Revista solsticio #7

Page 1

REVISTA

SOLSTICIO Dic. 2018

Numero: 07

Editorial Ocaso


Portada: David Martinez Feliz Solsticio de invierno, feliz año nuevo a todas las compañeras de lucha.

Revista con enfoque anarquista. Dic. 2018 • Numero: 07 • Editorial Ocaso

Contacto.

Telefono: +57 304 674 8600 Email: editorial.ocaso@gmail.com Sitio Web: editorialocaso.wixsite.com/ocaso Facebook: /EditorialOcaso/ Producido por Editorial Ocaso. Esta publicación está pensada para ser digital. Si desea imprimir este número se recomienda el uso de papel reciclado/ecológico. Usted es libre de copiar, distribuir, y comunicar públicamente esta obra siempre y cuando reconozca los créditos de la obra y/o autor. No se puede utilizar esta obra para fines comerciales, así como tampoco se puede alterar la obra, transformar o generar obras a partir de esta. Las opiniones expresadas en esta revista digital no necesariamente reflejan las de aquellos que la publican, todo el material ha sido revisado y corregido, editorial ocaso no se hace responsable por “daños” provocados por dicho material.

2


CONTENIDO 4

Contra los rebaños. León Darío

6

El conflicto de valores.

Samuel Andrés Benavides Herrera

10

El Cristal. Laia Mateu

14

Arriba.

Breigner Torres

18

La última lucha. Servando Clemens

20

¿Qué nos ha pasado? Fabián Correa

22

Me enamoré de un dictador. Fabián Correa

3


CONTRA LOS REBAÑOS León Darío

L

a moral,lo justo, lo “ético”, lo “recíproco”, lo asambleario... se acaba entrelazando con lo autoritario, pues la mayoría asamblearia se acaba alzando y abriendo paso imperante como el frío acero del cuchillo, con la misma contundencia con la que lo hace la autoridad política, social, moral...todo ello es ipso facto, no tiene cabida de discusión, de debate, es cerrado, es vinculante y en perjuicio de todas aquellas individualidades que han quedado sepultadas tras la decisión. La asamblea y su mayoría son sagradas aunque sean mayorías misma la hoguera con la “humanidad”, la “caristia”,la moral y demás morralla, frente a todo esto yo abogo por mi supervivencia y la de mi clan con aquellos medios, fines y formas que yo mismo considere, sin subyugarme a entes abstractos y superiores, censores de la moral y lo correcto, sin la “criba” de lo colectivo, lo acertado, mayoritario y asambleario. Yo no me solidarizo con la “clase trabajadora” porque mi “clase” soy yo, es mi yo y todo mi más inmediato entorno personal, el entorno de mi yo

4

compuesto indudablemente por familiares y amistades. En antaño era bonito, bello y romántico el apelar a la “conciencia de clase”, “el orgullo de clase obrera”... ya he dicho en algún escrito anterior -pero no persistiré en ello mientras siga disponiendo de medios de expresión al respecto- que hoy día, en esta era de la ultra tecnología, las drogas y las modas, que esa “clase trabajadora” sólo existe en las mentes, los panfletos y la cartelería de izquierdistas progres trasnochados y buscadores de una arcadia feliz (luego nos llaman “utópicos” a los anárquicos). La gran mayoría de los componentes de esa presunta clase obrera y/o proletaria son aspirantes a calzar la bota del amo que ahora lamen y no se sienten vinculados ni identificados a dicha clase de ninguna de las formas, la única “solidaridad” que ofrecen es la de aguardar en las colas de los centros comerciales o en la barra del pub. Me parece una absurdo derroche de tiempo y energía el abrazar causas perdidas incidiendo fundamentalmente en la causa “humanitaria” que como género comprende todo tipo de “sensibilidades” y colectivos, ¿o es que acaso los políticos estafadores, clérigos, traficantes de drogas, explotadores laborales y demás morralla pertenecen a razas alienígenas?, evi-


Revista Solsticio/ Diciembre 2018

dentemente estos se encuentran dentro del género humano. Con frecuencia estamos (aludo a un término genérico) en el estado español denunciando las prácticas explotadoras en multinacionales como Amazon (tan mediáticas han sido en las últimas semanas las movilizaciones, protesta y huelga de los trabajadores de esta compañía), también nos lamentamos del deterioro y la agonía de el pequeño y mediano comercio...

