El Hilo de Ariadna # 9

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Año 5 - Núm. 9 - CDMX Abril de 2022

CO L A BOR A N

José Ruiz Mercado, Sofía Anaya Witman y Catalina Miranda Fotografías de J. Everardo Herrera Morán

ESPERANZA GAMA

D.R. © Serie La niña de las jacarandas. Instalación 1. Esperanza Gama.

La niña de las jacarandas


2 El Hilo de Ariadna

D.R. © Esperanza Gama. Archivo de Esperanza Gama.


ESPERANZA GAMA ARTISTA PLÁSTICA

Egresada de la Escuela de Artes Plásticas, de la Universidad de Guadalajara. Estudió pintura china Sumi-e, en Tokio, Japón. Ha expuesto individualmente en: • Museo Nacional de Arte Mexicano Chicago, IL (1999). • Museo Snite, de la Universidad de Notre Dame. • South Bend Indiana (2006). • Chicago History Museum (2008). • Jardín Botánico de Puerto Vallarta (2014).

gamaesperanza@gmail.com

• Universidad de Paris 8, París, Francia (2014).

• Salón Guadalajara, del Palacio Municipal, Guadalajara, Jalisco (2016).

• Instituto Cervantes de Bordeaux, Francia (2017).

• Atotonilco, Jalisco (2018).

• Museo Nacional de Arte Mexicano,

Chicago, con la serie Monjas Coronadas (2020).

• Galería J. Jesús González de la Casa de la Cultura de Tepatitlán de Morelos, Jalisco, con La niña de las jacarandas (2021).

D.R. © Serie La niña de las jacarandas. Instalación 2. Esperanza Gama.

Nació en Guadalajara, Jalisco, México.

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La niña de las jacarandas

a serie pictórica La niña de las jacarandas surgió en marzo de 2018. Tenía 11 años de no haber viajado a la Ciudad de México y fui invitada para una exposición en la Casa de California, que está en San Ángel, cerca de Coyoacán. Cuando llegué ahí vi que las jacarandas estaban en pleno, floreando. Me impactó mucho visualmente toda esa gama de azules y morados… y me trajo muchos recuerdos de cuando, a mediados de los años noventa, viví en Japón seis meses, y pude ver los cerezos en flor. Ese impacto visual al contemplar las jacarandas fue muy parecido al ver los cerezos en flor, con su gama de rosas. Estando en México, como tenía unos días libres, fui a Cuernavaca, ciudad que no conocía. En el mercado encontré cuatro pedacitos de amate color morado; fue como si me estuvieran esperando; fue como ver las jacarandas de ese tamaño, en mi imaginación. Yo ya estaba pensando en “la niña de las jacarandas”. Todos tenemos vivencias de nuestra infancia que transforman nuestra personalidad, todos, todos en general. Y yo en los años noventa tenía a mi niña interior un poquito maltratada, no sanada de muchas cosas. Pero en el 2018, esa niña se transformó y sanó. Por eso el título de la exposición no son “Las niñas…”, sino “La niña de las jacarandas”.

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D.R. © 1. Serie La niña de las jacarandas, Esperanza Gama.

L

Exposición inaugurada el 16 de abril de 2021 Galería J. Jesús González Casa de la Cultura de Tepatitlán Jalisco, México

Mi trabajo en general, mi trabajo pictórico, lo hago por series. Hago investigación de lo que voy a pintar para poder entender. Empecé a estudiar sobre las jacarandas y sus flores. Me fui hacia la historia, encontré que durante


la Segunda Guerra Mundial mucha gente vivía en refugios. Muchos se resguardaron en Sudamérica, entre ellos un japonés que era jardinero imperial, que tenía muchos conocimientos de su oficio. Este jardinero, por alguna razón llegó a México, a la colonia Roma. Esta colonia, en los años veinte, era de las más ricas en la ciudad de México, y él empezó a hacer arreglos de flores y pequeños jardines. Era el tiempo de Porfirio Díaz. Ustedes saben que este general tenía una cultura muy francesa, quería todo hermoso, a su manera. El jardinero comenzó a trabajar en la colonia Roma, e hizo arreglos para los jardines de Chapultepec y de diferentes partes de la ciudad. De su trabajo se enteró gente de la presidencia y lo mandaron llamar. Alguien dijo: “Pues queremos unos cerezos en México”. El jardinero contestó: “Los cerezos, por el tipo de tie-

