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Entrevista al Abad de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno

D. Juan Carlos Morán Fernández

Abad de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno

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“La responsabilidad de ser Abad debe estar basada en el servicio a los demás”

Al tomar posesión indicaba que una de sus máximas sería “estar cerca de los hermanos” ¿Cómo se concreta eso?

Este es un año para compartir sentimientos, momentos especiales. Ese es mi objetivo. Es fundamental estar cerca de los hermanos, escucharles, saber cómo piensan y mostrarles cómo es el Abad y para ello es fundamental vivir el día a día junto a ellos aunque, la verdad, no es fácil, somos una cofradía muy grande, con una dimensión enorme.

Llevar tanto tiempo en una Cofradía ¿Le ha cambiado la perspectiva del Dulce Nombre?

En cada momento lo vives de una manera. Hace poco, compartimos un almuerzo de hermandad en Madrid con hermanos que viven allí, y les hablaba de las etapas que pasas desde que eres un paponín… esas sensaciones de las primeras madrugadas en las que vienen a buscarte para ir a la procesión, con el frío y la parada del descanso, esa fila de hermanos que llevábamos la cruz, esas primeras manos encontrándose con otros niños que estaban viendo la procesión.

Después, en la adolescencia, tu primera ilusión pasa por portar alguna de las banderas del paso.

Cuando se acercan los dieciséis años quieres tener la oportunidad de pujar un paso. El primero paso en el que estuve apuntado como suplente fue el Expolio, allí tuve la oportunidad de pujar por primera vez.

Posteriormente, mi gran ilusión fue ser bracero del Nazareno. Después de muchos años pude ser bracero titular de Nuestro Padre Jesús Nazareno, cumpliendo mi verdadero sueño como papón. A partir de ese momento, la procesión pasó a ser una vivencia, puro sentimiento para mí. Hasta que un buen día tienes la oportunidad de servir a la Cofradía desde otra posición y surge la oportunidad de incorporarme a la Junta de Gobierno; todo ese camino me ha posibilitado ser Abad.

Ser Abad no se entiende sin servir a los hermanos, como es lógico…

En esto el Capellán Castrense Javier Boada, que ofició en la Misa de Toma Posesión me dijo unas palabras muy sabias, me dijo que “mandar es servir, servir es amar”. Así lo manifesté en mi Toma de Posesión y es una máxima que intento seguir a lo largo de la abadía. La responsabilidad de ser Abad debe estar basada en el servicio a los demás. Por encima de ese mandar, es el servir.

¿Cómo se vivía la Semana Santa en su familia?

Tengo una madre que tiene un alma nazarena. Ella ha marcado toda mi trayectoria, sinceramente. Se encargó de crear la ilusión, de mantenerla en aquellos años en los que había tanto que sembrar y yo fui un mero continuador de esa labor. Ahora ya es toda una familia la que sigue esa tradición: mi hija, mi hermana, mis sobrinos y ella, gracias a Dios, sigue poniendo todo su cariño para que todo esté en perfecto estado en Semana Santa.

¿Qué le gustaría sacar adelante en este año?

Es una tendencia natural asociar que en un año, un periodo corto en una trayectoria de 407 años, se desarrolló tal proyecto en tal abadía.

Yo no quiero que se recuerdo a Juan Carlos Morán por un proyecto, sino por estar cerca de los hermanos y poner su pequeño granito de arena en esta historia centenaria.

En cualquier caso, que se recuerde que esta Junta de Seises puso las bases para el futuro cuando en Junta General Extraordinaria se aprobaron los Estatutos de la Cofradía y el Reglamento de Régimen Interno, un Reglamento que regula las secciones más

“Es fundamental estar cerca de los hermanos, escucharles, saber cómo piensan y mostrarles cómo es el Abad y para ello es fundamental vivir el día a día junto a ellos”

importantes de la Cofradía. Se establecieron unas bases muy importantes de lo que seremos en el futuro. Es un aspecto muy importante que ha tenido lugar este año. Pero insisto en que esto es una historia continua.

¿Cómo se supera la dificultad de hacer cosas a corto plazo pero sin olvidar el medio y el largo plazo?

Una sola persona no podría llevar su Abadía adelante. Es necesario contar con otras visiones, es algo enriquecedor. Para eso está la Junta de Gobierno que decide muchas de las cosas iniciativas que posteriormente llevamos a cabo.

Es importante dar visibilidad, además, a todos aquellos que fueron abades en su momento y contar con su opinión y consejo. Se debe pensar en lo que vendrá en el futuro, para que lo que propongas hoy sirva para construir el corto y medio plazo y para eso el consenso es fundamental.

A propósito de esta coherencia en el proceder del Dulce Nombre, este año también se vuelcan con sus labores sociales.

Es una cuestión muy importante para nosotros, esa ayuda a los demás. Tenemos una bolsa social que ha crecido de manera exponencial, de forma que hemos podido generar más recursos para ayudar a más gente. Colaboramos con multitud de asociaciones como Cruz Roja, Caritas o Amidown y apoyamos causas más particulares, como hermanos que puedan necesitar ayuda.

Uno de los valores de la Cofradía es su ejemplaridad…

Cada uno de nosotros debe ser consciente de la responsabilidad que conlleva proyectar la Cofradía. Todos somos Cofradía y de alguna manera todos la representamos. Esos valores y ese sentir religioso deben marcar nuestro camino. Es el eje sobre que pivotamos.