«Me parece una absurdo derroche de tiempo y energía el abrazar causas perdidas incidiendo fundamentalmente en la causa “humanitaria”...» pero muy poco nos adentramos en la esencia básica de estos asuntos y que son que nadie explota ni levanta un imperio (caso de la multinacional antes citada) si no existen los millones de clientes que la soportan y hacen posible, que hacen sus pedidos para recibir “cómodamente en tu domicilio” todo tipo de productos en lugar de acudir a la tienda de barrio o del centro de la ciudad a adquirirlos y apoyar a un pequeño y/o mediano empresario autónomo, lo mismo con el ejemplo de los centros comerciales, e idem de la telebasura que sería muy difícilmente viable sino estuviese asistida por audiencias de millones de espectadores, o el negocio del narcotráfico que ha te-

nido, tiene y siempre tendrá su potencialidad clientela...todo esto me hace hilar con el principio del texto y es decir y concluir de esta forma “gráfica” por así definirlo, que esas millones de personas que sustentan la comida basura, la telebasura, que hacen posible un avance gigante de las multinacionales como amazon en detrimento del empresario autónomo, que acuden como si de templos se tratasen a los complejos comerciales provocando la agonía y el cierre de comercios de barrio y tradicionales, los consumidores de cocaína que hacen factible el siniestro negocio de la droga...todos esos conforman presuntamente parte de esa humanidad y clase obrera de la que mencionan izquierdistas y de la que sólo hoy día existe en el imaginario “revolucionario” y utópico de sus cerebros. Como anarquista, me distancio del género humano, no es mi causa, reniego de la asamblea y del colectivo, como individuo libre me asociaré libremente con quién y cuando lo considere, de la forma circunstancial en la que se me aparezca, de la misma forma seré libre para marcharme de ella y para no acatar sus resultados sean o no mayoritarios, sean a mi favor o no lo sea; no existe y no acato ningún tipo de disciplina en este aspecto, no quiero convencer a nadie, no es mi aspiración el convencimiento o el “bienestar” del “género humano” . Me considero mi único principio y fin, el mio y el de los míos.

5


EL CONFLICTO DE VALORES Samuel Andrés Benavides Herrera

Segundo capítulo del libro El poder: Una bestia magnifica. El conflicto de valores en las sociedades contemporáneas: absolutos y relativos El pluralismo de ideales y los mitos políticos. Los valores son una cualidad del objeto que se agregan a las características físicas tangibles del sujeto, y que son atribuidas por el individuo y por la sociedad que las desarrolla. La atribución de características como el deseo, la plenitud, orden, importancia e interés es lo que se le llama valor al objeto, así se construye frente a las experiencias personales, existencia e ideales construidos en sociedad. ¿Dónde se desarrollan los valores? Dentro de cada individuo que les da la importancia a las características del objeto y de las cuales se representa y adscribe por voluntad propia y personal, realizando una estructura de pensamiento que de orden e interés al individuo, así la construcción de valores y su aceptación son parte de un solo común desarrollado por la ética

6

y que en sociedad se interpreta o trata de convivir con la política. En esta lógica, las s o c ie d a de s e n s u conjunto construyen visiones y mitos sobre las formas en las cuales se debe desarrollar el individuo y sus correspondientes estructuras o marcos de pensamiento los cuales determinan la acción y aceptación de discursos por parte del sujeto. Ahora bien, cada individuo o sujeto trata de verse representado por algún valor que dé sentido a su existencia y a los cuales las sociedades también tratan de representar por ciertos marcos lógicos construidos, de esta forma un individuo que se adscribe al pensamiento liberal, libremente determinará qué valores son lo que le reportan interés y cumplen con su frontera de satisfacción, limitando también el orden y la estructura de este pensamiento y defendiendo los valores construidos por el discurso como la libertad, democracia y progreso. De aquí en adelante comienza en proceso de aceptación de los valores y la defensa de estos en sociedad, siempre el sujeto al ser político por relaciones sociales tenderá a defender su posición valórica en frente a otras que se hayan construido en torno a esta misma, como fuera de ella, de esto, la construcción de un imaginario que trate de afrontar pacíficamente estas posiciones valóricas. El liberalismo a


