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Tiempos de cuarentena

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Uno más

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Tiempos de cuarentena

Son las seis, desconecté el Zoom y estoy frente a mi ventana en esta habitación-oficina. Veo cómo la gente pasa de un lado a otro usando un nuevo accesorio que, podríamos decir, es tendencia en estos días: la tan cotizada mascarilla… Esta debe combinar con la ropa, cartera y zapatos… Hay que cuidarse, pero con estilo, ¿o no?

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Van 113 días de encierro, pero la verdad es que no me afecta demasiado. Creo que las restricciones de permisos que mis padres tuvieron conmigo años atrás, me prepararon para este momento… ¿Será acaso que los padres son visionarios y siempre nos preparan de la mejor manera para enfrentar el futuro?

Sigo perdida en mis pensamientos y me asombro de ver cómo esta habitación, en cuestión de minutos, pasa de ser una oficina a sala de reuniones, gimnasio, bodega, zona de juegos… Entonces, me pregunto, ¿de verdad necesito tanto espacio?

Por otro lado, la batería de mi auto ya se descargó por no uso… Entonces, me pregunto, ¿de verdad necesito un auto?

Se acerca mi hija pidiendo que le haga un dibujo: “Mamá, dibuja un sol”. Dibujo un sol. “Además, lluvia”. Dibujo lluvia. “Y algo más: arcoíris”. Dibujo un arcoíris. “Mamá, ¡faltan las personas!”. Dibujo personas. “Pero, mamá, las personas no

Cuando el aislamiento nos une | 185

tienen su mascarilla. El virus, recuerda el virus… No hay que tocar a la gente porque nos podemos resfriar, ¿cierto?”. Dos años y diez meses y ya habla de mascarillas, virus. A esa edad qué sabía yo de mascarillas.

Son tiempos de cuarentena, tiempos para pensar, detenernos y mirar a nuestro alrededor. ¿Qué es lo que realmente importa? ¿Qué cosas no necesitamos y nos consumen tanto tiempo? ¿Qué pierdo con no salir? ¿Qué gano estando aquí? No tengo las respuestas, sólo sé que hoy puedo decir que estoy, aquí y ahora, viviendo mi presente y valorando mi familia. Me contacto a distancia con amigas. Trabajo. Corro. Duermo. Como. Leo.

Disfruto del “a-h-o-r-a”. Por años, pasé viviendo para el futuro, pero me olvidé de vivir el presente. La cuarentena deja eso: aprendizaje, crecimiento y, ¿por qué no decirlo? Nos deja humanidad. Aún hay esperanza para poder corregir y volver a tener un mundo en el que vale la pena vivir.

Por algo se dice que debemos ver el lado positivo de las cosas… Son las siete, es momento de transformar esta habitación en gimnasio.

Verónica del Carmen Andrade Sandoval

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Historias confinadas

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