Boletín cicuta # 3

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BOLETÍN

Cicuta #3

(Centro Irapuatense de Cultura, TradiciÓn y Arte)

Febrero DE 2014


NOTICIA Somos un grupo de artistas y promotores de cultura residentes en diversas ciudades del estado de Guanajuato (algunos con reconocidas trayectorias de más de treinta años). Nos preocupa el desarrollo de las disciplinas que profesamos, pero nos preocupa aún más compartir nuestros dones y reflexiones con la comunidad que nos cobija. Estamos convencidos de que el arte debe cumplir la misión de enlazar los mejores sentimientos humanos en el propósito de construir sociedades más justas, participativas, fraternales. Nuestra apuesta es sobre todo por los jóvenes, en la pretensión de sumar a nuestro proyecto comunitario de cultura la mayor cantidad posible de lectores y apreciadores de las artes. Demás está decir que cada joven ganado para el arte y la lectura es un reducto de resistencia a la oferta perniciosa. Estamos presentes ante ustedes a través de este boletín de título CICUTA (por las siglas que nos reúnen, no por lo que el término metafóricamente pudiera aludir). Además, compartimos con ustedes algunos textos de creación literaria: en este número rendimos homenaje a la obra del poeta y académico Benjamín Valdivia.

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HE AQUÍ NUESTRA OFERTA A LA COMUNIDAD: *Talleres de creación literaria, periodismo cultural, apreciación cinematográfica, artes plásticas, lectura y redacción, tradiciones populares.

*Conferencias sobre temas culturales y materias afines.

*Lecturas públicas de obra creativa de nuestros panelistas agremiados (poesía, cuento, novela, ensayo).

*Asesoría en proyectos editoriales, tesis, corrección de estilo, edición de libros y revistas, publicidad.

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EDGARD CARDOZA BRAVO ALGUNAS NOTAS A PROPÓSITO DE INTERPRETAR LA LUZ, poesía reunida de Benjamín Valdivia I Con un catálogo de más treinta libros en todos los géneros, Benjamín Valdivia decide hacer un corte de caja en lo que corresponde a su género predilecto, la poesía. Interpretar la luz (Editorial Instituto Cultural de Aguascalientes, 2010) contiene diecinueve libros publicados entre los años 1983 y 2005. Poesía diáfana, libre de artificios, de oído virtuoso, desde la A del anudado trapo de la noche, verso que inaugura el libro (exceptuando la cita inicial), hasta la Zeta sonorísima de la melodía inalcanzable que concluye esta reunión. Intuitivamente, entre guitarras de sal y vasijas derramadas, con un epígrafe de Neruda pegado al horizonte, el río de palabras ha sido echado a andar, y el nudo de aquel primer verso juvenil irá en pos de la certeza –que no podrá adquirirse sino después de los muchos años recorridos— de que la poesía es constancia y paso que alguna vez estará muy cerca de ser domesticado, pero la melodía de melodías, la poesía en su sentido más cierto, irremediablemente se fugará en el instante justo en que se haya considerado aprehendida. Y en ese punto, el juego del perseguidor perseguido por el 4


eco de su silbo vital, se ha convertido ya en una adicción. El poeta deberá seguir a la caza de ritmos, de presencias intangibles, de verdades quebradizas, a sabiendas de que en la última letra el poema se ha mudado ya al primer recuadro del siguiente: se podrá poseer el libro, pero nunca el poema, como apunta el limeño Adolfo Westphalen. El poeta es solo intérprete, lenguaraz de los destellos de la luz. Un naciente perpetuo que en cada poema se reinventa conceptualmente, se corrige, se vuelve a dar a luz desde sus imaginarias gestaciones. Después de cada intento de asir el infinito en un apretado número de líneas sin lograrlo, con pretensión de dioses, lo único que queda es sumar versos, corpúsculos de arena para engrosar el insondable libro que nos contiene a todos, como propone Borges. La insípida ganancia consiste en que al final del día, después de haber vaciado los bolsillos de nuestras emociones, hemos de alguna forma conectado nuestra alma con el alma del otro. II Conocí a Benjamín Valdivia en el año 1988 durante un encuentro estatal de talleres literarios convocado por el CREA, en Guanajuato capital. De esa convivencia surge a manera de memoria una publicación colectiva de poetas y narradores –muy artesanal– denominada “Guanajuato luz y pluma”. Ahí aparecen publicados (la mayoría por primera ocasión en libro) los autores que hoy en día son la punta de lanza de las letras guanajuatenses. Recuerdo también que en ese encuentro la actriz Nuria Bages –la del programa Don Cándido Pérez – leyó de manera magnífica algunos poemas. 5