Son 4.500 hermanos con experiencias diferentes pero, al fin y al cabo, viviendo la Semana Santa en unidad ¿Cómo se consigue eso?

El punto neurálgico de todo eso es la procesión del Viernes Santo. Ahí afloran sentimientos que están latentes durante mucho tiempo y que ese día se dan rienda suelta. Son hermanos que se concentran en Santa Nonia para compartir y > Tenemos una bolsa social que ha crecido de manera exponencial, de forma que hemos podido generar más recursos para ayudar a más gente.

vivir algo especial. Eso es lo que hace que el día después pongas la cuenta atrás para el año siguiente.

De ese modo la motivación ya la llevan puesta de casa…

Efectivamente. Tenemos que transmitir eso, que no se pierda ese sentimiento.

¿Está tranquilo el Abad estos días o es imposible?

Vives con la vorágine de compaginar la vida familiar y la vida profesional, con el tiempo de dedicación a la Cofradía. Ahora es cuando más actividad hay y durante la Semana Santa y te obliga a multiplicarte. Recuerdo aquellas sabias palabras que decía Don Enrique en las que pedía comprensión a las familias porque son los grandes damnificados de un año tan intenso, pero también somos afortunados por compartir inolvidables momentos juntos. •

Real Cofradía de Minerva y Veracruz

HISTORIA

La cofradía de la Vera Cruz de León se funda en el convento de San Francisco el Real, extramuros, en una fecha aún por determinar como hermandad devocional a la efigie de la Santa Cruz, incluyendo una procesión con pública disciplina en la noche del Jueves Santo. La primera noticia de la existencia de una procesión de disciplinantes en León tiene fecha de 28 de marzo de 1521.

Las principales funciones fueron la representación de la Pasión y Muerte de Jesucristo en las tardes-noches de las procesiones del Jueves y Viernes Santo, junto con las de la Cruz, Invención y Exaltación; perdiendo la penitencial del Jueves Santo, a la que asistían los hermanos del resto de cofradías penitenciales, a fines del siglo XVIII.

El nombramiento de abad se verificaba el día dos de mayo. Dicha elección se realizaba entre cualquiera de los vecinos de la ciudad siempre que fuera “dezente” y “benemérito con medios”. La duración del cargo era de un año.

La Cofradía de la Santa Vera Cruz no disfrutaría de una capilla hasta 1586 año en que el matrimonio leonés formado por D. Francisco Álvarez Ribera y Dña. Juana de Quiñones Obregón fundaron la capilla de la Cruz en el convento de San Francisco, dejando el disfrute, aunque bajo la tutela de sus herederos, a la Cofradía de la Vera Cruz. El derribo y construcción de la iglesia del convento de San Francisco (1762-1791) privó a la cofradía de la capilla, volviendo a recuperarla tras la nueva edificación, situando su retablo del Santo Sepulcro. Éste se guardó durante la Guerra de Independencia en el convento de Santa María de Carbajal, entre 1808 y 1812, partiendo la procesión del Santo Entierro del citado monasterio entre 1812 y 1814.

En 1836 la desamortización obligó a la cofradía de la Santa Vera Cruz a abandonar su centenaria sede y capilla, trasladándose a la iglesia parroquial de San Martín. En 1837 partió la procesión del Entierro de dicho templo, privando a la hermandad de un lugar particular de reunión donde exponer al culto sus imágenes.

Fotografía: Mª Edén Fernández Suárez

IMAGINERÍA

Año de

fundación: 1612

Abad: José Luis González Álvarez

Templo:

Parroquia de San Martín

Hermanos: 1.800

Indumentaria: Túnica negra, sencilla, con tablas y bocamangas moradas de terciopelo. Capillo, cíngulo, zapatos, calcetines, pantalón y corbata negros y camisa blanca. Los miembros de la Junta de Seises llevan capirote morado de terciopelo y capa blanca.

Emblema: Cáliz y cruz en oro con la Sagrada Forma en blanco. Encima, una franja morada con las letras “M” “V” entrelazadas y coronado por la corona Real.

Peculiaridades:

Un acto singular lo desarrolla durante la fiesta de la Octava del Corpus, llamada Corpus Chico.

• Lignum Crucis. Anónimo. Siglo XVI.

• Santo Cristo Flagelado.

López Bécker. 1998.

• Nuestro Padre Jesús de la Humillación

y la Paciencia. López Becker. 1991.

• Nuestro Padre Jesús de la Salud.

López Bécker 2001.

• Nuestra Señora de la Vera Cruz.

Talleres de Arte Cristiano de Olot. 1923.

• Santo Cristo del Desenclavo.

Anónimo. Siglo XVI.

• Virgen de la Amargura.

Anónimo. Siglo XVIII.

• Santo Cristo de la Agonía.

Amado Fernández. 1973. • El Descendimiento. Víctor de los Ríos. 1945. • La Piedad. Luis Salvador Carmona. 1750. • Santo Sepulcro. Jacinto Higueras. 1951. • San Juan. Collaut Valera. 1951.

• Nuestra Señora de la Soledad.

Anónimo. Siglo XX. •••

PROCESIONES

• Lunes Santo:

Procesión de La

Pasión. Organizada en colaboración con las cofradías de Nuestra

Señora de las Angustias y

Soledad y Dulce Nombre de Jesús Nazareno

• Miércoles Santo:

Procesión de la Virgen de la Amargura.

• Viernes Santo:

Procesión del Santo

Entierro (años impares).

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