El Hilo de Ariadna #8

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Año 2 - Núm. 8 - CDMX Septiembre - 2019

eko, 61 años colaboran

Stasia de la Garza Norma Salazar

Basia Batorska Andrés de Luna

Nedda G. de Anhalt Catalina Miranda

Fotografías de Norma Patiño


EKO, El inicio Stasia de la Garza g1e

E

ko primero habló en polaco, luego también en español. En polaco sostenía ele-

mentales conversaciones con su madre

y con su abuela, suficientes palabras para sa-

tisfacer sus más apremiantes necesidades, comer y dormir. Después, como buen niño mexi-

Eko a los 4 años, cuando empezaba su serie La ciudad de las hormigas. Retrato al óleo de Basia Batorska.

cano-polaco, su vocabulario creció para incluir

villancicos navideños y el Padre Nuestro, en

polaco, claro. Sus conversaciones en familia también eran en polaco hasta que entró a la es-

cuela. Allí el contacto constante con el español fue desplazando el idioma materno hasta que quedó sepultado hasta hoy, en algún lugar de su memoria.

g2e Héctor Stanislaw de la Garza Batorski, mejor conocido como Eko, refleja en su nombre el origen

mestizo de muchos mexicanos producto de la

segunda mitad del siglo pasado, ese mestiza-

je contemporáneo que reflejó la generosidad de

México con los trasterrados, refugiados, exiliados y apátridas europeos, víctimas involuntarias

de conflictos bélicos. Su muy norteño Héctor de la Garza intercala Stanislaw, en honor al santo

patrono de Polonia y remata a su apellido innegablemente regiomontano, Batorski de origen

tártaro, sus antepasados asentados en Polonia

desde el siglo XIII. Su nom de plume, Eko, le fue dado por su hermana Danuta que cuando era

muy pequeña y apenas empezaba a hablar, no

podía pronunciar Héctor y así surgió Eko, sínte-

sis de su nombre, es como ahora se le conoce profesional y personalmente. 2 El Hilo de Ariadna


g3e Igual que Alfonso Reyes, Eko en su infancia no conoció sombra, sólo resolana. Creció rodeado por las montañas de la Sierra Madre, por las rancherías vecinas de la casa familiar, ubicada en Chipinque, justo al pie de la monumental cordillera que alargaba por las tardes su sombra generosa sobre la casa. Creció con el silencio del monte, con el canto de las cigarras, el aullido de los coyotes por las noches, con el ulular del viento entre los matorrales y los mezquites y los resquicios de las piedras milenarias. Creció bañado por el sol, con el horizonte ceñido por un casi permanente color turquesa del cielo escasamente visitado por las nubes. Creció con el regalo de las lluvias para salir a bailar bajo los aguaceros celebrando su sorpresiva vista. Luego, creció envuelto por los fríos implacables que le hacían ansiar por los veranos calurosos. Mechones dorados adornaban su cabeza, su cabello castaño muy claro, casi rubio, era teñido también por ese sol que bronceaba todo el año su piel muy blanca. Un cortejo de perros y gatos lo acompañaban a él y a sus hermanas mayores cuando salían a jugar al jardín de pasto medio seco, amarillento con algunas hojas de un color verde agonizante. Mientras ellas jugaban por los alrededores de la casa y entre los surcos de los maizales de las rancherías, Eko, pequeño como era, prefería quedarse en el proyecto medio fallido de Edén que nuestra madre trataba infructuosamente de hacer florecer y reverdecer. Colocó rosales que flanquearon el pedazo medio seco de la parcela que tenía a un joven álamo plantado en medio. Era un jardín desprovisto de todos los adornos que podrían revelar que lo era. Tenía más arañas, tarántulas, alacranes y ocasionales víboras que plantas. Por fortuna los gatos y los perros medio mantenían a raya

Eko a los 15 años. Su carrera ya había empezado, tenía dos años de haber publicado por primera vez. Esta foto es la del diploma de graduación de la secundaria Ciudad de México, fundada y dirigida por Vicente Carrión, republicano español.

a las serpientes. El resto de los insectos, decía nuestra madre, se irían alejando porque detestan la presencia de los seres humanos. Creo que los insectos siempre encontraron muy agradable la convivencia con nuestra familia. Se fumigaba regularmente. Cada primavera, esa feroz primavera de Monterrey con sus refrescantes días de más de 30 grados de temperatura, preludio de los veranos de canícula, los rosales y el álamo se llenaban de tiernos y verdes brotes de hojitas que por unos días eran la promesa de flores y sombra. Pero justo entonces, en una sola noche, hordas de hambrientas hormigas rojas acababan con todo. No recuerdo que los rosales o el álamo tuvieran hojas por mucho tiempo. Los rosales semejaban un montón de varas medio secas y el árbol parecía estar eternamente en invierno,

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esperando reverdecer algún día. Las hormigas hacían su hogar justo en el centro del jardín. Un pequeño montículo de tierra, como una especie de volcancito, lo delataba. Iban y venían apuradas por todas partes. Hacían filas para entrar a la casa, cuyas puertas y ventanas siempre estaban abiertas esperando crear algún tipo de corriente de aire que aliviara el calor. Eko, siempre curioso, observador y audaz, las seguía. En cuclillas se ponía a un lado de la caravana a mirar cómo llevaban pedacitos de cosas inidentificables hasta su hormiguero. Iban y venían hasta que con la escoba y el Flit, ineficaz mata bichos hoy proscrito de los hogares y de la vida por ser un tremendo contaminante del medio ambiente (comercial eco-friendly), nuestra mamá las echaba al jardín. Pero, con todo y Flit, siempre regresaban. Eran una plaga. Sin embargo para Eko eran algo sumamente interesante, dignas de observación y exploración minuciosas. Eran más interesantes que los juegos de sus hermanas o las horas pasadas en el Jardín de Niños que nunca le gustó. Aún no sabía escribir, tampoco leer y ya dibujaba todo el tiempo. Un día, armado de una varita de madera, llegó hasta el hormiguero y lo empezó a picar y remover hasta que las hormigas salieron furiosas huyendo del ataque dispersándose por todas partes. Huida caótica y desenfrenada. Encontraron en su huida a Eko con sus pies calzados sólo con sandalias, pantalones cortos y una camiseta. Gritos, muchos gritos. Eko corriendo por todos lados, nuestra madre corriendo detrás de él, luego cargándolo y sacudiendo de su cuerpo y del de ella, a muchas hormigas que furiosas los mordían. Directo a la regadera con todo y ropa. Llanto, mucho llanto. Fue entonces que nació su primera serie de dibujos, La ciudad de las hormigas. Armado de papel y lápiz que nuestra mamá, Basia, pintora y grabadora, siempre proveía generosamente y colocado a una prudente distancia, empezó a retratar a sus víctimas y ver4 El Hilo de Ariadna

