que no comprendieron la grandeza de esta Nación… Continuó con algunos detalles que desconocíamos de fortines, artillería y de lanzas. Siguió con los caballos, la sangre de su familia que regó la tierra, resaltó la civilización, la justicia, el rol de la mujer… Pero no dijo una sola palabra de aguantar y esperar nada del sol. Tampoco nombró los puntos cardinales, ni se refirió a ningún espíritu. El militar terminó diciendo con voz firme: -Cabo Rudecinda Cepeda, que en paz descanse. Recordé las fogatas de San Juan. Especialmente la última, en que me deseó feliz año. Doña Ruda había aguantado más de un siglo. Es una larga espera. ¿Podré algún día decir que no es San Juan sino el solsticiode invierno y la llegada del nuevo sol? ¿Algún día entenderá el conquistador la divinidad de este mundo?
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SILVIA GRACIELA OLIVERIO Zavalía Apreté entre mis puños y me retiré con prisa del cementerio. Tenía mucho por hacer, una semilla de pehuén estaba estallando en la humedad de mis manos.
Luces verdes
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Ella esperaba, en un ir y venir de miradas a través de la ventana. Él aprisionaba el pie en el acelerador, compitiendo contra el viento que desparramaba con furia la tierra polvorienta de la sequía. Ella, en su espera, escuchaba música clásica, que se esparcía por los rincones de la casa ascendiendo entre los vapores de un té de hierbas enfriándose lentamente en una taza. Él, mientras aceleraba, se distraía en la sorpresa de la próxima canción de la radio, elegida al azar por el operador de la madrugada, mientras sus ojos verdes se reflejaban en el espejo retrovisor. Ella hojeaba un libro de poemas sin conseguir concentrarse, en el preciso momento en que empezó a llover. Él percibió en una visión instantánea exactamente lo que ella estaba haciendo en ese minuto. La había visto tantas veces en la misma actitud: levantándose de la silla en el primer destello de los rayos y esperando que llegue el sonido del trueno un suspiro después, rodeándose la panza gigante con sus dos manos, intentando calmar el movimiento interior. Ella sonrió, porque sabía que él estaba imaginando la escena, y levantó su blusa para observar su ombligo que parecía explotar. Él siguió manejando en medio del chaparrón, hipnotizado por el limpiaparabrisas. Ella pensó que era conveniente preparar otro té, mientras leía por cuarta vez el teléfono de emergencias médicas. Él presintió que no llegaría a tiempo cuando el automóvil se le escapó de la ruta y encaró los pastos y el barro de la cuneta. En su última mirada se desprendió una luz verde. La monotonía del sonido de la lluvia se fue apagando poco a poco, mientras el silencio y la calma parecían reinar en el campo. Cuando las nubes se retiraron volando sueños hacia otros lugares, recién amanecía, pero ya era tarde... demasiado tarde. El sol logró despegarse del horizonte y fue subiendo perezoso. Un inmenso cielo verde se desplegó ante los ojos de mujer asombrada y comprendió que no tenía que esperar más. La luz verde la persiguió en su día de parto, y en todos los días que siguieron de su larga vida.
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JOSE OLMEDO Zavalía POR UN MILAGRO DE DIOS A Claudina y Javier Tú eres como una estrellita que vino del cielo Que trajo en su vuelo una esperanza de amor Será por tu gracia bonita que tanto te quiero Que en palpitar de mi corazón yo te llevo Lo mismo que una canción. Entre ilusiones y fantasías Seguían pasando los días, Y tú serás mi dulce obsesión Tú voz al viento me sabe a melodía Y tu sonrisa es una poesía Que ha despertado con los rayitos del sol. Deseo que lo que siento por ti Que nunca llegue a su fin Por ser algo tan hermoso Y en un poema poderlo decir Que lo más bonito está en el compartir Junto a la mujer que me hace dichoso.
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Por las callecitas de Zavalía Nos conocimos un día Y fue un milagro de Dios Desde entonces me gusta tu compañía Y esa estrellita que ahora nos guía Anidará en nuestras almas para que no exista el adiós.
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Ay, mi muchacha querida Yo te amaré de por vida, Porque tú eres mi bendición Para mi tú eres la elegida Y lo mismo fue una llamita encendida Te llevo en el corazón.
