REVISTA
SOLSTICIO Mayo 2018
Numero: 05
Editorial Ocaso
Louis Lingg
August Spies
Samuel Fielden
Adolf Fischer
Portada: Jorge Aroca Edición Conmemorativa del 1O de mayo y de los mártires de Chicago.
Revista con enfoque anarquista.
Mayo 2018 • Numero: 05 • Editorial Ocaso
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Telefono: +57 304 674 8600 Email: editorial.ocaso@gmail.com Sitio Web: editorialocaso.wixsite.com/ocaso Facebook: /EditorialOcaso/ Producido por Editorial Ocaso. Esta publicación está pensada para ser digital. Si desea imprimir este número se recomienda el uso de papel reciclado/ecológico. Usted es libre de copiar, distribuir, y comunicar públicamente esta obra siempre y cuando reconozca los créditos de la obra y/o autor. No se puede utilizar esta obra para fines comerciales, así como tampoco se puede alterar la obra, transformar o generar obras a partir de esta. Las opiniones expresadas en esta revista digital no necesariamente reflejan las de aquellos que la publican, todo el material ha sido revisado y corregido, editorial ocaso no se hace responsable por “daños” provocados por dicho material.
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CONTENIDO 4
El siervo hace al patrón
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El protocolo extraordinario
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Mordaza
León Darío
Angel Moreno
Servando Clemens
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Taquillero
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En la mira
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Plato Vacío
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Devenires
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Breigner Torres
Mallu Adoryan
Mallu Adoryan
Fabián Correa
Memorias de lucha Fabián Correa
EL SIERVO HACE AL PATRÓN León Darío
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n estos últimos días, y debido a la proliferación de las casas de apuestas en el estado español, un colectivo izquierdista radicado en la barriada madrileña de Moratalaz ha llevado a cabo una campaña de respuesta a base de panfletos y pintadas amenazantes, en estas, se señala a los negociantes de estos establecimientos por “jugar con la juventud obrera” o “corromper a los jóvenes proletarios”, partimos de la base en que estos jóvenes acuden de forma plenamente libre y voluntaria a frecuentar estos negocios, nadie es coaccionado al respecto, y por tanto mi pregunta es si estos izquierdistas se han planteado de una forma mínimamente sensata en si estos jóvenes que acuden a estos establecimientos guardan un mínimo de “conciencia de clase obrera o proletaria”. La actitud de esta organización comunista es tan paternalista como absurda. Estos “pobres jóvenes obreros” , en grandes rasgos, acuden a estos locales con una clara conciencia burguesa, bajo el ideario de “invertir” y ganar cuanto más dinero mejor, cuanto más dinero mejor para “sufragarse” el consumo de sustancias estupefacientes,
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comprarse “buenos carros” o vestir ropa cara. A mi juicio, estos jóvenes son mayorcitos, consecuentes con sus actos, no son retrasados mentales o ingenuos que han sido engañados para dejarse su dinero en estos antros modernos, probablemente incluso estas pintadas histéricas les estén molestando, si es cierto que viven en barriadas obreras, pero su conciencia y aspiración de vida es burguesa; es más, gracias a quienes los frecuentan, existen este tipo de negocios como existe el fútbol
Como diría Albert los pastores, con moderno de presidentes corruptos y futbolistas multimillonarios gracias a los hinchas que lo hacen posible, o como existe la heroína y cocaína gracias a los millones de gilipollas adictos que mantienen el lujo del narco y quienes , por tanto, también hacen posible la sangrienta guerra diaria entre los cárteles mexicanos (la oferta hace la demanda, en este caso al otro lado de la frontera a pesar de la hipocresía
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de Trump y su famoso proyecto de muro) . En conclusión, ludópatas, drogadictos, alcohólicos y parásitos varios, hacen posible sus propios miseros mundos e igualmente hacen posible a sus propios opulentos patrones, como por ejemplo los consumistas-esclavos felices somnolientos hacen real el imperio de las multinacionales, las multinacionales de lo textil (y su repugnante mano de obra incluso infantil en ruinosas e insalubres fábricas asiáticas) o las multinacionales de la comida basura, en detrimento del comercio de barrio, padre o madre de familia a los que el estado les sangra con impuestos, teniendo que doblar las horas de trabajo para meter algo de beneficio en sus hogares. La masa humana es lo que tiene y obtiene lo que merece.
