JUS Mayo 2015
PRIMERA VEZ
Editorial Mercedes Mayol
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JUS Mayo 2015
“Vive como si ya estuvieras viviendo por segunda vez y como si la primera vez ya hubieras obrado tan desacertadamente como ahora estás a punto de obrar” Viktor Frankl
Existe una primera vez para todo, esto es un hecho irrefutable. Nadie vive a través de las experiencias de otro, no importa las novelas o biografías que hayas leído en toda tu vida, ni las películas, ni las vivencias de aquellos con quienes te relacionas. Si bien hay primeras que son memorables, como el primer beso o ese libro que te dejó atrapado y te introdujo a la lectura, o aquella canción que resuena aún llevándonos allá lejos, en el recuerdo, lo cierto es que no todas las primeras veces son increíbles o perfectas; sin embargo, unas y otras dejan marcas, surcos que se extienden y acompañan, no sólo la psique, sino el resto de nuestras vidas y conllevan el peso necesario para modificar nuestra conducta. ¿O acaso nunca han suspirado ante un recuerdo de
aquella primera vez?, amañada, por supuesto, porque en la mayoría de los casos los recuerdos son adornados, maquillados y sustentados por una mente que se esmera en resguardar en la memoria esas experiencias cual si tesoro de la reina madre se tratara. ¿Cuantos de nosotros quisiera, como Bill Murray en El día de la marmota, o En la extraña vida de Ivan Osokin, de P.D. Ouspensky, poder volver al pasado, repetir una y otra vez las acciones fallidas, hasta que fueran perfectas? O ¿Cuántos de nosotros ha contactado a ese primer amor de la adolescencia, leído aquel primer libro inseparable, o escuchado aquella canción años después, llevándose en la mayoría de los casos una sorpresa no siempre
grata, aunque bien reveladora, que exuda un: ¡Oh mi Good!, ¿cómo pude… en qué pensaba… qué veía o me gustaba en aquel entonces? En este número de Jus Revista Digital, quisiéramos recorrer con ustedes: escritores, artistas visuales y periodistas, esas experiencias, ya sean reales o no, épicas, vergonzosas, divertidas y no tan divertidas, para adentrarnos en ese mundo de pseudorealidad en la que conviven con nosotros los recuerdos y, aunque es la primera vez que tocamos este tema, seguramente no será la última. t
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JUS Mayo 2015 JUS es una publicación mensual de JUS, Libreros y Editores, S.A. de C.V., especializada en asuntos de conocimiento literario. Conforma una tribuna para el pensamiento en general. Nuestro objetivo principal es generar conversaciones, por lo que el material que publicamos es representativo de múltiples sectores de opinión. La proyección de nuestra revista es hacia los lectores hispanohablantes y hacia una nueva experiencia mas allá del libro y de nuestros libros. JUS es una revista basada en una temática especialmente escogida por nuestro equipo de redacción, donde desarrollamos una visión crítica, apoyándonos en las opiniones y letras de escritores y cronistas contemporáneos. En ella encontrarás cada mes un motivo más para sumergirte no sólo en la literatura, sino en todas las artes. JUS es una revista con entrevistas, reportajes, artículos de información, opinión, análisis y testimonios sobre realidades y personalidades de actualidad.
DIRECTORIO DIRECTOR EDITORIAL Bernardo Domínguez JEFE DE REDACCIÓN Mercedes Mayol REDACCIÓN Diabolgrot Valentina Sanjuan (Asistente de redacción) Aarón Cervantes (Redactor) Nuria Bartrina (Community manager) DISEÑO Victoria Aguiar (Diseño y visuales) Mario Patronelli (Webmaster) INFORMACIÓN LEGAL. JUS
REVISTA
DIGITAL,
Año
VI,
Nueva
Época
–No.
23–
Mayo
de
2015.
JUS REVISTA DIGITAL, es una publicación mensual editada por JUS, LIBREROS Y EDITORES, S.A. DE C.V., calle Donceles # 66, Colonia Centro, Delegación Cuauhtémoc, C.P. 06010, Tel. (55) 1203-3770, http://jus.com.mx/revista
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Editor
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México - Barcelona - Buenos Aires 4
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SUMARIO OPINIÓN 10 EL VALOR DE LAS SEGUNDAS EXPERIENCIAS O LA FALSA NOVEDAD DE LA PRIMERA VEZ Por SANTIAGO DE ARENA
TERCER ESTANTE 12 DIETA LITERARIA Por REDACCIÓN JUS
REFUGIO POÉTICO 16 SONRISA PRIMERA Por ARMANDO ORTIZ VALENCIA
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INTERVALO NARRATIVO 18 LA VENTANA A LA DESILUSIÓN Por DARIEN AHKIN MENDOZA CASTILLO
20 LAS PRIMERAS VECES: ¿UNA PUERTA A LA VIDA? Por SUSANNA TISLER
24 SIEMPRE HAY UNA PRIMERA VEZ Por MARTA MAÑES FERRER
28 LETRAS DE COLORES EN EL BUZÓN DE CINTHIA Por CARLOS PRIEGO
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30 MACARIO Por FIDEL GARCÍA
34 CRIMINALES Y VILLANOS Por GABRIELA FONSECA
40 LAS MIL Y UNA PRIMERA VEZ Por MERCEDES MAYOL
44 LA MENARCA Por VALENTINA TOLENTINO
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Los textos de la presente edición pueden verse junto al resto de las colaboraciones en nuestra página web:
www.jus.com.mx/revista o en nuestro blog:
www.jus.com.mx/colabora Los colaboradores seleccionados para la edición digital de la revista del mes de Mayo de 2015 son:
Santiago de Arena Armando Ortiz Valencia Darien Ahkin Mendoza Castillo Susanna Tisler Marta Mañes Ferrer Carlos Priego Fidel García Gabriela Fonseca
¡¡¡Gracias siempre!!!
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OPINIĂ“N
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El valor de las segundas experiencias o la falsa novedad de la primera vez
Santiago de Arena FotografĂa: Steven Mileham
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“Nunca nada se repite como la primera vez” Fito Paez
Es por todos conocido el viejo adagio
solamente percibir genialidad como
No cabe duda que el efecto es más
que
veces
destello, resguardando su valor tan sólo
tangible en las artes del tiempo, pues
nunca fueron buenas, pero aquella
al docto discernir del iniciado y al jui-
de modo diferente en el que el ojo se
afirmación no garantiza de manera
cio certero del tiempo, permitiendo que
aproxima hacia la estática del lienzo,
inexorable que abordar algún asunto
una vez que se cumpliera su completo
la pantalla o la escultura, la inasible
desde
recorrido echara mano del pasado
relación que se establece con la música
al construir a su presente y ensayar su
o la escena es siempre ambigua, depen-
porvenir.
diente de factores que se escapan a un
asegura
toda
verá
a
cardos el
su
su
segundas
inexperta
empresa
ni
espinas;
antitético
completar
que
a
novedad
coronada así
se
sin
explica
discurso
que
aquella
máxima
pretende
control establecido, y al igual en que
escu-
Consciente de ello, alguien predijo que
lo dictan las dialécticas que aspiran
dándose en las obras maestras del cine
los puntos de las líneas que señalan al
describir
que lograron superar a su precuela.
futuro siempre se unen mirando hacia
aparente novedad de la experiencia
atrás.
eternamente en aguas nuevas.
los ámbitos llevados al intento por
Raras veces somos todos convocados
Y como ocurre cuando el arte se
consciente
efímera
a notar el entramado que vuelve tan-
aventura a rebasar sus horizontes, inun-
osadía, pocas veces dio en el blanco
gible a la ilusión que etiquetamos
dando a los terrenos de la vida, los
una
descu-
como plena novedad, ya lo consigna
bocetos engañosos que convierten la
victorias,
el primer testamento: nada hay nuevo
rutina en novedad también acaban por
bajo el sol.
nutrir a la existencia con detalles que no
al
devenir,
mojaremos
la
Ejemplos sobran, en cualquiera de
sola
brimientos,
voluntad saeta.
o
por
Travesías,
relaciones,
derrotas, finales, inicios, destrucciones y creaciones alcanzaron su destino tras fallar a la primera.
son más que ilusión, convirtiendo a las Pocos notamos que detrás de toda
acciones que otorgamos la etiqueta de
acción que nombramos primera se
primicia en el ensayo de algo más.
Por supuesto que también hay ex-
desbocan en desfile o estampida miles
cepciones, pero debe de aceptarse que
y miles de más.
Así logramos comprender, como lo
la aguda serendipia del burro flautista es un escaso caso aislado.
expone tan bien Kundera en sus letras, Tras el eco del aplauso que ilumina
que en verdad no existen última o
finalmente a un escenario bajo el peso
primera, y que toda novedad en la
En el campo de las artes, más allá de
del telón existen horas que se ocultan
existencia desvanece su valor bajo
calidades e importancias, las historias
a
destinadas
del peso de un pasado que quizás
de fracasos consumados a la luz del
al intento de reunir los elementos
aún no ha ocurrido; que todo asunto
primer abordaje resultan legión. ¿Quién
necesarios para hacer que la ficción
que pensamos descubrir tal vez sea
recuerda a los esbozos de una pluma
que nutre al drama cobre vida.
ya reminiscencia, que nuestras vidas
los
ojos
inexpertos,
consagrada al ensayar su primer verso? ¿Quién
la
fórmula
encontrada
se reducen a una eterna sucesión de
por
Sin embargo, la memoria no se nutre
antiguos plagios, y al final de cada
descuido? ¿Quién la nota o el color que
con intentos. Pocas veces se consigna
historia descubrimos que no somos
aún no consiguen domar a su oficio?
en el recuerdo alguna imagen definida
más que el eco de palabras que remiten
de las horas empeñadas en tallar a la
a palabras ya emitidas que no brin-
La primera obra de Shakespeare, el
madera, iluminadas por el fuego de
dan en su esbozo de primicia garantía
primer trazo de Rubens, la primera
un empeño destinado a conseguir un
de que vendrá segunda vez. t
partitura de Puccini fueron siempre
objetivo en el que siempre cada vez es
convertidas en esbozos que dejaron
la primera.
