Índice
La ciénaga y las dudas 15 20 23 25 27 29 31 34 35 38
Desde el principio Tú también te has dado cuenta Sobre la eternidad Regresa Abandono peor Lo que duele La ventana de la solitaria luz Pregunto al tiempo Doble abanico de pensarte El eco bajo las costillas Un invierno total otoño
43 45 47 49 50 53 55 58
Hubo otro tiempo Uno se va haciendo mayor con pocas entrañas Una chica de pelo corto y rojizo El pesar Casa vacía Supongo que sí sabes de lo que hablo El lobo El paseo
60 63 66
Luego, poco We really never knew nothing about the sea La noche impar Ágora de espejos
73 75 78 79 81 84 87 90 92 93 96 98 100 102
El hemiciclo de los dioses Un ser Un húngaro feliz Ausencia con rostro Telar destejiendo La segunda derrota Ver arder las cosas Penúltima siempre Cumpleaños Primer pasado de Álvaro Macías El mundo no tiene urgencia de nosotros Una estrella gritó Ya puedas decirme que en tu casa hay olivos Debacle tras debacle (o quien se dice una mentira)
Existir 107 108 110 112 113 115 118 121 123 125 126 127 130 132 134 136
Olas orquestales Máscaras de amor Reinstauración Resignación La libertad de las palabras... Existir es tener miedo Deja que te haga ceniza el fuego Tu se’ pagliaccio! Brevemente Período entre soledades Imperativo Anatomía de aire Estaba ahora escribiéndote Maleta repleta de pretéritos Griterío Frentes abiertos
Ă lvaro MacĂas
Los inocentes o las ruinas
A mis condicionantes, sin excepci贸n A Mar铆a Moreno Prieto, para estar siempre contigo
.
La ciĂŠnaga y las dudas AĂşn tengo la vida
Álvaro Macías
Desde el principio I Sin rumbo uno tiene la sensación de que todo le pertenece sin ser nada suyo sin tener más que unos pies cansados ciertos deslumbramientos de los coches más lentos y algún final guardado en la recámara. Por ello no me doy ninguna prisa porque voy a ningún sitio al no poder dejar de caminar. Descubrir que era muy tarde desde el principio no da cobijo, sino desolación.
15
II Era tarde desde el principio. El olivo de la muerte dio sus aceitunas y el aceite que obtuvimos -negro, muy líquidofue experiencia obscura de la nada el orbe natural de aquel otoño completamente invierno el viaje a destiempo a la otra eternidad la congoja a la altura del ciprés de un cementerio. Ser adulto significa llorar sin estridencias. A ciertas horas. Solos o acompañados. Pero sin ruido, por si acaso el muerto nos llamara. Y yo diría que aún siento su escuela. Porque la herida sigue abierta como si me la hubieran [hecho ayer.
Los inocentes o las ruinas
Porque parece que aún es ayer. Porque parece que ya siempre es ayer. Porque ojalá lo fuera.
17
III Quisiera que fuera ayer con mi abuela ayer contigo, ayer hasta mi infancia. Nunca se está preparado para la variz de la guadaña: siempre es demasiado pronto pues la muerte de los otros te trasplanta al verdadero desdén por lo mundano. Llevo cabizbajo un siglo. Ahora sólo cobran importancia ciertas cosas supremas. El dolor tiene esta inconsciencia innombrable este súbito arrebato de alegría extraña este violín ardiendo que nunca acaba de consumirse porque tiene en el llanto su enemigo par. Así que no preguntes. Por supuesto que lloro.
Álvaro Macías
A mi corazón tibiamente fragmentado le ha caído una lágrima de azufre salpicando cada entraña, cada músculo cada desván del alma. Solamente me quedan susurros porque la voz no alcanza el tono de los vivos ni ampara por inesperado y miserable el torvo calor de los tanatorios. Me entierro ahora, contigo, en esta noche en este sueño, en las sábanas más tristes de la tierra.