Hay quienes dicen que las jacarandas son de Brasil, pero no se sabe a ciencia cierta; otros dicen que provienen de Perú. El japonés empezó a plantar las jacarandas en el Distrito Federal. Imagínense cuántos años tienen ya esos árboles en la Ciudad de México, y cada marzo surgen las flores, reviviendo los diversos tonos morados. Lo mismo sucede en Japón, en el mismo tiempo, pero con los cerezos. Para mí fue muy impactante observar la naturaleza por fuera y la naturaleza por dentro. Eso fue lo que logré visualizar y desde 2018 trabajé sobre una niña, es una serie. El primer cuadro que empecé a trabajar es esta niña del pelo volando, es la niña que corre, que encuentra, y al mismo tiempo es como cuando cae la lluvia y se mueven las gotas. Visualicé a una niña que jugaba y que trae corto su pelo volando. Ésa fue mi primera pieza de la serie.

D.R. © 3. Serie La niña de las jacarandas, Esperanza Gama.

D.R. © 2. Serie La niña de las jacarandas, Esperanza Gama.

rra que tenemos en México, no se van a dar. Pero puedo traer otros árboles que dan flores”.

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La tercera pintura es donde está la niña haciendo su primera comunión, pero trae un vestido de los años veinte, más o menos cuando llegó la jacaranda a México. Está también en la serie la niña que está observando las mariposas, y la mariposa tiene los colores muy tenues, los colores de la monarca. La monarca es un símbolo de migración; el cuadro contiene dos mariposas. Todo es un símbolo: las niñas que migran de Japón, las niñas mexicanas o de cualquier otro país. Yo viví en Europa y en Japón. Todas las culturas son bien bonitas y muy diferentes. Comprendo muy bien lo que es la migración.

D.R. © 5. Serie La niña de las jacarandas, Esperanza Gama.

D.R. © 4. Serie La niña de las jacarandas, Esperanza Gama.

En el segundo cuadro me sentí ya muy bien dentro de la serie, es el de la niña con un fondo como para dormir; a un lado tiene un kimono, como las muñequitas. Cuando yo era niña tenía muñequitas de papel, para vestir, que me regalaban mis tías; ese recuerdo de infancia me hizo plasmar las dos culturas: la niña mexicana y el kimono.

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queñas que están envueltas en la misma atmosfera. Incluyo la inocencia que las niñas tienen para imaginar. Las dos niñas son mexicanas. En la otra pintura, donde está dormida una niña, hay un gato dibujado por un niño, ese niño es mi hijo. O sea que el dibujo del niño lo hizo mi hijo. Yo tengo una colección de los dibu-

En esta serie tengo también dos gatos, esos gatos son el mismo gato. Cuando llegué a la Casa de California en México me hospedé en esa casa. Ahí había un gato, un solo gato que es el que está en una esquina. Los gatos son muy significativos se han incluido mucho en grabados y en pinturas de Japón. Esta pintura, la de la japonesa con el pelo volando, tiene el kimono con los signos de las mariposas e incluye un gato. Este gato es muy japonés. Ése es el gato verdadero que yo conocí. La niña japonesa tiene esa metamorfosis. Después pinté la niña de los moños. Afuera del museo de Tepatitlán hay una escultura que tiene la forma de esa muñeca. Las hacen en Querétaro, pero también en otros lados, son otomíes. Hay otra pintura de una niña con muñequitas pe-

te llegar a dibujar con un niño. Por eso hice un gatito que le gustaba mucho dibujar a mi hijo. Es un gatito infantil que representa la inocencia, junto a la niña dormida y a las jacarandas cayendo. También están ahí los sueños que yo tenía cuando era niña. Después vemos la pintura donde, en la esquina, está la niña grande, ya mayor. Una niña

D.R. © 7. Serie La niña de las jacarandas, Esperanza Gama.

