Sarabia
NOVIEMBRE 2022 | NÚMERO 12
Gabriel Trujillo Muñoz Eduardo Cruz Vázque z Rael Salvado r
EPIDEMIA, Literatura de aprendizaje en Leobardo
Fo to: Issa Jensen
y 20 años
Cada día primero de mes aparece Palabra —ahora en formato de revista: 24 páginas a color— en un nuevo esfuerzo de El Vigía por llevar hasta la puerta de sus hogares las manifestaciones del arte a partir del periodismo cultural.
La puesta en escena de Palabra en su tercera época es la continuación de un diálogo con la comunidad artística y lectores, fincado con anterioridad en su primera etapa, 1985, y reactivado en 2011 y que, en su perseverancia, mantiene la esencia de ser un puente entre arte y sociedad.
Palabra fue fundado en la primera época del diario El Vigía, hace ya 37 años, por iniciativa de los reporteros Arturo López Juan y Olga Aragón, bajo la dirección del periodista Francisco Vargas Bañaga, como una oportunidad para publicar contenidos de carácter cultural. A la fecha el encartado mensual para cumplir dicho cometido continúa, en el empeño de ser un intermediario para alcanzar esa fortaleza.
“Tratando de ser un suplemento cosmopolita (…) Palabra es necesario para ampliar nuestra cultura, para profundizar en ella”, comenta el escritor Gabriel Trujillo Muñoz, colaborador de sus páginas.
Palabra mantiene inamovible el principal criterio editorial de El Vigía (que está de manteles largos al cumplir 20 años de su segunda época): “Periodismo con la gente”. Así, con la idea de enriquecer el escenario cultural de Baja California, especialmente de Ensenada, se cumple con la siguiente premisa: “Estamos en Palabra, precisamente porque la cultura no puede ni debe vivir de espaldas a la sociedad que la genera”
R.S.
De la calamidad como literatura de aprendizaje / Gabriel Trujillo Muñoz págs. 3 a 5 Aforismos de cara a la epidemia / Rael Salvador pág. 5 Leobardo Sarabia, la Tijuana con Covid / Eduardo Cruz Vázquez pág. 6 También busco a mi padre en las cenizas / Iliana Hernández pág. 7
La canción del pescador / Rubén Rivera pág. 7 Reflexiones sobre la literatura bajacaliforniana / Óscar Ángeles Reyes págs. 8 y 9
La muerte, sentido de la vida / Carlos Mongar págs. 10 y 11
Un mundo indisponible / Fernando Mancillas págs. 12 y 13 Pablo Llana, postvanguardista contracultural, expone en Mérida / Carlos-Blas Galindo págs. 14 y 15
Crea con grafito la narrativa alterna de la frontera / Jeanette Sánchez págs. 16 y 17 Diálogo entre la plástica y la solidaridad / Marcela Danemann págs. 18 y 19 ¿Por qué no hay grandes películas del Quijote? / Miguel Lozano pág. 20 Psicopatología de la vida cotidiana y dos cervezas / Enrique Botello pág. 21
El Vigía y la cultura, a 37 años de Palabra / Arturo López Juan págs. 22 y 23
Palabra no responde a colaboraciones no solicitadas ni asume como propias las opiniones de sus columnistas y comentaristas. La opinión de la revista literaria se encuentra reflejada en su editorial.
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Colaboradores
Carlos Mongar, Sergio Gómez Montero, Gabriel Trujillo Muñoz, Federico Campbell (†), Daniel Salinas Basave, Leobardo Sarabia, Santiago M. Zarria, Manuel Quintero, Enrique Botello, Héctor García M., Óscar Ángeles R., Fernando Mancillas T., Iliana Hernández P., Cony Mollet-Sigüenza, Jazmín Félix, Herandy Rojas, Francisco Moreno, Fernando Reyes Trinid, Joatam de Basabe, Iván Gutiérrez, Rubén Rivera, Miguel Lozano, Carlos-Blas Galindo, Alberto Manguel, Janette Sánchez, Martín Caparrós, Eduardo Cruz Vázquez, Marcela Danemann y Eduardo Flores Campbell.
Corresponsales en el extranjero
Ferdinando Scianna (Italia); Cony Mollet-Sigüenza (Francia); Ramón Ángel Acevedo, “Rakar” (Chile); Patrick Liotta (Argentina); Héctor García Mejía (Los Ángeles).
Corresponsal en Tijuana Enrique A. Velasco Santana
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2 Noviembre 2022 / Número 12
DE LA CALAMIDAD COMO LITERATURA DE APRENDIZAJE
POR GABRIEL TRUJILLO MUÑOZ*
La vida es su propio oráculo, presagio en pos de su cumplimiento. Tal es el caso de la pandemia del Covid-19 que se hiciera global de 2020 a la fecha y que, más allá de las pérdidas humanas ocasionadas en todo el mundo, también ha sido fuente de inspiración y combustible creativo para una enorme producción editorial en nuestro planeta. A partir de tal aprendizaje, ya hay publicados libros de crónicas, ensayos, reportajes, diarios, novelas, poemarios, investigaciones y tratados que buscan relatar los tiempos que la humanidad ha vivido durante dos años de miedo y penuria. Si examinamos los libros publicados sobre la pandemia en Baja California, podemos ver que son de diversa especie. Tal vez el más valioso para explicarnos cómo respondimos los residentes de la entidad a ese reto monumental sea Sentidos de esperanza en pandemia. Entrevistas cualitativas en investigación social de Hugo Méndez Fierros y Jesús Adolfo Soto Curiel. Pero si nos decantamos por la experiencia humana traducida en literatura, sobresalen dos libros escritos por el mismo autor: Viaje a la ciudad en cuarentena. Epidemia, contagio y transfrontera (2021) y Aforismos de la epidemia (2021). Un diario de la travesía hacia la incertidumbre y el aislamiento, ambos de Leobardo Sarabia Quiroz (Sinaloa, 1960, pero radicado en Tijuana buena parte de su vida) y que sólo en 2022 empiezan a circular entre el público interesado por estos sucesos y por la forma creativa con que se cuestiona nuestra forma de vivirlos, de padecerlos, de narrarlos.
Sarabia Quiroz no es un recién llegado a la literatura del viaje interior, a la práctica gozosa del aforismo. Pero en este par de obras bellamente editadas podemos comprobar el formidable ensayista en que se ha convertido, el filósofo de lo actual que hoy es. Un escritor que toma el ambiente desolador de los años de la pandemia para
escrutar, a la manera de Montaigne, los cambios existenciales que ésta ha producido en la frontera norte mexicana, las transformaciones conductuales, tanto individuales como comunitarias, de una urbe tan variopinta como lo es la Tijuana que en estas obras aparece en sus momentos de tragedia y descaro, de encuentros y desencuentros al filo de la muerte.
Aclaremos aquí que, tanto en Viaje a la ciudad en cuarentena como en Aforismos de la epidemia, la plaga viral no es el tema central de ambos libros sino sólo su punto de partida para indagar en la condición humana teniendo como cobaya a su alcance al propio autor. La calamidad que lo rodea es un inventario de metáforas, un testamento por lo olvidado y lo perdido. Lo que Sarabia busca con su escritura es un método personal para entender el mundo en sus acuciantes pesadillas, una forma creativa para enfrentar una era donde predomina el miedo colectivo, el azar en su faceta más aterradora. Como lo expone en el prólogo de su Viaje a la ciudad en cuarentena, la pandemia es un elemento imprescindible, pero es el vivir en Tijuana, el querer descifrarla en un momento específico de su historia lo que más le interesa lograr. En este contexto, nuestro autor hace la lista de sus descubrimientos como si fuera un arqueólogo frente a las ruinas de su propia civilización:
«Si algo marca en forma decisiva a esta crisis sanitaria es nuestra relación con la ciudad, con la idea de normalidad, con nosotros mismos. La ciudad frontera modificó de golpe su respiración urbana, sus contraseñas amables, su complicada cartografía de signos, y ahora nos ocupamos en la contabilidad de muertos, en revisar las cifras de contagio, en habitar el reino de las esquelas funerarias. Un tiempo simultáneo de tristeza, desaliento y voluntad de sobrevivencia. Olvidamos que la ciudad es fantasiosa, acelerada, o fiestera, y vemos el letrero de Epidemia Covid-19 en los edificios, anunciando el fin de lo conocido. Atmósferas de sitio, paranoia, de miedo colectivo; negación, cuando la pandemia levantaba su nueva ola. En las pesadillas recurrentes, veíamos a una ciudad de infectados, de “positivos”, con una letra escarlata en el pecho. El repliegue de la población hacia la reclusión, el recinto protector de las cuatro paredes, con la noción de una seguridad erosionada, a plazos».
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Aunque ambos libros son diferentes en género, tono y forma, su propósito es el mismo: recuperar los días de la epidemia para que no se pierdan sus circunstancias y relatos, las experiencias que fueron nuestras en su remolino de emociones y pensamientos. Por eso es importante señalar que donde se enlazan es en la propia voz de su autor, en sus dosis de ironía y sapiencia que prodiga a sus lectores, en sus reflexiones precisas y agudas que nos ofrecen un vínculo de empatía siempre agradecible. Si en el viaje por la ciudad se nos aparecen instantes, episodios y contactos con los otros que participan en la vida urbana, como si la travesía fuera un paseo por un yonque repleto de cosas prodigiosas y terribles a la vez. En cierta manera, estamos ante un manual de supervivencia para una nueva época de la vida fronteriza. Leobardo nos lo dice sin parpadear: lo que ha intentado es sumar “sensaciones, noticias, conversaciones” para sacar algo en claro del caos que lo rodea y así hacer:
«La crónica de estos días, como tes-
tigo y habitante de una ciudad sitiada por la contingencia, por su condición de frontera y cruce de caminos. Escenario de happenings, colisiones y desastres. Estos textos quieren ser el registro de un observador participante en días de prueba. Notas rápidas en la calle deshabitada, desde la reclusión, o una mirada a través de la ventana del auto, con los ojos abiertos del paseante en sus horas extremas, para recrear la ciudad, conocida, entrañable, despiadada. Esta crónica impresionista aspira a capturar ese momento excepcional, como una forma de reconocer (y recordar) esos días dilatados, enemigos».
“En este par de libros también se reflexiona acerca de la forma en que hemos reaccionado a semejante enfermedad, aprendiendo de sus asechanzas y peligros”
Reconocer y recordar, desde luego, pero en este par de libros también se reflexiona acerca de la forma en que hemos reaccionado a semejante enfermedad, aprendiendo de sus asechanzas y peligros. En el recuento de aforismos de Sarabia Quiroz vislumbramos la creación minimalista que medita en la epidemia como un espejo de nuestra civilización tan ufana de sí misma,
como un reflejo de nuestra cultura frente al alud de lo contagioso. En un siglo XXI tan globalizado, tan de puertas abiertas, la pandemia fue un regreso a los horrores medievales de la peste negra. El primer aforismo contiene todo el libro: “La crónica de los días de la epidemia es la legítima escritura de un testamento”. O en esa terceta impresionista:
“Nos sabemos parte de una trama colectiva, pero la muerte sigue siendo un asunto solitario”
“Quedarse en casa puede ser una blanda forma de eutanasia”.
“Tiempo sin música en las calles. Ahora, sin buscar encuentro la justa melodía para un apocalipsis”
El uso del aforismo le sirve a Leobardo para recordarnos que los cimientos de nuestras vidas están edificados sobre arenas movedizas, que nuestro tiempo es el tiempo de la sorpresa, el accidente y el desastre. Y aun así, la aventura literaria, las ansias de escritura, nos salvan de caer en la miseria del mundo, nos
ayudan a sobrellevar los días de la incertidumbre y el aislamiento. En sus aforismos, Sarabia Quiroz hace de la intuición un sistema de conocimiento, transforma las fortalezas y debilidades humanas en una hazaña: la que lleva a recordar los días de cuarentena como “un sucesivo incendio de preguntas” Eso es lo valioso de ambos libros: sus aportaciones a la literatura de las calamidades no tienen desperdicio. He aquí, en este par de obras, un relato de vida a plenitud ante la incesante presencia de la muerte, el descubrimiento de lo que vivimos en estos últimos años: la experiencia casera del fin del mundo. El ímpetu por seguir vivos y actuantes pese a todo. La presencia de ánimo que nos lleva a continuar interrogando al mundo, que nos impulsa a elegir “una verdad tenaz, imperfecta, desechable”, pero una verdad que compartimos para sentir que no estamos solos en el reino de la orfandad y el desamparo, en el páramo de la intemperie y la desconfianza. Literatura que reconoce sus “vanas pretensiones” ante la “cruda realidad”. Y por eso son un llamado de atención, un grito espectral, una señal de que no todo está perdido. Todavía.
gtmmx@hotmail.com
*Escritor y poeta, autor de Espantapájaros y Tijuana city, tres novelas cortas
AFORISMOS DE CARA A LA EPIDEMIA
POR RAEL SALVADOR*
En su precisión —que remarca lucidez—, el aforismo suele parecerse a la cicatriz realizada por un diamante.
