Revista solsticio #8

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REVISTA

SOLSTICIO Abril 2019

Numero: 08

Editorial Ocaso


Portada: David Martinez.

Revista con enfoque anarquista.

Abril 2019 • Numero: 08 • Editorial Ocaso

Contacto.

Telefono: +57 304 674 8600 Email: editorial.ocaso@gmail.com Sitio Web: editorialocaso.wixsite.com/ocaso Facebook: /EditorialOcaso/ Producido por Editorial Ocaso. Esta publicación está pensada para ser digital. Si desea imprimir este número se recomienda el uso de papel reciclado/ecológico. Usted es libre de copiar, distribuir, y comunicar públicamente esta obra siempre y cuando reconozca los créditos de la obra y/o autor. No se puede utilizar esta obra para fines comerciales, así como tampoco se puede alterar la obra, transformar o generar obras a partir de esta. Las opiniones expresadas en esta revista digital no necesariamente reflejan las de aquellos que la publican, todo el material ha sido revisado y corregido, editorial ocaso no se hace responsable por “daños” provocados por dicho material.

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CONTENIDO 4

La tragedia Latinoamericana

Samuel Andrés Benavides Herrera

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La literatura

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Ciudadano de ninguna parte

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Pequeñas guerras

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El loquero (Parte 1)

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Únete

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Perdiendo el control

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Victor Bogeria

Servando Clemens

Andrés Moreno

Xime de Coster

Fabián Correa

Fabián Correa


LA TRAGEDIA LATINOAMERICANA Samuel Andrés Benavides Herrera La verdad y la mentira en política. La experiencia latinoamericana, desde su realidad sociopolítica, ha tendido a generar una aceptación de la mentira como un medio por el cual, tanto el gobernante como el gobernado, tienden a justificar el accionar del poder político; según la tesis del texto de Jonathan Swift (2006) “El arte de la mentira en política” ,existe una suerte de orden que los gobernantes mantienen, este es el de esconder, mentir y ocultar las cosas al pueblo para poder gobernar de la mejor manera y poder controlar la opinión pública de los ciudadanos, tanto en su pensamiento como en su acción, sea esta social, o política, ya que ellos, al detentar el poder político, su misión principal, es primero, asegurar su dominio en la toma de decisiones y segundo, perpetuar este, de manos de artilugios, sean estos correctos o no, utilizando cualquier medio para alcanzar estos fines, con la práctica de la mentira en diferentes grados, cuidando su grado de involucramiento, propendiendo la generación de un arte que ayude a

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mantener el correcto desarrollo de las sociedades. Latinoamérica no está fuera de esta tesis, correctamente aplicada, durante los años de la independencia, y su prosecución republicana, hasta nuestros días (García de la Huerta, M; 2011), los gobernantes, y quienes también, a través de la ocultación, controlan la opinión pública, los medios económicos y la decisiones políticas de la sociedad, han tendido a generar una fantasía, una articulación de lo que debiese ser las sociedades, y por las cuales estas han tendido a justificar, dando paso a el control del discurso, por una parte, y a la creación de un imaginario que somete al sujeto a las prácticas de dominación en diferentes acciones que lo limitan en un nuevo pensamiento, este contra hegemónico, la crítica, pensada desde una nueva propuesta de sociedad no escapa tampoco, de esta construcción, finalmente la argumentación parte por la raíz de lo que ya construido, ósea la mentira, es fuente y base de las políticas reales, la construcción de un imaginario que se confunde con lo real y que no escapa


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de soluciones parciales, reformas, y mantención del status quo. El mesianismo latinoamericano. ¿De qué hablamos, cuando nos referimos al mesianismo?, según lo que el autor entiende, es el imaginario o ideología construida, donde se interpreta de forma histórica, un cambio de la sociedad o grupo, hacia un nuevo orden, constituyendo un estado de desarrollo que, se manifiesta en la llegada de un sujeto, un Mesías o héroe quien tiene la misión de establecimiento de la nueva sociedad, dando paso a un mundo distinto, el cual está en contraposición al anterior, y tiende a ser considerado como utópico. Esta compresión de mundo se gesta desde el periodo de la independencia y continúa con la conformación de las llamadas ideologías, las cuales se expresan en líderes que logran insertar en el imaginario colectivo, los valores de esperanza, justicia, y esfuerzo, llamando a la masas a movilizarse por una nueva construcción de sociedad la cual tiende a ser antagónica con el orden imperante y que identifica lo llamados enemigos, los cuales deben ser derrotados. Esta propuesta es propia de la tradición judeocristiana, en donde el nazareno, construido como imaginario de Mesías, enfrenta el mal, para salvaguardar las almas en el paraíso, luchando hasta las últimas consecuencias, sean estas, el arresto, la tortura y hasta la muerte para rescatar a los hombres, del llamado pecado original,