t Libertad, «Contra ntra los rebaños»
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EL PROTOCOLO EXTRAORDINARIO Angel Moreno
¿Quién no ha realizado trámites en una institución gubernamental? ¿Quién no ha soportando largas filas y horas tratando de ser atendido por una persona que no desea hacer su trabajo? ¿Quien ha fracasado, intento tras intento mientras no se llega a la conclusión deseada?. Y dice Pepe el de la ferretería : “Ps no queda otra Don, a veces hay que ayudar a ayudarles”. Y en esta connotación es donde inicia la pendencia contra un mal común en las instituciones que llamo: protocolo extraordinario, o corrupción como debe ser. ¿Porque se da la corrupción en las instituciones? Bueno, la práctica en sí es solo una respuesta a las mismas costumbres y usanzas de los trabajadores que comparten con los usuarios, entonces ¿la culpa es de las personas?, pues si. Básicamente las instituciones tienen como fin el regular las acciones con las que actúan y con las que se benefician los ciudadanos en sus obligaciones diarias con la sociedad, así que hay instituciones que regulan la educación, el comercio, el transporte, la vivienda, los estados, incluso hay instituciones que regulan a otras instituciones. ¿Pero donde surge la corrupción? Bueno, la corrupción no surge, ya está en los ciudadanos, es una práctica que realizan no exclusivamente
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las instituciones sino que es el ciudadano mismo el que lleva esta práctica a las instituciones, comprobarlo es sumamente sencillo, un ejemplo es cuando se le compra al vendedor ambulante, el vendedor es libre de usar los medios públicos para realizar su venta, pero no paga por ello, por lo que su producto es barato ya que no tiene que hacer pagos por uso del suelo, electricidad, agua o un permiso especial para la venta, por lo tanto viola las regulaciones que dictan las instituciones para el comercio pues se beneficia de lo que otros pagan, pero como es más sencillo y barato comprarle a alguien en la calle porque solo hay que dar el dinero y a cambio se obtienen el producto necesario, pues se practica comúnmente. Sin darnos cuenta esta acción ya es un acto de corromper la integridad de una sociedad, podría considerarse un acto sin conocimiento de causa, pero es la acción realizada la que instiga a que tanto el vendedor y el comprador vuelvan a cometer la misma acción, eso hasta que algún personal de las instituciones regulatorias intervenga, el problema es si algunos otros ciudadanos intervienen antes, para beneficiarse de la práctica y entonces se crea toda una red de compradores y vendedores que infringen la normatividad que incluso podrían so-
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bornar al personal de las instituciones regulatorias para omitir las actividades y no reportarlas.. Este ejemplo recrea justo lo que sucede en el las instituciones, y el gran detonante, son los “trámites”, esos procedimientos difíciles y complejos que lo hacen a uno gastar horas que posiblemente sean desperdiciadas por que nos faltó un papel, llenar un formato o el horario ya no es el laborable. Ante tanta falta de disposición, siempre hay un aliciente que mueve a las masas llamado dinero, y es que el dinero simplifica los procesos en las instituciones, ayuda a hacer amigos a los funcionarios, incluso a que pongan mayor atención a nuestras necesidades, les cambia incluso el humor con que se presentan. La corrupción, un acto ya practicado en la sociedad solo es tropicalizado a las instituciones para simplificar los procedimientos, para asegurar que uno será el beneficiado, incluso ya no se hace solo por el simple hecho del fin, sino para ahorrar tiempo y de paso ganarse al funcionario para ayudar a otros. Los trámites hoy en día en las instituciones son tan complejos que pareciera que promueven al propósito tales prácticas. Lo cierto es que no fue así al inicio, ya que cuando comenzaron las instituciones no tenían mucho que regular, el problema fue cuando aparecieron más usuarios de los servicios del gobierno el cual propició que se agregaran mas clasificaciones y comprobaciones para poder filtrar la información de los usuarios para determinar quién si merecía recibir los servicios y quien no, lo que llevó a hacer los trámites más complejos, tener más com-
probaciones y pasar por mas revisiones, al final esto solo llevó a que los trámites fueran eternos. Hoy en día la aparición de los sistemas autómatas y el internet, han ayudado a facilitar esta tarea y por ende a minimizar los actos de corrupción, pero estos aún siguen sucediendo en aquellos procesos que no pueden ser claros ni transparentes, que aún siguen siendo complejos y a los que solo personas especializadas, es que ya parece que hay que hacer todo un diplomado, pueden acceder para verse beneficiado de las instituciones. La corrupcion seguira apareciendo en las instituciones mientras no sean los mismos ciudadanos los que dejen de practicarla, ya que los mismos funcionarios en algún momento fueron ciudadanos que la practicaron. Una forma de minimizar el protocolo extraordinario es simplificando los trámites y usando los sistemas para llevar un control claro para volverlo transparente ante los ciudadanos y otras dependencias, sin que pase por tantas manos y se tenga que recurrir a la corrupción. El protocolo extraordinario no se practica cuando son los mismos usuarios quienes pueden tener acceso directo a los servicios del gobierno y no cuando son expuestos a tener que “tratar” los asuntos a puerta cerrada, la corrupción como un acto deplorable, también es delinquir, por lo cual no es una acción pública, aún se estigmatiza en los tratos “por debajo de la mesa” o a “lo vemos en privado”, entre más pública sea la información y real, más difícil es que estas prácticas continúen.