ANA MARIA ORLANDO Los Toldos
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PoesíaEcológica... Árbol, con tus raíces te amamantas, de la Pacha-Mama. Nodriza de vida. Su leche materna corre como linfa. Sin esfuerzos, te alimenta. Árbol, creces generoso, regalando tus preciosos dones! Perfumes, de Aromo. Aceite, de Olivo. Aguaribay, plantado en el Litoral. Árbol, eres vida de otras vidas, Proteges con tu vientre húmedo, aquella variedad divina, del Reino Animal. Dándole tu cuna, a tu mismo Reino. Albergas amoroso, tanta Flora sin igual. Árbol, desde tu semilla, que vuela en el viento. Formando laderas de infinitos verdes, tan fuerte es tu Amor, a Madre Natura. Que...desde tus raíces con fuerzas te elevas, bebiendo la lluvia, caricia de madre. Corres con los años, abrazando luz! Razón de los hombres. Vida para Ti Abono, que prendes de hombres valientes. Próceres. Poetas. Unión de amor al sabio, es tu sombra. Eres guardián fiel, ejemplo perfecto. De tener Presente! Con Pasado Milenario, y temeroso Futuro. Proclamas "Conciencia"! Sociedad de Escritores de General Viamonte
A los hombres has dado La Tierra, ANA MARIA ORLANDO Los Toldos Nuestra Nave Cósmica Nuestro Único Planeta, que con dignidad debemos cuidar. Tierra, tan sólo. Tierra! En la lejanía dijo un marinero.
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Cruzando mares, tormentas y océanos con sus tres carabelas zarpó! La Santa María, La Pinta y La Niña y sus mapas, le enseñaron nuevas rutas de navegación. Tierra!!! Tierra !!! Gritaron sus hombres exhaustos del cansancio, hambrientos de carne y tesoros para repartir. Nuevas esperanzas en la lontananza, el nuevo horizonte se hacía cercano, tocaban con manos monedas de oro que en sus sueños los viejos marineros acariciaban con la avaricia del poder. No lo podían creer…las aguas bañaban las costas desconocidas de un continente visto por primera vez. Un nuevo continente llamado América Latina. El gran navegador, el gran Cristóbal Colón, marinero genovés del Viejo Continente Europeo…así decía mi maestra Teresita en su clase de historia… El viaje en tren era interminable y después de unas seis horas, llegamos a Buenos Aires! De visita a casa de una vieja señora, es decir una tía de mi abuela. La mujer estaba con su pierna levantada y su brazo inmovilizado por el yeso. El accidente que tuvo, la dejó en situación de reposo por tres meses en la cama, pero esto, no le impedía hablar continuamente sin parar. Dando órdenes a la señora que se prendía cura de Ella, pintándole los labios con Dior y peinando los cabellos recogidos en un chignon, poniéndole las alhajas de oro: al cuello dos vueltas de madreperlas con su broche de zafiro, sus pendientes de aguamarina, en sus manos lucían los diamantes y no podía faltar al pulso suRolex, marcando brillantemente suagonía. Lucía con sus recuerdos, comprados en sus viajes por el Viejo Continente que era la Europa. Nos contaba las bellezas de La España, la Francia, la Italia y que estuvo con los parientes quevivían allá.Relataba en un modo locuazlas maravillas de los museos, labelleza de
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El viaje
ANA MARIA ORLANDO Los Toldos
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Andalucía, los perfumes franceses que bien olían y que precios... para vuestros pobres bolsillos. Y del Papa que vivía en El Vaticano dando la Eucaristía a los turistas en sus misas domingueras. Y... que fue huésped de todos los parientes europeos! En un modo ameno nos maravilló con sus relatos, se excitaba con sus recuerdos que ya parecían lejanos...no veo el momento de reponerme y preparar mi próximo viaje. Pero esta vez me quedo por más tiempo! Corría el año 1969…en un pueblito lejano de la capital. General Viamonte (Los Toldos), entre sonar de campanas y guardapolvos blancos que corrían alegremente entre juegos infantiles y clase de canto, matemáticas y geografía. La historia cuenta que la niña guardó en su corazón el sueño de viajar un día a conocer otras tierras, que no fueran estas de la América Latina. Jugando, bailando, creciendo sin darme cuenta pasaron los años y llegó el momento inesperado a mi mente los recuerdos tan lejanos de una Aurora, una señora anciana tía de mi abuela que nunca más volví a ver. Pero que había puesto sin saber su semillita de grande curiosidad por los viajes y culturas europeas. Y así fue que emocionada preparé mi valija: cuatro pilchas, poca plata y tantos sueños dieron vida a mi viaje. Emprendí el vuelo. El avión aterrizó en perfecto horario para tomarme todo el tiempo del mundo: desplegando el futuro a mis pies. Después de tantas escalas, Brasil, África, Europa. Sao Pablo, Cabo Verde, Moscú y por fin Roma! Mis labios besaron la tierra que me recibía. Mis lágrimas bañaron el suelo de Roma con su sol esplendente de un verano de Agosto. Me sentí a casa, casa mía… porque encontré mis raíces. Sí, éste es un viaje especial porque traigo los saludos de tres generaciones de italianos y españoles (europeos) que escapando de guerras y miserias emigraron muy lejos pensando en volver algún día... La esperanza dio alas a mi sueño y hoy que soy mujer meto raíces profundas dando con mi vida otra vida…y mi niña con sus sueños tal vez emigrará un mañana. Viajará a conocer el país tan lejano llamado Argentina que es en América Latina. Yo, ya no me siento extranjera. Gracias Italia…tierra mía! Este es el viaje de ida y vuelta: el viaje del Emigrante.