Revista Solsticio/ Diciembre 2018

tratado de construir un discurso en torno a los valores que representa, al verse encontrado por posiciones más conservadoras y tradicionalistas a propendido a generar un marco de pensamiento en torno al pluralismo, este es el que frente a los valores inconmensurables o incomparables tiende a darles límites para convivir de forma pacífica aunque, en la práctica tiende a generar mayores cuotas de violencia y desorden. La construcción de un imaginario sobre el cual, el pluralismo desarrolla una mutua aceptación de la diferencia, tiende a segregar la autenticidad del valor que el sujeto ha dado como característica del objeto, por ende esta característica se pierde o se diluye, y al afecta el interés, deseo y aprensión sobre estas características del objeto es donde el sujeto se circuncide en torno a formas más específicas o fundamentales, el desarrollo de la doctrina como forma de defensa del pensamiento valórico, es el resultado de las manifestaciones de desapego. En este punto, el pluralismo tiende a ser dualista, por un lado, tiende a generar una estructura de respeto y aceptación de la mutua convivencia de los valores, pero, por otro lado, esta aceptación de la diferencia diluye la aprensión de los valores propios de individuo que lo lleva a contrarrestar esta forma con la construcción del fundamentalismo, o

forma original que defiende los valores en pugna. De ello situación patente de un conflicto que frente a las posiciones encontradas, fundamentalistas, divergentes pueden provocar a la violencia y quizás en los términos más terribles a la desintegración y la anarquía. Un buen ejemplo histórico, es aquel de la segunda república española, bien es sabido que durante 1934-1936 es el periodo durante el cual la mayor cantidad de cambios institucionales se llevan a cabo a razón de nuevos valores que evocaban el cambio del modelo monárquico y tradicional; la sociedad española se habría servido de la moral católica, y la monarquía para hacer valer los cambios que se producían en la propia sociedad, el control de parte de las instituciones venían de la mano de imposiciones de ideas y doctrinas de fe; al llegar los comunistas al poder en España, comienzan a desarrollarse cambios radicales, las iglesias y el credo se desintegra, la monarquía también y nace la república que tiene una misión, la construcción de un comunismo libertario que se expanda por toda Europa. Este sueño, de revolución y libertad, es apagado con el triunfo del franquismo en 1939, a ello la vuelta a los valores tradicionales de antaño, pero aún más duro y violento, se sabe que las dictadura después de haber triunfado frente a la guerra civil de 1936-1939 duró relativamente hasta la muerte de franco en 1975 y trajo consigo ya no los cambios del modelo hacia un ideal

7


revolucionario, sino hacia la democracia liberal. Dónde quedan entonces los valores, estos se desarrollan con violencia si se mantiene en un encuadre de pluralismo, sin derecho o normativa que le ponga límites; que sucede con los valores inconmensurables o sin especificación de límites, entonces, tendrán que aceptar las reglas del juego, o llevar sus valores a lo privado, aunque muchas veces es casi imposible. Actualmente las religiones tienden a desarrollar la perspectiva de la convicción por sobre las responsabilidades, muchos credos del cristianismo reformado, o protestante tienden a generar formas fundamentalistas de separación, aún más radicales que el dogmatismo católico, y presentan un mapa de juzgación y desenfreno, con el fin de reducir al sujeto a valores que no son transables, ni mucho menos propender hacia un pluralismo aceptable. Este ejemplo de cierta intolerancia, se lleva a cabo hasta el día de hoy en Irlanda donde las facciones del IRA luchan contra el gobierno, para saber qué impronta valórica y doctrinaria es la que debe absorber a la otra; esto construye nuevos mitos políticos en los que las sociedades tienden luego a generar nuevos conflictos no por intereses materiales, sino simbólicos y de fe. Valores absolutos y relativos. En Latinoamérica el modelo de valores liberales a entretejido una cultura de apreciación religiosa, tanto

8

en las costumbres como en los mitos, y la justificación de los valores como la libertad, justicia, bien común, tolerancia, por otro ha generado una construcción de imaginarios relativos y construido, de igual forma una concepción absolutista de los que se considera como cierta doctrina específica del liberalismo. El caso reciente del conflicto por la educación el Chile, durante el 2011, tiene por un lado connotaciones de valores religiosos tradicionales, mezclados, el mito político de la izquierda, y cierta vuelta a las exigencias por la dignidad y los derechos de las personas; por otro, también la exportación de parte de la estructura gubernativa de los valores liberales de la justicia, la libertad (económica), y el republicanismo. Los valores absolutos o valores que no pueden ser medidos, creados y creídos como fundamentales, generan en la estructura una cierta forma de justificación que en la práctica no propende a una libertad o justicia, sino que se encuadra hasta en los justificativos aún más conservadores que en las propias dictaduras militares. Los valores relativos, son lo que al no ser considerados por el colectivo como absolutos, son generados como universales, los cuales no se defienden porque ya están circunscritos en la sociedad, y no pueden ser cambiados o cuestionados, y aquellos valores que son tan propios y personales que no necesitan fundamentarse mayor-