dugos, empezó a dibujar la imaginaria distribución del hábitat hormiguil. Durante mucho tiempo fueron el tema de sus dibujos, incluso cuando ya vivíamos en la Ciudad de México en el célebre Edificio Condesa. Con el tiempo los temas cambiaron, se olvidó de las hormigas. Eko nunca ha dejado de dibujar y pintar, como tampoco nunca ha dejado de llevar consigo papel y ahora plumas. Y un libro. Un día aprendió a leer (a edad muy temprana) y no ha parado.

g4e En esos años los vecinos y visitantes habituales de la casa, el departamento P-6 del Edificio Condesa, fueron algunos de los artistas, intelectuales y creadores más relevantes de lo que después se conocería como la Ruptura. Muy jóvenes todos incluida nuestra madre, llegaban a platicar sobre sus proyectos, a leer sus textos, a mostrar fotografías, a invitar a sus estudios, a galerías, al teatro, a proyecciones privadas de las obras creativas parteaguas de la cultura mexicana de la segunda mitad el siglo XX. Actrices, actores, cantantes, directores de teatro, pintores, músicos, escritores, poetas, galeristas, curadores, editores de libros y revistas, fotógrafos, directores de museos, directores de cine, periodistas, modelos, compositores, publicistas, coleccionistas, embajadores, en fin. Un ambiente creativo, culto, muy interesante y divertido rodeó la infancia y adolescencia capitalinas de Eko que siguió dibujando. Uno de los amigos de la casa, Rodrigo Moya vio sus dibujos. El tema había cambiado de la ciudad de las hormigas a los galeones españoles, nuevo interés producto de sus clases de historia y su ávida pasión por la lectura. Pasión que también lo caracteriza. El dibujo de un enorme galeón realizado en una sola línea se plasmó en


la portada de la revista que Moya dirigía, Técnica Pesquera. Le siguió la publicación de un dibujo en el suplemento cultural La Cultura en México de la revista Siempre!, cuyo director artístico era Vicente Rojo. Tenía apenas 13 años.

g5e Desde entonces, son muchos los litros de tinta que ha vertido en dibujos de delicada filigrana que tienen la fuerza de un estallido, tanto en México como en el extranjero, sobre kilómetros de papel que han recibido sus trazos, sobre muros, en libros, en periódicos, en revistas, en el ciberespacio, sus dibujos que son un diálogo silencioso y elocuente que Eko mantiene con sus amigos, con sus seguidores, con sus admiradores, con sus “lectores” —y también con sus detractores, sus censores—, son trazos que inquietan, conmueven, emocionan, provocadores siempre. Eko es transgresor y maestro de su oficio. Gran maestro.

g6e Un secreto. Eko es ciclista de montaña y urbano, y practica bikram yoga. Ambas, disciplinas extremas, como su obra.

g7e Otro secreto. Eko es autodidacta.6 Año 2 - Núm. 8 - Septiembre - 2019 5


el cumpleaños de EKO Nedda G. de Anhalt

D

enisse, Denisse, Denisse, qué pena contigo. Hace dos semanas te llegó una carta y por equivocación la abrí. Es de un admirador tuyo. Se ve que está loco por ti. Cuenta que vivió en Veracruz y, ahora, en la Ciudad de México, pero tiene un departamento en Madrid, al cual te invita. Quiere pasearte por muchos lugares. Te llama “chulona mía”. Piensa hacerte “emperatriz de la canela fina” ¿¿?? ¿Estará chiflado o qué? Da por hecho que se va a “armar la tremolina” cuando se metan en la cama. Pero antes, ¿sabes qué?, van a tomar un baño de tina con vino de Jerez, yummy, yummy. ¡Qué divertido! Ojalá a alguno de mis novios se le ocurriera algo así.

6 El Hilo de Ariadna

Fuera de todas esas locuras, la carta se entiende, aunque esté en letra manuscrita. El papel es grueso, blanco, de buena calidad. Envía dirección y todo tipo de datos. Sin embargo, me intriga que no mencionó a qué se dedica. ¿Será empresario, diplomático, o traficante de drogas? Y aquí me vas a perdonar por lo que hice, pues debí haberte avisado. Entusiasmada como estaba con “Agustín”, así se llama, escribí una nota invitándolo a la fiesta que vamos a dar en honor del cumpleaños de Eko. Espero que no se te haya olvidado. Se encargará de organizar el “guateque” una escritora de origen cubano, de nombre y

apellido difíciles (después te doy sus datos, la


dirección y cómo llegar). Vive en la colonia Bon-

dojito y su casa colinda con un terreno vacío que los vecinos usan para hacer sus pachangas; ahí será la fiesta. Vendrán hijos, más familiares, fans, ex esposas y ex amantes. Quizá sea una oportunidad para que conozcas a su madre, hermanas y una sobrina que lleva tu nombre. Las cinco son bellísimas, de verdad no sabes a cuál irle, en especial la sobrina porque se parece a ti. Todos la consideran una “copia infiel”, pues no heredó tu carácter. Te lo comento para que no te enceles. Ya sabes que, de todas las hembras, la favorita, la más bella, a la que él más quiere, eres tú. Tendremos mojitos y cervezas, congrí, no habrá plátano maduro frito. Nada de maduro; sólo plátano verde a puñetazos y mariquitas. Servirán también bolas de huauzontle con sal-

sa de mole, quesadillas de flor de calabaza con epazote y otras de huitlacoche. Ah, también para los que les guste la proteína, se cocinará gefilte fish y kipe. De los postres se encargarán la mamá, las tres hermanas y la sobrina que tienen fama de ser excelentes reposteras. Te aviso que de sorpresa encargué unas bolsas que se repartirán, al final, entre los invitados, con el postre favorito de Eko: muéganos. ¿Cómo lo supe? ♪♪ “Me lo dijo Adela”♪♪. No te he visto desde hace tiempo, pero a últimas fechas me fijé que estás presidiendo la primera plana de la revista El Hilo de Ariadna. Apareces siempre con una expresión post orgásmica que recuerda la obra del austriaco Franz von Bayros. Evocas a “La mujer dormida” pensando en su amado Popocatépetl. Año 2 - Núm. 8 - Septiembre - 2019 7


