Revista Solsticio #12

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Solstici Despertar Colectivo

Noviembre 2020

NĂşmero: 12

Portada:

@angello.peralta

Editorial Ocaso



Solstici Despertar Colectivo

Noviembre 2020

NĂşmero: 12

Revista de contenidos anarquistas


CON TACTO Telefono: +57 304 674 8600 Email: editorial.ocaso@gmail.com Sitio Web: editorialocaso.wixsite.com/ocaso Facebook: /EditorialOcaso/ Producido por Editorial Ocaso. Esta publicación está pensada y diseñada para el entorno digital, por lo tanto no se recomienda imprimir este número. Usted es libre de copiar, distribuir, y comunicar públicamente esta obra siempre y cuando reconozca los créditos de la obra y/o autor. No se puede utilizar esta obra para fines comerciales, así como tampoco se puede alterar la obra, transformar o generar obras a partir de esta. Las opiniones expresadas en esta revista digital no necesariamente reflejan las de aquellos que la publican, todo el material ha sido revisado y corregido. Editorial ocaso no se hace responsable por “daños” provocados por dicho material.

CON TENI DO


1. El cuerpo sin órganos: un subversivo anatómico Juan Rey Lucas

Pg. 08

2. La doble instancia de ser mujer: Una anarquista del siglo pasado Nicole Zevallos Alarcon

Pg. 10

3. De la extracción a la disposición: una cadena lineal de injusticias socio-ambientales (Pt. 1) Jorge Tadeo

Pg. 14

4. La política del Big brother Daniel Jerez D.

Pg. 20

5. Los dioses ocultos Daniel Jerez D.

Pg. 22

6. No es cierto que sea más triste robar que pedir Héctor Daniel Olivera Campos

Pg. 24

7. La muerte no perdona Juan Martínez Reyes

Pg. 26

8. Apagando el dolor Juan Martínez Reyes

Pg. 28

9. Décima para una revolución libertaria Violeta Fernández

Pg. 30

10. ACAB David Martínez

Pg. 32

11. Glosolalia Angello Peralta

Pg. 34




REVISTA SOLSTICIO “He estado enfermo toda mi vida y no pido más que continuar estándolo, pues los estados de privación de la vida me han dado siempre mejores indicios sobre la plétora de mi poder que las creencias pequeño burguesas de que: basta la salud”. Antonin Artaud

Acuñado por el poeta Antonin Artaud, pero transversado a la filosofía, por los franceses Gilles Deleuze (filósofo) y Felix Guattari (psicoanalista), el concepto de cuerpo sin órganos (CsO) es la ejecución de una mutación vital que va horadado las homologías, lo común, lo ideal, lo habitual para emanar prodigioso. Nunca una utopía o quimera. Sino una práctica, una confección atípica, que se desprenda de lo personal para proyectarse impersonal. “En el dormimos, velamos, combatimos, vencemos y

somos vencidos, buscamos nuestro sitio, conocemos nuestras dichas más inauditas y nuestras más fabulosas caídas, penetramos y somos penetrados, amamos.” (Deleuze & Guattari, 2002, pág. 156). Todo encuentro del CsO conlleva entre su plan, sus fatalidades y contingencias, empero es la táctica que solicita temeridad, y no por ego, sino en pro de un diseño que permute ingrávido, inorgánico, desorganizado. Deleuze y Guattari muestran cómo aquellas otras corporalidades mutables: el alcohólico, el masoquista, el toxicómano, el esquizofrénico, el paranoico, el hipocondriaco, el homosexual, etcétera., ellos, revolucionan su soma para devenir un ensamble genuino. La acrobacia exhaustiva es la prudencia del CsO; en cada incorporal se deberá proceder

con la suficiente ponderación para discernir de lo que cada cuerpo sea capaz. “Encontrar nuestro cuerpo sin órganos, ser capaces de hacerlo, es una cuestión de vida o de muerte, de juventud o de vejez, de tristeza o de alegría. Todo se juega a ese nivel.” (Deleuze & Guattari, 2002, pág. 157). El pecador será reprimido por el sacerdote, el enfermo por el psicólogo, el adicto por el padrino, el niño por la familia, etcétera. El cuerpo-capitalista empalma un volumen perfecto en el sistema. Requiere la supresión del deseo. La interpretación, la subjetivación, la organización son los aliados fascistas con los que cuenta el Estado, para su dominio. Por lo que el CsO se rebela ante lo hegemónico. “Un cuerpo sin órganos está

JUAN REY LUCAS 8


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El cuerpo sin órganos: un subversivo anatómico JUAN REY LUCAS

hecho de tal forma que sólo puede ser ocupado, poblado por intensidades. Sólo las intensidades pasan y circulan. Además, el cuerpo sin órganos no es una escena, ni un lugar, ni tampoco un soporte en el que pasaría algo. Nada tiene que ver con un fantasma, nada hay que interpretar.” (Deleuze & Guattari, 2002, pág. 158). El dolor, la tortura, el suplicio, la tristeza, la agonía, etcétera., en el CsO encuentran su línea de vida que propulsa las magnitudes para descodificarlas. Contraviniéndolas como la sociedad, la estirpe, las instituciones, las leyes, las legislan desde sus estratos. Por tal, el deseo es la intensidad incesante nunca colmada, pero no para envilecerse, ni vanagloriarse; sino para la constante permutación de una materia pre-subjetiva y a-personal. “Hay un gozo inmanente al deseo, como si se llenase de sí mismo y de sus contemplaciones, y que

no implica ninguna carencia, ninguna imposibilidad, pero que tampoco se mide con el placer, puesto que es ese gozo el que distribuirá las intensidades del placer e impedirá que se carguen de angustia, de vergüenza, de culpabilidad.” (Deleuze & Guattari, 2002, pág. 160). Tal vez existan otros procedimientos menos temerarios o quizá de mejor conducción. A lo que apelamos es a que haya un CsO conveniente y suficiente para cada individualidad. La insurrección morfológica acepta sus consecuencias. Por amor o por odio, no importará en tanto no se caiga en la representación de las mociones, y sea el individuo un modificadorsingular a la confluencia de los elementos.

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Bibliografía Deleuze, G & Guattari F, Mil Mesetas: Capitalismo y esquizofrenia, 5ª. Edición, España, 2002, PRE-TEXTOS.


