PR EMIO AR IADNA DE
POESÍA 2018
Premios Ariadna
En los forros: Las Pupilas de Ariadna, ilustración de Marco Antonio Campos Vega.
PREMIO ARIADNA DE POESÍA 2018
Colección: Premios Ariadna Diciembre de 2018 D.R. © Editorial Ariadna Tels.: (55) 2614-3190 (044) 55 39 56 25 06 Patriotismo 545 Col. Ciudad de los Deportes Ciudad de México CP 03710
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PRESENTACIÓN
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otivados por conocer lo que en materia de poesía se está produciendo en el país y por el deseo de ampliar el catálogo de publicaciones de Editorial Ariadna, lanzamos, el pasado mes de julio, la primera convocatoria al Premio Ariadna de Poesía 2018, abierta a escritores mexicanos y extranjeros que radican en México. La Convocatoria fue bien recibida, poco a poco fueron ingresando en el buzón del correo electrónico las participaciones, en su mayoría de jóvenes que por primera vez tomaban parte en un evento semejante, y que, si bien, en muchos de los casos, cursan carreras universitarias que no tienen que ver con las letras o las humanidades han formado parte de Talleres de Creación Literaria, en Casas de Cultura, Faros del Saber, o en las preparatorias donde realizaron sus estudios. También llegaron a nuestro buzón poemas de escritores maduros, ya con experiencia: periodistas, profesores, investigadores, profesionales de las letras, promotores culturales que, incluso, imparten talleres de literarios. 5
Fue una grata sorpresa darnos cuenta de que los poemas procedían de casi toda la República Mexicana, que la convocatoria la habían recibido en Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán, Chiapas, Tamaulipas, Baja California, Michoacán, Guanajuato, Morelos, Sinaloa, Nayarit, Tlaxcala, Nuevo León… Ha sido impresionante constatar que la poesía está arraigada en el ser humano y que nace profusamente de las almas sensibles, y que hay escritores que están dispuestos a dedicar mucho de su tiempo a nutrir sus creaciones. Conmueve, entusiasma y a la vez, paradójicamente, preocupa esta disposición de los jóvenes, porque muchos de ellos podrán sentirse motivados, por diferentes circunstancias, a cultivar el oficio, pero habrá otros que, por la falta de oportunidades, seguramente abandonarán la creación literaria, sintiéndose traicionados por los medios impresos como periódicos, revistas y editoriales, al no hallar un pedazo de tierra fértil donde sembrar o incluso fincar su hogar literario. Esos jóvenes, agobiados por todo tipo de necesidades, desviarán su camino hacia diversas latitudes o simplemente dejarán marchitar su ímpetu por la escritura. Por ello, Editorial Ariadna tiene el firme propósito de ofrecer a los escritores noveles, y también a los consumados, un espacio, páginas y libros en los que vean impresos sus textos. Queremos que los escritores se sientan arropados, incluidos, bienvenidos, por ello ofreceremos asesoría técnica a quienes la so-
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liciten, con el objetivo de proporcionar herramientas, sobre todo gramaticales, con las que puedan erigir, construir, apuntalar, depurar, pulir, limar y nutrir sus escritos. En todos los poetas participantes destaca la veta creativa, la necesidad de expresión, el placer de plasmar sobre la página en blanco las experiencias de un viaje, la incertidumbre, el éxtasis ante la contemplación de la Naturaleza, el dolor que causa la soledad, el abandono, incluso las experiencias durante el consumo de drogas o ante el descubrimiento del ser amado, ante la calma o ante el disfrute de una sinfonía. No ha sido posible incluir a todos los poetas participantes, aunque lo merecen (a los cuales les ofreceremos, muy pronto, un nuevo espacio en las Antologías Ariadna). Tuvimos que elegir a la ganadora, además a un grupo de finalistas para que integraran este libro, como lo establecimos en la Convocatoria. La ganadora del Premio Ariadna de Poesía 2018 es Martha Rosa Esquinca Díaz, quien radica en el estado de Tabasco, con su obra “Baldío”. Un poema perturbador por la precisión con la que aborda un tema difícil de tratar: la muerte. “Baldío” es un poema escrito en seis partes, que atrapa por la veracidad con la que desmenuza el tema y por la brillantez y precisión de sus imágenes: De un muro salieron encabalgadas mis premoniciones. Apariciones con ojos saltados y caras carcomi-
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das me sujetaban. La guadaña de la muerte, lenta e inflexible, se incrustó en mi vientre desnudo, ocupado por un bulto sin lenguaje, incapaz de detenerme, de apaciguar aquel exterminio. Mi pensamiento como murciélago sólo oía sus resonancias.
La poeta cuenta un desprendimiento, el dolor con que una mujer expulsa a un cuerpo no deseado. Describe, utilizando distintos recursos retóricos, con buen conocimiento de ellos, el tránsito del principio al fin, de la esclavitud ante una situación no deseada, de la decisión liberadora que la llevará a reflexionar:
Es de agua la tarde, de ríos abriendo causes, de espejos yéndose. Desvencijo a la muerte, la empujo irreverente y se marcha por fin, me deja fragmentada y grito mi desolación.
“Baldío” es también un diálogo con el ser cuyo destino no era la vida:
Frente al espejo me acurruqué y canté tus cantos. A veces era una piedra dejándome lanzar, luego barca en un cauce en calma, la muerte dejó de señalarme, de culparme por llevarse a cuesta a quien no nació. Acusante, a veces volvía en una humareda intempestiva.
El lector podrá darse cuenta que “Baldío” es un poema que aborda, de manera acertada, un tema delicado, no obstante, la autora desarrolla la obra
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con valentía y olvida la crítica o el palabrerío que pudiera surgir a partir de una acción aún no aceptada socialmente, marcada por la censura y la incomprensión. Hemos decidido otorgar dos Menciones Honoríficas, la primera la recibe la poeta, nacida en la Ciudad de México, que actualmente radica en Cuernavaca: Vera Milarca Ramos Koprivitza, con su poema “Grimorio Verum”, escrito en dieciséis partes, en verso libre. “Grimorio Verum” nos habla de un viaje hacia el interior. La poeta anuncia su partida hacia las intrincadas regiones de ella misma, donde hallará su anhelado modo de ser, sus paisajes plagados “de belleza y rara naturaleza”, en donde se solazará en la nueva vida que se procreará para sí en libertad, antes de que termine el tiempo se forjará un mundo distinto, como buena hechicera, como alquimista: Me voy/ toda yo / desde la cabeza / hasta el corazón / sin astillas / sin punción en el alma / en la psique / ni en la columna / o en la caldera / —dije completa— / con todas mis multitudes.
En “Grimorio Verum” es notable el uso del lenguaje, las palabras son exactas y surgen por momentos a borbotones como de un cuerno de la abundancia. Además, el poema hace una crítica social a la vida contemporánea, que está plagada de costumbres
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estériles y sin sentido, desgastantes, de malos hábitos despojadores de identidad: En mi país interior sólo vive el amor / de ese que —ya dije— / no abunda/ no crece en las aceras / ni en los segundos pisos / ni en los viveros y sus macetas / ni en los terrenos baladíes de las avenidas/ o surgiendo entre los cerros de condominios / y sus impagables mantenimientos / —de agua pútrida y clorada /—de gas natural /—ni en los yacimientos de gas metano / etano /propano / butano / y de vapores de dióxido de carbono / nitrogenado.
La Segunda Mención Honorífica la obtuvo Jennifer Modelevsky López, de Baja California, con “La Eneida Genotípica”: un canto al ser humano, al cuerpo y a sus interioridades hechas de fluidos, de células, de neuronas, de movimientos energéticos que al chocar crean impulsos que procrean el movimiento y la evolución de la sustancia infinitesimal:
(…) en este inmenso mar de confusiones, granulaciones neuronales, inflamaciones de epitelios estratificados vinculados a nuestro sentido visceral, derivaciones nominales de clementes seres en la cercanía del desdén (…)
“La Eneida Genotípica” trata del origen de la vida y de su evolución, de los genes que se encuen-
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tran para procrear un nuevo respirar que toma cuerpo al nacer: (…) Heme aquí, todavía jalando la irreverente agonía que nos desterró de nuestro paraíso, todavía luchando contra lo que no existe pero a la vez latiendo al son del claro, conciso y diáfano horizonte que sólo por medio de lúcidas visiones que la luz de la diosa Eros nos arrojó con sus eclípticos susurros violáceos (…)
El ser se ve desterrado del paraíso primigenio que inconscientemente todos recordamos, quizá, para dar inicio a una abigarrada máquina de venas, sangre, núcleos celulares, sinapsis, órganos interconectados y más. Este poema, de largo aliento, sorprende por su afán de encerrar en él aquello que funciona adentro del cuerpo humano y que lo hace levantarse, dormir, hacer, despertar, actuar de manera sistemática sin que casi nadie esté consciente de ello. Es también un poema experimental, un ejercicio del lenguaje, un nuevo ser hecho de letras, una entidad de lengua sin significado, que obedece a los ritmos y sonidos internos del idioma, o es sólo una voluntad de revolucionar la escritura creativa. Editorial Ariadna agradece a todos los participantes su entusiasmo y el envío de su obra al Premio Ariadna de Poesía 2018. El próximo año les haremos llegar la convocatoria para el Premio Ariadna de Poesía 11
2019, así como otras invitaciones a participar en diversas publicaciones, donde todos podrán ser incluidos. Catalina Miranda
Directora de Editorial Ariadna Premios Ariadna, los únicos en los que todos ganan el libro Ciudad de México, diciembre de 2018.
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GANADORA
Martha Rosa Esquinca Díaz
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sicóloga egresada de la Universidad Veracruzana, se desempeña como profesora en Educación Media Superior. Ha estudiado diversos géneros literarios en la Escuela de Escritores “José Gorostiza” en Villahermosa, Tabasco, y diplomado en Actualización en Profesionalización y creación literaria en el INBA, donde actualmente estudia diplomado en Literatura Mexicana. Ha participado en diversos festivales y encuentros de poesía y cuento en varios estados de la República. Ha publicado en el Diario Presente, sección “Literactuate”, Revista Digital Gealittera, Revista Digital Somosmass99 en la sección Somospalabras. Es coautora en más de 27 antologías estatales, nacionales e internacionales de poesía y cuento. Autora de los poemarios Laberinto de flores nocturnas y Travesía de luz y ausencia. 13
Baldío I Eres una memoria abierta, un tránsito de espejismos, lejanos pero llenos de ti. Atrás permanece el secreto envuelto en la imprevista bruma, es silencio oculto en silencio, es ventolera varada en mí. ¿Dónde se guarda el botón que expulsa estas ráfagas escondidas tan adentro? De un muro salieron encabalgadas mis premoniciones. Apariciones con ojos saltados y caras carcomidas me sujetaban. La guadaña de la muerte, lenta e inflexible, se incrustó en mi vientre desnudo, ocupado por un bulto sin lenguaje, incapaz de detenerme, de apaciguar aquel exterminio. Mi pensamiento como murciélago sólo oía sus resonancias. Del muro brotó la grotesca imagen, era un oscuro lienzo en mi cabeza, veía mis entrañas colgadas como óleos que exhibían mis miedos y la cordura fustigada por mi abdomen. 15
La voz de la muerte soltó de mi boca los estertores de mi desesperación. Me acallaron otras voces, parecían clavos que perforaban y me aturdían. Se fueron las palabras, me aferré a aquella túnica negra, a la corva brillante, a las manos descarnadas. En el clandestino atardecer, puse mi cuerpo en rebeldía con la vida. El ocaso se desviste, su carne enrojecida es mi herida abierta, entretejida al vértigo de parir la muerte bajo la clandestinidad, aturdida de vaciarme y seguir con la luz apagada y adentro, oculto muy adentro, esta tecla olvidada. En aquel ayer escondido, quedaron los utensilios sangrantes, la frialdad del atardecer, la fecundidad en un cauce vacío. Hoy eres un retrato, el brillo cuadrado donde sonríes, la moldura polvosa que guardé tiernamente.