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DIETA LITERARIA
El cerco (JUS, 2008) // Juan Antonio Rosado Si ya somos adultos, muchas veces sucede que al escuchar
caciones de su primo Marcos, también adolescente, con
o leer la frase “la primera vez”, inevitablemente pensamos
quien experimenta la entrada hacia un universo rudo y
en el primer beso, en la primera relación sexual, el primer
a veces cruel: las drogas, la pornografía… la pérdida de
ligue, etc. Muchos aspectos de la vida relacionados con
la inocencia.
TERCER ESTANTE
nuestro posterior desarrollo y camino. Un sendero del que nos percatamos cuando entramos a la adolescencia, y
Marcos es el claro ejemplo de que la adolescencia es un
quizás por eso mismo, por ese despertar, recordamos –o
proceso que define el ulterior comportamiento, para bien
bloqueamos- lo que tenga que ver con los primeros pasos
o para mal. Es el adolescente que durante dicha etapa pa-
hacia lo que nos formará o deformará como adultos.
dece acoso escolar por parte de sus compañeros debido a su peculiar físico y ciertas conductas. Por lo que tiempo
Ya que es en la adolescencia cuando esta etapa de
más tarde, no encuentra otro cauce más que las drogas y
descubrimiento infernal nos acecha, la literatura se ha
luego el narcomenudeo.
encargado de explotar de una y mil formas tal experiencia. Una de ellas la encontramos en la novela juvenil
Sergio por su parte, describe también el modo y las circuns-
El cerco (Jus, 2008), escrita por Juan Antonio Rosado.
tancias que considera determinantes para la pérdida de su inocencia y la entrada a la adultez, haciendo con ello
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Se trata de la historia de Sergio, un adolescente quien,
un recorrido de aprendizajes en medio de episodios donde
aparte de otras voces narrativas, nos cuenta las compli-
reina la destrucción.
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dejar de mirar con ojos de diversión todo lo que pasa alrededor, como suele ser en la infancia. Este relato es corto en extensión, pero profundo y universal en tanto a los aspectos que aborda. La historia está situada en una villa de Argentina, uno de esos barrios pobres similares a lo que sería una favela en Brasil o una colonia marginal en México, de esos que se encuentran generalmente en los cinturones de la periferia, en las orillas de la ciudad. Un niño, como Gabriel, no hace reparos en su situación económica, sólo sabe que puede o no tener las cosas, acceder o no a los juguetes que le apetecen. La pobreza la percibe el lector, a quien Gabriel narra los sitios que visita, en donde juegan él y su pandilla, y en donde suceden muchas de las cosas que le atraen y le aterran. Percatarse del atractivo de las modelos de los posters
Juan Antonio Rosado
que cuelga su padre en su taller de reparaciones y tener una que otra fantasía derivan en lo que más tarde descubrirá como la atracción hacia las mujeres, aunque resulte
El origen de la tristeza (MALPASO, 2014) // Pablo Ramos
muy raro para él descubrir una repentina atracción hacia su amiga, la única mujer del grupo y a quien él por momentos nos pintara como “machorra”.
Esta novela, de no haberse llamado El origen de la tristeza, hubiera tenido por título Los peces en el estaño.
Este ambiente de pobreza, pero también de alegría,
El lector lo entiende cuando se encamina hacia el final
calidez y candidez, tienen un efecto increíble y de cho-
del texto, cuando se comprende qué es lo que provoca
que en el lector. La tristeza está siempre latente, pero
que el protagonista de la historia –Gabriel, el niño que
algunas veces se esconde para dar lugar a las risas que
está a punto de entrar a la adolescencia- capte el pre-
se sueltan a causa de las travesuras de la pandilla.
ciso momento en que el dolor entra a su vida como tal;
Aunque, al final, la tristeza y la nostalgia dan la última
es decir, la conciencia y el saber que hay cosas que
estocada para dar cuenta de la primera vez que Gabriel
duelen, provocan sufrimiento y, entonces, es la hora de
se inicia en el dolor.t
Pablo Ramos
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Emmanuel Mounier
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REFUGIO
POÉTICO
Sonrisa primera Armando Ortiz Valencia
Oro intangible en la discreta ventana fulgor de la primera hora de vida lúdica sonríe no dientes, no malicia. Primera señal de reconocimiento domingo austero beneplácito amoroso de una conquista completa. Oro intangible en la calva testa brillo ocular de cien estrellas reflejado primera lágrima de mil Primer redoble de tambores en el pecho felicidad infinita inmensa libre inmaculada.
ab
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AUTOR: CARLOS ILLADES TÍTULO: DE LA SOCIAL A MORENA NÚM. DE PÁGINAS: 182 FORMATO: 13,5X23CM PREVENTA EN LA WEB DE JUS
Este libro esboza el desarrollo histórico de la izquierda mexicana deteniéndose en los momentos fundamentales. Aunque sigue los hilos de las tres grandes corrientes que la conforman (socialismo, nacionalismo y socialcristianismo), se ocupa con más detalle de la izquierda socialista que presenta una mayor diferenciación por la importancia que otorgó al debate ideológico. Esto no significa que se desatendieran los vínculos con las demás corrientes, sobre todo después de 1988, cuando dieron lugar a nuevas configuraciones políticas desdibujándose el planteamiento socialista. La narración respeta un orden cronológico, sabiendo de antemano que la historia de cada una de las corrientes, y de los socialismos en particular, no tiene un curso lineal, que pueden convivir.
«…Carlos Illades nos brinda una lectura reflexiva y polémica, por lo que afirma o deja pendiente.» Ricardo Melgar, Pacarina del sur, Revista de pensamiento crítico latinoamericano
«…Carlos Illades tiene pasión por las buenas herramientas. Ésas que, fieles a la consigna del clásico, sean útiles y bellas, aunque tales principios le resulten desconcertantes a un historiador de nuestro tiempo». Vicente Quirarte, Revista de la UNAM
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INTERVALO
NARRATIVO
La ventana a la desilusión
Darien Ahkin Mendoza Castillo Fotografía: Nancy L. Stockdale
“Ardo en deseos de ver cuánto de lo que me has contado es pura transferencia” Samuel Shem 18
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German fue un niño siempre extro-
German comenzaba a creer que su
“Y yo que pensaba abrir una ventana
vertido, consideraba los juegos de su
vida, hasta sus cortos once años,
en mi cuarto, yo que pensaba que
edad algo aburrido, estaba encantado
iba como quería, se veía a lado
ellas no harían daño”. ¿Recuerdas
en la perdición de los adolescentes,
de X cuando cada quien fuera a su
esa vez que jugábamos en la azotea?
él creaba su propia vida por medio
respectiva secundaria, yendo con X al
¿Recuerdas cómo me encontraste? Yo
de las ilusiones y fantasías de los
parque de los novios, peleando con los
te pedí que hicieras tu lugar, y si bien
mayores. Vivía en su cuarto, que él
más grandes de la secundaria por X,
recuerdas nunca pedí una ventana.
veía como de ensueño. Podía juntarse
siendo uno con X, poniéndole candado
¿Qué te hace pensar que los demás
con niños cinco o más años mayores
a su cuarto de ensueño por X.
merecen ver esto?
dentro de los otros chicos de su gremio.
German prometió que ya se bañaría
—No te preocupes X, podemos seguir
Podía perderse todo un día caminan-
diario, que limpiaría sus zapatos. Pidió
como amigos.
do entre edificios y nubes de polución,
dinero en su casa para cortarse el
entre maquinitas y vueltas en bicicleta,
cabello, pensó en canciones que repre-
Siempre tu miedo de hablarles con
imaginar una gran corrida de autos o
sentaran a X, que lo representaran a él
la verdad, siempre jugando a ser
la idea de una supuesta niña igual a
y a su felicidad.
el educado de mamá, ¿No te das
que él, lo cual generaba la envidia
él. Tenía también una rara capacidad para
hacer
diariamente
al
cuenta que ellas han disfrutado con
mejor
Ese día el sol se guardó más tarde,
tu desILUSIÓN? Aquí tú mandas, tú
amigo de su vida y al siguiente negarlo
como si quisiera seguir viendo la
decides, aquí la podrás ignorar a
como si hubiera sido un error, algo
felicidad de German. Ese día German
gusto, podrás eliminarla de la faz de tus
incomprensible.
comprendió lo que es una puesta de
recuerdos.
sol, comprendió que todos los días, Aprendió a ilusionarse con sus padres,
aunque tienen la misma duración, no
—Gracias,
quienes iban por él a la escuela.
deben de pasar desapercibidos. Por
entenderías.