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LA DOBLE INSTANCIA DE SER MUJER: UNA ANARQUISTA DEL SIGLO PASADO

NICOLE ZEVALLOS ALARCON 10


NOVIEMBRE DE DOSMIL VEINTE Pero no sólo cantan Hijo del Pueblo, en estos actos, también cantan su himno. Oíd mortales el grito sagrado de anarquía y solidaridad/ Oíd el ruido de bombas que estallan en defensa de la libertad / El obrero que sufre, proclama la anarquía del mundo a través, coronada su sien de laureles, y a sus plantas rendido el burgués/ El vil clero a la cara te escupe y el que manda te aplique su ley/ Y el burgués tu sudor te arrebata y te matan la patria y el rey. Viva, viva la anarquía, viva el pueblo productor/Libertad, igualdad y armonía, arte, paz, justicia y amor.

En tiempos de un siglo trastornado en la centuria anterior por la revolución francesa (1789) y la aparición en la escena política de una clase hegemónica encarnada en la figura centralista del Estado, y el capital como medio de poder, control y expropiación de las facultades y libertades de la que nuestra sociedad fue objeto, voces hermanas se alzaron al ruedo para refutar y desentrañar las quimeras institucionales repetidos hasta la saciedad por la versátil –pero permanente- fechoría gubernamental en una necrología de hitos a lo largo de la historia. Fue el movimiento anárquico que se presenta entonces como un principio organizativo basado en la autonomía del sujeto de la acción, radicalmente encontrado a el aparato de estratificación social, cuyo regente vendrían a ser el dominio, operando bajo la política del amo y esclavo. Aquella respuesta reaccionaria y subversiva humedeció inevitablemente el horizonte mental propio del hombre moderno. Sin hacerse esperar, el anarquismo logró armar en su contra un frente ideológico discordante, pero afín al momento de condenarla sin censura. Todo un banquete discursivo convenía en que había que erradicar aquella secta que entintaba de odio y crimen al resto de la humanidad. Es entonces cuando el anarquismo trascendió fronteras y dio origen a un brote pandémico que era necesario erradicar. Caracterizándose por su vertiginosa detección y análisis de los problemas sociales en cuanto a la seguridad , la criminología positivista del siglo XIX y principios del XX dedicó gran parte de investigación, estudio y escritura a un examen determinista acerca de la figura criminal, basándose en sus características físicas, biológicas y psicológicas. Teniendo entonces como figura ortodoxa y dominante a Cesare Lombroso, no hubo demora en la aparición de la figura anarquista como foco principal en su estudio, trabajando en su tipificación como un nuevo criminal significativo. Puesto que la ideología anarquista se había consagrado bajo la sentencia utilitarista de la justificación de los medios por el fin, sus adeptos resultaban tener una conducta equiparable con la delictiva propia de los criminales o de aquellos que habían perdido la razón. Debido a esta carencia de sentido moral, el anarquismo se tradujo en una amenaza tanto en su prédica como su accionar.

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Hasta entonces, solo se hablaba de hombres en el incipiente terreno de la criminalización del anarquismo. Sin embargo, iban surgiendo progresivamente grupos de mujeres que rompían con el esquema tradicional de feminidad, definido en términos de procreación, armonía en el hogar familiar y el cuidado y crianza de los niños, adoptando una actitud de sumisión con respecto al hombre. Esta inferioridad biológica y psicológica, predicada bajo la concepción de Lombroso y coreada periódicamente en la mayoría de sociedad, intervinieron de forma significativa para posicionarlas como un tipo criminal incluso más peligroso que cualquier varón. Es así como la mujer se configuraba dentro de una doble estigmatización. Tenía la misma disposición al atavismo que los hombres, pero además se le sumaban los rasgos típicos propios de su inferioridad. Por esta tipología que confabulaba en su contra, eran imputadas tanto legal como socialmente Las manifestaciones feministas dentro del movimiento anarquista rebatían cada una de las prescripciones mencionadas anteriormente, reivindicando las cuestiones ligadas al género femenino, dando un nuevo enfoque del mismo desde cuatro puntos cardinales: el amor, la maternidad, el trabajo y la sexualidad Las mujeres anarquistas vivían bajo la firme convicción de que el verdadero amor se encontraba desprovisto de todo tipo de criterios y rituales. Entonces, el matrimonio quedaba descartado por cuanto se trataba de no solo una institución más del capitalismo, sino como un lugar donde se hacía visible la opresión bajo la figura sumisa de la mujer ante la autoridad varonil del esposo y el servicio al resto la familia. Entonces, las mujeres presentaban como alternativa la libre unión los amantes. Un pacto libre de autoridad y formalismos, reforzada por la lealtad y la misma libertad con la que decidieron unirse. Así como ejercieron una fuerte crítica al amor, al matrimonio e incluso a la fidelidad dentro del mismo, hubo discusión en torno al tema de la maternidad, sobre todo en cuanto al contenido del aborto, puesto que la mayoría de ellas no lo consideraba como una opción –y mucho menos como un derecho- propio de la mujer. Por el contrario, tomaban la maternidad como una oportunidad para repotenciar su rol de agente político y social dentro de la sociedad. Las mujeres actuaban desde el hogar formando a la generación del mañana. La función educadora que desempeñaban era percibida como un principio fundamental en el devenir revolucionario. Sin embargo, cuando se daba el caso de un abandono, estas lo justificaban atribuyendo la causalidad a un factor de tipo económico, social e incluso cultural. Ya en el fuero laboral, se hicieron notorias las demandas sobre las condiciones de trabajo a los que las mujeres eran sometidas. Los actos y prácticas de discriminación y explotación contra las mismas dentro del mercado laboral se manifestaba principalmente en una ciclópea brecha salarial basada en una clara segmentación, fundada en impresiones psicológicas subyacentes como su ineptitud, inconsistencia y deficiencia mental.

