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Los derechos de las personas, ¿nacen de los conflictos?
E INCERTIDUMBRES
Los derechos de las personas,
¿NACEN DE LOS CONFLICTOS?
Paula R. Ghione
Los niños y jóvenes viven en un mundo en donde la mayoría de las cosas ya vienen dadas o están construidas; es decir, preexisten independientemente de ellos. Es más, muchas de ellas están tan simplificadas en lo que a esfuerzos se refiere, que suponer que en algún momento de la historia no fue así resulta inimaginable. Los derechos, por ejemplo, se presentan en sus vidas de una manera tan natural que pareciese que siempre hubieran existido. Mostrarles que se trata de una conquista social y una consecuencia de muchísimos años de “no derecho” es una construcción que sólo puede llegar de la mano de la escuela.
el tema implica una buena oportunidad para hacer historia; y digo hacer y no aprender historia porque creo que la historia, desde la enseñanza, debería convertirse en un instrumento que sirva para explicar, problematizar y desnaturalizar el presente en confrontación con el pasado. A diferencia de lo que haría un historiador al investigar un momento del pasado, la escuela debe proponerse presentar el pasado como puente con el presente y herramienta para mostrar cambios y permanencias respecto de las sociedades actuales. Por lo tanto, lanzarnos a un contenido puntual del pasado sin hacer un nexo con algo del presente que resulte significativo para los alumnos transforma a ese contenido en una “extrañeza” tal que resulta imposible construirlo como conocimiento vinculante en el marco de información que tienen nuestros alumnos.
Ahora bien, tanto la historia como el presente desde la perspectiva de las ciencias sociales no podría ser pensada sin los actores sociales, en un espacio social y en un tiempo histórico determinados. No es posible pensar una sociedad sin contexto, sin actores sociales y, por lo tanto, sin conflicto,1 porque para ello sería necesario concebirla como un todo homogéneo, sin
1 Conflicto: estado caracterizado por la coexistencia de motivaciones o tendencias contradictorias.
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La sociedad ideal-infantil sería aquélla en la que todos pensemos y hagamos lo mismo. La escuela no puede seguir este pensamiento infantil.
divisiones, desigualdades e intereses opuestos. Obviamente esto sería una utopía no sólo al pensar la sociedad misma con estas características sino también al pensar el objeto de conocimiento de las ciencias sociales como área a trabajar. El conflicto es uno de los principios explicativos que dan propiedad al mundo social mismo; es decir que, así como a una pelota no podríamos dejar de pensarla en términos de sus características, inherentes al cuerpo mismo (el rodamiento, por ejemplo), las sociedades tampoco serían factibles de ser interpretadas o analizadas desde una de sus propiedades, en este caso el conflicto, entre otras.
El pensamiento infantil supone una sociedad armónica, casi ideal a modo de ver de algunos docentes; siempre fue igual y conformada sólo por una idea dicotómica de seres buenos y malos, reorientados rápidamente por el bien al modo de las películas de superhéroes.2 La socie-
2 Ver Aisenberg, Alderoqui, citado en la bibliografía. dad ideal-infantil sería aquella en la que todos pensemos y hagamos lo mismo, con pocas posibilidades de cambio y mucho menos de conflicto. La escuela no puede seguir este pensamiento infantil; por el contrario, debe problematizarlo e incluir el verdadero objeto de conocimiento social. Tal vez el problema resida en creer que el conflicto es un obstáculo, que es antagónico a la paz, cuando en realidad no son mutuamente excluyentes. Para ello, resulta indispensable analizar el conflicto desde uno de los lugares centrales de las ciencias sociales: el de motor de cambio.
Un poco de historia con el contenido
A lo largo de la historia, cada época estuvo signada por conflictos entre grupos antagónicos cuya resolución dependió de la ideología dominante. En muchos casos, la resolución llevó varios años o siglos e incluso muchos aún persisten, aunque con ciertos matices que lo diferencian del que lo originó. Tal es el caso de la exclusión de los grupos aborígenes y la lucha por el reconocimiento de sus derechos étnicos; lucha que todavía prevalece en distintas regiones de América.
Hubo circunstancias en las que “el poder” intentó mitigar los problemas por la fuerza sustentada en la idea de superioridad. Esto estaba legitimado desde el sistema, por lo cual algunos grupos quedaban anulados como entidades. En esos casos, la desigualdad social se consideraba natural y, como consecuencia, el conflicto quedaba censurado pero latente; con el tiempo, esta supresión desencadenó fuertes choques armados. Claros ejemplos de esto fueron la conquista de América; la Inquisición; la esclavitud negra y el Holocausto nazi, entre otros.
