Tiempos de cuarentena
Son las seis, desconecté el Zoom y estoy frente a mi ventana en esta habitación-oficina. Veo cómo la gente pasa de un lado a otro usando un nuevo accesorio que, podríamos decir, es tendencia en estos días: la tan cotizada mascarilla… Esta debe combinar con la ropa, cartera y zapatos… Hay que cuidarse, pero con estilo, ¿o no? Van 113 días de encierro, pero la verdad es que no me afecta demasiado. Creo que las restricciones de permisos que mis padres tuvieron conmigo años atrás, me prepararon para este momento… ¿Será acaso que los padres son visionarios y siempre nos preparan de la mejor manera para enfrentar el futuro? Sigo perdida en mis pensamientos y me asombro de ver cómo esta habitación, en cuestión de minutos, pasa de ser una oficina a sala de reuniones, gimnasio, bodega, zona de juegos… Entonces, me pregunto, ¿de verdad necesito tanto espacio? Por otro lado, la batería de mi auto ya se descargó por no uso… Entonces, me pregunto, ¿de verdad necesito un auto? Se acerca mi hija pidiendo que le haga un dibujo: “Mamá, dibuja un sol”. Dibujo un sol. “Además, lluvia”. Dibujo lluvia. “Y algo más: arcoíris”. Dibujo un arcoíris. “Mamá, ¡faltan las personas!”. Dibujo personas. “Pero, mamá, las personas no Cuando el aislamiento nos une | 185