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La lectura y la escritura en jóvenes de Valle de Chalco. Una construcción social

NOSOTROS

La lectura y la escritura en jóvenes de Valle de Chalco

UNA CONSTRUCCIÓN SOCIAL*

Amílcar Saavedra Rosas**

Para Enicar, que ha mirado 18 lunas llenas de junio

La aproximación cabal a las culturas juveniles siempre resulta cauti-

vadora. En este caso, interesa conocer cómo los jóvenes de Valle de Chalco, en el Estado de México, que cursan la educación secundaria se relacionan con la cultura escrita: cómo se autorreconocen como lectores o como no lectores, cómo incide en su relación con la palabra escrita la comunidad a la que pertenecen y qué tipo de acuerdos sociales establecen al iniciarse en la lectura y la escritura.

Al indagar en los trayectos de vida, encontramos la voz de los jóvenes en testimonios orales, diagramaciones y textos escritos que dan cuenta del sinuoso camino que han recorrido para hacerse del código escrito, y que, además, evidencian tanto las prácticas escolares que dejan su huella, como las dificultades para ingresar a la cultura escrita.

Mirar el valle

Yo nací en el valle del Popocatépetl a inicios de la década de los sesenta, en Ayotla –nombre que quiere decir lugar de las tortugas–, en una de las primeras unidades habitacionales de este país, formada por edificios y casas construidas en serie, a un costado de la carretera federal México-Puebla, junto a Tlapacoya, Estado de México. Ayotla es una población ancestral, donde los sembradíos y un lago temporal que se formaba en época de lluvias recibían parvadas de patos, que llegaban, según se dice, desde Canadá.

* Artículo basado en la tesis Los jóvenes de educación secundaria del Valle de Chalco y la construcción social de la lectura y la escritura (2014), presentada por el autor para obtener el grado de maestría en el Instituto Superior de

Ciencias de la Educación del Estado de México (ISCEEM-Chalco). ** Coordinador pedagógico del Programa Escuelas de Tiempo Completo (PETC).

Titaa Malik en www.facebook.com/pages/Ayotla-Estado-de-Mexico En la Unidad Ayotla, una fábrica textil marcaba el ritmo de la vida de los habitantes. Ahí estudié la primaria. La hora de entrada a la escuela se correspondía con el silbato de vapor de la fábrica que anunciaba el cambio de turno. Los obreros, cansados, regresaban de su extenuante jornada al mismo tiempo que otros entraban presurosos, con sus overoles color caqui o azul oscuro, Exterior de la fábrica de Hilados y Tejidos Ayotla textil mientras los niños corrían a la entrada del (ca. 1960) edificio escolar. Así transcurrieron mis siete años en la primaria; sí, leyeron bien, siete años… algún día platicaré qué se hace o se deja de hacer para ir a una escuela primaria durante siete años. La secundaria fue un gran descubrimiento, lo cual permitió que en tres años me entregaran un certificado. Ha pasado mucho tiempo desde entonces; sin embargo, aún me reúno cada año con mis compañeros para recordar aquella época, hablar de travesuras y de algunos maestros que, por convicción, ofrecieron algún libro o lectura a aquellos chavos de la periferia de la gran ciudad del Distrito Federal que “parece que no sabían qué querían”.

Primera y última oportunidad

El ingreso a la Normal a fines de los años setenta, en la antepenúltima generación de estudiantes normalistas que cursaron sus estudios en cuatro años, me llevó a estar a los 19 años ante un grupo de adolescentes, de casi mi propia edad, en una secundaria de Santa Martha Acatitla, delegación Iztapalapa, en el Distrito Federal, un lugar difícil pero donde aprendí dos cosas: una, lo interesantes que son los adolescentes, y dos, que hacía falta estudiar y saber más.

Estudiar Psicología Social fue la decisión. Terminé la universidad al mismo tiempo que se derrumbaba la Ciudad de México en 1985, evento que marcó mi vida como la de muchos otros. Colaborar durante dos años en un proyecto de desarrollo social en el barrio de San Antonio Tomatlán, en el centro de la capital del país, fue mi compromiso con la ciudad que había visto caer el 19 de septiembre. En ese lugar, descubrí que los libros y la lectura pueden ser solidarios compañeros en situaciones difíciles y que no únicamente sirven para estudiar. Así conocí en 1987 los Libros del Rincón, un proyecto editorial y de formación de lectores en las escuelas públicas de educación básica, al cual me integré. En él seleccioné libros e invité a maestros a leer y compartir con sus

alumnos la lectura impartiendo talleres en muchas comunidades de todos los estados de la República Mexicana, durante doce años.