constituyendo un nuevo paradigma de pensamiento y acción. ¿Son los líderes latinoamericanos mesiánicos?, afirmativamente se han construido personalidades, carismáticas en su mayoría, que con nuevas ideas, han proclamado, el nacimiento de una nueva sociedad, Vargas en Brasil, Perón e Yrigoyen en Argentina, Ibáñez del Campo en Chile, por nombrar algunos son considerados, como populistas en su periodo, los cuales detentan la característica de líderes mesiánicos, lo cuales rompen o tratan de romper con el estatus quo, tanto desde el discurso hacia lo popular, el pueblo o los marginados, y desde lo material, en la implementación de políticas públicas que no estaban pensadas ni programadas por el poder político dominante, de allí que la ciudadanía, tienda a verse representado, por lo valores que encarna la persona, sus valores morales y en menor grado su discurso político. De parte de los ciudadanos, estos han tendido a ver a estos personajes, como líderes que inspiran sus propias esperanzas y de los cuales, a través de la creencia, les perdonan todos los medios posibles, con el fin de concretar el proyecto político social que se está gestando, quizás si se encuentre el mayor síntoma de su adhesión en las condiciones en las cuales la sociedad ha experimentado, pero como se argumentaba en el subtítulo anterior, la justificación de la mentira es tanto para quienes detentan el poder en ese momento, y para quienes en el

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proceso de cambio histórico, también intentan acumular, para legitimar, de alguna manera este cambio radical, el cual en sus manifestaciones mayores han tendido a generar, dictaduras militares, y en el mejor de los casos, un descrédito de la situación política, ya que la ruptura, o la intención de ruptura, si lo llamamos de algún modo, ha tendido a posicionar a estos líderes mesiánicos en figuras de creencias, y en la realidad no presentan un cambio realmente cuantificable en el sistema político, a pesar de su discurso, quizás “protofascista” en el periodo, pero que en la realidad se tiende al olvidar por el imaginario de la mentira ya construido y del cual es poco aparente el dejarlo de lado. Finalmente, y en la avanzada del último decenio del siglo XX, los nuevos populismos, o nuevos líderes que rescatan al pueblo de las dictaduras y crisis económicas, legitiman al contrario de los que sucedía en el decenio de los años cincuenta, un modelo de sociedad en la cual, se configura ya no desde el estado, sino desde la matriz mercado céntrica, aun así y a pesar de la llamada experiencia de la dominación autoritaria, los países latinoamericanos, vuelven a legitimar este cambio, a pesar de su poca representación. Actualmente los llamados nuevos movimientos sociales, o ciudadanos, han tendido a generar nuevas reformas desde la perspectiva de desarrollo humano (Calderón, F; 2007) pero que siguen manteniendo la tendencia mesiánica, del líder o héroe

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que cambiará las historia hacia nuevas relaciones de poder, tanto social como política. El Quijote y Hamlet en política. Según la tesis del texto de Ivan Turguenev (2008) “Hamlet y Don Quijote”, a las personas se les podría catalogar tanto desde el ojo de las relaciones de poder, por un lado, y desde la construcción de un imaginario de sujeto, por otro, en las figuras literarias de Hamlet y su consejero Polonio en la obra de W. Shakespeare, como la de Don Quijote y su escudero Sancho Panza en la obra de Miguel de Cervantes, por otro, se manifiesta esta construcción de las conductas de cada uno de los personajes principales y secundarios de ambas obras. Hamlet, parafraseando, encarna la actuad de aquel que todo lo duda, y para el cual su vida y sus acciones son una tragedia de la cual no puede escapar, y por la que no tiene sentido actuar si antes, no se ha calculado lo correspondiente para tener un juicio claro de las situaciones, pero que en la práctica alimenta solamente su arrogancia la cual desborda al personales al nihilismo, polonio, por otra parte, es el que es llamado para ser el personaje de segunda categoría en la obra pero el cual, por su inteligencia, se rodea del poder político escalando posiciones las cuales se han generado solamente a raíz de su condición de consejero del príncipe, su carácter es de suma sutileza y frialdad la cual se alimenta de una cautela que logra encarnar una especie de prototipo de político profe-


