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IZQUIERDA Vestido negro de día de las hermanas Callot con capa a juego, 1912
PÁGINA SIGUIENTE Vestidos Mainbocher con influencias japonesas, Vogue, 1934
«La inspiración [de Balenciaga] procedía de las plazas de toros, de los pescadores calzados con botas y blusas holgadas, de las glorias de la iglesia y del fresco de los claustros y los monasterios.
Cogió su color, sus cortes y, luego, los ornamentó a su gusto».
— Diana Vreeland, editora de moda
Los diseñadores de moda se inspiraron en distintas fuentes para crear sus colecciones, pero muchos suelen tener unos temas concretos
—o leitmotivs— a los que recurren una y otra vez, y Balenciaga no era una excepción. Su leitmotiv principal se podría definir como «españolidad».
Aunque Balenciaga se trasladó a París en 1937 y ejerció su profesión en esta ciudad, es preciso recordar que ya contaba con casi veinte años de trayectoria a sus espaldas en España. En realidad, sus años de formación y experiencia estaban enclavados exclusivamente en su país natal. Incluso después de establecerse en Francia y llegar a lo más alto de la industria de la alta costura, Balenciaga siempre fue el «español en París» y mantuvo unos estrechos vínculos con su tierra natal, su familia y sus negocios españoles. Tenía en propiedad varios pisos y casas en España, adonde a menudo viajaba por trabajo y donde pasaba sus vacaciones rodeado de familiares y de algunos amigos íntimos.
PÁGINA ANTERIOR Vestido infanta o Velázquez de Balenciaga, Vogue, septiembre de 1939