Venía acompañada por el jitomatón Enrique Rocha. Desde entonces admiro, además de su poesía, la sencillez y el sentido humanitario de Valdivia: su corazón es una enorme casa y con herminiales excepciones todos caben en él. Se esfuerza realmente por entender a sus congéneres. Siempre tiene una frase cordial, algún comentario inteligente aún para el más insignificante de los gestos de sus interlocutores. III Interpretar la luz, es también un libro que conmemora fechas importantes en la vida del autor, rescato las más obvias: sus primeros cincuenta años de vida (1960 – 2010), así como los veinticinco años de su primera publicación nacional en el género poético (El juego del tiempo, SEP / CREA, México, 1985). Sabiendo de la metodicidad de Benjamín Valdivia, seguramente los tiempos de publicación para esta corpulenta reunión de poemas (casi quinientas páginas) fueron previstos minuciosamente para hacer que estas y otras fechas significativas (literarias o no) coincidieran en una misma fiesta. Y es que según Valdivia, experto en letras y en filosofía, la numerología importa: el número es la sombra objetiva del verbo. La cifra cuenta: nos designa, pero sobre todo nos designia. IV Los epígrafes son a veces personajes etéreos que danzan graciosamente entre las líneas del poema, 6


y cuando este concluye te hacen una caravana o una señal de asentimiento y te dicen: “Bien, amigo, lo lograste. Nos vemos otro día”. En otras ocasiones son sombras bienhechoras que te acompañan a la primera línea, a la puerta de entrada del poema, te palmean la espalda, sonríen y se van, para no volver más. Otras, son señores o señoras adustas que se aplastan gruñonas al centro de tu página y al fin de cada verso te pelan las encías chimuelas y mueven la cabeza, como diciéndote: “así no va, muchacho, así no va”. La mayoría de las veces son amigos queridísimos que te acompañan dentro y fuera del poema, los invoques o no, pues todos los poetas cargamos en la memoria con un buen número de biografías, frases, estrofas o hasta poemas completos, en los que de cierta forma nos sentimos reflejados. En el libro de Valdivia, a las tres primeras categorías pertenecen Neruda, José Lezama Lima, Ledo Ivo. Pero uno de esos amigos entrañables que acompañan a Benjamín Valdivia (en este caso alumbrándolo con esos faros de luz negra que Villaurrutia le asignó a su obra) a través de todo Interpretar la luz y en otros libros, es un señor francés que se firmó Gérard de Nerval y que apareció una tarde colgando de un puente con el sombrero puesto. V Una característica a destacar del conjunto Interpretar la luz, es su unidad rítmica. Ninguna sílaba salta al vacío, ningún verso traiciona la música interior y anterior de otros textos, el tono particular de su emisor. No sucede en la provocación verbal a lo Huidobro del poema inicial 7


(escrito a los diecinueve años) del libro uno, Esta redonda palabra: al grieta y la sable suspendiéndose en espasmo y en grito que se agota. Subimos al catacímbalo como la percusión anudándose a su debido centro... Tampoco ocurre en la asunción de riesgos del poeta ya maduro (libro dieciocho, Inscripciones en la piedra) a través de la combinación de verso y versículo: sobre nosotros está el cielo y la paz del tiempo que vuela como el pájaro primero en las aguas de la noche ¿pero que hay más allá del cielo en la habitación inabarcable que también está encima de nosotros?... El equilibrio rítmico así mismo se ha mantenido en el resto del libro, surcado en su mayor parte por el verso corto (libro siete, Interpretar la luz): Son dos cuerpos de sombra que en el alba volverán a ser vistos como árboles. El tono es ritmo esencialmente, la forma en que el poeta respira en el poema. El tono es el poeta, se dice. Cuando se comenta que un poeta deambula todavía en busca de su voz, significa que aún no encuentra su particular forma de respirar, de decir en el poema. El conjunto de libros reunidos bajo el título Interpretar la luz nos habla de un poeta que supo desde el principio, a los diecinueve años, 8