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MORDAZA Servando Clemens
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lberto escribía para un periódico. Sus notas empezaron a tener importancia en la región. Su crítica a la sociedad y al gobierno fue de gran impacto en las redes sociales a nivel nacional. Su forma de expresión atraía al público y los hacía reflexionar. Cuando su fama aumentó, le pidieron que se presentara en programas de televisión y radio. Meses más tarde, pensó seriamente en escribir un libro. Entonces, decidió mudarse a la capital en busca de mejores oportunidades. Una tarde se dirigía a su oficina, y antes de entrar fue abordado por un hombre: —¿Es usted el señor Alberto? —Sí. —Necesito hablar con usted. —¿Se puede saber de qué se trata? — preguntó Alberto. —Es una oferta de trabajo, pero mejor vayamos a tomar un café y le explico el asunto. En la cafetería el hombre se presentó simplemente como Santiago. El hombre le reveló que el trabajo consistía en escribir para un periódico nacional, el más importante del país.
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También le dijo que la paga sería magnífica. —Tal vez me interese —dijo Alberto. —Aquí vienen mis condiciones —¿Condiciones? El sujeto quien dijo llamarse Santiago, le explicó el trabajo que realizaría. En resumidas cuentas, le solicitó que finalizara en su crítica al gobierno, y asimismo que se centrara en otras noticias, las cuales sólo distraerían a la ciudadanía, según la forma de pensar de Alberto. —Lo siento —dijo Alberto—, pero no puedo. Va en contra de mis convicciones, por encima del dinero, yo tengo un compromiso de informar verazmente al público que me lee. —Piénselo de manera inteligente. —Lo siento, señor. —Uno nunca sabe lo que nos pueda pasar. —¿Me está amenazando? —preguntó Alberto. —¿Usted qué cree? Alberto se levantó de la mesa y dejó al hombre maldiciendo entre dientes. Al llegar a su oficina, redactó un artículo donde exponía lo que le acababa de pasar. Lo subió a las redes sociales
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y el texto fue compartido millones de veces entre los usuarios. Días más tarde, al salir de su departamento, se dio cuenta de que su coche tenía las llantas ponchadas y los vidrios reventados. Tomó un taxi y se dirigió a su oficina. —Pare ahí —le dijo Alberto al taxista. —Parece que hay un incendio —respondió el taxista. Alberto descendió del vehículo y se sorprendió al ver su oficina quemándose. Avanzó hasta el lugar, pero un bombero lo detuvo. —Unos hombres prendieron fuego a la oficina —dijo una señora que veía el incendio. Alberto se escabulló entre los curiosos e ingresó a un centro comercial para meditar. Marchaba por los pasillos con los nervios de punta sin saber qué hacer. Sabía que su vida estaba en riesgo. Subió a otro taxi y en el camino admiraba la ciudad y a sus pobladores manipulados por los titiriteros. —Déjeme aquí —le dijo al taxista. Alberto descendió y con delirio de persecución vigilaba a sus alrededores. Mientras introducía la llave al pomo de la puerta, una camioneta se estacionó enfrente de su departamento. Las manos de Alberto temblaron.
