Reportajes de Aleph Vol. II
Reportajes de Aleph Vol. II Presentaci贸n, selecci贸n y edici贸n a cargo de Carlos Alberto Ospina H.
Carlos-Enrique Ruiz
© Universidad de Caldas -Comité Editorial Título: Reportajes de Aleph Vol. II Autor: Carlos-Enrique Ruíz Restrepo Primera edición: Manizales, abril de 2016 Derechos reservados por la Universidad de Caldas para la primera edición, prohíbida su reproducción total o parcial. ISBN: 978-958-759-114-9
Presentación, Selección y Edición: Carlos Alberto Ospina H.
Editorial Universidad de Caldas E-mail: produccion.editorial@ucaldas.edu.co Apartado aéreo: 275 Teléfono: (57+6) 8781500 Ext. 11106 Manizales —Colombia
Preparación editorial: Editorial Universidad de Caldas Dirección Editorial: Luis Miguel Gallego Sepúlveda -Editor Coordinación Editorial: Jorge Iván Escobar Castro Diseño y diagramación: Luis Osorio Tejada Diseño de Portada: Paola Fernanda López Valencia -estratosfera.com Imagen de portada: “El Quijote”. Dibujo a marcador de Guillermo Botero G. Carátula Aleph, N° 84, año XXVII, enero/marzo de 1993
Catalogación en la fuente, Biblioteca Universidad de Caldas Ruíz Restrepo, Carlos Enrique Reportajes de Aleph / Carlos-Enrique Ruíz; Presentación, selección y edición Carlos Alberto Ospina H. – Manizales: Universidad de Caldas, 2015. 716 páginas. ISBN: 978-958-759-112-5 Revista Aleph – Colecciones de escritos / Crónicas periodísticas / Crónicas periodísticas – América Latina / Reportajes periodísticos – América Latina / / Literatura latinoamericana – Historia y crítica / Título / CDD 070.44/R934
Contenido
Aleph conversa con el mundo. Carlos Alberto Ospina H. - 13 -
Teatro y Cultura. Enrique Buenaventura, Santiago García, Gilberto Martínez, Carlos Duplat, Felipe Escobar y Ricardo Camacho - 25 -
Cuestión cultural en Manizales. Félix Henao Toro, Rodrigo Ramírez Cardona y Jaime Eduardo Jaramillo - 53 -
La poesía de Matilde Espinosa de Pérez - 77 -
Jorge Alí Triana. Vigencia cultural de Bertolt Brecht en Colombia - 85 -
Guillermo Arcila Arango. Psicoanálisis y Universidad - 97 -
José Vélez Sáenz o el mismísimo rebelde - 111 -
Adel López Gómez. Lo aldeano en la literatura - 127 -
Juan Bautista Jaramillo Meza. Poeta protagonista de un acontecer cultural - 139 -
Jacques Gilard. Gabriel García Márquez, hombre comprometido y escritor nostálgico - 153 -
Humberto Jaramillo Ángel –Juan Ramón Segovia. La literatura como oficio - 167 -
Gordon Brotherston, de la Universidad de Essex, Inglaterra. Posibilidad de una literatura latinoamericana - 181 -
Iván Cocherín, caminante poeta de todas las vidas - 199 -
Rubén Sierra Mejía, Guillermo Hoyos V. y Rubén Jaramillo V. Entre la tradición filosófica y la literatura - 221 -
Octavio Paz, en España dice - 239 -
José Antonio Jiménez Salas. “Nunca sentí la necesidad de amores ni de sonetos nuevos” - 257 -
Leopoldo Zea y Jaime Vélez Sáenz. Actualidad de Ortega y Gasset (1883-1955) - 289 -
José María Valverde - 299 -
Rafael Humberto Moreno Durán - 333 -
Rafael Gutiérrez Girardot - 345 -
¿Qué opinión tiene ud. sobre la personalidad y la obra de don Miguel de Unamuno? - 357 -
Manuel Andújar - 393 -
Manuel Enríquez - 407 -
José Luis Cuevas - 419 -
Luis Cardoza y Aragón - 429 -
Carlo Federici-Casa - 443 -
Tres momentos de un mismo diálogo, en la República Checa, tierra de Comenius - 465 -
Emma Reyes, una mujer que respeta sólo lo vivido - 485 -
Paul Holdengräber, el libro en debate por el conocimiento - 515 -
Pedro Lastra, poeta de la penumbra y la dicha - 533 -
Miguel León-Portilla. Historiador indigenista en la flor y el canto - 551 -
María Esther Aguirre-Lora. Educadora de pensamiento libre - 571 -
Valentina Marulanda en la encrucijada de música y pensamiento - 607 -
Darío Valencia-Restrepo: sensibilidad en música, letras e ingeniería - 625 -
Jorge Arias de Greiff: librepensador en la ciencia y en la vida - 649 -
José-Félix Patiño y el compromiso universitario - 677 -
Moisés Wasserman-Lerner: científico, académico, librepensador de voz pública - 701 -
Aleph conversa con el mundo. Carlos Alberto Ospina H.