D.R. © 6. Serie La niña de las jacarandas, Esperanza Gama.

jos de mi hijo. Decía Picasso que sería importan-

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D.R. © 9. Serie La niña de las jacarandas, Esperanza Gama.

D.R. © 8. Serie La niña de las jacarandas, Esperanza Gama.

mexicana. Existe otra pintura en la que la niña japonesa ya es una joven. Y una más en la que esa niña está de espaldas, se ve caminando a lo lejos, con su kimono. Los adornos de su kimono tienen una mariposa en forma de origami, mientras camina van cayendo las jacarandas. Ahí, ella ya es adulta. Ésta es la primera parte de la serie. Al mismo tiempo que trabajaba las pinturas, hice unas esculturas al tamaño natural, que no están en esta exposición. Son cerámicas muy delicadas de transportar, me

La niña de las jacarandas despierta a la niña dormida que existe en mí. La que ve la vida sin miedo, la que siempre sonríe, y que ahora trae la madurez de las experiencias vividas: la migración, la violencia doméstica, la crianza de un hijo y lo que debemos vivir. Llegué a la comprensión, a la reconciliación, a la PAZ interior por medio de la catarsis, a través de la creación de las imágenes de la serie La niña de las jacarandas. El arte siempre será sanador.

Esperanza Gama 8 El Hilo de Ariadna


hubiera gustado mucho exhibirlas aquí. Pero traje este vestidito que no es mexicano. Me lo regaló un amigo. Todo está hecho a mano. Le dibujé las jacarandas. Todo lo que está adentro de la instalación son jacarandas que hice con cerámica. Las muñequitas que están adentro me las encontré, no recuerdo en dónde, hace mucho, pero representan también a las niñas, o, mejor dicho, a la niña de las jacarandas. La obra que integra esta exposición es solamente una pequeña parte de lo que tengo en mente todavía realizar. Me llevó bastante tiempo, desde el 2018 hasta ahora. Todo este año de la pandemia, que ha sido tan difícil para todos, lo aproveché para trabajar mucho esta serie. Por eso pude producir las piezas. Con la pintura en papel amate termino esta serie y empiezo otro proyecto. La serie La niña de las jacarandas me sanó. Yo sé que hay mucha gente que va a los psicólogos. Yo fui mi propia psicóloga. Las jacarandas me ayudaron en gran parte. Yo veo a los niños y las niñas como flores que se van desarrollando. Tenemos que guardar la frescura y la belleza en ellos para que sean como las mariposas monarcas que a pesar de todos los kilómetros que recorren volando nunca pierden su color. Así yo veo a las niñas que migran y también a las mujeres. Y pues ésta ha sido la historia de la niña de las jacarandas.

—Esperanza Gama, discurso en la inauguración de la exposición La niña de las jacarandas

D.R. © 10. Serie La niña de las jacarandas, Esperanza Gama.

Tepatitlán, Jalisco, México

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D.R. © 1. Serie La niña de las jacarandas. Escultura. Esperanza Gama.

DE LAS JACARANDAS Y OTROS TEMAS1 JOSÉ RUIZ MERCADO 2

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o sé cómo llegar a esto, me dijo en algún momento, desconozco si es poesía, pero resultó ser parte de mi vida. Me dijo mientras escuchaba algo por mí escrito ya hacía unos años.

Flor pinta las calles, pinta los espacios. Llena el alma de tonos en el amate de texturas, posible lugar común pleno de esperanzas. Tiempo. Viaje. Posibilidad. Dar vuelta. Entender. Comprender. Viajero de las mil lunas. No sé cómo llegué a esto, me digo, retomo el texto del gran viaje, el del observador. Reviso ese texto de ayer (posiblemente más, y me remonto a otras estaciones) en donde la necesidad del viaje estaba.

D.R. © 3 . Serie La niña de las jacarandas. Escultura. Esperanza Gama.

Algo detiene. Algo se oculta en esas líneas. Me pregunto hacia dónde se puede adentrar con lo formal, por qué las piedras son uvas. Visual, color, aliento azul, cavidad cercana. El viaje es largo. A lo lejos se ve un estanquillo de café y donas. Camino, siempre es un ir y venir. Hasta en los sueños. Todo es vivencial.