II Terreno yermo son las hojas pajizas del álbum roído, algunos cuadros vacíos, alguna imagen gastada, la memoria echa de grietas. El tiempo retuerce sus 16
ojos resecos y sin luz trae despojos de la distancia. Las viejas figuras son nostalgias desclavadas; los claro-oscuros, huellas del ausente retrato, de los pasajes olvidados, del secreto íntimo que vuelve, de repente, a levantar de la muerte antiguos reclamos. ¿Por qué nos tocan los dedos del tiempo en el hombro ya cansado? La copa sufrió tu mano, la llevaste a tu boca, te vertiste en ella y ebria estalló en tu palma y se bebió tus heridas. Aprisionaste al dolor bajo tus botas, le lanzaste las colillas de tu fuego y lo sentiste resucitar más fuerte. Tus ojos eran noches ensombrecidas. Tu ilusión de acogerlo, de darle rostro, caía exterminada por mi locura de arrancarlo, de rechazarlo como mi huésped. Mi vientre, mudo aún, escondía su zarpa, agazapado y vigilante, esperó para rebelarse, para vomitarme su reclamo. Aposté a engañarme asida a la guadaña como bandera. Mis miedos se fugaron. Confié que esa sombría historia sería eslabón irrompible entre nosotros y estaríamos a salvo. Nos distanciaron palabras calladas, cada uno abordó su raquítico viento. Eras un ave mutilada en caída por su abismo. Yo me creía apoyada por la muerte, salva17
da por ella. Se cruzaban nuestras miradas irreconocibles. El silencio, como la polilla de este álbum, nos fue devorando lenta y discretamente. Qué puede ser más infructuoso que conservar en estas páginas los deshechos de lo que fuimos. En las hojas permanecen nuestras caras extraviadas en el tiempo.
III Éramos silvestres bajo el árbol veterano, el chasquido de la cámara fue presagio de lo que vendría. Los días o quizá las horas fluían leves, imperceptible nacía el amargo devenir. Nuestros cuerpos, las palabras y la inexplicable necesidad uno del otro, nos alentó. Buscamos amalgamar nuestros sentimientos. Nos asustó cambiar, tú, cómplice en desacuerdo; yo, cegadora de vida. La muerte me rodeaba aún. Me lo anunció abruptamente: pedazos de un bulto cayeron en una cascada roja, salieron como un grito lastimero, emergieron de mi vientre que era su sepulcro. Mis sentidos aprisionaron aquel enjambre de dolor que expulsó el último trozo del ser que habitó en mí. Se fue por 18
el remolino de agua, tragado, anulada su huella en ese lugar. Dejó de ser invisible para ser la forma de mi demencia, la cara de la muerte que parí. No hubo escondrijo más oscuro, ni abismo más hondo para perderme, sólo aquel espejo tragando la luz que nunca fui. Veía el rostro de la muerte, se asqueaba, doliente y resentida, atrapada en mi ordinario reflejo. Aureola era nuestra juventud, bajo la arboleda, cómplice de la seducción. Se enrojeció la tarde entre nosotros. Una hemorragia incontenible fue mi conciencia, sorprendida, como en esa fotografía, por el estallido de mi cuerpo. ¡Cuántos botones tan sensibles hay en la memoria!
IV A la yema de mis dedos vuelve la tibieza de tu rostro, resucito tu mirada, hilvano imágenes que fluyen y se pierden en efímeros torbellinos. Cambiaste. Gestos de estatua se esculpían en tu rostro, sentía la tristeza arremolinarse en ti, como incienso te extinguías, silenciabas el canto, te diluías en confuso duelo. 19
La angustia se filtró por mi cara. Me hundía en una fosa sin nombre, escondida en la otra faz de la noche, la infértil, la del fango en que me atoré. Transitó la vida y peregrinó la muerte. Se entrecruzaron en un espejo donde eran una y eran dos. Así se levantó una lápida, un sepulcro que nos aisló, unas veces dolidos por la vida, otros castigados por la muerte, sentada entre nosotros. La veía perseguir tus pasos o rasgarme lentamente, su reflejo con su túnica abultada aparecía continuamente. Copas desoladas y amargas éramos, troncos que olvidaron lo que fueron, dos caras de la misma luna mirando en sentidos opuestos. El tranvía de la tarde, me ha dejado en la estación de antes, atrapada estoy en los ecos, en el mausoleo de aquel tiempo, en sus estatuas impasibles que se abaten, son sacudidas de improviso, huellas en redondel por el solitario atardecer.
V Imágenes que traen consigo evocaciones. Imágenes, brillos que disparan la memoria. Imágenes guardadas adentro, muy adentro. 20
Entre la niebla que intempestiva nos cayó, confundidos se adormecieron los sentimientos, se hicieron trazos amorfos, eslabones rotos, caparazones endebles. Los paralizamos, los necesitábamos en la bifurcación pero nuestra fe permanecía agonizante. Íbamos lapidados, consumidos en el centro. ¿Quién está listo para ver, desde el espejo, su interior? Por el mío la muerte llegó discontinua, me contempló paciente, incriminatoria y luego se escurrió como arena de un reloj. Susurró silencio, taladró mis sueños, mantuvo su acecho. Cuando me acostumbré a vivir con ella se elevó en un torbellino imponente que perforó con toda su oquedad, me quería colgada a su guadaña. Fui un bache sin sentido. Una aguja sin hilo. Jamás quiso tomar esa semilla truncada. Saliste de la espesa niebla, se aclaró tu espejo y fuiste la rama donde asenté mi vuelo. No sé cómo recuperaste la fuerza del viento, te aferraste a la vida, yo me derrumbé y la muerte se plantó en mi vientre. ¿Qué estado es éste donde la muerte recrimina, señala, se agita en mi espejo, me mira como una fosa sin muerto? 21
Ninguna imagen llora, ninguna tiene a la muerte, pero permanecía ahí, discretamente.
VI En la última imagen nos despedimos, ya tomaban dirección los vientos, tú ibas a izar las velas de la vida, a batirte con las borrascas de la muerte, había un fulgor de mar en tu cara, un destello de sol abierto de lado a lado, grabado en la fotografía de aquella vez. Frente al espejo me acurruqué y canté tus cantos. A veces era una piedra dejándome lanzar, luego barca en un cauce en calma, la muerte dejó de señalarme, de culparme por llevarse a cuesta a quien no nació. Acusante, a veces volvía en una humareda intempestiva. Partí, obligué a mi garganta a callar tu nombre, cerré mis oídos al bálsamo de tu voz. No volví, no volviste, nos asilamos en distintos aires. De arena era la muerte, una arena que agujerea los ojos internos. Era de dunas sepultadas en mi semillero roto, nos cayó el silencio del adiós, se levantó en tolvaneras para hundirse en mi inhóspito cuerpo, en la marca que mi matriz resecó. 22
No volvimos a unir nuestros rostros, la distancia se nos vino encima como la ceniza sobre la grama y acepté me cubriera su gris manto. Horada de silencio, te volví obscuridad, te volví fantasma y concebí en mi vientre el deseo de la vida. Siempre me visitó la muerte, siempre con siniestra exactitud. Hoy me fugué a la contracara de tu reflejo, reconocí tu voz y rostro imborrables, ibas multiplicado en cada mano, te vi como al río el llano incendiado y corrí por mis soledades. No serás más el centro de este álbum. Vine a romper lo que fui, a soltar mis amarras, a desollar a la muerte y garrapatear mis torcidas palabras. Es de agua la tarde, de ríos abriendo causes, de espejos yéndose. Desvencijo a la muerte, la empujo irreverente y se marcha por fin, me deja fragmentada y grito mi desolación. Solitaria, frente a la hoguera de retratos, renuncio al anhelo de que las llamas enciendan mi vientre baldío.
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finalistas
PRIMERA MENCIÓN HONORÍFICA
Vera Milarca Ramos Koprivitza
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e gramática personal crítica, de humor corrosivo y poesía punzocortante, como el título de su libro editado por Quadrivium Editores en 2011; ya hace más de 30 años que le picó el bicho del teatro. En la ruta de la prensa escrita, ha logrado sus mejores trabajos en el diarismo. unomásuno, El Día, Síntesis, La Jornada de Oriente, El Universal y revistas de diversos temas, así como los periódicos Reforma y El País, han sido sus casas editoras. “La Diabla”, su columna publicada en Reforma por más de nueve años, le llevó después a seguir su crítica de teatro, “reloaded”, en su “Telón de la Diabla”, columna independiente nómada publicada en diversos espacios digitales. Editora, historiadora del arte por la Universidad Iberoamericana, donde ha dado clases, promotora cultural, textoservidora y fabricante de ideas, conceptualiza y produce en su despacho personal de Cuernavaca, Central de Proyectos, toda clase de contenidos. Nació con la luna llena de octubre del año 1963 en Coyoacán, Ciudad de México. Oaxaca, Puebla, Tlaxcala y Morelos también los ha vivido. 27
Grimorio Verum
1.0 Tengo un país dentro a donde me voy. Voy a exiliarme, a mudarme completa con todas las maletas repletas de mi cielo y de mi infierno de todo cuanto he sido y de todo cuanto soy. 2.0 Me voy toda yo desde la cabeza hasta el corazón sin astillas sin punción en el alma en la psique ni en la columna o en la caldera —dije completa— con todas mis multitudes. 29
3.0 Me voy, hacia el centro de mí misma —mar, tierra, cielo y estrellas adentro. Con mis propias tormentas de verano y de invierno es allí donde solo sí y… solo sí venciendo codo a codo con Ganesha los obstáculos, venciéndome a mí misma es donde quiero vivir. 4.0
VIVIR, con letras mayúsculas
vivirme a diario, como se vive en un país exótico de belleza y rara naturaleza sembrando a raudales ideas e imágenes imperecederas divertidas ludi-versas. 5.0 Vivir antes de que la vida rota se me vaya como hilo de media luna surcándose y persiguiéndose a sí misma en nimiedades
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so pretexto de alguna enfermedad incurable so pretexto de algún amor imposible so pretexto de haber esperado a Godot so pretexto de ser alcanzada por un destino inimaginable. 6.0 Me voy con todo, sacrificando en aras de un amor mayor todo aquello que no vaya conmigo. 7.0 En mi país interior sólo vive el amor de ese que —ya dije— no abunda no crece en las aceras ni en los segundos pisos ni en los viveros y sus macetas ni en los terrenos baladíes de las avenidas o surgiendo entre los cerros de condominios y sus impagables mantenimientos —de agua pútrida y clorada —de gas natural —ni en los yacimientos de gas metano etano propano 31
butano y de vapores de dióxido de carbono nitrogenado. 8.0 Me voy a sembrar el amor puro, sí de ese que crece en la infinita superficie del universo de las semillas nutritivas de palabras brotando de los huertos para mi autoconsumo las mismas que a ratos oran en las horas del día que riego a diario con agua de rosas y canela de sándalo, pachuli y aguamiel de fino limón y agridulces hierbas amor que se funde en el fondo de mi vientre núcleo azul imaginante en la savia de la tierra en las venas de tinta palatina escritura jeroglífica tatuada sobre mi piel de papiro signos y caligrafías en las sienes de miles de pensamientos diáfanos y selenitas amor que se yergue hasta lo inefable —profundo y sideral. 9.0 No me voy sola me voy conmigo misma a trenzar mis nervaduras 32
míticos ancestros de jengibre y cardamomo con su aroma de brisa clandestina y bayas de enebro en el frondoso árbol de mi esperanza sola también “firme”, tan bien “firme”, “firme” frotando con mis besos sus hojas de oro y mis alas revoloteándome en la garganta. 10.0 Me voy a donde sopla mi corazón de jade rojo mudra sobre mi útero de barro y dejando ver, bajo la manta de cielo mi pubis de seda y jacaranda. 11.0 Me siembro en mi remolino con mi cuerpo de ópalo curvo con mis ojos de incisiva obsidiana alzando los brazos en señal de vuelo una ceremonia ritual rumbo al oriente allá donde la cruz de olvido ya se oxida lejos de la estepa de terracota y del aro marchito de los nibelungos y de Krimilda —sin precipitaciones— avanzo s u a v e 33
su ave l-e-n-t-a-m-e-n-te hacia mi tórrida caracola de lluvia olor a nardo y a mostaza verde con mis senos despiertos bruñidos con pimienta de cayena y mi sexo alucinógeno de salvia y azabache. 12.0 Me llevo de la mano a mí misma rumbo a la ignota semilla primigesta desde mi naciente ciclo sin horas y sin cuenta crujen a mi paso las hojas del laurel otoñal como hoguera de bruja. 13.0 Parto naciendo y muriendo y volviendo a nacer al mismo tiempo —única e indivisible— visible y auténtica ante mis ojos de loba vulva hendida y dominicane osada diosa hada de Dios 34
endiablada-mente-salvaje diabla que habla —bla—bla—blá— hablaba de día adoraba de noche, adorada hembra cabría a medianoche rama dorada atizando al fuego hatos de romero, ruda y albahaca caprichoso Belzebú te vas conmigo a la ciega, (mirada adentro) a la siega de los cereales maduros al trasiego de pócimas en matraces aleación de metales, horno de Esmarago a convertir tu pulmón de plomo en nube de oxígeno respiración de partículas de calamina Claves de Salomón que huelen a clavo y a comino esparcidas a la vera del camino esmeraldino. 14.0 Me voy —ignis oetherus— a mi sabático iniciático 35
a brindar con mi brebaje de azafrán, alcanfor y belladona, para ahuyentar las larvas del astral —“he tocado el Tympano”— ya soy Cibeles en las supercarreteras de la vía láctea voy abriéndome paso con mi espada de zafiro y cuarzo líquido con su empuñadura de perla y de callaique dibujando nuevos mapas estelares rumbo a mi propia galaxia me dirijo a decapitar al cuervo negro voy cabalgando a pelo tomando la brida de Ehwas. 15.0 Me voy a donde nadie más que yo a donde la aurora me augura tu presencia debajo del cenital lunático del solsticio cuando la noche más larga haga por sí misma que el aura del alba brille en el horizonte haciendo más diurnos los —ya de por sí— madrugadores amaneceres sol que vierte su iris sobre el follaje de consuelda mientras la rueca gira entorno a una piedra de amatista hilando una fina hebra de ámbar 36
que habré de portar sobre mi cuello para proteger mi alma de Serbal. 16.0 Regresaré convertida en ola de mandrágora vuelta polvo dorado de las dos cimentaciones hechizo de sal mercurial en el Reino de Saturno toda Libra en su justo medio y oscilante Venus-Afrodita devuelta a mi grey y a mi grial, amamantada de mí emergiendo de mi lapis exilis, copa de mi corazón envuelta en llamas regresaré desde el secreto pico del águila completamente consciente tras ser arropada en las entrañas de la muerte despertaré nueva en el regazo de la tierra en las fechas del calendario germinal naciendo desde la nación que llevo dentro seré lo que tenga que ser, o no seré nada.
