Boletín cicuta # 7

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BOLETÍN

Cicuta# 7

(Centro Irapuatense de Cultura, TradiciÓn y Arte) JULIO DE 2014


NOTICIA Somos un grupo de artistas y promotores de cultura residentes en diversas ciudades del estado de Guanajuato (algunos con reconocidas trayectorias de más de treinta años). Nos preocupa el desarrollo de las disciplinas que profesamos, pero nos preocupa aún más compartir nuestros dones y reflexiones con la comunidad que nos cobija. Estamos convencidos de que el arte debe cumplir la misión de enlazar los mejores sentimientos humanos en el propósito de construir sociedades más justas, participativas, fraternales. Nuestra apuesta es sobre todo por los jóvenes, en la pretensión de sumar a nuestro proyecto comunitario de cultura la mayor cantidad posible de lectores y apreciadores de las artes. Demás está decir que cada joven ganado para el arte y la lectura es un reducto de resistencia a la oferta perniciosa. Estamos presentes a través de este boletín de título CICUTA (por las siglas que nos reúnen, no por lo que el término metafóricamente pudiera aludir). Además, compartimos con ustedes algunos textos de creación literaria. En esta ocasión BOLETÍN CICUTA presenta una selección de los autores más representativos de las letras irapuatenses.

NOTA TRISTE: BOLETÍN CICUTA se une al luto que embarga a la familia del pintor irapuatense Raúl Zárate, amigo y colaborador de este espacio.

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EDGARD CARDOZA BRAVO

BREVE ANTOLOGÍA DE LAS LETRAS IRAPUATENSES

ANTECEDENTES

Se dice que Irapuato es esencialmente tierra de pintores. Lo atestiguan las firmas Almaraz, Zárate, González, Montes, Jazzamoart, las más conocidas de un vastísimo palmarés de artistas plásticos. En lo literario (con la sola excepción de la sonetista María Antonieta Muñiz) no hay tradición local a la que asirse. El caprichoso destino no premió a esta ciudad con el nacimiento de ningún Efraín Huerta o Efrén 3


Hernández que instaurara tal tradición. El despertar de las letras irapuatenses data apenas de 1985 con la apertura del taller literario coordinado por el hoy Doctor en Lingüística Alejandro García, proveniente a su vez del movimiento de talleres literarios iniciado en 1974 por el ecuatoriano Miguel Donoso Pareja, en la ciudad de San Luis Potosí. Como sucede hasta la fecha con la población de los talleres, éramos un reducidísimo grupo de escritores en ciernes. No más de ocho pelones, recuerdo, ocasionales

además

de

algunos

provenientes

de

asistentes Celaya

y

Salamanca. Aquí hicieron sus pininos, por ejemplo, los poetas Gerardo Sánchez y el después ganador del Premio Nacional de Poesía Aguascalientes, Baudelio Camarillo. Alejandro García nos enseñó la disciplina con que debe ser enfrentado el oficio de escritor, pero nos enseñó sobre todo a ser humildes ante la conquista de un buen texto, a ser pacientes en la espera del reconocimiento a nuestra obra (que en uno de esos avatares de 4


la vida, tal vez no llegaría nunca), a no echar las campanas al vuelo por un puñado de letras que finalmente devoraría el tiempo o la indiferencia lectora. Que había que escribir mucho. Y escribir mucho y bien, para merecer ser publicados. Lamentablemente, la dinámica de los talleres literarios ha cambiado y ahora los tallerantes aprenden a posar y a publicar, antes de aprender a escribir (Benjamín Valdivia dixit). A que tiempos aquellos señor don Simón. La mayoría de los autores presentes en esta brevísima antología son poetas, y proceden – ya sea de manera directa o por derivación– de aquel

primer

esfuerzo

de

formación

de

escritores de hace casi treinta años. El formato de taller es el mismo, la afición al chorizo sobrecondimentado y a la fresa simplona es la misma. Han cambiado los actores, la gola y el entripado.

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MARÍA ANTONIETA MUÑIZ

RESPUESTA

Que no sé escribir versos, me decía (vaya una observación más novedosa), cierto ilustre señor de talentosa pluma hinchada de megalomanía.

¡Que no se escribir versos! Desde el día que empecé a cultivar la cadenciosa castellana fluidez, vi pesarosa que sólo mamarrachos escribía.

Pero lejos de haberme disgustado, le agradezco el haberse molestado en decir mal de mí, que me prometo,

(a pesar de su crítica malsana), escriturar cuanto me dé la gana en la cárcel arcaica del soneto.