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Temas como, la violencia, el acoso y la explotación también formaron parte del amplio listado de injusticias y reclamos de los gremios feministas. No es mera casualidad que haya dejado este último punto para el final, puesto que su mal ejercicio era considerado uno de los vejámenes más graves hacia la moral. La sexualidad ha ido evolucionando a la par de la cronología de la historia. De ser una función que cumplía exclusivamente un aspecto reproductivo, pasó a convertirse en un acto destinado a la satisfacción y el placer. A raíz de la institucionalización de la religión católica, se empezaron a aplicar resueltas censuras y contravenciones en cuanto a la práctica sexual como acto meramente carnal. Las nociones de pudor, recato y castidad comenzaron a emerger en las sociedades fuertemente influencias por estos principios, haciendo del sexo un acto reservado para aquellos que se habían unido en el sagrado matrimonio. Como consecuencia de la disconformidad entre las anarquistas y el maridaje, las mismas dieron inicio a una revolución ideológica en cuanto a la sexualidad y su libre ejercicio, rompiendo con el esquema tradicionalista sostenido por años. Otro referente importante para la revolución sexual fue el auge de la prostitución. Eufemísticamente hablando, es considerada hasta hoy como la profesión más antigua del mundo. Sin embargo, la cultura ha ido configurando el mundo del trabajo sexual en base los prejuicios y reproches más abyectos, arbitrarios y sórdidos. La prostituta era considerada un ser execrable, en tanto conjugaba su condición de inferioridad, la ausencia marital y maternal, la predisposición al delito y el más completo abandono de la decencia, recato o vergüenza. Todo este entablado de vicios constituyeron la causa detonante de su posterior paralelismo con el tipo criminal. La herencia genética, el desatino moral y el contexto social daban lugar al nacimiento del crimen y la prostitución. Sin embargo, en un reiterado acto de hermandad, las anarquistas rompieron una vez más con los cánones femeninos de la época, posicionando a la prostituta en un rol de mártir y víctima, fruto de las condiciones económicas y sociales que le había tocado por hechura del destino. Después de este breve intento de contextualización de la mujer en el siglo XIX al XX, vemos como la figura anarquista femenina está envuelta en una especie de dualidad: Se observa en ella las cuestiones propias del género, en relación a las nociones psicológicas propias de la época. A su vez, su asiento político las posicionaba dentro de la tipificación criminal. Desde otro ángulo, se encontraban oprimidas bajo la pesada maquinaria estatal y el yugo patriarcal de los hombres. Es por ello que –en efecto- puede pensarse que la mujer anarquista se encontraba caracterizada en una dupla de arquetipos psicológicos y criminológicos psicológicas en orden a su género y en función de su pensamiento e ideario político. 13


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JORGE TADEO

De la extracción a la disposición: Una cadena lineal de injusticias socio-ambientales (Pt. 1)

Introducción El modelo de producción-consumo que prevalece en la actualidad es un modelo que se ha venido perfeccionando desde la Revolución Industrial y que ha tenido en el sistema capitalista, su cara más voraz, con el neoliberalismo el mayor grado de especialización. Este modelo se basa en un sistema lineal de extracción-producción-consumo-disposición que va generando una gran cantidad de impactos negativos en la naturaleza y en las comunidades humanas más vulnerables; generando por un lado fuertes resistencias contra los sitios de disposición final de los residuos que provoca el modelo a la par que se plantean alternativas para la gestión sustentable de al menos los residuos finales de esta cadena lineal de producción y consumo. El extractivismo como modelo de evolución social: residuos van; residuos vienen John Zerzan en su ensayo el Futuro Primitivo (Malestar en el tiempo; 2001) plantea que existen dos momentos importantes que definen el rumbo de nuestra civilización desde el paso de recolectores-cazadores a grupos sedentarios creando comunidades establecidas. Estos dos momentos son la división del trabajo que fue creando castas y/o clases sociales que a la fecha definen a las personas entre dominantes y dominados; es decir una clase que tiene el poder político – económico, y la otra que ofrece su fuerza laboral para poder subsistir. El segundo momento que es el que de cierta manera permitió esta división 14


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de clases sociales a partir de la creación de asentamientos; es la agricultura como base de una nueva forma de relaciones del hombre con la naturaleza. Al pasar de recolectores-cazadores a grupos asentados en ciertos territorios, la relación de los seres humanos pasó a ser más dependiente y con esto se dio el inicio de una nueva serie de dinámicas donde el extractivismo, las modificaciones de los entornos naturales, el servilismo obligado por las necesidades humanas fueron factor determinante para que muchos ecosistemas fueran cambiando. Claro esto también nos dio la oportunidad de ir evolucionando como especie tanto en aspectos biológicos como en aspectos sociales. Estos cambios evolutivos se traducen en las distintas edades o eras civilizatorias por las que ha pasado el ser humano en la línea del tiempo de su evolución social. Desde la edad de bronce hasta la edad de hierro en las cuales el eje principal está ligado a la relación humano-naturaleza; y donde la extracción de bienes naturales ha sido el eje principal del desarrollo, así como de la evolución de los asentamientos humanos (Diamond Jared; 2013). Ahora bien; estos cambios tan significativos para la evolución de las comunidades humanas donde fuimos capaces de desarrollar aspectos culturales, religiosos se han dado con un impacto a la naturaleza y a los grupos más vulnerables por la división del trabajo y la creación de las clases sociales. Es decir que si bien gracias a este cambio en nuestras dinámicas con la naturaleza hemos logrado avanzar en muchos aspectos importantes de nuestra historia evolutiva; también es cierto que esto ha sido la base para la explotación, la extracción y el deterioro de muchos ecosistemas alrededor del mundo y de la historia del planeta. Esto es evidente con dar una leída crítica a la historia de la evolución de la humanidad (Brievas Miguel, 2017). Con los avances que se fueron dando también la tecnología se fue modificando. Estos avances permitían una mayor extracción, pero también una mejor producción de los bienes que necesitamos para la supervivencia como especie. Esto trajo consigo también un cambio en los residuos producidos por nuestras actividades humanas, residuos que en la mayoría de los casos eran arrojados a la naturaleza sin el menor cuidado creando una nueva serie de impactos de los cuales no reparamos en ellos hasta que los daños comenzaron a ser drásticos principalmente en la salud ambiental y humana (Perlman Fredy, 2002). Estos residuos pasaron a convertirse en una señal de que las ciudades donde se producían eran ciudades en desarrollo, económicamente estables. Cuatro ejemplos básicos que podemos citar son los mencionados por Scheinder, Leite y Grimberg, es su capítulo del libro “La ecología política de la basura: pensando los 15


