El culto, la idolatría, el fanatismo, la dependencia. Vivimos en un mundo donde los dioses de barro han reemplazado los ideales. Los héroes ya no son esos que dieron o dan su vida por una causa noble. Ahora son los de las películas hollywoodenses, los futbolistas, actores y actrices que, en algunos casos, distan mucho de ser ejemplos de vida. Miles de personas están al pendiente de qué hace éste o aquel artista, los siguen en la TV, las redes sociales, conciertos, en las puertas de sus casas y su vida ronda en ese mundo de otro ficticio, donde lo importante es, o bien vivir a través de ese ídolo o parecerse cada día más a él o ella.
¿A quién o qué adoramos? ¿De qué o de quién dependemos? ¿A qué o quién aspiramos parecernos? Y lo más importante, ¿qué lugar ocupamos como seres humanos en esta pseudo-realidad?