En el año de 2007 la Universidad de Caldas editó un primer volumen de Reportajes de Aleph, en el que se recopilaron 33 reportajes de los aparecidos hasta ese año en una de las secciones emblemáticas de la revista Aleph (Manizales), que en el presente año cumple 50 años de su primer número, y posterior publicación ininterrumpida a partir del segundo. La sorprendente supervivencia de esta valiosa revista cultural es debida al esfuerzo heroico y amoroso de su director y autor de los Reportajes, Carlos Enrique Ruiz, y su compañera de siempre Livia González. Es un notable acontecimiento registrar la permanencia de una labor cultural por tantos años, y lo es de manera admirable sobre todo porque aunque surgió al amparo de la Universidad Nacional de Colombia (Sede Manizales), muy pronto dejó de contar con ese y con cualquier otro respaldo institucional, por lo que desde los primeros números hasta ahora es sostenida por sus fundadores, lo que paradójicamente ha garantizado su continuidad. La edición del presente volumen de Reportajes se hace con el apoyo de la Vicerrectoría de Extensión y la Facultad de Artes y Humanidades -Departamento de Filosofíade la Universidad de Caldas y es una, entre varias, de las contribuciones con las que nuestra Universidad se vincula desde ya a los eventos conmemorativos de un hecho - 17 -
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tan significativo para la cultura regional y nacional, como el que representa Aleph. Se trata de una publicación salida y sostenida desde la provincia, pero que es reclamada con expectativa por los centros de investigación cultural y bibliotecas públicas y universitarias de todo el mundo. Sus lectores se han reportado no solamente en Europa, Latinoamérica y Estados Unidos, sino también en África, India, Rusia, Hungría, Ucrania, Finlandia y en el Medio y Lejano Oriente. Dado además, el carácter especializado que hoy han tomado las publicaciones universitarias, la Universidad como institución cultural ha perdido presencia entre la ciudadanía, y el discurso académico se aleja cada vez más del común de la gente, a quien se supone también debería formar e influenciar con valores culturales de primer orden. En mucha medida Aleph ha llenado con brillo ese vacío en cuanto a publicaciones culturales en el país, y también como aporte a mantener fortalecido el vínculo de la cultura universitaria con los ciudadanos del país y del mundo, interesados en la formación de la persona y en los valores culturales y humanísticos. Todo ello debido a que no obstante ser la revista Aleph dirigida, patrocinada y editada por la persona de Carlos Enrique Ruiz y su esposa Livia González, siempre se ha hecho con un marcado espíritu universitario, que le ha imprimido su director, poeta, humanista, maestro y reconocido universitario de tiempo completo. Al recuperar documentos como las entrevistas realizadas a personajes de la historia cultural de nuestro país y del mundo, se hace como aporte al reconocimiento de muchas figuras que le dieron y han dado forma a nuestra identidad cultural, y se constituyen en fuentes de investigación del pensamiento científico y humanístico, a las que pueden - 18 -
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acudir expertos y las jóvenes generaciones de investigadores de nuestra historia cultural. El presente volumen contiene 36 entrevistas realizadas entre 1974 y este año 2016 y complementa, como ya se dijo, el volumen I editado por la Universidad de Caldas en 2007. Toda conversación establece una relación que resulta más rica cuando el propósito inmediato no es el de que el personaje enseñe algo de lo que él domina, lo cual es más propio verlo en su obra, sino cuando nos permite conocerlo a él como la persona que es y desde esta nueva perspectiva aprendemos otras cosas. De esa manera aprendemos, por ejemplo, diversos modos de ser y sentir las cosas, tal como ocurre en la vida misma, por ello el conjunto de reportajes aquí reunidos y los del primer volumen nos permiten, como en el mundo real, encontrarnos con un numeroso grupo de personajes de diferentes épocas, de distintos gustos y sentires que gracias a Aleph se dan cita y se reúnen en el suelo común de la creación y el cultivo de las artes, la ciencia y el humanismo. Octavio Paz dice, con palabras que aparecen en este libro, que “hablar es convivir, vivir en un mundo que es este mundo y sus trasmundos, este