Pasión Cofrade D. Juan Carlos Morán Fernández Abad de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno
“La responsabilidad de ser Abad debe estar basada en el servicio a los demás” Al tomar posesión indicaba que una de sus máximas sería “estar cerca de los hermanos” ¿Cómo se concreta eso? Este es un año para compartir sentimientos, momentos especiales. Ese es mi objetivo. Es fundamental estar cerca de los hermanos, escucharles, saber cómo piensan y mostrarles cómo es el Abad y para ello es fundamental vivir el día a día junto a ellos aunque, la verdad, no es fácil, somos una cofradía muy grande, con una dimensión enorme. Llevar tanto tiempo en una Cofradía ¿Le ha cambiado la perspectiva del Dulce Nombre? En cada momento lo vives de una manera. Hace poco, compartimos un almuerzo de hermandad en Madrid con hermanos que viven allí, y les hablaba de las etapas que pasas desde que eres un paponín… esas sensaciones de las primeras madrugadas en las que vienen a buscarte para ir a la procesión, con el frío y la parada del descanso, esa fila de hermanos que llevábamos la cruz, esas primeras manos encontrándose con otros niños que estaban viendo la procesión. Después, en la adolescencia, tu primera ilusión pasa por portar alguna de las banderas del paso.
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Cuando se acercan los dieciséis años quieres tener la oportunidad de pujar un paso. El primero paso en el que estuve apuntado como suplente fue el Expolio, allí tuve la oportunidad de pujar por primera vez. Posteriormente, mi gran ilusión fue ser bracero del Nazareno. Después
Semana Santa • León 2018
de muchos años pude ser bracero titular de Nuestro Padre Jesús Nazareno, cumpliendo mi verdadero sueño como papón. A partir de ese momento, la procesión pasó a ser una vivencia, puro sentimiento para mí. Hasta que un buen día tienes la oportunidad de servir a la Cofradía desde otra posición y surge la oportunidad de incorporarme a la Junta de Gobierno; todo ese camino me ha posibilitado ser Abad. Ser Abad no se entiende sin servir a los hermanos, como es lógico… En esto el Capellán Castrense Javier Boada, que ofició en la Misa de Toma Posesión me dijo unas palabras muy sabias, me dijo que “mandar es servir, servir es amar”. Así lo manifesté en mi Toma de Posesión y es una máxima que intento seguir a lo largo de la abadía. La responsabilidad de ser Abad debe estar basada en el servicio a los demás. Por encima de ese mandar, es el servir. ¿Cómo se vivía la Semana Santa en su familia? Tengo una madre que tiene un alma nazarena. Ella ha marcado toda mi trayectoria, sinceramente. Se encargó de crear la ilusión, de mantenerla en aquellos años en los que había tanto que sembrar y yo fui un mero continuador de esa labor. Ahora ya es toda una familia la que sigue esa tradición: mi hija, mi hermana, mis sobrinos y ella, gracias a Dios, sigue poniendo todo su cariño para que todo esté en perfecto estado en Semana Santa. ¿Qué le gustaría sacar adelante en este año? Es una tendencia natural asociar que en un año, un periodo corto en una tra-
yectoria de 407 años, se desarrolló tal proyecto en tal abadía. Yo no quiero que se recuerdo a Juan Carlos Morán por un proyecto, sino por estar cerca de los hermanos y poner su pequeño granito de arena en esta historia centenaria. En cualquier caso, que se recuerde que esta Junta de Seises puso las bases para el futuro cuando en Junta General Extraordinaria se aprobaron los Estatutos de la Cofradía y el Reglamento de Régimen Interno, un Reglamento que regula las secciones más
“Es fundamental estar cerca de los hermanos, escucharles, saber cómo piensan y mostrarles cómo es el Abad y para ello es fundamental vivir el día a día junto a ellos”