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sional, el cual solamente está dirigido hacia su propia conveniencia en la mantención sigilosa de las posiciones de poder; por otra parte Don Quijote, encarna el ideal, la ilusión y hasta la extravagancia, la cual se ve expuesta por sus decisiones, en la mayoría erróneas, pero que con tal de poder lograr su objetivo, valen la pena, su acción y pensamiento, son un fin en sí mismo, no duda nada y se preocupa en conquistar aquello que él considera su sueño; por otra parte sancho, el escudero, es el que lo mantiene dentro de la realidad factual, le aconseja, aunque no le tomen demasiado en cuenta, el también a lo que avanza la historia, logra cierta posición de poder, la cual por su realidad y contexto, tiene a lograr nuevamente una mixtura con el pensamiento del caballero andante, el cual al final de su vida, en la muerte logra la lucidez plena de sus actos y se va como un hombre cualquiera, fuera del sueño y las esperanzas. El autor, es claro en argumentar que su catálogo de personalidades antes descritas de forma somera, es ideal, ósea que no cumplen ciertamente con el sujeto real del cual se podría apropiar estas características, aunque el caso latinoamericano, quizás por su propia actitud pueril, tendera a generarlo, inconscientemente y construyendo un imaginario, que más que brindarnos cambios reales, y prontas realizaciones, nos producirá un contexto de desintegración por políticas e ideologías que interpretan el mundo, desde una visión ideológi-

ca utópica del mundo, de allí también la justificación del mesianismo producido por las creencias fantasiosas generadas por la mentira de quienes por una parte detentan y mantienen el poder, y por quienes, por una falacia argumentativa, alimentan aún más las condiciones de decadencia de la sociedad. Si buscásemos algún punto de comparación entre las categorías antes expuestas, lo quijotesco, se podría ver denotado en el revolucionario de los años 60, en un “Che” Guevara el cual el triunfo de la idea, del imaginario construido en la contra hegemonía sustenta el discurso ideológico, por el cual el cambio hacia la nueva sociedad es posible; por otra parte la categoría hamletiana se podría identificar superficialmente en la figura de los líderes de las dictaduras militares de las décadas del setenta y el ochenta, los cuales, viven tratando de ser héroes, con un discurso hegemónico tradicional, pero que en realidad viven en la tragedia de no saber que están haciendo, más allá de la mantención del orden y la dominación, así intelectualmente son reducidos a sus propios cuestionamientos, utilizando la verdad como la justificación de los incrédulos, y la violencia como respuesta a los herejes. La visión trágica de la política. La tragedia rodea el pensamiento latinoamericano, tanto la política como la ética no se renuncian a sí mismas, ambas se afirman y logran una actividad, en tanto lo eficaz en lo político

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y lo justo en lo ético (Aranguren, J; 1996) de esta forma la cita de P. Lot afirma que en cierto punto, lo que dirige el pensamiento latinoamericano, fuera de los diferentes contextos desde principios del siglo XX hasta la actualidad es la tragedia, está que se limita a mezclar en cierto punto la moral con la política, construido, este pensamiento desde la mentira propia de quienes detentan el poder político, y por los cuales, aunque se produzcan nuevas formas de cambio, de contra hegemonía, no son tan reales, ya que sus manifestaciones están cargadas de un imaginario generado desde las elites las cuales son influenciadas, por esta mentira de la cual anotamos bastante ya, y también desde la creencia tradicional, que se manifiesta en los mesianismos latinoamericanos, produciendo cambios, los cuales en cierto punto, dan pie a la construcción de afirmaciones trágicas, quizás manos marcadas, pero ciertas en sí mismas. Conclusión. La mentira es generada desde los que detentan el poder político, de ellos su pertenencia del discurso hegemónico, sea tradicional o rupturistas tenderá a reforzar, de una u otra manera este imaginario trágico de la política, en la producción de mesianismos, por un lado, y características quijotescas o hamletianas ideales por otro, lo cual reafirma la tesis que, a pesar del tiempo que pase, se mantiene la tendencia a eludir la realidad sociopolítica latinoamericana, y por último a generar nuevas fantasías, fracasos y

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limitaciones, manteniendo nuestra actitud pueril no logrando identificar los límites de lo real y lo ficticio.


