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calavera
Historias del gato, el matapacos y la calavera
Después de algunos meses de reflexivo encierro, creo que es momento de comentarles que he tenido acaloradas discusiones con mis compañeros de departamento, mis roomies, un gato chino de la suerte, de esos que mueven el brazo automáticamente, una reproducción en miniatura hecha de lana del querido matapacos y una calavera mexicana. Bueno, a veces se incorpora el indio pícaro, pero no siempre, sus intereses están en otro lado.
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Normalmente estas discusiones se dan en los momentos de alimentación, al desayuno, almuerzo u once, que es cuando estoy mucho tiempo en la cocina. Casi siempre parte el gato chino quejándose de su abandono frente a la mesa de centro, de lo poco que me ve, que le gustaría tener mas luz y así, después continua el matapacos, siempre con mucha claridad y bajando la ansiedad del gato, también me hace notar mis errores y como deberíamos proseguir para zanjar este recurrente problema, posee una gran claridad del contexto departamentil y nacional, es siempre una gran ayuda.
Los otros roomies intervienen poco, la Calavera Mexicana algo más, intenta dar sus opiniones pero se limitan normalmente a decir “Pinche cabrón que jodes, déjanos tranquilos” y claro, siempre pide que compremos más tequila. El otro compañero es peor aún, casi no dice nada y cuando
Cuando el aislamiento nos une | 69
lo hace es sólo para hablar sandeces, chistes cochinos, tula esto, tula esto otro, tula a los políticos, y así, a eso se limitan sus comentarios.
Como podrán ver, somos un grupo bastante heterogéneo, diverso y agradable, pero aún así, y a pesar de la linda experiencia que ha sido para mí, hay personas que me dijeron que no debía compartir estas historias. Creerán que estoy loco, que un gato de la suerte chino, un matapacos de lana y una calavera de México no pueden hablar y que sólo es muestra de lo mucho que me han afectado estos meses de encierro, pero solamente es envidia de nuestra gran amistad.
Francisco Javier Cabrera Caviedes
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Historias confinadas