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Todo tiene su momento. Esperanza Gama asistió por unos años al Taller de Elías Nandino. Fueron los momentos de la efervescencia poética. De poetizar las calles. Del caminar. De comentar los espacios. De resistir lo cotidiano. De ser de mañana. La velocidad se convirtió en lema porque ya estaba por concluir el siglo irreverente, de hablar del velocímetro mayor. Ya lo he comentado (en esto muchos coinciden) de cómo el siglo XX nació con la velocidad: Ferrocarril y Cine. Éste generó un viento de cambió en los archivos de la historia al captar la llegada del gigante de acero mientras en su caminata por cerros y montañas


Luego ya no se pudo detener. La velocidad del siglo trajo de conjunto la electricidad y el telégrafo, luego el teléfono y los correos se volvieron electrónicos.

D.R. © 2 . Serie La niña de las jacarandas. Escultura. Esperanza Gama.

provocó añoranzas con estaciones llenas de color en el infinito caminar de la poesía sin mayor palabra pero sí con música de vapor y lluvia.

La velocidad, compañera de viaje, marcó estaciones como la primavera con color jacaranda de mítico jardinero japonés al despegar el siglo. Las calles se inundaron de colores. Y más me gusta reconocer la creatividad antes que la prepotencia del poder. Imagino a un jardinero japonés, creo, de nombre Tatsuguro Matsumoto con su hijo Sanshiro Matsumoto dibujar las acuarelas de las calles de la colonia Roma, o de cualquiera otra con árboles de Jacaranda, para con los años establecer una granja y darles asilo a los emigrantes japoneses perseguidos de la guerra. Me los imagino en paisaje, como en un cuento, entre juguetonas mariposas volar jacarandosas, planeando entre las ramas, pintando emigrante de grandes sueños.

Lo veo en un códice, de los estudiados por León Portilla. Con colores vivos, en papel amate, en papel cascarita de árbol, como cuando niño entrabas a jugar una cascarita, como cuando niño observabas al anciano, sabio por tantas páginas en su cara, lo veías sin atreverte a preguntarle por sus múltiples historias, su vida intensa, su velocidad embotellada, empacada en una mirada añeja como los buenos vinos, como los intensos soles por los cuales ha pasado. Luego la pregunta: ¿Cuántas ilusiones idas? ¿Cuántas mascotas en el frescor de la noche? ¿Cuántos tambores han sonado mientras la lluvia marcó otra serenata impresionista? Lo veo en un códice porque me encanta la ceremonia de color, en un libro con el ritmo de las hojas al bailar un viejo vals cuando caen las flores. Los códices estudiados por León Portilla traen la fuerza del ancestro. Así me gusta leer de la historia, saber del transcurrir con el aquí/ ahora, con el contar sin el había una vez, porque eso ya pasó, no se mueve, no es y hasta posiblemente se dude de su existencia. Por eso me gustan los códices. Te cuentan en la sempiternidad del tiempo mientras puedo ver el movimiento del paseante observador, quien puede ser un niño, pero también una niña, hablar de Núm. 9 - Abril - 2022 11


D.R. © 3 . Serie La niña de las jacarandas. Escultura. Esperanza Gama.

la nostalgia, del paseo, de los momentos del caminar a diario. La nostalgia de la calle dibujada a partir de piedras bola, casas con teja roja, paredes pintadas con cal, puertas de madera en la observancia de ventanas largas. Fueron los tiempos del taller, los periodos de ese caminar cotidiano de casa al taller, del taller a la escuela. ¿Acaso fue al revés? ¿Y la mirada del anciano con cara de libro? ¿Y la mirada de los pliegues de tantas hojas, tantas flores? Hay piedras formadas como uvas Cayendo en la humedad de la sangre Oigo tu voz larga de aliento azul Amo tu boca abierta donde entran grillos Donde entro yo cuando ríes.*

