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Marzo, mes de balance, de feria… y de ¡corzos
Marzo, mes tercero del calendario gregoriano, antaño primero en el romano. Mes del triunfo de la luz tras el equinoccio de primavera. Mes que, ventoso, no tengo nada claro que este año, con abril lluvioso, haga de mayo; orido y hermoso
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Mes en el que Machado cantaba a la luna llena: «¡Luna llena, Luna llena, tan oronda, tan redonda en esta noche serena de marzo!». Mes de Marte dios de la guerra, de los almendros en flor, y los mozos en amor. Dicen que, «el sol de marzo, de riego le sirve al campo». Y parece que mucha más agua no vamos a tener, pues ni cábalas, ni cabañuelas ni la Aemet, presagian buenas noticias para el campo español en marzo. Mala perspectiva para el campo, y por ende para la caza.
Mes de Cinegética
Marzo mes en el que los cazadores acuden en tropel a la esperada celebración del año, mes de feria, una feria, Cinegética, que tras el valiente arranque del año pasado tras la pandemia, acude a su cita esta vez sí, puntual, renovada cual ave Fénix, al encuentro de su público. Un público entregado, deseoso de hacer el paseíllo, asomando a los estand para ver probar o contratar lo ultimo del panorama venatorio nacional e internacional. Donde profesionales venidos por doquier harán asomar media sonrisa al más templado mientras ensueña lugares y rutas que resuenan melódicas con olor a ocre y especias, a pólvora y sangre. Pasillos de abrazos, apretones de manos y estrepitosos saludos. pues Cinegética, se ha convertido en algo más que una feria.
Marzo, mes de balance. Momento de engrasar delanteras y morrales, botas y rastrojeras que aguardarán renovados hasta el próximo octubre. De limpieza de armas, repaso de cañones y olor a linaza puliendo maderas. Mientras en nuestra mente los lances vividos irán ocupando su lugar en la memoria. Lances vividos en pos de vivir, pues la caza es vida, y el resto, es el tiempo que transcurre en la cotidianeidad. Balance de fallos y aciertos, de estudiar errores, anticipos, tropezones, revivir carreras arrullados por el vuelo de la perdiz, o la llamada nupcial de ese ciervo que nos lo puso imposible esa endemoniada y gélida noche, tras la que pudimos hacernos con él, con más tino que paciencia.
Y de corzos
Mes de recuentos, censos y estrategias a diseñar, de confeccionar el calendario que en abril nos abre el corzo, y que de nuevo nos traerá un año más, a enredar entre los achiperres que expondrán los feriantes en sus carpas convertidas en estands. A soñar lejanas tierras, donde los mantos listados, ocelados, emplumados o cuajados de púas, dibujaran nuestros anhelos de libertad. Mientras lo perros descansan y curan esas heridas de guerra que no pudimos evitar por mucho que volamos, cuchillo al cinto, al encuentro de ese macareno aculado en la maraña que no se dejaba agarrar, pero que sucumbió en buena lid bajo el frio acero que al rojo vivo hundía el latir de un desbocado corazón montero. Marzo, mes de ilusión, de enredo, donde los corceros con mirón y cámara en ristre atalayan los montes en busca de los capreolus que tras el invierno van ocupando su lugar en montes y sierras desbaratando los gregarios grupos invernales. Sacando brillo contra escobas, majuelos y pinaretes a su recién estre-
nada corona de seis puntas que, habrán de defender frente a cuadrúpedos rivales y corceros fajados y noveles, llegado el mes de abril. morlacos a los que torearan una mil veces, con el instinto como muleta y el aire como capote. Vendiendo cara su piel, sus lomos y su corona. En una perfecta coreografía de hombres y bestias con el idílico escenario del monte o el cereal, y un telón de fondo cuajado de estrellas, y sueños.
Marzo aciago este, donde habremos de honrar a Marte disputando una batalla sin sentido contra un enemigo que pretende destruir una forma de vida, con las armas de la ignorancia y el rencor, el desconocimiento egoísta de quien reclama para si lo que desconoce. Queriendo moldear un barro con el que no quiere mancharse, con cainitas reformas legislativas fruto de la ineptitud y la estulticia. Del triunfo del «pathos frente al logos», que mantiene al tirano en un trono. Del que habremos de despojar al son de las caracolas.
Pero antes, disfrutemos de esa gran fiesta que año tras año celebra el clan, donde tribus venidas de los cuatro puntos cardinales se dan cita durante cuatro días en un lugar de ensueños, donde la imaginación no tiene más límite que el orbe celestial que nos alberga. Experimentemos nuevos sabores, tactos olores, oigamos hablar de lugares que no sepamos localizar en el mapa y embriaguémonos de la nostalgia del ayer. En un lugar donde los sueños cobran forma. Rodeados de extraños seres como tú. Y como yo.
¡Marzo, mes de Cinegética!