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MARTA PATTI Los Toldos
DISTANCIA
TU QUE A LA DISTANCIA ESCRIBIENDO ESTARAS, TUS POEMAS, TUS POESIAS QUIZAS, YO ESPERNDOTE PARA LEERLAS, NO TE BUSQUE, NO ERAS ALGO IMPOSIBLE, EXTRAÑA ES TU PRESENCIA, ENORME EL ASOMBRO FUE DE PRONTO LA MAGIA SE DIO, CON UNA MUESTRA DE AMISTAD ENGRANDECIDA, MAGESTUOSAMENTE EL HECHIZO SUCEDIÓ DISFRUTAR, EXPLORAR LO INESPLICABLE NOCHE DE DULCES SUEÑOS. QUE NO HAYA MAÑANAS AMARGAS
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PARA SEGUIR ESCRIBIENDO, POESIAS A LA DISTANCIA
Palabras Cercanas 2
MARTA PATTI Los Toldos DILE DILE A ELLA QUE NO LA QUIERES QUE TAMBIEN SIN ELLA TE MUERES NO CALLES TUS SENTIMIENTOS ELLA NECESITAS QUE POR UNA VEZ, LE DIGAS QUE LA QUIERES. DILE A ELLA, DICELO SI TE ATREVES QUE LO UNICO QUE QUIERES DE ELLA ES HACERLE EL AMOR PERO QUE NO LA QUIERES???? O NO TE ATREVES.???????????? DILE ALGO, DILE LO QUE SIENTES, QUE ELLA SI TIENE DESEOS DESENFRENADOS DILE ALGO PERO NO, TE QUEDES CALLADO DILE A ELLA, QUE TIENES PIEL, QUE TE GUSTA COMO MUJER,
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SU AMOR, SUS CARICIAS, PERO NO LA QUIERES, PERO NO TIENES EL VALOR, SUFICIENTE PARA DECIRCELO. Sociedad de Escritores de General Viamonte
MARTA PATTI Los Toldos ¿TODO?
CUANDO UN SEGUNDO IRREPETIBLE, GOLPEA LA PUERTA DE MI DESTINO, Y, QUE CREO QUE SE TODO, DE QUE VIVI TODO, DESCUBRO, Y ME INTERROGO, ME PREGUNTO, ¿TODO? PRESISAMENTE HOY, CUANDO UNAS HOJAS TENGO FRENTE A MI, MUY BLANCAS, MUY LIMPIAS EMPIZO A ESCRIBIR O A RECONOCER, QUE NO ME CONOZCO, QUE IGNORO, QUIEN OCUPA MI MEMORIA, MI ALMA, ESA PERSONA DUEÑA DE ESOS OJOS, TAL VEZ OCULTA EN EL CAJON DE MI CONCIENCIA Y LA TENGO TANTAS VESES QUIERO MIRARLOS, ENCONTRARLOS. MUCHAS, MUCHAS VECES Y PRESISAMENTE HOY QUISE DE NUEVO SER FUERTE
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Y RECORDAR ESOS OJOS, TUS OJOS.
Palabras Cercanas 2
ANA MARIA REYNA Los Toldos TU AMOR
Intenso esfuerzo de querer olvidar tu mirada Cuando más te recuerdo. Tronchadas ilusiones por las manos del tiempo Que en un leve suspiro me arrebató tus besos.
Tu amor, desteñidas promesas, que en soledad Recuerdo, tu amor, aguijón lacerado, Huracanado viento, que pasó por mi vida Y dejó a mi corazón de caricias desierto.
Tu amor fue una quimera que hoy oprime mi pecho Despojos de mi alma que hoy te nombra en silencio Tu amor, quien lo diría, fue ráfaga de viento Enmudeció mi canto, entrecortó mi aliento.
Pero ya ves, a pesar de tu olvido Deliro y te recuerdo
Y te nombro en mis versos. 22/04/1989
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Te lloro en mi martirio
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ANA MARIA REYNA Los Toldos
COMO EL OTOÑO Amarillenta hojas caen del árbol sin cesar, Ha comenzado el otoño, otro otoño que irá También mi alma se marchita, se deshoja en soledad Una llovizna de olvido me empapa ya sin piedad.
El viento desviste al árbol, lo desnuda un vendaval Detrás de los cristales miro las hojas volar, Recuerdo otros otoños queno hande volver jamás.
Hojas muertas sobre el suelo cuantos pies las pisarán Me duele verlas caer Me duele esta soledad.
Tú fuiste como el otoño, desnudas tristezas, lluvia Vendaval a la vez, me deshojaste el alma La pisaste con tus pies, y una llovizna de
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25/04/1986
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Olvido ahogó mis sueños de ayer.