Insisto. La historia es la epopeya de todos los días. Las uvas tienen un azul no me olvides. Los grillos cantan, tienen un ritmo especial. Desconozco la versión de tu, entonces maestro de taller, Elías Nandino, en verdad lo desconozco; en el fondo prefiero no saberlo. Prefiero mirar, observar la descripción visual, sin palabras, sin ese pretendido pregono caminante dirigido por flechas y líneas de siga así, no se detenga, porque una obra no se explica, se significa. Me veo entre códices. Me veo en la contemplación de cada página arruga de María Sabina, leer entre líneas la sabiduría de los ancestros, el canto en la flor, la cuna de los principios. Volar, cantar, retomo la caminata, el sendero. Algo pasa con los tiempos cuando abrevamos entre ellos. Un viejo vals, unos tambores, una música de aliento; la polifonía. Un chat, chat junto a un tun, tum en la semilla.

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En una entrevista, Esperanza comentó: “Entré a la escuela en el 76. Con los grandes maestros como Francisco Rodríguez Caracalla, quien fue ayudante de Clemente Orozco. Carrillo Tornero, quien me enseñó a dibujar. Alfonso de Lara Gallardo; él fue como un papá, un gran acuarelista. Fueron los grandes tiempos de la escuela. Yo entré muy pequeña a la escuela. Ahí cumplí los quince años. Fue mi segunda casa.” La escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara, los grandes años. Las escuelas no son entes abstractos. Las escuelas no son las paredes y los pasillos, luego aulas, luego papeles de certificación. Las escuelas son personas, individuos entregados a la enseñanza, a la gran aventura del viaje en el conocimiento. No son gente en el mecanicismo cotidiano. Son personas con capacidad creadora, pequeños duendes de grandes arrugas, chamanes del hacer, del cuestionar. Y Esperanza Gama estuvo en ese momento, en ese hacer, en ese aliento. Y gradación tuvo en su enseñanza viajera, esa niña de las jacarandas, la sanación total, en la progresión de la esperanza en cada estación, no sólo en la primavera, cuando florece, sino en los sueños. Y sí, en los sueños, en el chasquido de las piedras, en el azul sempiterno de los tiempos. Desde aquel 1976 a la fecha, desde la nostalgia, la sanación de encontrarse con las raíces, los padres espirituales, los maestros, sumos sacerdotes, quienes enseñaron los secretos del oficio. Chamanes a la distancia. El oficio con sus múltiples caminos, significantes, variables matemáticas del universo en ese ser, la esencia, del oficiante. La escuela tiene su tiempo y sus chamanes. Los discípulos abrevan de ese universo. Se unen. Conjugan visiones. Francisco Rodríguez Caracalla abrevó de José Clemente Orozco para luego transmitir a quienes continuaron. El oficiante ejerció en la misa su misión conjunta.

D.R. ©Archivo de Esperanza Gama y José Ruiz Mercado.

Esperanza Gama y José Ruiz Mercado, en la cafetería del Teatro Degollado, Guadalajara, Jalisco, México. Enero del 2022.

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Esperanza Gama supo entender la guía del camino para emprender sola su viaje, su sed de conocimiento como la niña azul, quien escucha el aliento para ejercer el vuelo. No me muevo. Temo girar. Despertarte Estrellar mis alas en tu cuerpo. D.R. © Esperanza Gama, La niña de las jacarandas.

Un ave arrastrada entre cenizas. Sacude la cabeza como herida. ** Desde aquel 76 a la fecha, cuando se topa con esa niña, la premisa de las jacarandas, los tonos, la niña interior, la niña alejada de la cordura del hacer cotidiano, esa niña del gran viaje a las entrañas, a los mundos en donde la luz esconde su primigenia visión, ahí, donde se teme girar porque la precisión debe ser grande, exacto, para volar alto. Sube como saliendo de un subterráneo lento. Se hace nube y revienta *** Tiene que reventar. El subterráneo de tu boca va más allá del grito libertario acumulado a lo largo de los años. Esperanza no puede ser otra. Es esa libertad ensimismada, creadora, distante, niña, juguetona, juguetona niña.