Aprendió a ilusionarse por la niña
un momento logró salir de su cuarto
más bella de la clase y el problema es
de ilusión, su lugar secreto y seguro,
que mientras más entendía de ilusión
logró pensar que no era mala idea
más perdía la fe en su existencia:
abrir una ventana en ese lugar.
sabía
que
Beso en la mejilla. Beso de Judas, beso para mostrar que
¿En qué momento la perdió? ¿Cuándo fue que vislumbró aún más la ilusión? :
German,
ella tiene el poder. —German, no sé cómo explicar todo esto, todo fue obra de una broma tonta,
Camina sobre las piedras del río, ve
—German, he pensado lo que me
XX y yo pensamos que era divertido
basura, ratas y agua sucia, pero es que
has dicho el otro día, fue lindo y muy
ver cómo siempre te brillan esos ojos
nadie se ha preocupado por llevarlo
bonito, ¿Quieres ser mi novio?
cuando me ves, cómo todo el color se te
al mar y sólo su imaginación es capaz
va a la cara. Lo siento.
de concebir todo lo deseado. Hay
—Yo, mmm, ¿en serio?
cocodrilos, hombres de fango, hay —¿German?
—Sí, German, ¿Por qué creerías que te
¿German?
¿No
tienes
flores y soldados. t
nada qué decir?
estoy mintiendo? —………… —¡Sí! ¡Sí! Sí quiero ser tu novio.
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INTERVALO
NARRATIVO
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Las primeras veces: ¿una puerta a la vida? Susanna Tisler Fotografía: Maduixaaaa
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INTERVALO
NARRATIVO Hace pocos días cumplí mis primeros setenta y tres
despierto y vivo, que tu sexto, séptimo y undécimo sen-
años. ¡Sí, era la primera vez! Un par de semanas
tidos, sepan captar la señal y te acompañen en este
antes, me conquistó por primera vez el anuncio de
viaje”. Si te preguntas después: “por qué lo hice”, la
una prueba deportiva que se realiza anualmente en
única respuesta que vale es “porque yo quería hacerlo”.
mi ciudad —desde hace casi cuatro décadas— y por primera vez me inscribí para caminar o correr once
Como me ayuda a ejemplificar lo que digo, seguiré
kilómetros urbanos, con montaña urbana incluida.
explicando un poco mi reciente aventura deportiva
Era la primera vez que mis impedimentos físicos —unos
sep-tuagenaria, mi primera vez en el terreno de las
cuantos y nada sencillos— me servirían de aliciente
caminatas populares contrarreloj.
y tendría por primera vez una nueva visión de la vida a añadir a las que ya he acumulado en mi biografía.
Nunca dudé de mi decisión, que fue rápida, taxativa e inapelable: yo eso lo iba a hacer como fuera. Ahora se
Me gusta escribir sobre primeras veces. Me gustan los
trataba de dotarme de las herramientas adecuadas.
comienzos, son para mí como un “fondo de armario”
No iba a traicionar a mi instinto: le iba a dar la razón,
para mi particular y personal manera de vestir la
además de ayudarlo técnicamente. De manera que
vida. Siempre creo que las primeras veces son las
tenía que plantearme un conjunto de medidas nece-
que te abren puertas, ventanas y horizontes. A todo.
sarias para abordar la aventura. Es como hacer los
A cualquier cosa. A vivir plenamente. A conocer lo
preparativos para un viaje. Un recorrido por la aventura
que des-conocemos. A explorar lo que nos atrae. A
de cumplir un objetivo, y “hacerle trampas” al Dolor
aprender sin renunciar.
Crónico, a una espalda en proceso degenerativo grave, y una lesión cardíaca importante. Pero mi instin-
No soy nostálgica. Claro que guardo en el cajoncito de
to me decía que se podría lograr. Yo llevo entre veinte
los recuerdos el primer sexo, el primer beso, el primer
y treinta años acompañada de estas molestas alfor-
amor, el primer vestido de fiesta, el primer trabajo, el
jas, y entiendo que mi instinto ya ha tenido tiempo de
primer tocadiscos… el primer desengaño. Pero hay
sobra para tomar buena nota. Me fío de él.
que tener “primeras veces” en todo… y siempre. Menos matar, robar, engañar, excepto eso, casi todo
Consultas con los profesionales médicos y paramédicos
merece una primera vez. Y tal vez nunca se deba
correspondientes y con un entrenador profesional. Cal-
decir: “¡Es la última!”
zado y ropa adecuados, instrumentos de control de las principales mediciones: pulso, velocidad, etc. Y a
Adoro la adrenalina, las endorfinas y las dopaminas
comenzar el entrenamiento.
que nos llevan a hacer algo por primera vez. Tal como una comida irresistible nos cautiva ya por el olor,
Nuevamente experimento una primera vez: nunca antes
el estar vivo se nos anuncia con esa sensación que
me había planteado qué tienes que hacer para no
pone todo tu cuerpo y tu mente en alerta, y desenca-
necesitar un cuarto de baño durante algo más de tres
dena una serie de mecanismos increíbles.
horas y media, contando los desplazamientos hasta el sitio de la prueba y la prueba en sí misma.
Hay primeras veces que exigen una decisión muy rápida, y vale más tener a punto siempre el instinto,
Los músculos. Cada parte de la prueba hace trabajar
que será quien mejor te guíe para disfrutarlo. Eso es
músculos diferentes, y cada grupo muscular se fatiga
como cuando Pablo Picasso dijo: “Cuando llegue
de manera distinta, además de sumarse al cansancio
la inspiración, que te encuentre trabajando”. El
general progresivo.
equivalente para disfrutar de las primeras veces es:
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“Cuando te lances a una pasión, a un goce, a una
Cómo se reparte el esfuerzo entre la caminata plana
aventura, a una improvisación, a un corte de pelo… a
y las subidas pronunciadas. Cómo se aborda una
un amante, a una excursión, a un libro o una película
cuesta de diez por ciento cuando ya estás fatigada.
que de pronto de apetecen… que te pille con tu instinto
Cómo relajas los pies mientras sigues caminando.
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Cómo reconoces el dolor que te obliga a parar (a riesgo de enfriar músculos) o que puedes dominar sin dejar de moverte. Cómo asumes que estás entre 81.014 participantes, y que tal vez lo que más te gusta es seguir con ellos hasta el final, y nada importa en qué lugar llegues. Cómo se experimentan los momentos en que la fatiga “emborracha” y cuando sales de esta sensación de ebriedad, parece que estuvieras otra vez fresca y descansada. Bueno, creo que cada uno se monta su propio método y no voy a aburrir al lector exponiendo todo mi protocolo de entrenamiento. Lo importante es saber que hay “primeras veces” que se pueden abordar así, casi sin pensar, porque el cuerpo, la mente y el alma saben ya lo que tienen que hacer, y otras que requieren de preparación. Y entonces se trata de abordarlo, y entonces hay que trabajarlo, y entonces (casi) todo es posible. Y la práctica no es tampoco un grado seguro: en medio de este proceso tuve una crisis de dolor que me sacó de la batalla durante casi dos semanas, y por primera vez me tuve que plantear: “…¿Y no sería mejor dejarlo?” Pero no lo dejé. Descansé, reposé, pensé que lo que “perdía” de tiempo por no poder entrenar lo ganaba en una sensación física y mental de seguridad y confianza, cambié el ritmo de entrenamiento para que mi cuerpo pudiera recuperarse mejor, y todo salió perfecto. Con el magnífico premio de la satisfacción alcanzada. La experiencia tampoco sirve para ganar medallas: aún recuerdo la primera vez que me abandonó un novio, de jovencita. Os juro que me recuperé mucho más de prisa que bastantes años después cuando me abandonó mi último marido. Claro, el cuerpo, y el alma, y la mente, se confían en eso de marcar algunas primeras veces como debiendo ser las últimas. Y eso es, otra vez lo repito, algo que nunca nos tendríamos que plantear. No deberíamos nunca pensar en términos de “última vez”: lancémonos a las primeras veces. No somos ni dioses ni héroes ni sabios para saber dónde están los límites del futuro. Saboreemos el carpe diem y honremos la tremenda oportunidad que nos brinda siempre la Primera Vez. t
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Siempre hay una primera vez Marta MaĂąes Ferrer FotografĂa: Mike Bailey-Gates
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INTERVALO
NARRATIVO Estaba completamente decidida. Nada iba a hacerla cambiar de idea. En su interior se acumulaban muchas primeras veces que la empujaban a llevar a cabo su plan. Se quedó expectante, pensativa. Su sangre estaba fría, puede que incluso hubiera sido de un color diferente si se la hubieran extraído en este instante. ir
De pronto proyectó otro tipo de escenas vividas, pero
todavía a la habitación, aún no. Tampoco había
no menos intensas. Vio a su compañera de gimnasia,
prisa.
Seguía
impertérrita.
Tragó
saliva.
No
quiso
iba
una joven muy competitiva y envidiosa, y revivió
a ser la primera vez de algo. Eso le aportaba una
cuando ella la pegaba sin contemplaciones durante
satisfacción y un placer que con los años había
un descanso de clase de cintas sincronizadas. Al
impregnado su ser. Y ahora, ese detalle era un acto
acabar, una emoción extraña de desafío la excitó.
vital en su existencia.