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LA LITERATURA Victor Bogeria

Olvidemos la historia y sus mitos fundadores, o acaso, ¿no somos algo más que la suma de nuestros recuerdos? Los mitos fundadores de la modernidad son obra de aquellos príncipes del cuaternario que hegemónicamente han detentado el poder de delimitar la cultura a sus intereses tiránicos, deformando así, nuestra capacidad crítica como individuos y como colectividades, hasta finalmente limitarnos a la realidad, es decir, a la apariencia, y devaluar el intelecto a la formación de académicos inútiles para todo trabajo creativo, pero serviles a sus fábulas de desarrollo. Por eso, hay que reclamar el valor de la libertad por sí misma, desterrando del pensamiento las nefastas pautas de normalidad que se interiorizan en los cuarteles escolares y militares, y en los templos religiosos y bancarios, esto a favor del pensamiento analítico como objeto independiente, autosuficiente, mecanismo capaz de discernir cuando una certeza es un defecto y cuando una virtud, y más todavía, cuando es una virtud fecundante, y así abandonar las prácticas de enseñanza alienantes y la manipulación ética del modelo conductista, para en cambio, hacer del conocimiento, de la literatura, antes un silogismo que un material ideológico, quiero decir, en vez de dictaminar, se pueden exponer

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premisas que requieran de una profunda participación por parte del aprendiz para que este pueda llegar a una conclusión independiente, y facilitar medios de expresión creativa, antes que regular el aprendizaje mediante métodos clásicos de análisis e interpretación. “Alcanzaron la revolución como a un espejismo, por eso es hora de quemar sus delirios y sus banderas. En todo caso, una ilusión siempre tiende a tornarse cenizas.” Es hora de posicionarse más que en contra, de espaldas a nuestros antecesores, para generar más que una polémica revolucionaria, la irrupción del coito cultural, ese fenómeno en el que se fecundan las fábulas de cristos e inventores en la historia del oriente y del occidente, y de las izquierdas y de las derechas. Es hora de purificar el pensamiento en el fuego de las libertades, y forjar el escepticismo como única actitud lúcida y responsable, que puede consentirse en nuestra formación intelectual y la democratización de una cultura. Olvídese de las fobias conservadoras y sus pesadillas anarco terroristas, los peligros de una tradición emancipatoria son mucho menores a los que derivan ya, de un monolitismo ideológico: alienación y fe, que prácticamente han paralizado las capacidades de la inteligencia y la imaginación,


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y han negado la autonomía del arte y de la ciencia. Infame ha sido la claridad y la geometría del racionalismo al negar la incertidumbre, pues si la verdad existe, esta se acerca más a la confusión que al orden, a la inocencia que a la razón. ¡Que florezcan mundos paranormales! es decir, creencias en realidades más allá de la noción de la realidad que gobierna y que rige la conducta, pues más allá, se emprenden tareas de aspiraciones y heroísmo auténtico, más allá, se recuperarán aquellos territorios fantásticos que sirven pues, a la comisión de actos sin ley alguna, como en una especie de retorno de la humanidad a un estado salvaje, donde recupera su dignidad animal, su libertad, su conciencia.

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CIUDADANO DE NINGUNA PARTE Servando Clemens

—¿Pa´ dónde vas, chavalo? —me preguntó un anciano que venía sentado junto a mí, en el camión. —Voy al centro. —Cerré los ojos y me hice el dormido. —¿De dónde vienes? —continuó la charla, dándome un ligero codazo. Me resigné a no viajar tranquilo lo que quedaba de trayecto. —Vengo del otro lado, man. —¿Del otro lado del bordo? —No, hombre. Vengo de los Estados Unidos… del gabacho pues. —Órale —exclamó, abriendo demasiado la boca y los ojos—. ¿Y se puede saber a qué chingaos vienes? —Pues a buscar trabajo. Dicen que abrieron nuevas maquiladoras. —¿Te piensas quedar mucho tiempo? —Pues claro. Yo soy de por estos terruños. Me voy a quedar a vivir acá, otra vez. —Es que te ves rarito. ¡No te enojes! Lo que quiero decir es que no pareces de aquí. — Ummm…. Es que hace como diez años me fui pal’ otro lado del charco, a buscar jale. —¿Y pues pa´ qué te viniste otra vez? —Me regresaron. Los de la patrulla fronteriza me agarraron jalando en un supermercado, y como no tenía pape-