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ADRIANA RIUS Los Toldos SARAT Corcel negro que en el sarat cabalga a grandes velocidades hasta la duna mayor, allí donde confluye el espacio entre la luna y la tierra. Se puede sentir el ruido de los cascos ahuecados y en el aire la respiración del animal a ritmo acompasado como el derbake de un tribal tan tangible como los latidos acelerados de su corazón. Cada paso dado por el mismo deja una huella en la arena que se escurre por la pendiente como si fueran granos de oro. Silueta imberbe que la ilumina la luz del cielo nocturno. Hermoso animal de crines cuidadas que llegan por debajo de la línea de su abdomen. Relincha ahogadamente, quizás, por el cansancio de su trote incansable, aunque por el movimiento de sus patas delanteras parece el llamado de un grito sofocado por la pena. ¿Es que ha establecido un romance con la luna? ¿Por qué se detuvo en lo alto de la duna? ¿Qué espera? Allí se detuvo el tiempo transcurrido, mientras él dibuja círculos perfectos con un trote enérgico y galante.
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Actúa como hechicero de la noche acelerando la salida del sol. Se estampa como figura helada cuando sale el gran disco de luz y con la fuerza de sus patas traseras eleva su cuerpo haciendo una reverencia imperial al apoyarse en el suelo nuevamente.
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ADRIANA RIUS Los Toldos
El aire esta frio y parece cortarse con el filo de una daga. Se escucha el aletear de un águila y su sonido vocal tan particular rompe la atmosfera estática. Parece imposible que el hermoso animal alado pudiera mantenerse en el aire. Pesado y lento su aleteo, como si el cielo pesara. Imágenes casi contradictorias de dos seres de diferentes especies, ágil y etéreo corcel a la par de la bestia alada que mueve el aire con movimientos de danza sufí. Uno en el aire y otro en la tierra abandonan el horizonte a la par hasta desaparecer.
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Solo el sol sobre la duna mayor. Una vez más ya es de día y aún no he conciliado el sueño…
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CARMEN RODRIGUEZ Los Toldos UN MOMENTO Elige un momento de tu vida, Siéntate en el umbral de tu destino… Y escribe. Imagínate un rayo de sol que te ilumine… y la furia del mar que agita el viento. ¡Deja un momento… quieto! Por varios minutos… Y la razón de tus deseos, caminará las minucias del aroma que envuelve tu día. TIEMPO Quisiera tener otra vez ese tiempo, El que acarició mis manos Y jugó con mi pensamiento. Tiempo! Concierto del silencio que Marchitó la flor de una esperanza. Allá! Donde las olas del mar Acarician la arena desierta de la noche. Quisiera uncir el sentimiento, ese que Le dio forma a un sueño febril y profundo.
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HISTORIA Nace una historia a lo largo del camino Brilla el sol bajo el alero de tus ojos. Tus manos agitan la ternura De un sueño que pintó el horizonte Sociedad de Escritores de General Viamonte
CARMEN RODRIGUEZ Los Toldos AUSENCIA Como olvidar el color de tus ojos… Aprender a nadar en el vacío Que me dejó tu ausencia. Crece el tiempo, Que temprano te arrebató de mi lado… Y cortó las alas de los sueños Que juntas forjamos. Tu esencia me acompaña sin vida Y sin formas… Y la lluvia arrastra el recuerdo de cuarenta y cinco años. Cerraste tus ojos, el silencio se hizo medroso Y tu alma voló a la sombra de tu velo blanco. Mamá! Pirueta del tiempo, acarició tu rostro… Y deshojó la flor de tu camino. SOY Hoy tan solo me queda la experiencia, dolorosa de haber aprendido a esperar.
Soy el tiempo, el recuerdo, y esa lágrima traslucida que empaña mis ojos.
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Camino lento, diferente… Con la fantasía de un idioma que hoy, se pierde en la esfera del silencio.
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Si mañana mi mundo se termina, escribiría un libro con el cristal de mi corazón.
CARMEN RODRIGUEZ Los Toldos SOLA Cuando no oigas ruidos, ni trinos de pájaros, ni suspiros que llenen el espacio de tu vida…Estarás sola. Peregrina tu tiempo… que la filosofía del silencio te enseñará a caminar juntos, con tu secreto. Estás sola! Abre tu corazón, deja entrar los sueños, aquellos que viajaron en un amanecer. Mira el tiempo, que envejeció junto a vos, y la soledad será menos…Y reinará por un día. HUELLAS Mira en un rincón de tu alma, de tu silencio… y reflexiona… No pliegues tu pasado, que te marcó el sendero de dos almas pequeñas… que hoy te llaman Mamá. Deja correr esa lágrima que está al borde de tus ojos, aprieta tus manos… que una ausencia blanca marcó tu destino. Cincel del tiempo modela tu alma, silueta del camino, que marcaron las huellas de un sueño pasado.