reconocer su voz. El principal atributo de este libro es precisamente que dice las cosas con una voz, un tono que no se parece a ningún otro. Benjamín Valdivia cumple cabalmente en esta serie de libros reunidos, con el quizá más oportuno precepto de Vicente Huidobro con respecto a la poesía: que el poeta debe decir las cosas como no pudieran haber sido dichas sin él.

BENJAMÍN VALDIVIA en la voz de sus contemporáneos EUGENIA YLLADES: Preguntarse por el sentido de la poesía ha sido tarea de los filósofos, desde Platón hasta Heidegger; y de los poetas, desde Horacio hasta Octavio Paz. Benjamín Valdivia asume ese actualísimo tema originario aprovechando a la vez su sólida formación filosófica y su amplia trayectoria como poeta y traductor. En su obra hablan tres voces: la de la poesía, que interroga líricamente por su ser; la de los autores clásicos y contemporáneos con los que dialoga; y la de las teorías de nuestro tiempo, que desmenuzan y recomponen el objeto poético. MANUEL QUIROGA CLÉRIGO: En su obra, Valdivia nos lleva hacia senderos de diálogo con el ser y la existencia. Todo se mueve en torno al verso imaginativo. Tal vez ello nos transforme, nos reduzca a mortales que contemplan extáticos el recorrido de las esferas celestes. CARLOS ULISES MATA: Celebremos en Valdivia, su erudición, su calidad suscitadora de atisbos celestiales, su deliciosa inscripción en la llamada tercera etapa del “curso délfico” que imaginó Lezama Lima. 9


ALEJANDRO GARCÏA: La propuesta de Valdivia, en general, es un hábil entramado de códigos e imágenes para lectores sensibles, además de inteligentes.

BENJAMÍN VALDIVIA RETÓRICA DEL ÁGUILA (Del libro, Argumentos para la retórica, Editorial Desierto, 1999) *La retórica del águila es la retórica del vuelo que apresa de una mirada; la retórica del recorrido que avanza paso a paso. *La retórica del águila es también la visión, más contundente que la retórica de la serpiente, que es de revisión. *En el juego de las aceptaciones, tanto la visión como la revisión conducen al encadenamiento. *El visionario abreva en la retórica del águila: la de la prontitud. *El poeta se espera a degustar el golpe único de la visión metafórica. *La poesía es la rápida retórica de la visión instantánea que se detien para ser analizada. Pero el análisis no le agrega nada. *Bienaventurados los que se convencen de que pueden detenerse en la cúspide de una visión.

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OSCAR ROBLES HIERBA MALA (IV) Has vuelto fantasma ardiente has escarbado en mi playa desierta y ahora se avivan las brasas secas resucitan mis pájaros muertos de frío nace la hierbecilla sobre la piedra reseca. Tu fuego quema mis ojos mi lengua secreta Yo simplemente escucho la oscura profecía: el rostro de mi voz cae como un dios solitario sobre la ardiente blanca tierra sobre esta arena luminosa en que escribo como si mares extraños retornaran amorosos a las playas olvidadas. BERNARDO MONROY CABLE Fue una de las muchas víctimas de la dictadura de Porfirio Díaz. Nadie sabe de su existencia. Incluso su nombre se ha perdido entre miles de documentos en el Archivo General de la Nación. -Señor Presidente –dijo, cuando después de muchos esfuerzos consiguió una audiencia, quien lo miraba impertérrito, con su imponente figura y su blanca barba-. Mediante una tecnología al vapor, pantallas y metal forjado, y el uso de la electricidad, descubrimiento que actualmente está adquiriendo gran auge, podemos enlazar los telégrafos y transmitir vía cable (¡sí! ¡Es un término que he 11