Cuatro sujetos encapuchados bajaron del vehículo. —No abra la puerta —ordenó uno de los hombres—, quédese quieto. Los tipos se acercaron y abrieron el departamento. Revisaron el lugar y se llevaron la computadora y los documentos. —¿Tienen una orden para hacer esto? —preguntó Alberto. Uno de los hombres se aproximó a Alberto y con el codo le acertó un golpe en la boca. —Aquí está la orden —dijo el tipo mientras reía. Alberto se revolcaba en el piso escupiendo un par de dientes. —Súbanlo a la camioneta. Treparon a Alberto esposado al vehículo y le cubrieron el rostro con un costal. La camioneta circuló por la ciudad y al detenerse Alberto preguntó el motivo de su detención. Uno de los hombres quitó el costal de la cabeza de Alberto y mostrando una mochila negra dijo: —Por esto. —¿Qué es eso? —No te hagas el tonto —gritó el sujeto—, por tráfico de drogas. Ingresaron a Alberto a un cuartucho oscuro, lo sentaron frente a una mesa y le quitaron las esposas. Uno de los tipos de despojó de la capucha y le ofreció un pañuelo para que se limpiara la sangre. Era Santiago. —Te lo dije —murmuró Santiago en el oído de Alberto—. Siempre he odiado a los escritores porque se creen intelec-
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tuales, creen saberlo todo y se jactan de querer cambiar a la sociedad. —Déjenme ir —suplicó Alberto. Santiago arrimó un papel a Alberto y le pidió que lo firmara. —No puedo firmar sin saber de qué se trata. —Sólo fírmalo. —No lo haré —gritó Alberto. —Ya sabes qué hacer —le ordenó Santiago a uno de los hombres. Un sujeto de complexión robusta agarró la mano izquierda de Alberto y la plantó con fuerza encima la mesa, después Santiago tomó un mazo de un cajón y golpeó la mano de Alberto. —Fírmale —dijo Santiago—, no tienes porque sufrir. —No —balbuceó Alberto. —Agárrale bien la mano —ordenó Santiago. El tipo propinó dos mazazos en la mano de Alberto con más potencia. La mesa se manchó de sangre. —Firma el documento. Alberto gritaba de dolor e impotencia. —Pásame la bolsa —ordenó Santiago. El hombre embutió la bolsa de plástico en la cabeza de Alberto veinte segundos, después le pegó un rodillazo en las costillas y luego un puñetazo en
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la nariz. Alberto cayó al suelo ahogándose en su propia sangre. —Quítenle la bolsa y denle agua. Los subordinados de Santiago atendieron a Alberto y lo estabilizaron. —Siéntenlo en la silla. Colocaron con dificultades a Alberto en la silla. —¿Vas a firmar? Alberto simplemente asintió. —¿Era tan difícil? —preguntó Santiago. Uno de los sujetos limpió la mesa y situó la hoja en la mesa. —No vayas a manchar la hoja —dijo Santiago, facilitándole un bolígrafo. Alberto con la mano temblorosa firmó el documento. —Listo —dijo Santiago. —¿Se me acusa por portación ilegal de drogas? —preguntó Alberto con un hilillo de voz. —Sí —dijo Santiago—, también por violar a una menor de edad. Esa misma noche trasladaron a Alberto a un reclusorio de máxima seguridad y lo aislaron en una diminuta celda por varios días. Un año más tarde sentenciaron a Alberto a cadena perpetua sin efectuarle un juicio. Los cargos fueron por tráfico de drogas, trata de blancas y homicidio. Transcurrieron dos años y Alberto recibió la visita de Santiago en su celda acompañado de dos escoltas. —He venido a ofrecerte una oportunidad de trabajo —dijo Santiago portando un elegante traje negro—. Porque a pesar de todo me caes bien
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y me gusta tu estilo para escribir. Te admiro sinceramente. —¿Qué puesto político te robaste? — preguntó Alberto. —Soy el nuevo secretario de seguridad pública y me lo gané a pulso, al fin de cuentas alguien tiene que hacer el trabajo sucio. —¿Qué quieres ahora? —Lo mismo de la primera vez —dijo Santiago—, no obstante, quiero que digas cosas bonitas de mi ciudad con tu estilo tan peculiar. —¿Si me niego? Santiago le ordenó a uno de sus escoltas que aprisionaran la mano de Alberto y la pusieran en la cama. —¿Recuerdas el mazo? —preguntó Santiago. —Sí —farfulló Alberto. —Pásame el instrumento —le ordenó Santiago a uno de sus hombres. El tipo le entregó un hacha. —¿Qué piensas ahora? —preguntó Santiago. Sin más remedio Alberto aceptó el trato y fue dotado de una máquina de escribir para hacer los artículos. Desde aquel momento, Alberto redactaba todas las noches como autómata los textos que le eran solicitados. También se le pidió que fungiera como escritor fantasma para escribir el primer libro de Santiago, el próximo gobernador.