Si lees por primera vez mi poesía, quizás no te guste. Si la lees por segunda vez… tal vez puedas entenderla. Si la lees por tercera vez, interpretarás lo que quise escribir.
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SI LEES
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MARCOS SARLINGA Los Toldos
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Sin deberle nada a nadie ni siquiera una sonrisa, masticando de esperanza para poder continuar. Sin temerle a las espinas del destino y de la vida, siguió firme por la senda que él creyó de su andar. Sin caer en la miseria de aquellos que se piensan que crecer como persona es triunfar sin dignidad, fue buscando los laureles con espíritu de lucha, para que los goce su alma, en la inmensa soledad. Hombre sabio y letrado que no dudó en tomar la espada para defender su tierra contra el pirata imperial, hoy tu nombre se realza entre escombros de la historia como ave que despliega sus alas a la eternidad, y la patria te proclama como héroe de ella misma, como padre de su causa ¡y del emblema nacional!
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A Manuel Belgrano
MARCOS SARLINGA Los Toldos
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El pastor, impostor. Aleluya hermanos míos, ¡aleluya! Yo soy su salvador, quien habla con Cristo y predica su oración. Ustedes, ¡mis ovejas! y yo, su fiel pastor, su dinero no me importa ¡al diezmo lo proclama Dios! Aleluya Hermanas mías ¡Aleluya! Un milagro les daré hoy, sacaré el demonio de sus cuerpos con sólo tocárselos. Venid a mí los niños sentid mi calor, los limpiaré de lo impuro con mi sensual devoción. No te dejéis influenciar por las blasfemias del mormón, por los testigos de Jehová, o el católico opresor. Aleluya hermanos míos ¡Aleluya! A culminado la congregación, pueden volver a sus vidas y olvidarse de la redención. Sociedad de Escritores de General Viamonte
MARCOS SARLINGA Los Toldos Aquí me quedare esperando a que el pecado los ahogue en dolor y siempre predispuesto... a venderles mi perdón.
De cara a la soberbia La tristeza invade mi alma cual si fuera una condena, que pago por causa que desconozco, y hasta dudo que existiera. Todo tiene un por qué, me dicen, y desconciertan. Si yo no he hecho a nadie mal agita mi conciencia. Busco en mis recuerdos las acciones y momentos, que en algo me comprometan. Esas de baja moral, que traen consigo las consecuencias.
¡Dejándome sin tregua!
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tan solo una que me acuse
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Mas no consigo ubicar una,
MARCOS SARLINGA Los Toldos
Sentándome en el banquillos de los culpables, a merced de esos verdugos que dictan la providencia. ¿Por qué me miras así? le grito a quien me observa. Ellos no son más que yo, ¡Ellos son mis flaquezas! ¡Mejor estar solo! No necesito sus condolencias, Ni del cobijo de Dios ni de nadie que me someta. Yo no soy culpable, ni merezco ésta tristeza si estoy solo es porque todos, no respetan mis ideas. Mejor me voy de aquí a buscar a quien me entienda, pues hablándole al espejo…
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no consigo una respuesta.
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RAUL ALFREDO SEVERINI San Francisco
Cachito de luna Ocho vacas ordeñaba Celestino Zalabarrieta. Con la leche hacía quesos, que luego vendía en el pueblo. Cuando el pasto de su pequeño campo escaseaba, largaba la hacienda a la calle. Aquella tarde, las lecheras habían caminado más de lo acostumbrado. Tal vez, buscando mejor pasto o algún charco donde beber. Celestino y su hijo Cachito salieron en su busca a pie. Las vacas habían llegado muy cerca de la estancia “El Medio Día” en el regreso los sorprendió el anochecer. Sobre el horizonte del saliente, una bola roja comenzó a elevarse. Era luna llena. Ya sobre la antigua tapera de don primitivo Cazorla, se la veía enorme y había cambiado su color anaranjado por el blanco plateado. El silencio del anochecer era interrumpido por: Vamos Margarita vamos, apure negracamine, de celestino animando sus vacas.
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-Papá.¿Que tiene la luna para alumbrar así?¿Está muy lejos?¿Puedo subir a ella?- Celestino respondía a cada una de sus preguntas.
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Cachito que hasta ese momento había caminado callado por miedo a la oscuridad, comenzó a hacer preguntas.
RAUL ALFREDO SEVERINI San Francisco -¿Podre tocarla alguna vez?-pregunto el niño. Celestino quedo un instante en silencio, luego respondió: -Sí, pero un poco más adelante te lo diré Ya cerca de la casa estaba el lugar preciso. Celestino, se detuvo frente a un charco formado por la última lluvia. -Ves Cachito, acá podes tocar la luna. Esta se reflejaba nítidamente sobre el agua. Celestino se fue a encerrar las vacas, sonriendo por la broma hecha a su hijo. Cachito se puso en cuclillas, extendió su dedito índice hasta tocar el agua. A la enorme cara de la luna se le hicieron muchas arrugas. Una y otra vez el niño tocó la luna. Luego acerco sus manitos e hizo un hueco con ellas. Junto un poco de agua, la llevó hasta la casa, volcó el agua en el frasco vacío y lo tapó.