inventado! ¡Transmisión vía cable!) ¡Lo que dicen los periódicos, lo que piensa la gente y lo que opina usted de este país, que cada día progresa más y más! ¡Todos podremos opinar, todas las opiniones serán conocidas gracias a mi invento, que he llamado…! ¡Televisión por Cable! Porfirio Díaz lo miró molesto. El inventor, quien era asiduo a la obra de Jules Verne, que había leído en su idioma original, recordó una frase del autor de “De la Tierra a la Luna”: “Una fuerza superior puede demoler el mejor de los argumentos”… no quería pensar que aquella fuerza dictatorial lo demolería. Así que mejor evocó otra frase de Verne: “todo lo que un hombre puede imaginar, otro hombre puede hacerlo real”. -Señor –prosiguió-. Podrá televisarse (sí, ese es el término que inventé: televisar) información de El Imparcial, periódico que tan bien habla de usted. Pero también se podrá cambiar el canal (¡Si! ¡Es posible cambiar de canal si no te gusta la proyección, lo llamo sintonizar!) Para ver lo televisado por El Hijo del Ahuizote, o el periódico Regeneración, de Ricardo y Enrique Flores Magón. Don Porfirio invitó a retirarse al inventor. Una semana después terminó en el manicomio de la Castañeda. La televisión por cable no se conocería sino hasta un siglo más tarde, donde en ocasiones, pueden verse programas de aventuras con temática steampunk y adaptaciones de la obra de Verne.

PABLO MOYA ZAFRA CEVICHE DE SIRENA Quiero hurgar entre tus vísceras en búsque da de sentimientos amorosos: me quedaré con tu corazón 12


si es que lo tienes. Lo cierto de todo, es que brotan de tu alma encantos que no cesan. Chaquira, canutillo de luz perversa, sólo quiero enhebrarte con mi canto vacío para tener de ti algo más que tu ausencia llorona. Sirena varada: desembarcan marineros deseosos de tu piel escamosa y tus voces de olvido. Quiero ser el pirata que asalte tu cuerpo con mis sueños de náufrago. Mi sirena varada: busco tu cuerpo a tientas con la esperanza enhiesta de que salgas de mí, trozo a trozo, canto a canto.

JOSÉ PÉREZCHOWELL (+) UN APUNTE Todo aquel que somete su obra a la consideración de terceros está sujeto a infinidad de factores que no siempre permiten apreciarla en su justo valor. El estado de ánimo, la frescura o el cansancio, y hasta una buena o mala digestión pueden influir en la justipreciación de lo que se expone a los ojos del público.

FRANCISCO JAVIER LARIOS DEBERÍA LLAMARSE POEMENTERIO Debería ser la muerte sin encantos debería ser el rostro difuso de los sueños debería ser la puerta que lleva a mis infiernos debería ser la respuesta que todavía no llega 13


debería ser el cadáver pestilente del recuerdo

debería trizarse como un espejo debería llagarse debería supurar la enfermedad que me alimenta Debería llamarse poementerio. EDGARD CARDOZA BRAVO LA VERDADERA Y FATÍDICA HISTORIA DE SUPER RATÓN I Cuando Dracton nació, el antes impasible volcán Aguamayón lanzó –exactamente– 999 fumarolas de fondo luminoso durante cuarenta noches–días. Algo así como un diluvio de cenizas suspendido en el viento sin arca ni tutela patriarcal. Justo a la media noche de la luna cuarenta, la recién alumbrada entre efluvios de ceniza, Eternicia Domínguez, su madre, se despidió del mundo después de un prolongado achaque de depresión post parto. Citando a Chava Flores: murió, murió, murió. La abuela Licantropa –por cierto, de apellido Luna– robándole una porción de humor a su tristeza, pensó que el neonato era feo (entonces con facciones de tierna musaraña) pero tal desencanto no era suficiente como para matar a alguien de aflicción. Concluyó que la muerte de su hija tenía más que ver con las señales emergidas del volcán que con el nacimiento de su poco agraciado nieto. ‘El niño fue la causa directa del asunto, pero hay algo en el ambiente –quizá el polvo del volcán– que le veló los ojos para siempre a mi amada Eternitia. NI modo, hay que querer y criar al niño, como quiera que sea’ –Pensó. 14


