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Grande, Almudena

Almudena Grandes.

Mujer, feminista, guerrera, roja como la sangre propia, demócrata, apasionada, escritora, directa, fuerte, culta, cabal con sus ideales, castiza, tolerante, vital…, son algunos de los adjetivos que mejor definen a Almudena Grandes.

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Sirvan estas líneas para recordar su figura y animaros a leer sus libros. La Biblioteca Pública Municipal de Miajadas los tiene todos y leerlos es gratis. La escritora madrileña Almudena Grandes falleció a últimos del pasado año en Madrid a los 61 años, a consecuencia de un cáncer, que ella misma había comunicado a lectores y amigos. Conocida por sus novelas, pero también por su compromiso intelectual y político, analista de nuestro tiempo y de la historia reciente, fue siempre fiel a sus ideas y aficiones. Presumía de ser hincha del Atlético de Madrid por herencia paterna y, también por vínculos familiares –su abuelo fue sastre de toreros–, respetó y habló siempre con deferencia de la tauromaquia, sobre la que escribió un cuento precioso, ‘Tabaco y negro’, incluido en el libro ‘Estaciones de paso’, publicado por la editorial Planeta en 2005. Defensora del toreo, beligerante por convicción y no por confrontación: «No me digan que la fiesta no tiene que ver con la cultura» .

Firmando uno de sus libros.

Almudena Grandes estudió Geografía e Historia en la Universidad Complutense de Madrid, aunque dedicó su carrera a la literatura, donde el peso de la historia de España juega un papel fundamental.

Con ‘Las edades de Lulú’ ganó, en 1989, el premio de literatura erótica ‘Sonrisa Vertical’, un éxito de ventas que, siempre lo decía, la había sacado de redactora anónima de ‘entradas’ de enciclopedias.

Escrita en primera persona y de base autobiográfica, ‘Malena es un nombre de tango’ (1994) es una obra que expone el progreso vital de su protagonista, Malena, mostrando sus interacciones personales en cada momento de su existencia.

‘Atlas de geografía humana’ (1998) es una novela coral de muy cuidada estructura, visiblemente urbana y de una clase social muy definida, la burguesía media, con cuatro mujeres de entre 35 y 40 años, que van alternado la narración de sus historias, todas trabajan fuera de casa y tienen ‘desarreglos’ sentimentales.

Además de por su papel como narradora, a Grandes la conocía el gran público por su colaboración habitual en medios de comunicación como la Cadena SER o el diario ‘El País’, donde mantuvo durante años una columna.

Entre su producción más notable, destaca la serie dedicada a la guerra civil española y la posguerra, denominada ‘Episodios de una guerra interminable’, su proyecto literario más ambicioso, que se compone de seis novelas independientes, y nació con la que queda fuera de la serie pero que la anuncia, la titulada ‘El corazón helado’ (2007). El espíritu y modelo formal, así como la elección del nombre de la serie, homenajean a los ‘Episodios nacionales’ de Benito Pérez Galdós. En su caso, la escritora madrileña narra momentos significativos de la resistencia antifranquista en un periodo comprendido entre 1939 y 1964, cuyos personajes principales interactúan con figuras reales y escenarios históricos. Sus títulos: ‘Inés y la alegría’ (2010), ‘El lector de Julio Verne’ (2012), ‘Las tres bodas de Manolita’ (2014), ‘Los pacientes del doctor García’ (2017) y ‘La madre de Frankenstein’ (2020). El sexto libro, ‘Mariano en el Bidasoa’, no pudo concluirlo. Almudena Grandes nos acerca a la Guerra Civil, como tema principal, pero también a lo que ésta ha dejado de herencia en los hijos y nietos de sus protagonistas. La acción discurre desde la República de 1931 hasta 2006, y tan importante es lo que se cuenta de la historia pasada como lo que esa historia pesa todavía sobre el presente como herencia y como deuda, porque también se heredan las deudas.

Grandes falleció el 27 de noviembre de 2021 tras dos años de lucha contra el cáncer. Se iba una escritora aliada con los lectores de toda una generación, una de las autoras más relevantes de la literatura española contemporánea, una mujer que se ganaba a la gente con su discurso natural, muy directo y sincero. Decía siempre lo que pensaba. Allá donde iba y en lo que escribía proclamaba su posición de izquierdas y vocación democrática, esa que le hacía defender la obra de encaje de la Transición política, que valoraba como una gran obra social, porque fue protagonizada por todo un pueblo. Algo tendría Almudena para que, pese a tener tanto éxito, en un país que lo perdona poco, la gente la respetara como escritora y como persona. •

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