No conozco a la editora de esa revista, pero ya me cae bien por haberle hecho el merecido honor a Ariadna y a su famoso hilo. ¿No te parece escandaloso lo de Teseo? ¡Cómo se le ocurrió abandonarla en la isla de Naxos cuando fue la única persona que lo ayudó a vencer al Minotauro! Y si esta humillación no fuera suficiente, se enamora de su hermana menor, Fedra, y se casa con ella. Te digo, Denisse, que estos dioses, guerreros y héroes de la mitología griega, no sirven como modelos éticos a seguir. Además, traen confundido al bueno con el malo de la película y viceversa. Ahí tienes a Dionisio; de lujurioso y lascivo no lo bajan, ¿Y cómo se portó? Pues como un perfecto caballero. Fue a Naxos, liberó a Ariadna y se casó con ella. Pero yo no sería la persona indicada para juzgar, con tanta cola que tengo que me pisen. Y tú, mejor que nadie, lo sabe. Hay algo que te debí haber dicho. Excepto Keanu Reeves, Andy García y Clint Eastwood, que sí vienen al cumpleaños, el grupito de Hollywood que solía asistir, no se presentará. Andan en asuntos, negocios y rituales non sanctum. Pero la buena noticia es que ya, desde Pieria, vienen en camino las nueve Musas. Y ahora te voy a contar el chisme. Según me dijo Adela, Terpsícore no quería ir porque estaba ofendida con Eko. Él no le quiso hacer caso, y mira que ella usó todo tipo de seducciones. Quería que tú, Denisse, le entraras a la danza. Pero Eko no sólo tenía tu cuerpo definido, sino tu alma. Bailarina, según él, no ibas a ser. Por fortuna, Calíope, Erato, Thalía y las demás, la convencieron que fuese a la fiesta y dejara de ser tan quisquillosa. Ay, antes que se me olvide, con esta mala memoria que tengo, daddy y Vladimir te mandan saludos y que sean extensivos para Eko. Pues, ellos no vendrán a su cumpleaños. Consideran 8 El Hilo de Ariadna

un colosal desatino, en estos tiempos no nublados sino satánicos, organizar festejos. Con eso que se está decidiendo el futuro de la humanidad entre nacionalistas y los del club Bilderberg, más conocidos como globalistas. Con su “Agenda 21” que, por cierto, a cada rato le cambian nombre, ambos están librando una guerra donde peligra la supervivencia del planeta. ¿Sabes qué? papito y Vladimir son extranjeros, y no entienden la psicología del mexicano. Bueno, yo tampoco nací aquí, pero desde el primer viaje que hice con papi a México, le di el golpe al idioma español, a la salsa picosa y al zapote negro. ¿Por qué? Porque yo también soy fiestera de corazón y razón. Así que el cumpleaños de Eko se celebrará, aunque el mundo se caiga, Dios no lo quiera. Y por si tuvieses duda, ya están contratados marimba y mariachi. ¡Y ahora sí, te doy la mejor noticia que pudieras recibir! A ver si adivinas… Hoy, 11 de septiembre de 2019, recibí confirmación de Agustín. ¿Lo recuerdas? Es el que te escribió invitándote a Madrid. No conseguía boleto en las aerolíneas españolas, así que, viaja en jet privado para estar presente en el cumpleaños de Eko. ¡Qué tal! Pues parece ser un cantante. Y ahora me tienes aquí metida en el rollo de ayudar a la organizadora del guateque a conseguirle un piano. Pero lo solucionaré. No pregunto cómo vas a vestirte porque tú no estás en esa onda, y si te pusieras encima un saco de papas, de todas maneras te verías hermosa. Yo me pondré un vestidito aniñado y llevaré mi tradicional paleta en la boca y los lentes en forma de corazón que me han dado fama. See you later alligator, o como dirías tú —si pudieses hablar— “ahí nos vidrios”. Te quiere tu amiga, “Lolita”.6 12 de septiembre del 2019, Ciudad de México.


eKO: las visiones de un artista

H

Andrés de Luna éctor de la Gar-

podría tomarla Eko al ver

bujante que sabe

que colman de sensualidad

za Eko, es un di-

darle forma a sus sentidos y con ellos comparte las glorias del deseo atisbado

sin más. Sobre esta posibilidad del arte, el pintor

de origen polaco Balthus

(1908-2001), al igual que

la madre, Basia Batorska, discípula de Vlady,

escri-

bió: “He dibujado mucho, he dibujado para acercarme al

hombre, a sus emociones

sus extraordinarios dibujos y de erotismo los espacios

donde él ha participado, o

las obras que se han exhibido. Esas condiciones de las que habla Balthus también son parte de los dibujos de Héctor que sabe utilizar la

presencia femenina con ri-

gor, entendiendo que la ficcionalidad es parte esencial de toda obra de arte.

Participé con él en

interiores. Fue una escuela

un proyecto que todavía me

el dibujo estaba terminado

de Denisse (Grijalbo, Mé-

de paciencia, pero cuando

sentía que había avanzado personalmente, que era

más hombre, que estaba más cerca de los hombres.

Ese sentimiento de fraternidad seguramente me lo ha dado más el dibujo que la pintura. La idea de que me

estaba acercando a cierta

verdad.” (Memorias; 2019:

86) Esta reflexión también

llena de orgullo, fue El libro xico, 1990), que incluía un

prólogo de José Luis Cue-

vas, texto en el que dice: “Este artista excepcional un

día se presentó en mi estudio trayéndome un regalo formidable: un dibujo en el

que yo aparezco con Denisse. El extenuado soy yo.

La vampírica rubia, echada sobre mí, me exprime hasta

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la última gota. La expresión que Eko puso en mi

ideas conservadoras y hacerlas a un lado, en

y maldad mata en mí toda capacidad creadora.

por observar el nuevo día. De este modo, los

Eko encontré una advertencia: las Denisse son

la posibilidad de ser de un ser femenino que está

rostro es de un agonizante. Denisse en su lujuria

medio de nociones crepusculares que terminan

Por el pincel fálico se va la vida. En el dibujo de

censores de Denisse son los beatos que niegan

peligrosas y hay que evitarlas. Entiendo el men-

a un lado de nosotros, que bebe los néctares de

saje pero hago

la crueldad, pero

él.”