Revista Solsticio/ Diciembre 2018

mente y pueden variar según las circunstancias. De esta forma John Gray nos presenta en su libros “las dos caras del liberalismo” sostiene que en “el pensamiento liberal siempre han coexistido dos filosofías incompatibles. En una de ellas, el liberalismo es una teoría de consenso racional universal que permite alcanzar el mejor modo de vida posible a toda la humanidad. En la otra es el proyecto de búsqueda de unas condiciones de coexistencia pacífica entre diferentes regímenes y modos de vida. Gray considera que el liberalismo de consenso racional es anacrónico en una época en que, en la mayoría de las sociedades tardas modernas, coexisten varios modos de vida. El futuro del liberalismo reside en el proyecto de modus vivendi señalado por primera vez en los escritos de Thomas Hobbes. En el curso de su argumentación, (...) presenta una nueva interpretación de la tolerancia liberal y sostiene que el pluralismo de valores en el campo de la ética puede dar apoyo a una concepción revisada de los derechos humanos universales. “(reseña del libro). Esta apreciación de liberalismo está en contra o en oposición a los que P. Lot nos plantea, el proyecto de modus vivendi no tiene cabida, ya que aunque se ha tratado de implementar por casi tres siglos, las sociedades han tendido a generar su propia forma de contrarrestar a la imposición de una discurso e dominación al nivel de lo

que plantea M. Foucault en “el orden del discurso”. Conclusión Los valores en la construcción de las sociedades contemporáneas han tendido a generar mayores disputas tanto por valores absolutos como por la construcción de mitos políticos e ideologías, las cuales en su conjunto tratan de dominar o generar un orden a las sociedades, pero que por presentarse como un fanatismo de las ideas, genera rupturas acarreando la violencia y la anarquía, considera también, que las sociedades que pretenden generar el modus vivendi, solamente podrán mantener su pluralismo al límite de un conflicto simbólico constante.

9


EL CRISTAL Laia Mateu

L

evantarme a las 7’00 de la mañana para llegar al cristal, abrir los ojos desde la cama y respirar profundamente. Desayunar deprisa, tragar algo, dar un poco de alimento al cuerpo. Dolor de estómago, bajar corriendo las escaleras. Avanzar por las calles medio vacías de la ciudad para tomar la carretera, mientras me cruzo con algunas personas que se atreven a sobreponerse a estas primeras horas de un sábado. Y también con los que ingenuamente aún no han dormido y se arrastran con peste a alcohol hasta una cama como la que yo acabo de dejar. Y avanzamos con prisa, con desazón y mirando el reloj. Pocas veces la puntualidad es tan imprescindible, rara vez llegar 10 minutos tarde te puede dejar sin algo tan importante. Por eso corremos, sin nada en el estómago o con la comida en la garganta. Al igual que algunas otras personas que también han avanzado por las calles y carreteras despejadas, de manera casi invisible, inexistente. Y al llegar formamos una hilera, viva y muerta, humana y tétrica. Toda una semana esperando, para volver al mismo cristal. Para poder mirar y hablar a través del cristal.

10

Como una gran reja infranqueable, que separa los dos mundos. Unos cigarros en la puerta, unos cafés de máquina con sabor a amargo, unas manos que buscan la moneda para abrir la taquilla y dejar lo poco que ya llevamos. Unos últimos mensajes al móvil, unas conversaciones en voz baja controlando ambos lados. Algunas miradas de complicidad, de palabras amables que resuelven dudas de los y las que estamos allí por primera vez. Otras miradas esquivas que se apartan para no afrontar lo que tenemos en común. Cuántas cosas hay detrás de estas miradas. Personalidades aparentemente opuestas unidas por compartir sin escogerlo la violencia de estos muros, de estas cámaras, de estos controles, de estas visitas. Y sin que nos llamen entramos antes de la hora, por si acaso. Esperamos con paciente impaciencia sentadas en las sillas de plástico que llenan la sala, con los dni en la mano. Despojadas de ninguna otra cosa. Sólo con esta tarjeta de control estatal a la que nos vemos reducidas ahora mismo. El calor te hace sacar la chaqueta, los nervios hacen que te apiñes en la puerta, los gritos de aquella carcelera que un día fue persona y hace que estemos atentas para cuando digan los apellidos del desgraciado que vamos a ver. Y los detectores de metal inauguran el paso a otra sala, las puertas pesadas y lentas dividen los espacios de este sitio levantado con ladrillos de odio


