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Maniobras discretas para silenciar al oponente

p o s i b l e s

Para los representantes de la corriente económica dominante existen dos formas de amordazar al adversario intelectual.

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La primera consiste en ignorar sus trabajos: una indiferencia practicada con gran agrado, ya que su omnipresencia mediática les deja poco tiempo para leer. La segunda se basa en acallar a las ramas universitarias que promueven otro enfoque diferente.

Serie de máscaras de papel realizadas por el artista Steve Wintercroft. En su página web Wintercroft.com expone las imágenes “en situación” que le envían aquellos que compran sus obras.

↓ Alexander Zelikov, 2015.

Por mucho que la última crisis haya desacreditado la teoría económica predominante, sus promotores no han dejado de ocupar los sets de televisión, los gabinetes ministeriales y las universidades. Al imaginar su disciplina como una ciencia dura digna de la física “newtoniana”, los economistas provenientes de la teoría neoclásica* continúan expandiendo su representación mecanicista e individualista de la economía, en la cual unos agentes calculadores y racionales interactúan en multitud de mercados eficientes.

No obstante, otras corrientes de pensamiento nutridas de tradiciones críticas intentan resistir frente a la hegemonía neoclásica. Marxistas, postkeynesianos, regulacionistas e institucionalistas (véase el gráfico de la pág. 18), que tienen

en común la filiación de su disciplina en el ámbito de las ciencias sociales, representan alrededor de una tercera parte de los economistas. Estos “heterodoxos”, al querer describir la sociedad tal y como existe verdaderamente, prestan una atención particular a los aspectos históricos, jurídicos y políticos del funcionamiento de la economía. Algunas corrientes, como los postkeynesianos, llevan a cabo una forma de modelización matemática que no tiene nada que envidiarle a la practicada por los neoclásicos. Otros, como la Escuela de la Regulación, aseguran un enfoque más “literario” o conceptual.

En Francia, desde hace unos veinte años, los heterodoxos son excluidos de los altos cargos de la profesión. Aunque consiguen ser contratados como profesores titulares, las dos vías previstas para acceder al cuerpo de profesores universitarios en Francia –las oposiciones para ser profesor en la enseñanza superior y la calificación por parte del Consejo Nacional de Universidades (CNU), el organismo que gestiona la carrera de los profesores investigadores– se encuentran bajo la férula de los guardianes del templo ortodoxo.

Los resultados de la investigación publicada por la Asociación Francesa de Economía Política (AFEP) son concluyentes: mientras que la heterodoxia aún se veía representada en torno al 18% en las nuevas contrataciones de profesores universitarios entre 2000 y 2004, esta proporción cayó al 5% (6 heterodoxos para 120 puestos) en el periodo de 2005-2011. El resultado: los heterodoxos desaparecen de las cátedras universitarias. Ahora bien, son los profesores que dirigen los másteres, las escuelas doctorales o los laboratorios los que presiden los jurados de tesis y componen los comités de selección de sus pares. En resumen, sin ellos es imposible hacer vivir una escuela de pensamiento... a menos que se abandone la disciplina económica. Frédéric Lordon, por ejemplo, ha acabado migrando a la rama “Filosofía” del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS, sigla en francés); por su parte, Bernard Friot, François Vatin y Philippe Steiner se han unido a la rama “Sociología” de sus universidades para poder continuar libremente con sus líneas de investigación y realizar el seguimiento de doctorandos.

A pesar de no haber puesto en tela de juicio a la ortodoxia económica de forma duradera, la crisis de 2007-2008 permitió el restablecimiento de otros discursos, como el de John Maynard Keynes sobre los “espíritus animales” que mueven los comportamientos económicos, sobre todo los relacionados con la inversión. El economista británico, al refutar la hipótesis neoclásica de la racionalidad y de la omnisciencia de los agentes, afirmaba así en su Teoría general del empleo, el interés y el dinero, publicada en 1936, que para las decisiones de inversión a largo plazo, lo que predomina no son las probabilidades sino la incertidumbre y que, frente a esto, la actuación económica está repleta de determinantes pulsionales y miméticos. En estas condiciones, ya que la inestabilidad económica y financiera es inevitable, resulta arriesgado contar con la “eficiencia” de mercados desregulados.

En septiembre de 2014 se suprimió un obstáculo con la casi suspensión del proceso de oposiciones para la enseñanza superior, conocido por su conservadurismo y por su clientelismo. Actualmente, el proceso que hay que seguir para ser profesor es el mismo que en las demás disciplinas: obtener la “calificación” del CNU y, a continuación, presentar la solicitud para un puesto. Los candidatos heterodoxos, al haberse librado de las oposiciones, no se encuentran por ello menos enfrentados a la barrera de la rama actual “Ciencias Económicas” del CNU, la rama “05”, controlada estrechamente por los ortodoxos.