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TAQUILLERO Breigner Torres
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l sonido rítmico y tedioso del golpe del sello sobre el papel, y el desliz para quitarlo y poner otro retumbaba en las paredes, haciendo un eco todavía más irritante, el banco acababa de cerrar y todos se habían ido. Miguel, que tenía que sellar recibos y otros papeles por, al menos, dos horas más, aparte de las ocho que eran obligatorias, todo por un sueldo menor al también reglamentario, se encontraba solo en su taquilla. “La vida es más oscura de lo que parece...” murmuraba con recelo. Miguel soñaba con ser poeta, tenía talento para hacerlo, sacaba versos sublimes de cualquier cosa o situación. Pero nunca nadie lo tomaba en serio ni a su poesía, un simple obrero de cuarta no podría ser un poeta en este mundo, y él lo sabía. “…, la opresión nos aplasta con suavidad…” seguía diciendo, pero ahora con una sonrisa burlona en sus labios. Su salario apenas alcanzaba para comer y pagar, a duras penas, el alquiler del apartamento que compartía con su esposa y su hija. No conocía alguien más infeliz que él mismo. “…, morimos asfixiados bajo el excremento de los altos…” sin darse cuenta ya había terminado. Salió y se fue a su
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casa. Pero sabía que tenía que terminar ese poema. Al otro día se presentó a trabajar, por la mañana había bastante afluencia de personas, mayormente burgueses que venían a depositar cheques con más ceros de los que él había manejado en toda su vida. “…. Cada pedazo de vida se transforma en miseria al nacer…” alcanzó a decir antes de ser interrumpido por la campanita en el mostrador. —Buenos días, señora, ¿en qué puedo ayudarle? —dijo maquinalmente sin siquiera ver a la mujer que estaba al otro lado de vidrio, sólo sabiendo que era mujer por su perfume caro pero repulsivo que llenaba el aire. —Señorita —corrigió la mujer—, quiero depositar este cheque a mi cuenta. Miguel tomó el cheque y notó que no tenía la firma del remitente, por lo tanto era inadmisible en el banco. —Señorita —resopló levantando la mirada, que inmediatamente se centró en una horrible verruga en la mejilla del rostro de su clienta—, no tiene la firma, no puedo recibirlo, busque la firma y vuelva. Siguiente —sentenció en voz alta. La mujer enfureció y armó un escándalo llamando la atención de los presentes, los cuales empezaron a lanzar insultos hacia Miguel. Éste enfureció
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finalmente y abandonó su puesto, salió por la puerta que separaba la sala de espera del banco con las taquillas. Avanzó hasta la mesa que estaba en el centro y se subió a ella. “… ¡Los demonios manejan nuestros corazones a su antojo!...” gritó a todo pulmón, señalando a los presentes, los cuales empezaron a salir indignados. “… ¡Ya no más, me opongo a ellos, me opongo a la tiranía! ¡Me opongo a servir como un esclavo de los altos! ¡Púdranse, oligarcas de mierd-…!” fue interrumpido por un guardia de seguridad que lo tomó por las piernas y lo tiró al suelo, empezó a darle patadas a hasta que Miguel quedó inconsciente. Fue despedido y con el tiempo lo echaron con su familia de su departamento por atrasarse con el alquiler. Su mujer lo dejó y se llevó a su hijo. Miguel murió en la miseria pero con un sentimiento de dignidad que lo mantuvo feliz.
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Ilustraciรณn: @Samitchas Samanta Juarez (Br)
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EN LA MIRA Y PLATO VACÍO
Mallu Adoryan (Br) “Mefazemser”, proyecto social “Coletivo R.U.A.S”
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En la mira MÁS UN CUERPO MENOS UNA VIDA MÁS UN@ SILENCIAD@ MENOS UN@ QUE GRITA EL PODER ROMPE, ESCONDE EL PODER ALEJA, EXCLUYE EL PODER MATA, NO EXTIENDE LA MANO EXTIENDE LA ARMA EN LA MIRA MÁS UNA VÍCTIMA OTRO CUERPO QUE CAE ¿QUIÉN REACCIONA? Y SI REACCIONAS ¿POR CUÁNTO TIEMPO LO HARÁS?