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SEGUNDA MENCIÓN HONORÍFICA
Jennifer Modelevsky López
N
ació en Tijuana, el 8 de mayo de 1998. Estudia en la Universidad Autónoma de Baja California, Extensión Tijuana; inscrita en la Licenciatura en Traducción, en la Facultad de Idiomas. En septiembre de 2018 ganó el Primer Lugar en el Concurso de Declamación de Poesía Mexicana de su facultad. Participó en 2017 en un Taller de Piano, donde aprendió las bases del solfeo. En el área del canto, formó parte del taller de Música Popular de la Preparatoria Federal Lázaro Cárdenas. Goza al tocar la guitarra y los tambores hindúes, al subir cerros, al ver películas y al escuchar toda clase de música. Sus autores favoritos son: Goethe, Herman Hesse, León Tolstói, Paracelso, y Elena Poniatowska. En el presente trabaja con cuentos para combinar el funcionamiento de la física nuclear y básica con psicología transpersonal; así como estilos poéticos fusionados al porvenir colectivo. 39
La Eneida Genotípica
Mientras una sinfónica de vívida luminiscencia relampaguea de manera intermitente las nuevas corrientes del mañana se desdibujan y luego concretan sin desdén, tal como el principio del entramado reto vívido del trayecto, que os atrajo a vuestras incongruencias idílicas; derivando de sus entrebuscadas ramas un fotónico hemiciclo del cual solíamos solapar nuestra magnánima presencia, pero no es una situación inhabitable o errática del todo, ya que es parte de nuestro ígneo reconocimiento que permite pintar esa remembranza en todas aquellas imaginarias más no rígidas, si bien, oblicuas paredes que nos separan los unos a los otros en este inmenso mar de confusiones, granulaciones neuronales, inflamaciones de epitelios estratificados vinculados a nuestro sentido visceral, derivaciones nominales de clementes seres en la cercanía del desdén, máculas energéticas y ofuscas, si bien, espontáneas dolencias hipóxicas y santónicas que solían ofuscar inclementes nuestros panoramas rasgando y contraponiendo todo a su paso en un ir y venir de posibilidades extrapolares; incluso, previa41
mente concurridas en tiempos temporales que se derritieron de nuestras memorias al nacer en este cálido paraje en proceso de construcción. Heme aquí, todavía jalando la irreverente agonía que nos desterró de nuestro paraíso, todavía luchando contra lo que no existe pero a la vez latiendo al son del claro, conciso y diáfano horizonte que sólo por medio de lúcidas visiones que la luz de la diosa Eros nos arrojó con sus eclípticos susurros violáceos hasta perpetuar dulcemente el interior de nuestra cóclea; procreó así nuevas ilusiones formando espirales llenando cada uno de nuestros tejidos tisulares, sucumbiendo hasta los vasos sanguíneos, y así sucesivamente hasta llegar al mágico interior nuestras vacuolas llenando de un fluido magento-fuscio impoluto reverberante adentro; en el cual se dirige por consiguiente al aparato de Golgi, y de esta manera a la cuidadosa mitocondria brindándole ese fervoroso sentido de vitalidad, idiosincrasia y vigor; finalizando con un toque de electrizante energía que revivirá todos tus ademanes ancestrales los cuales llevarán a todos a permitir que persista tu semblanza fuera de todo contexto de tiempo y espacio. Bienvenido a la libertad, vuelve así a formar parte de estas otoñales hojas pertenecientes al todavía vivo y 42
latente Pariyata, aquel que al mudar se deja llevar por la corriente del prominente destino, ornamentado con dulces aromas florales cristalinos, aquel que te abrirá las puertas hacia los preexistentes planos de la embriaguez rosada, de las inundaciones de amor dinamita con incandescentes y flameantes destellos de magnificencia pueril manteniendo de igual manera la sabia senilidad y pura imperfección de vuestra simetría antihumana. Coadyuvando de esta manera, con sus suaves y eólicas sinergias al llamado proveniente del lamento de las ninfas, donde al unísono, emerge de entre los mares; aquel eco que mediante las electromagnéticas ondas cerúleas e hipnotizantes provenientes de la laringe de las dopaminérgicas sirenas; abrían a su paso a terremotos que al destrozar las capas del susodicho hipocentro de vuestra tierra ya árida e inerte, con sus potenciales minerales en constante circulación enérgica de colores vistosos; nutrían desde las raíces de todas las briofitas y pteridofitas todas las capas procedentes del interior de esta tierra o si bien, cuerpo humano polimorfo dimensional. ¡Romped la cuarta pared! Romped las limitaciones del espacio tiempo temporal que suelen cotizar la corta cronología en vita de cada una de nuestras an43
tagonistas existencias de manera pluri-direccional, como un mago usando sus frascos de contenidas almas sujetas a la experimentación de la liberación totalmente in vitro, coadyuvando entre sí cadenas de péptidos que desde un inicio estuvieron conectadas entre sí por aquella maya electrostática de luz, pero que andaban perdidas por el multiverso. Alimenta tu extremista orexigenia cada vez más exigente y deseosa de cimientos y cimientos de belleza y dones; pero no por medio de alimentos físicos insaboros e inservibles a base de carbono; sino de alimento energético siempre fluctuante de la constelación venusiana que te llama cada noche para abrazar con cada uno de tus inverosímiles quarks circundantes a cada una de tus porciones subcelulares que jalan la impotencia anexada a tu voluntad, y adyacentes de tu completo campo áurico. Prueba la excelsa coagulación y solución del voluble y antes temeroso espíritu que ardía ya de deseos de salir chispeando desde su propia cripta ancestral donde yacían las incontables maldiciones que tus propios antepasados te habían heredado para aniquilarlas con salvaje fosforescencia y pirotécnicas acciones mediante las, para nada, rebuscadas ilustraciones de todas tus opciones para proceder; si no más bien, con la fluidez de la espontaneidad y brillantez 44
lógica eludiendo nuestro sentido de estoicidad. Así, todo esto mientras la totalidad de aquellos incontables filamentos transmutan todo a su paso, mientras se registran nuevos trazos de coaliciones entre las incontables porciones de mente y cuerpo que quedaron regadas a lo largo de toda la tropósfera como semillas ciegas ante el desconocimiento de la existencia de la otra hasta que una inexorable e infinitamente creciente pero tremendamente abrupta colisión; los llevó a conectar vuestros caminos con cierta sutil pero inevitable guía divina con un propósito que definitivamente derribarían con las antiguas percepciones ideológicas, climatológicas, fisiológicas y kármicas que algún día se creyó que permanecerían intactas e inconcusas tal como la realidad tal como la creíamos conocer. Es por esto que aunque no quieras, mi recuerdo te será indeleble por siempre, porque nuestro ciclo no ha acabado, es por tanto, fielmente inexorable, tal como las cálidas pero ausentes gotas de tinta china que marcan el inicio y el fin de vuestra cualitativamente fructuosa existencia. Así os presento mi bastante barroca e ilustre Eneida a merced de vuestras cabezas elegidas para escrudiñar mis melodiosos versos con loable intención. Siempre 45
y cuando no os olvidéis utilizar esta fuente de camaleónicas desventuras aunadas de incesantes estallidos de fundamentos con gracia y espíritu, para así, precursar el centelleante porvenir y alcanzar vuestro reconocimiento interno como dioses en potencia. Oh, mi estimado cómplice, mi sediento lector, espero no hayáis permitido que la duda te atormentara en este ávido parloteo de mariposas, que no hayáis dado entrada al ofusco pensamiento de que todas estas transmisiones de códigos hacia usted, mi dulce receptor… lo hallan hecho creer que esto ha sido una inconexa hetereogeneidad de ideas laxas de sentido, que lo que busqué perpetuar mediante esta unívoca oportunidad fue expandir mis rimbombancias con un sentimiento aristocrático, sólo para causar estupor y vibrantes alucinaciones. Porque no es así, mi atento camarada, no es así… Vine a entregar en este interfaz anímico, señales de vida de otros tiempos, de otras galaxias… vine a romper todo signo de limitación para perpetuar así, en lo más profundo de vuestros alientos el eterno elixir del universo, a enroscarme como los interferones del sistema inmunitario en los detalles más complejos de tus mecanismos neuronales con ávidas ganas de resurgir; coadyuvando con mis suaves y acuáticas 46
proliferaciones de sentidos, el abastecimiento de intenciones eternamente puros, brindándole con mis dotes de clarividencia aquellos lujos y detalles transmutadores del alma que por tanto tiempo anheló. Vine a aterrizar en tus interconexiones sinápticas con los sub-anti-mundos de tu inconsciente, y a activar la profilaxis original que yacía en cada uno de nosotros desde eones de temporalidades dimensionales. Soy la opsonina que te impulsará a fagocitar y expiar toda mácula elemental y progresivamente incurable que alguna vez te pustulizaró hasta el nervio coronario. Soy el inclemente tsunami que incesantemente materializó todo lo que vez enfrente de ti mediante ilusiones impías que pronto se desembocarían como múltiples ésteres aromáticos que se desarrollan perfumadamente y convergen de un punto hacia la eterna expansión a velocidades inverosímiles que hasta podrían hacer dudar de tu propia existencia. De esta manera, la velocidad excesivamente sónica, desenvuelve de las cáscaras de los folículos un gran cúmulo de semillas humanas polidotadas de fusiones de habilidades austérico eclécticas fuertemente predominantes, totalmente aisladas del resto, pero fungiendo como un mínimo común múltiplo entre los demás, procreando las proezas que colectivamente se beneficiaran entre todos; de los cuales alguna vez se pre47
sentaron en el proactivo y actual entremés. Cerrando así, este acto de manera fulminante y permitiendo la obertura de un novedoso y empírico trovador que os mostrará la vereda hacia el nuevo porvenir en el nuevo mundo que ya está dentro de cada individuo perteneciente a esta benévola y magnificente consciencia atornillándose en el día a día con cada pensamiento y acción a nivel de exuberante implosión. Os otorgo el total poder de reivindicar vuestros alelos junto con vuestras propias espinas áusteras y aglutinantes de ideas necrocitadas; por un nuevo camino, más fácil por el cual dejarse influir e inmiscuir sin ataduras ni atroces antiguas pesadillas. Este el cual te llevará como un río en su caudal hacia la nueva perspectiva, de este nuevo camino, que te hará estallar de mágica endeleblidad y afinidad hacia tu alrededor. De esta manera te habréis percatado de que habéis encontrado los yacimientos de tu niñez antes rota pero ahora revocada de altisonantes hechizos que te devolvieron tu hogar. Tu siempre latente pero profundo hogar que se escondía en las tinieblas pero que resurge en tu día a día; en tu complaciente y electrizante día a día, que prende las llamaradas de sonrisas infinitas ante la interminable danza de ligeras aves ya despiertas que despliegan ante sus alas la patente aurora boreal aligerando el camino. Siempre con pies descalzos y pasos firmes, ante lo incierto y lo insesante. Yo sólo 48
espero permanecer con los brazos extendidos al cielo, voz y mente abiertas a la intuición y a la confianza, para siempre disfrutar el más allá perpetuamente con mis dorados guardianes alrededor armonizando las pocas disonancias que quedan con todos, y así ya es desde ahora… por el sinfín de los tiempos…
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Karen Lizbeth Antonio Aguirre
L
icenciada en Diseño y Comunicación Visual, con especialización en Identidad y Soportes Tridimensionales, por la UNAM. Ganadorá del primer lugar en el Concurso Interprepas de Poesía (2013), de la Escuela Nacional Preparatoria 1 “Gabino Barreda”. Actualmente labora como freelance. Gusta de la lectura científica, filosófica, poética y de la novela. Uno de sus libros favoritos es Rayuela, de Julio Cortázar. Actualmente escribe un blog: “Espectro de luna”, en donde publica sus poemas semanalmente, también toca la guitarra, practica natación y le gusta la fotografía análoga; además, produce diseños textiles, gráficos y de decoración bajo su propia marca “Fenomena”. Busca publicar su propio poemario y hacer una novela gráfica con sus fotografías. 51
PERDÓN
¿Así que quieres ser escritor? Si no te sale ardiendo de dentro, a pesar de todo, no lo hagas. A no ser que salga espontáneamente de tu corazón y de tu mente y de tu boca y de tus tripas, no lo hagas. Si tienes que sentarte durante horas con la mirada fija en la pantalla del ordenador o clavado en tu máquina de escribir buscando las palabras, no lo hagas. Si lo haces por dinero o fama, no lo hagas. (...)
