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Stmo Cristo de la Salud, María Stma de la Amargura y San Juan Evangelista “El Calvario”

Santísimo Cristo de la Salud, María Santísima de la Amargura y San Juan Evangelista. “El Calvario”

El Calvario…… una Madre que presencia como torturan y le quitan la vida a su hijo, crucificándolo como a un malhechor y sin poder hacer nada para impedirlo, una Madre y el discípulo de su Hijo, que no entienden porque un hombre bueno, tiene que pasar por semejante sufrimiento y humillación. Difícil de comprender para el ser humano, ver como un hombre da su vida para salvar la de los demás, ese acto de gratitud y sacrificio infinito nos trae la grandeza del cristianismo. Parece que fue ayer, cuando con pocos años en mi haber, junto con otros muchos niños que estudiábamos en el colegio del Convento de los Padres Franciscanos y asistíamos a misa del domingo, nos llamaba la atención un gran crucificado yacente, imponente y a la vez impresionante…. Que difícil para un niño de pocos años, es intentar comprender que el ser humano pueda hacer sufrir tanto a un semejante hasta provocarle la muerte. Mis primeros recuerdos de la Hermandad del Calvario, se remontan a ese tiempo, son recuerdos buenos, recuerdos de cuaresma, preparación para la Semana Santa. Arreglos del paso, movimiento de enseres de la Hermandad, que se guardaban todo el año en el mismo convento, así como el paso. Parece que aún puedo ver a fray Eleuterio, “Lego”, siempre con sus sandalias, arreglando y colocando los claveles en los jarrones laterales que tenía el antiguo paso, claveles de “plástico”, que se lavaban todos los años y se bañaban en anilina roja (un tinte que les devolvía el color rojo) y se perfumaban con colonia, al padre Alfonso, Martin, Félix, Antonio…… y a los hermanos, que con su presencia y mano de obra desinteresada, junto con un puñado de niños, hacían posible que la Hermandad procesionara en uno de los recorridos más bonitos de la Semana Santa de Estepa, desde su difícil salida de la Iglesia del Carmen, hasta su entrada en la Iglesia de Gracia del convento de San Francisco en el cerro de San Cristóbal de Estepa. El silencio en su recorrido es otra de las características de la Hermandad, un silencio que te invita a la oración y meditación, al recuerdo de los seres queridos y de los enfermos y, como no, a los que ya nos dejaron. Son momentos de verdad, momentos que te unen con el amigo/a y conocido, momentos en los que se olvidan las cuestiones triviales y se comparte el verdadero sentimiento de hermandad; hermandad que tenemos que cuidar, para que los más jóvenes, sigan por ese camino y lo vayan mejorando. A finales de los setenta y principio de los ochenta, se produce un cambio generacional, lógico por motivo de edad, y tomamos las riendas de la Hermandad, muchos de aquellos niños que años atrás en la escuela, contemplábamos admirados al Cristo del Calvario; eso sí, bien aconsejados por varios hermanos mayores que nos ayudaron y nos guiaron, como Jesús Guerrero y Eduardo Macías. Se acometen cambios que por razones obvias había que afrontar y como en todos los cambios y reformas, surgen discrepancias y opiniones opuestas. Al final, todo se soluciona y la Hermandad sigue su camino sin más problemas. Creo sinceramente que, en la actualidad, la Hermandad del Calvario, mantiene vivos los principios y conserva la filosofía de los hermanos fundadores, que no es otra que la humildad, caridad y espíritu franciscano. Desde estas letras ánimo y agradezco a los/as jóvenes que han tomado el relevo generacional, tanto dentro de la junta de gobierno como en la Hermandad en sí, para que sigan ayudando y manteniendo este grupo, y no duden en rezarle y encomendarse al SANTISIMO CRISTO DE LA SALUZ, MARIA SANTISIMA DE LA AMARGURA Y SAN JUAN EVANGELISTA, que seguro que nunca les abandonaran.

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Emilio Rodríguez Borrego

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