Hipócrates como Emil Cioran, Elias Canetti o Guido Ceronetti, estilete en mano, pueden ofrecer duro testimonio de ello: relámpago de la mente que, en su brevedad certera, iguala al hombre con el infinito.
Al igual que Buñuel —escurrimiento de cristal en sentencias fílmicas—, Leobardo Sarabia nos hace observar el mucilaginoso tajo en el ojo del Universo.
Dotado de su excepcional sentido crítico —agudizado por la cepa de la influenza—, el autor de Aforismos de la epidemia (TijuanaMetro, 2021) explora la sensibilidad de la naturaleza humana en un selecto puñado de palabras que retiemblan su inclemencia en la mesa de la conciencia: dados de hueso que suman desgracia, emergencia, abandono, oportunismo, desastre, muerte…
(Así como el término “desastre” quiere decir “caída de los astros”, la palabra italiana “influenza” significa: “mala influencia de los cielos”.)
Ya en el primer número de Palabra (noviembre de 2021, pág. 11) ofrecimos muestra nutricia de las reflexiones de Sarabia, formulaciones que dominan la visión de un territorio devastado y ofrecen la fuerza emocional extrema de encontrarnos en deuda con la vida.
naufragio en la “nueva normalidad”—: “No, no estamos en el mismo barco. En todo caso estamos en el mismo mar. Unos en yates. Otros agarrados de algo que ayuda a flotar Y otros sin nada, con sus únicas fuerzas”.
Como la historia de la pobreza en invierno, la gripe “estacional” es lo suficientemente “benigna” como para que muchos la padezcan y —después de incinerar a tantos— no sean pocos los que también sucumban y se volaticen sin despedirse. La divergencia radica en lo fatal de la Covid-19 y su arrastre a la neumonía que suma males añejos a partir de la desconsideración humana.
“Al igual que Buñuel, Leobardo Sarabia nos hace observar el mucilaginoso tajo en el ojo del Universo”
Las sentencias de Leobardo Sarabia nos arrojan a la lúgubre reconsideración de un “epitafio compartido” —en forma de libro—, ahí donde el “recuento funeral” es anestesiado por el miedo, ese vasto control con licencia de abasto que permite a los usureros de la crudeza aprovecharse y, no carentes de gula inmunitaria, beneficiarse de la situación infernal —“feudo salvaje y permisivo”—, mientras se estigmatiza a muerte a los infectados, parias de la salud pública local, en el yermo paraje nacional e internacional.
Ya se decía —palabras, como las de Sarabia, que no hay que olvidar entre las olas de
Bailando con Lucifer acusando estas máximas de lucidez contagiosa pienso en el “bioterrorismo”, pero sobre todo en el Terrorismo de Estado. Si Jean-Paul Sartre arguyó que “el terrorismo es la bomba atómica de los pobres”, bien valdría traer a escena a Camus, quien pone a las ratas frente a nuestra nariz: “…vendrá un día en que, para desgracia y enseñanza de los hombres, la peste despertará a sus ratas y las enviará a morir a una ciudad dichosa”.
Y en la sutileza del aforismo, Leobardo Sarabia subraya la angustia del coágulo en la astilla del espejo roto: “Del recuento funeral queda un aviso, casi una sentencia: estos días volverán.
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raelart@hotmail.com *Escritor y editor
LEOBARDO SARABIA, LA TIJUANA CON COVID
POR EDUARDO CRUZ VÁ ZQUEZ*
Mi entrañable amigo Leobardo Sarabia me obsequia dos recientes libros, mismos que dan mayor consistencia a su vital obra. Viaje a la ciudad en cuarentena. Epidemia, contagio y transfrontera y Aforismos de la epidemia Comenzaron a circular el año pasado y el sello editorial es TijuanaMetro, su casa editorial.
Biógrafo incansable de su territorio, Sarabia es un coleccionista apasionado del devenir de la entrañable y siempre cuna de caleidoscopios Tijuana, la tía Juana, vale suscribir
Nos reencontramos hace unas semanas en la frontera mayor de México y de los Estados Unidos. Es la cuna de tantos de mis afectos, aventuras, sorpresas, hallazgos, revelaciones.
Al amigo como también al profesional, el reconocimiento en el sustento de su trayectoria: es un editor de revistas. Recordemos Esquina baja, Escenarios y Tijuana metro
A la vez es autor de libros de crónica como Zona de turbulencia y Manual de sobrevivencia en la ciudad T, así como ensayista en Monsiváis en la frontera.
Como gestor cultural dejó huella, por ejemplo, al crear el Instituto Municipal de Arte y Cultura de Tijuana (IMAC). Y como autor de modelos novedosos de desarrollo cultural, sostiene el Festival Tijuana Interzona.
Tenemos en Viaje a la ciudad en cuarentena. Epidemia, contagio y transfrontera un catálogo de 19 apartados, más un “Vocabulario personal de la epidemia”. Fue escrito entre marzo del 2020 y marzo del 2021 y está dedicado a la entrañable Ava Ordorica.
Entre los apartados se nombran “Una isla llamada maquiladora”, “La ciudad como teatro de variedades”, “Los murmullos del Covid” y “El día de la vacuna”, entre otros.
En tanto que Aforismos de la epidemia, se compone de siete secciones.
Me atrevo a perfilar que ambos títulos son los primeros que un cronista pone en la mesa pública tras los estragos de la pandemia del coronavirus. Una cosa son los millones de testimonios de un periodo doloroso y otra que un testigo, así como parte del fenómeno, ponga en páginas el compendio.
A lo nacional de la crisis sanitaria, se impone la fragmentación del sufrimiento y los frentes locales. Todo lo vivido merece su lugar Es hasta ahora, la experiencia
clínica más traumática del país y del mundo. Que un autor lance los escenarios de su entorno, es un mérito por su valor testimonial y por lo mismo, aleccionador Escribe Sarabia en el primer título: “La ciudad frontera modificó de golpe su respiración urbana, sus contraseñas amables, su complicada cartografía de signos, y ahora nos ocupamos en la contabilidad de muertos, en revisar las cifras de contagio, en habitar el reino de las esquelas funerarias”
Por lo mismo, “Ahora, cualquier balance resulta parcial; cada quien debe comprometerse con su reflexión personal y volverla colectiva”.
El cronista cumple y pone en sus palabras lo que quizá casi todos deseamos nombrar. Es el mérito del que sabe leer a su comunidad. Escuchemos una breve selección de decires en Viaje a la ciudad en cuarentena. Epidemia, contagio y transfrontera No hay quebradero de cabeza para ponerlas en contexto.
“El Covid-19, ese asesino serial”.
“Los Oxxos, son pequeñas fortalezas blindadas”.
“El acecho a las reservas de la cerveza ante la rumorología”
“Meterse a diplomados, cursos y webinars diversos con temeridad suicida. Un archipiélago vacío de posgrados, con diplomas como hologramas. Reuniones Zoom análogas a sesiones de espiritismo. Llamadas a medianoche”
“Sobrevivir a la economía del acoso. Contratos, proyectos, becas, trabajo emergente. Cuentas pendientes. La personal balanza de pagos. La guadaña del SAT, isócrona, inaudible, liquidadora”.
Hay en la obra de Sarabia sentencias que advierten una enorme labor de investigación por realizar: “Un soundtrack urbano apagado”
“Ni hablar: ‘Tijuana es una monarquía y su emperatriz es la violencia’, dicen”.
“Las redes simulan un gigantesco hospital, un cementerio digital, con el santo y seña de los caídos, incluidas sus lápidas virtuales”.
En los contrasentidos, añade Sarabia, “Los activistas antivacunas endurecen su lenguaje freak y tercos, obstinados, disfrutan su perorata. Incertidumbre. En Tijuana cualquier cosa puede salir mal, todo es posible; el hoyo negro donde fracasan los planes”
“Esta vasta movilización ciudadana, más de cien mil personas, asisten motivados por el reflejo pavloviano de la sobrevivencia”.
“En tranvías públicos, camiones, trenes conurbados, taxis colectivos, se recicla la infección grupal y sostenida, de aquellos desafortunados tocados por el sorteo de los contagios. El azar con su juego sucio de costumbre. La embestida viral tiene una puntería clasista”
El arte de la contundencia
Sus Aforismos de la epidemia se dividen en siete partes como “Ciudad sitiada”, “Viejas baladas” y “Tenues profecías” Señala Leobardo que “Deseo apresar la tonalidad de la tragedia (…) Verdades transitorias, leyendas urbanas, espejismos, el bosque móvil de las noticias falsas”.
En muchos sentidos, quien ha seguido la obra del sinalonese que llegó a Tijuana a temprana edad, sabe que su narrativa está cargada de eso: de aforismos. Escuchemos esta selección.
“La frontera se abre y se cierra con la voracidad de una planta caníbal”
“En la ciudad que todo cambia, no advertimos los veloces mecanismos de su transfiguración”.
“Intenté cruzar sucesivas aduanas, sin documentos ni valijas, con tal de apresurar la huida”
“Ante el regreso de la epidemia, saqué mi carnet de vacunado como un estandarte de rendición”.
“La vocación de frontera se cumple en la epidemia: siguen llegando forasteros”
“Salir con vida del túnel de sombra hospitalario es técnicamente una resurrección”.
“Del recuento funeral queda un aviso, casi una sentencia: estos días volverán”.
“¿De qué sirve la crónica, la manía del recuerdo? Estos textos son grafittis en un muro que se derrumba”
Enhorabuena literatura postpandémica, en Leobardo Sarabia tiene un contundente acervo para la historia, como una apuesta a superar por otros autores.
angol97@yahoo.com.mx
*Periodista, gestor cultural, ex diplomático cultural, formador de emprendedores culturales y ante todo arqueólogo del sector cultural
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TAMBIÉN BUSCO A MI PADRE EN LAS CENIZAS
POR ILIANA HERNÁNDEZ*
Confiada el hilo de la clase bien sostenido entre mis dedos mis alumnas ojos detenidos en mis palabras un ventilador rompe sudores alguien tose para no pensar sigo mi propio flujo el de la maestra ancestral hago pausas recupero mentes y respiraciones mis alumnas zigzaguean en la hoja blanca la pandemia les robó días de certidumbre les agregó polvo a sus cajones desean apresar la poesía de los otros de escritores lejanos a la frontera bajacaliforniana me escucho leer un poema de Elvis Guerra “Búsqueda” el poeta anhela la presencia de un hombre barbado
un hombre fuerte un hombre manso al final del poema revela que en cada hombre busca a su papá silencio en el aula
LA CANCIÓN DEL PESCADOR
POR RUBÉN RIVERA*
ISLA DE RAMA JES
El amanecer cubre la isla. Allí vive un viejo pescador
Vemos crecer el Sol que ondula las aguas.
Las conchas relampaguean, la choza espera perfumada de hierbas.
Me pregunto: ¿cuándo vendrá mi amigo para embriagarnos hasta el anochecer?
Las estrellas cintilan alegres a pesar de mi pena.
*
ISLA MASOCAHUI
En el muelle, los pescadores desenredan la luz del chinchorro, otros bajan taras colmadas de pescados.
En la tarde suenan las pangas.
A bordo vemos las gaviotas, al faro que estremece a la isla.
¿Cómo saber si nuestras vidas duran más que la de un pez?