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JOSÉ PÉREZ CHOWELL

MUERTE DEL GUARURA

Nos vimos de frente, los dos deshechos, sin que asomaran aquellas lágrimas que un quince de septiembre sellaron nuestra alianza. Todo

había

terminado,

políticamente

hablando, para el señor. De nada valió que me hubiera batido como lo hice, para conservarme a su lado. De nada valió la muerte de Tereso o la de mis compañeros de toda la vida. Todo acabó cuando el odio fue más fuerte que la convicción política de quien creíamos llevaba las riendas del gobierno. La guerra desatada en mil novecientos sesenta y ocho no podía terminar en mil novecientos setenta y siete. El enfermo de poder aún gobernaba, aún decidía quién sí y quién no. El hombre a quien no se me permitió aniquilar cuando era oportuno, aún estaba insatisfecho, no concebía que alguien le hiciera 7


sombra, que alguien pudiera delatarlo, y dio un golpe más, un golpe que, como todos los suyos, fue artero. El señor volvía al retiro, obligado por el odio y el

rencor

de

un

enfermo

mental

que

manipulaba el poder constituido, al amparo de las reglas del juego del bien revolucionario. ¡Me

cago

en

la

revolución

y en

los

revolucionarios! Me cago en los pusilánimes y en los mangoneados. –Déjeme matarlo, señor. –Olvídelo, Lara, no podemos hacer nada. –Señor, no puede usted aceptar esto; no le dé gusto a ese hijo de perra; déjeme acabar con él. –¿Con qué lo haría? –Buscaría la manera. –¿En París? –Donde fuera. –Olvídelo, Lara, ya no tenemos nada que hacer. Debo disciplinarme a las disposiciones del partido. Olvídelo.

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¿Hasta dónde puede cegarse un hombre? ¿Qué razones me esconde para no querer hacer lo que la lógica más elemental aconseja? –Señor, ese hombre no va a descansar hasta verlo muerto. –Si así ha de ser, ¿qué le vamos a hacer? –¡Señor! No puede cruzarse de brazos a esperar que lo maten. –¿Y qué puedo hacer ya? –Mucho, señor, puede hacer mucho. –No, Lara, ya no hay nada que hacer. –Hable entonces con el presidente. –Basta, Lara, no sabes lo que dices. –Inténtelo

siquiera,

que

le

den

una

explicación. –Para qué si ya la sé. Violé las leyes del juego. No soy diplomático, no soy un buen político. –Pero lo conocían, sabían como era y lo llamaron. Ahora que lo sostengan. –Ya retírese, Lara. 9


–No señor, discúlpeme pero no me voy hasta que no me autorice a hacer lo que es mi obligación. –Su obligación principal, una vez más se lo digo, es plegarse a mis órdenes. –Señor, trate de entenderme. –Lo entiendo y no comparto su punto de vista. Es todo. –Señor... –Lara, si de verdad quiere servirme, deme un tiro. –Eso no lo haré, señor. –¿Por qué? ¿Tiene miedo? –No es eso, señor. –¿Entonces ya no quiere obedecerme? –Lo obedezco, señor. –Pues deme un balazo. –No a usted, señor, usted no es quien lo necesita. –Si lo pido es porque sé que lo necesito. –Pero no se lo voy a dar, señor. –Entonces me lo daré yo. –¿Qué haré después, señor? 10


–Buscar acomodo por ahí, no le faltará dónde. –No piense en tonterías, señor.

De pronto ya no éramos amo y criado. Éramos hombres, sencillamente hombres. Se acabaron los protocolos. Sacó su pistola, yo saqué la mía, y los dos sentimos el frío del cañón en el paladar.

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JORGE OLMOS

TRAVESÍAS A LA SOMBRA

Escribo rodeado de columnas vegetales de madera despojada de sus nudos frutos amarillentos, hierbas húmedas en el atrio de la luna, del invierno. Relámpagos y truenos cortan con sus gritos las horas azules y grises. Los sauces tiran en la corriente del río sus hojas antes verdes y un casahuate blanco a la estación consagra la pureza de su flores. Contra las paredes troqueladas en plata donde yerguen su tacto amantes invidentes lo desapacible arroja sus helados vientos. Algunas mujeres duermen con un corazón entre sus piernas …rodeado de columnas vegetales en el atrio de la luna, del invierno.

