Saluda Hasta hace unos cuantos meses muchos almagreños creíamos a pie juntillas (porque así lo pone en los azulejos de la calle) que la feria existe desde 1372. Pero a mediados de mayo el infatigable y benemérito Cronista Oficial de la Ciudad nos ajustaba las cuentas con mayor exactitud: Enrique II firmó en Burgos el privilegio de las ferias el día 29 de abril del año 1412 de la era hispánica, esa forma peculiar de contar los años casi exclusiva de la Península Ibérica y que perduró en Portugal hasta bien entrado el siglo XV. Pues bien, restando los treinta y ocho años de adelanto que la era hispánica llevaba con respecto a la era común, nos sale el año 1374, no el 1372 de los azulejos. Agradecemos a don Arcadio Calvo la precisión, y enseguida nos da por pensar en los miles y miles de almagreños y visitantes que, ente 1374 y 2019, por estas mismas fechas de la segunda quincena de agosto, han sentido vivamente la excitación de la feria: ese entusiasmo algo pueril y, sin embargo, arrollador ante la inminencia de un acontecimiento que esperan memorable. Y, pensando en ellos, nos sabemos como ellos, es decir, los reconocemos iguales que nosotros; en sus afanes y logros, en sus decepciones y alegrías, vemos los nuestros. Vemos igualmente los de nuestros hijos y los de nuestros nietos en una cadena larguísima que durará por tiempo impredecible, idéntica en lo esencial, cambiante en lo accesorio. Da vértigo mirar el paso del tiempo de esta manera: no en abstracto, no en las hojas del calendario, sino en la sucesión infatigable, cálida y viva de hombres y mujeres que se han apiñado durante siglos
Fiestas en honor de San Bartolomé Apostol
en la calle de la Feria, en la cuerda, en el recinto ferial, en la plaza de toros, en las posadas, en los hoteles, en las casas limpias y engalanadas de los días de fiesta. Impone también mucho respeto: la mayoría de aquellos hombres y mujeres trabajaron denodadamente por salir adelante, por criar a los hijos, por darles una formación y un porvenir mejores que los suyos. Haciendo eso, acaso sin darse cuenta, sin pensarlo, levantaban el Almagro en que hoy vivimos. ¿Estaremos nosotros a su altura? ¿Estaremos preparando para nuestros descendientes una vida mejor, un Almagro mejor? Supongo que estas preguntas se las hace todo el mundo alguna vez; los que tenemos responsabilidades que afectan al conjunto de los ciudadanos nos las hacemos muy a menudo. No siempre podemos contestar que sí, aunque diariamente debemos intentarlo. Por eso asumo como altísima responsabilidad la confianza que los almagreños nos dieron en las elecciones del 26 de mayo, tanto más cuando el resultado colma las expectativas: nos verán acertar unas veces y equivocarnos otras, pero nos verán, puedo asegurárselo, esforzarnos todos los días con ahínco en la idea de dejar un Almagro mejor. Entre tanto, olviden ahora los requerimientos de los días laborables, disfruten de la feria y vívanla plenamente con alegría, en paz y sin sobresaltos. Reciban un fuerte abrazo. Daniel Reina Ureña Alcalde de Almagro
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