¿Tendremos tiempo para gozar de nuevo el resplandor del Sol?
Por encima de los arenales huyen nuestros días.
*
DESCANSAMOS EN LOS DORADOS ARENALES
Se abren flores por la lluvia de ayer. alas enlazadas en el sendero del Sol.
Los pescadores preparan la fogata, las mujeres bailan.
Del cielo rojo nacen azaleas en la noche y penas que se llevará el alba.
-Poemas del libro La canción del pescador (inédito), con el cual Rubén Rivera obtuvo el Premio Nacional de Poesía Timón de Oro 2013.
paseo los ojos por las reacciones del grupo una muchacha abre los ojos sorprendida como dentro de un incendio se cubre la boca con la mano para no gritar por su padre mis ojos arden por el humo que percibo o por el mismo dolor que comparto con ella pude, en unos segundos, apagar mis lágrimas tomar un trago largo de café serena y tranquila —pero no es así, no es así— hago el cierre de nuestra clase —pero la grieta dolorosa sigue abierta, abierta— volteo a la ventana y veo los rostros fantasmas pegados al vidrio con sus ojos de abandono es mi padre y todos los que en un lunes frío seguimos buscando.
premoniciones@hotmail.com
*Es docente y traductora. Escribe artículos, ensayos, cuentos y poesía
rurigar64@hotmail.com
*Poeta, Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2021
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Ilus tr ación: R ené Magri e Fo to: Cortesía
REFLEXIONES SOBRE LALITERATURA BAJACALIFORNIANA
POR ÓSCAR ÁNGELES REYES*
Hace más de 30 años, Gabriel Trujillo publicó Literatura bajacaliforniana: tendencias, propuestas y protagonistas. En dicho texto hacía un análisis sobre la literatura en la localidad, precisando los elementos que la conformaban, su condición y un esbozo de reflexión al futuro. Lo primero que saltaría a la vista es la enorme cantidad de autores, proyectos editoriales, corrientes creativas y foros de expresión que confluyen en un mismo objetivo: el desarrollo literario de la entidad, nos dice, y no deja de parecerme fascinante.
En el ámbito del trabajo de Gabriel Trujillo, la producción literaria de Baja California comenzaba a interpretar la realidad norteña con un discurso propio, y daba una presentación más o menos original después de pasarla por el tamiz de las ideas; el arte literario. Atrás quedaba la Generación de la Californidad, Voz Amerindia y Rubén Vizcaíno; Letras de Baja California, la antología Siete poetas jóvenes de Tijuana: Ruth Vargas, Víctor Soto Ferrel, Alfonso René Gutiérrez, Felipe Almada, Luis Cortés Bargalló, Raúl Rincón Meza y Eduardo Hurtado; la Generación 54-64: Rosina Conde, el mismo Gabriel Trujillo, Raúl Acevedo Savín y más; la generación de la Ruptura: Federico Campbell, Francisco Castillo Uriarte, Luis Humberto Crosthwaite, Daniel Sada, Juan Antonio Di Bella, Tomás Di Bella, y otros. Y ya fuera del contexto analizado por Trujillo la Generación X, conocidos también como “los finiseculares” o Generación Transmilenio, con el sello particular del realismo sucio: Fran Ilich, Heriberto Yépez, Cristina Rivera Garza (que entiendo pertenece a otra región geográfica), Rafa Saavedra, Jorge Alvarado Robles, Javier González Cárdenas —¿con ellos comenzó a existir una vanguardia capaz de explicar no únicamente lo regional, sino la realidad profunda en un contexto más amplio?—. Después de varias décadas,
las voces de la literatura bajacaliforniana se habían multiplicado en un sentido que fortalecía la visión singular de un espacio único. Ochentas, noventas, nuevo milenio, siguió siendo obligado presentar la cara frente a la propuesta del centro, con sus fugas y con sus retornos, así mismo con la incorporación de escritores de todas partes —no habría por qué sorprendernos el ir y venir de ganadores y fracasados—, dinámica migratoria y de flujo de ideas.
¿Qué ha cambiado? Después del oficio de Trujillo Muñoz de documentar los detalles, ¿cuál es el panorama de la literatura en la entidad?, ¿quién destaca? Hay los que tocan temas que involucran al imaginario norteño viendo al sur algunos, al norte otros—, quienes escriben del sur y para el sur, quienes escriben sin pensar en continentes. En palabras de Heriberto Yépez: “en algún momento de nuestra vida todos seremos un escritor fronterizo...”, o norteño, y hay quienes desde aquí triunfan en el sur: en dramaturgia Hugo Alfredo Hinojosa; en narrativa Daniel Salinas, Elma Correa y Ana Fuente —quien radica en Ensenada desde hace 11 años—; en poesía, Carlos Alberto Rodríguez Delgadillo y Gerardo Ortega; y en ensayo Ramiro Padilla, que se montó a la ola de los medios y que queda en él la diversificación de sus temas y el fortalecimiento de su narrativa.
“¿Qué ha cambiado? Después del oficio de Trujillo Muñoz de documentar los detalles, ¿cuál es el panorama de la literatura en la entidad?, ¿quién destaca?
Vamos por partes. Un concienzudo análisis de la producción literaria local apenas lo realizaría un académico, un suicida de su tiempo. Deberíamos entender la temática que se establece en la ficción, su relevancia en el entramado del contexto del norte —¿es literatura del norte la que se esfuerza por explicar la realidad del sur?, no descartemos la importancia de formarse en las calles de Tijuana o Ensenada—, así mismo el mercado, al que se busca llegar, incluso la postura del escritor emigrado. Apenas un destacado investigador de las letras, aspirante a medallas al mérito o tiempo completo. Entender dónde se forman nuestros alevines literarios, de qué piezas se agarran —quién lee a Rafa Saavedra, quién se
osé Agustín o a Vicente Leñero, quién a Daniel Sada—. En una grotesca ensalada, en la que sobresale decentemente Ernesto García con una narración llamada El puñal —me detengo únicamente en los narradores—, y en la que se pretende dar una muestra de autores novísimos de Baja California, encuentro biografías que relacionan lo mítico y lo sagrado, poetas, genios implosivos, solitarios, enamorados, azules, entusiastas por la tecnología, bailarines de salsa y tango, ilustradores y actores que gustan de caminar por la playa. ¿No es para sentir nostalgia del recalcitrante odio a los chilangos que unificaba barriadas?, ¿no era más productivo no irle al América? Narrativa pueril, referencias chistosas, originalidad forzada. ¿No parece que hablamos de un mosaico inacabado, como buena tierra de nadie?
El estado de salud de la literatura bajacaliforniana ya no se puede medir por su amor al mar o al desierto, ni por los balazos a la carne o al cielo, ni por la jocosa malformación del inglés o el castellano y su mezcla chispeante, ni por la incursión de las letras en los medios electrónicos —¿qué blog nos sorprende ahora?
—. Me parece más robusta la labor de los poetas que abandonaron las playas, como Antonio León, y los que siguen a pie, como Carlos Loya diseccionando la intimidad; o los que se fueron
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to: Cortesía
Archivo Históric
Fo
Fo tos:
o
Elma Correa y Antonio León.
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análisis objetivo de literatura bajacaliforniana? Puedo decir que me gusta León, Loya, Correa o Valenzuela, pero debemos entender al oficio no únicamente como un ejercicio de lectura, sino como un ejercicio de intercambio de ideas y feroz escrutinio, de provocación. En este ambiente, los editores independientes funcionan no como catalizadores, más bien como perpetuadores de la publicación sin fondo, en un juego de autocomplacencia que genera el aplauso que nos damos a nosotros mismos.
Los que tienen su lugar en La enciclopedia de Baja California continúan, homenajeados y sonrientes, abrazando la nostalgia, aunque su producción se detuvo décadas atrás y la esperada evolución de sus letras no dejó de hacerse esperar. —¿cuántos de ellos se convirtieron en promotores culturales? —. La robustez de una literatura descansa en las nuevas propuestas, en su pertinencia y originalidad. ¿Cuántos Pedros aguanta una literatura nacional?, ¿cuántas veces podemos retratar la existencia en la
trañas de lo que llamamos crush, y formemos talleres de literatura, de armas de alto calibre y jerarquización en organizaciones criminales, ¿lo que sea para darle lustre a nuestras letras, a nuestras nuevas letras? Y, ¿cómo debe actuar un escritor frente a las cámaras? No es trivial, los escritores mediáticos se posicionan mejor con los públicos iletrados, los temas de actualidad lucen como vestidos con chaquiras, los posicionamientos populares a la medida —la corrección política nos asegura un mayor número de seguidores, la comodidad de las discusiones banales—. A río revuelto, ganancia de los cobardes. ¿Los escritores guapos tienen más posibilidades de ser exitosos? ¿Se trata también de la banalización de la literatura, de sus cuestionamientos?
Lo que resulta obvio es la efervescencia de quienes creen manejar el lenguaje poético, masturbándose mientras meditan frases recortadas para explicar el gran amor que la novela desenmascaró hace mucho. En ese aspecto, seguimos
guez Ruelas, mexicalense, ganó el Premio Nacional de Novela Breve Amado Nervo (2021); habrá que leerla e indagar su postura, por lo pronto, no responde mis mensajes.
Será que, en nuestra inmadurez, ¿necesitamos a otro Rubén Vizcaíno? Será que —como lo también lo dice Yépiz— ¿estamos, seguimos, norteados? ¿Será que debemos entender al Norte no como un lugar “especial” y comenzar a mirarnos como parte un territorio más amplio? En ese camino, ¿perderíamos algo, eso que llaman identidad?, ¿los mexicanos fronterizos somos otros?, ¿debemos ser norteños para ser únicos? Lo anterior no me deja de parece un tema que se aborda, precisamente, desde la literatura (a mi me agrada la novela); se trata del cuestionamiento de lo que hacemos, y de nosotros mismos.
todoestodo@gmail.com
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*Escritor y biólogo por la UAM
Fo to: Eduardo Flores Campbell
Leobardo Sarabia, Ava Ordorica y Gabriel Trujillo Muñoz.
LA MUERTE, SENTIDO DE LA VIDA
POR CARLOS MONGAR*
La muerte llega cuando más solos estamos. Habita como el sol negro que proyecta su aciaga sombra sobre el río de la vida. La muerte, como la zopilotera insaciable, planea sobre el festín de la existencia. Angustiados, la vemos llegar amenazante, cada día transcurrido y casi siempre, fingimos indiferencia.
Se diga lo que se diga, la muerte es sin duda la única certeza que tenemos los seres humanos, de la que nunca podremos escapar. ¿Qué
es la muerte? Un misterio. ¿Podríamos vivir sin morir? Para algunas personas la muerte confiere sentido a la vida, para otros, es como quedar suspendidos en el vacío del sin sentido. Si la muerte no fuera una presencia en la existencia, como seres proclives a los devaneos metafísicos, la inventaríamos.
Y la pregunta que pretende, oculta nuestra aflicción, tristeza y anonadamiento, con tal vez, un destello de esperanza: es. ¿Habrá otra vida después de la muerte? O simple y sencillamente, aunque nos cueste aceptarlo, ¿desapareceremos de manera total, dejando quizás una estela de recuerdos? Alguna vez señalé: “La memoria es una boya en el abismo/ cuando nadie me recuerde/ me hundiré en la Nada… La memoria mantiene el sueño del ser y el no ser a quien ya no sobrevive por sí mismo,/ mientras que olvidar equivale a disipar una vida en la Nada; es decir, la Nada es la muerte de la muerte”; y, “ a nihilo nihil fit” (de la nada nada sale).
La muerte de un ser apreciado, querido, amado, puede “mantenerse presente” mediante la memoria (la boya que “mantiene” el recuerdo); y la memoria, según el filósofo Martin Heidegger, es un pensar hacia atrás conservando lo pasado, pero según él, también es posible otro significado de memoria: “pensar en” lo que ya ha sido, siempre que entendamos bajo este término, y a diferencia de lo que sólo es pasado, aquello que desde entonces sigue siendo. Esto nos permite señalar que, la memoria, ese pensar hacia atrás, hace posible que el ser amado muerto, siga “presente” y permanezca como permanece una obra de arte: el tempo estético es como el tempo de la memoria, y viceversa. Todas las ocasiones que escuchamos la Novena sinfonía de Beethoven o leemos Muerte sin fin del poeta mexicano José Gorostiza, o cualquier otro poema, hacemos posible que lo que se mantiene en la memoria, la presencia ausente, “surja y permanezca”; de manera similar, él o ella, muertos, cada vez que se repite el tempo de la memoria “aparecen”, y esto será posible mientras haya un ente que mantenga “a flote” la memoria de él o ella, muertos, como si fueran una obra de arte.