Charles Bukowski Las palabras vienen, yo no las creo, yo sólo soy un conducto de su existir; me miran, me necesitan, recorren su camino tomadas de las manos, les gusta estar juntas, algunas se esconden y tengo que llamarlas para que salgan, pero sus hermanas las quieren acompañar para jugar entre ellas. Se acomodan bien 53
en papel, en el monitor, a veces en concreto y madera. Son fieles, cuidadosas, misteriosas y místicas. Si bien, a veces las olvido, naufragan en un barco de papel. Otras saltan y saltan para llamar mi atención y otras tantas me pellizcan y salen corriendo; son traviesas, temerosas, les gusta visitarme y charlar conmigo. A veces, en tiempos difíciles, son tan pequeñas que no puedo escucharlas, escribirlas, decirlas. Cuando son buenos tiempos, son de una estatura perfecta, caben en cualquier lado, se acomodan fácil, me hacen feliz y, en tiempos más tormentosos, se vuelven gigantes, nada les acomoda, estorban y me hacen enojar. No sé quién las inventó, no recuerdo cómo nos conocimos. Turbiamente recuerdo la grata sorpresa que tuve al descubrir que podíamos ser amigas, y que me podían acompañar a todos lados; que me llamaban y yo, con gusto, las escuchaba… Estas letras que componen palabras y, a la vez, frases, oraciones, las he dejado pendientes de una nota que semana tras semana fui olvidando, siento fallarles por tanto tiempo. Pero aquí me encuentro, sentada (con los ojos a punto de colapsar por tanto sueño), con una hoja de papel arrugada en donde las he rescatado 54
para no dejarlas morir, naufragar… es lo menos que puedo hacer por la magia que me provocan al elegirme para existir. EL INFIERNITO ESTÁ HECHO DE AMOR
Incendios que me hieren lentamente, provocando deforestaciones en esto llamado corazón. Me he encontrado con algunas ramas puntiagudas, desnudas, y las contemplo con admiración, las encuentro encantadoras, me siento bajo ellas y recuerdo detenidamente el porqué de su desgracia. Más adelante se perciben otros árboles, se encuentran revestidos de hojas de otoño que bailan entre ellas, me recuesto bajo su sombra, las miro danzar, algunas bajan, me acarician el rostro y siguen bailando con el viento. Algunos otros árboles son tan altos que no puedo ni observarlos, me aferro a su tronco y lo abrazo fuertemente, les pido me lleven con las nubes, que me dejen subir a su copa para poder admirar todo cuidadosamente. Continuamente voy vagando en estos bosques, a veces pinchándome con ramas y espinas; a veces saltando entre hojas y danzas; y otras tantas soñando con lo invisible. 55
En ocasiones camino a las fronteras de estos bosques, me siento en la orilla, dejo colgar mis pies y busco con quién poder charlar, pero el silencio se hace presente, me cobija, me mira a los ojos y me sonríe con pena… ahí es cuando todo el encanto de los bosques se me olvida, cuando me descubro sin voz, inundándome los ojos de agua salada, apretando fuertemente mi quijada para evitar una tempestad… pero es inútil… Me muestro ridícula ante la nada, escondiéndome bajo las sombras para no ser vista, como un animal vulnerable y asustado. Entonces, cual muñeca de porcelana, me empiezo a romper, mi existencia se vuelve un conjunto de grietas que me corroen apresuradamente (parecieran querer reventar) y me vuelven polvo. Revisto con mis cenizas el campo y de ellas empiezan a brotar flores que, después de un tiempo, se incendiarán
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Ingrid Argüelles Ureño
N
ació en Estados Unidos el 8 de octubre de 1990. Sus padres, agricultores de origen mexicano, se mudaron, cuando era niña, a Ciudad Victoria, Tamaulipas. Realizó estudios universitarios en el área de Odontología. Posteriormente se desarrolló como fotógrafa y escultora (Escuela de Cerámica Forma) en Barcelona, Cataluña, en donde jugó por los laberintos de la ciudad y se nutrió del aire de la literatura de Ernest Hemingway. Espera poder publicar pronto un libro de poesía; le gusta participar en concursos literarios. Su escritura está influenciada por el arte surrealista de Salvador Dalí, Iván y José Argüelles. La inspira la literatura de los argentinos Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, y los músicos como Spinetta Jade, Cerati, Chopin, Floyd. Otros de sus escritores favoritos son Efraín Huerta, José Saramago, Octavio Paz, Walt Whitman, Friedrich Nietzsche, Arthur Schopenhauer, quienes la invitan a continuar con la escritura literaria. 57
Dormir después de Dalí
Fuego que nace sobre los tonos musicales de esta melodía que parece no tener un final y así florece al observar tus pupilas con el resplandor del sol que deja caer las nubes sobre mi piel, florece como el cielo que se desnuda con el viento y al caer la noche sus lunares excitantes se esconden bajo la neblina como corpus flotante ¡gravedad extinta flotando! Y girar y ver girar la tierra girar y ver girar el sol girar y transformar el paisaje más divino en una gloria celestial ¡sinfonía interminable entre el sol y la noche ya se expande! El agua se desliza sobre la tierra y la noche atraviesa mi sombra para adentrarnos nuestras pupilas de gigantes ¡cada vez un poco más! El sol limpia nuestros pasos, su voz se absorbe por mis venas, el latido de sus pasos son la risa de la tierra con el aire, pulso respira con la sonoridad de esta transformación que observa la noche mientras se extiende el sol ¡gigantes! que sostienen el cielo con sus manos y deslumbran mis pupilas con el sueño de 59
caminar sobre escaleras entrelazadas en la tierra verde Oh abraza mis pies y enmudece el deseo de encontrar un ser humano sin mente alguna Oh regreso de flotar inverso presente de este tono con voces de coro Despertar.
Próxima Destinación
La tierra se estira, explota y tiembla de repente, cae el fruto sobre la tierra y nadie puede detener el giro que transforma y emana el sabor de su esencia como un crujir y fisurar igual que aquel hombre que rompe su máscara frente al sol, se estrecha y estira para disolver la corteza que el árbol forma con el andar del tiempo, Cae el huevo sobre la tierra ilumina cada mañana y nutre en cada espacio que el aire expande en colores santos sobre el cielo, giros de creación, giros de axis y así atraer los crepúsculos y girar al mismo momento que el aire respira la flor que nace de la geometría del código expresado de los impulsos del crepúsculo hacia la siguiente destinación… 60
El amanecer sobre el vaivén del tiempo, creador de nuestra materia viva fértil entorno al andar de tus pasos de plasma repletos de néctar vibrante que van cruzando la tierra creadora de vida que proviene de núcleos entrópicos con una próxima destinación… Vida.
La Danza de Venus
Busco tus ojos que fluyen por la noche donde se funde el foco del ayer. Noche tibia andante donde los gatos posan como estatuas y te disuelves al andar sobre la luz de luna que te acompaña como una vela encendida que alumbra la escasez y te hace levitar entre diamantes que recubren tu cuerpo que luce ahora húmedo como con sal y flotas sobre la arena como en nubes de sal o espuma flotante. Observas el espejo de mar reflejado sobre el cielo entiendo el enigma con mis ojos ahora de cristal, bocanada de vientos que se despiertan con tu andar, tu visita despierta la esencia del aire y florece la montaña con las aves que cantan con el deslumbrar del sol. 61
La marea sube al danzar junto a la luna y juntar nuestras manos que abren el viejo portal del cielo en cada devenir de la noche rĂtmica andante donde nuestros pasos danzan con el girar del tiempo. El silencio hace explosiĂłn.
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Uriel Delgado Méndez
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riginario de Tlalnepantla de Baz (8 de septiembre de 1992), Estado de México, estudió Administración de empresas en la Universidad Tecnológica de México y una maestría en Administración de Negocios con diplomado en marketing, en la misma institución. Es poeta desde temprana edad, ha pasado por diversos talleres literarios entre ellos el de Alicia Reyes y el del poeta Eduardo Cerecedo. Ganador del concurso Los Símbolos Patrios a nivel regional (2002) y ganador del concurso UNITEC de poesía (2009). Ha publicado en la antología de cuento Tierra de en medio, Editorial Casa de la Palabra José Emilio Pacheco, y en la antología de poesía La ciudad en los ojos, editorial Eterno Femenino. 63
TENGO FRÍO
Tengo un frío amontonado en el pecho, un filamento congelando el invierno, tengo un deseo oceánico de tu piel arena. Una nostalgia grande como azul el cielo, una sed amotinada al instinto en tus piernas, y de más allá se rebela la brisa despeina el cabello, el chocolate blanco se congela en tu aliento. El calor, un ave astuta, cazadora de lombriz tiñe las nieves de este frío en rojo, con matiz de verde la vida, blanco y más blanco la paz la muerte, la vida y el hastío. Un recuerdo ácido, dulce y amargo donde las hojas secas son el desierto de tus pies cambian, renuevan, empeñan su alma al mendrugo, congelan la nariz, la madera quema calor, 65
y ángeles brotan de las tierras, cierran el limbo con el lodo, soban tu pecho en espiral y tengo un frío más concurrido.
LAS SIRENAS DE GARGANTA MUTILADA
Las gaviotas se pierden en la mar, ahogan vísperas de sangre en la espuma, abriendo pecho a su espalda y una daga y otra daga aniquilan la pluma; los versos son ruego ya en el limbo. Las sirenas van, deambulan sus dorsos, las caricias donde el marinero no encalla la barca y su sexo es la virginidad de la isla donde el mapa de las olas no dirige ni luz, ni luna. Se abre el cielo la luz de la discordia, anuda el amaine de la lluvia en sus corvas, moja sus vidas ya sin afán y el diluvio extirpa sus máscaras, calla sus himnos y enajena sus labios. Las sirenas pierden las gargantas, las mutilan con un grito, ya no hay canto, 66
ya no lisonjean al pirata, ni roban su oro, se pierden en la nada hasta la deriva y los puntos cardinales son flechas emponzoñadas. Los peces respiran la marea roja el odio, la espiga de la nostalgia marchitan las escamas, su piel desnuda respira la sal y uno y otro rescoldo llama al canto de las sirenas.
EL OLVIDO
El olvido tiene cara de mujer como la espuma que florece en el tubo de la ola, se cercena la carne en espera del flote; el olvido se disfraza a un rostro, vocifera el tiempo, se degrada el crespón. El olvido tiene cara de hombre cuando el tumulto venidero de asombro se agazapa en lo absurdo, en lo llano, en lo sordo, en el silencio del espejo y la cortada del rastrillo. ¿Pero qué olvido, ay, qué olvido? edifica los muros, las barreras, las murallas con granos de sal, 67
sangrando los ojos, adulterando la memoria, cerrando el paso vertiente de un río dulce. Nubes espesas son placentas de embriones lluvia, paren caricias frías en los cabellos confundidos, las extremidades corren, temen —el agua desnuda sus vísceras, apaga sus velas, destiñe sus ropas; sólo queda el reflejo de su piel. El bramido, el llanto, el grito y la diarrea sucumben al instinto sentimiento en soledad de madres sin leche, olvidos en bolsas de papel, lagunas de la memoria. Hambre, llovizna, una mejilla cortada por una lágrima el olvido cierra fúnebre, baja el telón y tras él se cierne la vida, pues la vida no es más que el conjunto de tus olvidos. El olvido tiene rostro de miseria en el hambre por venir de pozos profundos, más allá de la carne, de la lechuga, del pepino; ahí un lugar más profundo y austero —el alma.