Queda una solución para evitar la desaparición total de las corrientes alternativas y resucitar, antes de que sea demasiado tarde, el pluralismo en la disciplina: la creación de una segunda rama de economía en el CNU. Esta estuvo

a punto de ver la luz del día, ya que el Gobierno de Hollande se comprometió para con la AFEP, a finales de diciembre de 2014, a crear a título experimental una rama “Instituciones, Economía, Territorio y Sociedad”; 300 investigadores heterodoxos se preparaban para entrar en ella.

Pero no se contaba con la respuesta de los ortodoxos, muy decididos a cortar de raíz cualquier posibilidad de un pensamiento económico diferente. La ofensiva más decisiva fue la de Jean Tirole. El galardonado con el “Premio del Banco de Suecia en Ciencias Sociales en Memoria de Alfred Nobel” dirigió una carta al Gobierno para impedir esta “catástrofe” que promovía, según él, “el relativismo del conocimiento, antecámara del oscurantismo”. Misión cumplida: el proyecto se dio entonces por enterrado. n

↑ Kristina Makeeva, 2013.

↖ Q. Pedro, 2016.

← Nataly Saab, 2016.

Las fuerzas de la geología transforman el planeta y las de la economía moldean el mundo. Por ejemplo, ¿qué tienen en común la Francia reciente y la de 1950, en la que hacían falta seis años de trabajo para producir tanta riqueza como en doce meses en 2015? Sin embargo, el crecimiento económico no ha cumplido todas sus promesas. Antaño sinónimo de progreso, en la actualidad evoca el productivismo, la contaminación y la huida hacia adelante de una sociedad que se condena a la catástrofe ecológica. Pero, ¿era el crecimiento una etapa indispensable del desarrollo? ¿Sigue siendo deseable para los países industrializados? ¿Se puede imaginar un capitalismo que respete por fin la naturaleza?

↑ Trabajador del sector petrolero durante la pausa para comer, Kilgore, Texas, 1939. → Hélice de una fábrica de gas natural, Texas, años 1950. ↓ Yacimiento de petróleo de Goose Creek, Baytown, Texas, 1919. El descubrimiento, a partir de 1901, de nuevos yacimientos de “oro negro” en Beaumont hizo del estado de Texas un pionero de la industria petrolera y marcó el inicio de un primer boom petrolero, que duró hasta los años 1940.

Fotografías de Guillaume Collanges, extraídas del reportaje Austin, la ville verte au pays du pétrole, realizado en 2015. Austin, la capital de Texas, invierte masivamente en las energías renovables, las cuales deberían satisfacer el 55% de sus necesidades energéticas de aquí a 2025. ↖ El campo solar de Webberville produce 35 megavatios por 150 hectáreas. Es una de las numerosas instalaciones pertenecientes a Austin Energy, sociedad gestionada por la ciudad.

↑ Se han distribuido centenares de bicicletas de uso libre. Y las bicisendas se multiplican. ← El prado en el barrio de Mueller. Este proyecto urbano construido en el antiguo aeropuerto ha ganado varios premios por sus casas de bajo consumo energético y su urbanismo a escala humana. ↓ Laboratorio de investigación sobre la producción de agrocombustibles a partir de levaduras, Universidad de Texas.

II ¡Producir más, cada vez más!

IDEA A DEBATIR “El crecimiento es prosperidad”

Tanto la clase política como la prensa contienen la respiración cada vez que se anuncian las cifras de crecimiento. Pero el producto interno bruto (PIB)*, que registra la evolución anual de la riqueza en un país, no mide correctamente el bienestar de la población. Este indicador fetiche deja en la sombra la cuestión de su reparto y de los daños colaterales ecológicos del productivismo.

↓ “Manif de droite” (Manifestación de derechas), Bruselas, 2012.

Estas manipulaciones en clave de parodia, creadas por el colectivo artístico Restons vivants (Permanezcamos vivos) en 2003 durante el movimiento de los trabajadores temporales del mundo del espectáculo, continúan saliendo a la calle con eslóganes como “¡CAC 40, CAC 40, sí, sí!” o también “¡Menos Assedic [asociación para el empleo en la industria y el comercio], más criados!”.

“A hora tenemos que trabajar de forma prioritaria en el crecimiento”, declaraba el entonces presidente de la República Francesa Nicolas Sarkozy cuando se dirigió a los franceses en su mensaje televisivo del 31 de diciembre de 2011. Durante la campaña presidencial de 2012, François Hollande afirmó como si se tratara de un eco: “Sin crecimiento no hay reactivación económica ni creación de empleo”. ¿El crecimiento como primera condición y como medida para progresar? Esta creencia no resiste frente a cuatro constataciones simples.