Revista Solsticio/ Diciembre 2018

y amargura. Pienso, quizás de forma demasiado fría, que es como estar en Port Aventura. Una hora antes para hacer cola, pasando de una sala a otra, esperando a la atracción final, que aquí es llegar a un simple cristal. Poder mirar y hablar a través del cristal. Escuchar y saludar a través del cristal. Y por fin se han acabado las salas y llegamos a un patio gris y vacío, gris y largo, gris y extraño. Muy gris. Y hoy el cielo también es gris y me parece estar dentro de una caja que quiere comerme por dentro. «Vosotros venís conmigo», nos escupe una carcelera joven que lleva una máscara de amabilidad y maquillaje. «Él está en el especial». Y nos separamos del resto, y avanzamos mirando a los lados de esta estructura apocalíptica, con cámaras que nos apuntan y una especie de humanoide que nos sigue con uniforme azul. No hablamos. Tengo la sensación que llevo su mirada clavada en el cuello, en el cabello, en la ropa. Y entramos como en un de túnel, una bajada a las profundidades, donde se abre y se cierra otra puerta metálica con un cartel donde avisa del riesgo de atrapamiento. Y allí ya vemos los cristales impolutos y agresivos que nos llaman. Y cuando se empieza a abrir por fin la última puerta nos colamos, sin esperar a que se abra del todo. Y entramos dentro estos cubículos hechos también de vidrio. Y esperamos. Y esperamos. Esperamos. Y ha llegado el momento. Mirar y hablar a través del cristal. Escuchar y saludar a través del cristal. Casi respi-

rar a través del maldito cristal. Cuánta distancia puede haber entre un lado y otro.... cuánta realidad dividida macabramente en dos. Que extraño es comunicarse con alguien teniendo una pared transparente delante, tener que estar frente a frente, rígidamente. En la vida real nadie se sienta cara a cara para hablar, sólo cuando vas al banco, o al médico. Pero no para hablar con la gente que te importa y con quién te diriges para algo más que para hacer un trámite. Que extraño es que se te niegue cualquier contacto físico, un abrazo, una apretada de manos, una palmada en el hombro, una caricia en el pelo. ¿Qué tendría de malo, de contraproducente, este contacto? ¿Cómo afecta a la dignidad y la integridad física y mental esta falta, esta separación del resto, de los que estamos fuera? Este castigo sobre castigo, esta innecesariedad de privarte de un mínimo calor y humanidad en medio de tu injusta condena. Mirar y hablar a través del cristal. Escuchar y saludar a través del cristal. Casi respirar a través del maldito cristal. Llorar y reír. Todas las emociones sesgadas por un cristal que odiamos porque nos separa de los y las nuestras, pero que tristemente también amamos porque es la única forma de verlas. Oír su voz, poder mirar sus ojos, comprobar que de verdad existen, que son reales, que aunque quie-

11


ran taparlas, allí están. Apartadas de todo, pero allí están. Y nos vienen a avisar que se ha acabado el tiempo. Alargamos los últimos instantes, con dos carceleros esperándonos demasiado cerca de nosotros. Interfiriendo con su presencia tóxica el adiós, la despedida, el hasta la próxima. Tú vuelves al infierno de aquí dentro con la mente volando fuera. Yo vuelvo a la semi vida de fuera, con la mente aquí dentro.

12


Revista Solsticio/ Diciembre 2018

13


ARRIBA Breigner Torres

— ¿Lo tienes? Leandro buscó entre sus bolsillos de manera frenética, no dejaba de mirar a sus costados, atento de que nadie estuviera viéndolos, corría un gran peligro por hacer lo que estaba haciendo. — ¿Lo tienes o no? —insistió el hombre en la sombra— Si pierdo mi tiempo me voy a enojar, y eso no te va a gustar. —Sí, lo tengo —dijo Leandro al fin, encontrando lo que buscaba. Era un pequeño objeto similar a una moneda, pero emanaba un brillo azulado y pesaba mucho para tener semejante tamaño—. Una batería de antimateria

14

—Extendió el diminuto artefacto y, al ver el brillo, el sujeto salió de la penumbra. El hombre extendió su mano para tomar la batería, su aspecto era serio y severo, su rostro estaba cruzado por una cicatriz recta desde su pómulo derecho, bajando por su mejilla, hasta terminar en su mentón. —No te la daré hasta que me lleves allá —replicó. Leandro alejó la batería del alcance de aquel hombre y la volvió a meter en su bolsillo. El sujeto esbozó una sonrisa. —Tienes agallas, niño. Ambos subieron sus miradas al cielo, donde gruesos postes con luces se alzaban sobre los oscuros edificios en ruinas y se perdían en las nubes, pequeñas naves se veían a su alrededor


