Libélula Irene Marta Gil García Ediciones En Huida
© De los poemas: Irene Marta Gil García © De la ilustración de Todas las sábanas relucen: Paloma Luna Maquetación: Martín Lucía (mediomartin@yahoo.es) Coordinador editorial: Ediciones En Huida ISBN: 978-84-941326-8-1 Depósito Legal: SE 1757-2013 Está prohibida la reproducción total o parcial de este libro, al igual que su incorporación a un sistema informático, su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, reprográfico, gramofónico u otro, sin el permiso previo y por escrito de los editores. Contacte y haga su pedido (sin gastos de envío): ventas@edicionesenhuida.es
Índice de poemas
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Donde antes hubo inspiración Es permisible apreciar Entrecruzar influencias Todas las sábanas relucen Me censuraste por ser Melancolía Este mundo inanimado se merece Usar y tirar Mi espina dorsal Él en cuestión Ella cavaba zanjas Has desnudado mi cuerpo. Maniobras inverosímiles Libélulas Repararte nunca resulta provechoso Y cuando los poemas son como puzles Fui campeona de los seis metros pasillo He querido trastornar mis afectos Diamante negro Los gatos Ahora que sé Tengo sabor a sal El despertador nos taladra Deja caer la cabeza, cansada
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No sé si continuar siendo No consigo ubicarme Qué terrible la condena La electricidad habló Me infiltré en un espejismo Un callejón no es mal palacio Es importante saber observar Las historias como matrioshkas Te pregunté que qué era poesía He contemplado extasiada Nos arrulla el rumor del dátil contra la palmera
Libélula Irene Marta Gil García
Irene Marta Gil García
Donde antes hubo inspiración ahora los gatos afilan sus bigotes, listos para la sutil batalla de un encarnizado elegante. Destellos y sonrisas amables con sabor a sangre bajo el corte en la mejilla. Escupo al suelo, que hierve, y el cinismo huye al siguiente escenario. La función… va a comenzar. Disfruten del espectáculo.
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Es permisible apreciar el atractivo del crimen, la sal enrojecida, estremecidos los trazos de sus pasos itinerantes. Y luego se flagela al alma contra la culpa enclĂtica.
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Entrecruzar influencias no está permitido. Las caras en las pantallas soplan su desdén ¡soplan demasiado fuerte! y no importa. Hazme sentir mejor y repoblaremos el mundo de esas causas ganadas, encontradas, las antiguas consecuencias serán las perdidas. Los cantos de los nuevos hombres revestirán el alba hermanada. Ya no tiene versos que lamentar la aurora. Las connotaciones se deshilachan. Ahora brotan del abismo -cicatriz a escala universalmonstruos del nuevo siglo. Toma pan y un martillo, ya sabes que muerto no sirves al mundo. 13
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Yazco esperando que el pájaro cante. Todas las sábanas relucen manchadas con el carmín de anoche. La habitación está invadida por rastros que mis dedos sabuesos enfrascan. Tienes la terrible habilidad de narcotizar con tu ausencia. Me huelo las manos en las que falta sustancia. Zumba, ronroneante y líquida, la libélula ilusa en la abéñula del balcón. Faltas… Como si fueras importante. Nos faltamos mutua y repetidamente. Y desapareces. Desapareces. Desapareces. Qué expectativas y cómo de altas. Me despojo de los aleteos de mi mente y el viento se filtra en el alma desnuda.
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Qué cansado es amar y qué fácil abrir el paréntesis. Have a break, have a Kit Kat. Las ondas nos recordaban que éramos impotentes. ¿Fuimos nosotros, los adictos a las ofertas compulsivas del otro y del uno? Pongo la lavadora en modo “Atrapar rehenes”. Me aferro a un pañuelo al que aún le queda vida y me hundo en un olor que has acunado tú. Llegamos a devolvernos la lengua, poniendo fin a estos monólogos de cortesía artificiosa. De letras en negresiva curvilla y subrayota. Hacía frío, y propusiste que usásemos las horas como combustible y nuestra ebullición como encendedor.
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Hasta que envejeciéramos al menos mil años sujetos con clips a la deriva del mundo.
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Me censuraste por ser esclava de mis obsesiones. Porque entre tanta miscelĂĄnea perdida no hay lugar para empresas eternas, para confecciones monouso. Prefabrico emociones desintegradas envueltas en paĂąos mojados, las hacen secreto a voces, corren del rumor a las manos; finalmente la noche aplasta a los supervivientes.
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