1 Texto publicado en EL DIARIO (hoy ya no existe). Sin título. Los asteriscos (*) forman parte del mismo artículo, aún más extenso. Esperanza Gama colaboró en varias publicaciones de esos años mientras estuvo en el Taller de Elías Nandino, junto con Catalina Guerra y otras mujeres de la década de 1970. 2 Nació en Jalisco, en 1954. Poeta, narrador, ensayista y dramaturgo. Estudió Literatura en la Universidad de Guadalajara. Es actor y director teatral. Parte de su obra ha sido traducida al rumano y al inglés. Fue becario del CME, Salvador Novo, 1975, y del CONACULTA, creador artístico, 1993. Premio INJUVE 1973. Premio Dramatúrgico UDG 1974. Premio de Dramaturgia del Departamento de Bellas Artes del Estado de Jalisco, 1975. Sus libros más recientes son De música con músicos (teatro); Ausencias con paisajes (poesía); Y si cuento mejor te cuento (relatos); Mosaico teatral (ensayo). Próximamente publicará: Telares del método (ensayo).

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D.R. © 11. Serie La niña de las jacarandas. Esperanza Gama.

SOFÍA ANAYA WITMAN EL SENTIR DE LO ETÉREO

H

oy me siento orgullosa de poder hablar sobre la producción artística de Esperanza Gama, egresada de mi querida Universidad de Guadalajara. Su exposición celebrada el 16 de abril de 2021 en Tepatitlán, Jalisco, con la serie titulada La niña de las jacarandas, nos permite adentrarnos en un trabajo introspectivo que está en búsqueda de su “niña interior”. El aislamiento obligado durante 2020 a causa de la pandemia le brindó la oportunidad de concentrarse en su labor artística, permitiéndole expulsar sus demonios y dándonos la oportunidad de acceder a su proceso de sanación mediante extraordinarias obras de arte. Viajera incansable, Esperanza se nutre de cada nueva experiencia para otorgarle un nuevo sentido a sus pinturas. Así, imágenes y experiencias se yuxtaponen creando un mundo fantasioso. Núm. 9 - Abril - 2022 15


investigación, evoca el sentir de lo etéreo. El observador puede experimentar la sensación de levitar frente a sus pinturas gracias al efecto de las trasparencias producidas sobre el papel amate color jacaranda. La gozosa obra de Esperanza nos llena de alegría a pesar de ser resultado de su tránsito hacia la liberación; nos concede las consecuencias virtuosas de su recorrido en el camino a su autocomprensión. Y eso es el arte… Algo que no se le ocurre a nadie más. “La creación de un nuevo orden”, tal como lo definió el extraordinario José Clemente Orozco. La exposición consta de once cuadros y una instalación —en realidad, la serie se compone por

D.R. © Archivo de Eseperanza Gama.

El hecho de trabajar sobre papel amate nos habla de su honestidad y respeto por el quehacer artesanal… aunque no es cualquier amate, es ése, el del color de las jacarandas. Esperanza comparte su catarsis a través de un color, de una flor y de los recuerdos de sus migraciones que la han llevado a unir dos mundos culturalmente distintos y distantes: México y Japón. En su obra, una anécdota es la encargada de detonar el proceso creativo que la lleva a establecer un paralelismo entre ambos países: la floración de los cerezos y las jacarandas. A ello, hay que agregar otras experiencias que se suman a su proceso regenerativo. Su obra, afianzada en el de dominio de la técnica, es producto de una profunda reflexión e

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un mayor número de obras—, y se nos presenta como un subterfugio, un pretexto para evadir la realidad en la búsqueda de su yo interno.