En cada momento de la historia, los conflictos estuvieron motivados por diferentes causas
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y las soluciones dependieron del sistema de gobierno y de la conformación social. En los casos del absolutismo,3 modelo imperante hasta el siglo XIX en los territorios europeos, las decisiones estaban en manos de unos pocos: los reyes y la Iglesia. La base de estas sociedades no era la igualdad social, justamente porque la concepción que regía en ese contexto no era la suposición de igualdad entre las personas; por lo tanto, los derechos sólo pertenecían a algunos y no podían ser cuestionados.
Sin embargo, los opositores al sistema que pugnaban por reconocimiento social y político siempre estuvieron presentes. Así sucedieron hechos tan importantes como la Revolución Francesa, la rebelión armada de Tupac Amaru y la resistencia de su grupo inca en Perú, y tantos otros. Lamentablemente, los cambios más importantes de la historia ocurrieron después de hechos terribles como “los Mártires de Chicago”, cuando se conquistaron las leyes laborales reguladas que hoy tenemos.
3 Régimen político cuyo poder se encuentra concentrado en manos de una sola persona, el monarca o rey. La autoridad de éste tenía poder divino, ya que se consideraba que era el delegado de Dios en la Tierra y, por lo tanto, el único habilitado para gobernar, junto con sus herederos. Este sistema prosperó en casi toda Europa entre los siglos XVI y XVIII. No siempre las leyes eran para todos, ni todos eran considerados ciudadanos Hasta bien entrado el siglo XIX, los sistemas jurídicos no representaban a todas las personas; no todos eran considerados ciudadanos e incluso, seres humanos. En las colonias americanas, sólo eran reconocidos como ciudadanos, la “gente decente” o los vecinos criollos o españoles que habitaban esos territorios. Por esta razón, eran los únicos habilitados para participar activamente en la vida política y decidir el futuro de todos los habitantes. Los negros esclavos ni siquiera entraban en la categoría de “seres con alma”, por lo tanto, no eran personas para la sociedad; y los indígenas se incluyeron en una categoría creada en el contexto colonial: la de “indio”, para diferenciarlo claramente del conquistador y ubicarlo así en la situación de “explotado”.4
Esto ocasionaba más de un perjuicio para los que no estaban incluidos en la ley: por un lado, el de darle más poder a las minorías quienes promulgaban leyes que sólo representaban sus propios intereses; y, por el otro, el uso y abuso de la vida de las personas sin que éstas pudiesen defenderse de lo que consideraban injusto pero que no estaba escrito en ningún lado.
4 Ver G. Bonfil Batalla. La exclusión de los grupos aborígenes y su lucha por el reconocimiento de sus derechos étnicos es un conflicto que todavía prevalece en distintas regiones de América.
Después del Holocausto de la Segunda Guerra Mundial, los gobiernos se pusieron de acuerdo en la creación de leyes universales basadas en la idea de igualdad de todas las personas.
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Así fue como en el contexto de la conquista americana, las Leyes de Indias decían que los nativos americanos eran propiedad de los reyes y por consiguiente debían trabajar para ellos sin leyes laborales que los protegieran de los maltratos, limitaran las jornadas laborales, etc. En la última Revolución Industrial, los niños eran considerados una mercancía valiosa para trabajar en las fábricas, eran explotados y mal pagos, cada vez a edades más tempranas…
Fue necesario pasar por el Holocausto de la Segunda Guerra Mundial –cuya ideología fue la superioridad de un grupo sobre otros y la matanza de millones de seres humanos– para lograr que los gobiernos se pusieran de acuerdo en la creación de leyes universales basadas en la idea de igualdad de todas las personas. Éste va a ser un concepto muy importante para la época ya que, hasta ese momento se hablaba de capacidades o limitaciones raciales.
La igualdad garantiza la protección de todos los hombres frente a la arbitrariedad. En este punto resultó de vital importancia la palabra escrita en forma de leyes.
Tuvieron que transcurrir cientos de años y millones de muertos para que se plasmara la concepción de igualdad entre los hombres en la Declaración Universal5 de los Derechos Humanos (1948).
De todas maneras, antes, en los siglos XVIII y XIX, muchos territorios habían comenzado a constituirse como países independientes y para ello se tornó indispensable la creación de una Constitución que organizara los sistemas de gobierno y la convivencia de las personas. En muchos casos esto llevó muchos años de luchas, peleas, guerras y desencuentros internos.