Cuando era niño y veía en el jardín una oruga convertirse en crisálida para luego transformarse en mariposa, imaginaba que era posible una metamorfosis en el paso de la vida a la muerte: el hombre-crisálida devenía mariposa del espíritu… ¿Ilusión? No lo sé, pero cuando muere un
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ser amado algo de nosotros se va con él, y “regresa” para permanecer en la memoria. Cada muerte es un “memento mori” para los que sobrevivimos. La presencia de la muerte hace más vívida la vida.
Vivir implica reconocer con el poeta que todo pasa, sin embargo, «la vida no se acaba, únicamente el “ser” vivo muere —escribe Eugene Minkowski—, y para ser un ser “vivo”, es decir, un ser que ha vivido, que ha tenido una vida tras de él, es preciso que sea mortal».
La muerte deja una estela luminosa “tras de sí”, reuniendo en un solo haz, en “una” vida, todo cuanto ha venido a interrumpir Igualmente dibuja, tras ella, los contornos de una vida, de una vida “en la vida”, de una vida en la marcha triunfal del devenir hacia el futuro.
Y esta marcha continúa más allá, no porque supongamos que otros seres vivos sigan, en fila india, a los que los han precedido, sino porque tan sólo la muerte viene a cortar en la vida, sin quitarle nada en el fondo, “una” vida. Ésta se separa de la vida, como se separa del árbol una hoja muerta; lo hace entonando el canto melancólico de la muerte, canto en el que glorifica, sin embargo, a la savia que le ha dado nacimiento lo mismo que a las demás hojas, a las que, cada otoño, un soplo de viento desprenderá, amarillas y marchitas, del árbol para reducirlas a polvo, en un eterno recomenzar
Una vida pues, se “acaba” no por sus obras, que jamás se terminan, sino por la muerte. Nuestro origen es el misterio y con la muerte retornamos a ese misterioso origen; es curioso, entre los antiguos mexicanos, la hora del parto se llamaba “hora de la muerte”. Nacer era morir a la vida.
La muerte es un fenómeno esencialmente individual: nadie muere en mi lugar; y si la desigualdad la experimentamos cotidianamente en la vida, con y en la muerte todos somos “iguales”
Sabemos que vivimos para morir, lo cual no debería ser motivo para vivir en el horror o agobiados por la tristeza; la conciencia de mi muerte me compromete, me responsabiliza a vivir intensamente, a apartar todos los rostros del miedo. Aurobindo señala: “De todos los miedos, el más
sutil a la la muerte mento na, lidad en la ilusos cedáneos y placebos. La muerte puede producirse la existencia, tales. recuerda la vida, ciente de que voy a morir; nuestra única certeza en la
il y el más tenaz es el miedo a muerte”. Nuestro temor a pudiera ser el fundanto de toda actividad humacon ello negaríamos su fataad ineludible. Nos revolvemos vida como en un pantano: os constructores de fantasías, suáneos y La muerte ducirse en cualquier momento de xistencia, pero simulamos ser inmores El carpe diem de Horacio que nos m uerda que debemos vivir intensamente ida, adquiere toda su dimensión al ser consnte de que voy a morir; nuestra única certeza a vida es esa, pero ignoramos la fecha.
«La memoria, ese pensar hacia atrás, hace posible que el ser amado muerto, siga “presente” y permanezca como permanece una obra de arte»
La muerte no es tan sólo un fin. Coincido con gene Minkowski, la vida continúa después. e no es el vacío, ni es el remolino absurdo de los astros, ni la sucesión terna de vidas biológicas parecidas la mía, las cuales, en su sucesión por lo menos tan de sentido como el movicosmológico.
Este después no es tampoco la herencia de una creencia ingenua de nuestros antepasados que sirviera para hacernos aceptar las decepcioy los desgarramientos de la vida; no se trata reencuentros ni de recompensas en el más á Lo veo profundamente anclado en mi ser mando vivencia (tal , consustancial a la especie y género homo) y da tiene de ingenuo.
La muerte no es tan sólo un f Eugene Este después no es el vacío, ni es el remolino abnes de reenc allá. formando su esencia misma. El elemento de supervivencia no viene de fuera; lo llevo en mí (tal vez, nada
La un “después a lo después”; egoísta, pués importa rio de su sentido, subir la roca sobre la montaña, sabiendo que en eso res f
muerte sólo existe para mí, porque hay “después de ella” en mí (en cierta oposición o que señala Heidegger, es decir, “no hay un pués”; que me parece una postura un tanto ísta, mezquina, que sería como señala: “desés de mí, el diluvio, o, después de mí no me porta lo que suceda”) y me siento tan solidaeste después, que mi vida saca de él todo como Sísifo subiendo y volviendo a ir la roca sobre montaña, sabiendo que en consiste su triunfo. Nuestro triunfo como sefinitos.
mongar66@hotmail.com
*Poeta y ensayista, autor de Fragmentos sin fondo
UN MUNDO INDISPONIBLE
POR FERNANDO MANCILLAS TREVIÑO *
Nos hallamos en una época cuya civilización está en peligro de perecer por los medios civilizadores Friedrich Nietzsche (Humano, demasiado humano)
El origen del concepto de indisponibilidad proviene de un contexto teológico, acuñado en 1930 por Rudolf Bultman, manifestando un elemento fundamental de la relación humana con el mundo, que también es de interés para la filosofía, la psicología y la sociología, descartando sus supuestos teológicos o metafísicos.
Partiendo de ello, en su última obra el sociólogo alemán Hartmut Rosa (Lörrach, 1965), destaca la cosificación de todas las relaciones del individuo en el mundo social durante la Modernidad Tardía, donde todas las cosas, servicios y procesos son ofrecidos en la modalidad de commodities estableciéndose una pretensión legal de disponibilidad.
La Modernidad se nos presenta como un gigantesco mercado simbólico con un acceso a una disponibilidad permanente en el cual las montañas deben ser visitadas y escaladas, los exámenes escolares, aprobados, los escalones profesionales, ascendidos, los amantes, conquistados, los libros y revistas, leídos, las películas y programas de televisión, vistos, en un laberinto infinito.
En este sentido, el autor establece la hipótesis central: «En la medida que nosotros, los tardomodernos, apuntamos a poner el mundo a disponibilidad, este nos encuentra siempre como un “punto de agresión” o como una serie de puntos de agresión, es decir, como un conjunto de objetos a ser conocidos, alcanzados, conquistados, dominados o usados. Precisamente de esta manera parece escapársenos la “vida”, aquello que constituye la experiencia de la vivacidad y el encuentro: aquello que posibilita la resonancia». Como consecuencia padecemos ansiedad, temor, desesperación, estrés; sensaciones, emociones y sentimientos que devienen en conductas agresivas.
Por lo demás, se asume que en la Modernidad Tardía no es el deseo de conseguir más, sino el temor de tener cada vez menos, lo que sostiene el interjuego
hacia el incremento. Nunca será suficiente, no por la oferta ilimitada de consumo, no por nuestra insaciabilidad, sino por el imperativo de que nuestra vida se verá optimizada si logramos obtener más mundo al alcance, en el marco de la competencia e incremento.
En consecuencia, se establece que una sociedad sólo es moderna cuando logra establecerse de forma dinámica un continuo crecimiento, una aceleración tecnológica e innovación cultural que soporte su desarrollo institucional.
La constitución sociocultural de la Modernidad acciona hacia un conjunto de estrategias hacia la disponibilidad. De tal forma, “estamos constreñidos estructuralmente (desde afuera) e impulsados culturalmente (desde adentro) a convertir el mundo en un punto de agresión; el mundo aparece como algo que debe ser conocido, explorado, alcanzado, apropiado, dominado y controlado”. Lo que se pretende no es la cercanía de las cosas y sectores del mundo, sino de su disponibilidad expedita, aceleradamente, sin ningún tipo de resistencia.
En el proceso heterogéneo hacia la disponibilidad encontramos cuatro distintas dimensiones. En la primera, la disposición de disponibilidad acude a su visibilidad o cognoscibilidad de su estructura configurante, por ejemplo, el telescopio respondió a la necesidad de conocer el espacio sideral y el microscopio a la observación celular con más precisión y profundidad.
La segunda dimensión implica su accesibilidad, ejemplificado en el viaje a la Luna, la indagación en la profundidad del océano, la excavación en el mundo arqueológico. De ahí, la pretensión de los viajes de Cristóbal Colón para visibilizar y hacer alcanzables nuevos territorios del mundo.
La intención de controlar y dominar segmentos del mundo es propósito fundamental de la tercera dimensión de disponibilidad, como es el caso del colonialismo e imperialismo, con el apoyo de la cartografía y la innovación tecnológica, logró que las tierras remotas fueran más accesibles. El proceso de dominación colonial y neocolonial logró sus objetivos, a través del análisis y conocimiento científico de los procesos causales del mundo.
La cuarta dimensión política y tecnológica del dominio del mundo consiste en volver utilizable y poner a su disposición los programas de alcance al
servicio de la racionalidad instrumental y organizativa de acuerdo a fines estratégicos. En estas cuatro dimensiones de visibilidad, accesibilidad, dominación y utilización, a lo largo de la Modernidad se ha consolidado su institucionalización, a partir del desarrollo científico, su evolución tecnológica, el despliegue económico, sus regulaciones sociojurídicas y las estructuras político-administrativas.
Por consiguiente, en el proceso dinámico de gobernabilidad, la lucha por el poder en sus múltiples modos de dominación, se vuelve indispensable la lucha por el poder de disposición como una ampliación del propio alcance de mundo, en detrimento de otros.
El autor presenta cinco tesis sobre la disponibilidad de las cosas y la indisponibilidad de la experiencia entre el ser humano y el mundo social. El carácter en principio disponible de las cosas y la indisponibilidad constitutiva de la resonancia no significa una contradicción por sí misma, es el supuesto de la primera tesis. Las relaciones de resonancia muestran que no solamente la experiencia sino las cosas con las que conectamos deben guardar un momento de indisponibilidad. Las experiencias a veces tienen la modalidad de un encuentro inesperado. La apertura a lo inesperado, en el cual la resonancia implique un doble movimiento. Además de acceder al mundo, la resonancia presupone permitirse ser interpelado, ser afectado por algo inesperado proveniente del exterior
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La segunda tesis afirma que las cosas sobre las que disponemos completamente, en alguna de sus cuatro dimensiones, pueden perder su cualidad resonante, implicando la resonancia como semidisponibilidad. Podríamos encontrar ejemplos en la lectura de La Biblia, El Capital, el Quijote o El Padrino, dado que su experiencia de resonancia estriba en el sentido de no haberlo asimilado totalmente, siempre habrá algo más tar. También el autor ofrece el ejemplo del pianista ruso-alemán cuando en una entrevista guntaron si todavía char el inicio de la de Luna contestó: de tocar esta sonata. más frecuentemente sonata y más trabajo menos la comprendo aleja de mí; esto me cidad y me hace tocarla do. […] Jamás quiero decir: “esto ya lo comprendí, pasemos a lo siguiente” objetivo es empezar desde el comienzo
La tercera tesis nancia exige una indisponibilidad solicitante, sobrepasando la contingencia. Incursionando en el aspecto fenomenológico de la relación con el mundo, el autor afirma: “Hay algo en esa imagen, montaña o árbol, solemos decir, y ese algo puede imponernos exigencias: debemos atenderlas si queremos encontrarnos con ese algo”. Recupera la concepción en Schopenhauer de que todas las cosas tienen una voluntad, cuando en El mundo como voluntad y representación afirma: “Hasta ahora se ha subsumido el concepto voluntad bajo el concepto fuerza: yo en cambio, hago exactamente lo contrario y pretendo considerar todas las fuerzas de la naturaleza como voluntad. No se crea que se trata de una disputa verbal o que es indiferente: antes bien, es de la máxima significación e importancia”
La cuarta tesis señala la in viabilidad de la actitud que apunta a fijar, dominar y poner a disponibilidad un segmento del mundo en la orientación de la resonancia, clausurando su experiencia al frenar su dinámica interna. En este sentido establece la distinción entre alcanzabilidad responsiva y disponibilidad: «La alcanzabilidad responsiva implica, en primer lugar, la posibilidad de “establecer un contacto”, es
gico que explora la estructura de nuestros sentimientos, emociones y afectividades, en correspondencia con las estructuras objetivas, se dirige a una asimilación transformadora de escucha y respuesta autoeficaz orientada a una alcanzabilidad responsiva de resonancia.