Mediante sus niñas, Esperanza nos invita a la reflexión, a adentrarnos en el mundo de la ima-

ginación y el recuerdo, a revivir los juegos de su infancia. Las pequeñas, acompañadas de mariposas monarca, representan la migración en su máxima expresión; nos miran y corren con su etéreo cabello sugiriendo la levedad; otras, son muñecas que visten kimonos y coinciden con la gran jacaranda en sus manos; otras más miran al futuro; están peinadas con listones y juegan con sus muñecas otomí. La artista expresa su mundo interior de forma espontánea y natural en la mujer japonesa que avanza hacia el frente, rodeada de una aureola dorada con su espalda de origami-mariposa; o en aquella que evoca la nostalgia del pasado y la incertidumbre del porvenir con sólo ver caer las flores de jacaranda. En el gato real de su infancia y en el dibujado por su hijo, se manifiestan sus recuerdos para convertirse en pinturas. Estos misteriosos animales, según se cuenta, llegaron de China y a Japón como polizontes en los barcos y se afianzaron en la cultura de este país asiático. Ahora son un amuleto para atraer la riqueza y ahuyentar la mala suerte; también son mascotas muy queridas en nuestro país; y ahí

están plasmados, en la obra de la artista: en el camino a la inmortalidad representado en el niño que

sueña con su gato, en la niña japonesa acompañada por su mascota y en el retrato del propio gato que habita en su mente. En la serie La niña de las jacarandas se aprecia claramente su vocación, su dedicación absoluta al arte, su refinada sensibilidad y talento manual. La frontera de Esperanza es su propia voluntad creativa que puede apreciarse en su instalación: la máscara de un rostro femenino y flores de

jacaranda —todas de cerámica, de su propia manufactura—, prendas infantiles y muñecas —intervenidas por la pintora—, se encapsulan en un espacio de introspección. En este momento en que la humanidad reflexiona sobre la igualdad del ser humano, en que la enfermedad que nos ha acompañado en los últimos meses ha demostrado que sin importar el nivel social y económico todos somos susceptibles de enfermar, es importante destacar que el arte es un bálsamo que nos alivia y acaricia dentro del caos. Gracias Esperanza. Sin duda, tu arte hace honor a tu nombre. México, 6 de noviembre de 2021

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JACARANDA a

Esperanza Gama

Enredada en la túnica sencilla de la corteza

renace

brota en estampa cálida

“No dejes de mirarme” ancestral

pies descalzos y vestidito blanco de papel. “Pronuncia mi nombre”

en pigmento

cayendo por la espalda

en recuerdo que sana.

por los hombros

Enciende la jacaranda

reflejo de sí misma

habla

mientras sostiene esa flor

sueña

comparte

la música de sus raíces.

estira los brazos y deja caer la abundancia de las copas melena morada mariposas-flor a otras ramas a otras niñas-árbol hermanadas: cerezos de la memoria. Sacude su falda

abunda en brotes

Esperanza Gama corre entre los troncos abraza las cortezas recoge las flores: emanaciones cosmogónicas de la Naturaleza milagros bendiciones las besa

“Aquí estoy”

grita dormida

soñando constelaciones pájaros y ternura de gatos. advierte abrazando

quizá las guarda en el bolsillo

de su uniforme escolar para eternizarlas

juega vigorosa:

alfombra luminosa de los caminos.

una muñeca

aureola custodiando el pecho y el corazón…

manifestaciones sensoriales

monarcas que emigran

“Ésta soy yo”

luminiscencias

la niña de las jacarandas

¡Es joven la jacaranda!

baila

dice el velo

de tul

envuelta en papel amate convertida en trazo

presume kimono

quizá en ese papel amate que encontraría muchos años después andando por Cuernavaca. Catalina Miranda

Ciudad de la eterna primavera Morelos, México, 10 de marzo del 2022.


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D.R. © Esperanza Gama, La niña de las jacarandas.


D.R. © 12. Serie La niña de las jacarandas. Esperanza Gama.

El Hilo de Ariadna es una colección de Editorial Ariadna. El contenido de las publicaciones es responsabilidad de los autores. El cabezal El Hilo de Ariadna es creación de EKO. ISBN de la Colección: 978-607-8269-25-9. © Editorial Ariadna. editorialariadna@gmail.com © Imágenes: Archivos de Esperanza Gama y Editorial Ariadna // gamaesperanza@gmail.com EDITORA: Catalina Miranda DISEÑO: Anubis Olid REDACCIÓN: Mapat Gómez y Angelina Martínez Herralde Teléfono, WhatsApp y Telegram: 55 39 56 25 06 www.editorialariadna.com/el-hilo-de-ariadna FaceBook: Edit.Ariadna


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