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Hermelinda esperaba con la cena lista. Cachito comió rápido. Pidió permiso para ir a dormir y la bendición de su padre. Celestino marco la señal de la cruz con el pulgar en la frente y lo autorizo a retirarse. Luego de un momento de silencio, Hermelinda pregunto a su esposo, cuál sería el motivo de la prisa del niño en ir a dormir. Los dos se levantaron de la mesa para satisfacer la curiosidad. Cuando entraron, Cachito dormía plácidamente con una sonrisa en su rostro. Las paredes del cuarto resplandecían con una luz blanca plateada, que salía de un frasco tapado. Sociedad de Escritores de General Viamonte
MARIA LAURA SOSA SALUM Los Toldos TUS OJOS
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Qué te pasa con tus sueños, que le pasa hoy a tu vida Si al contemplar esa foto que pusiste, tan bonita en tu rostro están las huellas de una mirada perdida, de unos ojos almendrados que nos ven como a escondidas… Esos mismos ojos bellos que algún día se iluminaron con muchas cosas alegres y acompañaron sonrisas hoy los contemplo en la foto y allí asoma desdicha ¿Por qué están tristes tus ojos?, me pregunto pensativa ¿Por qué se vislumbra en ellos una actitud dolida? ¿qué es lo que pasa en tu mente? En tu corazón ¿hay vida? Stop, detente a pensar… hoy comienza un nuevo día!!! Abre las puertas mentales y deja entrar la alegría, llénate de nuevos sueños, toma la senda, camina… hay nuevos amaneceres que te esperan en la esquina sé feliz, no te lo pierdas, los instantes que se pierden no retornan, se diluyen con los días… Hay algo más en tu foto, que va rodeando tu rostro Y es un aura que te inunda, de paz, de amor, de armonía aprovéchala… hermanita… solo tú eres el artífice de todo lo que suceda en tu vida… quita esos ojos tristes, cámbialos ya, pon sonrisas que ese rostro tan bello está pidiendo alegrías….
Palabras Cercanas 2
MARIA LAURA SOSA SALUM Los Toldos TE AMO Quiero creer que el tiempo no ha pasado Quiero creer que me quedé dormido Quiero sentir tu amor desesperado Despertarme y amanecer contigo Quiero pensar que mis sueños se realizan Y me llevan al espacio, al infinito Quiero sentir que tu amor enamorado Permanece a mi lado en el abismo Siento que tus sueños son mis sueños Siento que tu alma es mi cobijo Siento que tu amor está despierto Como nunca a mi lado, enardecido Quiero tus besos ardientes en mi boca deseo tus brazos envolviéndome tan tibios tus dedos se entrelacen en mi pelo y me aprietes fuertemente a tus sentidos
Te amo y es lo único que cuenta Deseo que feliz sea tu alma Tu cuerpo es mi cuerpo y tus sentidos Es el sentido de mi vida y de mi calma….
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Quiero sentirte bien adentro en mis entrañas Deseo gozar fuertemente entre tus manos Quiero hacerte feliz y ya soñando Llevarte hasta el sol en el ocaso
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MARIA LAURA SOSA SALUM Los Toldos
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El embate de los años, pasa dejando sus huellas pero es tu cara tan bella, que no le afectan los daños casi ni tienes arrugas ni marcas que hoy la empañen más, llena de picardía nunca deja que la engañen… Hoy suavidad y templanza se adivinan en tu rostro, la experiencia imborrable de momentos dolorosos sabiduría sumada merced a hechos vividos alegrías y tristezas, mil momentos compartidos… Tus manos están gastadas pero suaves y mimosas tus piernas vienen cansadas de pisar tantas baldosas, tu corazón lo más fuerte que hoy anida en tu cuerpo ¿será por bellos recuerdos? ¿será por sueños y sueños? Ese río torrentoso que corre ya por tus venas y alimenta tus sentidos, tu cuerpo, tu alma y cabeza hace que estés hoy tan viva, tan enhiesta, tan despierta. Son casi noventa y cinco, y nadie toma conciencia menos cuando miramos y te vemos tan completa tan rebosante de vida, pero cansada y molesta porque los años que pasan en tu cuerpo dejan huellas. No importa, mami no importa… siéntate al sol y descansa son tus hijos los que hoy le ayudarán a tu espalda, son tus nietos y bisnietos los que llevarán tu carga ya rodeándote de amor, ya besuqueando tu cara. Somos todos, la familia que te rodea y te ama, somos todos la familia aunque algunos hoy nos faltan, no importa se han ido al cielo desde allí nos acompañan… y entre todos los que te aman hoy te queremos desear que lo pases maravilloso y FELIZ DIA MAMA…
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PARA MAMA…
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TRINIDAD URQUIA Los Toldos
VIVIR Dime tú, que transitando vas la vida con la mirada perdida en el vacío, que llevas en la frente bien marcada, la señal del cansancio y del hastío.