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residuos desde el sur” (2017) Aunque esto se vio más claro en aquellas ciudades occidentales donde el nacimiento de la llamada Revolución Industrial fue sentando las bases necesarias para los cambios geopolíticos que dieron paso a los sistemas de gobierno actual donde no solo han sido capaces de tecnificar a grados insospechados la extracción de los bienes naturales y la producción de los bienes materiales que hemos de consumir, sino que han sido capaces de especializar el orden de las clases sociales, de la economía al punto de globalizar tantos los costos sociales como las ganancias económicas de este modelo de producción-consumo que ha encontrado en el sistema neoliberal su mejor aliado para continuar con su hegemonía de acción. (Zerzan John, 2001). Podemos definir entonces que la evolución social de las comunidades humanas está marcada por una fuerte influencia del extractivismo desde el paso de recolectores-cazadores al sistema capitalista donde la revolución industrial dio paso a un nuevo tipo de residuos dentro de los asentamientos humanos, pasando de ser exclusivamente materia orgánica de fácil absorción por parte de la naturaleza a incluir materia inorgánica que genera nuevos daños a la salud ambiental y humana (Perlman Freddy, 2002). Cualquier actividad que los seres vivos realizan genera una serie de residuos, esto es un hecho incuestionable. Desde las bacterias descomponedoras hasta los seres humanos generamos residuos. Ahora, lo importante es identificar estos residuos, cuáles son sus impactos en la naturaleza y cuáles son los impactos en la salud de las comunidades humanas. De ahí que pasemos a clasificarlos por tipo de residuos. Los que producen las bacterias descomponedores son necesarios para el enriquecimiento del suelo o en el caso específico de las cianobacterias en la producción del CO2 necesario para nuestra supervivencia, es decir, que estos residuos no solo son obligados, sino que, de no ser por ellos el planeta fuera totalmente distinto (Holsinger E. Kent, 2001). De igual forma muchas de las actividades o de las dinámicas poblacionales que se llevan a cabo en los distintos ecosistemas tienen a los residuos como parte importante de estas dinámicas. En la edad media las aguas residuales eran arrojadas a los cultivos para que la materia orgánica funcionara como abono. No era la mejor práctica, ni mucho menos, pues generaba una serie de enfermedades gastrointestinales, pero fue por muchos años una forma de gestionar las aguas residuales en las ciudades del medioevo (Diamond Jared, 2004). Por lo tanto, podemos concluir que los residuos son parte de todas las dinámicas dentro de una población, comunidad o incluso entre comunidades y/o poblaciones. El problema se presenta cuando estos residuos se salen de las dinámicas poblaciones o no son propiamente residuos orgánicos y generan serios impactos en la salud ambiental, como son los residuos que se vienen presentando por la actividad industrial la cual en las últimas décadas no solo ha tenido un aumento en su producción, extracción, privatización, sino que va generando nuevos residuos de los cuales la naturaleza no tiene los mecanismos para deshacerse de ellos (Fernández Duran Ramón, 2011).

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Del neolítico al capitalismo: brevísima historia de la humanidad Como lo menciona Carlos Taibo en su libro Colapso (2016) los avances tecnológicos están muy ligados a los colapsos ocurridos en las distintas civilizaciones que han desaparecido en la historia de la humanidad. Estos avances tecnológicos tienen una constante. Una mejora en la extracción y el uso de la naturaleza para el “avance y el progreso” de las sociedades humanas. Los avances ocurridos desde el neolítico hasta la revolución industrial han ido permitiendo que la especie humana vaya desarrollando una evolución social que le ha permitido ir controlando por decirlo de alguna manera los procesos ecosistémicos naturales en donde se han ido estableciendo las distintas civilizaciones, desde el paso de recolectores-cazadores a grupos sedentarios a la fecha. Esto ha tenido una serie de modificaciones en la naturaleza. Cada avance tecnológico (reconociendo que los procesos tecnológicos, son todos aquellos avances que nos permiten modificar la naturaleza y sus procesos) ha tenido como resultado un impacto del ser humano en el ecosistema donde se desarrolla, es así como la agricultura y la ganadería, dieron como resultado un cambio en las zonas donde se dieron los mayores avances. El mejor ejemplo lo tenemos en la zona del Río Nilo donde los procesos tecnificados de la naturaleza contribuyeron en una sobrexplotación que afectó considerablemente al ecosistema cercano al Nilo (Postel Sandra, 1999). Como este podemos mencionar algunos otros ejemplos de cómo ante la evolución de una civilización humana, la naturaleza fue cambiando a su alrededor generando una serie de impactos que han ido modificando la naturaleza. Desde el cambio de vegetación para dar la tierra de cultivo y ganadería hasta la modificación de los cauces de los ríos y las cuencas hidrográficas, para una gestión humana del agua pasando por las necesidades de los asentamientos humanos. Estos “pequeños cambios” a la naturaleza que se fueron dando por la influencia de los asentamientos humanos, comenzaron a darse a mediados del Neolítico y aunque no se puede hablar de un momento preciso en que las tribus de recolectores-cazadores dieron el paso a grupos sedentarios, se tiene la certeza de que los primeros grupos en comenzar a desarrollar actividades de agricultura y ganadería, surgieron en el Oriente Próximo, en regiones en las que ahora están países como Irak, Irán, Arabia Saudita, Palestina, Turquía entre otros desde donde se influenció a otras regiones para que esta nueva forma de relacionarse seres humanos-naturaleza se fuera estableciendo como la dominante. Estudios antropológicos aseguran que la región que entró más tarde a este proceso de sedentarismo fue lo que ahora conocemos como el continente americano. Para que esto ocurriera, tuvieron que pasar dos factores que determinaron el cambio de la relación humano-naturaleza. El primero fue un cambio drástico en el clima que se dio a partir del año 8000 aC a principios del neolítico, obligando a las tribus recolectoras-cazadoras a buscar refugio en cuevas, a domesticar algunas plantas comestibles, así como algunos pequeños mamíferos que les permitieran sobrevivir al frío. Ya para el neolítico medio la mayor parte de las tribus de recolectorescazadores habían dado el brinco hacia el sedentarismo. La agricultura era la base de su forma de vida y desde ahí iban desarrollando toda su cultura. Con la ganadería mantuvieron cierto nivel de migración, aunque esta se volvió una migración temporal con lo que muchas técnicas fueron pasando de tribu a tribu. Las modificaciones a la naturaleza comenzaron a darse en esa era, la llamada Era de piedra donde se fueron sentando las bases de lo que sería la evolución social de la especie humana. Nacieron las jerarquías sociales, las estructuras de 17


