Demiurgo

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POESÍA -:- Demiurgo - Israel Álvarez-:- Ediciones En Huida

Parece

que amanece en la carretera, y Across the Universe al fondo; pero si persigo el sol, será hoy siempre aunque en las vías solitarias se cuente que hay quienes miran cuando tú no miras, como yo: mirarte cuando no me ves. «La carretera», Demiurgo, Israel Álvarez

...y vi que la luz era buena, amplia y clara

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Demiurgo

Israel Álvarez & Demiurgo Poeta que nombra cada una de las cosas, Israel Álvarez (1986, Huévar del Aljarafe, Sevilla) lleva escribiendo y sumergido en el mundo poético desde los 18 años. Actualmente cursa el Grado de Geografía e Historia en la UNED. Su poesía bebe de Whitman, Neruda, Bécquer, A. Machado, Rubén Darío, Rimbaud... Autor miembro del Centro Andaluz de las Letras, ha publicado en diversos medios o blogs digitales relacionados con la literatura y la cultura, como Groenlandia, Cinosargo, El coloquio de los perros, Palabras Diversas, Palpitatio Lauri, Azahar o Cavea Cultural. También está incluido en varias antologías poéticas como la Antología de Poetas Andaluces, Antología de Poesía Universal y Antología de Poetas del siglo XXI.

Israel Álvarez

Ediciones En Huida

El viento de la noche es su primera obra poética, una recopilación de sus primeros poemas. A esta siguen Todo en mí fue naufragio”, un canto a la esperanza y al amor, y El Leteo (Bohodón Ediciones, 2013).



Demiurgo

Israel Ă lvarez

Ediciones En Huida


© De los poemas: Israel Álvarez © De las ilustraciones: Laura San Román (www.laurasanroman.com) Maquetación: Martín Lucía (mediomartin@yahoo.es) Coordinador editorial: Ediciones En Huida ISBN: 978-84-942507-1-2 Depósito Legal: SE 776-2014 Está prohibida la reproducción total o parcial de este libro, al igual que su incorporación a un sistema informático, su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, reprográfico, gramofónico u otro, sin el permiso previo y por escrito de los editores. Contacte y haga su pedido (sin gastos de envío): ventas@edicionesenhuida.es


Índice de poemas

Los poemas del término 21 25 27 31 33 35 37 41 43 45 49 51 55 57 61 63 65 69 71 73 75 77 83 85 87

El viajero De adanes y evas Alfa El amigo (I) El amigo (II) Amor El anillo El asilo Bestiario La carretera Catalepsia Los cristales y los espejos Exterminio Al mármol Necesidad y ser La niña de comunión Las noches Las nubes Obituario Paciencia y acto Las puertas Sailing(Travesía) Sensibilidades La ventana Esto es la vida


Las ciudades 93 95 97

Londres Milán Sintra En la tierra y en el cielo

101 103 105 107 109 111 113 115 117 119

Concepto sensitivo El recuerdo Oda al amor Supervivencia Te perdiste niña Memento Perdón relativo Justo cuando cerré la puerta Hablar de cuerpo desnudo Te amo


Demiurgo



Preliminar Cuando el poeta pone al frente de su libro algunas de las citas que Israel Álvarez pone al frente de este que vas a leer, está haciendo una confesión de fe. Es decir, está marcando, de forma decisiva y sin lugar a dudas, cuál es su concepción del hecho poético y de lo que él entiende que debe ser el cometido de un poeta —si es que alguno debe tener. Quiero decir que no es fácil encontrar a alguien que tenga tan claro la concepción de lo que debe ser el hecho poético, la creación misma. Cuando se parte de la base de que el poeta es un demiurgo, es decir, una especie de brujo o dios de las sombras que lo primero que tiene que hacer es refundar las palabras, darle el sentido primero que estas deben tener como definitiva enunciación de las cosas, estamos ante un poeta en la órbita de los que por encima de los destellos del lenguaje, por encima de la fantasmagoría brillante y deslumbrante de los conceptos y de las definiciones, busca el origen primigenio y decisivo del mundo y de la vida.

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En la estela de Walt Whitman, de Rubén, de Neruda y de Rimbaud se sitúa Israel Álvarez, que busca incluso en lo desconocido al arquitecto supremo de las nubes —esas maravillosas nubes baudelarianas— que se rompen solo para que podamos admirar su extraordinaria belleza, pero también para que aprendamos lo efímero de su existencia y la fragilidad que tienen no solo la hermosura y su ejemplo, sino el delirante sonido de la eternidad, las voces que nos acompañan en el camino y el sentido último de nuestra existencia. La poesía de Israel Álvarez no tiene fácil acomodo en las corrientes que practican sus contemporáneos generacionales. No quiero decir con esto que esté fuera del tiempo y de su tiempo. Digo que estos poemas y su intencionalidad última no quieren demorarse en los ropajes más o menos estéticos que a la mayoría preocupan. El poeta en estos versos quiere nombrar por primera vez el mundo y las cosas, lo que busca es dar a la poesía su primitiva y original función. Como la del creador— demiurgo— que impulsa el universo. Dice Platón que el demiurgo toma del caos primigenio la


