A orillas de mí

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PORTADILLA 1


© de los textos: Carmen Moral Pérez © de las ilustraciones: Coordinador editorial: Ediciones En Huida ISBN: Depósito Legal: Está prohibida la reproducción total o parcial de este libro, al igual que su incorporación a un sistema informático, su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, reprográfico, gramofónico u otro, sin el permiso previo y por escrito de los editores. Contacte y haga su pedido (sin gastos de envío): eeh@edicionesenhuida.es


Índice de poemas El mundo en la orilla 13 14 16 17 18 20 21 22 24 26 28 30 31 32 34 35 36 38 40 41 42 44

A dónde van Aceptemos el mar Visitas incómodas Casting Es la hora Esperanza de barro Enfermos de olas Viviendo tu vejez De lo que somos Desde la isla paralela Las noches incendiadas Manual para aprender a negar ayudas Instantáneas pasajeras Luchadoras Libremente y sin motivo Batallas de vida Despertando a la noche Gracias por su atención Regalando palomas Puñales de versos El rastro de los recuerdos Llevas razón

Orillas de azufre

El retorno imposible 51 Las necias horas .. del corazón 53 Mi casa de palabras 54 Con fe de confesiones 56 Torpezas de amor 57 La orilla del desamor 58 Por poner algo 59 En el rincón .. de mi cansancio 60 Delicadamente tuya 62 Quise creerte 64 Morirás sin saberlo 65 Impensables .. pensamientos 66 Es una pena 67 Clavos de ausencia 68 Besos como puñaladas 70 Torpezas de madrugada 72 Juramentos en tierra de nadie 74


Orillas de azúcar 81 Tanto océano 82 La hierba húmeda de tu risa 84 El reino de tu piel 86 Habítame 88 Huecas palabras 90 Retornos de la imaginación 91 Arrojarse al vacío 92 La antorcha de la palabra 94 El palacio azul 96 Un arcoíris nuevo 98 El homicidio de la realidad 100 Desaprendiendo el dolor 102 Arrebatados versos 104 Senderos inexplorados 105 El soldado imparable 106 Miradas 107 Aún no lo sabes 108 Los huéspedes del corazón




EL MUNDO EN LA ORILLA



Ciertamente busqué las luces de los huérfanos de amor… Ciertamente busqué los engranajes oscuros de los que devoran versos… Ciertamente busqué los talones de los niños que perdimos cada otoño… …Ciertamente.



A orillas de mi pelo

A dónde van

A dónde van, amor…

con la dulzura de estatua en la boca, con las puñaladas de la vida en el rostro, con las torpezas de la guerra en las manos. A dónde van, amor… A dónde conducen las raíces del odio. A dónde llegan los coches fúnebres del miedo repletos de gigantes y miserias. A dónde van, amor… Los niños borrachos de carencia. Las madres torcidas de distancia. Los padres atrapados en sus penas. A dónde van, amor… Sin horizonte, sin vuelta, sin mirada. A dónde van sin luces en el pecho. A dónde van sin persianas en el alma. A dónde van, amor, A dónde van. 13


Carmen Moral Pérez

Aceptemos el mar

Aceptemos el mar, los largos pensamientos de las olas revolcándonos en los confines de una orilla extraña. Aceptemos la marejada cambiante, su sello de horizonte inexplorable, su huella de sal en los labios aún inciertos. Aceptemos los remos desconocidos, las barcas inconstantes de la vida, los sueños atracados en el puerto, las espesas ranuras del destino. Aceptemos la sonrisa descarada de la niña que juega a llenar de arena nuestro bolsillo de incomprensibles mañanas.

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A orillas de mi pelo

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Carmen Moral Pérez

Visitas incómodas

Adelante.

Espero que hayas traído tu pistola diaria con todos las calamidades de antaño. Puedes dispararla dentro de esta casa de oscuras humedades. Pasa. Aquí puedes depositar los besos sobrantes, las miradas de ternura inflamadas, los abrazos destrozados de espera, las caricias arañadas por el miedo, la canción que terminantemente borraste del alma. Ponte cómodo. Hay sitio de sobra para todos tus cristales rotos. En el sillón pueden acomodarse tus puñaladas, en el sofá que se siente tu herida y en las sillas cada año de matanza. Gracias por la visita. Ha sido un placer morir contigo. 16


A orillas de mi pelo

Casting

Ahora desnúdate. Solo te voy a mirar desde fuera, como si estuvieras hueca, como si no te habitara nadie, como si te confundieras con los muebles, como si tu piel fuese un periódico para leer anuncios, como si tu imagen pareciera una bata blanca, como si tu mirada fuese una mancha de rimel, como si tus latidos fueran un leve golpeo de frases [acabadas. Gracias, ya te llamaremos.