19
Tú también te has dado cuenta Tú también te has dado cuenta de todo esto que es un balcón sin huellas este desierto que posee los oasis precisos los seres exactos para su densidad y su agobio la injusticia que se proclama etérea el café que estalla y ambulancias y sirenas el papel rasgado con tinta verde la cruda dualidad de las frutas verdes cuando no es su temporada y no hay cerezas la lámpara que alumbra la estupidez y el llanto los nombres que hemos inventado para las cosas que no tienen nombre para los animales -olores de instinto y refugio ciegouna mercancía que ya vendiste tabaco y otros libros y la impasible acritud de los circos cuando no suenan [los aplausos. Te has dado cuenta porque conoces todo esto que es maleza demasiado alta una resurrección de vinilo, el autostop del clero
Los inocentes o las ruinas
la carretera que llega lejos sólo de noche -de una noche a la siguiente, de tu noche a la míala tienda de juguetes que ahora es carnicería la demencia de los diamantes, el esputo del siglo los posavasos en las fiestas del fin del mundo un escenario, un semáforo, una carta en blanco creer que el cielo en un infierno cabe el error que fue menos error en un principio. Tú te has dado cuenta de que el show no llega que temes al tiempo que te devora que la tristeza tiene una vergonzosa simetría que hay un socavón de fuego en tu día a día que hay una remota mirada que no correspondes que mayo queda más allá de abriles crueles y que nadie sabe lo que en tu pecho anida y es oro, pero oro sin dueño: es amor, pero amor nonato. Tú te has dado cuenta de que esto es el presente y no posees más que una sombra pretérita un recuerdo que rueda, una obra de ti mismo y quincalla de dos o tres melancolías. 21
Y buscas redención, como todos, en el beso pero qué beso, qué suicidio y qué labios.
Álvaro Macías
Sobre la eternidad
Te levantas. Miras la hora
como si el mundo hubiera despertado contigo de su letargo de hielo y se hubiera enfundado su atavío de cazador para destripar a los seres que tan poco perdón conocen. Hay azúcar en algunas visitas en otras simples confesionarios de lujuria. Qué desorden. Todo tiene la cualidad de los pájaros todo se ve desde arriba con tan poquita estela y sin embargo la paz ya está caduca en las palabras. Te lees a ti mismo como a un extraño porque en los papeles sólo hay broza poética: nunca el verso exacto ni la musa yace en la cama con una rama de olivo.
23
Eres desertor de tu propia boca porque has amado lo que fue otro amor una estampita repetida lo que aquel profeta te abandonó un horóscopo que atina. Imagina ser tú quien desaparece. Fantasea con cosas oscuras, quién lloraría en tu entierro. Sólo la muerte será sincera con lo que fuimos. Las tuberías zigzaguean ruido y hay un infierno de baldosas y una ducha fría. Los días pasan de siete en siete y tú pernoctas porque esa carta tiene somnolencia acumulada. Naciste con el alma torcida. Y aún buscas el abrazo fuerte porque hay una madera roja hay una isla en su archipiélago huyendo para que te salves. Prometí estar vivo a estas alturas de la vida. Ahora que ella cumpla su parte del trato.
Los inocentes o las ruinas
Regresa
Regresa al tiempo en el que no eras tú.
Míralo de frente y respóndete cuándo cuándo ese divorcio con tu sombra cuándo fue que el otoño no llegó a tiempo cuándo creíste en el destino por primera vez y todo se rompió con el hacha del azar. Regresa, y no me lo digas. Yo estoy buscándome en el arrecife que fue mi infancia en la red que he tejido con mis años y que lanzo mansamente como si supiera algo del mar. Esto es: una vajilla rota y una madre que grita un comercio antes de que todo cambiara el enchufe abierto en canal con la oscuridad de cables tristes clamando auxilio. Todos sabemos pedir perdón cuando estamos solos.
25
Regresa a cuando nos susurramos aunque no hubiera nadie más para escucharnos porque ahí estuvo la espada en la piedra ahí sonrió el silencio y ahí dejé un marcapáginas de mi memoria para regresar cuando mi cama está fría. Regresa y dime si has descubierto ya cómo nacen los poemas.