Hasta los doce años el niño fue aparentemente normal y no pasó de ser la pieza preferida de bromistas y guasones. En un cruce más que certero entre sus facciones físicas y su nombre, “el ratón” fue el mote con que fue conocido desde su más temprana edad. Quizá por tanta burla el niño era terriblemente huraño. No tenía un solo amigo. Los maestros decían que cumplía con lo básico para pasar el año, pero nunca iba más allá. Ni su misma abuela –que con el tiempo llegó a amarlo sin reparar en su fealdad– lograba arrebatarle nunca una sonrisa: cumplía sin chistar con sus obligaciones infantiles, pero con una adustez y parsimonia extrañas para un muchacho de su edad. ‘Él es muy bueno. Tanta seriedad es porque le hace falta su mamá’ –comentaba su abuela Licantropa Luna. II En el segundo año de secundaria los maestros se percataron que Dracton tenía serios problemas visuales y que aún ubicándolo en la primera fila de alumnos la respuesta del jovencito a los estímulos de la clase era prácticamente nula. ‘A los estímulos visuales únicamente –dijo algún maestro a su abuela–, porque el niño capta todo lo que escucha. Necesita llevarlo urgentemente con un especialista, y usted señora debe ir considerando para él una escuela para ciegos y débiles visuales. No es discriminación, lo que pasa es que esta escuela no está preparada para niños como él’. El diagnóstico oftalmológico fue contundente: glaucoma severo. En muy breve tiempo el jovencito quedaría completamente ciego. ‘Le voy a dar unos ejercicios táctiles, óticos y de memoria para que el joven se vaya acostumbrando a su realidad. Entre 15


más pronto mejor. Esto ya no tiene remedio’ – sentenció el médico. La abuela cumplió fielmente las indicaciones del Doctor. Comenzó dando paseos repetidos con Dracton por todos los espacios de la casa para que fuera fijando los objetos en su memoria. ‘En la etapa que pronto vendrá –había señalado el médico– sus manos van a ser sus ojos, haga que vaya palpando todos los objetos posibles de la casa y se trate de grabar muy bien su ubicación, pero eso sí: con los ojos cerrados’. Licantropa Luna estaba que era un mar de pena: ‘pobre niño –se repetía entre lágrimas–, primero lo de su madre y ahora esto’. Pero al muchacho este nuevo infortunio no pareció afectarlo tanto. Él continuó con su adustez e introversión de siempre. ‘Talvez hasta sea mejor así. Que bueno que ya voy a salir menos a la calle para que me hagan bromas –dijo en cierta ocasión a su abuela. Y un primero de Noviembre la oscuridad completa llegó a su vida para no irse más. Pero ya para entonces el muchacho estaba perfectamente mentalizado a su problema y Licantropa había ido aceptando poco a poco la nueva fatalidad. Lo curioso del asunto es que a partir de la llegada de la oscurana total, el jovencito se conducía por la casa con fluidez asombrosa. Parecía que un chip nuevo, un radar que antes no tenía, guiara sus movimientos. Únicamente en presencia de la abuela se mostraba inseguro y fingía tropezarse o chocar con las paredes y objetos a su paso. Cuando quedaba sólo –y trató que estos momentos fueran cada vez más frecuentes y prolongados– el muchacho comenzó a implementar nuevas dinámicas: por ejemplo colgarse por los pies (como murciélago en letargo) de un tubo metálico que hizo que Licantropa Luna mandara a 16


