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La clasificación de los seres vivos

NOSOTROS

La clasificación de

LOS SERES VIVOS

Irene Romero Nájera

La clasificación de objetos le sirve a nuestra mente para ordenar los pensamientos; de esta forma es más sencillo conocer e interpretar la realidad material, comunicarnos y expresar nuestras ideas. La palabra clasificación se define como la disposición de elementos en grupos según cierto criterio. Así, podemos clasificar distintas cosas, como ropa, autos, muebles, etc., y elegir hacerlo, por ejemplo, según la forma, la dimensión, el color, la textura, el precio u otras características.

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el ser humano siempre ha clasificado los objetos de la naturaleza, así como los elaborados por él mismo. Fue Aristóteles, unos 300 años a.C., quien creó el concepto de “categoría”, o sea la jerarquía dentro de un orden, e hizo de la clasificación un proceso más metodológico. Él clasificó seres vivos, disciplinas humanas, la literatura, las matemáticas y muchísimas otras cosas. Siglos después, la ciencia volvería aún más rigurosa la clasificación de sus objetos de estudio. En las matemáticas, por ejemplo, los números se clasifican en pares, impares, naturales, enteros, racionales, irracionales, reales, imaginarios, complejos, entre otros. En geología, las rocas se clasifican de acuerdo con varios criterios: según los procesos geológicos que las originan, en sedimentarias, ígneas y metamórficas, dentro de las que a su vez hay una enorme cantidad de tipos. También se clasifican según su composición, y hay rocas silíceas, carbonatadas, ferruginosas, carbonosas, etc. Y así podríamos seguir disertando sobre la clasificación que utilizan las disciplinas que están comprendidas dentro del quehacer científico. La biología no es la excepción, y en el estudio de los seres vivos la clasificación tiene una importancia fundamental.

¿Para qué clasificar a los seres vivos?

Foto: Fanghong en commons.wikimedia.org

Bougainvillea glabra. Básicamente, la clasificación de los seres vivos surgió de la necesidad: los estudiosos de naturaleza (primero naturalistas y luego biólogos, ya sea botánicos, zoólogos o microbiólogos) debían ordenar el amplio mundo que representa su objeto de estudio, los seres vivos, establecer relaciones entre ellos y, además, crear un lenguaje común a todos que evitara confusiones al referirse a los mismos seres en distintas partes de nuestro planeta. Sin un sistema de clasificación que use nombres únicos, sería muy difícil hacer referencia a un ser vivo en particular; es importante que todos los demás estudiosos sepan con exactitud de cuál se está hablando, ya que los nombres comunes son locales y varían en los distintos países e incluso dentro de las diversas regiones de un mismo país. Por ejemplo, en Morelia hay una planta ornamental, muy utilizada para embellecer los camellones, que se conoce como “camelina”; en la Ciudad de México, la misma planta se denomina “bugambilia” o “buganvilia” y tiene otra enorme cantidad de nombres en otras ciudades o regiones de habla hispana (entre otros: veranera, trinitaria, santa Rita, flor de papel), y muchos más aún si consideramos otras lenguas. Pero si nos referimos a esta planta como Bougainvillea glabra, será reconocida aquí y en China, pues es su nombre universal.

¿Cómo se clasifican los seres vivos?

La taxonomía es la rama de la biología que se encarga de la clasificación de los seres vivos. Los organismos se ordenan de manera jerárquica dentro de categorías o niveles taxonómicos en los que cada nivel superior incluye a los niveles inferiores. Es decir, la clasificación de los organismos se realiza partiendo de una base de características generales; en el nivel siguiente éstas son más específicas, y así según nos movemos hacia los niveles inferiores. Los niveles taxonómicos son los siguientes: 1. Dominio (Superreino) 2. Reino 3. División (en plantas) o Filo –Philum– (en animales) 4. Clase 5. Orden 6. Familia 7. Género 8. Especie

A continuación, damos un ejemplo de clasificación taxonómica de una planta y otro de un animal:

Es necesario señalar que entre los niveles citados hay muchos subgrupos, como subreinos, subdivisiones o subfilos, subclases, subórdenes, subgéneros, subespecies, razas, variedades, etc., pero éstas son las ocho grandes categorías.

Todos los organismos que pertenecen a un nivel comparten las características fundamentales típicas del nivel, y como éstas son cada vez más particulares a medida que pasamos de categoría, los organismos que están en un mismo género serán más parecidos entre sí que los que pertenecen al mismo orden pero que no comparten el siguiente nivel. Las características pueden ser morfológicas (tienen que ver con la forma), fisiológicas (están vinculadas con las funciones del organismo), genéticas (se refieren a la composición de los genes), ecológicas (son aquellas vinculadas al medio en el que habitan) y otras más.

Analicemos el caso del ser humano. Pertenece al dominio Eukarya o Eukaryota, o sea que sus células tienen núcleo verdadero; al reino Animalia, es decir, el de los animales; al filo Chordata, de los animales que tienen una cuerda o cordón nervioso dorsal, en nuestro caso, una columna vertebral (por lo que pertenecemos al “subfilo” Vertebrata); a la clase Mammalia, en la que están los animales cuyas características elementales son tener glándulas mamarias y pelo; a la orden Primates, al que también pertenecen los monos o simios, cuyas características comunes es que tienen cinco dedos en manos y pies,

NOMBRE COMÚN BUGAMBILIA SER HUMANO

DOMINIO

REINO

Eukarya

Plantae Eukarya

Animalia

DIVISIÓN O FILO Magnoliophyta Chordata

CLASE

Magnoliopsida Mammalia

ORDEN

Caryophyllales Primates

FAMILIA Nyctaginaceae Hominidae

GÉNERO

Bougainvillea Homo

ESPECIE Bougainvillea glabra Homo sapiens

pulgar oponible y una estructura dental común, entre otras; a la familia Hominidae, que comparte con orangutanes, gorilas, chimpancés y bonobos, todos primates bípedos que tienen un comportamiento complejo; al género Homo, palabra que en latín significa hombre y que incluye al ser humano moderno y a sus más cercanos parientes ya extintos; a la especie Homo sapiens, que quiere decir “hombres que tienen la capacidad de pensar”. En la relación taxonómica existe un conjunto de características que comparte el hombre con otras especies y, en el último nivel, características propias y exclusivas de nuestra especie.