(Cuevas;

hace en los lí-

Cuevas

pacio, en la cer-

del humor, dejó

ella se ubica, sin

lidad de librarse

signos malsanos

que tiene la ha-

tén fuera. Esto

universo.

Ella

sonaje así, con-

cer contacto con

do a lo largo de

salir avante de

infranqueable

ción. Más que

aleja de situacio-

sotros debemos

En

caso omiso de

que siempre lo

1990: 8)

mites de su es-

con su sentido

canía de donde

abierta la posibi-

transmitir

de esta mujer

a otros que es-

bilidad de ser un

porque un per-

puede estable-

cebido e ilustra-

lo que quiera y

los años, es un

cualquier situa-

muro que nos

alejarla de no-

nes semejantes.

permitirle entrar,

caso, me tocó

luego,

cuando

suerte de voces

cuando nos pa-

ban los dibujos

esos

mi

jugar con ella y

establecer

una

se descuide o

que acompaña-

rezca peligrosa,

de Eko en El

entonces sí cerrar el libro o el suplemento. De-

libro de Denisse, hice una suerte de antología

ca nacional, sobre todo tan llena de censuras y

cos y modernos que ilustraban aquello que tan

ello esta mujer dibujada con el talento excepcio-

una mis modestas contribuciones a un libro que

nisse es un personaje único dentro de la estéti-

que recopilaba a una serie de autores clási-

desasosiegos, que teme hasta su sombra. Por

bello aparecía en el volumen. Por ejemplo, en

nal de Eko se transfigura y es capaz de devorar

estaba al margen de este tipo de referencias,

10 El Hilo de Ariadna


Anaïs Nin anota que: “He conocido otros ángeles del sexo. Es maravilloso verlos cambiar. Esos ojos claros a cuyo través es posible ver esos cuerpos que adoptan poses tan bellas y armoniosas, esas manos delicadas…” Para Eko su presencia en el suplemento sábado, dirigido por Huberto Batis, resulta fundamental. Aquí los cartones ilustrados por el dibujante se veían como verdaderos atisbos, como revelaciones que semana a semana ponían al personaje de Denisse delante de nuestros ojos para satisfacer nuestra sed de algo distinto. Denisse encarnaba algo que nosotros hubiéramos querido realizar o que ni siquiera nos podíamos imaginar que fuera posible. Ese ser oscuro que habitaba en nosotros aparecía al ver a la mujer vengadora y maligna, esa rubia que era la encarnación de algo que transitaba alrededor de nuestras almas perdidas. Lo cierto es que reíamos al encontrarnos con esa mujer dibujada con el arte magistral de Eko, que formaba parte del suplemento sábado, entre otras publicaciones donde el artista participaba con sus obras. Si se conoce a Eko uno se encuentra con un hombre amable y generoso, una imagen que contrasta con el personaje principal de sus dibujos. Él se ha desprendido de la visión violenta de la rubia a través de dibujarla y convertirla en la villana de infinidad de situaciones. Eko es un amigo cordial, un maestro indudable del dibujo y un compañero que siempre que se le encuentra tiene algún gesto que habla de sus bondades ante la vida. Así que rendimos homenaje a un hombre que ha sabido deleitarnos con la magia de sus dibujos magistrales.6 Año 2 - Núm. 8 - Septiembre - 2019 11


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eKO: Mis primeros recuerdos núbiles Norma Salazar

P

uede suceder en cualquier lugar para poder sorprenderte. Ver una aparición fantástica en un estudio o biblioteca como el de tu casa y descubrir, en un restirador un caos como el de tu padre, algo súbito. Atendí a mi curiosidad entre fotografías aéreas, cartografías a escala, de pronto entre tantos dibujos, fotos, escalímetros, brújula, prismáticos, encima un periódico disperso en todo ese desorden de mi papá, un suplemento cultural con un título coloquial: sábado. Me arrebató la mirada su portada con un dibujo nada convencional, inmediatamente lo tomé entre mis manos, lo sostuve y salí del estudio para buscar un rincón de la casa, me escondí entre el ramal más sólido del hule que

se encuentra en la parte posterior del jardín para contemplar a esa mujer con nombre Denisse. Miraba su desnudez provocativa nada común, dije: “¿Quién puede dibujar esto?”, estaba firmado en un extremo con tinta negra “Eko”, me olvidé de leer el resto de las secciones del periódico, y de echar un vistazo a las fotografías entre sus páginas, quise cortar el dibujo nada más, pero era el diario de papá, lo había tomado de su restirador, no sabía si lo había leído ya, además, me causaba pánico que llegara a descubrir que había entrado a su estudio y acercado al restirador. Cuando estudias en un colegio de orden religiosa franciscana, con monjas, y además estás a nivel internado, debes ser buena niña para

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esperar los fines de semana y poder estar con tu familia. Era una joven preparatoriana que vivía entre dos mundos opuestos, pero al ver ese suplemento que me deslumbró, decidí portarme mucho mejor para tener una nueva compañía entre mis libros, mi espacio. Papá dejaba los diarios en un lugar específico después de leerlos, yo, cuando podía, iba a sacarlos y sólo recortaba a Denisse; me obsesioné tanto con el personaje, era mi secreto. Mi padre no siempre estaba en la ciudad o en el país. Pero siempre alguien vendría por mí cada fin de semana, sabía que tenía una compañía que me esperaba en el revistero de la entrada de la casa, sí, mi compañía, aunque el dibujante no lo supiera, me había obsesionado con su personaje. Pasaron algunos años, si miras el horizonte buscas una luz, pides lo mejor para los 14 El Hilo de Ariadna

tuyos, asimismo que te den fuerzas para seguir adelante. Se cumple con asombro lo que tu destino tiene guardado para ti. Sólo espera su tiempo. Conocí ya en mis años universitarios, para ser exactos en el segundo año de mi primera carrera, al escritor Raúl Renán, una leyenda entre las letras mexicanas de la segunda mitad del siglo XX, ¿quién diría que seríamos pareja por

más de veinte años?, que tenía entre sus amistades y amigos, más que amigos, a una familia entrañable, por adopción. Raúl Renán conoció hace unos ayeres a Eko por la amistad de sus padres, la pintora Basha Batorska y su esposo Héctor de la Garza, quienes se divorciarían tiempo después; Raúl visitaba a una mamá con niñas y a un hermanito viviendo en la ciudad de México. Así me platicaba Renán: “Cada sábado que podía iba a visitarlos para desayunar; el desayuno se convertía en un fin de semana


eterno.” Cuenta Raúl Renán: “Nena, iba a visitar a Basha, ya me esperaban, no sabes Normita, no olvido cuando bajaban las escaleras en

fila india puras nenitas capitaneadas por Stasia

(hermana mayor), hasta el final un niño bonito,

era Héctor, brillaban las sonrisas en sus rostros, gritaban felices: ‘Ya llegó Raúl’.”