Tú, que te dices fuerte, inconmovible y que el llanto de un niño no te alcanza, que prohibiste a tus labios la sonrisa y cerraste la puerta a la esperanza.
Dime, ¿Qué dolor tan inmenso te hace daño? ¿qué herida tan profunda te tortura? ¿fue una pena de amor? ¿fue un desengaño? ¿quién, en tu pecho, clavó tanta amargura?
Has construido dentro tuyo una muralla
y pretendes, desdeñoso, ser el dueño de una piedra, en vez de un corazón.
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sin un resquicio para la ilusión
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TRINIDAD URQUIA Los Toldos
¿Sabes?... Yo también, como tú, fui pisoteada y me quitaron, sin piedad, la risa se burlaron de mí, me traicionaron y se alejaron después, a toda prisa.
Fui también, como tú, un muerto en vida, el alma llena de rencor y desconfianza pero, un día me levantaron manos buenas y me mostraron del mundo otra semblanza.
Mira a tu alrededor, por una mano que te hiere hay otra que se brinda, la vida es una sola y es hermosa, vale la pena el esfuerzo de vivirla.
Que el dolor quede atrás, ría tu boca,
que tienes tras de rejas, encerrados.
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no temas dar tu amor, suelta a los duendes
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deja a tus ojos llorar emocionados,
TRINIDAD URQUIA Los Toldos
No temas tropezar que, si cayeras, una y mil veces habrás de levantarte, si buscar, hallaras siempre un camino y alguien, tal vez, dispuesto a acompañarte.
Deja el desdén y el orgullo, ama, sueña, abre tu corazón a la alegría emociónate, canta, llora, tiembla, llena todas lashoras de tu día.
Que no te toque decir, como el Poeta, -no fui feliz-, en la postrera hora. se te ha dado el regalo de la vida,
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¡vívela pero ya, aquí, ahora!!!
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TRINIDAD URQUIA Los Toldos
AMOR ADOLESCENTE
Te vi pasar y me quedé mirándote sin poder convencerme que tú eras, tanto pensar en ti, y de repente, allí estabas, corporizando mi quimera.
Te vi pasar y me inundaron los recuerdos de otros tiempos lejanos y felices, aquel amor adolescente y tu partida dejándome, en el alma, cicatrices.
Retorné a la ilusión de aquellos días, evoqué mi empecinado afán de amarte,
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que, puedo ya, sin pena, recordarte…
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mas hoy, te vi pasar y he comprendido
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Taller literario “Jardín de las rimas” Los Toldos COMPARTIENDO NUESTROS VERSOS. Oh silencio que sacudes de las palabras los dueños escribiendo nuestros sueños, revelando sus virtudes, aunando las inquietudes, repartiendo los esfuerzos, en mágicos universos y en tan solo un segundo abrimos la vida al mundo “compartiendo nuestros versos”.
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El maquillaje libera de rutinas, de libretos y el rostro de los secretos muestra su faz verdadera, y de la misma manera aunamos textos diversos si estamos de vida inmersos perdurar no es despedida, entonces no hay partida “compartiendo nuestros versos”. Vamos andando caminos cruzando curvas y rectas buscando rimas selectas en un crisol de destinos donde no somos mezquinos; buscamos nuevos refuerzos entre musas, tan dispersos como llenos de locura y nos brota la ternura “compartiendo nuestros versos”. Sociedad de Escritores de General Viamonte
Taller literario “Jardín de las rimas” Los Toldos Navegamos en un mar, navegamos entre olas de emociones. Caracolas nos invitan a escuchar de sirenas el cantar de acentos dulces, perversos, interjuegos que a los tersos espejos de la memoria hace escribir una historia “compartiendo nuestros versos”. UNIVERSO DE PALABRAS.
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Universo de palabras montadas en las estrellas, Iluminando las huellas polvorientas y macabras. Desgranando abracadabras exploramos lo profundo, liberando nuestro mundo en rebeldes fantasías. En indómitas poesías brilla un oasis fecundo.
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El compromiso jugado nos lleva hasta la cima escalando en cada rima el placer de lo arriesgado sin sentir el doblegado desafío de aventura y con golpes de ternura disolver la indiferencia. Desnudamos la inocencia y morimos de dulzura.