Después participé en el Programa de Joven a Joven del Consejo Nacional de Población (Conapo), consistente en una línea telefónica de apoyo para brindar orientación, asesoría y referencia interinstitucional sobre temas de interés para los jóvenes del país. Luego estuve a cargo de los centros de Desarrollo Comunitario y las estancias infantiles de la delegación Coyoacán, esto a finales de los años noventa, cuando el siglo XX daba su último suspiro.

Así, de manera simultánea, vi cómo ese gran valle donde había un espejo de agua que crecía en temporada de lluvias y recibía a parvadas de aves que llegaban del norte del continente para refugiarse del frio, a principios de los años ochenta se fue llenando de casas precarias con personas de diferentes partes del país, pero principalmente del oriente de la metrópoli, en particular de Ciudad Nezahualcóyotl, las cuales contravinieron la naturaleza hasta apropiarse de lo que hoy se conoce como Valle de Chalco. Y como ya lo he expresado, a partir de mi formación profesional me ha interesado investigar cómo los niños más pequeños, los de edad preescolar y los jóvenes se relacionan con la cultura escrita, para evitar que los niños requieran siete años para terminar su escuela primaria o, en algunos casos, que en realidad son muchos, no concluyan la educación básica o, en la peor de las situaciones, no aprendan a leer. Al estudiar la maestría en Ciencias de la Educación en el Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México (ISCEEM-Chalco), no necesité más que voltear a ese gran valle que está a las faldas del Popocatépetl para saber cuál sería mi tema de investigación: cómo los jóvenes del Valle de Chalco se relacionan con la cultura escrita.

El proyecto

Para realizar el estudio, acudí a un grupo de jóvenes que cursaban la educación secundaria en Valle de Chalco, con el propósito de indagar sobre su comprensión de la lectura y la escritura, los elementos de contexto que se tejen para incidir y dar forma a la construcción social de la cultura escrita (Kalman, 2004), y también, sobre aquellos ámbitos y transiciones que inciden en dichas construcciones: la familia, la escuela (la enseñanza y el aprendizaje), los amigos, las experiencias de vida asociadas con la palabra escrita o simplemente las condiciones sociales que se traducen en su negación; en fin, las trayectorias de vida de los sujetos en relación con el propio objeto, así como otros elementos culturales que se asocian con dicha construcción.

Las preguntas que guiaron esta investigación fueron:

autorreconocimiento de los jóvenes como lectores y escritores? la cultura escrita? su relación con la cultura escrita? acuerdos sociales establecen los jóvenes que se inician en la lectura y la escritura? su contexto social?

Los referentes teóricos

La indagación para responder a las preguntas planteadas se efectuó desde una perspectiva que reconoce que la lectura y la escritura están inmersas en el tejido de relaciones simbólicas y reales de los jóvenes. Para llevar a cabo este acercamiento, recurrí a la “orientación-teórico-metodológica conocida como curso de vida, enfoque que investiga fundamentalmente cómo los eventos históricos y los cambios económicos, demográficos, sociales y culturales, configuran las vidas individuales y los agregados poblacionales –cohortes o generaciones–” (Blanco, 2011). En particular, según Tuirán, el curso de vida consiste en:

… una compleja configuración de roles y estatus que los individuos desempeñan dentro de diferentes dominios institucionales a lo largo de sus vidas, ya sea secuencialmente o de manera simultánea […] En este sentido puede decirse que el tejido institucional funciona simultáneamente como mecanismo estructurador y organizador del curso de vida y como portador de contenidos de conciencia que provee de imágenes organizadas (1995).

Reconocer las transiciones, los roles y los eventos sociales como estructuradores de actitudes y comportamientos asociados a la cultura escrita nos permite escudriñar los diferentes lugares donde socialmente se ubican los sujetos ante dichas prácticas.

Fry y Keith sostienen que el curso de vida es ante todo una construcción cultural, social e institucional. Ello se refleja en las representaciones colectivas de la biografía, en las definiciones acerca de su estructura interna y en los criterios

utilizados como estándares contra los cuales los individuos evalúan sus propias vidas. (Tuirán, 1996: 167).

De esta manera, el nacimiento del lector se da en un contexto donde los sujetos son determinados por el lugar en que se ubican en los estratos sociales; donde las prácticas de la lengua escrita, es decir, el acceso a la cultura escrita, está inmerso en relaciones de poder, en posicionamientos de poder sobre quién lee y escribe, qué se lee y escribe, quién lo decide, quién decide las convenciones normativas y ejerce poder a través de la lengua escrita (Kalman, 2004: 27), a lo cual podríamos agregar: lugar ocupo como joven ante la cultura escrita? En este sentido, es importante conocer los usos sociales de la lectura y la escritura, las concepciones y relaciones sociales que sostienen los jóvenes de Valle de Chalco como parte de la cultura escrita de su entorno y del mundo social al que pertenecen.