El tiempo de sus vidas los separaría, pero

siempre se sabían uno de los otros y los otros

de Raúl Renán por amistades comunes. Éste

no es un cuento o ficción, es una realidad que el Todopoderoso nos regaló, un reencuentro en nuestros cruces de vida. Tengo el honor, el lujo de ser amiga de la familia De la Garza, conocer,

estrechar nuestros lazos de cariño con respeto para Basha, la familia Reider de la Garza, por

supuesto a Eko, a quien admiro por su trabajo por el que siento un inmenso cariño.

Fue una satisfacción ver a Raúl Renán

trabajar su poesía al lado de Eko, sin imaginarme que viviría un sueño realizado, querer co-

nocer al ejecutante de los trazos y detalles en Denisse. Siempre me preguntaba de jovencita:

¿Cómo será el dibujante? ¿Qué pensará? ¿Qué sentirá? La vida es irónica, me regaló un gran hombre benevolente que me hizo muy feliz, me

recompensó en poder conocer a mi héroe di-

bujante. Raúl Renán sabía que Denisse era mi

compañía, que me hacía sentir menos sola los fines de semana, por supuesto también las Capitulares, esas letras que hablaban por sí mis-

mas. En nuestras charlas íntimas, Renán sabía mi obsesión por los dibujos de Eko como mi

admiración y pasión de la obra de otro grande:

Amedeo Modigliani. Él tan sólo suspiraba hasta que una tarde me dijo: “Vamos a comer, luego te tengo una sorpresa Nena”. Raúl, como todo funcionario, atendía a la distancia, me observaba. Llegó el momento, se abrió una puerta al otro extremo de la sala por donde entran los presen-

tadores para estar en una salita privada antes de comenzar el evento. Un hombre alto, con lentes, observó de frente al público y viró su mirada al otro extremo de la sala, donde Raúl Renán se encontraba; luego, también Raúl Renán haría lo mismo, no quitar la vista de aquel hombre con atuendo sencillo, pero elegante por el color blanco aperlado de su traje, llamaba la atención, no sé qué pasó, inmediatamente los dos caminaron de frente, reitero, sin perder la vista fija al frente, con pasos decididos, lograron abrazarse. Fue impactante, no se soltaron, al contrario, abrazados platicaban, se volvían a abrazar más y sonreían; de pronto me miraron, hablaba Raúl sin dejar de mirarme, no sé qué le decía. Conocí a Eko en la Sala Manuel M. Ponce, del Palacio de Bellas Artes, en una presentación literaria, al verlo me desplomé en mi asiento. Terminó la presentación, Raúl fue a buscarme hasta mi asiento para presentarme a Eko, lo demás no lo escribiré porque lloro de alegría, no puedo contenerme ni escribirlo, me invaden las lágrimas porque fui testigo de cómo dos excelentes hombres se querían con mucho respeto, se admiraban, no existía la diferencia de edades, eran sólo ellos, entrañables, demostrando su calidad humana. Recordaban los años mozos cuando trabajaron en el suplemento cultural sábado, hicieron una dupla única con mucho profesionalismo, deleitando a los lectores con El nacimiento de las capitulares (ver www.editorialariadna.com/elhilo-de-ariadna) siempre Denisse engrandecida, como debe ser un protagónico sublime ante lo inexplicable del más puro Erotismo. Termino, querido Eko: sigo tu obra de arte, además sigo recortando tus dibujos de los diarios: Milenio, El Universal, La Crónica, tengo tus libros, me fascina mi morralito color negro con un dibujo del personaje Denisse que sacó Ediciones El Ermitaño. Enhorabuena Héctor De la Garza Eko.6 Año 2 - Núm. 8 - Septiembre - 2019 15


Denisse: Musa de Eko Nedda G. de Anhalt A la memoria de Marie Jose Paz

I. Eko

H

éctor Stanislaw de la Garza Batorski,1 decidió adoptar el nombre de Eko cuando inició su carrera de dibujante a los doce años en La Cultura en México que dirigía entonces, Carlos Monsiváis. Desde ese momento hasta la fecha, este enfant terrible se reveló como un artista original que dibujaba lo que nadie dibuja. 1 Dato proporcionado por Stasia de la Garza.

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¿Por qué habrá escogido ese pseudónimo para inmortalizarse? El nombre de “Echo”, que en griego se pronuncia “Eko”, proviene de una ninfa consentida de Zeus. La tenía exclusivamente para entretener a la celosa Hera, su cónyuge, ya que Zeus era un marido infiel. Echo estaba ahí para hablarle sin cesar y así distraerla, mientras él llevaba a cabo sus aventuras amorosas. Cuando Hera se dio cuenta, montando en cólera la castigó. Algunos estudiosos afirman que la dejó muda; otros, que la condenó a repetir las palabras de los demás. Esa podría ser una hipótesis para explicar la mudez de Denisse. Aunque tal vez, la mitología griega nada tuvo que ver en


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esta decisión. Y si se puso Eko, ¿lo hizo por ser lo más cercano, en sonido, a su nombre, Héctor? De igual interés sería determinar cómo nació Denisse, un personaje auténticamente memorable, pero la creación artística, como bien señala Stefan Zweig,2 es un misterio que gira en torno de un firmamento espiritual. Y éste, en ocasiones, puede ser caótico y difícil de explicar. Podemos suponer que Eko, en el proceso de crear a Denisse, se olvidó de él mismo, o quizá no lo hizo; mas, ensimismado como estaba en su sueño, corrió hacia él. No sería posible aclarar si ese cabello largo y lustroso, esas curvas tan perfectas de su cuerpo surgieron en el primer dibujo, o tuvo que hacer varios intentos hasta llegar a la imagen deseada. ¿Lo haría con lápiz y después a tinta? Habrá que preguntárselo. Pero sí podemos afirmar que al obtener esa excelencia creativa, fue como el alemán Albert Durero3 o del zacatecano Julio Ruelas, porque Eko, como ellos, siempre ansió lograr en su obra la perfección.