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Rubén Darío Díaz Montero
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ació en Tlalnepantla de Baz, Estado de México, el 6 de noviembre de 1995. Estudió la carrera técnica de Laboratorio Clínico en el Centro de Estudios Tecnológicos, Industrial y de Servicios (CETIS) 118. Ha publicado poemas en la antología Autor Núm. 4, de la Editorial Autor. Hago Cosas. Actualmente participa en un canal de reseñas de videojuegos de nombre Rozem Games. Sus autores preferidos son: Emil M. Cioran, Friedrich Nietzsche, Charles Bukowski y Alejandra Pizarnik. Tiene varios proyectos en proceso, como la realización de un poemario y una antología de relatos cortos que develan aspectos muy íntimos de su persona. 69
A Ultranza A ultranza Sí, el trayecto es largo y la ausencia del otro nos impulsa, nuestro motor al que curiosamente despreciamos es del que ahora más nos valdremos. Y mi cariño y tu cariño se fermentan con calma cual crisálida que aguarda inexorable en el silencio. Mientras la añoranza se impregna en los latidos de las horas de los minutos de los segundos haciendo de cada fracción de tiempo una valerosa espera. Y entre tanto el anfiteatro de la distancia nos reserva dos incómodos lugares hasta que la función culmine, y podamos levantarnos para ir hacia donde el otro está 71
y de esa manera poder entrelazar tus manos con las mías y mis sentimientos con los tuyos. Sí, el sendero es largo pero valdrá cada instante de perfección cada momento de penuria o de angustia, lo valdrá puesto que será bien invertido hacia lo que al final terminará por ser nuestro.
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Rosa Carolina Dzib Suaste
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riginaria de Valladolid, Yucatán (1997). Cursa el séptimo semestre de la licenciatura en Lengua y Cultura en la Universidad Intercultural Maya, de Quintana Roo. Es estudiante de tiempo completo. En 2016 obtuvo el segundo lugar en el Concurso Ensayos Estudiantiles sobre la Mujer y el Campo, en Chetumal, Quintana Roo. Fue integrante del grupo de danza folclórica “Nuestras Raíces” con el que se presentó en diversas comunidades del municipio de José María Morelos. Sus autores preferidos son: Elvira Sastre, Jorge Luis Borges, Gustavo Adolfo Bécquer y Wildernain Villegas. Actualmente sigue escribiendo más poesía. 73
Noches de insomnio
En las noches luminosas cuando los ojos se reúsan a navegar en la bahía del sueño Los pensamientos vuelan libres recorriendo las cumbres de cosas inconclusas y mal hechas. Vuelan alto entre las nubes del arrepentimiento acostadas, ahí, hacen llover a las tristezas Al final de la tormenta los ojos cansados se cierran para entregarse al mundo de los ensueños, dónde se encuentran de nuevo con las noches de insomnio. 75
Fuego de vida
Brazos ardientes se extienden, me alcanzan, me envuelven. Queman mis angustias, incendian mis miedos, hacen huir a mis tormentos Me incendian. Me consumen. Me purifican. Y me hacen arder de nuevo.
Lunas
Al caer la noche se escucha el lamento desesperado de la oscuridad. Ya que la humedad, disfrazada de ti me visita mientras duermo, 76
con sus labios temblorosos recorre las lunas de mi espalda y entre la menguante y el eclipse susurra en mĂ: no despiertes‌
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Celene García Ávila
N
ació en Toluca, Estado de México. Estudió el doctorado en Literatura Hispánica en El Colegio de México; actualmente es profesora de tiempo completo en la UAEM, donde imparte, desde 2004, el Taller de Poesía “Emily Dickinson”. Fue becaria del Fondo para la Cultura y las Artes del Estado de México (2000-2001). Una muestra de su obra poética fue compilada en Espiral de los latidos (CONACULTA, 2002). En 2006 fue beneficiada por el concurso para publicación de obra del Fondo Editorial del IMC con el poemario A la orilla del lago congelado. Ha sido colaboradora de las revistas Castálida y La Colmena. Los títulos de otros poemarios de su autoría son: Territorio verde (2014), Máscaras en blanco y rojo (1998); Soles ciegos (1993); Escritos inesperados (1991). Algunos de sus autores favoritos son Federico García Lorca, Emily Dickinson, Juan Rulfo, Rainer M. Rilke, T.S. Eliot, Marina Tsvietáieva, entre otros. 79
MUSEO ÍNTIMO Y VEGETAL
Un rayo de luz entibia dos gotas de ámbar Dulce delicia entre los párpados Emilia Dickinson
La higuera
Los higos laten como un milagro en el árbol que se encarama en el muro Se extraña la calma de una tarde sentados en la banca de un jardín y el sol que reconforta los huesos después del aguacero se extraña Brillan los higos como cúpulas doradas por la luz solar del atardecer verdes en estas manos con esta emoción que refresca los dedos ¿Cuándo estarán del color de la noche 81
como la estrella roja dentro de un corazón en júbilo? ¿Cuándo abrirán las brevas el cofre de las delicias? La semilla que germina
Rota una gota no cae asciende por el hueco de la aguja se desliza puntiaguda como la semilla hacia el caudal Busca la tierra la voz en sosiego los pétalos húmedos y la seda minúscula del polen
Los girasoles
Si la gracia de encontrar los ojos se parece al regocijo de la brisa entre las ramas de los árboles aquí también sobre la piel dorada por el sol del verano hay un remolino que cascabelea y florece como una sonrisa de girasoles en el monte 82
La noche que quería ser día
La noche que traía la rebelión por dentro el ánimo se alebrestaba en sus orejas. Era una noche enorme guapa y ágil con largos brazos de nadadora Inconforme con su silueta de sombras agobiada por tanto desvelo se negaba a cuidar a sus criaturas Era la noche que quería ser día anhelaba el canto núbil de los pájaros Quería cerrar sus ojos con la luz del sol Aire sofocante
Se van volando las imágenes… huyen en el aire sofocante Se ha vuelto opaco el arcoíris Cuelgo el gancho de mi ropa usada 83
en el árbol florido del jardín Miro a lo lejos y pincho una oreja con mis uñas todavía pesan mis pies sobre esta tierra El guijarro que rueda
En este berrinche me pinto de negro mi amor es irracional como las libélulas pataletas azules zumban sobre los lagos en la frente de la calaverita de azúcar brilla el papel metálico hiende las cuencas blancas Soy la greca quebrada sobre la frente sin horario perversa siempreviva Mi amor es un guijarro que rueda desde la cumbre hacia el declive y nada hasta el mar y se solaza en la playa ni pies ni cabeza ni estatua de sal se lo lleva el viento lo disuelve el agua pero de pronto vuelve a la punta de mi pie descalzo 84
Reptil de agua
El pasto frío se despereza con el resoplido del sol huele a salvia dulce huele a planta Un duro tornillo de agua corta canal entre la tierra Negrísima perfora el musgo y arrastra los granos de maíz en germen Blandísima se desmorona reptil de agua como sangre de barro como savia lento arroyo de tristeza La marea
Qué extraña península de ojos iracundos donde el mar estalla y las sombras se ondulan Qué entrañable la marea en los rugidos rojos de la luna 85
qué intensa la mirada que derrumba la muralla La antigua aldea late al compás de los tambores Qué intrincado telar trama de círculos y cruces lazos nudos de colores la línea recta es sólo un paso fugaz sobre el abismo Los frutos violetas de la orilla
Qué tristemente sube la marea Los frutos violetas flotan en la orilla Náufragos de sí mismos Extraviaron las velas Perdieron las brújulas Todo les dio el mar Y el mar todo les arrebató Queman los frutos amargos del mar queman y queman se incendian como fuegos artificiales en el aire 86
Daniel González miranda
P
oeta autodidacta. Nació en la Ciudad de México en 1990. Desde pequeño lo atrajeron la sonoridad de los versos y las imágenes creativas e innovadoras; le gusta abordar los temas del sueño, el amor y el más allá. Realizó estudios de Derecho en el ITAM. Sus escritores preferidos son Federico García Lorca, José Gorostiza, Pablo Neruda, Vicente Huidobro, Franz Kafka y Marcel Schowb. Está preparando la publicación de su primer libro de poesía. 87
Ángel de julio
Aquella vez conocí un ángel de misterio colorido, jamás tan hermoso imaginé encontrarme con alguno; arcoirizado era el collar brillante y oportuno, también divinas las piernas colgando del oscuro vestido; mi temor sedado oportunó otra bebida al acercarme, y me ocupé sin ocultar la mirada incesante sobre enormes ojos y piel deslumbrante, aún así temí de ese medio tacón enamorarme. ¿Alguna clase de insecto es? ¿Será viento o vacío? ¡Enormes almendras entre escasez de orejas! ¡Será tu arte contra el mío! Hazlo ahora ángel, congela mis pies. 4-5-2016
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Ana Paola Jara y Rivera
N
ació en Puebla, en 1997. Estudia Biotecnología en la BUAP,
ha sido becada en diversos programas de investigación, el más reciente es: Haciendo Ciencia en la BUAP XIII 2018. Ha participado en concursos académicos a nivel institucional y de zona, así como en ortografía, comprensión lectora y poesía. Disfruta las artes en general, le gusta tocar guitarra acústica; en la tercera edición del programa Queremos Tu Voz 2017 obtuvo el cuarto lugar. Asimismo, practica el dibujo artístico, a lápiz, de forma recreativa. Sus autores preferidos son Mario Vargas Llosa, José Saramago, Julio Cortázar, Pablo Neruda, Elizabeth Bishop, Jaime Sabines, entre otros. Sin embargo, también disfruta leer a escritores emergentes que aportan a la cultura su manera de vivir. 91
Entre rocas y hombres de arena
Los árboles lloran y nosotros estamos a salvo en nuestro abrazo, Los árboles lloran en una tarde de azul celeste y tonos rosas, Porque escuchan las penas del abandono, el desamor, la soledad, El desconcierto y la falta de cordura de todas las pequeñas personas de arena. Pretenden caminar sosteniéndose con apenas un poco de dignidad en los pies. Personas de arena que están secas y sin corazón, pero tú no eres de cuarzos ni yo de caliza molida. Nosotros no vinimos de las piedras porque el mundo no ha entrado de lleno en nosotros. Si algún día nos convertimos en limo y nos dejamos guiar por el agua, y nos dejamos guiar por el viento, dejándonos a voluntad, sin voluntad y sin oportunidades de ser, sabremos que no podemos ser dos 93
y volveremos a la marcha de ser uno y secaremos las lágrimas de los árboles que lloran porque nosotros ya ni eso podremos hacer. Pero si eso no sucede, no dejes que seamos partículas sin rumbo y quedémonos en este parabién de sentirnos libres con el propósito de ternura y cariño en el alma. Florecer
Pienso, pienso… y pienso tanto que me rompo el corazón. A veces parece un peso muerto en esta casa, de ventanas verdes con techo de cabello rubio con un aspecto lúgubre y descuidado. La imaginación toma a su cargo el papel tapiz que decora mis pensamientos. No, pero esto es real, no puedo abrir la puerta aún. Aquí no hay suficiente espacio para dos. Aquí, uno es feliz con sombras borrosas y fantasmas para reír de madrugada. Embriagarse antes del amanecer y al despertar no saber con claridad qué se necesita en la boca para ser honesto. 94
Aquí, Ana disfruta de atardeceres sin palabras ajenas, construidos de ilusiones que pintan de rojo y que se van tan rápido cual tiempo de enamorados. Enseñando la escasez de estrellas inconfundibles con satélites. Perdón, aún me faltan algunos adoquines para poder dar abrazos y reiniciar a alguien. Pero si tú eres lo suficientemente valiente para acercarte, plantar orquídeas quitando la maleza, regando un poco la tierra para removerla. Probablemente en mi próxima primavera recuerde tus manos, las busque y las tome. Para que emocionen mis lágrimas y así, riegue tu jardín también.
