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Jesús, de la escayola al cedro
El Domingo de Ramos es ese día donde no importa la edad que tengamos todos volvemos a sentirnos niños, es el día donde afloran nuestros más infantiles recuerdos, donde nos acordamos de nuestros amigos de infancia, de nuestro primer costal costalero, donde nos pusimos nuestra primera túnica nazarena, o vivimos ese primer amor de adolescencia alrededor de los primeros días de la primavera o conocimos a la mujer con la que compartimos nuestra vida, el nacimiento de nuestros hijos, ropa nueva seleccionada por nuestras madres a conciencia; palmas blancas, celeste cielo y Jesús montado en su borriquita bendiciendo a los fieles de nuestro pueblo.
No soy yo la persona más objetiva para hablar de la hermandad del domingo de ramos, para mi significa lo que puede significar un padre para un hijo o viceversa, no concibo mi vida sin ella, mi amor hacia sus titulares es tan grande que no soy capaz de expresarlo con palabras, solo con hechos. He tenido y tengo la inmensa suerte de que en ella me han enseñado a amar al Señor, amar su palabra, a su Madre, respetar a nuestros mayores, ser solidario con el necesitado, ayudar a nuestros hermanos, y también a pedir ayuda cuando yo soy el necesitado. En resumen una formación completa y plena llena de satisfacciones.
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Han sido muchos los proyectos que se han llevado a cabo en nuestra hermandad en los sesenta y cuatro años desde su fundación, pero sin lugar a dudas la más difícil, la que marcó un antes y un después fue tomar la decisión de cambiar la imagen del Señor. No fue está una decisión donde imperara el ego de las personas que estábamos en ese momento en la junta de gobierno, no fue una decisión de barra de cuartelillo ni mucho menos, fue muy a nuestro pesar el mermado y delicado estado de nuestra antigua imagen la que nos hizo considerar la idea de llevar a cabo una nueva imagen titular que sustituyera a la que todos habíamos venerado.
Para ello comenzamos un arduo trabajo que nos llevó primero a convocar a los hermanos para explicarle la situación y el proceder, no exentos de comentarios sin fundamentos los cuales ocultaban el verdadero motivo del cambio. Se aprobó en cabildo general de hermanos llevar a cabo dicho proyecto y también se acordó en el mismo que nuestra primitiva imagen titular tuviese en nuestra casa hermandad un lugar preferencial y que jamás y bajo ninguna circunstancia la hermandad se podía desprender de ella.
JESUS HIJO UNICO Jesús es nuestro Señor es igual que esté esculpido en escayola, barro o madera. Jesús es nuestro Señor en la Eucaristía lo recibimos y sentimos todo su Amor. Jesús es nuestro Señor
no nos peleemos por vacías discusiones que sirven para excusarnos. Jesús es nuestro Señor y Él quiere que le mostremos nuestra más sincera unión. Jesús es nuestro señor y en nuestra hermandad se acerca a la inocencia de los Niños que han nacido del amor. Jesús es nuestro Señor es igual el material que se utilizó. Jesús es nuestro Señor, corredentora María que en su vientre lo gestó y sin mancha lo parió. Jesús es nuestro señor Hijo único de un solo Dios.
Esto nos llevó a conocer a una de las personas más destacadas en el oficio de la imaginería y restauración don Francisco Berlanga de Ávila, con numerosas obras repartidas por todo el mapa de nuestro país, tiene destacadas restauraciones en nuestro pueblo, llevo a cabo la restauración de nuestra patrona la Virgen de
la Asunción, también restauró la mejor talla barroca que procesiona en nuestra semana santa la del Apóstol Pedro; y fue tras varias visitas de la comisión creada para tal efecto a varios imagineros la que decidido elevar la propuesta a cabildo, en el cual por mayoría unánime se decidió que fuera don Francisco Berlanga de Ávila quien llevara a cabo la ejecución de la imagen de nuestro titular y el misterio que lo acompañaría en los futuros Domingos de Ramos. Meses más tarde llegó el momento, después de muchas visitas a casa del imaginero, después de imaginarte en mil sueños como seria, la llamada del imaginero a nuestro hermano mayor lo anunció: “Quique el Señor ya está acabao”
Llegó a Estepa en una fría noche de un avanzado mes de Enero del año 2004 donde fue recibido por una serie de hermanos de la hermandad que emocionados y sin palabras solo pudieron asentar sus cabezas cuando vieron su gran majestad. Por aquellos días la hermandad tuvo que trasladar la sede canónica a la iglesia de la Milagrosa, pues en la parroquia de San Sebastián se estaba llevando a cabo unas obras de rehabilitación de la misma. Fue el día uno de febrero y coincidiendo con los actos programados del L aniversario de la fundación de la hermandad cuando se bendijo por nuestro director espiritual y coadjutor de San Sebastián don Rafael Blanco Daza, quiero aprovechar estas líneas para honrar su memoria y agradecer su servicio a la iglesia y más concretamente a mi hermandad donde siempre estaba dispuesto para lo que le pidiéramos. Ese día sin duda fue histórico y así lo celebramos, entre brindis, entre amigos, hermanos mayores de las distintas hermandades que nos acompañaron, cerrando parejas para el Domingo de Ramos, dos de las personas más importantes para mí en la hermandad Moisés y Curro allí se comprometieron, acabando como suele ocurrir en estas convivencias, un escueto grupo de personas tomando una penúltima copa en casa de un hermano, con música de fondo, reflexionando por lo vivido, a la lumbre de la chimenea.
En el devenir de los años posteriores se fueron abordando el resto de imágenes que acompañan al Señor, los Apóstoles amados Pedro, Santiago y Juan, la madre arrodillada coge del hombro a su hija y representa dentro del misterio el valor de la familia cristiana, detrás la algarabía de dos niños, uno de ellos jugando con una pollina y el otro con su mano extendida pidiendo al pueblo, a nosotros, que sigamos al Señor, representan a esos miles de niños que hemos salido de nazareno en algún momento de nuestra infancia o de nuestra vida acompañando al Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén.
Y LLEGÓ EL DIA Como albor de un nuevo día llegaste a nuestra tierra la cual te recibiría entre aromas a canela y a incienso que del aire se desprendía. ¿Hay mejor olor para anunciar tu venida? a Esta ciudad milenaria llena de sabiduría que te entregara su corazón y hasta su alma yo les pediría. Ha bendecido nuestro pueblo tu imagen llena de sevillanía. De las manos de un artista tu rostro él esculpió para hacerte el Señor de toda la chavalería. Que repiquen las campanas el sol ilumine este día pues ha llegado JESUS montado en su borriquita.