Inesperadamente también reparó en la noche del
Nunca
deseaba
apresurarse
cuando
dieciocho aniversario de Julia, y vio como si fuera Recordaba perfectamente que los acontecimientos
una película a cámara lenta a los amigos de su
importantes suceden cuando menos los esperas,
prima. Los vio perfectamente aprovechándose de
que cuando son por primera vez, te marcan y dejan
ella. Se acordó de que se la llevaron a una salita
una profunda huella difícil de desaparecer. Cono-
de la casa y la violaron sin contemplaciones hasta
cía esa experiencia. Necesitaba sentir ese placer.
el amanecer. Se estremeció por el sentimiento de
Por eso, siempre buscaba esa primera vez de algo
venganza.
nuevo y distinto. Y así fueron pasando por su mente sensaciones e Se regaló un leve respiro, no supo muy bien por qué,
imágenes de muchas primeras veces.
pero se lo regaló. Todas le aportaban emociones. Miró el sofá individual que se encontraba a su derecha y decidió que todavía disponía de unos
—Ya. Llegó la hora —se dijo.
instantes; se sentó tranquila, en silencio, esperando que llegara el momento adecuado. Seguía sin tener
Se levantó y entró en la habitación de aquel pobre
prisa. Nunca debe haber prisa, pensó. Y recordó el
desdichado. Abrir la puerta de aquel apartamento
pasado como una cascada de imágenes.
había sido fácil.
Rememoró la primera vez que su madre la abrazó
Se acercó hasta la altura de su cuello y con un gesto
apretándola hacia su pecho, sintió su amor profundo
decidido separó su yugular en dos.
e inmenso, le gustó. Luego apareció el instante en el que conoció a su mejor amiga y revivió su pacto
Se
quedó
observando.
Vio
morir
lentamente
de sangre como si fuera ese el mismo día. Se volvió
desangrado a aquel inocente extraño con mala
a deleitar. De improviso apareció en su mente el
fortuna.
primer encuentro con Darío haciendo el amor; sintió su fuerza y pasión. Se ruborizó.
Y, curiosamente, esa fue la primera vez en su vida que no sintió nada. t
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AUTOR: MANUEL ESQUIVEL TÍTULO: JESÚS MALVERDE NÚM. DE PÁGINAS: 150 FORMATO: 13,5X23CM PREVENTA EN LA WEB DE JUS
Para unos es bendición, para otros ícono del cáncer más grave y enraizado de nuestro agonizante país; si su existencia fue real o no, es cuestión debatida hasta hoy, a más de 100 años de su muerte. Jesús Malverde es uno de los héroes que están presentes en el imaginario colectivo del pueblo porque, de una manera u otra, fueron modelos a seguir aunque vivieran fuera de la ley. Basado en una investigación histórica y con datos no revelados hasta ahora, Esquivel nos cuenta la vida y obra de este personaje, desde su origen humilde hasta las circunstancias misteriosas que rodearon su muerte, sin olvidar los milagros que la gente le adjudica. Malverde nos acerca al enigma de la figura popular y religiosa más controvertida del momento a más de cien años de su ejecución. « Es como un dios. Las cosas que recibe son impresionantes: dinero, alhajas, dólares. Para pasar cargamentos, todo el tiempo se le pide. Es el dios de Sinaloa, un chingón». El Universal, México
« …nadie puede negar la trascendencia cultural que esta historia ha dejado en las poblaciones del norte de nuestro país. Así que, real o no, ésta es la historia del ladrón que se hizo santo, la del santo al que hoy se encomiendan «los malos»… la historia del «Robin Hood» mexicano.». Algarabía, México
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INTERVALO
NARRATIVO
Letras de colores en el buz贸n de Cinthia Carlos Priego Fotograf铆a: maduixaaaa
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No tengo certeza sobre el primer mensaje que
ante mis palabras; la rareza y bendita belleza de la
dejé en el imaginario de sus ilusiones; pero, tal vez
subsistencia me atrajo ante sus ojos; frente a esa
fue extraño. Ni yo mismo sabía lo que decían esas
sonrisa que añoro besar hasta el cansancio, sin
letras, por el temblor en mi pulso. Dispensará el
pronunciar palabra alguna. El silencio es el tributo
atrevimiento, pero hasta el día de hoy, no puedo
adecuado para sus labios, porque las palabras
controlar ese impulso por recitarle cosas dulces,
divagantes no se quedan quietas nunca. Únicamente
cursis y bellas. Con evidencia me costará decirlo,
la tinta indeleble de sus labios permanecerá como
pero la primera vez que fije la visión sobre su
marca de agua; rúbrica de que el amor a primera vista
imagen, no pude enterrar ninguna de las palabras
es real y honesta su postura.
arrojadas de mi pensamiento. Lo siento… Como la primera vez, de vez en cuando, haré que mi Creo que el amor a primera vista se divierte
vida pasada vuelque al revés sobre la extensión de su
conmigo y usted es la mente brillante que lo ingenió
larga cabellera; costura perfecta en el abandono de
todo. Desde aquel día, mis dedos y mis labios sólo
mis ilusiones. No sé el momento en que mi corazón
desprenden bondades escritas y verbales por anhelar
resista sentir la textura de su piel trigueña sobre mis
sus suspirantes caricias. Dispénseme si he sido
dedos. Hasta qué punto resistirán mis labios en el
irreverente e inoportuno, pero era necesario hacér-
júbilo corporal por hacerme presente cada día, en
selo saber, para que mi ser no desfalleciera de
el entorno casual de las circunstancias, ¿Duraré
pasión. Con seguridad, no debería depositar esta
eternamente seducido por la fragancia de su esencia?
carta en el buzón de sus recuerdos; aunque soy
O quizás, casualmente, tenga la dicha de pertenecerle
un obstinado loco por las letras, me resultaría de
eternamente.
mayor demencia recorrer el contorno de su perfil femenino con mis labios; sin dejar atrás cualquier
Por primera vez, tal vez, acariciaré la fortuna de
esperanza de conjugar un encuentro puro entre
tenerle a mi costado para que por fin, esta vez, decore
nuestras almas, dispersas por el caudaloso universo
aquella silueta con tenues besos apasionados. Ya que
de lo posible. Porque la esperanza de tenerle entre
esta vez, tal vez, le tome de la mano para no soltarle
mis brazos, es aquella diminuta posibilidad de
nunca, y por fin deje de escribir versos en el rincón de
consagrar hazañas sensibles.
cualquier parque. Despojar pluma y papel quitándole frases a la naturaleza. Le llevaré a la descripción
Me acuso de locura, y no es para menos; usted
idónea de mi sentir; tan sólo no me suelte del brazo,
llegó a mi tiempo para revolver mis ideas, como
porque podría caer en el abismo de la indiferencia.
aquella tarde en que se lo acusaba con letras. En
No me haga desaparecer en el oscuro paraje de la
consagración a su gesta, le sonrojo con historias
sinrazón; negándome el café claro de sus ojos.
pasionales y poemas trazados por cualquier alma enamorada; por eso creo con firmeza que usted es
Sólo por esta vez, tal vez, me deje consagrar su vida
la autora intelectual de mi demencia. Porque mi
junto a la mía para alegrar aquellas futuras mañanas
delirio la ha situado en cada frase; en cada suspiro
y seducir las veladas venideras en la estrepitosa
y en cada idea desfigurada por besar sus labios.
pasión que devenga de nuestros besos, y esta vez,
No quedará neurona viva en el ser, sólo en el con-
en vez de ser sólo parte de una historia pronta y
juro poético; capaz de mantenerme con vida, cuerpo
fugaz, logremos ser cómplices en la dicha eterna.
y alma a su costado.
Mirar pasar el tiempo frente a nuestras pupilas; retar a las manecillas del reloj entrelazando nuestros
Ahora me es imposible volver a la realidad, ya
cuerpos, jugando con la vida y retando a la muerte en
que la realidad misma es aquel saludo matutino
el éxtasis precipitado de la pasión. t
estando cobijados por el sol, o su conducta tímida
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INTERVALO
NARRATIVO
Macario
Fidel García Fotografía: Vagelis Poulis
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Recuerdo perfectamente el día cuando murieron mi padre y el abuelo. A la nana, cuando me dio la noticia, la adiviné agazapada en la oscuridad, sentada en mi vieja mecedora de niño. La adiviné esperando hacerme sufrir con la noticia. Lo logró. Esa fue la primera vez que escuché las voces en mi cabeza. “Tú los mataste, Macario”, me decían. Desde entonces, las voces no han dejado de repetírmelo. Mi cuarto siempre está a oscuras. Me da miedo encender la luz. Me gusta pensar que las voces son reales; que mi cuarto está invadido por gente extraña. Vivo una vida de quietud en la oscuridad. Es mejor así. Al principio me daban miedo. Luego supe que no me lastimarían. Ya he aprendido a ignorarlas. Algunas veces trato de imaginarme las caras de esta gente que no me deja en paz. Mi mamá dice que estoy loco. Extraño ir al huerto, a jugar con Paloma, mi perra. En el huerto hay muchos árboles de duraznos. El abuelo me dijo que él no los había plantado. Que habían llegado solos, que comiera todos los que quisiera. Porque quizás dentro de poco emigrarían en busca de un mejor terreno. El abuelo me decía cosas feas que me gustaban. Me tocaba. Me daba mucho calor cuando lo hacía. Algunas veces le decía que parara, y entonces él me amenazaba con contarle a mi papá de aquel día cuando maté a los perritos. Eran feos, se retorcían como troncos vivos. Me daban miedo sus ojos cerrados, sus chillidos. Yo no sabía que así eran los perros cuando son cachorros. Por eso los maté. Me los encontré en el establo una mañana, mordiendo la panza de Paloma. Los tomé uno por uno y conteniendo el asco y el miedo, los aventé sobre las tablas. A algunos tuve que darles más de un azote. Paloma se acercó a olerlos, a morderlos, a reunirlos. Yo grité asustado cuando vi su hocico manchado de sangre, cuando escuché sus gruñidos, fue entonces cuando el abuelo salió de una de las camas donde duermen los caballos. Me llevó a la camioneta y me quitó la ropa para quitarme el pecado, me dijo. Desde entonces le gustó desnudarme.