Revista Solsticio/ Diciembre 2018

subiendo y bajando de lo que había Arriba. —Quiero ir allá —Señaló el punto en el que los postes se pierde—. La batería será tuya si me llevas. —No lo sé, chico —respondió—. Si no funciona nos van a fusilar, eso suponiendo que las máquinas centinelas no nos maten apenas nos acerquemos —añadió. La mirada de Leandro mostraba determinación y no parecía que los riesgos que acababa de escuchar hubieran hecho algún efecto sobre él. —Ya lo has hecho antes —comentó Leandro. —Sí, y mira como quedé —dijo, señalando su cicatriz; subió la manga de su camisa, mostrando que tenía un cyber-brazo a partir del codo. El chico sacó la batería del bolsillo y la mostró; el brillo azul cautivó la mirada del hombre. —Con esto podrías bien alimentar de energía a tu casa por años, o bien venderla y comprar todo un cuerpo cibernético. ¿Vale la pena, Julio? — ¿Cómo sabes mi nombre? —aparte Julio era muy reservado, no le revelaba su nombre a nadie. —Creo que soy un chico especial, un chico especial que quiere que lo lleves Arriba —añadió confiado. Julio pensó en que esa batería podría hacerlo rico, no tanto como para subir de manera legal, pero sí para

vivir como un rey en la superficie. El cálculo fue rápido. —Está bien, lo haré. Ambos caminaron entre los callejones y pasos de la ciudad. Todo estaba destruido, pero sabían que, hace unos siglos, era una gran urbe moderna donde vivían millones. — ¿Qué fue lo que pasó con todo esto? —preguntó Leandro mirando las ruinas; no había información en ningún lado. —Se acabaron el espacio y los recursos —empezó a contar Julio, era la historia que le contó su madre que a su vez le contó su madre—, éramos demasiados, unos pocos pudieron costear vivir en las nubes, la mayoría no. —La historia y los holo-libros dicen que esto es una cárcel antigua y somos descendientes de los criminales que fueron condenados acá. Julio sonrió con lástima. —Pues te mintieron, niño. Esa es la historia que nos enseñan para que no queramos subir —explicó—. Nos hacen sentir culpables y cargar con los crímenes de nuestros antepasados, pero no. La humanidad nació aquí y somos

15


los hijos de los que no pudieron irse cuando arruinaron todo. —Al final no me importa —comentó Leandro–, voy a cambiar eso. —Lo que digas —respondió Julio sin darle mayor atención. No podía cambiar nada, era solo un niño que escasamente tendría catorce años. Llegaron hasta las ruinas de lo que parecía fue alguna especie de fábrica industrial, con contenedores de hierro altos, maquinaria abandonada. Avanzaron hasta una habitación llena de computadoras funcionales y cosas de chatarra reutilizada. —Acogedor —dijo Leandro sarcástico. Julio no dijo nada, se sentó frente a una de las computadoras y empezó a escribir comandos, la máquina parecía tener siglos de antigüedad, Leandro no creía que estuviera funcionando, no tenía holo-pantalla sino un monitor de cristal que mostraba la información. —Los sistemas de seguridad y reconocimiento de Arriba son bastante modernos —empezó a decir Julio mientras tecleaba—, muchos más que estas viejas máquinas que tienen cientos de años. Desgraciadamente para ellos, y de suerte para nosotros, no tienen ninguna medida contra los métodos de penetración antiguos. Al parecer, no imaginan que con una de

16

estas cosas se pueda hacer algo. Puedo pasar desapercibido en su sistema. — ¿Y qué estás haciendo? —preguntó Leandro intrigado. —Reprogramó los sistemas de seguridad para que no nos vean como humanos. Párate frente a la luz —pidió señalando a una pared iluminada. Leandro fue y se paró frente a la luz y vio una cámara—, estoy haciendo que las cámaras de Arriba te vean como si fueras una cucaracha, y dispararle a una cucaracha es un desperdicio. —Genial —acotó Leandro, maravillado. Hicieron los demás preparativos y trampas necesarias para no tener problemas. Al día siguiente emplearon su plan y se escabulleron en el complejo militar que custodiaban los postes, sin preocuparse de las cámaras, aunque había guardias que iban y venían vigilando el lugar. Julio y Leandro estaban escondidos tras las bases de una máquina centinela, esperaban que un grupo de guardias pasaran para seguir, todo iba bien de momento. Un ruido detrás de ellos llamó les llamó la atención. A unos doscientos metros un hombre venía corriendo en su dirección. Al cruzar por un sensor, despertó al centinela donde ellos se estaban refugiando. La gigantesca máquina emergió del sitio donde estaba empotrada y apuntó con sus miras láser al hombre que venía corriendo. Disparó y pulverizó al hombre instantánea-