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poder, las castas que se convertirían en las clases sociales. (Jared Diamond, 200) La evolución de esta estructura civilizatoria se fue dando con las distintas eras o edades históricas de la humanidad, todas ellas marcadas por una fuerte tendencia a modificar los entornos naturales para el beneficio de la especie humana. Esto podría ser la teoría, sin embargo, el beneficio no era para toda la especie humana, sino para aquellas clases sociales que tenían el control del resto, control que ya iba presentando señales de lo que llegaría a ser lo que tenemos en la actualidad: un control primero económico, después social, político y religioso, estos dos últimos casi siempre de la mano. Estas nuevas estructuras de poder que se fueron puliendo a lo largo de los siglos, fueron modificando los entornos naturales, llevando incluso a desaparecer ecosistemas enteros además de ir creando modelos de opresión entre la misma especie humana. Aunque las relaciones sociales fueron delimitándose entre los que ostentaban el poder económico, político, religioso y social, la modificación del entorno natural se mantuvo estable por algunos siglos. Existían modificaciones considerables que se fueron ampliando con los viajes entre continentes donde la invasión por parte de Europa al nombrado continente americano trajo otra serie de impactos. Incluso algunos antropólogos como John Moore (2001) Freddy Perlman (2002), entre otros hablan de que la globalización comenzó en 1492, junto con un primigenio capitalismo, sin embargo la revolución industrial que inició a mediados del siglo XIX y que tuvo su punto más alto a inicios del siglo XX con la llegada de los combustibles fósiles marca el inicio de una nueva era mucho más agresiva, más dominante por parte de la especie humana ante la naturaleza además que permite que un sistema de gobierno que se venía gestando desde mediados del siglo XV tome fuerza hasta ser el sistema dominante. (Jensen Derrick, Draffan George, 2009) El capitalismo comienza a definir cuáles son los lineamientos de gobierno y las empresas privadas comienzan a tomar fuerza en la toma de decisiones dentro de los gobiernos, con lo que la naturaleza pasa a ser un bien de mercado. La llegada de los combustibles fósiles que son mucho más baratos en relación con otros energéticos y su tasa de retorno energético permitieron que el modelo de producción-consumo basado en la extracción de bienes naturales, en la producción y consumo de bienes estratégicos y una mala gestión en la disposición final de los residuos fuera tomando mayor fuerza (Roberts Paul, 2010). Este modelo de producción-consumo ha tenido su mayor accionar con la llegada de los combustibles fósiles (llámese petróleo, gas, carbón) pero ha sido la base de la civilización humana y su evolución social desde el neolítico medio. Sin embargo, el capitalismo como sistema de gobierno ha permitido que este modelo se homogenice, dándole mayor poder a la privatización de los bienes comunes y del entorno ecológico que a las propias comunidades. Esto va dejando a su paso una serie de impactos socio-ambientales que no se habían presentado en ninguna otra época de la historia de la humanidad, impactos que van generando un deterioro ambiental sin precedentes históricos que nos están llevando a una crisis civilizatoria que augura un colapso mayor a cualquier de los que han ocurrido anteriormente y que han documentado Carlos Taibo (2016) y Jared Diamond (2005) entre muchos otros.

Continúa en el número 13... 18


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Bibliografía

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La política del Big brother Daniel Jerez D.

Recordemos que 1984 fue publicada en 1949, año en que la unión soviética resaltaba en el mapamundi como una amenaza indescifrable para las pretensiones hegemónicas de occidente, particularmente las norteamericanas. Si bien es cierto que este se basó en el modelo soviético de bloque hegemónico, control social, y manipulación mediática para desarrollar la novela, su basamento práctico supera las barreras de cualquier modelo político actual. En regiones del mundo todavía se ejerce el poder autoritario, las experiencias claves de este tipo se dan, y en características devastadoras en China, Corea del Norte, la zona del medio Oriente y, algunos países africanos que siguen alimentando las hambrunas a punta de fusil e ideología. ¿Qué trae a colación todo esto, si queremos demostrar que el estado de sitio es el paradigma que sostiene la sociedad actual en crisis? La respuesta está al alcance de un clic, metáfora incipiente para una realidad que derrocha eficiencia en el acceso a la información. Para los que nos encontramos embebidos por el género literario de la pandemia, como me gusta llamarlo; estamos dentro de un relato optimizado en función del miedo colectivo. Que se presta para la delegación de responsabilidades básicas al estado/nación. Como por ejemplo: la seguridad alimentaria, el control de las enfermedades y la interrelación con los

“La guerra es la paz, la libertad es la esclavitud, la ignorancia es la fuerza”. Lema del Ingsoc, 1984. George Orwell Asistimos a un modelo de control que parecía estar diseñado para las páginas de 1984, la obra maestra del escritor británico George Orwell. Quien con un desarrollo magistral, bajo la estructura de una crónica periodística impulsa las emociones del hombre hacia los límites incalculables del terror psicológico. Y es que el gran hermano o Big brother, en el original lenguaje del también escritor de Rebelión en la Granja está más vigente que nunca; y en pleno 2020 es evidente que el hombre moderno es un esclavo voluntario. La condición característica de la novela orwelliana es la de la distopía, género literario que derrocha exageraciones dentro de una realidad que empuja a la sociedad a la mansedumbre de espíritu. Por ende, se ha ganado el epíteto del autor de la novela distópica por excelencia. No obstante, a un año de su muerte, que lo alcanzó en 1950 como consecuencia de una tuberculosis, este hombre que parecía mostrar una mente adelantada para su tiempo concibió lo que hoy por hoy estamos viviendo en carne propia. 20


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demás en el colectivo social. Todo ello es un proyecto que recorre los peores preceptos del ejercicio de la coacción, el control, la manipulación y la disolución de las fronteras entre lo privado/público. Estamos con los pies metidos en el lodo a costas de una “pandemia mundial de proporciones radicales”. Que el virus proveniente de la provincia china de Wuhan haya mermado las sociedades de cinco continentes en menos de seis meses es algo para sentarse a reflexionar. Y, el resultado de esto se traduce en libertades coartadas, limitación de la movilización individual, controles sociales a nivel de participación en reuniones, trabajos, esparcimiento, entre otros. Lo político de nuevo está ganando terreno cuando parecía que la sociedad estaba borrando sus ataduras; prueba de ello fueron las masivas protestas a nivel mundial, el éxodo de inmigrantes desde los países del tercer mundo hacia los de primer mundo, independencia financiera a través de emprendimientos personales. Pero es que la economía, la política y la religión se reunieron para demostrarnos que nosotros no podemos manejar nuestras vidas por sí solos. El precio de la libertad es grande si queremos trascender las tutelas decimonónicas. Para Wiston Smith, el protagonista de 1984 la libertad era asunto de subversivos. De ello se había encargado el estado como garante de que la realidad, el pasado, presente y futuro tuvieran el mismo sentido, perdurable, inmutable, uno mismo. Con la libertad anclada al radicalismo, la sociedad de 1984 reposa mansa bajo los dictámenes de un estado omnisciente; que todo lo ve, todo lo escucha, todo lo sabe, todo lo resuelve. Una suerte de poder ecuménico que engloba política, religión y economía minimizando las preocupaciones de un ciudadano corriente que un día se pregunta; ¿Por qué esto es así y no de otra manera? la pregunta es captada por el gran hermano, porque tiene la facultad de leer sus pensamientos. Con lo poco que tenemos en nuestras manos, y valorando la ambición del ser humano para controlar a las grandes

