Colecci贸n La flor escogida
Flor
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Nube Un mar de mujeres. Personal antolog铆a
Ediciones En Huida
© De los textos: las autoras © Del diseño de la portada: Martín Lucía Maquetación: Martín Lucía (mediomartin@yahoo.es) Coordinador editorial: Ediciones En Huida ISBN: 978-84-941773-6-1 Depósito Legal: SE 2248-2013 Está prohibida la reproducción total o parcial de este libro, al igual que su incorporación a un sistema informático, su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, reprográfico, gramofónico u otro, sin el permiso previo y por escrito de los editores. Contacte y haga su pedido (sin gastos de envío): ventas@edicionesenhuida.es
Nube
Declaración de intenciones y agradecimientos Quiero pensar que coordinar una antología es siempre una bonita labor y un acto de valentía, para no ensombrecer mis propios pasos y los ajenos, ni caer en los malos presagios sintiendo que, quizás, todo aquello que emprendo, son temeridades. Valiente o no, Nube es un capricho muy personal. Y así ha de considerarse. Los amigos de Ediciones En Huida han confiado en mi trabajo, respetando y apoyando mi decisión de seleccionar un puñado de nombres, de mujer en este caso concreto, de la poesía que se hace hoy y ahora, uniéndolos en un solo libro. Voces distintas, diversas pero no dispersas, sino formando parte de un proyecto que es todo un regalo. Suele decirse, las más de las veces para quedar bien con aquellos autores que no se encuentran en el índice de una antología, que son todo los que están, pero que no están todos los que son. Me uniré a esta fórmula tópica, para quedar bien también, si es posible, pero porque así lo siento. Y es que son, seguro, muchas compañeras las que no están, muchos nombres que están fuera. Pero no descarto, si es que perdonan el agravio de no haberlas elevado a ser nubes conmigo desde el principio, incluirlas en otro volumen. Todo se andará. Pero ahora, son las que son, y el criterio es el rigor y la calidad, siempre. Tengo la suerte, y el honor, de que algunas sean amigas personales. Otras, aún son virtuales. Pero todas, han llegado a mí a través de los cauces de la admiración que me inspiran como autoras, a través de su labor literaria. Todas inspiran, me inspiran. Y es una gloria compartir el sueño con ellas. Por eso, no me queda otra que agradecerles profundamente que me hayan permitido contar con sus versos, piezas necesarias para montar este puzzle precioso. Poetas completas, todas, cuyo éxito y proyección sobrepasa los límites del pesimismo recalcitrante empeñado en ver en la Poesía un género menor. No lo es. Nube es uno esos libros que yo quisiera encontrar en una librería. Y aquí está.
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Gracias a todas las que estรกis, amigas. Por estar y por ser. Gracias a Ediciones En Huida, por toda la paciencia, por el respeto y por hacer de la Literatura un lugar mรกs confortable. Es todo. Para todos.
Rosario Troncoso Puerto Real, noviembre de 2013
Prefacio
“Un placer en que hay dolor” Pedro Salinas
La poesía es un exhibicionismo lingüístico. Como tal, puede entenderse casi como una patología. También es un inconformismo afectivo. En este sentido, alguien decide –de forma voluntaria- comunicar estados que la conducta socialmente ortodoxa catalogaría de ‘rarezas’. Más que al sueño, con que la comparó Freud, se parece mucho a la videncia, pues se trata de una andadura por la cuerda floja de la realidad (que es una, eso lo sabemos; o una y media, todo lo más). Total, luego llega el lenguaje retorcidamente poético y damos paso a la deconstrucción de esa supuesta ‘realidad’: en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada. Pero para que este fenómeno suceda ha de darse un requisito obligado: la honestidad. Sirve también la fingida, aunque parezca una paradoja, pues a fin de cuentas cada uno es libre de creer lo que quiera para poder vivir, y de construir cuantas caretas sean necesarias para poder sobrevivir. Y, por supuesto, la deshonestidad puede llegar a ser tan honesta como la que más. La ausencia del sobreentendido pudor regresa al poeta a un estado animal. Esto le engrandece. Realmente, es movido por un instinto envidiable: ninguna especie, excepto la nuestra, ha inculcado ese estúpido sentimiento de la vergüenza. Pero, bien mirado, la valentía de algunos nos regala arte a otros. Lo sentenció Paul Klee en su magnífica afirmación: “El arte no muestra lo visible, hace visible”. Descomunal el pintor, que en los años finales de su corta vida, pintaba ‘por delegación’, ya que no podía mover sus dedos. Extrañas fórmulas de la supervivencia del arte, que se abre paso como las yerbas en el asfalto. Barajo entre mis manos un conjunto de textos poéticos de muy diversa naturaleza. Entiendo el sentido de esta “Antología” a la manera de los cancioneros medievales. La infraestructura condiciona el soporte: en