Hartmut Rosa (15 de agosto de 1965 —57 años—, Lörrach, Alemania) es sociólogo y filósofo de la cuareneración de la Escuela de Frankfurt, cuya inse orienta a la Sociología del Tiempo y Relaciones de Resonancia en la Modernidad catedrático en el Instituto de Sociología niversidad Friedrich-Schiller de Jena y diax Weber Center for Advanced Cultural Studies de la Universidad de Erfurt. Ha Visitante en la New School for Social Nueva York. Entre otras distinciones, el Premio Tractatus en 2016, el Premio romm en 2018, la Medalla Werner HeisenFundación Alexander von Humboldt Thuringian Research Prize, en 2021. simismo, desde 2020 es miembro de la Academia Ciencias.
mercado simbólico con un acceso a una disponibilidad permanente (…) en un laberinto infinito”
internamente, no un mundo ilimitadamente disponible. El origen del silenciamiento tardomoderno del mundo es resultado de la distorsión entre disponibilidad y alcanzabilidad responsiva. De ello se desprende, que las relaciones mantienen un carácter obsequioso, que sucede como algo que nos ocurre dentro de un momento constitutivo de indisponibilidad, en el marco del conflicto central entre la lucha por un mundo sujeto a disponibilidad y la nostalgia por entrar en resonancia con él.
prolífica obra se encuentra traducida al esAlienación y aceleración. Hacia una teoría temporalidad en la modernidad tardía (Katz, 2016); Remedio a la aceleración. Ensayos sobre la resonancia (NED, 2019); Resonancia. Una sociología de la relación con el mundo (Katz, 2020; con Andreas Reckwitz, Tardomodernidad en crisis (NED, 2022).
Por lo tanto, el autor señala: “No quiero decir que la cosa me hable efectivamente en un sentido concreto o metafísico, sino que experimento una interpelación por parte de ella; y, al mismo tiempo, percibo que algo en mi interior reacciona, que respondo. […] no podemos decir exactamente qué es lo que nos habla ni qué es lo que reacciona en nosotros. Sin embargo, las experiencias de ese tipo —sin importar que la contraparte sea una persona, un libro, una pieza musical, una montaña o una nevada— implican en primer lugar, un sentimiento de transformación o modificación interna”
Para el autor el silenciamiento del mundo social aparece como un desconcierto fundamental de la Modernidad, que se manifiesta en el burnout y en la depresión generalizada contemporánea. La Modernidad se ha mostrado renuente a dejarse alcanzar e interpelar, generando escenarios paradójicos. Una reflexión similar la encontramos en Marx, con la alienación en vez de la transformación; en Adorno y Horkheimer, con la reificación en lugar de la vivificación; en Lukács, con el desamparo trascendental en vez de la conciencia; en Blumenberg con ilegibilidad del mundo en vez de su comprensibilidad; en Weber con el desencantamiento en lugar de su afluencia.
Se plantea como posible alternativa un análisis renovante que transforme nuestra relación con el mundo, donde nuestro entorno en lugar de ser un punto de agresión se convierta en un punto de resonancia. Este análisis filosófico, sociológico y psicoló-
Su amplia obra científica y filosófica ya es objeto de estudio en diversas latitudes del mundo, por ejemplo: J.P. Willis (ed.), Resonanz: Interdisziplinären Gespräch mit Hartmut Rosa, Baden-Baden (Nomos, 2019); Alexis E. Gros, ¿Una teoría crítica fenomenológica? Resonancia, alienación y crítica de la sociedad en el pensamiento de Hartmut Rosa, en Argumentos, Instituto de Investigaciones Gino Germani, Universidad de Buenos Aires (2020); Simon Susen, (University of London), The Resonance of Resonance: Critical Theory as a Sociology World-Relations? en International Journal of Politics, Culture and Society (2020); Mathijs Peters, Bareez Majid, Exploring Hartmut Rosa’s Concept of Resonance (2022); Nathanaël Wallenhorst, Accélérons la résonance! Pour une éducation en Anthropocène (2022).
Hartmut Rosa, Lo indisponible (Ed. Herder, 2021, 163 páginas).
fernamancillas@yahoo.com.
*Profesor-Investigador de la Universidad de Sonora
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PABLO LLANA, POSTVANGUARDISTA CONTRACULTURAL, EXPONE EN MÉRIDA
POR CARLOS-BLAS GALINDO*
Hay en Baja California un artista que, mediante sus obras, alza su voz en pro de la irrestricta observancia de lo estipulado en el artículo cuarto de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en el que se afirma que “toda persona tiene derecho a la protección de la salud”. Esta fundamental prerrogativa y conquista histórica se incumple en los hechos dado que, en nuestro país, se permite e incluso se promueve el consumo de golosinas, botanas, bebidas y otros productos procesados e industrializados, tanto de marcas trasnacionales como de empresas locales, que lamentablemente generan entre amplios sectores de nuestra población enfermedades terminales, aterradoras agonías e infames fallecimientos —cada vez más tempranos— que serían evitables. Este artista es Pablo Llana (Tijuana, 1980), quien desde el año 2009 utiliza, como materiales, envolturas y etiquetas de productos chatarra que personas consumidoras de estas mercancías y que viven y trabajan en la franja fronteriza México-Estados Unidos le facilitan a convocatoria suya, materiales con los que construye sus imágenes, mismos que retiene con silicón y que fija con el uso de resina plástica.
Él clama por una política pública mexicana que, en concordancia con el texto constitucional vigente, restrinja, hasta eliminarla, la publicidad a favor de estos productos, así como impedir su elaboración y reparto. Y pugna porque, mientras esto ocurre, se informe de manera veraz sobre los riesgos de tales consumos (más allá de las etiquetas octagonales con textos que comienzan con la palabra “exceso” y que casi nadie toma en cuenta). Asimismo, este autor denuncia lo terriblemente injusto que es el sistema económico capitalista —del que, como humanidad, no hemos podido desembarazarnos—, el cual se basa en la concentración de los ingresos en pocas personas (en este caso, en las dueñas de las empresas productoras y comercializadoras de comida y bebidas chatarra), a costa del dinero, la salud y la vida misma de integrantes de los sectores mayoritarios de la sociedad, quienes adquieren y consumen esas mercancías, tantas veces anhelando de manera no consciente el revertir o mitigar el desprecio clasista que padecen por parte de la oligarquía. Baste
recordar que las frituras y las bebidas azucaradas y carbonatadas de cola constituyen parte fundamental de la ingesta diaria de las personas trabajadoras de la construcción —entre muchos otros grupos poblacionales, rurales y urbanos—, así como los pastelillos horneados con harinas refinadas, y las bebidas azucaradas y carbonatadas lo son de la niñez, entre sectores precarizados. Y, cada vez más, las hamburguesas (como Llana bien lo afirma) son una terrible amenaza para la sobrevivencia de la humanidad.
Una contradicción obvia en el caso de la obra de este artista la constituye el hecho de que realice su crítica al capitalismo y que denuncie los más que nocivos efectos de este sistema económico desde el interior mimo del campo artístico, y que a la vez cuente con buen éxito en el mercado del arte (en subastas pú-
blicas, en galerías privadas y en ventas directas en su taller). Esto no debe sorprendernos, pues existen diversos antecedentes y coincidencias al respecto; baste con recordar que Arnold Hauser, en su fundamental Historia social de la literatura y el arte (España, Guadarrama, 1972), de corte sociologista, al referirse a los cuestionamientos a la sociedad burguesa que Bernard Shaw (1856-1950) plantea en sus obras de teatro, afirma que este polémico dramaturgo “se sentía en lo fundamental solidario con la burguesía, y era simplemente el portavoz de aquella autocrítica que había sido desde siempre uno de los hábitos intelectuales de esta clase”, que es la clase en el poder
Pablo Llana definió desde hace 13 años sus marcos referenciales, por lo que a la fecha cuenta con una gran solvencia en el manejo de los recursos ex-
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presivos que emplea, tales como los de lo típico, lo terrorífico, lo siniestro, lo sarcástico, lo precario, lo patético, la normalidad, lo nocivo, lo nefasto, lo irónico, lo grotesco, lo dramático y lo brutal. Sus obras son de una elevada elocuencia y generan, en las sensibilidades estéticas de los públicos, reacciones que pueden ocurrir de manera simultánea o bien en forma gradual, y entre las que descuellan la atracción, la conmoción, la inquietud, el impacto, la sorpresa y el rechazo. Esta riqueza en c uanto a mover lo sensible entre quienes somos las personas destinatarias de su labor tiene como consecuencia directa el apuntalamiento de la lectura de las temáticas que aborda. Y el que este artista toque —e incluso llegue a golpear— nuestras sensibilidades constituye una virtuosa contribución al impulso del desarrollo de la cultura artística, toda vez que mucho del arte contemporáneo cuenta (por decisión de quienes son responsables de su autoría y de su fase distributiva) con niveles mitigados de elocuencia.
Como acontece con toda obra que alcance importancia cultural, como es la de Pablo Llana, ésta es compleja en muchos sentidos; entre otros, en su ubicación estilística dentro del contexto de la historia del arte contemporáneo. El conjunto de la producción que ha realizado desde 2009 es conceptual, dado que, con cada obra, su autor se pregunta acerca de qué es lo específicamente artístico, cuáles son los (nunca fijos) linderos de la artisticidad y cuál es la función de su quehacer profesional, y también es conceptual dado que cada pieza que él elabora constituye una respuesta contundente a esas preguntas. Mediante estos posicionamientos artísticos, Llana hace que su obra se adscriba a una de las tendencias permanentes de las artes, que es la conceptualista. Adicionalmente, al dedicarle suma y minuciosa atención al resultado final de sus obras, mediante un
indudable y creciente virtuosismo en el manejo de los materiales a los que recurre, es preciso ubicar su producción en el movimiento post conceptual del arte, que es el que practican quienes, como él, siendo conceptualistas le confieren un valor impar al aspecto visual de cada pieza de su autoría.
cial, desde el campo artístico, hace que se le confiera el rango de artivista.