mayorías utilizando el mejor precepto para ello que es el poder por el poder, tenemos que darle pelea al sistema de esclavitud voluntaria al que asistimos como manso ganado al matadero. El estado de sitio es el método para que enfrentando al enemigo invisible que nos mantiene aislados en nuestros hogares, la responsabilidad del mundo repose sobre

las manos de unos pocos. La idea de guerra permanente, la coartada del distanciamiento social rectifica en el otro mi enemigo natural. Todos podemos ser la causante de la muerte de un ser humano, ¿hasta qué punto podríamos ser peligrosos para nosotros mismos? Que el estado lo resuelva, o mejor aún las máximas autoridades de la salud. Recordemos que, la moraleja de 1984 es tan oscura que podría servir para encender una luz al final del túnel de la era post-pandemia.

1984 de George Orwell, publicada en el año de 1949; es la novela política que genera controversias, polémicas y fanáticos en todo el mundo. La realidad que describe el autor en sus páginas define la posibilidad de control como nunca antes habíamos imaginado. Es una radiografía política de su tiempo y, se encuentra en plena vigencia a pesar de considerarnos una sociedad tecnócrata que defiende la libertad del individuo. 21


Los dioses ocultos Daniel Jerez D. Un remolino de obscenidades, en apariencia distantes unas de otras hacían asamblea en el corazón de una tasca sucia a los alrededores de un pueblito merideño. Briceño tenía la palabra sobre el desbarajuste de voces, roncas, llenas de saliva en exceso, producto del consabido vicio de escupir chimó. Era una mesa rectangular, con los bordes comidos por el tiempo y las resacas. Las sillas apenas y se sostenían, o ayudaban a permanecer equilibrados a sus huéspedes. El gallo mayor, vaso de ron en la mano, predicaba un rosario de improperios sobre el gobierno de turno. “Una perra en celo, que se deja destrozar el rabo por toda la manada.” Así describía la enfermedad que se erigía sobre el país. No en vano, ya habían turnado opiniones dispares, como la de Fonseca, el ruin estafador de turistas. Un tipo con mañas de prestidigitador, lo suyo eran las cartas que se esconden en la manga y las apuestas injustas. Este vaciaba su discurso sobre el estímulo de vivir en la bellaquería. La voluntad del venezolano es una sola, compadre. Hablar mucho y hacer poco. Ganarse los reales fácil, así como bajar un mango en cualquier mata que se asome en la calle. Después de todo, asumir un cambio profundo en este mar de violencia desmedida, basura política, educación paupérrima y salvajes domesticados, es una verdadera utopía a lo Bolívar en sus mejores momentos de delirio. El loco más sobrevalorado de la historia. Asumiendo una interrupción en la conversación, Osorio saca un puñal que tiene en su bota izquierda. Es un cuero malherido, pero botas al fin, que lo han llevado a no menos de recorrer la mitad del país, traficando con animales exóticos, como monos o tucanes. Es un tipo rudo, o suele aparentarlo. Lleva tres dientes de oro, que se dejan ver por culpa de cualquier mujer bien resuelta que le pase por un lado. Surge de él, la penosa necesidad de


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sentar un precedente “Este país no vale un quinto aquí dentro, pero visto desde afuera es un paraíso. Se lo digo yo que he estado bregando por Colombia, y por los lados salvajes de Brasil. Este terruño de tez morena, playas cristalinas y espíritu juvenil no se dejará morir, no ahora, no siempre, pero es bien sabido que todos aquí no damos nada por él.” Benito se ríe, con los pocos dientes que le quedan, es un campesino ya aventajado, ha trabajado la tierra toda su vida y medita en silencio su disertación. Tiene un cristo en la mano derecha, en la otra un cigarrillo casi a punto de extinguirse. Dice, con una voz opaca, sin mucho brillo, queriendo dejar una estela de leyenda en su pronunciación “Lo que es del diablo, es del diablo. Pero a los hombres, nojotros, que queremos la vida como se quiere a una mujer hermosa, nos toca comulgar con el bien, con la débil belleza que se desborda al cosechar, y el beso frío de la montaña por la mañana.” Aprieta con fuerza su vaso de ron, se lo bebe con rapidez y prosigue “Hace un mes un sobrino mío, mi sangre, me lo mató el gobierno, era un muchachito de apenas quince años. Allá en el pueblo de Tovar, mi hermana Rosa quedó destrozada, yo solo clamo justicia, en la justicia divina confío porque en la de los hombres se me pudrió la esperanza.” De todos los que conformaban la mesa, Benito era el único con una mente tan preclara como para de un solo coñazo sentar las bases de un silencio espectral. Luego de su alocución, o exposición, o confesión, nadie más quiso asediar el tema. Fue como un baño de agua helada para los presentes. Esa idea estúpida de querer cambiar las cosas desde arriba era presa del odio. El sentimiento poderoso que va de la mano con el amor, hijos de un mismo vientre, rama del mismo árbol que da sombra a un suspiro llamado vida.

ocultos que bailan dentro del cuerpo de los habitantes de esta tierra, pisoteada, humillada, maltrecha por el sol (también por la mano del hombre). Despertaban de su letargo sempiterno para azuzar a sus muchachos, sus cazadores y recolectores a embriagarse en nombre de cualquier cosa que signifique la vida. Benito meditaba, con lágrimas en los ojos, no se sabe si por tristeza o resignación. Por vacío o desconsuelo. O todas las anteriores. En ese caso encendió un cigarrillo, escupió una veta de chimó, y con esa gallardía que hace sonreír a pesar de estar bien jodidos; se dispuso a comerse su bistec con una yuquita por los lados, buen provecho, compadre. Dijo o pensó.