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los siglos XIII y XIV, la falta de recursos materiales suficientes produjo un modo de pervivencia literaria consistente en la selección de material, que dio como resultado el libro misceláneo y plural. La poesía necesitó de la antología para existir. Apena pensar en toda esa literatura perdida (la expresión es de Alan Deyermond), pero también nos permite fantasear lo que hubiera podido ser, como en el amor no correspondido. Con sinceridad, no sé si esto es ‘poesía femenina’, ni me preocupa mayormente en este momento el gran debate cultural, ni la etiqueta comercial. Siempre me parecieron muy femeninos Juan Larrea, Ángel González o Cino da Pistoia. En este caso, los textos están firmados por mujeres, diferentes, unidas en un mismo formato quizá para que apreciemos, aún mejor, la singularidad de cada una de ellas, al igual que sucedió en el Cancionero H de la lírica occitana, que nos transmite un legado milagroso y único de poesía femenina medieval. Por el hecho de convivir juntas hemos establecido parecidos, diferencias y coincidencias, en un contexto razonable que la metodología del estudio literario nos permite. Por ese ‘defecto profesional’, he viajado entre los versos de estas dieciséis poetas, trazando mapas que intenten ordenar millones de sensaciones dispares, resultado de su lectura. Esa mirada analítica, que es imposible trasladar en unas pocas líneas, me permite abrirles el telón invitándoles, lectores, a curiosear en la desvergüenza de estos poemas. La poesía no es el qué, sino el cómo. Hay sobredosis de desamor, de soledad, de incomprensión, de inadaptación, de impotencia, de deseo insatisfecho, de dolor, en definitiva. Pero la historia de la literatura lo avala. Salvo Juan Boscán, y poco más, los poetas son infelices. Algún respiro hay. Son minúsculas ráfagas que iluminan en la noche, como faros de esperanza. De cada una, extraigo la savia en esta incursión a sus emociones. Aquí encontramos la invitación al deseo, y su escala, en Amaya Blanco; la elegía desde la rabia lingüística en Olga Bernad; la palabra como salvación del olvido en Inma Calderón; el poder mágico-poético de Luisa Futoransky, en una mujer-París construida en cuerpo y alma; la fantasía
como realidad alternativa en la poesía casi cuántica de Josefa Parra, y su búsqueda incansable; el vitalismo poético de Raquel Lanseros, y la sencilla fe en la vida; el imposible, la mirada desde detrás del espejo de Beatriz Orieta; la distorsión ordenada en Rosario Pérez Cabaña, y la dislocación sensata de la sintaxis cuando el lenguaje no basta; el poema como ingenua abertura al mundo de Ana Pérez Cañamares; la distancia, el rechazo, en el deslumbrante culturalismo de Julia Conejo; la fuerza creadora del dolor y su desgarro en Ana Rodríguez Callealta; la regresión, la espera desde un presente inhóspito de Carmen Moreno; la contundencia argumental de la ausencia en Rocío Hernández Triano, y su poética sexual; la extrema búsqueda estética, pues no hay fluir de emociones sin control del lenguaje, en Sara Castelar Lorca; aquello que desearíamos haber escrito, pero se nos ha adelantado Rosario Troncoso. Ahí están. Tenemos que escucharlas desde el agradecimiento y la admiración.
Antonia Víñez Sánchez Cádiz, 29 de julio de 2013.
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Autoras
Amaya Blanco Amaya Blanco (Málaga. 1979). Licenciada en Traducción e Interpretación (inglés, árabe y francés) por la Universidad de Granada, ya en EGB comenzó a escribir sus primeros versos, siendo premiada en dievrsos certámenes. En 1998 ganó el I premio de poesía “Ciudad de Aroche” (Huelva) y en 1999, el I premio de poesía del Colegio Mayor Isabel La Católica (Granada). En 2008 le es otorgado el premio de poesía “El Ermitaño”, premio con el que publica su primer poemario Letras de Tierra. Ese mismo año recibió el premio de poesía Searus, del Ayuntamiento de los Palacios y Villafranca, con el que publica Materia Viva. Ha publicado en revistas como Extramuros, Letra Clara, Alhucema y Piedra del Molino. Y ha colaborado con el Ateneo de Sevilla, en el Homenaje a la Generación del 27. Actualmente, colabora con diversos recitales, eventos culturales y medios de comunicación.
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Blanco Amaya nube
ASTROLABIO
En el mar de tu sangre, cuando el viento y la noche contigo se recrean y no hay más compañía que la ardiente e insomne soledad, ¿por qué no recuperas tu astrolabio? Dime, ¿por qué de tus antepasados no salvas la sabiduría? Al cielo alza tu mirada y busca: una constelación te llama, poderosa, síguela al norte fiel de tu deseo, no la pierdas –por nada–, no renuncies a ella. Te guíe así el reino de mis astros fuera de la tormenta, al fin sobre la blanca aurora, en el olvido al fin las negras aguas del mortal hastío.
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Ana Isabel Alvea Ana Alvea Sánchez (Sevilla). Licenciada en Derecho y en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la Universidad de Granada. Diplomada en Estudios Avanzados del Tercer Ciclo, Postgrado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la misma universidad. Ha impartido cursos y talleres de creación poética y Literatura Universal. Colabora en el programa televisivo Dazibao, Semanario cultural y literario. Antóloga, junto con Jorge Díaz Martínez, de La vida por delante. Antología de jóvenes poetas andaluces (Ediciones en Huida, 2012), ha publicado Interiores (2010) y Hallarme yo en el mundo (2013), ambos con Ediciones En Huida. Figura en libros colectivos de poesía como Anónimos, Cosmopoética 2008. Miembro del consejo editorial desde 2008 de la revista www.ensentidofigurado.com, ha publicado reseñas, ensayos, microrrelatos, cuentos y poemas en varios blogs y revistas. Acaba de estrenar bitácora: http://amarandaalvea.wordpress.com/. 23 21
Alvea Ana Isabel nube
ETÉREO -I-
Suspendida en el aire. Tu rostro, no me atemoriza.
-II-
Aferrada al aire, frente al aire y tĂş, de mi mano.
(Arde en tus manos, 2009)
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