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les, pues me retacharon de nuevo pa´ México. El viejo se quitó el sombrero y se empezó a echar aire. De repente habló como si estuviera enojado conmigo: —¡Ya semos muchos por acá! Si te fijas bien, ya está lleno de centroamericanos por todos lados. ¡Y quita esa cara! No es nada personal. —¡Pero yo soy mexicano, viejón! —Eres pocho. —¡Pocho ni que la chingada… yo soy mexicano! —¡Ya sosiégate! Mira, se te pusieron los cachetes como tomate. Nos quedamos callados un ratito. —Luego van a venir negros también. —¿Qué? —Nada, nada —dijo. —Me lleva la que me… —¿Sabes inglés? —Aprendí algunas frases nomás — contesté. — Qué bur ro el a m igo — cuch icheó. —¿Qué dijo? —Dije que no creo que vayas a agarrar jale. Las maquiladoras ya están a reventar. —Me traje unos dólares, tal vez ponga un changarro. —¡Ufaa marufa! También estamos


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llenos de changarritos. El camión se detuvo en un semáforo. —Echa un ojo por allá —dijo el abuelo, señalando por la ventana—. ¿Vicenteas a esos cholos pidiendo dinero? —Sí, los veo. —Nomás andan pidiendo y robando. Vienen a quitarle el trabajo a nuestros chamacos, y en el peor de los casos, llegan a la ciudad a violar o a matar. Sentí coraje, pues la situación iba a estar canija. Después me acordé de las veces que me trataron mal los pinches güeros. Recordé que casi me sacaron a patadas de su patria. —Yo creo que es mejor que te regreses—. El anciano se levantó del asiento y se dirigió a la puerta, mientras el camión se estacionaba en un paradero. Un inmigrante se trepó al bus junto a otros pasajeros, y desde la entrada empezó a pedir dinero para comer. —¡Bájate, piche mugroso! —gritó el chófer—. ¡Búscate un trabajo, güey! El muchacho se bajó en menos de lo que canta un gallo, luego se puso debajo de mi ventanilla y me extendió la mano. —Tengo hambre, carnal. Dame tan siquiera pa’ un taquito. Vengo de pasada… quiero cruzar al otro lado, no seas gacho. Me le quedé mirando y vi reflejado mi rostro en el suyo. Me acordé cuando crucé el desierto y que por un pelito de rana calva me moría de sed, y tam-

bién recordé lo mal que me trataron por aquellos rumbos. —Tenga, compa —le dije, dándole un billete—. Ojalá logres cruzar el muro fronterizo. ¡Cuídate, man! Él ya no dijo nada. Es más, me ignoró. Caminó con aspecto de angustia a un puesto de comida. Cuando el chófer ponía de nuevo en marcha el camión, noté que dos policías ya estaban esposando al joven inmigrante. —En todas partes la misma chingadera —dije, poniéndome los audífonos.

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PEQUEÑAS GUERRAS Andrés Moreno

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ui guerrillero. Tomé la decisión cuando los conservadores mandados por el entonces Gobierno, empezaron a exterminar aldeas completas de campesinos que se declararon liberales. No les importaba asesinar niños, mujeres embarazadas y discapacitados. A los hombres los empalizaban (les metían un palo por el culo) a otros los picaban con machetes, para después tirar sus partes a los cerdos y a los perros. Algunos cuerpos los dejaban al aire libre para que las aves de carroña se dieran su festín. En ocasiones llegaron a preparar consomés en las pailas donde se prepara la panela. A la carne tierna de los fetos, niños y niñas, les añadían yuca, patatas y algunos tubérculos que encontraban en la zona, y por supuesto agua y sal. Lo hacían con el fin de que el enemigo hambriento se diera una buena comida sin darse cuenta. Muchos caímos en la trampa. Inclusive fue una excelente estratagema de ambos bandos. Nosotros sí preparábamos los caldos, pero lo hacíamos con los hombres que capturábamos. Después uno que le decíamos Medianalga los pica-