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Na mira MAIS UM CORPO MENOS UMA VIDA MAIS UM@ SILENCIAD@ MENOS UM@ QUE GRITA O PODER ROMPE, ESCONDE O PODER AFASTA, EXCLUI O PODER MATA, NÃO ESTENDE A MÃO ESTENDE A ARMA NA MIRA MAIS UMA VÍTIMA MAIS UM CORPO QUE CAI QUEM REAGE? E SE REAGIR ATÉ QUANDO VAI CONSEGUIR?
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Plato vacío Plato vacío en la mesa de l@s Que pasaron su vida como fugitiv@ Escondid@ de la orden Que estrangula Lo poco que se obtiene Del sudor que gotea Y la sangre que mancha Ni sabiendo lo que hizo Para merecer el abuso Y el desuso de este cuerpo Que no ofrece nada más La eliminación ocurre En la tumba más profunda Que sordo el grito De l@s que perdieron la vida Que ya no tenía más Una cara olvidada Más una historia perdida Más un cuerpo que cae Haciendo correr más rápido Y más rápido En los cuerpos enterrados Que pidió Que rogó para escapar Fugitivos de una vida que ofrece Sólo un plato vacío Por una vida llena De lo que nunca tuviste
Prato vazio Prato vazio na mesa de quem Passou a vida como fugitiv@ Se escondendo da ordem Que estrangula O pouco que se ganha Do suor que escorre E do sangue que mancha Nem sabendo o que fez Pra merecer tamanho abuso E do desuso desse corpo Que não oferece mais nada O descarte acontece Na cova mais profunda Que ensurdece o grito De quem perdeu a vida Que já nem tinha mais Mais um rosto esquecido Mais uma história perdida Mais um corpo que cai Fazendo a esteira correr Cada vez mais rápido Sob corpos soterrados Que imploraram Suplicaram para fugir Fugitivos de uma vida que oferece Só um prato vazio Para uma vida cheia Daquilo que nunca teve
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DEVENIRES Fabián Correa
Refugiadxs, desplazadxs Ilegales, de ambulantes recorren el mundo. Exiliadxs, desarraigadxs en la procura de¡¡Extrañadxs por la vida van!! Vivencias colectivas. Vivencia individual. Algo tendrá que cambiar. Errantes caminantes siempre hacia adelante y de la miseria escapar. Miseria por las bombas. Miserias por las guerras. Bélicas o Económicas. Miserias culturales. Miserias sociales. Miserias de inseguridad. O un sueño por lograr. Lograr vivir en paz. Lograr la Libertad. Lograr solidaridad. Poder sembrar un libro. Poder tener un árbol. Poder novelar un hije. Búsqueda, esperanza implacable de la humanidad. En la procura deDe un sitio mejor. Un sitio que poder llamar hogar. Tu lugar en el mundo en sana convivencia con la comunidad. Vivir de lo que te gusta.
Tu tierra para cultivar. Crear en tranquilidad. Rodeados de tus pares, Tus colegas, tus compañerxs. Nuestros afectos, ésos que comprenden nuestros defectos. Tu cómplice. Tu familia. Y no tener que correr más. Agonistas de la vida cada día somos más. Expulsadxs o refugiadxs. Del sistema o por las guerras. No hay fronteras en realidad, ni entre los países, ni entre las culturas, ni entre el corazón y la razón. Persecución azarosa de tan simple cosa, de tan simple ideal que por simple se vuelve tantas veces inasible aunque eso nuestra marcha nunca ha de socavar.