Revista Solsticio/ Diciembre 2018

mente; las alarmas sonaron alertando del intruso. —Debemos movernos o los guardias nos van a ver y a disparar. Ambos se movieron alrededor del gigante centinela y lograron evadir al primer grupo de guardias que vino a examinar lo poco que quedaba de aquel desafortunado hombre. Corrieron hasta la base de los postes y esperaron escondidos en las sombras. Allí se quedaron hasta que una de las naves-elevador descendió hasta la base donde cargó a personal militar, antes de que despegara; Leandro logró meterse en la bahía de carga. Antes de irse, sacó la batería de antimateria y se la dio a Julio. —No sólo hice esta batería, hice mucha más antimateria —le dijo. —No comprendo. ¿Cómo hiciste antimateria? —Eso no importa, pero la hice para estallar este lugar; vete porque todo esto va a caer. La nave-elevador despegó y empezó a subir, Leandro vio como Julio lo observaba mientras ascendía y luego desapareció en las sombras. Mientras veía cómo la ciudad en ruinas se iba viendo cada vez más pequeña y logró observar todo el panorama de destrucción. Pensó en su padre, un científico de Arriba asesinado por pensar que los de Arriba eran iguales que los de la superficie; su familia había sido desterrada a la tierra, pero se llevaron un poco de equipo de antimateria. Su madre había muerto hacía

varios años, pero Leandro, a pesar de su niñez, estaba decidido a vengarse de Arriba. Mientras se adentraba en los nublos, sacó de su mochila un pequeño cilindro plástico. En su interior una pequeña gota de antimateria azul flotaba. Leandro esperó a estar cerca de Arriba para estallar y destruirla. La nave-elevador subió y sobre las nubes, Leandro vio por primera vez en años, el cielo azul y la gran ciudad de Arriba sobre él. Minutos después, el vehículo atracó en la ciudad. El gran destello se vio en la superficie. La antimateria destruyó toda la estación en un instante, no quedó nada que cayera en forma de escombros.

17


LA ÚLTIMA LUCHA Servando Clemens

El cielo estaba gris y comenzaba a caer una ligera llovizna. Le gente se resguardaba en sus casas. Se podía sentir una tensa calma a pesar de los disturbios que dejaron una decena de muertos en zócalo. —¿Ves a ese par de ancianos que caminan por la banqueta? —preguntó el hombre que observaba por los binoculares. —Afirmativo —dijo el francotirador—, los tengo en la mira, señor. El hombre de los binoculares, prendió un cigarro y se recargó en el borde del edificio. —¿Qué hacemos? —dijo el francotirador—. ¿Ellos son? ¿Les disparo? —Espera a que me acabe el cigarrillo. Esos viejos son artríticos. Tardarán una hora para cruzar la acera. —Entonces significa que ellos son el objetivo, ¿cierto? —Por supuesto. Ellos eran revolucionarios desde su adolescencia. Fueron luchadores empedernidos que arriesgaron su vida por alcanzar una patria libre. A pesar de pelear durante muchos años, nunca consiguieron sus propósitos, en cambio, perdieron a casi toda su familia. Aunque debo

18

decirte que jamás se rindieron. —¿Son comunistas? — N o, muc h a c h o . Simplemente son personas justas. —¿Adónde se dirigen, señor? —Van al palacio de Gobierno. —Esos revoltosos ya están muy viejos, no creo que representen un peligro. El hombre torció la boca y lanzó la colilla de cigarro por el borde del edificio. —Nunca te fíes de los débiles, muchacho. Recuerda que los animales heridos de muerte, son más peligrosos en ese momento. El francotirador sonrió con sorna. —Por todos los cielos, señor. Esos revoltosos ya están bien jodidos. Apenas se sostienen el uno del otro. El hombre entornó los ojos, luego negó con la cabeza. —Esos ancianos son astutos. Debajo de sus ropas, esconden explosivos capaces de destruir toda una cuadra. —No se burle de mí —dijo el francotirador—. ¿Se trata de una novatada? —Los estuve investigando durante años, y créeme que te digo la verdad. —¡La zona ya está despejada, señor! ¡Sólo deme la orden y los aniquilo! —Míralos bien por última vez, muchacho. El hombre saltó encima del francotirador y con una daga lo degolló, en seguida se limpió la mano con la camisa