II. Denisse El nombre Denisse con doble “s” significa “protegida de Dios”.4 No hay que confundir a “Deniz”,5 escrita con “z”, que tiene el mismo sonido, pero significa “mar”, en el idioma turco. Denisses famosas han habido varias, pero ninguna como la de Eko. Veamos. Su creador la dotó con una salud indestructible, por lo cual, ella nunca padecerá lupus, tuberculosis, rucus, cáncer, Alzheimer 2 Stefan Zweig, El misterio de la creación artística, Ediciones Sequitur, Madrid, 2007. 3 Agradezco a la pintora Pilar Castañeda la preciosa historia que me contó del cuadro de Durero donde inmortalizó las manos de su hermano el minero. 4 Dato proporcionado por Rafael Ibarra. 5 Dato proporcionado por Nina Dana.

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y un largo etcétera de enfermedades siniestras. Denisse no es como las demás mujeres que derrochan su dinero en maquillajes, perfumes y cremas. Ella no necesita usar ropa de marca ni joyería alguna. Es verdad que Eko no le adjudicó familia, país y religión, sumiéndola así en una soledad inhumana. Ignoramos si cursó primaria o estudios universitarios. Mucho menos, si fue a algún college en el extranjero. En los trípticos donde ella aparecía en el suplemento sábado, del diario mexicano unomásuno, cuando lo dirigía Huberto Batis, no la vimos asistir a mítines políticos. Y si observamos con atención, la veremos siempre jugando. Esos juegos de Denisse se volvían rituales. No podría ser de otro modo, porque esa actividad lúdica proviene de las obsesiones y pasiones que la gobiernan. Y ello parece un sinsentido, porque es libre de inventar lo que su imaginación fogosa y enardecida le dicte. ¿Es Denisse considerada una flor del mal? Quizá. Bien mirado, esta niña-mujer muestra en su rostro una expresión erótica de plenitud orgásmica que la hermana con las caras de esas niñas de Balthus. Gracias a la mano creadora de Eko, Denisse será por siempre bella y su belleza permanecerá colocada entre lo duradero y lo eterno. O sea, trasciende tiempo y espacio; como suele suceder con una obra de arte. En lo personal, porque me cuesta trabajo imaginar un mundo sin palabras, me pregunto, ¿por qué Eko la habrá hecho muda? Posiblemente, él era de la misma opinión que la del cineasta ruso, de origen armenio, Sergei Parajanov, quien afirmó: “el mundo se ahoga de palabras”.6 Suponemos que se refería al bla, bla, bla insulso de una mayoría. Pero eso no es justo cuando hay palabras de Octavio Paz, Gastón Baquero y tan6 Ver la conferencia de prensa de Sergei Parajanov en Un deseo llamado cine de Nedda G. de Anhalt, Universidad de Ciencia y Tecnología Descartes, Tuxtla Gutierrez, Chiapas, 2018, pp. 395-399.


tos otros poetas que nos emocionan. Las de Fernando Vallejo en Logoi,7 educan; las de Lezama Lima deslumbran e intrigan. ¡Y cómo nos divierten los juegos lingüísticos de Cabrera Infante! Con “Tres palabras”8 definió al régimen totalitario de la Isla de Cuba así: “castradura que dura”. En varias ocasiones he pensado en azuzar a Denisse para que imite a otro ente de ficción, Augusto, quien sostuvo con don Miguel una batalla verbal para convencerlo que no lo eliminara de su novela Niebla; y le ganó la partida a Unamuno; pero claro, lo hizo con palabras. Denisse será muda pero no manca. Ella puede escribir. Y los que digan que el lenguaje hablado y el escrito es la misma cosa, (como la campana con la cloche) no es así, pero no es momento de entrar en discusiones bizantinas. Además, para qué meter una nueva obsesión a Denisse que pasaría la vida en un abismo tratando de buscar las palabras idóneas, tal como 7 Fernando Vallejo, Logoi, FCE, México, 1983. (Gramática del lenguaje literario). 8 Canción del popularísimo compositor cubano Osvaldo Farrés (1902-1985).

hacía Joseph Grand, aquel personaje de Albert Camus en La Peste. Mejor no ando de metiche. En cierta ocasión, y sin pedir permiso a Eko, ficcionalicé a Denisse9 y a ciertos escritores: Ignacio Trejo Fuentes, Arturo Trejo Villafuerte, Daniel González Dueñas y Alejandro Toledo. Al hacerlo rompí la condena de su mudez. No pretendo, ahora, llevarme el crédito de convertirla en escritora. El mito Denisse y su fama no deben llevar el manejo superficial de atributos. Cada lector debe encararse, sin prejuicios, con este personaje en toda su ambigua complejidad y espesor de significados. Su creador consiguió que la realidad cotidiana, para ella, no existiese. Denisse 9 Nedda G. de Anhalt, el cuento “La caída” aparece en El Banquete, Colección Rayuela, Textos de Difusión Cultural UNAM, México, 1991, p. 128, ver pp. 93-107. También en Déjame que te cuente, Colección de cuentos 1980-2009, los cuentos se entrelazan con cincuenta y nueve ilustraciones de veintisiete artistas: Basia Batorska, Alan Glass, Olga Tamayo, Dina, Tosia, Coya, Jorge Camacho, Claudia Shapiro, José Luis Cuevas, Marilyn Dana, Eko, Erica Anhalt, Margarita O. Castro, Jimmy y Dena Katz, María Solís, Tufic Makhlouf, Laura Cohen, Lydia Cabrera, Kathleen Clement, Alejandro Prieto, Eva Mari Campos, Ida Meusnier, Ariela Anhalt, Zoe Valdés, Rufino Tamayo, Marie Jose Paz; Fondo de Cultura Económica, México, 2013, 440 pp; ver pp. 115-126.