“Como resultado del uso de la ironía y del sarcasmo que realiza, la obra de este autor es considerada como parte del actual movimiento post pop”
Algo semejante a lo que acontece con lo conceptual ocurre con las filiaciones pop y post pop de este artista. Su obra realizada con envolturas y etiquetas es ubicable, por su iconografía, como integrante de la tendencia pop que, desde el fin histórico de las neovanguardias (una de las cuales lo fue el arte pop), al término de la década de los 70 del siglo XX, es permanente en el arte contemporáneo. Y así como él realiza con su producción una crítica al capitalismo, también plantea una crítica a ese pop del siglo pasado, pues aquel movimiento de la nueva figuración ensalzaba a no pocos productos procesados e industrializados. Además, como resultado del uso de la ironía y del sarcasmo que realiza, la obra de este autor es considerada como parte del actual movimiento post pop. Algo que asimismo es preciso subrayar es que si bien por tratarse de un artista en activo en el tiempo presente y por ser alguien que cultiva con éxito lenguajes de avanzada, Pablo Llana es un activo protagonista de la fase postvanguardista de la historia del arte (la cual tiene la misma edad que él), y lo hace desde los paradigmas contraculturales de la postvanguardia: lo glocal (soluciones locales para asuntos globales y domésticos, como el capitalismo y su atropello al derecho a la salud), lo sostenible, el derechohumanismo (que no es otra cosa que participar en la lucha en pro de los Derechos Humanos), el sentipensar (o alejamiento del racionalismo patriarcal-capitalista), el retorno a la originalidad, así como la apuesta por recobrar la utilidad social del arte. Su activismo so-
Pablo Llana expone, desde el 19 de octubre de este año y hasta el mes de enero de 2023, un total de 23 obras de esta tesitura en la Galería Secreta de la ciudad de Mérida, capital del estado de Yucatán. Su exposición lleva el título de CRAP, INC. y en ella incluye desde su primera pieza elaborada con los materiales descritos hasta cinco de su serie más reciente, a la que denomina Lo barato sale caro, imágenes con las que con su anuencia ilustro esta colaboración para el número especial de aniversario de Palabra. Astuto y creativo para intitular sus obras y sus exposiciones, muchas veces en idioma inglés, este artista utiliza el término crap no sólo en su acepción de excremento, sino por las siglas de “carbonated drinks”, “refined carbohydrates”, “added sugar” y “processed foods”, en tanto que, con Inc. se refiere a una perversa corporación o a un maligno corporativo empresarial desde el que pareciera controlarse y promoverse el desmesurado incremento en el consumo de productos chatarra, al tiempo que les hace un guiño —de suyo postvanguardista o posmoderno— a las películas documentales Super Size Me (Morgan Spurlock, 2004) y Food, Inc. (Robert Kenner, 2008). La Galería Secreta, que dirige Mario Torre, constituye desde el 1 de 0ctubre de 2021 un exitoso proyecto en marcha que tiene un muy generoso espacio de exhibición en el que se han expuesto obras alusivas precisamente a lo sostenible y que, si bien es cierto que se sabe que se encuentra en el centro histórico de Mérida, no se revela su ubicación precisa sino a quienes expresan su deseo de visitarla, solicitando su ingreso vía la cuenta de Instagram de la galería.
*Profesor-investigador de arte, crítico de arte, curador independiente, artista visual y conceptual
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carlosblasgalindo@yahoo.com
CREA CON GRAFITO LA NARRATIVA ALTERNA DE LA FRONTERA
POR JEANETT E SÁNCHEZ*
Alápiz y carboncillo va dando forma a cada una de sus obras, con las que no pretende crear una realidad donde el espectador se vea literalmente reflejado, Hugo Crosthwaite, genera su propia narrativa, una interpretación de la vida fronteriza que lo vio nacer y crecer
“No es mi objetivo crear composiciones con las que los espectadores puedan identificarse”, enfatizó. Nacido en Tijuana en 1971, Crosthwaite desarrolla su vida en las calles de Playas de Rosarito, un poblado que por varias décadas fue una delegación de la hoy ciudad fronteriza más poblada del país y que el 29 de junio de 1995 se convirtió en el quinto municipio de Baja California.
“León Tolstoi explicaba que quienes empiezan a describir su pueblo empiezan a describir el mundo entero. Siento que pasa lo mismo en el arte, o por lo menos en mi práctica, al dibujar sencillamente la estética, los rostros, el ambiente de Tijuana y Rosarito,
dentro de eso, siento que también estoy expresando no sólo lo que es una situación de frontera sino lo que es también una situación mundial de grandes fuerzas que son las mismas, la lucha humana contra injusticias y males sociales”, expresó.
El graduado de la Universidad Estatal de San Diego de la licenciatura en Artes y Ciencias Aplicadas, se autodescribe simplemente como un dibujante que se enfoca en la figura. Hugo opta por trabajar de forma lineal para dejar que sus dibujos se desarrollen a detalle. La improvisación es su sello, las narrativas surgen a medida que crea cada obra.
“Voy alternando temas mitológicos y contemporáneos. Mi trabajo se inspira en personajes como Goya, Delacroix, Gericault y Bocklin; además mis composiciones exploran también la abstracción moderna”.
Hugo se inspira en personajes de los medios populares y de la alegoría, los hace interactuar con la arquitectura de Tijuana y los sueños de la frontera; su obra combina retratos, hace referencias a cómics, fachadas comerciales, señalizaciones urbanas, sin dejar de lado la mitología.
“Tijuana y la frontera son espacios fértiles para el arte, hay una enorme temática que maneja este gran centro de urbanización de todo Latinoamérica que choca con este límite f ísico que nos divide, pero todo esto se convierte en un crisol de energías positivas y negativas, todo esto es gran inspiración para los artistas y para los jóvenes, uno puede tomar estas temáticas y expresarlas al mundo”, refirió.
ANTES Y DESPUÉS DE LA PANDEMIA
“Antes de la pandemia gran parte de mi práctica era recorrer el centro de Tijuana o Playas de Rosarito y me sentaba a dibujar gente”
“Con la pandemia esto no fue posible, ahí fue precisamente cuando inicié este proceso de enfocarme en las animaciones, porque con la pandemia todo se redujo a lo que podías hacer en tu escritorio, así que me adentré a estas producciones animadas”.
El ganador del Primer Premio en la Galería Nacional de Retratos en Washington DC 2019, por la quinta competencia trienal de retratos Outwin Boochever, American Portraiture Today, explica lo que es su Serie de cortometrajes de dibujos animados creada entre el 2020 y 2021.
“En los últimos dos años he estado trabajando en estas producciones que narran un poco mi perspectiva de Tijuana y también cuestiones de frontera, sobre todo a cosas que a mí me llaman la atención sobre Rosarito que es donde ahora vivo. Es una serie donde voy dibujando en pequeño, voy fotografiando los dibujos, voy creando estas narrativas un tanto improvisadas”, detalló.
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HUGO CROSTHWAITE
“Al final de cuentas me encantó porque el resultado fue un producto que trasciende el papel, se convierte en algo más audiovisual, se pueden proyectar sobre grandes muros a pesar de que los dibujos fueron en pequeño formato”.
AL MARGEN DE PARADIGMAS
Ante la pandemia los ajustes en los procesos de trabajo fueron una exigencia inmediata para todas las profesiones y actividades, el arte no fue la excepción, Hugo hizo ajustes y los hizo con tal precisión que resultó en esa serie exitosa, pero es conveniente resaltar también que previo a ello, él rompió paradigmas con la serie In Memoriam
“Generé un proyecto que titulé In Memoriam donde yo iba a varios espacios públicos e improvisaba el mural y la gente se acercaba a platicar conmigo; al hacerlo sus narrativas se plasmaban de alguna manera en los murales, era como una intervención”.
“Tenía esta curiosidad o ese ímpetu de mostrar lo que hago dentro del estudio ante el público, porque generalmente el trabajo del artista sucede en la privacidad, en algún momento se me dio la oportunidad, o más bien un tanto por accidente, sucedió que debía exponer y no tenía obra, entonces decidí improvisar un mural en un espacio público y fue una experiencia que disfruté mucho porque por primera vez sentía esta interacción muy directa con el público que me observaba”.
“Siempre me ha gustado desmitificar el trabajo del artista, mostrar que esto no es magia y en esos momentos en los que dibujaba en público a veces se me acercaban niños y veían lo sencillo que es, yo trabajo con elementos sencillos, una brocha y pintura en una copa, una escalera, no proyecto ni hago nada especial, pinto, improviso directo en la pared”.
de teatro cuando se cierra el telón, así mis murales tenían su final, era una experiencia visual con un tiempo limitado”
La biografía que publica en su página web expresa que “mientras que las animaciones stop-motion y la creación de murales públicos capturan el proceso de creación de Crosthwaite, la serie In Memoriam del artista y otros murales monumentales temporales destacan la deconstrucción de su obra. Estos son murales que tienen una vida útil corta, narraciones que, una vez completadas, se deconstruyen lentamente, pieza por pieza”.
“Hugo Crosthwaite opta por trabajar de forma lineal para dejar que sus dibujos se desarrollen a detalle.
La improvisación es su sello, las narrativas surgen a medida que crea cada obra”
Entre esas obras temporales se incluyen Columna A y Columna B: una interpretación narrativa continua (desde 2018 hasta 2020) en Liberty Station de San Diego, California; In Memoriam: Los Ángeles (2017) en el Museo de Justicia Social, Los Ángeles, California; In Memoriam: Cuenca (2016) en la Bienal de Cuenca, Ecuador; Child’s Tale (2015) en la Galería de Arte del Centro de la Universidad Estatal de San Diego; así como Las Carpas (2013) en el Museo de Arte del Condado de Orange.
“Con In Memoriam se trataba de lograr un mural creado en modo performance, luego venía la deconstrucción, básicamente destruía el mural en los últimos cinco días, era como cerrar el ciclo, así como un concierto se termina, es ef ímero, como una obra
“La obra refleja el carácter de los entornos urbanos frenéticos, una frontera en proceso de cambio. El miedo, la esperanza, el dolor y la celebración se representan juntos cuando Crosthwaite eleva a la persona común a niveles heroicos mostrando las pruebas que soportan mientras sobreviven en la sociedad contemporánea”, se puede leer.
Hugo Crosthwaite es un artista que ha llevado su nombre y el del lugar que lo vio nacer a importantes espacios museísticos y reconocidas galerías donde ha expuesto bajo títulos como ¡Tijuas! Death March, Tijuana Bibles and Other Legends en Luis de Jesús, Los Ángeles (2019); Tijuana Bibles en Pierogi Brooklyn (2018); Residencia en Mana Contemporary en Chicago (2016); Tijuana Radiant Shine
con Shattered Mural en Luis de Jesús Los Ángeles (2015); Carnivorall en Pierogi Brooklyn (2012); Tijuanerías en Luis de Jesús Los Ángeles (2012); Dibujo Theresa en Noel-Baza Fine Art (2010); y Brutal Beauty en el Museo de Arte de San Diego (2010), donde realizó en vivo la obra monumental A Tail For Two Cities durante dos semanas.
Además, ha participado en exposiciones colectivas como American Portraiture Today (2019) National Portrait Gallery; 20 Diálogos de Pintores Contemporáneos (2018) en el Museo de Arte de Querétaro; In Memoriam: Cuenca (2016), Cuenca Bienal de Ecuador; The House on Mango Street (2015) Museo Nacional de Arte Mexicano en Chicago; Trienal California-Pacífico (2013) en el Museo de Arte del Condado de Orange; y Morbid Curiosity-The Richard Harris Collection (2012) en el Centro Cultural de Chicago.
“Me encanta la inmediatez y la tactilidad del dibujo, la ruptura de la superficie blanca con imágenes de mi propia narrativa personal. Dejo que el acto de dibujar dicte mis composiciones. Mis obras se completan con grafito y carboncillo. Este medio me permite combinar a la perfección la representación figurativa clásica con la abstracción moderna. Esta mezcla crea sentimientos de caos y espontaneidad, que recuerdan a Tijuana, México, la ciudad de donde vengo”, manifiesta el artista plástico.
*Licenciada en Comunicación por la UABC, con 23 años de experiencia en periodismo y gestión de contenidos
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periodistajsg@gmail.com
Fo tos: Archivo Crosthwait e
DIÁLOGO ENTRE LA PLÁSTICA Y LA SOLIDARIDAD
3era Tarde de Arte y Subasta en Pacífica: un grato ejemplo de complicidad que se reveló como mucho más que un evento de recaudación
POR MARCELA DANEMANN*
Con una relevante participación de compradores y algunos asistentes curiosos se llevó a cabo la 3era Tarde de Arte y Subasta organizada por el desarrollo inmobiliario Pacífica At Ensenada Bay y el Centro Cultural Santo Tomás, junto al mar de Ensenada el pasado 8 de octubre.
Durante un par de horas de puja a paleta alzada y gran interés despertado por un catálogo de obras verdaderamente relevantes firmadas por artistas plásticos de la región, se alcanzó la meta de recaudación cercana a los $500.000 pesos, que beneficiará con transparencia a más de doscientos niños y jóvenes radicados en zonas rurales del sur de Ensenada. Allí, el Centro Cultural Santo Tomás lleva a cabo el Programa de Proximidad que, con este recurso, ampliará sus alcances y reactivará actividades relacionadas con la cultura, la educación, los talleres ocupacionales y la proyección de cine comunitario.
