Cracketeo es el sonido de las cosas cuando se rompen y la forma en que reverbera en los azulejos de la cocina. Este libro siente, respira, la destrucción y se dejar tocar por los caminos que se abren. Sus palabras se curan el resfriado durmiendo y acaban por tomarse un whisky en el balcón.
Este poemario es una explosión: hace ruido y tiene un detonante. Nace tras un período de silencio y surge de la necesidad de hablar y de señalarse las verdades, sin venganza ni perdón. Porque en toda inercia llega un momento en que uno tiene que sentarse para entender de dónde vienen las balas y hacia dónde van los trenes. Por eso, estas páginas son un grito con calma, un shock postraumático y su terapia. Y sus versos son algunos cautos y otros compasivos, algunos celebran la vida y otros invocan a los demonios.
Tras la explosión, toca salir del refugio y explorar el paisaje. Y aunque uno esté hecho de las personas que conoce, no importa qué vereda tomar si uno lo decide.