En el trabajo, identifiqué a los alumnos de la secundaria como jóvenes. Retomo la noción de juventud, en contraposición con la de alumno o adolescente, considerando que la de alumno constriñe al ámbito escolar el reconocimiento de experiencias en torno a la lengua escrita, y la de adolescente subraya una supuesta carencia de rasgos sociales de los sujetos. Ambos casos limitan la comprensión de las prácticas sociales de la lectura y la escritura que efectúan los jóvenes durante la educación secundaria.

La noción de juventud se encuadra desde el enfoque de curso de vida. Esto tiene, entre otras ventajas, la de reconocer que las personas se encuentran en constante movimiento desde su nacimiento hasta su muerte. Un movimiento que se caracteriza por transformaciones permanentes en los ámbitos físico, afectivo, económico, social y otros más, lo cual incide en la construcción social que los sujetos tienen de la cultura.

La metodología

Las consideraciones planteadas se pueden establecer en un objetivo: inda- gar sobre la conceptualización que los jóvenes tienen respecto a la lectura y la escritura, y sobre aquellos elementos del curso de vida que inciden en la

construcción social de tales conceptualizaciones. Empleé el enfoque de curso de vida para estudiar cuatro ámbitos: vivienda, escuela, familia, y lectura y escritura, los cuales se identifican como determinantes para acceder a la cultura escrita por parte de los jóvenes que cursan la educación secundaria.

Para tal efecto, integré a los jóvenes en lo que denominé un círculo de lectura. El propósito era crear un ambiente favorable a situaciones en proceso donde los jóvenes se asumieran dueños de la situación, con la oportunidad de externar su opinión sobre el objeto de estudio, y además, por nuestra parte, con la posibilidad de registrarlo por medio de una grabación de video. De este escenario, finalmente, se reapropiaron los alumnos, 16 jóvenes, hombres y mujeres, de primero a tercer grado de una escuela secundaria técnica de la región del Valle de Chalco. A partir de su iniciativa, se hicieron cargo de la videograbación de las sesiones, en las cuales se rescatan sus testimonios asociados con su experiencia, ejercicio y prácticas de la lectura, la escritura y su relación con la cultura escrita.

De camino a la escuela

Ninguno de los jóvenes es originario del Valle de Chalco, forman parte de una corriente migratoria intermunicipal proveniente de diferentes lugares, en su mayoría del municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México. Se trata de un proceso que se repite: llegar a un gran valle para iniciar un proceso de autoconstrucción.

Ejemplo de lo antes expresado es la ruta de vida de Alejandra, la cual muestra en su diagramación su trayecto de vida respecto al ámbito vivienda.

Ana Alejandra

Ejercicio de diagramación de trayecto de vida elaborado por Alejandra

Transcripción1

Este flujo migratorio referente en el acceso a la cultura escrita. Los pocos elementos asociados a la escritura y la lectura a los cuales se tenía acceso son abandonados en la casa de origen, como son los libros de texto y algún tipo de enciclopedia y de comportamientos lectores. Un joven afirma: “Yo tenía una enciclopedia, bueno había una en la casa y me gustaba verla”. Esto se debe a que la enciclopedia no pertenece a los padres de familia, sino a la familia ampliada, y a que en el traslado se privilegian algunos objetos culturales, como la televisión: poseen una, y en 25 por ciento de las casas disponen de dos.

Otro de los jóvenes menciona, refiriéndose a su familia ampliada: “En aquella casa teníamos todos los libros de primaria, bien ordenados, yo los leía… pero se quedaron allá en la casa de Neza”. De esta manera, el proceso migratorio implica desprenderse de objetos culturales y privilegiar otros: “Cuando mis papás supieron que veníamos a la casa de aquí, juntaron para la ‘tele’ y la compraron”.

El cambio de vivienda en estos jóvenes es determinante en varios ámbitos de su vida. A los 14 años, Norma Angélica registra en su ruta de vida siete cambios, a los 5, 7, 8, 9, 11, 12 y 14 años; sin embargo, al platicar sobre el tema identificó otro más. Veamos su registro:

Años 0 3 1 5 9 1 2 6 107 114 8 12 3 14 15 16

Naci en neza en el hospital de la mujer Vivia en nesa colonia las flores Me cambie en puente Rojo en la colonia del carmen Vivo asta horita en valle de chalco colonia nueva san Isidro

Ana Alejandra

Norma Angélica

Ejercicio de diagramación de trayecto de vida elaborado por Norma Angélica

1 En las transcripciones de los jóvenes se respetó su diagramación, redacción y ortografía.

También, en este proceso de migración, se distancian de los abuelos y, con esto, de la oportunidad de ser depositarios-poseedores de la historia familiar, la cual transmiten de forma oral los adultos mayores.