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JORGE LAY HERRERA
N
ació en la Ciudad de México en 1965. Estudió Psicología en la Universidad de las Américas. Cuenta con una Maestría en Calidad por la Universidad La Salle, donde ganó la medalla “Hermano Miguel” a la excelencia académica por el mejor promedio de su generación. Auditor Líder certificado en ISO/9000 y en competencias laborales por el CONOCER. Docente con más de 30 años de experiencia en distintas instituciones educativas. Ha presentado en foros nacionales e internacionales, trabajos de investigación en psicología, calidad y laudería, impartiendo diversos talleres y conferencias. Es constructor y restaurador de instrumentos musicales de cuerda pulsada y percusión, especializado en guitarra clásica. Desde la adolescencia escribe poesía y toca la guitarra junto a instrumentos afro-cubanos. Ha musicalizado a los poetas: Octavio Paz y Jaime Sabines. Es trovador y compositor de la llamada “Nueva Canción”. 97
CUBA
¿Si te dijera que Cuba es la verdad del mito? Un encuentro de almas, bares, noches y lágrimas. En voces de infancia que resurgen cual son... Las palmas removieron el polvo del canto y el cuento. Cuánta ironía de calles y esperanza derrumbadas, de su luna que es como la luz de México, aquél guaguancó que hizo crecer mi gusto a la cintura... Rompe en dolor, retumbando el toque que me rumba. Isla obscura, perla, caracoles y derroche, caimán de fuego que no alcanza a redimirse. Cada tambor impregnó suspiro a mi vigilia extasiada, cada parque una fotografía perenne de la memoria… revelada. Un pedazo de paraíso interrumpido.
TU NOMBRE
He escrito tantas veces tu nombre que paredes de letras me vienen encima. 99
Voz exclamada, tinta que lastima, quieren ahora acotar mi enunciado. Te ocultas sigilosa, entre grecas de caracteres, casi como un paréntesis que desglosa, cuando en la lengua de quien te postra irrumpes desafiando inconfesables comillas. Yo aparezco abrupto, una referencia, quizá un designo, como si me adjetivara contigo para cifrar la vida, descompuesto en fragmentos toscos, como quien edita. Te descubrí inefable al traducir tus ojos, olvidé que soy sujeto al predicar tus mordaces labios, no conocí silencios, hasta perderme en el gemido del punto. Mi deseo es el mismo, sabiéndote conjugada. La urgencia de tu voz, que alivie cada verso indigno y el cinturón de esta sintaxis, despliegue su ironía apresada. EL DESAMOR
Todo el porvenir del tiempo eterno, estático, presente, inmutable; sin despecho, muerto y amargo. 100
Enclavado su espacio cerrado, se cansa del agobio. Lleno de discusiones fatuas probablemente decentes, va escupiendo temores, las razones de fantasmas excomulgados, lejanas de tanto disuadir, taciturnos, también nos ha dejado. ¿Por qué tanta palabra? Sólo un lenguaje abstracto, nuevo, de símbolos, con verdades imaginarias o mudo, podrá salvarnos. No hay poesía, no hay ironía, no hay imposturas que te defiendan.
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Yunuen López Azpera
C
ursa la carrera de Biología en la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, UNAM. Participó en concursos de oratoria. Sus autores preferidos son: Dante Alighieri, Amaury Estrada, Rosalía de Castro, Milan Kundera y Carmen Martín Gaite. Actualmente trabaja en un poemario para su futura publicación. Nació en Morelia, Michoacán, en 1998. 103
1. Incubación latente A veces siento sed por una carnalidad falsa, por fluidos corporales, trascendente tristeza espero que mi piel arda —Estoy cansada de arder por dentro— que mis cenizas se esparzan huyendo de la ira socorrida del deseo asfixiado por heridas sí entre sollozos callados, escuchas mi respiración, viento, ven y ahoga mi llanto desapareceré —Yo siempre vuelvo— me convierto en metafísica tan banal, tan vacía ¡Maldita realidad inculta! sabor a melancolía.
2. Confesión en tiempo futuro Permanezco anímicamente a una causa perdida, 105
a un sosiego descuidado y entre lágrimas y arrebatos siento la solidez de su encanto, del dulce beso de una muerte inminente un amante desamparado tabaco dulce entre mis labios desesperado te llamo inhalo la media luna exhalo la vía láctea, no tengo nada qué ofrecer, me lo han arrebato se ha ido de entre mis manos la calidez, la sombra es ruina escurridiza me he perdido, he caído muy despacio nadie me ha levantado a un ritmo ensordecedor me he quedado plasmado ¿No lo ves? no hay nada que ofrecer no hay páginas en blanco, ni cien lunas a tu lado.
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3. Entropía En el desorden del universo traer paz es imposible, absurdo, ingenuo, me desisto a crear serenidad en la entropía de mis entrañas cuando lo observo, cuando me pierdo momentos de desvelo distanciándome del roce de realidad impuro vaivén dentro de mis ojos en neblinas putrefactas alejan mi cuerpo cansado como llevado por el viento a través de pasadizos carnales y al tocarme, me deshacen en mil pedazos de cielo diez mil más de anhelos lo he dado todo nada ha funcionado cuando todo está perdido ni siquiera puedo intentarlo componerlo, absolverlo sólo queda mirar a lo lejos lo que ahora coexiste en el desorden del universo. 107
4. Presagio de un sepulcro inminente Si me pierdo entre multitudes y mi voz no es escuchada, me suspenderé entre el espacio desmembraré mis palabras, seré aire, luz, fuego, noche cargada de lágrimas inviernos desesperados días de anhelos, deseos —aquellos inexistentes— seré creadora de nubes de papel tan frágiles que puedan desprenderse con el aire raso de mis pulmones inundados de agua que he tragado para no llorar cuando los ojos se abren lento y la garganta cierra su paso durante los días fríos el tic tac de las manecillas —despreciable tiempo— provocan un hermoso sonido de años desperdiciados transcurridos en pedazos cerca de un creador inexistente 108
que me ha dejado fallecer en mi delirio, al sentirlo perdido sueño con deseos marchitos con días áridos, recuerdos sutiles de inminentes reclamos prosas entrañables, caminos olvidados desesperadamente intento encontrarme volver a sentir satisfacción en libros viejos, suspiros nuevos y en las miradas desviadas de recientes amigos me doy cuenta que estoy vacía no soy parte del universo sólo ninfa corrompida y si muero he de morir lento a los ojos de nadie cerca de un todo siendo causas olvidadas amargo sabor de incertidumbre flébil proverbio de vida de un cuerpo desgastado mil palabras desgarradas en un último aliento agotado. 109
ALKAÍD MARINO MARISCAL RODRÍGUEZ
N
ació en la Ciudad de México, en 1980. Estudió Creación Poética en el Instituto Mexiquense de Cultura de Ecatepec, Estado de México. Se ha dedicado al trabajo de oficina. Ha publicado tres libros de poesía: Tatuajes (2014), Mal de espejo (2016) y Deixis (2018). En 2007 ganó una convocatoria lanzada por el ITCA, en Ciudad Victoria, Tamaulipas, para participar en el Taller de Poesía “El libro de las percepciones”, a cargo de la escritora Cristina Rivera Garza. Algunos de sus autores preferidos son: José Gorostiza, Jaime Sabines, Italo Calvino, Vicente Huidobro y Emilio Adolfo Westphalen. Actualmente su musa está de vacaciones. 111
Hay un silencio que nadie debería escuchar
Ama, es la muerte de siempre. El agujero llorado de los días, el dulce acre de los años. Así es la vida. El amor es el silencio más fino, el más tembloroso, el más insoportable. Jaime Sabines Hay un silencio que nadie debería escuchar. Un silencio que debería morir en uno y revelarse sólo en sueños o en miradas perdidas de ancianos. Hay un silencio que como un secreto nos pertenece. No podemos evitarlo. ¿Habría que colgar los ojos en la ventana y, 113
hasta su nido, seguir al astro lácteo y misterioso? ¿Habría que arrodillarse ante la noche. Vencido, desarmado, con las palabras hechas pedazos, con la sal en los ojos, y en el pecho algo que nunca ha sido confesado? Quiero estar seguro de ella. Quiero, por la mañana, levantarme y ver en mi mano la misma estrella. No quiero más avisos endemoniados, alarmas sonando, conciencias que sostener. Quiero palpar el rostro del tiempo y estar seguro de que nada ante mis ojos desaparecerá. No quiero el consuelo infame de los que dicen saber de lo invisible. Sólo quiero el sueño fantasmagórico de los tontos y los ciegos. 114
No sabes. Si hay un milagro en este abismo llamado amor, no sabes. La soledad inunda con sus aguas tristes el corazón, y se vislumbra un presagio a lo lejos. Tus palabras, como el ojo a la luz, atesora. ¿Algún día, entre sueños, te veré sosteniendo las mismas inquietudes? No sabes. Si hay un milagro en este abismo llamado amor, no sabes. en la soledad. Olvidas las promesas, las cosas buenas. Nada permanece de pie. Esta casa no es lo mismo sin ella. Las paredes, como si nunca hubieran tenido forma, 115
son sólo líneas y vértices que flotan en el espacio. Los espejos no reflejan, las ventanas no abren, y el café tiene una ridícula batalla con la taza y la cuchara. Odio la noche. Me consuela la radiación estupefacta del televisor y me enternece el rugir congelante del aire de ventana. Mi cuerpo se tiende sobre el regazo confuso de la cama, y mis párpados baten sus alas como sosteniendo el desmayo oscuro de la distancia. Quien sobreviva, quien, a la última hora, llegara solo, no importa. Confío en el acto divino de aislarnos y revelarnos; en el hospicio del tiempo, en las epifanías de la soledad, en la bendición de la ausencia. Creo en el olvido.
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Esperar es lo que hago. Esperando, cosas hermosas he construido. Lo más importante sucede al esperar. La vida, la muerte, el amor, el odio.
ADAGIETTO O MOVIMIENTO PARA UN POEMA
Sólo de lejos se siente la progresión de la vida, el hechizo de evocar los presentimientos. Juan Ramón Mansilla Soy ahora la mano de Mahler. Thelma Nava Caerá la tarde y huirá la luz con el viento. Caminará la oscuridad (con estricto mimetismo y sentencia), 117
silente muro de las cosas, para arrullar el húmedo vacío del tiempo. Infinita miseria del deseo se derramó sobre la hoguera del amor. Como el ave de la infancia, la dicha voló de las manos. ¿Quién, si las musas confortaran el llanto del reloj, sol que amanece e ilumina a los más desconsolados seres, tocaría a la puerta de Dios? Tan solo siluetas, entonces, tras el vidrio de la lluvia, sombras sobre el acuoso ondular de la memoria. Como el cortejo del día, todo desaparece. Caerá la tarde y la noche más clara revelará brillantes guiños, nómada polvo de epopeyas, lentas cuerdas de golondrina.
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Axel Alejandro Nuricumbo Longines
E
s originario de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; nació en octubre de 1994. Estudió Lengua y Literaturas Hispanoamericanas en la Universidad Autónoma de Chiapas. Participó en la construcción y presentación de la antología: El estado del arte en la producción literaria centroamericana (1965-1985). Actualmente redacta la tesis El pliegue en la poesía de Xavier Villaurrutia. Sus escritores favoritos son Xavier Villaurrutia, Enrique Anderson Imbert, Roberto Bolaño, Juan Gelman, Eduardo Lizalde, Rainer Maria Rilke, Octavio Paz y Alfonso Reyes. Le gusta tocar la guitarra y cantar. Participó en el evento cultural La Hojarasca, en la UNACH, realizando una presentación musical bajo el nombre de “Los perros románticos”. 119
ENTROPÍA
Para no atar el poema al verso ni someter la imagen a rigurosa conciencia para devolver la voz al eco lisitud al agua y al espejo. Para darle sombra al árbol sin hojas y dejar que su raíz sea abrazo para poder decir “esa lluvia no moja” y dos manos sean un mismo lazo. Para devolver el fuego a los dioses y las cenizas al papel para devolverle al cuerpo el roce su color y aroma al clavel. Para devolverle el miedo a la carne el sabor a vino a la sangre para revivir entera aquella tarde sol y llamas que aun arden. Para devolverle estrellas a la noche y sus horas a los días para ver más allá del horizonte verdad absoluta de poesía.