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ba vivos en una olla grande y los cocía a fuego lento. –Dios mío abuelo, ¡Qué asco! –dije mientras me tapaba la boca para no vomitarme. A continuación seguí escuchando los relatos oficiales de la guerra que valerosamente enfrentó la Izquierda de aquella época. La izquierda de hoy es un asco, me produce la misma repugnancia que las atrocidades de la derecha de ese entonces. –Sus acciones abuelo son un orgullo para mi, y para mi Patria. –Repuse, a modo que mis palabras le volvieran el orgullo perdido. –Podría contarte más razones, por las cuales peleábamos en ese tiempo –dijo el viejo comandante–. Pero creo que ya no es necesario repuso. Después de una breve pausa, al viejo le empezaron a salir unas cuantas lágrimas. Fue algo que me conmovió bastante, nunca había visto llorar a mi abuelo. Comencé a pensar que hizo que todo aquello cambiara, que los ideales ya no fueran los mismos. Entonces es cuando le di un beso en la frente al héroe de la casa, y miré con desprecio el uniforme y el fusil.


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Ilustraciรณn: @Samitchas Samanta Juarez (Br)

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EL LOQUERO (PARTE 1) Xime de Coster

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Prefacio para “El Loquero: Esta obra a continuación va a tratar desde una mirada interior. Vivida, y palpable en lo humano una de las instituciones/instrumento del sistema en que vivimos, en ésta llamada y descrita por Michel Foucault, como la “sociedad disciplinaria”, veamos algo sobre esto desde una perspectiva histórica, o mejor dicho, digamos “arqueológica”. Para Foucault (2005: 39), el poder disciplinario resulta ser un poder anónimo, sin nombre, sin rostro, un poder que puede ser repartido entre varias personas, múltiple, y, sobre todo un poder que se manifiesta en el carácter implacable de un reglamento. Así mismo, su efecto no consiste en consagrar el poder de alguien, en concentrar el poder en un individuo visible y con nombre, sino en recaer sobre su blanco, sobre la persona y su cuerpo, para volverla dócil y sumisa. El poder disciplinario no se caracteriza por una sustracción del producto, trabajo y servicio, como sí lo hace el poder de soberanía, sino por una captura total y exhaustiva del cuerpo, los gestos, el tiempo y el comportamiento del individuo. Así mismo, el poder disciplinario implica un procedimiento de control constante, por el cual el individuo se encuentra perpetuamente bajo la mirada de alguien o en situación de ser observado. Para que esto se logre, se apoya en la escritura, gracias a la cual logra registrar toda la información

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que vuelca el individuo, tanto lo que hace como lo que dice. Además, se puede decir que el sistema disciplinario supone un residuo, un elemento que no puede clasificarse, y que a su vez provoca la aparición de sistemas disciplinarios complementarios que puedan clasificarlo. En el caso del enfermo mental, este sería el residuo de todos los residuos (Foucault, 2005: 73). Los objetivos de éste poder son los cuerpos y las mentes de los individuos tomados en sus detalles, en su organización interna, por esto, la Disciplina mantiene con el cuerpo una relación analítica, con la finalidad de producir cuerpos útiles y dóciles o, más específico, útiles en la medida de su docilidad. Esto no es algo ya dado, ni natural, ni necesario per sé, ni tampoco ha sido inmutable en el devenir temporal de las sociedades, sino que es impuesto, creado, construido, por lo tanto pasible de crítica racional, análisis y cambio, reestructuración. El objetivo de éste sistema disciplinar es la táctica de asilar, consiste en subyugar y domesticar al alienado, y por otro lado, en el asilo, el poder no pertenece exclusivamente a una persona ni a un grupo determinado, puesto que solo existe poder en tanto haya dispersión, relevo, redes, etc. El manejo de los ritmos y de los tiempos. El médico tiene como satélites de relevos, como vigilantes/enfermeras, cumplen funciones de observar e informar al poder médico, luego