En este ámbito, únicamente dos jóvenes reconocen eventos asociados a la cultura escrita: uno, el regalo de un libro electrónico; y otro, la experiencia de que la madre participara de manera simultánea en el proceso de alfabetización. De esta manera, la cultura escrita poco incidió en los eventos identificados como significativos, en la mayoría de los jóvenes.

La vida familiar es evocada, principalmente, por tres tipos de eventos: el nacimiento de algún miembro de la familia, la partida o el regreso de algún miembro de la familia, y los cambios de vivienda.

Aprender a leer y escribir

Conocer las vicisitudes que han enfrentado los jóvenes del Valle de Chalco para ingresar al mundo letrado, a partir del aprendizaje y de la apropiación de este saber, nos permite conocer cómo se estructuran las formas de representación y conceptualización de la cultura escrita.

Contestar la pregunta ¿Cómo aprendí a leer y escribir? lleva a poner en la balanza la perspectiva del núcleo familiar, la escuela y el propio yo. Para dar respuesta, algunos jóvenes separan la pregunta en dos: ¿Cómo aprendí a leer? y ¿Cómo aprendí a escribir?, con lo cual dan cuenta de procesos matizados. En este caso, Gustavo, un alumno que cursa el primer grado de la secundaria, responde:

Texto original

Gustavo

Trascripción del texto

Gustavo

¿Como aprendi a leer aprendi a leer como ivamos muy seguido con mis primos y veia sus libros y dibujitos y me llamava la tención y cuando entre a primero pensaba que Yo nunca iva a leer y le puse mucho empeño y aprendi a leer primero tartamudea ndo mucho pero despues se me hizo facir de que empece a.

¿Como aprendi a escribir? Cuando leia ala ves me daba cuenta de como eran las letras y me las enseñaron a pronunciarlas y despues juntando las letras y sonidos aprendi a escribir pero escribir no me gusta para nada

En este caso, Gustavo señala el surgimiento de oportunidades de acercamiento a la cultura escrita al ser testigo de ejercicios de educación formal que realizan familiares en el hogar: aprendi a leer como ivamos muy seguido con mis primos y veia sus libros y dibujitos y me llamava la tención. También se manifiestan los temores y dificultades para transitar a una situación de alfabetización, sin dejar de lado las “huellas” que imprimen los métodos tradicionales escolarizados en los aprendices, Cuando leia ala ves me daba cuenta de como eran las letras y me las enseñaron a pronunciarlas y despues juntando las letras y sonidos aprendi

www.sep.gob.mx a escribir; de manera inmediata, con un tono sentencioso cierra afirmando: pero escribir no me gusta para nada.

A partir de lo expresado, podemos obtener una primera conclusión: uno de los aspectos más reveladores de las prácticas de lectura en los jóvenes del Valle de Chalco son las huellas que ha dejado el aprendizaje escolarizado del código escrito. Lo primero que los jóvenes son capaces de reconocer es la dificultad de acceso a su ejercicio y comprensión. Los testimonios escritos dan cuenta de dicha dificultad. Los métodos de enseñanza tradicional permean dicho aprendizaje, donde el descifrado, las prácticas de planas caligráficas, el aprendizaje del abecedario y todas aquellas prácticas que tienen que ver con procesos memorísticos dejan su huella. Es aquí donde se encuentran inmersos los jóvenes, más aún cuando la familia se interesa por la formación escolar, pues regularmente exige dichas prácticas incluso antes del ingreso al sistema escolar. Ello se explica porque los padres sólo reconocen esos referentes como vía de acceso al sistema de escritura; es decir, reconocen la lectura y la escritura como una conducta observable y dejan de lado que es una actividad intelectual.

Referencias

BLANCO, M. (2011). El enfoque del curso de vida: orígenes y desarrollo. En Revista Latinoamericana de Población, Argentina. KALMAN, J. (2004). Saber lo que es la letra: Una experiencia de lectoescritura con mujeres de Mixquic,

México: SEP-Siglo XXI Editores, Biblioteca de Actualización del Maestro. TUIRÁN, R. (1995). Dominios institucionales y trayectorias de vida en México. Ponencia presentada en la V Reunión Nacional de Investigación Demográfica, México. TUIRÁN, R. (1996). Transición de la adolescencia a la edad adulta en México. En Carlos Welti (editor), Dinámica demográfica y cambio social. México: PROLAP.

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