empotrar entre los muros de la esquina del cuarto más próxima a su cama. ‘Es que necesito colgar algunas cosas para tenerlas siempre a la mano – dijo a su abuela. Un día Dracton decidió prácticamente no salir del cuarto y Licantropa lo consideró normal. ‘Pobre niño –pensó– no quiere andarse dando de topes con todo. También cuando el muchacho comenzó a dormir de día y a deambular de noche, la abuela justificó así el hecho: ‘Para los ciegos siempre es noche’. III También en el pueblo empezaron a ocurrir cosas extrañas. En el período de luna llena en patios y azoteas aparecían gatos muertos y totalmente desangrados. Ningún otro animal, únicamente gatos. Cuando alguien soltó la versión de haber visto algo como un murciélago de tamaño descomunal rondando su casa una noche de luna llena, nadie lo tomó en serio. Pero la extraña historia fue agregando nuevos voceros que aseguraban también haber visto al enorme engendro. Surgieron cada vez más precisiones: su cara tenía marcadas características ratunas, poseía garras en las patas que se prolongaban hasta unas grandes alas como de látex negro, sus ojos de destellos rojizos (seguramente ciegos como los de los murciélagos) brillaban en la noche cual brasas candentes. Ya para entonces no había dudas: efectivamente, se trataba de un murciélago de grandes proporciones que en las noches de luna se dedicaba desangrar mininos. Y no faltó el chistoso: ‘Si no tuviera una cara tan fea hubiera jurado que era Batman’. Pero fue la columna periodística de tintes esotéricos Agua Quemada la que desató la cacería a través del sugerente título La Venganza 17


de las Ratas. Tal artículo, que aludía –entre otras cosas– al parecido físico entre ratas y murciélagos y a la conocidísima propensión masticable de los gatos por los ratones, culminaba con la siguiente pregunta: ¿y cuándo empezará este engendro del demonio a atacar a los humanos? IV Como era de esperarse, una noche de luna llena, una verdadera multitud de parroquianos –incluida Licantropa– se armó de palos, rifles güiloteros, pistolas oxidadas y lámparas de mano, y fueron en busca del maligno quiróptero. No tardaron en encontrarlo en el disfrute de su vianda preferida: le había llegado el fin de su séptima vida a un estupendo siamés de casa rica, cuyos dueños no se hallaban aquella noche en casa. Aunque el murcielagote logró huir, cuando lo hizo ya llevaba en el cuerpo algunos proyectiles de aquella tragicómica fiesta de las balas. V ‘Dractoncito, Dractoncito, ¿ya te despertaste? –grita por la mañana Licantropa Luna ante la acerrojada puerta del cuarto de su nieto–. Y Dracton no contesta. Insiste durante mucho rato, y la misma respuesta: silencio. Licantropa Luna se hace de algún trebejo para forzar la puerta, finalmente lo logra, pero oh, sorpresa: la habitación está vacía. Sale jadeante, con el alma en vilo, a buscarlo en los alrededores de la casa. Y sí, allí está, al pie de la ventana de su cuarto, en posición fetal, lleno de perdigones y apagado –como desde hace más de doce años el volcán Aguamayón–, Dracton el niño ciego, apodado por sus burleros El Ratón. 18


DIRECTORIO CICUTA EDGARD CARDOZA BRAVO Estudios de Ingeniería Civil. Poeta y narrador. Varios Diplomados en asuntos literarios (Crítica y Creación Literaria, Narrativa Contemporánea, Literatura Latinoamericana del Siglo XX, y otros). Becario en dos ocasiones del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Guanajuato (ciclos 1993/1994 y 1997/1998). Más de diez libros publicados.

PABLO MOYA ZAFRA Enólogo de profesión. Estudiante de Pedagogía. Dos libros publicados.

BENJAMÍN VALDIVIA Miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua. Tres doctorados (Filosofía, Educación, y Humanidades y Artes). Presidente de la red Cervantina Mundial. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Autor de más de treinta libros en diversos géneros. Traduce desde el inglés, francés, alemán, portugués, italiano, alemán y latín. 19


JESÚS MONTES Pintor egresado de la Academia Nacional de San Carlos. Más de veinte exposiciones pictóricas a nivel nacional.

JUAN CARLOS GALVÁN Periodista de profesión. Asesor de comunicación de diversas campañas políticas. Autor de varios libros (cuento, poesía, novela).

MIGUEL AYALA ESPINO Estudios de Economía. Articulista de temas culturales en diversos medios locales. Sensible crítico del género cinematográfico.

CONTACTO: Email: cicut18@yahoo.com Teléfono:462 509 54 62

ILUSTRACIÓN DE PORTADA: JESÚS MONTES

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