RECOLETAS SALUD Valladolid
Unidad de Traumatología
Dr. Javier Minaya García García
LESIONES DE LA RODILLA EN EL NIÑO DEPORTISTA
L
a incidencia de las lesiones en lo que se denominan las partes blandas de la rodilla, que incluyen a los meniscos, a los ligamentos y al cartílago articular, está aumentando, sobre todo, debido al incremento de la práctica deportiva en los niños, fundamentalmente a niveles de competición. Los deportes con mayor incidencia de lesiones de rodilla son el fútbol, el rugby, el tenis, el baloncesto y la lucha libre. LESIONES LIGAMENTOSAS 1. Lesión del ligamento cruzado anterior Es la lesión que con más frecuencia afecta a la práctica deportiva y precisa actuación quirúrgica de un especialista en Traumatología. Su incidencia se ha visto incrementada en los últimos años (destaca especialmente el aumento en las chicas que juegan al baloncesto). La historia clínica en estos pacientes suele ser bastante clara: los pacientes sufren un giro brusco o un traumatismo en el que notan un típico chasquido. Desde ese momento asocian una limitación de la movilidad asociada al hemartros que se produce tras la lesión. Pasados unos días los pacientes pueden referir sensación de que la rodilla se les va. La exploración suele ser suficiente para establecer el diagnóstico, siempre comparando con el lado sano. Es frecuente la lesión asociada de meniscos, con el dolor típico y las maniobras diagnósticas positivas. Diagnóstico Es esencial realizar una radiografía simple con dos proyecciones para descartar lesiones óseas asociadas como arrancamientos de las espinas tibiales. La prueba diagnóstica que nos aporta más información es la Resonancia Magnética (RMN), que conviene diferir entre 15 días y un mes para que la inflamación o el derrame no dificulte la correcta interpretación.
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Tratamiento La historia natural con tratamiento conservador, es decir, fortalecimiento del cuádriceps y rehabilitación, no suele ser suficiente para conseguir reincorporar a los niños lesionados al deporte de competición. De hecho, estos pacientes pueden sufrir lesiones de repetición con dolor de rodilla, y la incidencia de lesiones meniscales y cartilaginosas asociadas se ve incrementada. Sin embargo, el tratamiento conservador es el primero que ha de indicarse e intentar diferir el tratamiento quirúrgico hasta una madurez relativa que nos la marcará bien la edad ósea, o bien el estadio de Tanner. En las niñas se recomienda diferir al menos hasta los 13 años y en los niños al menos hasta los 15. La rehabilitación preoperatoria es esencial para que los pacientes mantengan un rango de movilidad de la rodilla prácticamente completo y una buena musculatura para que el resultado sea más óptimo. En pacientes en los que con el tratamiento conservador no se logra recuperar la actividad previa ha de indicarse el tratamiento quirúrgico. Dentro de las opciones quirúrgicas se han publicado numerosas variaciones de la técnica para tratar de evitar o dañar la fisis en la medida de lo posible, sin embargo, no existe un acuerdo sobre cuál de todas es la más adecuada. Lo que hay que tratar es de realizar técnicas epifisarias o si atraviesan la fisis que sea lo más centrada posible para evitar así las deformidades angulares o el cierre fisario, que podría generar discrepancia en la longitud de los miembros inferiores. El injerto recomendado para la reconstrucción de estas lesiones es el de los tendones de la pata de ganso autólogo. El injerto HTH (hueso-tendón-hueso) del tendón rotuliano en pacientes deportistas adultos es el gold estándar y no estaría indicado en pacientes con las fisis abiertas.
2. Lesión del ligamento colateral medial Es una lesión frecuente. El mecanismo de producción suele ser un esfuerzo en valgo de la rodilla que genera un estrés en el ligamento. El paciente suele presentar dolor en interlínea interna con derrame leve asociado. Las maniobras de bostezo en valgo no suelen ser llamativas salvo en roturas completas. Se ha de realizar una radiografía para descartar la lesión ósea asociada, y en casos crónicos podemos observar la calcificación a nivel de su inserción femoral (lesión de Pellegrini Stieda). El tratamiento de inicio ha de ser conservador mediante reposo asociado a antiinflamatorios y tratamiento rehabilitador. En lesiones de grado III puede estar indicado el uso de ortesis articuladas. Si existiese bostezo importante y el paciente refiriese una inestabilidad sustancial hemos de completar el estudio con una RMN, y si se confirma una rotura completa u otras lesiones asociadas se indicaría un tratamiento quirúrgico, bien mediante sutura o reconstrucción con injerto tendinoso. LESIONES MENISCALES 1. Menisco discoideo Es una de las patologías meniscales más típicas de los niños. Es una variación congénita que suele afectar al menisco externo; la forma habitual en “C” es sustituida por un menisco en “O” del que se han descrito cuatro tipos: completos, incompletos, el tipo Wrisberg y el fenestrado. Los síntomas son dolor, chasquidos, bloqueos o fallos articulares. La presentación más habitual es con chasquidos sordos con resalte sin dolor. El diagnóstico suele ser definitivo con la RMN, que además es capaz de diferenciar el tipo de lesión y posibles lesiones asociadas. La confirmación con la artroscopia solo es posible en caso de que esté indicado el tratamiento quirúrgico.