Tanto cada constitución a nivel de los Estados nacionales –como la Declaración de los Derechos Humanos a nivel mundial– terminaron reconociendo derechos y garantías en un plano de igualdad,6 y establecieron un piso de derechos que pueden ser juzgados si no se cumplen. Sin embargo, hay algunas deudas pendientes: por ejemplo, al explicitar valores que respon-
5 La idea de universalidad es puesta en duda por varias disciplinas sociales puesto que esta declaración deja fuera aún hoy a muchos países del mundo pues no se toman en cuenta sus particularidades culturales. Como ejemplo de ello, podemos citar a los países árabes, entre otros. 6 Esta idea de la Declaración como “universal” está discutida, ya que hay muchos países que quedaron por fuera de la ONU en la construcción de las mismas; sin embargo, esto no le quita legitimidad como conquista social frente a la inexistencia de derechos en un plano mundial.
den a una perspectiva occidental y “cristiana”, se dejan afuera, de alguna manera, todos los valores de aquellas culturas que no encuadran en esos principios. Aquí entonces se pone en cuestión la idea de “universal” para la declaración mencionada, ya que no contempla los “otros puntos de vista” no occidentales; es decir, deja fuera la “alteridad”.
Ahora bien, también fue necesario pensar que no existen normas o leyes que sean eficaces sin sanciones preestablecidas para la transgresión de las mismas. Para ello se crearon organismos o instituciones encargadas de hacerlas cumplir. Por esta razón, en cada país y en el mundo existen organismos judiciales que velan por el cumplimiento de las leyes. Es obligación de cada uno presionar para que esas funciones se cumplan, ya que el descrédito en la justicia no nos debe llevar a la resignación y anomia sociales.
Para tener en cuenta
Artículo 1: Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos...
Artículo 2: Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
Artículo 8: Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución o por la ley.7
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La educación es un derecho humano fundamental, esencial para poder ejercer todos los demás derechos.
7 De la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948).
Algunas propuestas para trabajar en la escuela
• Trabajo con el reglamento de diferentes juegos.
Se pueden abordar instrucciones diferentes de un mismo juego. Es importante trabajar con las ideas previas que los alumnos tienen acerca del sentido de las reglas de los juegos. • Trabajo con las normas de convivencia de la escuela. Construcción de la normativa del aula.
Establecer comparaciones entre normas a construir entre todos y las que ya existen.
Reflexiones acerca de la modificación de las normas: ¿qué condiciones se tienen que dar para poder modificar las normas ya construidas? ¿Todas son factibles de modificación? • Abordaje de la importancia de la palabra escrita por sobre la palabra oralizada en situaciones problemáticas cotidianas. • Construcción del concepto de sanción como necesaria para el cumplimiento de las normas. Puede ser trabajado desde problemas cotidianos.8 • Trabajo con la Declaración de los Derechos del Niño.9 Sería importante pensar con ellos por qué fue necesario escribir derechos que parecerían obvios. Se sugiere hacer presentaciones de historias de vida reales del pasado o de la actualidad.10
A modo de conclusión
Siempre que trabajamos en la escuela en el área de ciencias sociales es necesario dar cuenta del objeto de conocimiento que tenemos la obligación de enseñar.
No es cierto que existan contenidos “lavados” de complejidad social ni tampoco ausentes de actores sociales.
Es nuestra tarea pedagógica ser agentes de enseñanza de un contenido que posibilite la entrada de todos los mundos en la escuela pero centrados en la pertinencia de la realidad social. No existen mundos vedados ni prohibidos para nuestros alumnos (eso también es una postura política) y mucho menos la idea de que algunos mundos por ser tan complejos no tienen posibilidad de ser abordados. Justamente de lo que se trata es de romper nuestras propias resistencias como docentes en la idea de que el mundo social es uno y que ese mismo es el que tenemos la obligación de trabajar desde la teoría científica y no desde el sentido común.
Sólo así será posible repensar la función social de la escuela como transmisora de contenidos relevantes para la vida en sociedad y nuestro lugar de agentes de lo que ella debe transcurrir, jerarquizando los contenidos que van a ser enseñados.
8 Sería importante que los maestros les ofrezcan a los niños y jóvenes contraargumentaciones a sus planteos en lugar de parrafadas moralizantes, ya que la idea es facilitar una construcción de estos conceptos y no una aceptación porque así lo dice el maestro. 9 Se pueden seleccionar aquellos artículos más representativos. 10 Extraer fragmentos de historias relatadas por niños que viven en la guerra hoy en día; relatos de refugiados; historias sobre el trabajo infantil luego de la Revolución Industrial; así como también la contradicción del trabajo infantil en nuestros días.
Bibliografía sugerida AISENBERG B. y S. Alderoqui, “Para qué y cómo trabajar en el aula con los conocimientos previos de los alumnos: Un aporte de la Psicología genética a la didáctica de estudios sociales para la escuela primaria”, cap VI de
Didáctica de las ciencias sociales 1, Paidós, Buenos Aires, 1994. BONFIL Batalla G., “Identidad y pluralismo cultural en
América Latina”, Editorial de la Universidad de Puerto
Rico, San Juan, 1992.