En primer lugar, hablar de crecimiento es mencionar el incremento de un indicador económico: el producto interno bruto (PIB)*. Este establece la cantidad de riqueza (se habla de valor añadido*) producida por el conjunto de los sectores de la economía monetaria, por oposición a la economía no monetaria (el trabajo doméstico, la ayuda mutua, el bricolaje, etc.). Pero, tal y como lo explicaba maliciosamente el senador demócrata Robert Kennedy en 1968, “el PIB lo mide todo... salvo lo que hace que merezca la pena vivir la vida”. La Comisión para la Medición del Rendimiento Económico y del Pro- greso Social, reunida por Francia en 2008-2009 bajo la dirección del economista Joseph Stiglitz, hizo suyo este punto de vista. El crecimiento del PIB no tiene en cuenta la evolución de las desigualdades (se puede tener un buen crecimiento que solo beneficie al 1% más rico), los componentes esenciales para el bienestar, como son las actividades domésticas o voluntarias, ni algo que se convierte en un daño colateral masivo del crecimiento: la degradación de los patrimonios medioambientales. Devastar las selvas tropicales para plantar soja transgénica o cultivos para agrocombustibles es “bueno para el PIB”, ya que este último no contabiliza lo que la humanidad pierde en riquezas no monetarias durante esa destrucción.

Un mundo finit o ¿Vive mejor la gente, y es mejor la sociedad, en los países con el mayor PIB por habitante, fruto de un crecimiento pasado más intenso? Se puede responder utilizando un gran número de variables: esperanza de vida, acceso a la educación, pobreza, desigualdad de ingresos, desigualdades entre hombres y mujeres, violencia y homicidios, etc. Para todas estas variables, el resultado es concluyente: es cierto que, entre los países pobres, existe cierta “correlación positiva” entre estos criterios y el PIB por habitante (o el producto nacional bruto [PNB]*, su gran vecino); no obstante, por encima de un nivel mínimo que en Francia se superó en los años 1970, desaparece. Así pues, el “progreso humano” y el “progreso social” se deben a otros factores determinantes y a otras políticas distintas a la riqueza económica y al crecimiento.

En tercer lugar, la falta de concordancia entre crecimiento y

“progreso” se convierte

Estados Unidos Reino Unido mAle ania

Franciaa

aaIt li

La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) adoptada en 1992 divide a los países signatarios en dos grupos: los países citados en el anexo I (industrializados o en transición) y los países que no figuran en el anexo I (en vías de desarrollo). Los progresos necesarios negociados toman en consideración esta distinción. La mayoría de los países se comprometieron a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero al firmar el Protocolo de Kyoto (1997).

Países industrializados Países en vías de desarrollo

Sudáfricaudáfri

No signatarios de la CMNUCC

Fuentes: Gregg Marland, Carbon Dioxide Information Analysis Center; SASI Group, Universidad de Sheffield; Mark Newman, Universidad de Michigan, 2008; www.worldmapper.org.

India China reaCo Surdel

Taiwán K gonHong

Singapururingap

La superficie de los países es proporcional a las emisiones nacionales en 2004.

Japón

en una contradicción cuando se plantean criterios ecológicos. Le debemos a un gran economista y filósofo estadounidense de los años 1960-70, Kenneth Boulding, el siguiente juicio de valor: “Aquel que piensa que un crecimiento exponencial infinito es posible en un mundo finito está loco o es economista”.

El crecimiento viene acompañado por emisiones y contaminaciones del aire y de los mares.

La primera explicación de esta contradicción es que los recursos naturales indispensables para cualquier tipo de crecimiento escasean cada vez más. Algunos no son renovables: los minerales y las energías fósiles. Su agotamiento está garantizado a más o menos largo plazo. Otros son renovables (la naturaleza puede reproducirlos según sus propias leyes y ritmos si se le da la posibilidad): agua, madera, tierras cultivables, recursos pesqueros (de los medios marinos)... Pero estos recursos están siendo explotados actualmente muy por encima de su capacidad de reproducción, según lo refleja el indicador de la huella ecológica (véase la pág. 34).

La segunda explicación reside en el hecho de que el crecimiento viene acompañado por múltiples emisiones y contaminaciones, en particular del aire y de los mares; y, sobre todo, por una sobrecarga de la atmósfera con gases de efecto invernadero, la cual se encuentra en el origen del cambio climático.

Última constatación: es muy probable que, independientemente de lo que se haga, el crecimiento, que en Francia ha disminuido de forma espectacular (ver gráfico) –al igual que en el mundo desarrollado–, siga siendo muy débil en el futuro. Por eso, el tema de una “prosperidad sin crecimiento” está ahora más que nunca a la orden del día. n

Variación anual del PIB real, en porcentaje + 8

+ 6

0 + 2 - 2 - 4 + 4 1950 1955 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010 2015 Fu ente: Organización para la Co operación y el Desarrollo Económicos (O CDE) . Francia Conjunto de países de la OCDE

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