tiempo y los otros: una civilización”; es convivir porque es vivir el mundo propio y el ajeno, lo que significa encontrarnos con otros modos de ver las cosas que se asoman en el habla coloquial y espontánea o en la palabra más estructurada de las personalidades que aparecen en estas entrevistas: el artista, el escritor, el científico, el investigador, el filósofo, el poeta o el académico. También es vivir acontecimientos ya pasados que constituyen en mucha medida el alma del presente, y al ser relatados en la conversación, en el testimonio de quienes los gozaron o sufrieron o en la crónica, se siente como si uno en verdad los hubiese vivido. Es justo eso lo que acontece - 19 -
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con el reconocimiento del propio pasado, tanto el aldeano como el cosmopolita; el propio y el extraño. En un caso por la pertenencia de esas personalidades a nuestro entorno familiar y cotidiano, por ejemplo, de los escritores de nuestra tierra, José Vélez Sáenz, Adel López Gómez, Juan Bautista Jaramillo Meza, Iván Cocherín o Humberto Jaramillo Ángel y, en otro caso, por la vinculación de autores que desde muy diversos países del mundo fueron protagonistas de momentos clave de la cultura del siglo XX y comienzos del XXI o fueron testigos de ellos, o estuvieron cerca de quienes lo fueron o, en otros casos, porque los entrevistados evocan con sus opiniones el talante personal y actualizan las ideas de autores, y reviven sucesos y hechos de valor para la educación y la cultura. Aunque en general la revista Aleph nos hacen sentir ciudadanos del mundo cuando acoge en su casa, hecha de imágenes y palabras, a personalidades muy conocidas unas, otras menos, de las letras, el pensamiento, las ciencias y las artes, son sus reportajes los que de manera admirable vuelven mucho más acogedora su estancia, cuando nos hacemos partícipes del encuentro entre dos personas que intercambian impresiones, pero donde el reportero no intenta lucirse, ni imponer sus puntos de vista porque busca de la manera más considerada que su entrevistado hable de su vida y obra en aquellos aspectos que puedan aportar una enseñanza, una clave de comprensión de algún asunto o, en todo caso, cualquier señal para que las cosas humanas sean mejores. Ello significa que los reportajes no tienen la estructura monologal del discurso académico o del de la ciencia, sino dialogal propio del encuentro con personas que han sido protagonistas de momentos fundamentales de la cultura regional, nacional o mundial. De ahí que la transcripción de esas - 20 -
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conversaciones en la revista Aleph adquirió ya una fuerza documental especial para la cultura, que nos mueve a publicar una amplia selección de ellas en este libro, como fue también la motivación para la edición del primer volumen de Reportajes y del cual es su complemento. Carlos Enrique Ruiz, el reportero, desde joven, durante las primeras épocas de la revista mostró un interés apasionado por la cultura hispanoamericana que no desaparece pero que con el transcurrir del tiempo ha ido atenuando, para dar importancia por igual a las manifestaciones culturales de todo el mundo con énfasis en lo humanístico. Por eso aprovecha cada oportunidad que tiene, cada viaje a otra ciudad u otro país, cada conferencia, seminario o foro donde tenga noticia de la asistencia de una personalidad del mundo de las letras, la cultura, el arte o la ciencia que le interese, para tratar de entrevistarlo; cada vez echando mano de los recursos que con el correr del tiempo va dispensando la tecnología, al comienzo de grabadoras de gran tamaño y ahora de los diminutos y más avanzados recursos de grabación y fotografía, pero siempre con una libreta de apuntes y una insaciable disposición a saber qué piensa tal o cual personalidad de la educación, de la universidad, de la investigación, de la situación del hombre de ahora y para el futuro, etc. Desde el volumen I se advierte que la mayoría de entrevistas consiste en la usual formulación de preguntas y las respuestas del entrevistado. Un momento en que ello no fue posible, tanto por el personaje como por la dimensión del acto, ocurrió cuando Octavio Paz recibió el premio Cervantes en Madrid en abril de 1982, acto al que asistió Carlos Enrique Ruiz. Aprovechó, entonces, para grabar la mayoría de las intervenciones espontáneas de Octavio Paz surgidas en un coloquio con escritores españoles ante el asedio de sus preguntas. De la - 21 -