Desde mi óptica, las instalaciones al natural y a pasos de la arena donde se desarrolló el evento le dieron un valor agregado. La museografía a cargo del artista plástico Jaime Delfín permitió disfrutar de la exhibición de todas las obras antes del inicio de la subasta. Por otra parte, gran cantidad de los asistentes eran flamantes propietarios de viviendas de los dos edificios torres de la empresa patrocinadora (uno recientemente terminado) y que se divirtieron ofertando con intención de llevarse obra para sus nuevos hogares, aún vacíos. La oportunidad de venta estaba a la vista y, también, su intención de responder al llamado solidario.
el inglés. Allí no hubo mucho que explicar: los participantes con interés en la compra de las obras presentadas en el catálogo compitieron con cifras que iban ascendiendo por intervalos de precios desde una base de $250 dólares hasta $1800 dólares para que, finalmente, se detectara al nuevo propietario y mejor postor
Fue interesante comprobar que, además de la puja directa y presencial, los organizadores recibieron solicitudes en tiempo real vía telefónica y ofertas por escrito días antes de la puja sobre algunas piezas de interés.
“El evento se comienza a consolidar como una plataforma de apoyo a los artistas bajacalifornianos, que en esta edición presentaron pintura, escultura y cerámica”
El formato utilizado por los organizadores para el desarrollo de esta subasta de arte fue
En esta ocasión el catálogo oficial abarcó más de 40 obras creadas por 15 artistas de Baja California (Alfonso Arámbula, Carlos Coronado, Jaime Delfín, Héctor Herrera, Estela Hussong, Alejandro Martínez Peña, Marco Miranda, Karla Patterson, Alejandra Phelts, María Evangelina Rodríguez, Miguel Ángel Valra) y que fueron total o parcialmente donadas para la realización de la 3era Tarde de Arte y Subasta, de manera que, en algunos casos, los porcentajes de ven-
ta han sido compartidos entre ellos y el Centro Cultural Santo Tomás. También se integró a catálogo “Constelación Maya¨”, aguafuerte sobre papel de algodón de la artista, promotor cultural y curadora Martha Palau, recientemente fallecida (1934-2022) y de quien se publicó una muy oportuna semblanza en la décima edición de esta revista cultural (Palabra número 10).
La directora de Relaciones Públicas y Enoturismo de Vinícola de Santo Tomas, Keiko Nishikawa, junto a la artista plástica Esther Gámez, fueron las encargadas de martillar, intercalando explicaciones sobre cada pieza, ampliando la información técnica y también compartiendo alguna anécdota. Convengamos que en este tipo de subastas, también hay algo de necesario show en escena y de eso se ocupó también con gran destreza el artista Héctor Herrera en varias ocasiones, en las cuales desde el escenario y con micrófono en mano ofreció promociones a precios seductores a la vez que intercaló anécdotas sobre su proceso creativo. Así, la fórmula resultó y la puja entró en acción.
Algunas piezas se ofrecieron también en venta directa y se presentaron diversas temáticas, for-
A LA CULTURA
MIRADAS
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zas impresas con gliclée y técnicas mixtas)
Fue une evento con varias aristas. En primer lugar, cumplió el objetivo de recaudación de dos para una causa de bien público, y se comienza a consolidar como una plataforma de apoyo los artistas bajacalifornianos, que en esta edición presentaron pintura, escultura y cerámica, estimo que esta subasta podrá crecer e incluir otro tipo de piezas desde orfebrería, joyería diseño. Y sí, indudablemente, fue una excelente iniciativa para propulsar el coleccionismo y el mercado del arte en nuestra región.
Por otro lado, al sumarse representantes de la industria vitivinícola con degustaciones, así como chefs de restaurantes del Valle de Guadalupe y San Felipe ofreciendo platillos elaborados con ingrediente local se refuerza el peso específico de trabajar juntos y solidariamente.
¿El comprador de arte que más sorprendió? Sin duda Ian Lozano, mexicalense de diez años, campeón de Gimnasia Olímpica radicado en Ensenada, que eligió participar en la subasta y con
sus propios ahorros adquirió la obra “Catzila”, del artista Alfonso Arámbula.
Se avecinan buenas perspectivas y alianzas internacionales para nuestra plástica regional. El día del evento, circularon ya invitaciones para algunos artistas allí presentes y fue oportuna la alianza generada con representantes del Museo de Arte Latinoamericano (MOLAA) de Long Beach, California, EUA, institución que dentro de la difusión que realiza del arte latinoamericano y latino moderno y contemporáneo selec-
cionó, al finalizar el evento de Pacífica, algunas obras para exhibir y subastar en su gala anual.
Y aún hay más oportunidad de sumarse a esta causa. Con la intención de continuar acercando el catálogo digital para interés y compra directa por parte de público que no ha podido asistir al evento el mismo se encuentra actualizado y se podrá consultar en: www.tardedearte.com
marceladanemann@yahoo.com
Gestora cultural y escritora
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Fo tos: Edgar Lima y Cortesía
¿POR QUÉ NO HAY GRANDES PELÍCULAS DEL QUIJOTE?
POR MIGUEL LOZANO*
Cuando iba en secundaria, durante la clase de español la profesora se vio en la penosa necesidad de hablarnos sobre Don Quijote de la Mancha. Fue penoso porque es sumamente complicado explicar una novela española del periodo barroco a adolescentes que crecieron en una época totalmente distinta. Esto sucedió hace más de veinte años y sé que hoy es aún más difícil. Sin embargo es un requerimiento de la asignatura porque el Quijote es una las novelas más importantes e influyentes de todos los tiempos.
La profesora decidió proyectarnos una película sobre el Quijote ya que sabía que no leeríamos tal librote. Así que soportamos algunos minutos de una película española que nos ilustró muy poco sobre la experiencia de leer el libro. El requisito de hablar sobre esta novela fue cumplido y todos seguimos nuestra vida en paz. Quizá si existiera alguna mejor producción que mostrarnos, alguna más interesante, más atractiva, hubiésemos salido seducidos. Aún así, poco tiempo después me embarcaría en la lectura del libro gracias a una copia que me prestó mi abuela y terminé enamorado.
Años después de todo esto y con varias lecturas del Quijote encima, sigo preguntándome: ¿por qué no hay grandes películas sobre la novela de Miguel de Cervantes?
No afirmo que los directores que intentaron esta monumental tarea hayan terminado con obras malas, pero es evidente que no existe una versión cinematográfica que le llegue a los talones a su contraparte literaria. El cine es posiblemente el arte más popular en la actualidad. Su consumo supera, por mucho, a la narrativa, el teatro y la poesía. Como el cine necesita historias recurre con frecuencia a estas fuentes para tomarlas. Grandes obras literarias han tenido grandes adaptaciones cinemato-
gráficas. Pongamos, como ejemplo, Las uvas de la ira (1940) basada en la novela de John Steinbeck, Matar a un ruiseñor (1962) basada en la novela de Harper Lee, o Romeo y Julieta (1968) basada en la obra de Shakespeare. ¿Pero dónde está la gran versión de Don Quijote? No quiero ser pesimista, pero probablemente nunca la veamos, y pretendo explicar por qué.
Por una parte el Quijote se trata de dos libros, el primero publicado en 1605 y su secuela diez años después, que juntos forman una obra muy larga. Don Quijote y Sancho Panza viven muchísimas aventuras. Si fuesen retratadas todas, abarcaría horas y horas en pantalla. Es por ello que los guionistas deben recortar una cantidad brutal de contenido para ajustar la historia del hidalgo manchego a la pantalla grande. Una versión más completa funcionaría como serie de televisión, medio en donde los espectadores están dispuestos a invertir esta cantidad de tiempo en una sola historia. Recordemos como ejemplo el tremendo éxito de las ocho temporadas Game of thrones, que adapta una serie de libros de George R. R. Martin.
Sin embargo, el Quijote no es la primera novela larga llevada al cine. Existen casos exitosos como Lo que el viento se llevó, basada en la novela de 1000 páginas de Margaret Mitchell o Doctor Zhivago basada en la novela de Boris Pasternak de aproximadamente 700. Por supuesto, se trata de películas de más de tres horas de duración. ¿Por qué no podría suceder lo mismo con el Quijote?
Quizá tenga que ver su estructura literaria. Casi cada aspecto del Quijote es una parodia de un género literario muy popular en su época: la novela de caballerías. Desde la estructura narrativa, los juegos metatextuales, el vocabulario de sus diálogos y su narrativa… Todo pretende ridiculizar y cuestionar el género caballeresco. Es difícil traducir todos estos recursos literarios al cine. Stanley Kubrick famosamente afirmó en una entrevista que “si puede ser escrito o
pensado, puede ser filmado”. Esto proviene del director que adaptó al cine una de las novelas más complicadas de filmar de todos los tiempos: Lolita de Vladimir Nabokov. Aún así, nadie ha podido hacer esto con el caballero de la triste figura.
No olvidemos la naturaleza episódica de la novela. Cada capítulo cuenta una aventura muy concreta, y en ocasiones se extienden durante algunos capítulos pero terminan pronto, para iniciar una nueva poco tiempo después. Esto dificulta crear un arco dramático sin alterar significamente la trama. Es por esto que las versiones cinematográficas de esta obra de Cervantes oscilan entre la adaptación literal y la adaptación libre. Las literales son poco interesantes: pretenden seguir al pie de la letra el texto de Cervantes y por lo general terminan con algo visualmente aburrido y narrativamente estático. Las versiones libres divergen tanto de la fuente original que en ocasiones quedan irreconocibles, pero son las que tienen más potencial de presentar algo interesante.
Entre toda la filmografía que he revisado sobre este tema, les tengo a ustedes tres recomendaciones de películas del Quijote. Estas quizá no sean las versiones más populares, pero son las que pienso que reflejan más el espíritu de la obra.
La primera es Don Quijote cabalga de nuevo (1973), dirigida por Roberto Gavaldón y estelarizada por Fernando Fernán como don Quijote y, notablemente, Cantinflas como Sancho Panza. Esta última elección de casting me parece particularmente inspirada y en mi opinión hace que esta película valga particularmente la pena. Sancho Panza tenía muchas similitudes con Cantinflas: eran personajes de clase baja, ocurrentes, con habilidad para enredar el lenguaje de manera cómica. Además, esta película se enfoca más en la segunda parte de la novela, la cual es normalmente ignorada por adaptaciones fílmicas.
El legendario director Orson Welles intentó durante muchos años terminar
una película sobre el Quijote sin éxito. La financió con su propio dinero, filmó esporádicamente durante años y falleció antes de darle fin. Welles no quería una adaptación literal, y situó al Quijote alternativamente entre su pasado y el presente. Después de la muerte de Welles en 1985, Jesús Franco y Patxi Irigoyen terminaron una versión de la película en 1992. Algunos estudiosos del tema afirman que la versión estrenada dista mucho de la visión de Welles, pero aún así presenta una experimentación interesante.
Por último, otro director que lidió durante años con un proyecto similar fue Terry Gilliam, director de filmes como Brazil (1985), 12 monos (1995) y Miedo y asco en Las Vegas (1998). Después de décadas, logró estrenar su versión fílmica El hombre que mató a Don Quijote (2018), estelarizada por Jonathan Pryce y Adam Driver Esta versión es completamente libre, y trata sobre un director de cine que quiere filmar en España una versión cinematográfica del Quijote, cuando se encuentra a un actor que se volvió loco y cree ser el verdadero don Quijote. La película tiene mucho potencial, y se siente que el director conoce a profundidad la obra, pero lamentablemente se pierde en una maraña confusa al final.
Por mi parte sigo esperando, ojalá llegue algún director ingenioso, atrevido y visionario que logre esta gran hazaña. De cierta forma tendrá que tener muchas de las cualidades del Quijote para emprender un proyecto tan imposible. Lo bueno es que la obra original no se ha ido a ninguna parte, y aún podemos leerla en todo su esplendor y dejar que nuestra imaginación se llene de imágenes, como la del Quijote cuando leía sus no novelas de caballerías.