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AUTOR: FELIPE CUEVAS RUIZ TÍTULO: LA PIEL ACERBA NÚM. DE PÁGINAS 368 FORMATO 13,5X23CM PREVENTA EN LA WEB DE JUS
Alfredo Galván, un exitoso abogado fiscalista, se encuentra en su lujoso despacho sufriendo la muerte de su esposa a causa del nacimiento de su hija. En la hondonada de la embriaguez y la intención de suicidarse, urde un plan para arruinar a su padre (un prominente político) y a sus cómplices. Harto de lavar el dinero relacionado con los negocios sucios de la política, crea un monstruo institucional con las mismas herramientas de los poderosos, alimentado por la corrupción y que actúa como una espiral virtuosa e imparable. Su propósito, aliviar una porción del tejido social enfermo. En el ínterin, Alfredo supera el luto y se enamora de una famosa actriz, con quien comparte las vivencias más sorprendentes junto con sus amigos, entre ellos, Susana Dracoulis, una mujer encendida por la noche vampiresca de su apellido. La situación se complica cuando su padre y los políticos contraatacan. Deben invertir en la refinería Milenio y no cuentan con el dinero para ello porque está en manos de Galván. Por consiguiente, se apoyan en una femme fatale que lo espía y seduce. Personajes turbios y astutillos de la vida pública contribuyen a dar marco a esta novela, donde la putrefacción de la clase política se hace presente a diario en los encabezados. El suspenso envuelve el hábitat de los personajes y la pasión los desborda y dirige hacia un desenlace seductor. «De intriga en intriga y de complicación en complicación, Felipe Cuevas captura a los lectores. Su novela —no exenta de humor negro, ironía y, sobre todo, denuncia contra una situación, al parecer, insuperable— se sostiene de principio a fin». Juan Antonio Rosado Z.
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INTERVALO
NARRATIVO Me daba mucho calor cuando me desnudaba. Se tocaba. Me decía que cuando yo fuera grande, lo tendría como él. Me obligaba a que lo tocara. Algunas veces lo tenía duro, como una zanahoria. Otras veces era muy aguadita. Cuando estaba así, me gustaba metérmela en la boca o darle besitos. En el pueblo en el que vivimos, el sol se pone detrás del cementerio. Por eso mi cuarto no tiene ventana. Cuando era muy chiquito me imaginaba que los muertos se despertarían y entrarían por la ventana y me harían “bu”. Por eso, mamá le pidió al abuelo que tapara la ventana. Y a partir de entonces ya no sentí miedo de que los muertos se despertaran. Además de
Algunas noches él no dormía, tocándome, protegién-
que, con mucha frecuencia, el abuelo venía a mi
dome de los muertos. Todo esto no lo sabe mamá. Le
cuarto, a dormir conmigo, para que no sintiera
hice una promesa al abuelo; una promesa de hombre
miedo. Mi padre le reclamaba, porque si seguía
grande.
protegiéndome nunca me iba a volver hombre, según él.
Ya lo he pensado mucho y encuentro al incidente trivial e inofensivo. No entiendo por qué papá tuvo
A mí me gustaba cuando el abuelo se quedaba
que matar al abuelo cuando me encontró en la ca-
a dormir conmigo. Me gustaba escuchar, en la
mioneta, besándole su cosota.
oscuridad, su respiración descontrolada. Me gustaba sentir sus manos. Eran unas manos duras que
Es que yo lo quiero mucho, le dije. El abuelo me
se deslizaban como serpientes por mi cuerpo. Le
apartó y le decía que yo lo había obligado. Mi padre
gustaba abrazarme, frotarse contra mi espalda.
le gritó “pervertido”. Y le disparó. La nana, que es
Me sentía seguro con el cuerpo del abuelo cerca
muy tonta, me trajo arrastrando a mi cuarto. Cerró
del mío. Algunas veces, cuando se frotaba mucho
con llave la puerta. De no haberme traído, quizás
contra mí sentía sus orines calientitos. Eso no me
hubiera podido evitar que mi madre tomara el arma
gustaba mucho. Lo que sí me gustaba era cuando
y le dispara a mi padre, que lo matara.
husmeaba en mis orejas y con su boca abierta, me hacía cosquillas.
Esa noche, después de los rezos, escuché por primera vez las voces. Detrás de la puerta están los pasillos, los habitantes de la casa. La luz. El silencio. Yo estoy aquí desde hace mucho tiempo, viviendo la oscuridad, escuchando las voces. Antes me daban miedo. Ahora de lo que siento miedo es de salir de mi cuarto y de que me abandonen también ellas. No me quiero quedar solo. t
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Gabriela Fonseca
Criminales y villanos FotografĂa: flickr/teban32
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INTERVALO
NARRATIVO Llena de furia y rencor, lo primero que hice tan pronto
gracioso que la chica creyera que el tipo con el que
dejé la casa de mis padres fue empezar a salir con un
salió del club era un amante superdotado capaz de once
mal tipo. Me sentía maltratada e incomprendida por mis
eyaculaciones en una noche.
padres y quería castigarlos. La pobre supo lo que le había pasado, en parte. Cuando Haberme salido de su cuidado, que era bastante
se le pasó la borrachera y se levantó de la cama, horas
deficiente y convenenciero, no me parecía un castigo
después de estar desmayada, encontró su ropa hecha
suficiente para aplacar mi resentimiento. Quería que
una inmundicia regada por el suelo del baño de la
tuvieran que preocuparse por mí, por eso decidí
habitación. Fue ahí donde el muchacho con el que salió
enredarme con un criminal.
del club la había desnudado. Cada uno de los tipos que la violó entró después a ese baño, antes o después de
No exagero cuando digo que era un criminal. Se
abusar de la mujer, pisoteó su ropa y dejó que gotas de
llamaba César y era un hijo de familia, que no
su orina le cayeran encima a la blusa floreada, la falda,
estudiaba. Tenía un trabajo que consistía en intimidar a
las medias...
los mecánicos de un taller. Me contó cómo le rompió una tabla a un lado de la cabeza a un fulano con el
“Ustedes me tiraron mala onda”, lloraba la pobre
que se peleó. Fue una especie de duelo callejero, y me
joven, recordando seguramente los distintos cuerpos y
dijo que se quitó la camisa antes para no mancharse de
olores mientras miraba a todo ese grupo de muchachos
sangre.
de clase media, vestida con sus ropas hechas mierda y creyendo, seguramente, que no había sido víctima de
Uno de los mecánicos estuvo ahí y me contó que el
una violación masiva porque, como dije, los muchachos
muchacho recibió un golpe del palo en la sien y que
eran de buena familia. No lo hicieron todos al mismo
de ésta le empezó a brotar la sangre en un chorro fino,
tiempo, no la golpearon, no fue en la calle y la que se
luego cayó boca abajo al suelo como si le hubieran
había puesto borracha hasta perder el conocimiento fue
segado las piernas. Ni siquiera había intentado
ella.
defenderse. No supieron si llegó a un hospital, si sobrevivió. Todos huyeron del lugar, cobardes y
“Pero yo te amo a ti. Debes de estar orgullosa”, me dijo
morbosos, con una nueva anécdota para sus vidas.
César, mi novio.
También supe que una vez que él y todos sus
Un día caí en cuenta de que mis padres no estaban
amigos estuvieron de farra en una casa prestada en
enterados de mi vida, y por lo tanto, mi intención
Cuernavaca, uno de ellos se llevó a la cama a una
de castigarlos al ser novia de un criminal no estaba
chica borracha que conoció en un club. Hicieron el
encaminada al éxito que yo esperaba. Digamos que
amor en uno de los cuartos de la casa mientras los
entré en razón y me di cuenta de que la única que
demás seguían bebiendo y jugando dominó.
peligraba era yo, sin sacar ninguna ventaja, o venganza, de ello.
Entonces, mi novio criminal organizó que todos entraran al cuarto y violaran de uno por uno a la joven
Terminé con mi novio el criminal mientras íbamos en
borracha, que a todos les decía por el nombre del tipo
auto por el centro de la ciudad una madrugada. Le dije
con el que se acostó primero. El que le había gustado
que la relación terminaba y respondió con vociferantes
en el club. El que le invitó los tragos.
amenazas de “violarme y dejarme de cara cortada para siempre”. Aterrada, salí del vehículo y corrí.
Eso sí me lo contó el mismo César, para ufanarse
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de que me amaba tanto que él no se acostó con la
Pasé varias horas escondida en un callejón lleno
muchacha, de que me había sido fiel cuando otros ocho
de basura hasta que él dejó de recorrer las calles
o diez tipos no vacilaron en aprovechar la oportunidad
a velocidad baja y con las luces altas encendidas,
de sexo con una mujer inconsciente. Le pareció muy
buscándome.