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ARTE POÉTICA
De tantos y tantos oficios pretendo ejercer esta bipolar y dual labor. Atrapado entre la pluma y el papel entre la penosa satisfacción y la sombra del ego de la creación. Jugando a ser intérprete de sombras, traductor de formas pegadas al suelo tatuajes en movimiento proyectados por las nubes con la tinta del sol. De tantos y tantos oficios aspiro a una verdad oculta en éste sé que la búsqueda es suplicio porque es llamar a quien se encuentra ausente. Y el intento, que voluntad de imitar a Sísifo tiene, Faetónicamente o demasiado lejos o demasiado cerca a igual distancia de la poesía se detiene. Crepúsculo
Dos pájaros vuelan ala con ala como una bala de dirección incorregible cruzan el cielo y forman una sombra en el suelo tatuaje en movimiento, semifugaz, apenas si visible. De un árbol ya sin hojas se escapa otra sombra. Se arrastra y llega hasta mi estancia casi sin tocarme; 122
me rodea, juega con mis manos, se aleja y vuelve, como si quisiera poseerme, tomarme entre sus brazos. Una estrella, temprana, se asoma tímida apenas si se atreve a brillar tiembla de nerviosa de solitaria. Yo, tardío, me levanto azorado apenas si me atrevo a dar el paso y respirar mientras mi sombra vuelve hacia mi cuerpo cansada de jugar. HERIDA
Cuándo habrán de terminarse mis palabras cuándo habrá de enmudecerse mi garganta si mi lengua y su saliva displicente sin pensarlo han derramado tantas cuándo habrán de terminarse mis palabras. Mi boca, que como un grifo abierto sin manos que lavar ha sido me permitió mojar el suelo por donde camino cuándo he de resbalarme en mis palabras cuán alto he de caer y pegarme contra ellas. Mi voz que ciega siempre ha sido cuándo habrá de tropezarse en el camino 123
y en las noches más oscuras donde guiado por la luz de su sonido dónde he de tirar mi último suspiro dónde he de lanzar mi último gemido dónde dejará mi voz de humedecerse cuándo de empapar los labios en los que se mecen si fuera esta mi última oración…
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Abraham Irving Ortiz Sánchez
O
riginario de Coatepec, Veracruz (1993). Estudia Psicología en la Universidad Veracruzana. Organizó, durante cuatro años consecutivos, el evento titulado Ágora Literaria, micrófono abierto para poesía, cuento corto y otros textos breves. Comenzó a escribir poesía a partir del taller “Poesía para aves” impartido por la poeta Mariana Barajas. Actualmente trabaja en dos proyectos de cuentos. Uno comprende temas de género y diversidad sexual, y el segundo retoma las leyendas e historias del folclor de Coatepec, en donde vivió la mayor parte de su vida. Lo inspira la música y las experiencias personales y familiares. Sus escritores favoritos son latinoamericanos, principalmente, así como los autores locales de Xalapa. 125
Del Concierto de aquellos días de tempestad
I. Allegro Cómo ha pasado, que olvido de qué llevo la cuenta, si de las ardientes noches y días o del insomne trascurrir de la tarde si de la multitud que va y viene, sobre el crescendo que me ensordece o de las incontables veces que me he pegado entre panfletos esperando encontrar el indicio de tu lejanía Me sigo las paradas, de largo, en la ventanilla, con las ráfagas haciéndome crecer los cabellos como espuma de gaseosa Se me estira la piel y la carne se seca Me recorro la erosionada leyenda que me concluye a decir ¡Cómo ha pasado tanto! 127
II. Adagio Se escurren en mis gafas, en los cristales de mi ventana, en el espejo del baño en las paredes estrechas que bombean sangre, se me escurre de las fosas, de los poros, de las nubes, de las puertas del alma de los pasos que avanzan en retroceso, y las escaleras que se suben de espaldas en las floreadas huellas de cementerios versos, en la marchita esperanza “da vida plena” sin escatimo y embravecido se escurre. Así la tempestad, daga del recuerdo al transeúnte descuidado lo convierte, bajo el paraguas lo sucumbe la ciudad se espesa en notas lentas recorriéndole el cuerpo (Vibra) La vida que se entristece, las notas lentas la espesan, vanos los intentos de cubrirse bajo el paraguas cuando en un refugio el transeúnte se sucumbe siendo la tempestad daga sobre la tierra 128
En el vibrato es el delirio, en el deliro se hallaban sus besos; el mágico salvaguardo del hogar, estaban nuestros movimientos, en el movimiento, las ideas, la creatividad, la fingida alegría con la realidad saboteada cuando se atraganta al enterarse de: la noche con el día, el principio/fin, la paz con la guerra la guerra que incendia la alegría el hombre que hace la guerra el hombre que incinera la alegría Resulta entonces que el agua no sólo trae consigo partículas del puerto ni tampoco que sosiegue la polvareda te estanca en el alcantarillado donde permitiste dejar, o no, entrar entre escombros y babas del ocaso Ah, qué inoportunas y hasta violentas llegan a ser las estaciones del año ahora que se escabullen entre tus piernas, te despeinan, te bañan ya te hunden, te sofocan. Cómo te mata la lenta tempestuosa de su desvanecimiento 129
III. Menuetto La abuela decía que en la tormenta habrá goterones, unos más suaves, otros más danzantes pero mantén la escucha, nos decía porque ese, el momento donde el sol mete sus pestañas y en la tierra aparecen todos los colores; donde los problemas parecen cesar. Nunca escuché oír de una tempestad que durara cien años aquella que te hizo guardar suministros, al amigo, al perro del vecino, retratos, los papeles regados que no parecen servir de nada y se les hace su espacio, aquel álbum de fotos que se llevó la corriente apareció en el fondo del océano Atlántico y hasta entonces descubres que le dio la vuelta al mundo; entonces se detuvo, paró de llover ¿Y el dolor? ¿Y las pérdidas, los daños? La abuela nunca mencionó cuando el consuelo no llega con los cielos despejados IV. Tempo No me detengo a pensarle porque se halla conmigo en el naufragio; estamos muertos. 130
Incontables, las partículas que somos a los ojos de Saturno que nos devora como niños Tiempo dónde dejaste aquellos hijos que nunca se hicieron nuestros Me sumergiste en nostalgias vacías impregnadas de tempestades pasadas Allí, cruzaste generaciones con un dedo así como la mía cuando no rebosaba tu gusto Tiempo así de filosos tus dientes Cómo quise ver tu anhelo sobre mis manos Tiempo contigo las desigualdades y el consuelo Cómo quise alcanzarte con los años que no tengo Tiempo arrítmico y atemporal que fuiste, cuando mi botón florecía, tu ocaso me trajo eterna oscuridad.
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David Eduardo Pech Pech
E
studia la licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad del Sur. Nació en Mérida, Yucatán, en 1993. Se ha dedicado a impartir Talleres de Poesía en primarias y secundarias cercanas a Mérida. Tiene inédito un poemario: La poesía en nuestras manos. Trabaja en la creación de un libro de cuentos modernistas contemporáneos: El libro de la sombra; también en un poema épico: Arcadium, y en la novela de ficción: Marina. Actualmente, para solventar sus estudios, labora en una cadena de cines. Sus autores favoritos son Voltaire, Gustavo Adolfo Bécquer, Dan Brown, sor Juana Inés de la Cruz, Amado Nervo y Manuel Díaz Massa. 133
PIEDRA
Te escribo palabras sencillas para ti, mi adorada jeringa dueña del placer oculta, la que me causa tu esencia cristalina. el calor provocado a piel de fuego vivo me regala alegrías por momentos hasta volver a mi terrible realidad. mis labios con sutiles capas de espuma llenas de efervescencia muero de sobredosis... al cantar la luna llena. piedra, hechizo maldito dame besos perdidos con efectos psicodélicos. piedra, amor dependiente quiero morir en tus brazos hasta que el diablo me sorprenda. ¡Al cantar la luna muerta! 135
3:00 am Algunas veces las ventanas se abren Y me permiten escribir pensamientos Tan absurdos que no dan detalle A los vientos agitados en mi pecho. Las palabras las oculto Detrás de cada beso que hay Cada palabra susurrada en lo profundo De su cuerpo encontrarás. Me colapso de incertidumbre Sueños con mensajes dulces Navegan por el mar de mi mente Allí se encuentra el tiempo su oyente. El tiempo se agita como mar violento No deja que la domen sin encuentro Aunque la mire con desprecio Quizás nunca llegue el momento. La madrugada se vuelve deseo De adquirir alas múltiples de sueños Pero nunca es eterna Y sólo se transforma en diversos ecos. Hay tantas voces saltando mi cordura Ataduras que lastiman mi abertura Terminando mi cruel amargura ¿Quién será la respuesta de mi pregunta? 136
Reyes José Rojas Flores
V
ive en León, Guanajuato. Nació el 10 de marzo de 1999. Estudia Filosofía en el Centro de Estudios Filosóficos Tomás de Aquino (CEFTA). En España publicó el cuento corto “Los cristales del matrimonio”, en el libro Autor. Libro de Jóvenes Escritores. Sus autores preferidos son Juan Rulfo, Federico García Lorca, William Faulkner y Friedrich Nietzsche. En la actualidad trabaja en un poemario y en una novela autobiográfica. 137
Mirarse
En un sitio de la ciudad había un popular pequeño espejo público que al verlo te permitía ver tu interior. Incontables caminantes indiferentes pasaban frente a él. Algunos lo veían y de inmediato se alejaban angustiados, sólo pocos lo veían con detenimiento todos los días. Eran aquellos a los que ver sus propias entrañas no los amargaba sino que cada día los enorgullecía un poco más. Esos pocos eran aquellos que se construían a sí mismos. El barro
Puse mis manos juveniles sobre la triste masa informe del barro de mi alma. La sentí vacía y se entristecieron mis manos cuando tocaron sus ojos su tristeza, mi tristeza. 139
Tenía ese barro filosas rocas que herían a quienes lo tocaban y lastimaban más aún a quien las contenía. Toqué sus indomables asperezas obstinadas y comencé a formar el triste barro negro de mi alma. Soledad
Muda mujer invisible la tranquila cueva de tu cuerpo es el único refugio donde puedo encontrarme a mí mismo. Soledad, bella mujer saludable, fascinante vacío que me llena. Me das el calor de tus brazos cuando sin temores caigo en las sutilezas de tu pecho. Espejo sincero. Soledad soy tú, y eres yo. Doncella reverente, mar calmoso dulcedumbre de sandía. Mis ojos con sombras de valles no ven en nadie tus virtudes. Dulce compañía la soledad vacía. Amarga soledad por la compañía vacía.
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Las cuerdas
¿Cómo cortar las fuertes cuerdas, razón, con las que ataste mis pies menesterosos para que no corriera yo hacia enamoramiento? Por una mujer en una imagen en mi pensamiento que contiene las bellezas dolorosas de mil jardines de rosas, su nombre encarcelado en mi boca y en sus ojos enterrados mis ojos que veo brillar en mis memorias. Por ella muerdo estas jaulas saludables, por ella, que es una tumba donde muerto quiero vivir, y dormir junto a la calidez de panes tibios de sus pieles lunares. Destrozarme las uñas ansiosas y los dedos sedientos deshaciendo los nudos obstinados de mi corazón, desatando la esclavitud de mi amor para que salga así a hundirse en ella mientras yo me hundo en mi propio cadáver palpitante.
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Cruz Israel Salazar Acosta
N
ació en Salamanca, Guanajuato, el 18 de enero de 1997. Estudia Ingeniería en Automatización en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Querétaro. Se considera representante de la nueva generación de escritores mexicanos. Es fiel lector de autores latinoamericanos como Gabriel García Márquez, Jorge Luis Borges, Carlos Fuentes, Pablo Neruda, Julio Cortázar, Nicanor Parra, Rubén Darío, Gabriela Mistral, sor Juana Inés de la Cruz; así como de Charles Baudelaire, Charles Bukowski, Francisco de Quevedo, Luis de Góngora, Edgar Allan Poe, Oscar Wilde. Actualmente trabaja en un poemario y una serie de cuentos sobre el mundo contemporáneo, sus defectos, su devenir y su desarrollo a través del tiempo. 143
B(ella) Dur(miente)
Si ya acabó de llorarle a sus demonios, frente a la lápida de roca, permítame hacerle notar, princesa devota, que cuando usted solloza, en mi mundo, un huracán destroza la vida en él. Cada lágrima es un diluvio, un segundo de su nostalgia es un invierno perpetuo y de la soledad de su duelo mi flora se marchita. ¿Qué culpa tienen mis inocentes, de su insuperable partida? Me gustaría de nuevo sentir el sol quemándome la espalda, pero ya me acostumbré al látigo sombrío que la restalla. ¡Basta! ¿No ves que a dónde vas te robas las miradas? Y con voz burlona la gente te señala, mientras canta: “Ahí va la aferrada, arrastrando en sus tobillos los grilletes de un fantasma”. 145
Usted los ignora (me ignora) y prosigue su procesión que idolatra un recuerdo irascible. A su paso nefasto caen muertas golondrinas, que construían sus nidos en ventanas. Ya no trinan. Muere el racimo de hortensias que pisas al pasar y de tanto mirar hacia abajo, te pierdes los ocasos, evades los abrazos y prescindes del abismo al que vas a dar. Cada que suspiras se suelta un vendaval, deshoja las orquídeas, despintas las petunias. El arco de la lluvia, que besa el haz de luz, lo vuelves incoloro, de gris oscuro y plomo y la nube pasajera que te observa lisonjera, por la tramontana que soplaste, se va y no vuelve más. De tanto arrastrar el cadáver por las calles, del surco que dejaste, un río se fue a formar, más la fauna que aprovecha y confiada bebe no sospecha, del veneno despechado que destilas por tu carne y me embriaga hasta la muerte ¡Salud! por ti voy a brindar. 146
Detente, damisela de cabello teñido, me postraré en frente tuyo para frenar tu miseria, ningún conjuro que hagas servirá para que vuelva. Yo estoy aquí, para llenar tu copa, para escribirte coplas libres de ficción. No vuelvas la mirada, sonríe como si nada y si esto no funciona, y sigues sin humor, tal y como a Aurora un beso en tu boca, daré para romper Tu hechizo de aflicción.