materia para transformarla y crear la realidad. Por eso en toda la mitología y en algunas religiones en la que no existen los dioses, el demiurgo es el que transforma de forma misteriosa y desconocida el sentido de las cosas, les da forma y nombre y sentido. Hay muchos caminos en la poesía nueva contemporánea. Muchos caminos estéticos y muchos caminos que buscan la rehumanización de las palabras y del hecho poético. Muchos caminos que buscan en la denuncia y en la descripción y juicio de la realidad, el lado del que debe estar la poesía. No hay tantos que se demoren en buscar el misterioso sentido que tienen las palabras, el sinuoso camino que estas han seguido hasta llegar hasta nosotros, bellas, contaminadas, vacías, llenas de significados que a veces las deterioran, las ensucian o las dejan estériles y mudas. Israel Álvarez ha elegido el camino más peligroso, el más duro y tal vez el más largo, pero el que él sabe que le puede conducir al origen en el que encontrar la verdad. Por eso sin duda se acoge también a Cioran, el brujo más descreído de la tribu, aquel que se anticipa al fracaso total de la propia existencia. “El poema aplastará al 11


poeta” sentenció el místico de la nada, al que Israel ha querido convocar también a su fuego creador, tal vez para con ello exorcizar los peligros que sabe que hay en el largo camino hacia la esencia de la palabra poética. En el poema “Las puertas”, Israel Álvarez reconoce esos peligros, los enumera tal vez porque, conociendo dónde están las asechanzas, estas pueden ser burladas y alcanzar el objetivo sin que nada nos detenga: “He ido haciendo fuertes. Lo son la casa y el castillo. / El puente tosco de piedra blindada/ sobre el agua de nieve/ fue hecho para que no pasen.” Y sabe que ahí puede estar, en ese asilo, en esa casa, en ese castillo, que es interior, que es morada de luz y que es hogar, el lugar donde encontrar el fruto tan hondamente buscado, tan largamente buscado a través del tiempo y de la vida. “Los peregrinos encontraron un asilo tras las puertas. / No encontraron credos ni altares, ni banderas, ni ritos”… Es necesario que cada generación nombre por primera vez las cosas, les dé forma y sentido. Y por eso


tal vez Israel Ă lvarez ha convocado en estos poemas al demiurgo capaz de hacerlo. JosĂŠ Infante Torremolinos, 4 de marzo de 2014

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A mi hijo, para que conozca ya el nombre de las cosas



Je est un autre Arthur Rimbaud El poeta es un demiurgo Rubén darío El poema aplastará al poeta Emile Cioran



Los poemas del tĂŠrmino



El viajero



Israel Álvarez

Cuéntanos,

humilde y liviano con alas marinas, tus viajes de ida y vuelta por los verdes océanos y lejanas tierras exóticas. Si pudiste hallar soles nuevos delante de tu navío de plata, en el horizonte, guiándote sutilmente dulces sirenas a las profundidades de la morada de Neptuno. ¿Existen otras luces, allá, —luces ultramarinas, lámparas encendidas en los ojos—, capaces de mitigar nuestro cansancio por el mundo? ¿Por la vida sin destino propio ni definido? Tú has de saber, como el genovés, los secretos de aquellas rutas de oro hasta playas sacratísimas y vírgenes aún por el hombre. ¿Conoces los misterios de las selvas tropicales y su espíritu, que recorre los altivos y retorcidos manglares hasta aguas infinitas? ¿Has oído el murmullo de Quetzalcóatl de entre la lluvia y el viento? Tu barba ártica me lo dijo ya en sueños, los secretos, que escondes. Tu vida es de espuma oceánica, corales rojizos, de un aroma de piedra mojada. Yo en 23


cambio, hice mi vida de palabras antiguas, ya en nuestra época sin sentido. Y tú me mirabas, con melancólica forma, confesando ser el último de tu especie.


Demiurgo

De adanes y evas

Génesis: y vi que la luz era buena, amplia y clara, y pagué religiosamente la factura…

Un boscoso frutal nos esperaba y esa luz marcaba el camino. Adanes soterrados, que viven fumando en pipas abiertas de cobre y cieno, lengua bífida y seno menguante; y una escultural espada de fuego en el aire abría una vereda fantasmal y virgen. Y llegó. Llegó la vejez para quedarse. Y el destierro. No dudes Adán en dormir sobre el pecho de Caronte durante el viaje. Mientras, viraré el rumbo, 25


daré media vuelta dejando de lado la argéntea luna hasta la tranquila orilla de los labios secos donde bailaba siempre el nombre de Eva. Adán desenterrado y cadavérico, amar es ya para ti un acto de rutina.


A la venta en ventas@edicionesenhuida.es PVP:10â‚Ź


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