En el patio de la tasca – casa se daba muerte al día con una parrilla, que anunciaba un ritual lejano, como en los tiempos de la selva perdida, la caza y la pesca. Los dioses 23


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No es cierto que sea más triste robar que pedir Héctor Daniel Olivera Campos

-Puede hacer el favor de pedirme un taxi – le digo al atontado que atiende detrás del mostrador. El recepcionista del hotel de cinco estrellas ha esbozado su careto de memo profesional, jeta de circunstancias. Le dirijo una mirada de circunstancias. -¿Hablo en chino o qué coño pasa? -Lo siento señor, hoy no hay ningún taxi circulando en toda la ciudad. Están todos en huelga en contra de la aplicación Uber -su puta madre; estoy en una ciudad que no es la mía y no dispongo de esa jodida aplicación en mi móvil-. Pero, justo aquí, al doblar la esquina, hay una parada de metro. -¿Metro? – pregunto desconcertado. Hace años que no piso el suburbano. -Sí, ni siquiera tendrá que hacer trasbordo, es una línea directa con parada en la estación del recinto ferial.

le buscamos algo positivo al contratiempo – tal como aconseja mi coach emocional-, tras treinta años tirando de coche de la empresa con chófer y taxis, volver a viajar en metro va a ser una experiencia exótica, algo así como un safari en la selva. El mameluco tenía razón, doblas la esquina y ahí está la parada. Me persigno y me zambullo en el Underground. ¡Joder! Cuánto calor y cuánta gente atiborrando el andén, ¡qué grima! ¡qué asco! Aprieto el maletín contra mi cuerpo y me cambio la billetera al bolsillo interior de la chaqueta, que con tanta gentuza suelta no puedes bajar la guardia.

Pues nada, al puto metro. Le doy las gracias al pringado y salgo del hotel cagándome en la puta que parió a todos los taxistas del mundo mundial. Hay que joderse, aunque si

En convoy nadie me cede un asiento, así que tengo que ir de pie. Vamos como sardinas en lata, aquí no cabe un alfiler. Los viajeros me miran, supongo que advertirán mi cara de asco, eso, y que además canto como una almeja, encorbatado y embutido en mi soberbio traje italiano. Sólo el pantalón de mi terno ya vale más que lo que cobra al año cualquiera de esta chusma que me rodea. Ya no me acordaba, pero viajar en metro es una mierda. Puta huelga de taxistas. Son dieciséis paradas hasta la Feria en donde se hace el Congreso. No sé por qué hice caso al mamón del recepcionista, tendría que haberle exigido al hotel que me proporcionara transporte 24


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sí o sí; también podría haber llamado a una empresa de alquiler de coches con chófer. ¡En fin! Ya estamos dentro. Espero que antes de entrar a la sesión plenaria, pueda comprarme un desodorante, porque se me está pegando la peste a obrero. Más de la mitad del pasaje son inmigrantes de mierda.

Es falso ese eslogan de “Hacienda somos todos”; no, la Hacienda pública son todos los que son tontos, los pringados, los que cobran una nómina ridícula y deben soportar la presión fiscal porque no pueden escaquearse. Es más triste robar que pedir, dice.

Menos mal que hay cobertura, así me entretendré un rato. Cuelgo una foto en mi Instagram. La fotografía de mi ángel, mi niño pequeño, junto al texto: “Papá, ¿dónde está tu coche y quienes son todos estos pobres?”. A continuación cuelgo otra de mi niño a bordo de mi Lamborghini Diablo. Escribo: “¡Ahhhh! Vuelta a la normalidad una vez me he sacado de encima el hedor a transporte público”. En una estación de enlace se baja la mayoría del pasaje. ¡Menos mal! Creía que me iba a ahogar, que no llegaba vivo. Ya me puedo sentar. No sé cómo toda esta gente puede viajar en metro todos los días durante toda su puta vida, los hay que son desgraciados, ¡menudos pringados!

¿Y qué coño se cree que hacemos los ricos con los pobres? ¡Robarles! Bueno, justificamos nuestras fortunas y emolumentos alegando que tenemos talento empresarial y tal y tal y que éste se tiene que retribuir, que al invertir creamos empleo y riqueza y se nos ha de tratar como vacas sagradas y etc, etc. Todo el sistema económico vigente, y sobre todo, el fiscal, es un sistema de apropiación de rentas de los pobres que se trasvasan a los ricos; es decir; robo, expolio, despojo, pillaje, atraco. Es lucha de clases en estado puro, los de arriba contra los de abajo. Cualquiera que me oyera diría que soy marxista, ja, ja, ja. Me tiende su mano mísera en la que sostiene un vaso de plástico en el que recoge las monedas. Voy a ser magnánimo y solidario, le voy a dar un euro. Al fin y al cabo, es tranquilizador ver que los pobres piensan así –después de todo ha valido la pena viajar en metro-, comprobar que se resignan, que no se rebelan. Esa es la mentalidad que nos conviene, que crean que es más triste robar que pedir y no se les ocurra sublevarse y barrernos del mapa, lo podrían hacer en un pestañeo, ¡los pobres son tantos y los ricos somos tan pocos!

Lo que faltaba para el duro, entra el puto mendigo de los cojones, eso, que no falte nada para hacer mi incursión completa. Sólo falta un gitano con un acordeón. -Señoras y señores. Siento tener que pedirles una ayudita, pero más triste es robar que pedir. Estoy en paro, sin subsidio, sin techo, paso mucha necesidad, apelo a su buena voluntad. Muchas gracias por su caridad, que Dios se lo agradezca. A mí que no se me acerque el hijo de puta que seguro que apesta. Que idiota que es la gente, ¿por qué coño le dan dinero? ¿es qué no saben que así alimentan la lacra de la mendicidad? Y dice ese detritus que es más triste robar que pedir, ¡qué coño sabrá él cómo funciona el mundo! Ahora mismo me dirijo a un congreso internacional de derecho fiscal, esa es mi especialidad, escudriñar las normativas para que los ricos eludan el fisco. 25