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Emiliano Sebastián Serrano Mendoza
E
studia la licenciatura en Psicología en la Facultad de Psicología de la UNAM, guía sus estudios principalmente al análisis conductual aplicado, la neuropsicofarmacología y la psicología social. Nació en la Ciudad de México en 1998. Además de la literatura, le gusta la natación y el tiro con arco. Sus autores predilectos son: Fiódor Dostoyevski, Giovanni Papini, Howard Phillips Lovecraft, Charles Baudelaire, Hermann Hesse y Elena Garro. Actualmente escribe un conjunto de cuentos y una novela. 149
Cometas
Siempre que pasamos por la Tierra y vemos correr a un niño pedimos desde las remotas esferas un deseo de paz y cariño Últimamente no he visto niños (ni yo ni mis amigos cometas). ¿Será que al crecer pierden el brillo al igual que las estrellas? Trenes
Una mujer ciega tomó un tren con destino a mi corazón; sintió el movimiento sobre el riel, escuchó el silbido de vapor. Viajó por mi alma y por mi piel, arribó tras días a la estación; prometió serme siempre fiel y ambos morimos de amor. 151
Mas hoy ella irá al andén, quiere irse, me pide perdón, dice que nunca va a volver, se va con otro sin decir adiós. Gravedad
Todo viene de arriba: el trueno de eco y el rayo de luz, el agua que llueve maligna sobre el océano de piel azul; las hojas verdes de las copas cayendo en cafés hojarascas; los frutos, estróbilos y rosas con los que se harán guirnaldas. Le pregunto a mi soledad recostado en mi hamaca: ¿Algún día la gravedad atraerá las estrellas a mi alma?
Nefelibata
Te he amado más que a la primavera ¡oh musa nostálgica, oh taciturna Nefelibata! 152
Y aunque vivas en las nubes de la cúpula dorada yo te seguiré hasta la última estrella. Y si te fusionas con las buganvilias y jacarandas yo me haré tibia y concertina lluvia que riega tus raíces, flores, enredaderas y campanas. No temo decir que cada día un poco más te amo, agradeciéndole a los proscritos santos el tiempo que dedicas a mi lado.
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Tania Marisol Vázquez García
E
studió Ciencias de la Comunicación, en la Universidad Insurgentes, cuenta con una maestría en Ciencias Administrativas. Nació en la Ciudad de México en 1985. Se ha dedicado a la comunicación y administración estratégica de las organizaciones. Es docente de la Universidad Autónoma de Baja California. Pertenece a un grupo de poetas local, con el que lee sus poemas en diferentes eventos y foros culturales en Ensenada. Sus autores favoritos son sor Juana Inés de la Cruz, Maya Angelou, Gustavo Adolfo Bécquer, entre otros, actualmente escribe un cuento para niños, en colaboración con profesionales de las aves para concientizar a los niños sobre el medioambiente. 155
Ciudad de colores
Cómo has cambiado. Los años pasan y tú sigues ahí, Inamovible, majestuosa y transformada. Son tus calles la vida, cimientos de mi cuna alegre. Fuiste refugio de mis ancestros y de mi sangre, hogar de mi niñez. Una casa, unos padres, hermanos, amigos, un amor. Me diste alas y me dejaste partir. ¡Reyna mía!, extensa, vasta. Debajo de ti, se postra un espejo, Donde sólo quedan reflejos de tu pasado y de tu gran historia. Son grandes bloques tu corona. No tienes un rostro, tienes millones, Estos que te abrazan con sus diferentes vidas, Pero también te gritan, te sofocan, te oprimen, Les sacudes, y aun así se levantan, Se sostienen, y se unen haciéndose más fuertes. Eres tú la indígena que se resiste a dejar su folklore, Eres tú, que aunque se vista de modernidad, no se olvida de sus tradiciones. Eres templo y catedral. 157
El universo con miles de estrellas, que te adornan al caer la noche. El mundo te mira, recorre tus venas, cultura es tu sangre. Con arte monumental te adornan, Recintos llenos de sabiduría, albergan tu sonrisa. En ti han brotado hombres y mujeres de bien amor, dignos de admiración. Añoro recorrerte, olerte, degustarte, bailarte, sostenerte y hasta besarte. Añoro tus días tristes, los paseos con sol, mi familia unida. La voz de la abuela envuelta en tus leyendas, Y la sonrisa o las lágrimas al escuchar sus anécdotas. Ciudad de colores, con acento que canta. Eres el centro y la luna te acompaña, De ahí tu nombre, reina vasta. Soy de ti escombros de lucha constante. Soy el espíritu que viste tu magia, Y aunque errante me encuentre de tu amor, Con orgullo te llevo en el alma. Ciudad dadora de anhelos, Agitada, pero siempre espléndida, Ciudad de México.
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MÁGICA ENSENADA
E n tus tierras florece el color azul,
Tus aguas esconden maravillas, Tu sol roza mi cuerpo y me siento agradecida. N oches de alegría, Las olas de tus mares, arrullan quien te habita. S entada en tu cama de tierra amarilla, Observo el horizonte que me trae paz y alegría. E n tus tierras descansan mis pies, La grandeza de tus montañas mi corazón cautiva, Y mis ojos se maravillan. N i el oro ni el brillante más hermoso, Se comparan contigo, Cenicienta del pacífico. Alma vieja, que acoges a todo aquel que busca honrarte, Tus hermosos paisajes son entrañables. D ía y noche, nos envuelve tu magia, Tus olores, tus costumbres, tus amores. A tado mi corazón está, En tus montañas, tus mares, Y en tu gran belleza, ¡oh mágica Ensenada!
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Julia Veintimilla Jaramillo
N
ació el 15 de mayo de 1964, en Zaruma, provincia de El Oro, Ecuador. Estudió Teología. Su pasión por la poesía la llevó a inscribirse en el Taller de Literatura Creativa de la escritora María del Carmen Román. Desde el 2015 ha representado a Ecuador en eventos internacionales de poesía. Ha publicado la novela Detrás de la ventana y el poemario Mi Señor Mío. Están por publicarse un libro de cuentos con siete historias de animalitos, y Retazos zurcidos, donde cuenta la historia de su vida y la de otras mujeres. Varios de sus poemas se publicaron en la antología: Livro Literário Animalista (Sao Paulo, Brasil). Algunos de sus ecopoemas y haikus aparecieron en: Palabras verdes por la vida, (Vilos, Chile); asimismo, en la antología Canto a la vida (Arenillas, Ecuador). Como defensora del medioambiente, crea obras de arte con material reciclado. Sus poetas preferidos, por ahora, son Vicente Huidobro y Alejandra Pizarnik, entre otros. 161
LOS ARQUETIPOS
En el centro del cenáculo la esperanza se apiña bajo los hombros mutilados la respiración se desnuda el poder viste de retóricas A obscuras maquillan la tartamudez de los buitres con el viento injertan con paja el corazón se alían con la tormenta en el calor de la disertación trazan en la inocuidad toneladas de reverencias Rasgan sus lenguas como pétalos clavellinas deslizan apotegmas en la prole obligados a sembrar capturan el alma y tapiñan los colores de la inopia En metamorfosis vuelcan su mirada a la estampa del crucificado encienden velas con las pupilas de la madrugada caminan por el cementerio de esperanzas Se fuman el humo de la pobreza para ennegrecer el brillo de la inocencia 163
Tapizan las calles con marquesinas acarameladas mientras se cuecen palabras facilongas la consigna: “manar de la nada y llevar la manada” embarcan cancioncitas con ritmo y melodías contagiosas a la barca que dejarán en escombros y telarañas ¡Así enriquecen los guisos! Y yo y yo prefiero votar por un molino de viento A lo Sancho y Don Quijote… PARA VICTORIA
Nació y el río se zambulló en el mar la noche la desveló a besos mientras un puñado de cadáveres deshilaban “desventuras” La tarde pinta su rostro con sfumato le llena sus alforjas de colosal energía y belleza Su risa
un haz de sol para el constructo de esta human selva que cuelgan sus culpas en el aparador de los paradigmas Su luciérnaga mirada es la intersección de la música 164
entre redondas y corcheas
que devoran al invierno cuando la lluvia diseña magistrales óperas y los silencios se pasean con la fusa de Beethoven
A cada paso despierta la conciencia de nubes migratorias se inquietan los días se inerva la Victoria mientras un ruiseñor y los ángeles saborean el néctar del hortal de trigo y avena LUMBRE
Mis hombros cargan la voz de las sombras con la lumbre que azota la madrugada lumbres que adelgazan lágrimas que vegetan entre sepulcros donde ha caído el áspero sollozo En la esquina de la noche relámpagos desbocados cada gota de lluvia enjuaga las despedidas y al otro lado un lucero estimula carcajadas Los whispers ocultan algo que late en la mirada pretérita Sobre la oblicuidad de la eclíptica 165
una estrella carga y abona su lumbre también … DIVERGENTE
Bajo la ronca campana de algún lugar el día madruga las lágrimas bañan los hombros cuando acarician un beso La voz se queda huérfana verdades sí verdades no En la esquina la risa se hace postal Rueda la sortija-oh ¡es culpa del rijo! Clap clap clap para el inútil garden primaveral las enredaderas cuelgan el amor en medio del fuego Cuando las cenizas empezaron a trenzar el silencio el oráculo de Delfos reveló un: ¡Te extraña!..
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ÍNDICE
PRESENTACIÓN, 5 GANADORA Martha Rosa Esquinca Díaz, 13 Baldío, 15 FINALISTAS, 25 PRIMERA MENCIÓN HONORÍFICA
Vera Milarca Ramos Koprivitza, 27 Grimorio Verum, 29 SEGUNDA MENCIÓN HONORÍFICA
Jennifer Modelevsky López, 39 La Eneida Genotípica, 41 Karen Lizbeth Antonio Aguirre, 51 Perdón, 53 El infiernito está hecho de amor, 55 Ingrid Argüelles Ureño, 57 Dormir después de Dalí, 59 167
Próxima destinación, 60 La danza de Venus, 61 Uriel Delgado Méndez, 63 Tengo frío, 65 Las sirenas de garganta mutilada, 66 El olvido, 67 Rubén Darío Díaz Montero, 69 A ultranza, 71 Rosa Carolina Dzib Suaste, 73 Noches de insomnio, 75 Fuego de vida, 76 Lunas, 76 Celene García Ávila, 79 Museo íntimo y vegetal, 81 La higuera, 81 La semilla que germina, 82 Los girasoles, 82 La noche que quería ser día, 83 Aire sofocante, 83 El guijarro que rueda, 84 Reptil de agua, 85 La marea, 85 Los frutos violetas de la orilla, 86 168
Daniel González Miranda, 87 Ángel de julio, 89 Ana Paola Jara y Rivera, 91 Entre rocas y hombres de arena, 93 Florecer, 94 Jorge Lay Herrera, 97 Cuba, 99 Tu nombre, 99 El desamor, 100 Yunuen López Azpera, 103 1. Incubación latente, 105 2. Confesión en tiempo futuro, 105 3. Entropía, 107 4. Presagio de un sepulcro inminente, 108 Alkaíd Marino Mariscal Rodríguez, 111 Hay un silencio que nadie debería escuchar, 113 Adagietto o movimiento para un poema, 117 Axel Alejandro Nuricumbo Longines, 119 Entropía, 121 Arte poética, 122 Crepúsculo, 122 Herida, 123 169
Abraham Irving Ortiz Sánchez, 125 Del concierto de aquellos días de tempestad, 127 1. Allegro, 127 II. Adagio, 128 III. Menuetto, 130 IV. Tempo, 130 David Eduardo Pech Pech, 133 Piedra, 135 3:00 am, 136 Reyes José Rojas Flores, 137 Mirarse, 139 El barro, 139 Soledad, 140 Las cuerdas, 141 Cruz Israel Salazar Acosta, 143 B(ella) Dur(miente), 145 Emiliano Sebastián Serrano Mendoza, 149 Cometas, 151 Trenes, 151 Gravedad, 152 Nefelibata, 152 Tania Marisol Vázquez García, 155 170
Ciudad de colores, 157 Mรกgica Ensenada, 159 Julia Veintimilla Jaramillo, 161 Los arquetipos, 163 Para Victoria, 164 Lumbre, 165 Divergente, 166
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