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también hay personal de servicio que recorren el lugar buscando cubrir necesidades del enfermo, etc. Pero, ahora esto es la teoría, pero, la otra narrativa, la de la visión de los seres que atraviesan, recorren, deambulan por este sistema disciplinario, librados a su suerte, en éste mecanismo, dentro de éstos engranajes, voces pocas veces escuchados. Y si pudiéramos dar una ojeada a ese mundo desde adentro, desde la persona, desde lo personal, bueno eso es lo que nos va a ofrecer este conjunto de cuentos, “El loquero”, que nos va a compartir número a número la escritora Xime de Coster a continuación. “Michel Foucault sostiene que el aparato psiquiátrico no se hizo para curar, sino para ejercer un poder determinado sobre una determinada categoría de individuos” -Fabián Correa-

El loquero. Parte 1. Todo valdría si no te quisiera aquí, en mi destino. El loquero era blanco. No tan blanco como me lo había imaginado antes. No ese blanco idílico de la locura que te muestran en las películas. Definitivamente no era blanco, era crema. Si hubiésemos estado en un sitio verdaderamente blanco nos hubiéramos

vuelto mucho más locas y enfermas de lo que estábamos. Por la mañana te traían dulce de leche. Las pastillas y el dulce de leche. No recuerdo bien qué me mandaba primero, si el dulce de leche untado con rebanadas de pan o las pastillitas multicolores que iban desde los ansiolíticos hasta los antidepresivos pasando por los anti espejismos. Sí, eran unas pastis que cuando comenzabas a flashar o a hacer procesos alucinatorios te las tomabas y te cortaban el mambo enseguida. Pero en vez de seguir tranqui te quedabas como un cuasi vegetal. Debajo de la lengua. Y aparte, bueno, había pasillos. Pasillos transitables e intransitables. Un pasillo intransitable se volvía transitable cuando nos venían a ver. Horario de visitas. Nadie iba hasta ahí, pero yo sentía como una especie de liberación y salía corriendo y me confundí con la gente que iba llegando y entrábamos del brazo, ellos con su estilazo y yo con mi piyama y mi salto de cama y hasta los calzones con mi nombre y apellido marcados. Cual ganado. Los transitables eran por lo que deambulábamos todos los días preguntándonos las mismas preguntas de interna a interna: «¿como estás? ¿necesitás algo? ¿Necesitás hablar por teléfono? Te cambio mi tarjeta de teléfono por algunos cigarrillos» «tengo cigarros te los cambio por una cebadura de yerba» A las cinco de la tarde venían las visitas (qué ironía) y abríamos regalos y bolsas de bizcochos. Comíamos

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como cerdas. Pero era primavera, así que nos íbamos a un jardín con una glorieta que le llamábamos “nuestra glorieta” y pensábamos acerca del musical de la novicia rebelde. Si lo hubiésemos bailado, no pasaba nada, estábamos locas, pero en realidad todas y cada una de nosotras quería salir de allí; algo todavía encarábamos. Yo tampoco soportaba a las enfermeras. Quería una enfermera gorda y carnosa, con el culo alto, y las glándulas mamarias abundantes en sabiduría. Una enfermera que te comprendiera y que te mirara como si te “entendiera” Pero ellas sólo hacían su trabajo, como putas. No se involucraban en lo más mínimo. Hubiese sido preferible que tuviéramos una máquina dispensadora con una tarjeta que te suministrara los medicamentos necesarios a las horas justas. Y que sólo hubiera vigilantes. Hubiera sido más triste, sí, pero más sincero. Si no les dirigías la palabra ellas no lo hacían, y cuando lo hacían, sólo eran rudimentarios monosilábicos. Tenían en el rostro una mirada de superioridad, como si supiesen mucho. Caminaban entre las demás hembras con paso resuelto como si fueran la gran gata, la gran mina, te miraban con desdén. Me miraban con desdén. No las odiaba, más bien me daban risa, y me parecía incluso hasta lícito que chicas que bien podrían haber sido modelos hubieran estudiado unos años para poder tirarse a algún doctor. Pero mientras los doctores no

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llegaban, ellas eran las reinas de la casa de las histéricas. Y nadie, créeme, quería quitarles ese título que con tanto esfuerzo se habían forjado. Así que nos limitabamos a imitarlas, a reírnos de ellas cuando nos daban la espalda, y nos mirábamos entre nosotras y abríamos grandes los ojos. Daba igual si fueras insolente, cómica, antipática o grandiosa; ellas tenían un microchip instalado en las venas que sólo se ejecutaba para decir, sistemática y automatizadamente: «sí» «no» «debajo de la lengua» «no la tragues». Entonces se nos ocurrían frases como “tragar o no tragar”. He ahí el verdadero dilema.


