Ropa de diario Saúl Ibáñez Ediciones En Huida
© De los poemas: Saúl Ibáñez © De la ilustración de la portada: Claudia Cebrián © De la fotografía de la solapa: José Trías Maquetación: Martín Lucía (mediomartin@yahoo.es) Coordinador editorial: Ediciones En Huida ISBN: 978-84-943448-0-0 Depósito Legal: SE 2339-2014 Está prohibida la reproducción total o parcial de este libro, al igual que su incorporación a un sistema informático, su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, reprográfico, gramofónico u otro, sin el permiso previo y por escrito de los editores. Contacte y haga su pedido (sin gastos de envío): ventas@edicionesenhuida.es
Índice
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El quehacer de las pequeñas cosas (prólogo)
21 23 25 27 29 31 33 35
Sevilla Sala de urgencias Teléfono móvil Preservativo retardante Hay que ser así de alto para subir a esta atracción Normativa de la biblioteca Receta para los canelones de mi abuela Cirujía estética T-4
39 41 43 45 47 49 51 53 55
Halmstad Agarradita, una canción de Nosoträsh Bicicleta de segunda mano Primer día de rebajas Consultorio del tarot Propera parada: plaça de Catalunya Inní mer syngur vitleysingur... Posiblemente para I. Tarjeta de visita Próxima parada: parque de los Príncipes
59 61
Nueva York Inspector de aduanas (24 de noviembre... Vacaciones en Fuegirola
65 67 69 71
Halmstad Un tío con gafas de sol en una calle oscura Urbanización Los Cipreses Copia de seguridad Deje su mensaje después de la señal
75 77 79 81
Sevilla La invasión de los ultracuerpos Traje a medida Another night in, una canción de Tindersticks Prueba auditiva
85 87
En alguna parte de Estados Unidos Esta camisa me sigue gustando... Esto no es lo que quería decir
91 93 95 97 99 101
Sevilla Temporada primavera/verano Death to everyone, una canción de ... Fase de exaltación de la amistad Introduzca contraseña Cadena de montaje No me gusta perdermelos tráilers
105 107 109
Barcelona Telediario Ciclo de cine bélico Dos niños jugando a indios y vaqueros
113
Copenhague Agente doble
117
Sevilla Borrar del mapa a los traidores al régimen
121 123
Barcelona y final Escondido en un ángulo ciego Nunca encuentro el momento adecuado...
Ropa de diario Saúl Ibáñez
El quehacer de las pequeñas cosas por a. En ciertas ocasiones la poesía nace del juego con lo mínimo, en un leve giro de la estructura, en un ligero cambio de sentido o en la observación del detalle ínfimo. Aparece en el juego con las piezas del día a día, con los recursos escondidos en las cosas más comunes, aquello a lo que no prestamos atención, tal vez, lo infraordinario de Perec. Por momentos, la poesía surge como una prenda olvidada en un cajón o la marca de una mano sobre la tela. La poesía, de vez en cuando, sin que lo notemos, ocurre en la nada y luego se va. Así es como Saúl Ibáñez nos presenta esta colección de poemas; como recortes de una contemplación sincera donde la noche se extiende para perderse en el menor de los instantes, justo cuando la sabíamos nuestra. Ropa de Diario es una constelación de pequeños mecanismos de simpleza elocuente que como fracturas en la cotidianidad más cordial florecen en una rabia minúscula. Son recuerdos de un tiempo inmediato que se confunde con la evocación del 11
desafecto y el deseo de encontrar los restos de un incendio. Estos poemas se organizan como la indumentaria para una memoria perseguida por la mirada, son pletóricos de caminos de breves senderos silvestres que acumulan emociones de una juventud discreta y cálida. Saúl Ibáñez nos conduce a la nostalgia por el cuerpo convertido en un continente extraño, un mapa sin guía y con idiomas nuevos. Un territorio que nos recuerda la famosa cita de Pessoa, «Viajar! Perder países!/ Ser outro constantemente». En sus poemas viajamos y nos perdemos en el páramo solitario de la contemplación. Presenciamos la transformación del nombre en un pensamiento que se niega partir. Este es un libro de heridas. Pero no de heridas profundas, dañinas, mortales; son pequeñas hendiduras como gráciles rasguños en un costado. Cortes que continúan causando un pequeño gozo. Un leve placer después de la ira. Saúl Ibáñez no permite que el furor de sus versos nos abrume. La nocturnidad del libro se resquebraja con destellos de ironía suave como el rubor de la canción pop que late en algunos poemas de Ropa de diario. El eco de la canción se extiende
como grieta en la memoria, descomponen el nexo y proclaman un nuevo orden para estrechar las manos. No estamos ante una fuerza descomunal que nos despoje, estamos de pie contemplando la ausencia que ya está aquí y ante la partida no es otra que la permanencia. En Ropa de diario Saúl Ibáñez viaja a lo profundo de las habitaciones buscando aromas, tactos, palabras mediante inmovilismo enternecedor. Es un estoico observador de la normalidad que se condena a la sombra. Al final siempre queda ese recuerdo incurable que permea cada partida, porque si bien Ropa de diario es un libro de recuerdos, es también una espera, una maleta que pesa más que las palabras. Es un temple de emociones que borra el nombre, borra por instante a su autor y se vuelve “un regusto a nada”, un pequeño canto a la nostalgia.
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Sevilla, 24 de julio de 2009 Barcelona, 11 de enero de 2011
At three in the morning the gum machine in the empty lobby with its freshly cracked mirror is the new Madonna with her infant child Charles Simic Hotel Starry Sky
Sevilla
Ropa de diario
Sala de urgencias
Empiezo un cuaderno porque me llama,
aunque las piezas aún no cuadren del todo, y aún no sepa cómo llamarte, porque ahora eres una imagen de ti misma y media página escasa, donde empiezas.
21
Saúl Ibáñez
Teléfono móvil
Escribirte en un espacio limitado
para que aparezcan nuevas palabras que invento para no pronunciar tu nombre a modo de conjuro. Entre todo este entramado de cuerpos indefinidos que tratan de desdibujarte cuando se pone el sol, yo voy a saber guardar tu silueta en un lugar seguro porque fui yo quien la inventó con tus manos.
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Ropa de diario
Preservativo retardante
Es ahora, al apagar las luces por la noche, cuando te vuelves fluorescente. Las dudas intercambian sus disfraces y las traiciones pactadas se suicidan.
Es ahora cuando te veo, yendo de camino a casa como todos los días. No me había dado cuenta de que me cantabas aquella vieja canción.
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