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JOSÉ ANTONIO BANDA

TOCO A TU PUERTA

Toco a tu puerta, me recibe el eco rebotando en las paredes.

Te busco en los recuerdos que no tuve contigo y pregunto a las rosas marchitas por el tiempo si perderé tu imagen cuando cierre los ojos.

Recurro a lo que queda en mí de tu silueta, pero mis manos no pueden dibujarte.

El sabor de tus besos se ha perdido en el roce del viento con mis labios, y es el viento quien guarda las marcas de tu cuerpo sobre el mío.

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JUAN CARLOS GALVÄN

CAMINO AL PARAÍSO (Fragmento)

Tienen tus labios el sabor del pecado, el aroma de lo inaccesible y volátil, ambas cosas atraen al hombre, pues lo prohibido se hizo para violentarse.

Eres tú, muchachita extraña, la sinrazón, eres el encanto de un sueño permitido, cumbre, cima que corona la indulgencia, exceso de amor.

Si tus formas representan el mundo, ¿qué otras tierras me queda descubrir? ¿qué rincón del alma debo abrir para volver los pasos?

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DAVID NAVARRO TAPIA

NOCHE

Pedro salió a caminar un rato, eran alrededor de las 10:00 pm; el aire soplaba fuerte y todo estaba oscuro, era uno de esos días en que a uno le da por pensar y mirar al cielo. El comenzó con una idea en su cabeza: ¿qué hago aquí?, y siguieron otras: ¿qué es la vida?, ¿esto es vivir? Trató de responderse: la vida es crecer,

luchar,

ganar

reputación,

estatus,

envejecer, dejar descendencia, ser bueno, ser malo... En realidad, la vida son momentos y decisiones; pero ¿qué hay más allá? Con su cuestionamiento

existencial

en

medio

del

tráfico citadino, luz de neón y vapor de sodio iluminando la oscuridad, llegó a un jardín, se acostó en el pasto y miró al cielo. Le pareció que este lo devoraría. Y sin darse cuenta , Pedro se fue hundiendo en la noche: se vio flotando entre las estrellas, en cuestión de 15


minutos pudo ver como nacía una de estas, alcanzaba su madurez y moría. Sin embargo entendió que la vida de una estrella era fundamental en el cosmos y parte de un mecanismo perfecto llamado universo. Siguió su viaje y vio cosas incomprensibles, sintió calor y frío en los huesos... Trascender, llegó a su cabeza la palabra, hay que trascender, y él lo

comprendió

todo.

Lentamente

fue

despertando, sintió algo extraño en su cuerpo; abrió los ojos lo más que pudo, tocó sus manos, las descubrió arrugadas; tocó su rostro... era el de un anciano y llorando lanzó este grito desgarrador: trascendeeeeeeeeer.

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LUIS FERNADO MICHEL

FRÍO

A veces salgo del coma de mi espíritu y te oigo claramente. Sueño los sueños de otra gente, vivo escondido en los puntos críticos del silencio.

Escribo, y en cada letra va un pedazo de mi alma que se debilita por las verdes palabras subterráneas.

Canto imitando a los pájaros Predicando por siempre su mensaje caigo y callo siempre.

Detrás del obscuro de ese cuarto, parece que el incienso de la luna 17


nos acerca.

Conmovido por tus cálidos suspiros, te miro y veo en ti mi casa húmeda.

Detrás de lo nuevo de tus ojos, está la única realidad que reconozco.

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SAÚL ECHEVERRÍA

EL AGUACERO (II)

Mientras el aguacero está en toda sus fuerza, espera atento, en una percepción de todo lo que es y una nostalgia va emergiendo del fondo de sí mismo de más allá de sí del origen de todo. Hace que se intuya como un Adán sin Eva desamparado Indefenso pequeño en esa inmensidad de agua que se desploma libre natural entre relámpagos y truenos. Y toda su vida pasa como un río vida que va y viene la que aún le queda por vivir lo que vendrá después. 19


PABLO MOYA ZAFRA

HE OLVIDADO

He olvidado todo: quién soy de dónde vengo. He olvidado el vientre del cuál nací Olvidé lo que alguna vez... No tengo hogar, familia, dios, ideas No tengo nombre, lo perdí en una apuesta con el destino mi destino de olvido Tengo miedo a ser nada. Que dicha es volver a la nada: Soy la manifestación del olvido. Palabra sin gracia: olvido Todos dicen 20


se me olvidó esto, aquello. Soy eso ,esto, aquello, cosa: casa olvidada en algún baul viejo

*** Olvidé el café y el cigarro bajo tus ojos que dialogan mi ausencia. No estoy ausente. Soy olvido en la compañia del mundo. Tus recuerdos me gritan: te quiero, puro, casto, sin pena.

