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Dra. María Augusta Terán Calderón: La enfermedad de Alzheimer
ENTREVISTA
Dra. María Augusta Terán Calderón
Especialista en geriatría y gerontología Hospital Especializado San Juan de Dios
De acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la demencia “implica el deterioro de la memoria, el intelecto, el comportamiento y la capacidad para realizar actividades de la vida diaria. Dentro de esta, la enfermedad de Alzheimer, que es la forma más común de demencia acapara entre un 60 % y un 70 % de los casos”. Para conocer sobre las afectaciones y el impacto del Alzheimer, revista Guía Farmacéutica conversó con María Augusta Terán Calderón, especialista en geriatría y gerontología, quien respondió algunas inquietudes.
¿Qué es el Alzheimer?
Se pensaba que la mal llamada demencia senil podía estar presente en todas las personas mayores; sin embargo, la demencia senil no existe como tal, tenemos varios tipos de demencia entre ellas las secundarias a eventos cerebro vasculares e infartos, y las demencias neurodegenerativas donde la más común es el Alzheimer, que es una enfermedad que puede ser causada por varios factores y uno de ellos es el antecedente genético.
¿Cuáles son los factores que influyen en esta enfermedad?
Uno de los factores que no se puede controlar en la demencia es el antecedente genético; pero, no es reglamentario, depende mucho del estilo de vida que la persona lleve. Así, las personas que tienen hipertensión arterial, diabetes, obesidad, que son sedentarias y tienen hábitos de consumo de tabaco y alcohol tienen más riesgo de presentar demencia, debido a que estos hábitos incrementan el riesgo de daño neuronal, y se debe considerar que las neuronas no tienen la capacidad regenerativa como las células de la piel; sino que, al dañarse, se pierde información o cierta habilidad; por ende, estas enfermeaddes predisponen a la demencia. También inciden los antecedentes de depresión y ansiedad que no han sido tratados y cuyos desencadenantes se mantienen activos; por ello es importante, la valoración integral de una persona, el realizar una profilaxis y la prevención mental.
¿Existe alguna sintomatología?
Hay algunos signos de alerta como la pérdida de memoria de corto plazo que es la más afectada, y esto se relaciona por ejemplo con que la persona no recuerda cómo hacer una sopa o en las comida usa sal en lugar de azúcar; deja la puerta de la casa abierta con la llave afuera; sale a comprar y se pierde o no recuerda cómo regresar. También en el uso adecuado del dinero presentan dificultad al pagar diez dólares en lugar de diez centavos, o retiran dinero del banco y luego no recuerdan qué hicieron. Estas son pequeñas situaciones que indican que la capacidad cognitiva y la memoria de una persona no están funcionando de forma correcta. Otros signos de alerta son los trastornos conductuales, que son los cambios de su forma de ser, por ejemplo: de ser una mujer muy fuerte de carácter pasa a llorar todo tiempo; no recuerdan a los nietos, a sus hijos; creen que les quieren hacer daño; tienen delirios de persecución y eso cambia su personalidad, fractura algunas familias porque se pelean entre ellos por lo que dice la persona con demencia.
¿A qué grupo de la población afecta más?
Se debe considerar que el envejecimiento poblacional a nivel mundial es un hecho y cuatro de cada diez personas mayores tienen demencia. En 2015 existían 47 millones de personas con demencia en el mundo y de ellos, el 70 % padecía Alzheimer; se estima que para el 2030 habrá 75 millones y para el 2050 la cifra se vuelve crítica se tendrá el doble; es decir, hasta 150 millones de personas con demencia. Esto hace pensar que, de las personas de esta época, habrá gran cantidad de adultos mayores que no recordarán que vivieron la pandemia de la COVID-19. La demencia está presente en personas mayores de 65 años y es más frecuente en varones; sin embargo, por la tasa de vida de las mujeres se están igualando las cifras.
¿Cómo se diagnostica?