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cuidada transcripción hecha por Carlos Enrique Ruiz quedó el sorprendente testimonio que decidimos incluir aquí bajo el título de “Octavio Paz, en España dice”. Otra modalidad de presentación es el registro en forma de crónica de la conversación sostenida con algunos de los entrevistados, como sucede con los escritores de la comarca José Vélez Sáenz, Adel López Gómez e Iván Cocherín. Las acompaña el encanto del relato que evoca momentos significativos de la vida personal del escritor, de algunos momentos del acontecer cotidiano y del ambiente cultural de la región de la primera mitad del siglo XX; la de Iván Cocherín es particularmente singular por la significación personal que tuvo para el cronista. También merece una mención muy especial la que se refiere al escritor Humberto Jaramillo Ángel (Juan Ramón Segovia) porque terminó siendo una admirable semblanza que combina el registro biográfico del cronista con sentidas alusiones autobiográficas del escritor. En otras ocasiones se acude a la técnica de formular cuestionarios acerca de una personalidad, un tema o un acontecimiento cultural que para su momento resulta actual, con los que se sondea la opinión de conocedores o de los mismos protagonistas. Tal fue el caso del primer reportaje que aparece en el libro, en el que los más reconocidos directores teatrales colombianos de los años 70 y 80 (Nicolás Buenaventura, Carlos Duplat, Santiago García, Gilberto Martínez y Ricardo Camacho) se refieren a las relaciones entre teatro y cultura en el marco del V Festival Latinoamericano de Teatro, celebrado en Manizales entre el 3 y 12 de octubre de 1973. Resulta admirable con qué pasión y convencimiento se consideraba que el verdadero sentido del teatro y del arte en general se lo daba el cumplimiento de una tarea política emancipadora, muy a tono con los - 22 -
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intereses y el ambiente revolucionario de la época que se respiraba en todo el mundo y particularmente en América Latina. En la década de los 70 el movimiento estudiantil colombiano fue especialmente activo y protagónico de muchos cambios y grandes movimientos de protesta contra el bipartidismo y la defensa de la autonomía universitaria, la libertad de cátedra y la adecuada financiación de la educación superior; este último ha sido el motivo de un constante reclamo a través de la historia de nuestras universidades públicas. También se vivió la expansión de la Universidad privada, lo mismo que la aparición de los estudios de la nueva historia de Colombia que enfrentaba seria y críticamente la imagen de un pasado construido artificiosamente solo por quienes siempre han tenido el poder. La misma técnica del sondeo de opinión fue utilizada en los reportajes “La cuestión cultural en Manizales” (Félix Henao Toro, Rodrigo Ramírez C. y Jaime Eduardo Jaramillo); “Entre la tradición filosófica y la literatura” (Rubén Sierra Mejía, Guillermo Hoyos V. y Rubén Jaramillo V.); “Actualidad de Ortega y Gasset (1883-1955)” (Leopoldo Zea y Jaime Vélez Sáenz) y “¿Qué opinión tiene usted de la personalidad y la obra de don Miguel de Unamuno?”, interrogante que en 1986 respondieron numerosos escritores españoles y colombianos. Algunos que conocieron personalmente a Unamuno, entre ellos José Prat García quien fue su secretario privado en 1932 cuando él fue director del Ateneo de Madrid. Es natural que cada personaje se asome en la conversación de acuerdo con su oficio, con su modo de sentir la vida y de vivirla, por ello las diferencias y los contrastes aparecen en beneficio de un conjunto rico de experiencias y de vidas, cada una de las cuales activan en el lector distintas emociones y muchas enseñanzas. Que la poesía se exprese no es lo mismo que lo haga la ciencia, la academia, - 23 -