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LA MUERTE NO PERDONA Juan Martínez Reyes “Vida, eres mala, pero te adoro” Nietzsche Es ahora o nunca, se dijo. Cerró los ojos, en un instante lo recordó todo. A las diez de la mañana, en la Avenida Universitaria, Patricia Molina y su acompañante Alexander Murillo sufrieron un accidente al caer de la moto. Ambos fueron llevados al hospital, pero fue demasiado tarde para la chica quien falleció en el trayecto, escuchó en la radio. Néstor Pintado como un autómata, se dirigió al nosocomio. ¡No puede ser! ¡No puede estar muerta! ¡Debe ser una pesadilla!, pensó. En el camino, la reminiscencia de lo vivido con Patricia, le oprimió el corazón. Su romance celestial e infernal, a la vez, llegó a su fin. Ahora deseaba haber sido más osado y haber defendido su amor. Pero ya no podía hacer nada, ella jugaba con él. Un día estaba en los brazos de Alexander, y otros en los de él. El comportamiento liberal de Patricia, su singular belleza, y su rebeldía vestida de inocencia lo cautivaban. A veces peleaban porque ella aceptaba las invitaciones de su amante. Incluso hubo ocasiones que tuvo disputas con Alexander, pero él siempre se iba perdiendo. A pesar de ello, él la amaba. Por eso le perdonaba todos sus desaires. Cuando la vio tendida en la morgue, no pudo soportar, y comenzó a llorar sin control. Tengo que ser fuerte, pensó. Durante el sepelio de su amada guardó un hermetismo absoluto. Sus familiares y amigos lo observaban con el rostro pétreo. El dolor lo llevaba por dentro. ¿Cómo pudo pasar esto? ¿Por qué la dejé ir con ese desgraciado? ¿Por qué me has abandonado Patricia? ¿Qué va a ser de mí, ahora?, pensó. Esa noche, cuando todos se marcharon, se acercó al féretro y se echó a llorar sin medida, desfogando todo su dolor en un torrente irrefrenable de lágrimas. Dos días después fue a darle el último adiós. En el cementerio, cuando era metido el ataúd a la tumba, haciendo un esfuerzo sobrehumano, se aguantó las lágrimas. Pero al llegar a casa, se encerró en su habitación, y regó su llanto en su almohada. Un gran dolor horadaba su corazón sin piedad.

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Desde entonces, iba cada fin de semana al cementerio llevando flores para su amada. Se refugió en el alcohol, las mujeres, la lectura, el trabajo sin descanso, salía a caminar por las noches, incluso iba a las discotecas, y no la olvidaba. Se encerraba en su habitación, y escuchaba música pensando que así podría lograrlo, sin embargo las canciones lo ponían tan triste, que terminaba apagando la radio. Nada lograba calmar su sufrimiento. Tres meses después, por su mente rondaba la idea del suicidio. No sabía si olvidarla o empezar de nuevo, buscar un nuevo amor o viajar a trabajar a otro lugar, o tal vez acabar con su vida para así terminar con su congoja. Esta noche lo decidió. La habitación estaba oscura, tan oscura como sus pensamientos. Un silencio espeso envolvía el cuarto. La soga estaba colgada en el techo, la cogió y, se la puso en el cuello. Se preparó para derribar la silla y finiquitar de una vez y para siempre con su dolor. Para él, la vida sin Patricia ya no tenía razón de ser. El sufrimiento que lo abrumaba desde hacía meses, se volvió insufrible. Ya no podía más. Suspiró lentamente. Aseguró la soga que envolvía su cuello. Entonces, se armó de valor, y lo hizo.

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Juan Martínez Reyes

apagando el dolor Sabe que es inevitable resistirse. Varias veces lo ha intentado en vano. Se acerca a la mesa y aspira una de las franjas blancas que hay en ella. Otra vez es llevada a ese mundo lleno de placer y dicha. Las difusas imágenes de su padre ebrio golpeando a su madre se desvanecen al igual que su dolor. Minutos después, el efecto se va acabando, la realidad la hiere. Decide aspirar las otras trece franjas blancas. Todo exceso es dañino recuerda haber leído en alguna parte. Ya nada importa. El disfrute se prolonga apagando las tristezas y despertando la alegría. La noche es una eterna fiesta en su mente. Más tarde, la madre se dirige a la habitación de su hija. La escena que contempla angustia su alma. Su llanto quiebra la noche y los aullidos de los perros anuncian la llegada de la muerte.


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DÉCIMA PARA UNA REVOLUCIÓN LIBERTARIA Violeta Fernández Diez veces eh sufrido por Once mañanas completas Doce horas era el silencio Trece veladoras negras Catorce vidas se fueron Quince segundos de pena Dieciséis libros comunes Diecisiete años de guerra Dieciocho anarquistas y Diecinueve mil ideas ¡Veinte siglos lo esperan!

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David Martínez

A.C.A.B

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Al analizar y Comprender cualquier Acción contra el desarmado, donde la Brutalidad y la violencia Abundan, afectando a tu Círculo más cercano, Ahí es donde los protectores del Bien no son más que Alfiles, torres, peones y Caballos en un tablero de Ajedrez, manipulados Burdamente por el Autoritario. Cansados de la represión, Ahora el miedo se ha Bifurcado en Acción y defensa Contra el infame Accionar de las Burdas marionetas del sistema. Ante la Crudeza de las Armas contra el pueblo y que Benefician al tirano. Ante la Crueldad con que son Afectados los honrados, los Buenos e inocentes. Asimos a través de Consignas de rechazo nuestras Almas desgastadas y alzamos nuestros Brazos para gritar: “All Cops Are Bastards.”

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SĂ­n TĂ­tulo. 2019. Collage Digital


Sín Título. 2018. Medios Mixtos


Glosolalia Angello Peralta

Un nuevo sistema de lectura donde la abstracción de los caracteres que distinguen diferentes culturas y perspectivas del mundo convergen para comunicar el relato, lo intangible, los sueños, lo sensorial y el pensamiento a través de una composición estética que propone nuevos lenguajes a partir del grafema y la interpretación, volviendo las ideas un tejido universal. La obra de Angello es un sistema gráfico de comunicación en donde el analfabetismo deja de existir.


Sín Título. 2019. Fotografía Intervenida


PER SONAL Edición Jaime Manso Castaño Jorge Aroca Escritoras (es) Jorge Tadeo Juan Rey Lucas Nicole Zevallos Alarcon Daniel Jerez D. Héctor Daniel Olivera Campos Violeta Fernández Juan Jesús Martínez David Martínez Diseño Jorge Aroca David Martinez Angello Peralta: IG @angello.peralta angelloperalta94@gmail.com Colaboradoras (es) David Martinez • Sebastián Lemba • María José Castellanos • Violeta Fernández • Beatríz Eloísa Propuestas Son bienvenidas todas las sugerencias y propuestas en cuanto a textos (ensayos, cuentos, poemas, críticas, reseñas, etc.) fotografías e ilustraciones. Si deseas hacer parte del equipo de colaboradores o tienes alguna duda, sugerencia, reclamo puedes enviarnos un mensaje o una muestra de tu trabajo al correo de la editorial: editorial.ocaso@gmail.com


David Martínez Diseñador

Violeta Fernández Escritora

Beatriz Eloísa Escritora

Jorge Aroca Diseñador



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