Taller literario “Jardín de las rimas” Los Toldos Constelaciones dispersas esculpen el limpio cielo, imágenes de consuelo las ideas más adversas, caleidoscopio de fuerzas sin atisbo de dolor exhiben sin estupor el arco iris del alma donde el cosmos desempalma; conjuga versos de amor. RENACER Grita sangre el corazón del seco árbol otoñal lloviendo sus ocres horas deshojadas en su mar.
Cruje la infancia perdida pisoteada por el tiempo retoña su alma: florece ¡sacudida por el viento!
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Desata apretados nudos aromando pensamientos cerrando viejas ventanas y abriendo senderos nuevos. GOLPES DE LUZ Llevo mi cansancio a cuestas; desenredo el almanaque y en horas desmenuzadas Sociedad de Escritores de General Viamonte
Taller literario “Jardín de las rimas” Los Toldos del ovillo de mi vida aprisiono las cenizas de los instantes vividos. A golpes de luz florezco desatando los silencios, gritando la sinrazón que me deshilacha el alma… soltando lágrimas rotas para volver a empezar.
CORAZA Yo nunca me he soñado en esta casa a pesar de que es parte de mi vida, donde tuve una infancia compartida con un mundo fantasma que me abraza. Es real esta sombra que amenaza o es solo pesadilla de una herida que revive una historia escondida, aprisiona mi alma y la amordaza?
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Es hora de salir a los jardines, ahuyentar la soledad por sus confines y abrirme al amor como exorcismo.
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El tiempo que pasó no lo ha borrado y aunque creí haberlo superado, ya no puedo engañarme a mí mismo.
Taller literario “Jardín de las rimas” Los Toldos CAMBALACHE Un espacio abierto al arte que alimenta lo profundo hoy que solo se comparte la degradación del mundo. Las ilusiones construyen un camino al que no sabe y los sentimientos fluyen donde el silencio no cabe. Estribillo Compartimos un espacio de amor, respeto y tertulia disfrutando los talleres que nos sacan de la abulia.
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Una proyección abierta sin límites ni coartadas, unimos, mate por medio diversidades aliadas. Un salto para jugarse donde nos sentimos dueños del riesgo de animarse: JUGUETERÍA DE SUEÑOS. Repite estribillo. Letra compartida. Música EtelCarpi. Sociedad de Escritores de General Viamonte
Taller literario “Jardín de las rimas” Los Toldos MARIONETA (tango-milonga) Te pensaste que yo era una esclava hueca y linda vacía de sentimientos, atada a tu voluntad; marioneta desplumada por tus hilos impiadosos, menospreciaste mis sueños, mis ansias de libertad.
Puedo ser esposa, madre, compañera de tu vida,
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En él no existen prejuicios, no hay mandatos societarios, ni arcaicos, crueles tabúes que anulen mi identidad. No acepto amos feudales ni estigmas ni violaciones, soy la dueña de mi vida y de mi sexualidad.
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Desde el fondo del abismo me remonto a las estrellas en busca de ese silencio que rebela mi verdad; no hay palabras que describan la infinitud de mi mundo en donde soy soberana y muere mi ceguedad.
puedo ser amante, amiga en toda oportunidad. Pero rechazo violencia, pues nunca más seré esclava de milenarios caprichos, ¡ser mujer es mi verdad!. Año 2013. Trabajos realizados en el taller literario “Jardín de las rimas” de Cambalache Multiespacio, dirigido por elPayador Wilson Saliwonczyk .
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Participaron del mismo: Analí Roldán, Sandra del Rincón, EtelCarpi, Pichona Mendoza, Trinidad Urquía, LilianaGalli e Inés Marino.
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INDICE
Pr贸logo de Catalina Cimino de Nicholson/5 Altuna, Alejandra Celeste/6-7 Andurell, Elba I./8 Andurell, Hebe/9 Birello, Horacio/10-12 Campos, Luis / 13-16 Carpi, Etel /17-21 Cimino, Catalina/22-26 Cotroneo, Marta/27-28 Dasilva, Yamil/29-32 Del Rinc贸n, Sandra/33-35 Fontana, Mart铆n/36-37 Garciarena, Elio/38-42 Garin, Luis/43-44 Geravi, Hugo /45-47 Guzzo, Marta/48-51 Iana/52-53 Mac Donnell, Carlos/54
Manzione, Miguel/59-60 Mateo, Edgardo/61-64
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Mansilla, Mirta/57-58
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Manquillan, Cristina/55-56
INDICE (continuación)
Mendoza, Pichona/65-67 Menuet, Norma/68-70 Muñoz, Myriam/71-72 Oliverio, Silvia /73-76 Olmedo, José/77 Orlando, Ana María /78-80 Patti, Marta/81-83 Reyna, Ana María/84-85 Rius, Adriana/86-87 Rodriguez, Carmen/88-90 Sarlinga, Marcos /91-94 Severini, Raúl /95-96 SalumMaria Laura/97-99 Urquía, Trinidad/100-103
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Taller “El jardín de las rimas”/104-110
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