Toda la luz Elena RodrĂguez Ediciones En Huida
© De los poemas: Elena Rodríguez © De la fotografía original de la portada: J.Á. Fernández Villar Maquetación: Martín Lucía (mediomartin@yahoo.es) Coordinador editorial: Ediciones En Huida ISBN: 978-84-943077-6-8 Depósito Legal: SE 1860-2014 Está prohibida la reproducción total o parcial de este libro, al igual que su incorporación a un sistema informático, su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, reprográfico, gramofónico u otro, sin el permiso previo y por escrito de los editores. Contacte y haga su pedido (sin gastos de envío): ventas@edicionesenhuida.es
Índice de poemas
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I. Toda la luz
Toda la luz Despertar Crepúsculo Lo que tengo Palabra escrita Lentitud Un niño El silencio sobre nosotros Regresas a mi cuerpo Odenwald Esta noche Callada forma Liquen Asíntota Un instante
II. Incursiones en lo oscuro 45 47 49 51 53 55 57 59
Incursiones en lo oscuro Un poema Sedientos Audaces fortuna adiuvat El asedio de Betulia Circe Mujer halcón Señales
61 63 65 67 69 71 73
El vagabundo Hay palabras extrañas Océano Despedida El avance Lo que ha sido Inventario III. Normas de claridad
77 79 81 83 85 87 89 91 93 95 97 99 101 103 105 107
Normas de claridad Crónica de una tarde cualquiera Así llega Jamás El viaje Futuro Un camino La caída La alborada Poeta I Poeta II Poeta III La alegría de vivir Calle sol El festín La antesala
Toda la luz Elena RodrĂguez
“La leve sombra que proyectas sobre la sábana recién inaugurada es un país tranquilo, acogedor, donde se hospeda -por pura complacenciatoda la luz del mundo”. Karmelo C. Iribarren
I TODA LA LUZ
Elena Rodríguez
Toda la luz
Toda la luz que cabe en este cuerpo se traslada a las cosas, se transforma en materia. Si no avanzas encendiéndolo todo, no incendias aquello que amas, si no alimentas tú tu propio fuego o te da miedo jugar con la llama, apártate, déjame espacio, traigo toda la luz, ebria de vida.
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Toda la luz
Despertar
La belleza de este momento
ya no nos pertenece. Que tus manos sobre mi cuerpo me despierten y se deslicen del pecho hasta la boca, no se debe s贸lo a nuestro deseo. Movidos por los hilos de la vida ahuyentamos la muerte, nos besamos.
15
Elena Rodríguez
Crepúsculo
Observando la luz dorada del cañaveral
y el flexible movimiento de las ramas parece que este momento no sea efímero, parece que el aroma de la adelfa y el murmullo del arroyo serán siempre como ahora.
17
Toda la luz
Lo que tengo Hambre feroz de vida. La risa de los míos, esa luz que desprenden. La claridad de esta mañana blanca. Y un puñado de versos para encender la noche.
19