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Tendría yo varias semanas para entender que él no
Sin saber cómo, el problema se resolvió solo, como
aceptaba el rompimiento.
ocurre muy pocas veces en la vida. Casi siempre cuando algo se resuelve, alguna otra cosa se destruye.
En ese momento no supe que esto se volvería una recurrencia en mi vida: los hombres de los que no
Muchos años más tarde, mi padre moría y yo estaba ahí.
quiero volver a saber nada insisten en quedarse y no
Mi madre había fallecido pocos meses antes y también
hallo la forma de que se marchen. En cambio, a los
estuve ahí, mirando cómo desaparecía de la tierra el
que amo y a quienes quisiera conservar para un buen
lugar del que surgí.
rato que bien podría ser toda la vida se van sin que yo los corra y sin que les pese, sin mover un dedo para
El final de sus vidas me descubrió varias cosas. Una es
recuperarme, sin siquiera volverse para mirarme antes
que por mal que se llevaran, se amaron de una forma
de irse para siempre.
visceral y codependiente. La sucesión de tristezas, violencia
y vicios de mi familia que de adolescente
Yo iba a la universidad y tenía un trabajo de auxiliar
creí me habían destruido la vida no lo habían hecho en
en un diario; me alcanzaba para vivir en un cuarto de
realidad; al menos no mi vida.
planta baja sin muebles. Sólo tenía un colchón en el piso y mis libros, colocados en el suelo, contra la pared,
No puedo describir los males específicos del cuerpo y
extendiéndose en una fila como una serpiente que
el alma que sufrieron durante su matrimonio, pero está
recorría todo el contorno de mi primer hogar.
claro que los dos murieron de amor. Amor angustioso el uno por el otro, amor impotente por sus hijos, En
El criminal iba a buscarme a la universidad, y también
todo caso, ese amor que queda de pie después de los
al trabajo. En ambos sitios los vigilantes ya lo conocían.
incendios provocados por sus males físicos y del alma;
A petición mía no le permitían la entrada, pero no
y que arrasaron con su familia formada con esperanza
tenía forma de defenderme de él en mi casa de joven
pero que se redujo a sólo unos cuantos esqueletos de
emancipada. Ahí llegaba en las noches a golpear la
árbol carbonizados, huecos y abandonados.
puerta y a maldecirme a grito pelado. En su lecho de muerte, cuando todavía podía hablar, mi Cuando vecinos amenazaron con llamar a la policía,
padre me habló de César, en quien yo no había pensado
optó por métodos más fugaces pero más palpables
en décadas. Me dijo que él sabía el tipo de muchacho
para expresar su despecho. Una vez rompió mis
que era: un criminal que nunca se iba a dedicar a nada
dos ventanas con sólo dos golpes de martillo. En otra
útil; que lo buscó y le dijo que se saliera de mi vida
ocasión vomitó en mi puerta antes de montarse en su
porque él iba a matarlo si no me dejaba en paz.
auto y salir a toda velocidad. Siempre estuve segura de que mis padres no se Después de semanas de vivir con un terror imposible
habían enterado de ese noviazgo que tuve a los
de expresar, porque en el fondo sentía que me merecía
diecinueve años, porque no sabía nada, porque estaba
lo que estaba ocurriendo, al igual que la muchacha
enojada, porque tenía ganas de estar en una situación
violada, por haberme metido yo misma en el problema,
desesperada para poder castigar a mi familia.
el criminal desapareció. Con pulmonía, fiebre y hematomas cerebrales, papá me Supe que el criminal no estaba muerto ni en la
narró que él siempre supo de mi novio, el bueno para
cárcel ni en coma porque yo veía a su hermana en
nada. Sin yo saberlo, mi padre se hizo pasar por una
la universidad y nos saludábamos brevemente. Ella
suerte de mafioso con nexos con el narco. Buscó a César
era muy estudiosa y no tenía mucha relación con su
para amenazarlo. Le dijo que él conocía la forma de
hermano; pero me habría dicho si le hubiera pasado
desaparecerlo y que nunca nadie supiera qué le había
algo.
pasado si no se alejaba de mí.
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NARRATIVO “Yo lo lamentaré por tu familia; por tus hermanas y tu pobre madre, pero es lo que tengo que hacer. Si me llegan a descubrir iré a la cárcel y ya aprenderé a vivir el resto de mi vida así. Hasta me conviene porque no podré seguir de briago. Pero lo único que me importa es saber que no dejé que una lacra como tú pisoteara a mi hija”, le dijo a César en el taller mecánico. “Tú ibas a hacer cosas buenas. Yo dejé que me sacaras de tu vida para que pudieras hacerlas, y de qué iba a servir eso si le iba a permitir a un maje malviviente que te arrastrara al lodo con él”, dijo mi papá entre toses sanguinolentas. Como no me casé, mi padre tenía miedo de que César hubiera sido el “amor de mi vida” y de que su desaparición me hubiera roto el corazón. Dijo que hizo mal en hacerse pasar por casi un asesino para amedrentar al muchacho, pero que lo volvería a hacer si fuera necesario. “No te iba a dejar estudiar, ni crecer, ni hacer nada de lo que querías, mi chiquita. Por favor, perdóname”, me decía. Le expliqué que se había sentido culpable por nada, que me había hecho un gran favor haciendo que César finalmente me dejara en paz. Quise decirle a mi padre que lo único que tenía que reprocharle es que no admitiera que estaba enfermo de alcoholismo, que nunca lo hubiera admitido ni buscado ayuda. “Eso fue lo único que no hiciste y que puedo reprocharte, pa’. Pero era lo único que no quisiste hacer y por eso me fui. Eso es lo único que nunca te perdoné”. Pero esto último no se lo dije. Él ya lo sabía. Cuando alguien está muriendo, repetir algo así está de más. Fue nuestra última conversación. Después lo entubaron y no volvió a hablar más. Creo que nunca antes se confesó en su vida. t
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AUTOR: MARXITANIA ORTEGA TÍTULO: GUERRA DE GUERRILLAS NÚM. DE PÁGINAS: 277 FORMATO: 13,5X23CM PREVENTA EN LA WEB DE JUS
¿Qué sucedió con los partidarios de la guerrilla en América Latina de los años setenta?, ¿qué rumbo tomaron los ideales impregnados de marxismo de aquellos jóvenes, quienes se organizaron y lucharon por construir un mundo que consideraron mejor? Esta extraordinaria novela escrita por Marxitania Ortega ofrece entre sus líneas las respuestas, o por lo menos intuye lo que muchos de los protagonistas y simpatizantes de las guerrillas gestadas en América Latina vivieron, antes y después del desencanto que flotó en el aire luego del acabose del mundo bipolar. Los hechos que aquejan al México de hoy, las matanzas contra los protestantes, las masacres cometidas en el estado de Guerrero a causa del narcotráfico, traen a colación una reflexión obligada sobre los conflictos y protestas en la historia de aquel estado. Invitación que lleva a cabo esta novela. El tiempo transcurre en esta historia entre dos vidas: Sara, la hija de aquel apasionado guerrillero, una joven que vive en pleno “desencanto” y cuya generación incluso pareciera estar perdida en una vorágine sinsentido; las becas institucionales, los viajes y el conocimiento académico no son el suficiente soporte de su existencia. Y Antonio, una vida que se describe en pasado, en un tiempo de nostalgia y hasta de melancolía que posiblemente devenga en el recuento de los días que muchos de aquellos guerrilleros tuvieron en común. Las posibles conexiones de la vida son a veces los lugares visitados; en este caso, los lugares en los que padre e hija, Antonio y Sara vivieron en tiempos distantes: París, México y Cuba, ciudades que quedan como el único resquicio capaz de unir ambas vidas en el transcurrir de esta fantástica historia.
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NARRATIVO
Las mil y una primera vez Mercedes Mayol Fotografía: Hernán Piñera
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Desde el asiento trasero del bus lo vi, rubio él, pelo
—Yo con ese chico, voy a salir.
ensortijado, los ojos azules y una sonrisa descaradamente seductora, tendría unos veinticinco o veintiséis
Y ella me miró y sonrió como él, casi con ternura, pero
años, yo tenía catorce, los senos pequeños, el pelo
con esa mirada de “pobre loca…”.
rebelde y la boca abierta como en la consulta del y él
Ya para ese momento yo me encontraba leyendo El
me vio y sonrió casi con ternura antes de bajarse
amante de lady Chatterley, y comprendí el arrebato y
y perderse en el gentío. En aquel tiempo yo estaba
el desenfreno que producen los deseos.
dentista, pero de admiración, de arrobamiento,
leyendo El pájaro espino. Fue la primera vez que me enamoré de lo prohibido, del sacerdote Ralph de
Pasaron los años, como pasaba él con mi vecina hasta
Bricassart, y del muchacho mayor del bus. Amor a
que se casaron, mientras yo seguía insistiendo en que
primera vista, le dicen y nunca doblemente mejor dicho.