*** Útero donde deposité tantos sueños, gritos de dioses desesperados Dios , sigo tus veredas celestes. 21


*** Un cuerpo: el tuyo, viĂąa de mĂ­, vibrante. Degusto el vino en tus colinas inocentes

*** El verbo reencarna en este verso hecho de polvo. Tiempo de carne y sangre, hecho de polvo. El tiempo es la conciencia del tiempo.

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MARTHA ELISA BAQUEIRO

ENCUENTROS (I)

Bésame junto a las cicatrices en el puntual silencio de las seis de la tarde

No preguntes dónde abandoné la lucha donde la búsqueda, donde el olvido

Sólo sigue la intuición de tus labios la fuerza de tu sangre la inercia del deseo

Cuando calle no busques abrir veredas ni levantar puentes

Sólo bésame donde el alma ya no siente en la carne viva con el corazón en pausa 23


Tal vez bajo tu sombra mi cuerpo abierto germine en la esperanza del alivio.

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JIMMY ESPINOZA

CINISMO

Un hombre andaba una y otra vez alrededor del parque “Milenio” en Venezuela, parecía fluctuante, su andar era perfecto, en espiral. El ADN, el universo, y tal vez la misma vida recorría ese mismo transitar. El tópico en su figura retorcida, entre otras era: La vida es para… ser tomada en serio, en chacota, ser reflexivo, feliz, esclavo de la religión, tomar como bandera el sexo, probar la totalidad de las satisfacciones, reprimirlas, encontrar nuevas, o como prototipo mexicano: “dejar pasar la vida para encontrarnos con lo que tuvo que ser; debió ser así”. Ya lo había dicho Sigmund Freud,

para ser

feliz era necesario parecer o ser un idiota. El genio debe volver a su andar del gen en su ADN. Es demasiada la actividad cíclica o quizá, mejor es decir, actividad en espiral y reprochar 25


eternamente

la

banalidad

generadora

de

estupidez. Cómo aplaudir la obscenidad abyecta del prójimo,

cómo

soportar

la

impudicia

y

mediocridad del hermano, cómo recriminar la aparente y constitucional ley de la igualdad “todos somos iguales” ante la premisa todos somos individuales, especiales, necesarios, claro, IGUAL QUE TODOS. Ese hombre soy yo, Ismael, con una y mil razones para odiar y muy pocas para amar. Aunque amar es un término muy pesado por ser de nivel ontológico, infinito, constante; y por tanto, eterno no era un término que fuera imperativo, Ismael es un hombre, finito, óntico, precario, ambiguo, demasiado real para ese idealismo absoluto. Qué decir del Ser, Dios, Absoluto, arjé. Demasiada lluvia para una bacteria, una gota de su existencia laceraría su infinita poquedad. La soberbia del hombre estúpido… eso es realmente lo incomprensible para Ismael. La 26


verdad absoluta alcanzada por el anodino, trivial, nimio, fútil hombre, que abarca casi la totalidad de la población, el hombre es esclavo de lo que habla y amo de lo que calla, freudiana sentencia que evoca a Lao Tsé, pues el que sabe no habla, el que habla no sabe, el sabio dice más cuando calla que el necio cuando habla. _ Pero si todo el mundo se regodea hablando, qué le diré a quien esté a mi lado, con qué terquedad amenizaré su canto. Para qué fingir vanidad con un trozo de bazofia ante quien nunca sabrá del Nihilismo, dialéctica de la historia o un devenir heracliteano; qué le diré a mi futura amante, cómo recitaré versos sordos y cantos sin melodía.

Un estulto pasatiempo

es el socializar con el vulgar poseedor de su estulticia magnánima, mi tiempo

no ha

llegado, me declaro postmortem. _ El viento sentirá la brisa del amanecer cuando el vacío sepa que está realmente desocupado. ¡Cuánto duele la finitud!

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MARCO VILLA

DE DIABLO

Hoy es uno de esos días en que la única parte de lo que soy que no me duele, es el cuerpo. Tarde o temprano nos llega el recibo del gas, de la luz y a la hora de las cuentas los que aman como dice la gente que se ama no saben por qué perdieron tanto, o no saben que hacer con lo que ganan.

