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Responsabilidad Social como forjadora de lealtad

RESPONSABILIDAD SOCIAL

COMO FORJADORA DE LEALTAD

Hoy, el legado verdadero está ligado a un compromiso para generar bienestar social y contribuir a la conservación del entorno natural.

Por: Lizette Weber

A pesar de que la pandemia por COVID-19 derivó en retos, daños y crisis económica, una de las consecuencias positivas es que muchas empresas y marcas comprendieron que la sostenibilidad y la responsabilidad social hoy son imprescindibles.

Aquellas marcas que lo tomen en serio, que trasladen sus palabras a la acción y logren convertir las buenas intenciones en resultados medibles, serán aquellas que tendrán éxito en sus negocios, se posicionarán mejor y crearán lazos de lealtad.

La frase “hacer el bien”, a nivel social y medioambiental, es un compromiso cada vez más común para tomadores de decisiones de marcas de diferentes tamaños, en distintos sectores y países. Hoy, las estrategias además de buscar hacer crecer un negocio tienen que contribuir de alguna forma al fortalecimiento de los derechos humanos, sociales, laborales y a la conservación del medio ambiente.

Según informes de la empresa de consultoría Deloitte, una compañía socialmente responsable debe fundamentar sus valores y compromisos en premisas como: • Responsabilidad en todas las operaciones y transparencia hacia sus grupos de interés • Alineamiento de sus objetivos con las demandas de la sociedad • Compromiso con la innovación y la mejora continua en sus actuaciones • Respeto al medio ambiente • Diálogo de equidad • Comunicación constante para generar confianza en la sociedad • Compromiso con los clientes

Sin duda, el mayor reto para las marcas es tener el temple, la humildad y valentía de escuchar a sus audiencias para recibir críticas que los motiven a ser mejores y atiendan de manera puntual las relaciones y demandas de clientes actuales y potenciales.

Finalmente, lo que garantiza la longevidad de una marca es tener creatividad y congruencia para generar confianza y, de esta manera, sobresalir en un mercado lleno de opciones y generar competitividad, lo que se traducirá en resultados medibles.

Las empresas socialmente responsables aportan una serie de beneficios a la sociedad que contribuyen a su sostenibilidad, la mejora de su imagen y al aumento de la confianza por parte de los inversores; en definitiva, a generar valor compartido.

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