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transita autónoma, libre en sus juegos inventados, única salida para sobrellevar la soledad. El desarraigo es tan feroz… Y muchos tendremos que estar de acuerdo en ver a esta hembra, como un personaje trágico que está gobernado por una energía y fuerzas irracionales. Para algunos, Denisse es considerada la versión femenina de Dionisio. De ser así, asumimos que ella bebe vino y todo tipo de alcoholes; asiste a rituales orgiásticos; es promiscua; aborrece la maternidad. Sin embargo, llama la atención que, en los trípticos mencionados donde ella aparecía en el suplemento sábado, nunca vi un dibujo en el cual “empinara el codo”. Esos son los llamados “Misterios” que tienen tanto dioses, como seres humanos. Recordemos una vez más cuando Zeus embarazó a Semele, la hija del rey Cadmo, fundador de Tebas. La celosa Hera convenció a su esposo que se vistiera de gala en toda su gloria, para así comparecer ante Semele. Por complacerla, él lo hizo. Cuando entró en la habitación, sus botas iluminadas se hincharon de calor y el lugar ardió en llamas, Semele murió carbonizada y Zeus apenas tuvo tiempo de salvar a la criatura metiéndosela en el muslo, hasta el día en que nació un varoncito. Lo llamaron Dionisio. ¿Qué posible paralelismo puede establecerse entre el nacimiento del hijo de un dios griego y el de Denisse hija de un ser mortal? Pues que ambos nacieron de las entrañas de dos varones. Salvando las distancias, si Dionisio tuvo en Zeus un padre y, al mismo tiempo, un padrino poderoso, Denisse también contó con un padrino valiosísimo en Huberto Batis, considerado 20 El Hilo de Ariadna

“el Quirón del periodismo cultural mexicano”. Ambos la defendieron de los injuriosos comentarios que llegaban a sábado de seres que nunca comprendieron quién era y qué significaba este personaje. Si Denisse tuviera que enfrentarse a su esencia verdadera, la que ilumina la importancia ontológica de su ser, ¿cuál sería la respuesta? Ésta ya ha sido dada en este texto y las palabras le pertenecen a Marie Jose Paz. En donde quiera que esté le pido perdón por habérselas plagiado para Eko y Denisse. Me explico. En la nota al pie de página número nueve de este trabajo menciono los nombres de los artistas cuyas ilustraciones aparecieron en mi libro, Déjame que te cuente, Colección de cuentos 1980-2009. La imagen de Marie Jose Paz proviene de una cajacollage basada en un verso de su esposo, Octavio Paz. En la sección dedicada a la currícula o los currículos (como gustéis), Marie Jose, no mencionó estudios o traducciones que hizo de poemas del francés y han sido publicados en libros. Tampoco enumeró los museos donde se han exhibido sus cajas-collage. Sólo puso una línea con cuatro palabras: “Musa de Octavio Paz” Me conmovió. La tomé prestada para ilustrar la relación entre este creador y su creatura. Si Denisse existe es porque, precisamente, ella es la fuente de inspiración de Eko. Ésa es su esencia, su destino, su razón de ser.6 19 de enero del 2019, Ciudad de México.


Dibujante, grabador eko genio que cumple deseos Catalina Miranda UNO

E

n qué seductor sueño o taladrante pesadilla encontró Eko a Denisse, a esta fémina encantadora, a esta ingenua mujer, a esta feroz muñequita que se manifiesta a través del papel y de la tinta con absoluta independencia? ¿Qué antepasados en forma de espíritus se apoderan de los dedos, palma y muñeca del dibujante? ¿En dónde se hallan los bordes o los límites para Denisse?, ¿acaso no hay parámetros para ella?, ¿alguien le habrá explicado el

sí y el no, el negro y el blanco?, ¿quién fue primero, Denisse o Eko?, ¿quién se apodera de quién en el proceso de la creación? Denisse, desde hace décadas, ha tenido a Eko esclavizado, poseso, literalmente a sus pies, a su santa merced. Se metió en el cerebro del artista en forma de hormiga, y ahí adentro —a veces roja, a veces negra— deambula inventando historias, dictándole lo que quiere vivir y cómo desea darse a luz en el papel. Aunque a veces, cansada de la penumbra intercraneal, sale a la realidad por el oído de Eko en forma

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de ángel a pasear, a tomar el sol, a deambular como libélula, como caballita del diablo, para recopilar vivencias y seguir nutriendo al artista con ideas prohibidas, brumosas, oscuras, pero siempre luminosas. Conocí a Denisse, sin que nadie me la presentara, como lectora del siemprevivo suplemento sábado de unomásuno, dirigido por el maestro Huberto Batis, en los años 80. En ese entonces, a Denisse le gustaba que Eko la dibujara en una casa rectangular rotulada con su nombre, que tenía varias ventanas en las que ella aparecía, cada semana, representado un drama distinto. No puedo negar que me provocaba sentimientos encontrados. Me parecía encantadora y me rendía fascinada por sus ocurrencias, siempre terribles, y por la buena técnica del trazo que le daba vida. Denisse era reina en su casa —caja, palacio o tira—, vivía ahí como en una insólita película: libre, atrevida, ama, niña y señora en todas las escenas: me impactaban, pero con insistencia gratificante y mórbida siempre las disfrutaba. No era fácil asimilar el modo de ser de Denisse, ni la naturalidad con la que se dejaba llevar en su día a día, semana tras semana, totalmente fresca y espontánea. Veámosla: Denisse sometida por un asqueroso lagarto que la inmoviliza; Denisse metiéndose un cohete por la vagina; Denisse seducida por un híbrido reptil, pero contenta; Denisse dejándose pisar por unas botas de piel de cocodrilo, aparentemente pasiva, pero planeando la venganza; Denisse sorprendida porque se le ha roto un frasco lleno de ojos recién salidos de las cuencas; Denisse enredada en una cobra a la que hipnotiza; Denisse, sensual y sonriente, en el patíbulo; Denisse haciéndose el harakiri…; Denisse cortándose un pezón; Denisse con las piernas convertidas en lengua, lamiéndose ella misma; Denisse … Al contemplar las comprometidas puestas en escena de Denisse, mi sensación era, y si22 El Hilo de Ariadna

gue siendo, de estar formando parte de un acto de rebeldía, de un aberrante, gozoso y estético pecado, ya que Denisse es la maligna hechicera, siempre desnuda, pero también es portadora de la ingenuidad más pura, lo que la convierte en una sacerdotisa arropada en atuendo blanco y transparente, elegida para purificar y exorcizar las situaciones en las que se involucra y las de quienes la contemplan, por eso puedo decir que Denisse —la bella, la mala, la buena niña precoz— es también chamana y sanadora.

