"Sin que muchas personas lo vean, Borja es un constructor de giroides y a través de ellos parece buscar esos bosques cuyas raíces se hunden en la periferia del recorrido. Selvas, matorrales y flores que solo perciben las peonzas. Un mundo que permanece en cada movimiento, porque existe únicamente en el movimiento. La danza, la órbita con eje propio, el milagro del artefacto, los faros... En la mente del poeta son formas de escribir esta segunda realidad. Las alquimias de Borja tienen que ver con el conjuro de las marionetas y la rabia del cuerpo lanzado, el cuerpo que solo arrojándose, agotándose, alcanza el detalle de los jardines veloces. Algún día habrá quien descubra que los movimientos de las marionetas y sus coreografías en el escenario, guardaban en sus hilos el secreto de un patrón. Se darán cuenta de que al final de la obra, los hilos de unas y otras se han cruzado y mezclado de tal manera que dibujan un tapiz lleno de significados."
Mario Barranco