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MEMORIAS DE LUCHA Fabián Correa
Muchos años han pasado y la vida nos ha golpeado. Pero hemos resistido, al tiempo y al olvido en el camino, hemos perdido compañeres y amigxs que dieron su vida por un sueño, la anarquía. Fruto de un legado que se nos ha traspasado. Siempre recordamos a los héroes de Chicago. Los notorios y los no tanto. Al movimiento social conjugado. En apoyo mutuo y corazón solidario. La frescura y la vigencia de esa crítica al sistema. Ahora confirmado. La historia se repite. Los dados están cargados. Hemos retornado. Círculo vicioso. Designios del mercado. La mano invisible del capitalismo salvaje. Ahora renovado. Al neoliberalismo consagrado. El anhelo de libertad nunca ha sido olvidado. Símbolos de los pobres del mundo organizados. Lucharon por cambiar las condiciones de las relaciones sociales del proletario.
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Por querer buscar una forma más elevada de civilización. Donde los pobres no estuvieran subyugados por un sistema de salarios nefastos en beneficio del capital. Cayeron por pergeñar un camino para consolidar. El derecho a la vida, la libertad y el bienestar. Por combatir un sistema basado en privilegios De unos pocos sobre otros muchos. Condenados al cadalso en un proceso turbio. Guiado por millonarios, para aleccionar al pueblo. Que lo único que debe hacer es obedecer y estar callado. Esos que han expropiado el fruto de la riqueza de lxs que la hemos generado. Robandonos impunemente erigen grandes fortunas. Siempre amparados en sus tan queridas leyes. Porque ley y capital resultan la misma cosa. Esa es la lógica tramposa de su tan alabado Estado. Fueron acallados por el simple hecho de ejercer su derecho de expresión, por el libre pensar, por imaginar un futuro mejor. Por ser enemigos del orden establecido.
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Y cuando llegó la hora los condenados del pueblo. Salieron de sus celdas sonrientes y preparados. Los cuatro. Sabiendo en sus conciencias que sus ideas y no ellos era lo que había sido juzgado. Dicen que Spies, Fischer, Engel y Parsons, en el momento de ser colgados, gritaron: “¡Hurra por la Anarquía! Entonces se siente un ruido, cede la trampa y los cuerpos se precipitan al aire. Pareciera que todo ha terminado. Pero no es tan así, la semilla se ha plantado, un mojón se ha marcado. En la historia y la memoria de lxs oprimidxs. Del proletariado, viendo la crueldad, la mentira. Del enemigo de clase cuando es desafiado. Señales de duelo, flores de seda roja por los compañeros sacrificados. Muchedumbres reunidas despiden a los mártires del proletariado. Lirios y clavelinas, crespón negro. Marcando ocaso. El ocaso de los tiempos. Que tanto ansiamos. El Ocaso. Promesa de nuevo amanecer. Ese renacer que estos y otres caídos, Tantos y tantas olvidados/as. Con sus luchas nos han señalado. Un camino a ser transitado.
“Si la muerte es la pena correlativa a nuestra ardiente pasión por la libertad de la especie humana, entonces, yo les digo muy alto, disponed de mi vida”. -Adolfo Fischer. En memoria de los mártires de Chicago… y por tantos y tantas otres olvidados/ as.
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PERSONAL Editor.
Maximo Panclasta: editorial.ocaso@gmail.com
Escritores. Mallu Adoryan: luiza_adoryan@hotmail.com Servando Clemens: servando_810209@ outlook.com Breigner Torres: breignertorres@gmail.com León Darío Fabián Correa Angel Moreno
Directores de arte.
Maximo Panclasta: editorial.ocaso@gmail.com
Factotúm.
Jorge Aroca: deoptdnen_008@hotmail.com
Diseño.
Jorge Aroca: deoptdnen_008@hotmail.com David Martinez: editorial.ocaso@gmail.com Máximo panclasta: editorial.ocaso@gmail.com
Colaboradores.
Diego Villalba• David Martinez • Sebastián Lemba • David Montaña • María José Castellanos • Violeta Fernández • Alelí Escasany • Zine Mefazemser • Coletivo R.U.A.S.
Propuestas.
Son bienvenidas todas las sugerencias y propuestas en cuanto a textos (ensayos, cuentos, poemas, críticas, reseñas, etc.) fotografías e ilustraciones. Si deseas hacer parte del equipo de colaboradores o tienes alguna duda, sugerencia, reclamo puedes enviarnos un mensaje o una muestra de tu trabajo al correo de la editorial: editorial.ocaso@gmail.com
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David Martinez
MĂĄximo Panclasta
Ilustrador
Editor
Breigner Torres
Jorge Aroca
Escritor
DiseĂąador
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Michael Schwab
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Oscar Neebey