Revista Solsticio/ Diciembre 2018

del muchacho. —Esas personas —le dijo al cadáver del francotirador—, son mis abuelos. De antemano sé que no se logrará una nación justa por más que nos mancillemos las manos… pero ni hablar. El hombre se paró en la orilla del edificio y se arrojó a la calle, ante la mirada incrédula de los pocos transeúntes que pasaban por ahí. Una hora después, se escuchó una fuerte explosión que resonó por toda la urbe.

19


¿QUÉ NOS HA PASADO? Fabián Correa

¿Dime qué nos ha pasado? Nos sentimos tan extraños. Y no podemos sonreír. Ni tampoco existir. Nos cortaron de raíz. Nos borraron en un tris. Sea por el peso de la bota o por el peso del Capital. Unos en los tiempos olvidados. Otros que sobreviven a tu lado. Pero sin la alegría de vivir. Vivir soñando un cambio. Que otros jóvenes de antaño Pudieron concebir Si aquellos de antaño hubieran podido crecer. Tal vez no habría pasado. Tal vez hubieran parado. Nuestro eterno perecer. Pero vaya uno a saber. Que hubiera podido suceder. Tal vez el sueño conseguido. De un nuevo amanecer.

20


Revista Solsticio/ Diciembre 2018

21


ME ENAMORร DE UN DICTADOR Fabiรกn Correa

22


Revista Solsticio/ Diciembre 2018

Me enamore de un dictador. Y a él le entregue mi libertad. Él me dice, a quien debo odiar. ¡Qué bien se siente no tener que pensar! Por ti mismo, nunca más. Nunca más Soy un perro adiestrado Soy un asno rebuznando ¿Qué le puedo hacer? ¿Qué le puedo hacer? Él nos dará seguridad. Y si tengo que matar será por el bien de la sociedad. No lo debemos cuestionar. Él sabe qué está bien Y qué está mal. Soy un perro adiestrado Soy un asno rebuznando ¿Qué le puedo hacer? ¿Qué le puedo hacer? Obediencia absoluta solo exige nuestro dictador. Y a cambio nos promete un futuro mucho mejor. Con seguridad. Orden y progreso. Con Dios de nuestro lado. Quemaremos a lxs blasfemxs. Soy un perro adiestrado Soy un asno rebuznando ¿Qué le puedo hacer? ¿Qué le puedo hacer? El Dictador me vende una solución. Para todos los problemas de la nación. El Dictador me convence de una ilusión. Yo mi voto a él le doy. Con tal que me apunte un chivo expiatorio

con el que descargar mi frustración. Alguien debe de pagar. A alguien debemos quemar. Sin ponerme a cuestionar que soy un subnormal Soy un perro adiestrado Soy un asno rebuznando ¿Qué le puedo hacer? ¿Qué le puedo hacer?

23


PERSONAL Editor.

Maximo Panclasta: editorial.ocaso@gmail.com

Escritores. Servando Clemens: servando_810209@ outlook.com Breigner Torres: breignertorres@gmail.com León Darío Fabián Correa Laia Mateu Samuel Andrés Benavides Herrera

Directores de arte.

Maximo Panclasta: editorial.ocaso@gmail.com

Factotúm.

Jorge Aroca: deoptdnen_008@hotmail.com

Diseño.

Jorge Aroca: deoptdnen_008@hotmail.com David Martinez: editorial.ocaso@gmail.com Máximo panclasta: editorial.ocaso@gmail.com

Colaboradores.

David Martinez • Sebastián Lemba • David Montaña • María José Castellanos • Violeta Fernández • Diego Villalba • Angel Moreno Goines Manontroppo

Propuestas.

Son bienvenidas todas las sugerencias y propuestas en cuanto a textos (ensayos, cuentos, poemas, críticas, reseñas, etc.) fotografías e ilustraciones. Si deseas hacer parte del equipo de colaboradores o tienes alguna duda, sugerencia, reclamo puedes enviarnos un mensaje o una muestra de tu trabajo al correo de la editorial: editorial.ocaso@gmail.com

24


David Martinez

MĂĄximo Panclasta

Ilustrador

Editor

Breigner Torres

Jorge Aroca

Escritor

DiseĂąador

25



Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.