DOS El trabajo de Eko, como dibujante y grabador, es ampliamente reconocido. Cada línea que plasma es precisa y significativa. Eko es antiguo y contemporáneo a la vez, un artista sin época, de imaginación inagotable y auténtica inspiración, conocido y aplaudido en el ámbito internacional. Su obra ha ocupado espacios en periódicos de México (La Cultura en México; sábado de unomásuno; La Jornada; Milenio; El Universal; La Crónica; La Razón), y también de Estados Unidos (The New York Times), España (El País), Alemania (Frankfurter Allgemeine Zeitung), entre otros. Sus dibujos aparecen en libros de entrañable factura, como único autor o compartiendo espacio con escritores: El libro de Denisse, con prólogo de José Luis Cuevas (Grijalbo, México, 1990, 136 pp.) Los separadores de Minimalia, con prólogo de José


María Espinasa, donde cada imagen es acompañada de un verso de diversos poetas (Los Libros del Ermitaño, México, 1998, 62 pp.); Denisse (Los Libros del Ermitaño, México, 2001, 218 pp.); Aforismos y máximas (Jus, 2010, 384 pp.); Pancho Villa, toma de Zacatecas, con texto de Paco Ignacio Taibo II (Jus, México, 2013, 305 pp.); Matemáticas para la felicidad, con textos de Sabina Berman (Porrúa, México, 2017, 136 pp.); Los mártires de Tacubaya, con texto de Juan A. Mateos (1831-1913) (FCE, México, 2019, 48 pp. Colección Vientos del Pueblo). Al igual que el maestro Huberto Batis (1934-2018), Eko tiene mucho que ver con el surgimiento de Editorial Ariadna, ya que sus dibujos aparecen desde el primer libro publicado en 2005, intercaladas a lo largo de las páginas, y al inicio de cada capítulo: Huberto Batis. 25 años en el suplemento sábado de unomásuno (1977-2002); también en Memorias del sábado perdido, de Huberto Batis, y sobre todo en Protagonistas del suplemento cultural sábado de unomásuno (104 entrevistas de Catalina Miranda), en donde, desde luego, Eko está incluido. Año 2 - Núm. 8 - Septiembre - 2019 23


TRES Las espléndidas fotografías de Norma Patiño, incluidas en este número de El Hilo de Ariadna reflejan que Eko es un hombre espiritual, translúcido en sus emociones y pensamientos, muy cordial, emana tranquilidad. Yo he comprobado que, en efecto, es un personaje diáfano, espléndido, noble y generoso. Él es el creador del cabezal de El Hilo de Ariadna. Cuando me comuniqué con Eko a través de WhatsApp, para contarle del proyecto de crear una publicación periódica, le dije cómo se llamaría, que estaría impreso en hojas sueltas, cosidas a mano con hilo grueso, que caería creando el efecto de ser desenredado por Teseo y que sería un lujo tener una imagen de su autoría dándole identidad a la publicación. Eko se encontraba en una playa de Oaxaca. Eran alrededor de las ocho de la noche. Me envió una fotografía de la Luna, diciéndome: “Estoy en Mazunte, hay Luna Llena, muy buen presagio, eso quiere decir que tu deseo será concedido.” Me imaginé a Eko como a un genio de Las mil y una noches, sentado en la playa, con el torso desnudo, en flor de loto, con un turbante blanco enredado en la cabeza y una lámpara maravillosa entre las manos.

24 El Hilo de Ariadna


Ariadna Denisse, tomando un baño de Luna Llena, en Mazunte, Oaxaca.

En efecto, mi deseo fue cumplido. Gracias a Eko y a la Luna Llena que en ese momento alumbraba soberbiamente la vibrante superficie del mar oaxaqueño, hemos tenido, desde hace ya un año, número tras número, la imagen de Ariadna en la primera página, quien de manera desenfadada, reposa sobre su propio nombre, cómo si éste fuera un diván. Digamos que gracias a la indiscutible capacidad de Eko de cumplir deseos, tenemos un doble beneficio: el cabezal de la publicación y El Diván de Ariadna, donde ella se ve enredada en gruesos hilos que surgen de su cuerpo, que la abrasan y llegan hasta su cabeza para formar una abundante melena que cae pesadamente a manera de cascada. Me queda claro que esta mujer, hechicera y sacerdotisa, originaria de Oaxaca y de Grecia, posee los dones de la metamorfosis, de la ubicuidad y de la dualidad universal, ya que al mismo tiempo es Ariadna Denisse y Denisse Ariadna, el orden no altera la efectividad de estos personajes surgidos del puño ekoniano. Eko —Héctor Stanislaw de la Garza Batorski—, dibujante, grabador, nacido en Nuevo León, el 16 de septiembre de 1958, es un artista de pulso e impulsos muy amplios, a quien dedicamos este número de El Hilo de Ariadna, agradeciéndole su valiosa obra, felicitándolo por cumplir 61 años de edad y celebrando los muchísimos años que, sin duda, para él llegarán, llegarán...6 Ciudad de México, septiembre del 2019.

El Hilo de Ariadna es una colección periódica de Editorial Ariadna. El contenido de las publicaciones es responsabilidad de los autores. En El Hilo de Ariadna no se discrimina a ningún autor ni por su género, ni por su edad, ni por sus creencias religiosas ni políticas, tampoco por sus preferencias sexuales ni por su situación económica, tod@s son bienvenid@s. ISBN de la Colección: 978-607-8269-25-9. El cabezal El Hilo de Ariadna es creación de EKO. © Editorial Ariadna. © Imágenes: Archivos de Eko, de la familia De la Garza Batorska, de Norma Patiño y Editorial Ariadna. EDITORA: Catalina Miranda DISEÑO: Anubis Olid REDACCIÓN: Angelina Martínez Herralde Oficina: (55) 26 14 31 90 Cel. y WhatsApp: 55 39 56 25 06 editorialariadna@gmail.com FaceBook: Edit.Ariadna

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