problemas SIN NÚMERO
Círculos TANGENTES Claudia Hernández García* Shutterstock
Durante el siglo XIX, las matemáticas empezaron
a avanzar en una nueva dirección y su alcance se expandió más allá de los caminos trazados por los antiguos. Para éstos, las matemáticas proporcionaban un modo de hacer enunciados precisos acerca de cantidades, líneas, ángulos y puntos. Se dividían en aritmética, álgebra y geometría, y constituían una parte vital del currículum antiguo porque ofrecían algo que sólo la teología se atrevería también a proclamar: una visión fugaz dentro del ámbito de la verdad absoluta. El ejemplo más importante era la geometría. Era el instrumento más impresionante y potente creado por los matemáticos. Euclides creó un bello andamiaje de axiomas y deducciones que llevaban a verdades denominadas ‘teoremas’. Estas verdades llevaron a un nuevo conocimiento de los movimientos de los planetas, nuevas técnicas para la ingeniería y el arte; las más grandes ideas de Newton se alcanzaron por medio de la geometría. La geometría no se veía meramente como una aproximación a la verdadera naturaleza de las cosas, sino que era parte de la verdad absoluta sobre el Universo. Como parte de unas sagradas escrituras, los grandes teoremas de Euclides se estudiaron en su lenguaje original durante miles de años. Eran perfectamente verdaderos, y ofrecían a los seres humanos un atisbo de verdades absolutas. JOHN D. BARROW
Tomado de John D. Barrow (2017). El libro de la nada. Traducción de Javier García Sanz. Ciudad de México: Booket, p. 174. John David Barrow es físico, matemático y divulgador de la ciencia de origen británico. Es profesor del Centro para las Ciencias Matemáticas de la Universidad de Cambridge en Inglaterra y director del Proyecto Matemáticas del Milenio, cuyos esfuerzos están orientados a enriquecer el entendimiento de la sociedad en este campo del saber.
* Técnica académica de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM.
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CORREO del MAESTRO
núm. 264 mayo 2018