más tarde o más temprano saldría con él. Ese fue mi primer acto de testarudez. Yo tenía diecisiete, había
Días después sentada en el tapial de mi casa, junto a
comenzado a ir a bailar y a jugar al pool en la previa,
Andrea, mi primera mejor amiga, lo vi llegar, resultó
en un bar de mala muerte en Puente Saavedra, del cual
que el sujeto de mis húmedos sueños era novio de
no recuerdo el nombre. Entonces lo vi, sentado en la
la
primera
barra, solo, tomando cerveza. Entonces, mis senos eran
envidia, deseo de poseer lo ajeno sin importar las
ya senos, turgentes y virginales y yo lo sabía, incons-
consecuencias. Entonces, en un arrebato que pretendió
cientemente, de la misma manera que supe que mis
ser desafío, le dije a Andrea:
piernas y mis ojos verdes eran un arma de tentación.
vecina
de
enfrente,
sentí
por
vez
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INTERVALO
NARRATIVO Me senté a su lado y de reojo vi su mano: el anillo
Y el corazón se me rompió y odié por primera vez ser
de casamiento no estaba, y disfruté su mirada mientras
inocente y deseé ser una puta sin compasión.
estúpidamente pedía un whisky, en las rocas… estúpidamente porque nunca había tomado alcohol, pero
Acababa de terminar de leer Drácula.
en las películas, las mujeres seductoras pedían eso y parecía adecuado, fue entonces que él me habló:
Lloré y lloré por días y noches. Mi pobre madre lo llamó por teléfono en un acto de desesperación, pues yo no
—¿Solita? —preguntó.
comía ni paraba de moquear. Me sentí humillada cuando cruzó la puerta, y más humillada cuando en un café
No noté lo trillado de la frase, ni la torpe manera de
me dijo que podríamos ser amigos y hablar cuando
modular, el corazón me latía demasiado rápido, casi
quisiera, siendo que lo que yo menos quería cuan-
al mismo ritmo en que mis hormonas se agitaban.
do estaba a su lado era hablar. Lo dejé solo en aquel
Haciéndome la indiferente, por primera vez actué,
bar y me fui a casa con mi deshonra, no la que yo
como si no fuese yo, sino Rita Hayworth en Put the
pretendía, sino la que deja el orgullo por primera vez
blame on Mame, sólo me faltó darle la famosa
cuando es herido.
cachetada, y casi con desprecio le espeté. Me leí en una noche Romeo y Julieta, y conocí por —Sí. O, ¿acaso me ves acompañada?
primera vez el concepto de venganza.
Él sonrió con esa sonrisa de propaganda de pasta
Me recompuse. Me vestí con la piel de Rita otra vez,
dental y levantó la ceja izquierda divertido. Mi
sólo que ahora enserio llevaba pieles, prestadas por
actuación duró exactamente tres segundos antes de
supuesto, pues no teníamos dinero para semejantes
disolverme en mi propio juego. Hablamos, yo ba-
lujos, Greenpeace por entonces no existía ni protegía
beando y el seguro de sí mismo, a pesar de su
a las focas. Como una princesa rusa entré a Delirio,
enorme nariz que no opacaba en absoluto mi des-
mis largas piernas asomaban por debajo de la corta
lumbramiento inicial. Supe que era asiduo a otro
minifalda, los tacos aguja se clavaban en el piso de
Pool de la zona, Delirio se llamaba y me despedí para
linóleo casi con la misma fuerza que mi mirada se
ir a bailar, recobrando mi postura de Rita Hayworth
clavaba en él. Estaba con una mujer de su edad que le
hasta cruzar la puerta y enganchar mi taco con
dijo rubicunda al notar la pérdida de interés repentina
el escalón, no cayendo al suelo de milagro.
en ella:
Al día siguiente aparecí por Delirio y allí estaba él
—¿Qué mirás a esa pendeja puta?
con un grupo de amigos, todos más o menos de su edad, treinta y tantos. Entonces se puso de pie y me
Ahhh… no pude notar las palabras como insulto, sino
habló, como si protegiera a la inocente gacela de los
como un triunfo cuando él le arrojó el vaso de cerveza
tigres al acecho. Mis rodillas temblaron y ya no pude
encima y le contestó:
sostener el personaje. Él se convirtió en mi protector, mi novio, al menos por unos días, en los cuales
—No te metas con ella.
sobraban esos besos de lengua y garganta profunda, de manos bajo la blusa y de desprendimiento de so-
Reforcé la apuesta y pedí un wiskhy, sentándome en
stén y amasamiento. Sin embargo y a pesar de mis
un butacón alto, que dejaba al descubierto subrepticia-
deseos de entregarle el mundo humedecido entre
mente mis calzones rojos. Me acomodé astutamente
mis piernas, luego de una apasionada sesión en el
bajo la luz, para que mis ojos se vieran más brillantes y
río, abrumado por mi inocencia (o por mi temprana
verdes que nunca. Y funcionó. No pudo resistirse como
edad que podía significarle la cárcel), me dijo:
yo no pude evitar sentir el sabor de la revancha llenarme la boca. Me pidió que saliéramos de nuevo y dije
—No quiero lastimarte, sos demasiado inocente.
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que sí. Aquella noche comencé a leer Lolita.
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Cuando cumplí dieciocho le dije que quería ser suya
No recuerdo si él me dejó o yo lo dejé. La memoria hace
(eso decían en las películas y los libros que devoraba,
cosas raras cuando se pierde el encanto, luego de darse
además estaba de moda), porque nunca pasába-
cuenta de la relatividad de la palabra “especial”.
mos del húmedo manoseo y yo a esas alturas estaba desesperada. Entonces me dijo que prepararía algo
Al poco tiempo conocí a D. no era bello, no del modo
especial, porque yo era especial. Esa fue la primera
convencional al menos, morocho, alto y hasta medio inti-
vez que me creí única en el universo.
midante de aspecto, pero tenía algo que me excitaba sobremanera, el aroma de su piel que me parecía salvaje
Pasó por mí a las ocho en su buggy azul, azul como
a pesar de esa cierta inocencia que llevaba a cuestas.
sus ojos y lo que yo creía ver en el río que en verdad era marrón. Me subí cual princesa en la carroza y
Mi primera cita con él fue a la vuelta de su casa, sobre
nos perdimos en la noche. Llegamos poco después
un tapial me besó y ahí comenzamos a salir. Con él
a un edificio en Puente Saavedra, subimos al ascen-
conocí por primera vez el significado de la lujuria y la
sor apretados y enredados en medio de besos
rebeldía. Era tocarlo y desearlo con desesperación.
apasionados. Sacó unas llaves y abrió la puerta de uno
Cuando el momento llegó, no tuve el valor de decirle que
de los departamentos: 2-A en medio de un taraaan…
no era virgen, era importante serlo por aquel entonces,
sorpresa.
si no eras virgen, eras una puta, así de simple. Así que fingí. Esta vez no un orgasmo, sino un dolor que no
Prendió la luz y allí estaba, en medio de un lugar des-
sentía con Rock the Casbah sonando a todo volumen, y
pojado de todo, pues era un departamento que estaba
le entregué mi mundo rasgado diciéndole que esa era
en alquiler y le había prestado un amigo para la
“mi primera vez”.
ocasión “especial”, había sólo un colchón especial en el suelo mugriento y una botella de sidra de marca
Nunca lo supo, siempre pensó que era el primero. ¿Para
desconocida y caliente, porque ni refrigerador había.
qué?, me pregunté más de una vez y ante la falta de respuesta continué y hasta casi me creí yo misma que
Me desvistió con cierta ternura y apremio, sentí mucha
aquella había sido mi primera vez. Podría decir que lo
vergüenza de mi desnudez y algo de impresión al ver
siento, pero sería mentir. Viví muchas cosas a su lado,
la suya, me recosté en el colchón, aún tenía el plástico
inmersa en la experimentación de la lujuria. Tenía un
protector que hacía un ruido muy poco romántico,
poder sobre su sexo que me embriagaba, y hacíamos
como el condón que se puso en su miembro erecto.
el amor en cualquier lado, cuanto más expuesto mejor.
Abrí las piernas, no sin miedo y despacio se adentró
Fue una etapa de sensaciones y experiencias extremas
en el mundo que yo tanto deseaba entregarle y que
que duró poco más de dos años, entre pogos, recitales
se rasgó en un segundo, arrancándome un pequeño
en la capilla, punk, Sex Pistols, borracheras tras el
grito mientras el foco de 40 watts colgaba y se ba-
Teatro Colón, escenas de celos y Sumo tocando en El
lanceaba indecoroso, pendiendo de un cable de tela
túnel. Memorable fue, hasta que el cansancio superó
que asomaba del techo.
el supuesto amor que yo sentía por él y su inocencia perdida entre mis piernas. Tampoco ayudó su adicción al
Ni lámpara había. Entonces hice por primera vez lo
porro que yo nunca supe comprender, pues yo quería ser
que toda mujer que se precie hacer en una situación
su única droga y él tampoco supo comprender.
como esa: Fingí el primer orgasmo. ¡Oh yesss!…Pero no se lo creyó.
