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Tarjeta bip
Tarjeta bip
Un día mi tarjeta bip ya no tuvo valor, estaba cargada pero no la podía usar para dirigirme al colegio donde durante 25 años hice clases.
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Era verdad estaba confinada en un departamento con mi marido, mis dos hijas adultas y además un computador desconocido en mi vida laboral.
Así en el confinamiento comencé a impartir clases online sin saber como ingresar a la plataforma. Primero, vi muchos tutoriales, que no podía retener tan información, mi vida había cambiado, lo que siempre había realizado durante años ya no servía. Entre llanto y desesperación comencé a conectarme, mis colegas jóvenes fueron mis mejores guías.
Los días comenzaron a ser más largos realizando planificaciones y vídeos interminables, pero aprendiendo las nuevas tecnologías.
También a través de la cámara he sido una contenedora emocional de esos pequeños ojitos transparente que me esperan día a día.
Paralelo vida familiar sin ver a personas amadas durante meses, ver la miseria y egoísmo de muchos.
Pero debo decir que no ha sido fácil, pero soy fuerte, estoy sana y tengo mucha esperanza que todo saldrá bien. Solo puedo decir que extrañó los recreos en el colegio.
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Historias confinadas
Espero poder pronto volver a usar mi tarjeta bip con ruta a mi vida cotidiana llena de risas de niños.
María Daniela Garrido Sepúlveda
Cuando el aislamiento nos une | 137