Y es entonces que los barrenderos de sueños entendemos que es imposible pasar escribiendo versos de quinceañera toda la vida, por lo que tomamos un puñado de la tierra más árida y la dejamos caer sobre el papel.

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En esos días uno ya no se siente en posición de andar contando las estrellas en el reflejo del agua. Uno ya no pide nada: “de aquí a lo que venga me voy a dedicar a hacer como que vivo y a dejar vivir en paz”.

Lo único que pido es que me extirpen esta piel de ángel, estos ojos de ángel y vidrios rotos, y me quiten el dolor alucinante de alas rotas que me ahoga para que no se me pudra el corazón de diablo que traigo adentro.

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ALEJANDRO PALIZADA

A VECES QUISIERA...

A veces quisiera que el sonido grave en mis oídos fuera un murmullo, una sombra, una gota de tu voz. Sentir que vibra mi cuerpo en tus palabras, que tú vibras conmigo. Estamos del otro lado y estamos divididos hasta nosotros mismos. No sólo la taza y el café; y la alfombra y la cama; todo ahora está peleado con todo. A veces quisiera más de ti para recordarte aún más; y a veces menos, para no tener nada que recordar

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SUSANA ZARAGOZA

REMORDIMIENTO

Un espacio vacío que será llenado con un montón de tierra, otro espacio vacío ocupado por un montón de huesos. Este mismo espacio y la infancia que se escapa en un millar de voces rotas y un poema a medias que le reprocha al olvido un mar diminuto derramando soledad.

La soledad no es tan negra como la perpetua noche. He mirado la rosa de antier como la alegoría de mi vida, silenciosa, frágil, extinta. Poco sé de dichas inmensas; el mar me dicta agonías 31


convertidas en líneas a veces de fuego, tantas veces de sombra.

Sé de la noche, habitación con mil puertas y pasillos, lo que el insomnio me deja saber, la amargura de no saber estar bien, cierta nostalgia de ser, sin más.

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EDGARD CARDOZA BRAVO

NADERÍA

Una mujer añosa y negligente, con profundas ojeras de desvelo, que sabe tantas cosas, pero se muestra ajena. Una señora a quien no abarca un solo abrazo (enorme continente desairado), en su hartura de polvo envenenado por una gravedad tan rigurosa que no logra ocultar su levedad. Una dama que guarda los domingos como limbo, en donde vuelan en una fuga eterna los días subsiguientes y los otros y los que antes vinieron y los otros, hacia su perdición irremediable. Una señora con una enorme sombra que sólo se proyecta en los abismos, que sólo se hace cuerpo en la palabra... Es una bruja, dicen los oráculos, donde todas las cartas se hacen nudo, donde todos los mapas se diluyen: se precisa escuchar la 33


voz del viento, que es su representante terrenal, para entender los silbos del presagio, y deshacer conatos de huracán. No deberás pegarte demasiado a su hornilla de flama transparente: el calor infernal (que no se siente), los peligros del fuego que no quema (pero infinitamente más dañino deja un turbión de lava en las entrañas). En su ritual telúrico de maga, hacen mutis total los elementos. El conjuro consiste en sólo abrir los ojos y peinar el espacio en un vaivén, imaginando muros de vacío en cada parpadeo de la luz. No hay nada más distante de la nada que su propia llenura de fulgor: brilla de tanta ausencia, de tanto no venir puebla su viaje. Si existiera algún puerto adonde este velero desvelado pueda arribar su carga de no ser, sería la mollera del filósofo, que la alquimia del verbo ha condenado a surcar los océanos del hombre:

con

muchas

direcciones,

ningún

rumbo. Mas el filósofo es náufrago confiable: si la tormenta apremia, nada; si falla el astrolabio, nada; si truena el argumento, nada; siempre 34


nada... Este increíble náufrago, es capaz de nadar hasta en la nada. [A propósito: las branquias filosóficas son de esas que cruzan el desierto y no se empolvan, que beben del pantano y no se infectan] Uno de estos galenos me ha diagnosticado un recontra-nihilismo galopante, cuya única receta de salida es purgar del azogue a mis espejos... Cuando la sed aprieta, una copa de nada es lo indicado para vadear los mantos de ti mismo. Los críticos de arte se saben propietarios de la nada. Para usar el membrete hay que hacer fila, acodarse ante el vidrio de su luz y llenar una ficha de depósito por cifras incurables: de sentido común. En el Manual del crítico seguro, la nada es el camino de caminos, es la lámpara que abre la tiniebla. Cuando no existen visos que