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el escritor de oficio, el pintor, etc., por eso la poeta Matilde Espinosa se refiere al “río Páez” como “un dios solemne y terrible que agrega muchos enigmas a los que son propios de los moradores” de Tierradentro donde transcurrió su infancia. Que la vida lo haga también es distinto y la pintora Emma Reyes lo confiesa cuando dice que “me falta formación cultural para poder ejercerme de escritora. Suelo hablar y hablar. Pude haber sido una especie de trovador del medioevo que iba por los caminos diciendo sus cosas y así levantaba la comida”. Pero estas palabras, dichas en la entrevista ofrecida en su casa de Bordeaux (Francia) en 1999, cuatro años antes de su muerte, fueron gratamente desmentidas por la reciente publicación de algunas de sus fascinantes cartas enviadas durante años a su amigo Germán Arciniegas en “Memorias por correspondencia”. Sabemos también que en el archivo de la revista Aleph existe correspondencia con su director Carlos Enrique Ruiz que merecería hacerse conocer pronto, igual que la totalidad de otras conversaciones que sostuvo con ella. Llama la atención que una gran mayoría de los entrevistados sienten gusto en confesar que alguna vez de jóvenes fueron rebeldes, hasta los más conservadores, como si fuese una cualidad exclusiva de cada uno y no una manifestación muy propia de la condición humana que sale a relucir sobre todo en ese momento de la vida. Quizás merezca más consideración el cultivo de una fina sensibilidad estética, como la de Valentina Marulanda y de la crítica y el libre pensamiento, presentes, entre otros, en Rafael Gutiérrez Girardot, el único quien también aparece con una entrevista en el primer volumen, Rafael Humberto Moreno Durán, Rubén Sierra Mejía, Darío Valencia, Jorge Arias de Greiff y Moisés Wasserman, o de la presencia ejemplar de maestros como Guillermo Arcila, Carlos Federici y José Félix Patiño. - 24 -
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Esta es una rápida mención de algunos nombres que corresponden a personalidades, varias ya desaparecidas, de las tantas que figuran en las 36 entrevistas seleccionadas para este libro que han tenido relación personal con Carlos Enrique Ruiz, cuando no una entrañable amistad. De qué tipo es la relación se puede ver en las palabras introductorias a cada entrevista, muchas de las cuales no se reducen a ser una simple presentación protocolaria del entrevistado, sino que señalan una cuidadosa preparación del encuentro y son la recreación del contexto en que se da y una evocación del momento preciso en que ocurre. El cierre siempre es discreto, quizás con un corto y oportuno comentario sobre las calidades personales del invitado, de las reflexiones que suscitó sobre el arte, la educación, la ciencia, la cultura o el humanismo, pero donde es manifiesta la emoción que despierta haber conversado con el amigo o con todo un personaje, reconocido o no, cuya conversación siente que enriqueció sus propias experiencias, actitud muy propia de la generosidad personal y la consideración que tiene Carlos Enrique Ruiz con los creadores y defensores de la cultura. Aunque quizás él también comprenda que en la vida real nos encontramos con personas que agradan y otras que desagradan, pero cuando no media una charla, ni median las palabras, muchas veces no sabemos claramente las razones, simplemente ajustamos nuestros actos y actitudes de acuerdo con ese tejido de relaciones, sin mayor modificación de nuestro modo de ser. En una conversación, en cambio, aunque no estemos de acuerdo con la persona entrevistada, con lo que dijo o no, cuando ella comparte sus opiniones nos permite identificarnos, afirmarnos o distinguirnos, vale decir, nos ayuda “a ser cada uno lo que es”.
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Gadamer decía que sólo en la conversación pueden encontrarse los amigos y crear ese género de comunidad en el que cada uno es lo que es. El presente libro es una invitación a pasar a la morada Aleph, cuya edición se hace en homenaje a los 50 de años de iniciada su construcción, para encontrar a muchos de los tantos amigos de la casa y participar de la conversación que su director Carlos Enrique Ruíz sostiene con ellos, de manera que nos percatemos de la pluralidad que caracteriza la revista Aleph, donde todas las tendencias, figuras y temas de la cultura tienen cabida por igual con la única condición de que promuevan el gusto estético, el amor y la pasión por el saber, y, en últimas, que cultiven con sus creaciones lo mejor de la condición humana. Carlos Alberto Ospina H. Universidad de Caldas Departamento de Filosofía
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Este libro se termin贸 de imprimir en el mes de abril de 2016 en Matiz Taller Editorial Manizales - Colombia La edici贸n consta de 500 ejemplares impresos.