© de los poemas: Manuel Rubiales Requejo © de las fotografías: © Maquetación y diseño: Martín Lucía (mediomartin@yahoo.es) © de la ilustración de la portada: Raquel Eidem Blázquez y Martín Lucía ISBN: 978-84-942074-2-6 Depósito Legal: SE 2477-2013 Está prohibida la reproducción total o parcial de este libro, al igual que su incorporación a un sistema informático, su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, reprográfico, gramofónico u otro, sin el permiso previo y por escrito de la dirección del autor.
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Poesía En Tránsito Colección de poesía Flores vertebradas Volumen 16
Flores vertebradas
Manuel Rubiales Requejo Ediciones En Huida
Pr贸logo
No quisiera hacerte, amigo Rubiales, un prólogo ortodoxo, ni panegírico, ni encomiástico, ni laudatorio, ni tan siquiera plausible. Desearía tan sólo actuar como una de esas minúsculas cámaras de televisión que bucean por la sangre alcahueteando nuestras interioridades, llegar a tu corazón o a tu cerebro o a-donde-coño-estén tus cualidades humanas y ver si allí está escrito que eres bueno, malo o regular; si de derechas, de centro o de izquierdas; si optimista o pesimista. Que me explique de una jodida vez cómo eres en realidad y me aclare ese bendito rimero de contradicciones que observo en tu comportamiento diario y que, quizás, sólo obedezca a lo bien que has llegado a diferenciar tus sentimientos, tus opiniones, tus preferencias y prioridades, de los que contribuyen al bien común. Así, con esta sana intención, comencé a leer tu nuevo libro, cuyas alas rasgueadas con una bella poesía que bien podría ser prosa poética fui devorando una a una, disfrutándolas unas, sufriéndolas otras, pero saboreándolas todas, regurgitándolas hasta encontrar esa palabra, esa frase que me indicara cómo eres en realidad, qué gases son los que necesitas respirar para poder seguir viviendo y cuáles los alimentos que tu alma precisa para no desfallecer. Y hallé dos palabras y dos frases que por repetitivas las unas y por rotundas las otras, te definieron, creo, con bastante acierto: amor y
sexo, que anidan en casi la totalidad de los poemas repetidas hasta convertirlas en tu gran pesadilla, y por esa categórica oración, soy el cadáver de un suicida ahorcado bajo tu vientre, escribo esputos a discreción para los necios, para los vulgares, para los borregos, para los prosaicos, son cabezas de bulbos liliáceos que bien enristradas con otras como desesperación, fracaso, olvido, suciedad, putas, recuerdos, asignaturas pendientes, gin tonic, consumismo, tabaco, alcohol, banqueros capitalistas, psicoanálisis, esperanza y soledad, convierten tu código genético en una preciosa ristra de ajos de esos que condimentan las celestiales “tostás” triguereñas. Y ahora que lo pienso, Manuel Rubiales, tu libro Flores vertebradas es la personificación de ese medio carrillo de pan tostado lentamente y aderezado con ajo, sal y aceite de oliva virgen extra, porque alegra las crudas tardes de invierno… y deja mal sabor de boca. Bueno, eso a los que no les guste el “ajo” de tu vocabulario, porque lo que es a mí, me chifla casi tanto como las refinadas metáforas que lo adornan. He mezclado en una coctelera esa ristra de palabras sueltas y mirad lo que me ha salido al verterlo en el vaso blanco y plano que tengo en la pantalla del ordenador: Este libro lo ha firmado el cadáver de un suicida ahorcado bajo el vientre de una puta borracha que escribe esputos a discreción para los necios, para los vulgares, para los borregos, para los
prosaicos, para los banqueros y capitalistas; que busca desesperadamente el amor idílico y solo encuentra el sexo sucio mezclado con alcohol y tabaco y para eso prefiere la soledad junto a su gin tonic o tendido en el diván del psicoanalistavampiro-suicida (que se lanzó a tu cuello al saber que atesorabas arsénico en la sangre), recordando días felices, otros menos felices y asignaturas pendientes.(Y alguna que otra con matrícula de honor, que seguro también las habrá).Y ya que hasta ahora todo lo has dicho TÚ, sólo TÚ y nadie más que TÚ, déjame al menos que opine sobre tu efervescente personalidad, que resumo en muy pocas palabras para no dilapidar nada, que estamos en crisis: quisiste ser sólo un don Juan y has acabado siendo, nada menos que un don Quijote luchando contra los molinos ppsocialistas… y, de momento, ganando la pelea. ¿Cómo? Pues cómo va a ser… ¡degenerando, hijo, degenerando! Juan Palacios Clemente Otoño de 2013, Trigueros
Hay derrotas que tienen mรกs dignidad que la victoria Jorge L. Borges