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ร NETE Fabiรกn Correa

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Somos los perdedores de siempre porque no queremos ganar. ¡Esto! No es una competición. Se trata de colaboración. No hay uno bueno, ni otro peor. Solo obrero versus patrón. El pisoteado contra el pisotón. ¡No! ¡Le decimos! ¡No! A tu modelo del ganador. Del éxito al costo del dolor. De guerra y de explotación. Tu ganar/ganar. Del capital. A mí me da un matar/matar. De expulsión y soledad. Exclusión y mendicidad. Tu exitismo es la perdición. Pisando cabezas llenas la heladera. Pisando cabezas. Crees no tener opción. Tu progreso es nuestra extinción. ¿Dónde comprarás el aire hoy? ¿Y el humanismo? ¿Dónde quedó? ¡Basta de números! ¡Venga la emoción! La pulsión de Libertad. Dime tú, ¿qué ves a tu alrededor? Gente muerta, en las calles Gente muerta, en las esquinas Gente muerta, en las factorías Y a mi alrededor, a mi alrededor. Gente muerta, en las academias Gente muerta, en el rock.

Gente muerta hiperconectada. Gente muerta, como ¡vos! Gente muerta, como ¡yo! ¿Dónde comprarás el aire hoy? ¡No! ¡Le decimos! ¡No! A tu modelo del ganador. Del éxito al costo del dolor. De guerra y de explotación Ahora, corres sin dirección, qué piensas encontrar. Ya no tienes pasión en tu corazón. Solo busca una razón, la que te dicte tu corazón. Siente la emoción de cantar tu propia canción. De vivir en la sinrazón. Vomitar la frustración. Participar en la creación. En ese coro que entona un ¡No! Un no a tu sistema de opresión. ¡Ven¡ Únete, hay que hacerlo caer hoy.

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PERDIENDO EL CONTROL Fabiรกn Correa

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Sistemas de control y vigilancia. Te brindan falsa seguridad. Recortando lentamente tu sagrada Libertad. Control total. Control global. Vos le das la llave de tu hogar. Y la cultura del silencio impera en los cielos. Ahora en la pantalla vemos sus lamentos. Y víctimas a corazón abierto. Algunos fragmentos. Momentos truncos, caminos cortados. Todos estamos unidos por el dolor y la consciencia de la condena. Un Truman’s show perverso de la política jugando con la miseria. Entonces, tu algoritmo me descoloca. Y ya me tiene hasta las pelotas. Me siento idiota, me siento idiota. ¡ Y hasta las pelotas!! Simulando ando por acá. Control y vigilancia. Los llamas a tu casa. Control y vigilancia. Vaya decepción. Causa conmoción. La “nueva” sensación. Sistemas de Consumo. Un simulacro soy, un simulacro soy. De lo que yo no soy. Y ¿vos? ¿Sabes quién sos?

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PERSONAL Editor.

Maximo Panclasta: editorial.ocaso@gmail.com

Escritores. Samuel Andrés Benavides Herrera Servando Clemens: servando_810209@ outlook.com Xime de Coster Fabián Correa Andrés Moreno Victor Bogeria

Directores de arte.

Maximo Panclasta: editorial.ocaso@gmail.com

Factotúm.

Jorge Aroca: deoptdnen_008@hotmail.com

Diseño.

Jorge Aroca: deoptdnen_008@hotmail.com David Martinez: editorial.ocaso@gmail.com Máximo panclasta: editorial.ocaso@gmail.com

Colaboradores.

Diego Villalba• David Martinez • Sebastián Lemba • David Montaña • María José Castellanos • Violeta Fernández • Alelí Escasany • León Darío • Breigner Torres • Bryan Piña

Propuestas.

Son bienvenidas todas las sugerencias y propuestas en cuanto a textos (ensayos, cuentos, poemas, críticas, reseñas, etc.) fotografías e ilustraciones. Si deseas hacer parte del equipo de colaboradores o tienes alguna duda, sugerencia, reclamo puedes enviarnos un mensaje o una muestra de tu trabajo al correo de la editorial: editorial.ocaso@gmail.com

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David Martinez

MĂĄximo Panclasta

Ilustrador

Editor

Breigner Torres

Jorge Aroca

Colaborador

DiseĂąador

27



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