*Escritor y docente de la Facultad de Artes de la UABC. Es autor de los libros Sombreros blancos y Fuera de la caja
badbit@disroot.org
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Psicopatolog ía de la vida cotidiana y dos cervezas
POR ENRIQUE BOTELLO*
Durante la pandemia realicé una sesión de fotos para un amigo; me pidió replicar una fotografía que realicé y se prendió con la idea para hacer camisetas impresas. Al final de la sesión destapó un par de cervezas y empezamos a platicar de nada y de todo. En una de esas, comenta orgulloso: “Gracias a Dios, mi chamaco me salió bueno para los estudios”. Me quedo pensando unos momentos, y le replico —sin ánimo de ofender sus creencias— que también “gracias a él”, y al entorno que han creado en el seno familiar.
Le empiezo a señalar sus virtudes y habilidades como padre, y le comento que todo eso ha influido en su hijo para que se comprometa con su formación de manera responsable. No muy convencido, me da la razón a medias, pero le insisto en eso y le pongo el ejemplo de varios de mis amigos y de sus amigos que han legado esos valores de compromiso para sus hijos.
Quiero aclarar que cuando me refiero al termino “familia”, no lo hago con la connotación de moralidad, mucho menos religiosa, sino como el caldero que da forma a la manera de enfrentarnos a la existencia, porque sin lugar a dudas, según el padre del Psicoanálisis —Freud—, “infancia es destino”, y las experiencias de vida inician desde el vientre social, por no decir el “materno”
Entonces, ¿qué sucede con la llamada “Generación de Cristal”? Desde luego, son el resultado del contexto en que desarrollaron sus primeras etapas, y generalmente vienen de un ambiente de abandono emocional.
a experiencias con el mundo “real”, y esto, por lo regular, puede ser por comodidad de los padres que dejaron a sus hijos en manos del mundo digital y/o fueron amamantados con el obsequio gratuito que limita el esfuerzo; entonces sus experiencias les hacen creer que eso es “lo normal”: el merecimiento en automático, sólo por existir
No he leído a profundidad sobre el tema, pero he analizado los posibles motivos de por qué sucede, principalmente con mi experiencia como docente. Ya, en otra publicación, había hecho notar la evolución decadente de las generaciones a las que estuve expuesto como profesor, y fue una evolución “fast track”, rápida, en donde de un semestre a otro la disponibilidad para aprender se veía cada vez más limitada y con argumentos débiles o inválidos. Sumado a esto, la actitud paternalista de las instituciones en donde quieren convencer a los maestros de que los alumnos son el activo más importante de la educación.
Las “actitudes” de las nuevas generaciones entonces obedecen a ciertas
no son generalizadas, como en el caso de mi amigo o de otros amigos de mi círculo social, y si analizamos sus perfiles, son familias no funcionalmente perfectas, pero que en la formación de sus hijos nunca perdieron el rumbo, y los hijos casi llegados a 30 años se han instalado en el mercado profesional y varios de ellos, han emigrado a distintas partes del mundo, y aún los más jóvenes, a punto de egresar, ya tienen asegurado un trabajo bien remunerado.
Entonces, ¿es la familia o la escuela la encargada de formar estas generaciones? Durante la pandemia se hizo evidente que la mayoría de los padres no tienen las herramientas necesarias para lidiar con la formación académica de sus hijos y fue muy común escuchar comentarios de progenitores que culpaban a los profesores por no poder controlar a los educandos durante las horas de escuela virtual, sobre todo en escuelas privadas, en donde por el hecho de pagar una colegiatura los padres creen poder excluirse de toda responsabilidad educativa.
El tema es muy complejo, no hay
fórmulas que garanticen resultados favorables; lo que sí es que hay que ofrecer a nuestros hijos las herramientas necesarias para encontrar la realización plena, sin importar el ámbito en el que se quieran desarrollar Esas herramientas se van otorgando desde el seno familiar —y no hay excusa para padres o madres solteras— y son a base ejercicios de responsabilidades mínimas. Es muy común haber visto una infinidad de programas sobre la vida salvaje, y también es muy común que estos documentales nos muestren las técnicas de enseñanza de los adultos para con las crías, siendo el común denominador la observación: tratándose de depredadores, de las artes de caza, y cuando hablamos de presas, las técnicas de camuflaje o huida.
Las exposición a la naturaleza, la lectura y el arte, la participación en actividades compartidas de quehaceres intrafamiliares y de recreación, sin duda sirven y sobre todo si se dan desde época temprana. El cuidado por nuestros hijos es muy grande, que a veces pensamos en que el mínimo sufrimiento los puede dañar, pero si nos detenemos un momento en esta frase de Confucio: “Educa a tus hijos con un poco de hambre y un poco de frío”, nos daremos cuenta que a veces las carencias son la fortaleza necesaria.
El hijo de mi amigo, no cumplió con sus deberes educativos “Gracias a Dios”, cumplió con sus deberes formativos gracias a esas herramientas y ejemplos que se le dieron en el hogar.
*Fotógrafo y docente de la Facultad de Artes (UABC)
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chocorrol_@hotmail.com
Fo to: Octavio Meilló n
El Vigía y la cultura, a
POR ARTURO LÓPEZ JUAN*
Con el nacimiento de El Vigía el 20 de mayo de 1985, con apenas unos días en circulación dio a luz Palabra, el suplemento cultural que fue retomado en una segunda época (2011), y hoy —como Revista Cultural—, cumple el primer año de su resurgimiento.
En su nacimiento, con la dirección de Francisco Vargas Bañaga, me tocó ser el coordinador de la publicación desde su primer número y correspondió a Olga Aragón ser la responsable de la información.
Las páginas se abrieron para quienes quisieron participar en aquellos años; en el primer número Rael Salvador —hoy coordinador de Pa-
Luego vinieron otras que lo convirtieron el “poeta maldito” expulsado del paraíso editorial de la palabra impresa en Palabra, su guaje subido de color para el conservadurismo de aquel tiempo le impidieron seguir
Aunque, hay que decir que ese tropiezo impidió continuar su carrera en las letras, ni cobrar nuevos bríos al convertirse en el editor que hoy es una de las mejores revistas culturales del país.
En aquel primer número, la joven periodista escritora Olga Aragón Castillo tuvo mucho ver, ya como insistente promotora del suplemento y como presentadora de la actriz y cuentista Rosario Gorosave, quien publicó “La caza del topo”.
iménez, aquel periodista bohemio y enamorado escribió “De músicos, música y diproducto de su amplio conocimiento pero también de su gusto por el arte
ciencia Palabra publicó “Dentro del del átomo”, un artículo de Abelardo
estando ahí, no resistí la tentación de una breve reseña de la obra y vida de Osuna en su faceta de dibujante a tinta preámbulo de su prolífica producción de caricaturas que lo hicieron famoso a lo largo de
cierto, la portada que seleccionamos para número inaugural fue una ilustración Osuna, misma que hoy presentamos para aquel acontecimiento.
primera época de Palabra inició el 28 de 1985, apenas se publicaron 18 ediporque el tren que lo transportaba descarriló; El Vigía se vio obligado a cerrar el 26 de diciembre de 1986, sin embargo, dejó una huella indeleble en la cultura ensenadense.
Hoy Palabra es una revista coordinada por el ya consolidado poeta y escritor Rael Salvador, quien ha logrado conjuntar a plumas de gran renombre nacional e internacional, personajes
multipremiados muchos de ellos, sobre todo, grandes activos de las letras, la cultura y el periodismo.
Ellos aportan a los lectores de El Vigía una visión crítica de la realidad, pero también una perspectiva más amplia y profunda a través de un ejercicio diverso y plural del pensamiento filosófico e intelectual.
Palabra representa un enorme esfuerzo económico, porque la cultura no goza de ningún mecenazgo, ni la generosidad de los anunciantes, pero vale la pena, porque es el medio que nos permite corresponder a la preferencia del lector de El Vigía y cumplir con nuestra responsabilidad social.
A 20 años de la segunda época de El Vigía nuestra revista cobra renovados bríos; reenfocaremos nuestros esfuerzos en la pluralidad de ideas, la diversidad de temas y expresiones del arte y la cultura.
La intención es documentar el pensamiento ensenadense, la identidad bajacaliforniana y fronteriza, pero sobre todo las diversas expresiones de una mexicanidad mestiza, cosmopolita y globalizada, pero al mismo tiempo con gran etnocentrismo y arraigo cultural.
Esta visión antropológica, de universalidad y de inclusión se antoja difícil, complicada, pero está alineada a esa gran aldea global que Marsha-
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MEMORIA
Arturo López Juan, Director General.
Rael Salvador, editor Palabra.
a 37 años de Palabra
ll McLuhan planteó a mediados de los años 60, pero que hoy es una realidad, lo queramos o no.
Ahí la gran tarea de El Vigía, particularmente de Palabra, porque ser residentes de la última esquina de América Latina, no nos salva de la obligación de —desde aquí— participar en un
esfuerzo unificador que nos permita trascender los grandes cambios tecnológicos, políticos, económicos y desde luego, la enorme amenaza del cambio climático.
De ese tamaño es el reto, sin embargo, confiamos en la intelectualidad de nuestro generoso equipo de pensadores, que tienen en las letras herramienta idónea para asumir el papel que nos corresponde en la construcción de la nueva civilización.
Suena utópico en un medio de comunicación enclavado en este recóndito rincón —pero a final de cuentas, todos lo estamos—, sin importar en que punto del mapa nos encontremos, la Tierra sigue siendo redonda, pero conectada por esa gran red social que nos cubre.
Para lo anterior, ya somos una multiplataforma digital: www.elvigia.net, Facebook, YouTu-
be, Instagram, Twitter, TikTok, y otra estructuras que cuentan ya millones de visitantes, cientos de miles de seguidores en donde Palabra cobra otra dimensión.
Así, en una nueva telerrealidad, festejamos los 37 años de la fundación de El Vigía, 20 de la segunda época y el primero del resurgimiento de la revista Palabra, con un profundo agradecimiento a nuestros colaboradores por su enorme aportación.
arturolj1@gmail.com
*Periodista con 45 años de trayectoria en medios escritos, radio, televisión e internet. Nació en el estado de Veracruz en 1959, ha sido subdirector del Diario del Papaloapan de Tuxtepec, Oaxaca; jefe de redacción del Presente de Villahermosa, Tabasco; corresponsal de El Universal de México; jefe de información de La Voz de la Frontera; fundador y director general de El Vigía
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Manuel Quintero, corrector.
Arturo Corpus, diseño editorial.
Herandy Rojas, en entrevista con Federico Campbell, precursores de la segunda época de Palabra.
Fo tos: Archivo Pa labr a
Norte 32° Encuentro de Literatura 2022
Presenta “LA VIDA DESPUÉS DE LA PANDEMIA: UNA MIRADA DESDE LA LITERATURA” Comentarios sobre los libros Viaje a la ciudad en cuarentena y Aforismos de la epidemia, de Leobardo Sarabia
“Salir con vida del túnel de sombra hospitalario es técnicamente una resurrección”. L.S.
Evento a realizarse el día viernes 11 de noviembre, a las 5:00 p.m., en la explanada del Centro Cultural Tijuana (CECUT).
Presentan: Enrique Briseño y Rael Salvador, en compañía del autor.
Norte 32° Encuentro de Literatura 2022
Presentación del libro KATA TON DAIMONA EAYTOY
(Recuerdo del héroe llevado por su demonio) de Rael Salvador
“¿Qué batallas, qué triunfos, qué conquistas fueron las de Jim Morrison en sus noches saturnales en este planeta?”
Domingo 13 de noviembre, a las 12:00 p.m., en la explanada del Centro Cultural Tijuana (CECUT).
Presenta: Leobardo Sarabia, en compañía del autor.
Entrada libre
Entrada libre
En el marco de celebraciones del 20 Aniversario de El Vigía en coordinación con la Revista Cultural Palabra se invita a la conferencia
SOBRE LA ESTUPIDEZ 2.0
dictada por el poeta y ensayista Carlos Mongar
Día: viernes 25 de noviembre Hora: 5:00 p.m.
Lugar: Centro Estatal de la Artes de Ensenada (Aula magna)
“La estupidez es el arma más destructiva, el más costoso lujo. El padecimiento más degradante del género humano”. Carlos Mongar
La entrada es libre.
Fo to: Ruth Gáme z