Saluda del concejal de Festejos
N
os aproximamos a celebrar en cumplimiento de nuestro ritual de cada verano, las Fiestas de Agosto. Pocas cosas hay en las que el sentimiento esté tan presente como en la fiesta. A lo largo de los siglos, la fiesta ha sido el contrapunto al trabajo. Está el trabajo, está el descanso y está la fiesta. Al principio fue la celebración de la cosecha vinculada con el paso de las estaciones, después, la celebración de los acontecimientos meramente agrícolas fue sustituida por las celebraciones religiosas. Finalmente, la religión mantiene fuerte su vínculo, pero la fiesta es un acontecimiento especialmente lúdico y social. Ese sentimiento festero nos va a inundar este verano, ese sentimiento que resalta la identidad, que nos emociona. Mientras que el trabajo y el descanso lo hacemos como individuos, la fiesta es puramente colectiva, es la implicación de muchos para conseguir un fin, y ese fin es pasarlo bien. Tal vez es por eso que la fiesta tiene tanta fuerza, no es amiga del interés egoísta, si del interés por tener amigos y gente querida. A lo largo de estas páginas vamos a comprobar el sentimiento de unas personas muy especiales, festeros de pura cepa que llevan toda una vida dedicados a la fiesta, cada uno desde su parcela: Moros y Cristianos, Fiestas Populares, Pobladores, Nit de l’Albà, Misteri, carretilleros… Todos hemos sentido en algún momento ese sentimiento, ese momento en la fiesta que te hace estremecer. Puede ocurrir cuando la mascletà te inunda el pecho y te hace saltar las lágrimas, sucede a veces al escuchar el himno…. la palmera que sube hasta el sol…., o cuando suena el Gloria Patri, o el silbido de la Palmera de la Virgen cuando se eleva al cielo, o con los cantos del Ángel en el Misteri, o cuando inevitablemente escuchamos y cantamos el “aromas ilicitanos”. Ese momento, con la gente de nuestro alrededor, con los seres queridos y los que no lo son tanto, con los que
están y con los que no están, con los que congeniamos y con los que no, es el momento en el que nos sentimos unidos, en ese pequeño instante desaparecen las barreras, y surge entre nosotros como una red que brilla y que nos une y eso es el “sentimiento festero”. Las fiestas patronales resaltan la identidad, nos emocionan, nos recuerdan el ciclo de la vida, y el paso del tiempo , también a veces, nos lo hace olvidar. Las fiestas son un guiño a la vida cotidiana y nos hacen intuir que después de todo, hay algo más profundo y fuerte que alivia el agobio, que apaga el tedio y nos transporta más allá de la rutina de la existencia. Qué duda cabe de que en un mundo con tantos defectos, con tantos problemas, lleno de cifras, de porcentajes, en el que a veces nos sentimos como una parte de un número, en el que nunca terminamos de dar la talla, es muy necesario el sentimiento, la sensibilidad, el momento de calidad humana, el momento igualitario en el que se borran las diferencias, ese momento festero en el que sólo brilla una luz, la luz de la aceptación de lo que somos sin más, con defectos y virtudes, ese sentimiento inolvidable que proporcionan los momentos en los que resplandece el sentimiento festero. Que relumbre ese sentimiento estas Fiestas de Agosto 2017. Bones Festes d’Agost a tots! José Pérez Ruiz Concejal de Fiestas 5