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Carmen Moral Pérez

Es la hora

Es la hora… Que lancen los sueños por la borda, que yo me encargaré de apuñalar a los niños. Despacio… No puede quedar ninguna flor en el cuadro después del exterminio de las miradas. Seamos cautos… La esperanza sabe que tenemos alas bajo el verso y nos puede engañar con la sonrisa del que ama. Será rápido… Nos encargaremos de derribar los colores del paisaje, hasta que queden las calles en blanco y negro. No quedará nadie… Se borrarán los recuerdos de terciopelo. 18


A orillas de mi pelo

Desaparecerán las arrugas tiernas de la juventud [pasada. Cerrarán las tiendas del paraíso. Después de este flechazo de odio, tengo pensado construir un mundo nuevo.

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Carmen Moral Pérez

Esperanza de barro

El relámpago nos hice débiles.

En mitad de aquella espesura de resentimientos y secuestros de amor, nos dejamos caer como heridos de tiempo. Nos rompimos las manos para entregarlas al mundo, pero se llenaron de arañazos extraños. Y decidimos huir… a los basureros de odio cotidianos, a las discotecas de los durmientes, a los sepelios inútiles de la vida. Decidimos hacernos de cartón y nieve y habitar en los rugidos de las calles, en la rabia de los enfermos, en las lágrimas de los olvidados. Al final… con la cabeza agrietada de camino te dije: ¿Crees que mañana aceptarán una flor? Y te quedaste rotundamente callado. 20


A orillas de mi pelo

Enfermos de olas Cuando cae el sol en los rincones de Conil

Venían enfermos de olas, arrebatados de veneno y mentira, disfrazados de hojalata muerta, condenados a ser solo cuerpo. Pretendían conquistar los labios de roja noche, los cuerpos contaminados de perfección, las sonrisas de lujuria y vacío. Querían beberse las manos desconocidas, las blandas sacudidas del tiempo, la descuidada piel del verano. Venían tan enfermos de olas… …que se quedaron sin mar.

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Carmen Moral Pérez

Viviendo tu vejez

He rozado los pasillos de tu vejez donde colgaste cuadros y arrugas impasibles. El otoño había caído como una antorcha sobre tu pelo y solo tu mirada hablaba del mar. Venías despacio caminando por la luna, con esa cicatriz de recuerdos en la frente y algún detalle de esperanza en la falda. Pero eras feliz rodeando a la mañana con tus brazos, para hacerte un jersey de momentos con el que arroparte en los días de paredes turbias. Vivías con el sol en la frente, y robabas sonrisas a cambio de tiempo, y robabas tiempo a cambio de sonrisas. Por eso el mundo te marcó con su dedo gigante. 22


A orillas de mi pelo

Aprendí de ti la fuerza de los perdidos, la risa de los trotamundos, la paciencia de los huérfanos. Aprendí de ti lo que me falta para llegar a Marte. Pero si algún día llego, madre… Recuérdame que te mande desde allí una estrella polar.

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Carmen Moral Pérez

De lo que somos

Somos como aquellos que murieron sin sentencia, sin motivo, sin coartada, con la voz de piedra silenciada. Sobre nosotros, se alzan los adinerados, los de mentira disfrazada, los de la boca torcida de amenaza, los del gesto de perversa noche larga. Bajo nosotros, se hunden los cansados de arrugas, los doblados de guerra, los extrañados de espera, los habitados de lágrimas.

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A orillas de mi pelo

Y tú…en el limbo Y yo…arrastrando poemas gigantes hasta tu casa.

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Carmen Moral Pérez

Desde la isla paralela A mi padre en sus últimos días

Tú vivías en una isla paralela,

de silencios como palmeras, de duelos como orillas incesantes. Yo vivía frente a los relojes implacables, esperando la estocada de tu tren de viaje inaccesible. Retorciendo las horas que nos quedaban entre las manos. Alimentando los momentos con fingidos mañanas. Tú mirabas sin mirar, en los largos ratos de pasillo húmedo y cansado. Yo miraba mirándote, en los cortos extremos de la piel compartida. Yo rompía la noche a pedazos para convertirla en un volcán de amaneceres nuevos. Tú sentías las extremidades de la luna danzando en tu jardín interior. 26


A orillas de mi pelo

Tú te bañaste en el aire de mi pelo, y yo me quedé al fin como una gota encendida en tu [mejilla, que solo apagaría la brusquedad del tiempo.

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A la venta en ventas@edicionesenhuida.es PVP:10€


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