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SALUD EMOCIONAL
LIBERTAD
Realización: Azucena Avilés
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En base a mi experiencia, te voy a compartir parte de cómo el miedo se convirtió en mi fortaleza.
Un día, decidí salir en busca de mi espacio, tuve la necesidad de buscar mi independencia, de tener un lugar que yo pudiera decorar, pintar, entrar y salir cuando quiera; busqué un lugar el cual pudiera rentar y dejé la casa de mis padres, algo en lo que ellos no estaban muy de acuerdo, aun así, me fui.
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Dentro del espacio que construí para apapacharme, estaba una ventana no muy segura, pues carecía de rejas de protección (por cuestiones de inseguridad de la colonia en la que vivía); en una ocasión recibí la visita de uno de mis hermanos, que al ver esa ventana decide colocar la reja, dentro de su preocupación me regaló un arma tipo juguete, al dármela, sus palabras fueron “el arma no sirve para dañar a nadie, pero hace ruido como si de verdad sirviera”.
A los días, después de regresar de la primera comunión de mis sobrinos, llegé a mi casa como a las ocho de la noche aproximadamente, cerré las rejas del portón, que estaban exageradamente pesadas, para después entrar a mi cuarto, cuando de pronto las luces se apagaron, sin dudarlo y sin saber lo que estaba pasando, tomé el juguete en forma de pistola, di unos pasos hacia la puerta del cuarto, al mismo tiempo vi la silueta de aquel hombre alto y robusto.
Un extraño había entrado a mi casa, al parecer él estuvo en la parte superior de la casa y en cuanto me vio entrar, él bajó las pastillas del tablero y mi casa quedó en total obscuridad, me quedé parada bajo el marco de la puerta del cuarto, cuando escuché su voz decir “no grites o te mato”.
Mi primera reacción fue no moverme y al mismo tiempo me aseguraba de sostener aquel juguete que bajo aquella oscuridad no podría mostrar, el sujeto se acercó tan rápido como un parpadeo, se percató de lo que sostenía entre mis manos, con aquella agilidad se colocó detrás de mí, con una mano tapaba mi boca para que no gritara y con la otra trataba de quitarme aquello.
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Desconozco el tiempo que pasó del forcejeo, en ese momento pensé que si yo soltaba el juguete perdería ventaja y entendí que era mi protección, en ese momento sentí como un objeto puntiagudo tocaba mis costillas, “no quité el dedo del gatillo” y disparé aire, como te dije, solo era un juguete de material pesado que imitaba el sonido de un disparo.
En ese momento, el sujeto se alarmó, soltó aquel objeto que llevaba y con sus dos manos trató de quitarme el juguete, dentro de todo el miedo que sentía, grité; grite con miedo, lance un suspiro largo y con toda mi fuerza lo fui llevando hacia la puerta de la casa, al verlo fuera de ella solté el juguete, de inmediato lo tomó y disparó frente a mi cara, ahora sabes que no me pudo dañar físicamente, aunque seguramente el creyó lo contrario en ese momento y saltó la barda de protección huyendo.
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Mi primera decisión fue quedarme en esa misma casa, no pase ninguna noche fuera de ella, dormía con miedo, pero no dormía sola, mi mamá se quedó a dormir varias noches. Mi primer pensamiento después de haber tomado la decisión de seguir ahí fue, si me regreso a casa de mis padres, “el miedo se irá conmigo, no importa lo lejos que vaya”, si enfrentaba la situación en vez de huir, era más probable que pudiera hacer frente a los miedos que estaba sintiendo, y así fue y me quedé.
A los días, tuve de compañía a un perro hermoso de hocico temible, yo lo alimentaba, le daba cariño y él me llenaba de paz y seguridad. La casa era rentada por lo que me tuve que mudar tiempo después. Los cambios que podamos hacer para nuestro bienestar siempre serán buenas decisiones.
La vida no es siempre como la esperamos, a veces nos sorprende de tal manera que nos enojamos y renegamos por esa parte que nos toca vivir, también nos regala oportunidades, de las cuales se aprende y decidimos qué hacer con lo aprendido. En cada decisión que tomamos vamos entrenando los músculos de la confianza y la valentía, de tal manera que el miedo va desapareciendo de nuestro organismo.
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Te recomiendo qué, siempre que quieras trabajar el miedo, lo hagas de la mano de un psicólogo y a su vez trabajes la confianza en ti. Al confiar en nosotros mismos, finalmente comprendemos que la vida no suele darnos lo que queremos, pero siempre nos da lo que necesitamos para aprender, basta con echar un vistazo a nuestra historia personal. Quiero decirte que vencer el miedo no es fácil, pero tampoco imposible.