Es importante que la familia pueda reconocer los signos de alerta para solicitar ayuda, como ir al centro de salud más cercano donde sea valorado por el médico familiar, que está formado para hacer estos pestizajes rápidos e identificar si el paciente necesita una atención de especialidad en psiquiatría, psicología o geriatría, para llevar a cabo un tratamiento farmacológico y no farmacológico dependiendo del caso.
¿Esta enfermedad tiene alguna correlación con la COVID-19?
Las personas que han sufrido coronavirus pueden tener como secuela un deterioro cognitivo y problemas psiquiátricos como ansiedad y depresión. Antes de la pandemia ya se tenía un incremento en las demencias en la población, con la pandemia quienes se han contagiado de la COVID-19 tienen mayor riesgo de padecer una secuela en la esfera mental; por ello, es necesario emprender planes de cuidado y prevención.
¿Cuál es el tipo de tratamiento que requiere esta enfermedad?
El tratamiento en cuanto a la parte de psicoterapéutica está ligado a la estimulación mental, a ejercicios cognitivos; en general, a la motivación de la neuropsicología o psicorehabilitación. Desde el punto de vista médico, cuando se identifica que el deterioro cognitivo ha llegado a una fase de demencia moderada o severa y requiere de un tratamiento farmacológico, que le permita al paciente tener una calidad de vida adecuada y que la familia esté lo suficientemente educada como para poder cuidar a esta persona. El uso de medicación depende de si el efecto es positivo o no en el paciente; es decir, si ayuda a mejorar los síntomas conductuales y la autonomía del paciente se mantiene el uso del fármaco.
¿Qué es la profilaxis mental?
Se habla de unir, es una sola palabra en aquellas personas que a partir de los 50 a 55 años se realizan un primer chequeo integral, para identificar potenciales síntomas gereátricos que pudieran aparecer cuando sean adultos mayores; sin embargo, no se descarta que personas de 30 y 40 años se realicen una profilaxis mental con un psicólogo para descartar algún problema cognitivo que se pueda mejorar. La profilaxis mental no se relaciona con medicamentos, pero si con un análisis por parte del psicólogo, psicoanalista o neuropsicólogo, para identificar desde el punto de vista emocional si se tiene alguna falla en los dominios cognitivos, de cálculo, de jucio, de abstracciones, de atención y concentración.
¿El Alzheimer de alguna manera se puede prevenir?
Es una enfermedad que se puede prevenir cambiando el estilo de vida, esto implica un poco de esfuerzo y control. El tener hábitos saludables; un buen control de las enfermedades crónicas; una adecuada nutrición; realizar ejercicios; evitar hábitos como el tabaco, el alcohol son formas de prevención de la salud mental; por tanto disminuyen el riego de demencia. El consumo de vitaminas es importante, la vitamina D, C, A,B, son muy necesarias para la salud mental, sobre todo aquellas que son ricas en antioxidantes; los ácidos grasos esenciales que permiten tener una mejor capacidad cognitiva y habilidades.
¿Debe existir temor al padecer Alzheimer?
Esta enfermedad es de mucha paciencia y amor. La persona que la padece no llega a sentir tanto este temor porque pierde la capacidad de estar en contacto con la realidad y no entiende su problema. La familia es quien suele sentir el temor de ver el deterioro progresivo de su ser querido. No es una enfermedad fácil y el convivir con un paciente con demencia puede ser complejo; por ello, se debe buscar ayuda profesional, porque lo importante es educar a la familia para que no caigan en depresión y conozcan cómo actuar. El miedo limita mucho en el aprendizaje y el manejo de la enfermedad.
¿Algo en particular que añadir?
EL Alzheimer no es una enfermedad solo del paciente, incide en la familia que es la que garantiza que la persona esté en una esfera adecuada a largo plazo. La idea de la demencia y la familia es educar, como profesionales estamos para brindar las herramientas para ayudar a la persona con demencia, sin caer en depresión o sensación de impotencia por no saber cómo actuar en sus momentos de crisis.