seguir,

el

crítico

seguro

prende

el

interruptor, y aparece una esfera luminosa: su parcela de nada, que hará nacer de pronto un argumento de colores efímeros: “aquel tono de ausencia,

ese

necesariamente

dejo

de

ingredientes

fuga, de

la

son caída 35


estrepitosa hacia la nada del artista en cuestión”. Y ¡cataplum!, en un fondo convulso de

vacío

se

despeñan

los

elfos

de

la

imaginación. Las religiones erigen grandes templos donde al chocar la nada se haga añicos. Un torrente de íconos sagrados, presto a lavar los fétidos humores de las banalidades de la nada, hace de su eclosión fugaz bautismo de todas las presencias de la nada, necias en arrojar de sus vitrales a los rostros diversos del que es todo, integridad, presencia, ánimo sumo. Cada icono sagrado tiene un cuerpo de nada frente a sí. Los rituales pretenden reducir a su mínimo latido las manifestaciones de esta arpía: cada genuflexión, cada señal, son actos de control hacia la nada. Las plegarias son dardos que enmudecen la fiebre de lenguaje de la nada. Del tamaño del templo, exactamente, es la terrible nada que lo acecha. La

personalidad

de

doña

Nada

es

enigmática y tiende a comprimir los horizontes. Se presenta desnuda, envuelta de neblina 36


inmemorial, ofreciendo unos enormes senos que derraman sustancia de raíz. Desde sus ojos blancos, que taladran todo lo que enfocan, late

la

más

rotunda

soledad,

la

más

arrinconada, la más fría, la de antes que la nada se habitara, la de antes de que el tiempo fuera tiempo. Para anular su vis de seducción (aconseja algún Prior de una hermandad), debes lanzar al viento siete puños de tierra, junto al reclamo ardiente (a voz en grito), al Dios de las imágenes y el río donde todos los rostros son él mismo: ‘puéblame con tu luz, sella en mi cuerpo el calimbo de imagensemejanza: y de nuevo será: lo de abajo evocando a lo de arriba’.

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DIRECTORIO CICUTA

EDGARD CARDOZA BRAVO Estudios de Ingeniería Civil. Poeta y narrador. Varios Diplomados en asuntos literarios (Crítica y Creación

Literaria,

Narrativa

Contemporánea,

Literatura Latinoamericana del Siglo XX, y otros). Becario en dos ocasiones del Fondo Estatal para la Cultura

y

las

Artes

de

Guanajuato

(ciclos

1993/1994 y 1997/1998). Más de diez libros publicados.

PABLO MOYA ZAFRA Enólogo de profesión. Estudiante de Pedagogía. Dos libros publicados. ALEJANDRO GARCÍA Doctor en Lingüística Hispánica por la UNAM, es autor –entre otras publicaciones- de los libros de 38


cuentos A usted le estoy hablando (1980, INBA), Perdóneseme

la

ausencia

(1983,

UAZ)

y

Salsipuedes (2007, Tlacuilo), del libro de ensayos El aliento de Pantagruel (1998, UAS) y de las novelas La noche del Coecillo (1993, Gob. Edo. Gto. – 2008, Tlacuilo, reedición), La fiesta del atún (2000, U. de Gto./U. de G.) y Cris Cris, Cri Crí (2004, Lectorum), Premio Nacional de Novela José Rubén Romero 2002.

BENJAMÍN VALDIVIA Miembro correspondiente de la Academia Mexicana de

la

Lengua.

Tres

doctorados

(Filosofía,

Educación, y Humanidades y Artes). Presidente de la red Cervantina Mundial. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Autor de más de treinta libros en diversos géneros. Traduce desde el inglés, francés, alemán, portugués, italiano, alemán y latín.

JESÚS MONTES Pintor egresado de la Academia Nacional de San Carlos. Más de veinte exposiciones pictóricas a nivel nacional.

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JUAN CARLOS GALVÁN Periodista de profesión. Asesor de comunicación de diversas campañas políticas. Autor de varios libros (cuento, poesía, novela).

MIGUEL AYALA ESPINO Estudios

de Economía. Articulista de temas

culturales en diversos medios locales. Sensible crítico del género cinematográfico.

JIMMY ESPINOZA Licenciado en Filosofía por la Universidad de Guanajuato. Músico y poeta.

CONTACTO: Email: edgardcardoza@yahoo.com.mx Teléfono: 462 509 41 96 ILUSTRACIÓN DE PORTADA: JESÜS MONTES

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