Cuando lo dejé, luego de una escena que rayó en la violencia, llegué a casa y comencé a leer El segundo
Cuando llegué a casa, comencé a leer Orgullo y
sexo y emprendí la tarea de buscar quién era yo, tenía
prejuicio.
diecinueve años y toda una vida por recorrer por primera vez. t
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OPINIÓN
INTERVALO
NARRATIVO
La menarca Valentina Tolentino Imagen: maduixaaaa
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Esto es sólo un flashazo a la adultez…
Regina recién había cumplido once años. Su alrededor
de su grado: Araceli, la maestra, había pedido a los
ya se percataba de su incipiente desarrollo: los pe-
niños que salieran un momento porque tenía que dar
zones apenas hinchados, que saltaban tímidamente
cierta información a las niñas. ¿Qué podría ser? Pensó
a través de la blusa blanca escolar. La consecuente
Regina. ¿Qué tipo de información ameritaría sacar a
estrechez de su cintura y el enigmático perfil que
los niños del aula, ante la complacencia de ellos y los
apenas esbozaba la entrada al cambio psíquico y
socarrones mohines que hacían a las niñas mientras a
corporal. La familia se sorprendía con el hecho, pero
brincos, risas y empujones abandonaban el salón?
se entusiasmaba con la idea de que ella pronto se convertiría ya en “una mujer” -¿qué no lo era antes?,
Fue la primera vez que Regina presintió que alguna
¿acaso antes de que llegara ese momento era un ente
cierta desventaja tendría frente al otro género.
asexuado?, pareciera ser que, según la sociedad, sí-. Pero a Regina no le era tan significativo, para ella
Claro. No fue para menos: la explicación de la exis-
simplemente pasaba un año más: había recorrido
tencia y uso de las toallas sanitarias, el ciclo menstrual,
otros trescientos sesenta y cinco días de felicidad, de
la higiene pero, sobre todo, la suma discreción que
descubrimiento, de amiguismos, había cambiado de
deberían de tener las niñas hasta que la menopausia
grado escolar y acumulado ciertas vivencias en las que
las alcanzara, no ayudaron en absoluto para que ella
no se repara, a esa edad todavía no.
desterrara ese presentimiento, que luego la maestra se encargó de convertir en incómoda afirmación.
Por aquellos entonces llegaban los aires bochornosos del verano, y con ellos un vacío que Regina sentía
Regina por su parte, por medio de sus amigas, ya
últimamente en el estómago sin imaginar por qué.
sabía de la existencia del sangrado, aunque a ella aún
Por alguna extraña razón asoció ese vacío con una
no le había llegado, sí que sabía los comentarios que
de las clases que recién había tenido con la profesora
hacían las respectivas madres. Escuchaba con atención
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INTERVALO
NARRATIVO y sorpresa todo cuanto hablaran sus compañeras
Llegó a la escuela con rostro pálido, como si estuviera
en torno al tabuado tema: que si el té de orégano
enferma. Sus amigas enseguida le preguntaron qué le
para que no te duela la panza, que si ponerte toalla
sucedía, pero ella no quiso responder, ni siquiera a
o tela, que si la sangre significaba que un hombre ya
ellas, a quienes les tenía suma confianza. Todo el día
te podría hacer un bebé, etc. Toda esta era información
se sintió extraña con ese bulto de tela entre las piernas,
que, desde luego, no preguntó a su maestra –como
no asimilaba el porqué tendría que volver a usar una
tampoco lo hizo ninguna de sus compañeras- para no
especie de pañal y, sobre todo, por qué por muchísimos
sentirse ridícula. Aunque en ese tenso ambiente todo
años más. No pudo correr, no pudo reír a carcajadas
se estaba tornando ridículo. El rubor en la cara de la
como siempre por las banalidades y chistes del ambiente
maestra al hablar del tema provocó la incomodidad de
aún pueril al que pertenecía. Apenas y pudo sorber
las niñas y eso, a su vez, tornó más hilarante y parca la
unos tragos de café que se compró a la hora del recreo,
exposición.
cuando se le presentó la imperiosa necesidad de sentir algún líquido caliente que le reconfortara las entrañas.
¿Qué habría detrás de la menarca? Se preguntaba Regina, ¿por qué se hablaba de ella con vergüenza?
Entre la debilidad y la tristeza transcurrió su mañana.
Al grado de que la docente sacara a los hombres del
Por fin salió de clases y se dirigió a su casa. Lo único
salón y apenas si dijera lo básico sobre el asunto. ¿Era
en lo que pensaba era en llegar a dormir, a sentir
la sangre salida de la vagina un signo de suciedad?,
nuevamente el confort de su cama y a probar la comida
¿de impureza o incluso de promiscuidad? Nadie sabía
que seguramente su madre ya le tendría preparada.
darle una respuesta, pero ella se dio cuenta de que era un prejuicio generalizado, un sentir de asco que
Abrió la puerta y entró a la sala, un intento de saludo
vagaba de generación en generación para dar forma
escapaba de su boca cuando, de pronto, observó la
a una idea errada acerca de la sangre derramada por
ropa y las sábanas manchadas expuestas en el sillón
las mujeres.
más grande de la sala. Ante el escarnio de todos los familiares, Regina tuvo la sensación de que la ropa
Pronto Regina supo que el vacío que había sentido
estaba petrificada, sucia obviamente, pero erigida como
en el estómago aquella vez, era la anunciación de la
una especie de monumento a la vergüenza, a la reciente
menarca, su primera menstruación. Lo supo al día si-
excreción rojiza.
guiente cuando, una vez que sonó el despertador, abrió los ojos con una sensación de humedad entre
No supo qué decir, evidentemente alguien de su familia
las piernas, un calor espeso y oscuro que emanaba un
había tenido el tino de encontrar la prueba del cambio
rancio olor a fierro. Era la sangre ensuciando sus hasta
en su cuerpo y de ponerla a la vista de todos para que se
entonces pulcras sábanas, una mancha que para ella
enteraran.
simbolizaba una especie de terror, culpa, señalamiento. Como en cámara lenta, Regina observó cómo sus Apenas y tuvo tiempo de meterse rápidamente a la re-
hermanos y sus padres comían, en un tenso silencio,
gadera y darse un baño. Salió presurosa, se puso en
siendo las ropas las que imponían la incomodidad del
el calzón un pedazo de tela recortado de algún
momento. En eso, la madre se levantó, cogió la ropa
vestido, seguramente de alguno de los más viejos, de
con una mano y con la otra tomó a la niña para llevarla
la infancia, luego el uniforme de siempre. En uno de sus
hacia su recámara.
intentos por ocultar el pijama manchado y las sábanas
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sucias, cogió toda la ropa y la aventó debajo de
Fue también la primera vez que su madre hablaba con
la cama, hasta el fondo, en un afán que evitaba que
ella de temas de sexualidad, y fue la segunda vez en ese
cualquier miembro de su familia descubriera el suceso.
breve tiempo, que sintió cómo el ardor en las mejillas de
No se percató con ello de que estaba ahora imitan-
su interlocutora le hacía encender también las suyas y
do justamente la vergüenza ante su propia sangre, el
hablar con palabras contadas a causa de la pena que
asco ya inculcado que luego quedaría arraigado.
provocaba el tabú.
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El intento de explicación duró escasos cinco minutos,
fuera la niña de siempre la que le hablaba. En un acto
de los cuales la mente de Regina sólo pudo retener una
apresurado, instantáneo y fugaz, Nacho tomó las toallas
que otra frase: “Nadie de tus hermanos tiene que saber
de la vitrina, las envolvió en papel periódico, como si se
que sangras cada mes”, “tienes que tirar las toallas en
tratara de droga, y se lo dio a la muchacha sin quitar
otro lado, no en el bote del baño”, “tienes que cuidarte
esos ojos saltones a causa de la sorpresa.
porque ahora los hombres podrían embarazarte”… En definitiva fueron más advertencias que consejos,
Por fin, entonces, le quedó claro a Regina que la
y la culpa apareció de nuevo.
menstruación no sólo era el mero hecho de expulsar sangre cada mes, iba más allá: entendió la relevancia
Una vez terminada la “plática”, la madre le ordenó
que la sociedad le da, la vergüenza, el pudor y los
que hiciera como si nada pasara, que saliera a
prejuicios que se edifican en torno a un acto natural
acompañarlos a comer y que luego de ello fuera a la
genuino, interpretado por hombres y mujeres como
farmacia a comprarse unas toallas sanitarias para los
una especie de puerta al pecado, a la impureza… Y
días siguientes.
fue hasta años más tarde cuando profundizó más en ese hecho. Ella captó el mensaje verdadero, o al me-
Regina, con la mayor de las vergüenzas, obedeció
nos el que interpretó: aquel momento de su infancia
al pie de la letra. Luego de terminar de comer, en un
en que se le presentó la menarca fue para los demás la
absoluto silencio compartido con sus familiares, dio
transformación de Regina en una mujer, el significado
las gracias y salió a la calle pretextando ir a la pape-
tácito de la aprobación de las miradas masculinas, la
lería por cosas que le habían pedido en la escuela.
justificación para que, en adelante, a ella pudieran
Un poco más aliviada por el aire fresco y por liberarse
adivinarle una vagina. Para que se le adhiriera a su
de aquel escenario familiar que por primera vez sintió
cuerpo el deseo de los demás, deseo y llama que
perturbador, se dirigió hacia la farmacia. Ya en la
la haría ente incitador, mujer mala, provocadora,
calle, por momentos olvidó el temor y la pena, y su
protagonista de la ruptura del orden, desatadora de las
paso alegre y jocoso de siempre se hizo nuevamente
pasiones, voluptuosidad diabólica y fuente de todos los
visible hasta que llegó al expendio.
males…
Sin reparar en ello y con una sola frase decidida, sin
Al menos hasta que fuera madre y volviera al orden de lo
titubeos, Regina pidió sus toallas… y nuevamente el
“sagrado”. t
estupor: Nacho, el tendero, la miró atónito, como si no
revistatexturas.blogspot.com.ar 47
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