Perlas en la basura Y la ciudad cierra sus labios de acero Vestidos de negrura y humo. ¿Dónde habitas, amor mío, Qué estás haciendo ahora mientras Limpio mi insomnio de tu imagen...? Sé que no se pasea la magia sobre los edificios, Sé que sólo te rondarán alimañas Que pretenderán salpicar tu vientre De tabaco, whisky y mercancía caduca Para adornar el ebrio amanecer De las aceras, Sé que la vida se disfraza de furcia Allí donde la risa es etílica y las horas Se consumen en un vaso largo con hielo. La ciudad muerde, la noche sangra, Pronto amanecerá y volverán a lucir Los pecados como perlas puras Entre restos de basura. 15
Lucía Antes, cuando solamente era Lucía, La joven con hambre de mundo, No sabía Que los policías follan gratis En los burdeles, no sabía Cómo huelen las madrugadas Que llegan con el estómago vacío, Ni cómo duelen Los pechos llenos de saliva rancia. Lucía naufraga en un vaso de zumo de naranja, Con restos de carmin De todas las noches putas, Y espera junto a la barra del bar A que la suerte le sonria con algún Cliente que no venga Con el sexo salpicado de cocaina. “... Me puedes llamar como quieras, pero jamás Lucía.” Esta noche ha habido redada. eeh
Manuel Rubiales Requejo
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Una de las novatas se fue de la lengua Cuando descubrió que el comisario Era impotente. Aún no ha aprendido Que hay ciertas cosas que han de quedar Bien silenciadas entre los muslos. Hoy Lucía solo muestra su mercancía Al espejo de un calabozo, Hogar, dulce hogar, Afuera hace frío, la vida (la jodida vida), Sigue reclamando sus trofeos Y los billetes de la gloria no dejarán Nunca de oler a podrido. Lucía lo sabe, Lucía duerme, Lucía sueña. Dentro de un rato, como siempre, Vendrá ese agente piadoso Que le ofrezca un café caliente A cambio de una mamada. Eso es todo, no hay Finales felices Donde moran las alimañas.
Fulano y Mengana Ella se viste de furcia, se calza De furcia, Se maquilla de furcia, ella Come como una furcia, bebe Como una furcia, Posa como una furcia. Ella se perfuma de altivez Y huele a rencor de furcia. El mastica cristales, traga Cristales, se ahoga con cristales Desprendidos de la negrura. El se pinta un payaso en el rostro, Hace piruetas de buf贸n por los pasillos, Se fuma su alma con cada cigarrillo Y pide clemencia arrodillado Frente al vientre del olvido.
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Ella se cuelga del brazo De cualquier cazador furtivo Con escopeta de feria y hambre de domingo. El le reza a los relojes y al frĂo Y se atrinchera en el destierro donde Cualquier susurro es alarma de aullidos. Ella vuelve guardando distancias y silencios Y ĂŠl la espera insomne, como siempre, Con el disfrĂĄz de la indiferencia puesto. La noche por fin ha cerrado su inventario Y ambos ya saben que no hay crueldad Ni puta de saldo que bese en los labios.
Nuestros pronombres Está ahí, a un paso, al otro Lado de esa puerta, bastaría Con avanzar, con mover un pie, Para dejar este desorden de Eternas despedidas, de esperas Que rubrican decepciones y Anuncian el vacío de nuestros Pronombres. Posesión de nada, ansiedad De todo... Un solo paso Bastaría, un paso, solo, Para dejar que se hagan aire, Al fin, los perdones Y los miedos. Palabras, nada más que palabras, Que se arrojan suicidas Desde unos labios muertos,
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Manuel Rubiales Requejo
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Hoy se me han llenado Los pies de cadรกveres Mientras te llamaba en vano.
Péndulo de espumas Péndulo de espumas, Zozobro y me deshago Azotado por una lanza de agua tíbia Que me ha partido en dos Las costillas. Péndulo de espumas, La oscuridad es un refugio Y a tientas invento La salida hacia el tiempo Que no retorna en tus ausencias. Las palabras son estertores, Hálitos fugaces de esta vida De remiendos y mentiras, Suavemente me consumo Bajo la luz Como un demonio de arcilla. No me conozco, a nadie conozco, Me he convertido en un extranjero 23
Dentro de mis propias fronteras... Pendulo de espumas, qué fácil Sería cerrar los ojos y tragar mareas, Y soñar, y soñar, y soñar... Y soñar para siempre Con guardar los espacios en blanco Dentro de relojes de arena.
Paisaje invernal Un batallĂłn de hormigas aplastado Por un cielo de plomo, Unas manos amputadas que agonizan En el prurito de alcanzarte, Una cabeza parlante en el sepelio Donde mis mentiras le rezan A las pavesas del Demonio, Un segundo entre el todo Y la nada, un remiendo En la Ăşlcera que tu espalda Ha dejado en la patria de mis ojos, Un pasaporte mojado A los pies de tus fronteras, Un epĂlogo abierto y eterno, Una aurora con mortaja Atrapada entre dos inviernos, Unos dedos que se quedan
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Manuel Rubiales Requejo
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