¿Cómo se nombra a las especies?

La manera en que se nombra a las especies se remonta al siglo XVIII, cuando Linneo creó el sistema de nomenclatura binomial que se sigue utilizando hasta nuestros días. Este sistema, como su nombre lo indica, consta de dos partes. La primera se refiere al nombre del género, y la segunda al nombre de la especie. Así, podemos mencionar por ejemplo a Zea mays (maíz), Megaptera novaengliae (ballena jorobada) o Trichechus manatus (manatí). Cuando hay subespecies, el nombre de éstas se agrega en último lugar. El nombre del género y la especie se escribe en letras cursivas; además, por acuerdo internacional, el nombre del género siempre va en mayúscula y el de la especie en minúscula. Los idiomas que comúnmente se utilizan para nombrar a las especies son el griego antiguo y el latín, por ser lenguas muertas que no sufrirán cambios en su uso; aunque también se usan nombres “latinizados”, es decir, palabras comunes o nombres de personas o lugares que se modifican para parecerse al latín, como es el caso de Lacandonia schismatica, una planta que se descubrió apenas en el siglo pasado en la Selva Lacandona, en la que el nombre del género hace referencia a la zona geográfica donde se distribuye. Esta especie, por cierto, es endémica.

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Lacandonia schismatica, planta endémica de la Selva Lacandona.

Actividad

A continuación, propongo una actividad para desarrollar en el aula. Se muestran las siguientes imágenes a los alumnos (que pueden trabajar de forma individual o en equipos) para que las agrupen de acuerdo con ciertas características. Pueden hacerlo como ellos decidan, pero deben justificar su decisión.

Una vez que terminen de clasificar, deben presentar su trabajo ante sus compañeros. Mostrarán los grupos que formaron y el criterio para hacerlo. Como guía para su exposición pueden considerar las siguientes preguntas:

• ¿Cuántos grupos formaron? • ¿Qué características tomaron en cuenta para separar a estos organismos en grupos? • ¿Fue fácil o difícil decidir si un ejemplar pertenecía a un grupo o a otro?

Todos los organismos de esta actividad pertenecen al Filo Arthropoda, que quiere decir “pies articulados”. Son animales invertebrados (que carecen de columna vertebral y esqueleto interno), tienen un exoesqueleto o integumento (cobertura exterior dura) y sus apéndices o patas son articuladas. Si observamos con detenimiento una pata, veremos que está conformada por varios segmentos; cada una se mueve de manera independiente de las demás. En este gran grupo están incluidos los insectos, los arácnidos, los crustáceos y los miriápodos. En las fotografías sólo están representadas las clases Insecta y Arachnida.

• ¿Cuántos equipos lograron separar las imágenes en dos grupos?

A continuación, en el grupo, lean en voz alta el siguiente texto.

Características de las clases Insecta y Arachnida

stock.xchng Clase Insecta Organismos que presentan ojos compuestos, tres pares de patas, un par de antenas y comúnmente dos pares de alas, aunque éstas pueden estar muy reducidas o ausentes. Su cuerpo está dividido en tres secciones reconocibles: cabeza, tórax y abdomen. La cabeza tiene las antenas, los ojos y el aparato bucal, que puede ser muy variado dependiendo de los hábitos alimenticios del insecto, pero siempre está formado por piezas móviles. Del tórax salen las patas y las alas. Aquí encontramos, por ejemplo, a grillos, abejas, libélulas, mariposas, moscas, mosquitos, escarabajos, catarinas, hormigas y avispas, entre otros.

Clase Arachnida Organismos que presentan ojos simples y cuatro pares de patas, además de que carecen de antenas, pero tienen quelíceros (piezas bucales que sobresalen) y un par de pedipalpos (primer par de apéndices, antes de las cuatro patas; pueden llegar a ser muy grandes). Su cuerpo está dividido en dos secciones: el cefalotorax y el abdomen. Los apéndices (pedipalpos y patas locomotoras) salen del cefalotórax. Entre los arácnidos están las arañas, los escorpiones o alacranes, los ácaros y los opiliones.

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• ¿Cuántos equipos o alumnos lograron identificar de manera correcta a los ejemplares pertenecientes a cada una de estas clases?

Los que no lo hicieron pueden intentarlo otra vez utilizando la nueva información que aportaron los equipos.

Finalmente, plantear al grupo la siguiente pregunta:

Y entonces…, ¿las arañas son insectos?

Dejar que los equipos intercambien opiniones y respondan argumentando el porqué. Por último, se debe de concluir que aunque es común que muchas personas confundan a las arañas con insectos, luego de esta actividad ya saben que no lo son.

Para terminar el ejercicio, se puede solicitar a los alumnos que piensen en un nombre para cada especie, tomando en cuenta el sistema de nomenclatura binomial, sin olvidar utilizar nombres latinizados.

Después de este primer ejercicio sobre clasificación y nomenclatura, hagamos uso de la creatividad para elaborar actividades similares con otros tipos de organismos, como diferentes plantas, hongos y otros animales como anfibios, mamíferos, reptiles y aves.

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